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Alumna:
Osuna Hernández Guadalupe
Unidad de Aprendizaje:
Endodoncia Básica
Capítulo 3. Selección del caso clínico y
planificación del tratamiento
Enfermedad cardiovascular
Los pacientes con afecciones cardiovasculares son vulnerables al estrés físico
o emocional durante el tratamiento dental. Los pacientes deben estar siempre
informados sobre su estado de salud actual es por ello que se está en
constante comunicación con su médico general antes de llevar acabo cualquier
intervención odontológica.
Es por ello que se toman las siguientes indicaciones:
Los pacientes con síntomas de angina inestable o que han sufrido un IM
[infarto de miocardio] en los últimos 30 días (categoría principal de
riesgo) no deben recibir atención dental electiva.
El uso de vasoconstrictores en anestésicos locales plantea posibles
problemas en pacientes con cardiopatía isquémica. En estos pacientes
pueden utilizarse anestésicos locales sin vasoconstrictores, en caso
necesario. Si fuera preciso administrar un vasoconstrictor, los pacientes
con factores de riesgo clínicos medios (p. ej., antecedentes de IM sin
síntomas isquémicos) y los que tomen β- bloqueantes no selectivos
pueden recibir de forma segura hasta 0,036 mg de adrenalina (dos
carpules con un contenido de adrenalina de 1:100.000) en una cita.
En pacientes con riesgo más elevado (p. ej., los que han sufrido un IM
en los últimos 7-30 días y padecen angina inestable), el uso de
vasoconstrictores debe abordarse con el médico.
Los vasoconstrictores pueden interaccionar con algunos fármacos
hipotensores y solo se deben prescribir tras consultar con el médico del
paciente. Los anestésicos locales con mínimos o ningún vasoconstrictor
suelen ser adecuados para los procedimientos endodóncicos no
quirúrgicos.
El paciente con determinados estados cardíacos puede ser susceptible a
la infección en o cerca de las válvulas cardíacas, causada por una
bacteriemia. Esta infección se conoce como endocarditis infecciosa o
endocarditis bacteriana, y puede resultar fatal.
El American College of Cardiology y la American Heart Association
(AHA) Task Force on Practice Guidelines publicaron en 2008 una
actualización de sus recomendaciones previas, centradas en la
endocarditis infecciosa. Estas directrices establecen que la «profilaxis
contra la endocarditis infecciosa resulta razonable para los siguientes
pacientes con un riesgo máximo de resultados adversos por una
endocarditis infecciosa que se sometan a intervenciones odontológicas
en las que se proceda a la manipulación del tejido gingival o de la región
periapical de los dientes o a la perforación de la mucosa oral: pacientes
con prótesis valvulares cardíacas o material protésico utilizado para la
reparación de válvulas cardíacas, pacientes con endocarditis infecciosa
previa y pacientes con cardiopatías congénitas.
El uso de la cobertura antibiótica propuesta antes de los procedimientos
dentales conlleva una tasa de complicaciones baja entre los pacientes
de alto riesgo. Por lo tanto, el odontólogo debe interrogar a los pacientes
sobre su cumplimiento de la cobertura antibiótica profiláctica prescrita
antes del tratamiento endodóncico. Si el paciente no ha tomado
antibióticos de acuerdo con la recomendación, pueden serle
administrados hasta 2 h después del procedimiento. Se considera que
los pacientes con válvulas cardíacas artificiales son altamente
susceptibles de desarrollar una endocarditis bacteriana. Por tanto, es
esencial la consulta con el médico del paciente acerca de la
premedicación antibiótica.
La presentación de una insuficiencia cardíaca aguda durante un tratamiento
dental estresante en un paciente que padece enfermedad valvular importante e
insuficiencia cardíaca o la aparición de una endocarditis infecciosa son dos
trastornos que pueden poner en peligro la vida del paciente. La evaluación
cuidadosa del historial clínico del paciente, que incluya la situación cardíaca, el
empleo profiláctico de antibióticos apropiados y las estrategias que reduzcan el
estrés, minimizarán los riesgos de secuelas cardíacas graves.
