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“Elegimos este modelo educativo porque tiene mucho que ver con la

naturaleza del trabajo profesional del médico, que requiere una serie de
habilidades que no se adquieren en el aula, sino que requiere experiencias
profesionales precoces, líneas de reflexión y de búsqueda de conocimiento
muy activas, ya que en el campo de la medicina se observa una rápida
obsolescencia del conocimiento. Esto hace que nosotros necesitemos crear
condiciones para que el alumno aprenda a aprender”, explica el decano del
Departamento de Ciencias de la Salud, Dr. Mario Rovere.

la experiencia de campo en los servicios de salud se complementa con la


“práctica reflexiva”. Es decir que, por un lado, los alumnos observan cómo
se hace y practican en base a eso y, por el otro, a partir de lo que ven,
tienen un espacio para discutir con el docente sobre cómo podría hacerse
mejor. “Los talleres prácticos reflexivos sirven para comentar las
experiencias que los alumnos tienen en el terreno y de qué manera se
pueden solucionar las problemáticas a través de un análisis exhaustivo. La
idea es que, al ser ajenos a esos ámbitos, puedan distinguir ciertas
falencias que los que están habituados a ese espacio no son capaces de
reconocer”  aclara Lourtau.

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