Personalmente, el libro me gustó mucho, a pesar de que se traten
problemas de nuestra cruel realidad. Esta obra nos muestra que lo
importante es seguir luchando a pesar de los obstáculos que nos presenta la vida, en este caso la enfermedad SIDA. Ezequiel dice algo como que a partir de que se dio cuenta de que no le queda mucho tiempo de vida, decide empezar a disfrutar de los pequeños detalles que solemos pasar por alto, ya que pensamos que tenemos toda una vida por delante. Él muy bien lo resume en una corta frase:
Ninguna enfermedad te enseña a morir. Te
enseñan a vivir. A amar la vida con toda la fuerza que tengas. A mi el SIDA no me quita, me da ganas de vivir.