Entre odontólogos y médicos está extendida la creencia de que el tratamiento
anticoagulante oral en el que los pacientes toman fármacos como la warfarina
debe suspenderse antes del tratamiento dental para evitar complicaciones
hemorrágicas graves, especialmente durante y después de tratamientos
quirúrgicos. El ácido acetilsalicílico es un fármaco utilizado con frecuencia
como anticoagulante diario, sin supervisión del médico. Los estudios clínicos no
avalan la retirada rutinaria de los anticoagulantes antes del tratamiento dental
en pacientes que los toman.
Cuando los pacientes explican que toman anticoagulantes, pueden beneficiarse
del consejo médico si aplican las siguientes pautas:
Identificar el motivo por el que el paciente toma anticoagulantes.
Evaluar el riesgo potencial frente al beneficio de alterar el régimen
farmacológico.
Saber qué análisis se utilizaron para evaluar los niveles de
anticoagulación (es decir, los valores del índice normalizado
internacional [INR] en pacientes que toman warfarina deben ser iguales
o inferiores a 3,5, con el fin de poder someterse de forma segura a
procedimientos endodóncicos dentales o quirúrgicos).48 Familiarizarse
con los métodos utilizados para lograr la hemostasia durante y después
del tratamiento.
Conocer las potenciales complicaciones asociadas a la hemorragia
prolongada o no controlada.
Hablar con el médico del paciente para explicar el tratamiento dental
propuesto y determinar la necesidad de alterar el tratamiento
anticoagulante. Puede producirse otra complicación cardíaca en
pacientes con enfermedad de Hodgkin o cáncer de mama, a los que con
frecuencia se irradia el tórax como parte del tratamiento, lo que, aunque
con frecuencia cura el cáncer, puede causar una cardiopatía de inicio
tardío susceptible de influir en el desarrollo de un plan terapéutico y del
tratamiento posterior.
Los clínicos deben identificar a los pacientes sometidos a radioterapia torácica
y hablar con sus médicos para determinar si se han dañado las válvulas
cardíacas o las arterias coronarias. Los pacientes con una valvulopatía
inducida por radiación pueden necesitar antibióticos profilácticos cuando se
someten a un tratamiento dental específico del que se sabe que produce una
bacteriemia y que comporta un mayor riesgo de desarrollar una endocarditis.
Los pacientes con una arteriopatía coronaria inducida por la radiación deben
tratarse solo con cantidades limitadas de anestésicos locales que contienen un
vasoconstrictor. Pueden necesitar la administración de sedantes y medicación
cardíaca para excluir los episodios isquémicos. La consulta con el médico del
paciente es una respuesta apropiada cuando el paciente tiene una historia de
radioterapia torácica previa.
Diabetes
La diabetes mellitus es una combinación de enfermedades que comparten la
característica clínica básica de intolerancia a la glucosa. Los pacientes que la
tienen estén aun controlados su aborde para el tratamiento endodóntico debe
de tener ciertas consideraciones para no poner en riesgo la salud del paciente.
Los pacientes que están controlados médicamente y sin complicaciones
graves, como: enfermedad renal, hipertensión o enfermedad arterioesclerótica
coronaria, pueden recibir tratamientos endodóncicos. No obstante, ante la
presencia de infecciones agudas se deben tomar precauciones específicas.
Los pacientes no insulinodependientes pueden necesitar insulina, y los
insulinodependientes requerir un incremento de la dosis.
En el caso que se requiera un tratamiento quirúrgico es necesario consultar con
su médico general, para ajustar la dosificación de insulina, la profilaxis con
antibióticos y el control de la dieta durante el período posterior al tratamiento.
El médico debe pedir a los pacientes diabéticos que se autocontrolan las
concentraciones de glucosa y que lleven consigo el glucómetro en cada visita.
Si las concentraciones de glucosa antes del tratamiento están por debajo del
intervalo normal en ayunas (80-120 mg/dl), puede ser adecuado aportar una
fuente de hidratos de carbono. De lo contrario se podría disponer de una fuente
de glucosa (por ejemplo, pastillas de glucosa, zumo de naranja o un refresco) si
se llegan a producir signos de shock por insulina (reacción hipoglucémica por
control excesivo de las concentraciones de glucosa).
El cuadro clínico de la hipoglucemia incluye confusión, temblores, agitación,
diaforesis y taquicardia. El médico puede evitar una urgencia hipoglucémica si
obtiene los datos completos y precisos de la pauta y cantidad de insulina y de
las comidas del paciente. Cuando surjan dudas se debe consultar con el
médico del paciente y de no ser así se debe se posponer el tratamiento.
Las citas se deben programar teniendo en cuenta los horarios horarias que
sigue el paciente en cuestión de las comidas y administración de insulina.
Generalmente el paciente con diabetes controlado y clínicamente supervisado,
con la glucemia controlada, cabe señalar que no se tenga complicaciones
graves, como: enfermedad renal, hipertensión o enfermedad cardíaca coronaria
arterioesclerótica, puede recibir tratamiento dental.
Y en los pacientes con complicaciones graves se necesitará una modificación
del tratamiento dental. Por ejemplo, pueden prescribirse en pacientes con
diabetes lábil (muy difícil de controlar) para los que se ha planificado una
intervención invasiva, pero cuya salud bucal es frágil, y en los que las
concentraciones plasmáticas de glucosa en ayunas son superiores a
200 mg/dl.
La anestesia local no es riesgo en pacientes con diabetes controlada, pero si
en aquellos pacientes que padezcan de hipertensión concurrente o
antecedentes de infarto de miocardio reciente, o con arritmia cardíaca, la dosis
de adrenalina deberá limitarse a no más de dos carpules con 1:100.000 de
adrenalina.
Un control inadecuado de la diabetes puede predisponer a los pacientes a sufrir
diversas infecciones orales, entre ellas infecciones de la pulpa dental. Los
pacientes con diabetes y otras enfermedades sistémicas serán derivados
preferiblemente a un especialista en endodoncia para la planificación del
tratamiento.
Embarazo
El embarazo modifica la planificación del tratamiento, esto a la hora de
administrar medicamentos o la toma de radiografías para ello será necesario la
protección con delantal de plomo y collar tiroideo. Según las definiciones de
factores de riesgo durante el embarazo ofrecidas por la Food and Drug
Administration estadounidense, los anestésicos locales administrados con
adrenalina suelen considerarse seguros para su empleo durante la gestación y
se asignan a las categorías B y C de la clasificación de riesgo en el embarazo.
Pocos son los ansiolíticos que se consideran seguros durante el embarazo. Si
se necesita antibioterapia, los agentes considerados de primera línea son las
penicilinas, las cefalosporinas y los macrólidos.
Cuadro 3.2. Lista parcial de fármacos habitualmente compatibles con el
embarazo y la lactancia:
Anestésicos locales, como lidocaína, etidocaína y prilocaina
Antibióticos como penicilinas, clindamicina y azitromicina
Paracetamol
Aciclovir
Prednisona
Antimicóticos, como fluconazol y nistatina
Malignidad
Algunas neoplasias malignas pueden producir metástasis en las arcadas
dentales e imitar a una enfermedad endodóncica, mientras que otras pueden
ser lesiones primarias. Las más comunes de estas neoplasias que producen
metástasis en dichas arcadas dentales son las originadas en las mamas, los
pulmones, la tiroides y la próstata. La radiografía panorámica y la tomografía
computarizada de haz cónico son útiles para obtener una visión global de todas
las estructuras dentales.
Cuando el odontólogo comienza un procedimiento endodóncico en un diente
con radiotransparencia apical bien definida, puede deducir si se debe a la
extensión de agentes infecciosos de una pulpa no vital. Es fundamental
estudiar la pulpa para confirmar la ausencia de vitalidad. Una respuesta vital en
estos casos indica una lesión no odontógena.
Es importante examinar cuidadosamente las radiografías preoperatorias desde
diferentes ángulos, ya que las lesiones de origen endodóncico normalmente no
se separan del ápice radiográfico al variar la angulación. Otros métodos
alternativos, como la tomografía computarizada de haz cónico (TCHC), aportan
buena información diagnóstica.
El diagnóstico definitivo de lesiones perirradiculares solo se puede establecer
después de la biopsia. Cuando existe discrepancia entre el diagnóstico inicial y
los hallazgos clínicos, se aconseja consultar al especialista en endodoncia. Los
pacientes sometidos a quimioterapia y/o radioterapia en la cabeza y el cuello
pueden tener alterada la capacidad de reparación tisular. Si se da este caso, el
tratamiento solo se debe iniciar después de consultar con el médico del
paciente.
Para realizar un tratamiento de conductos o extraer el diente antes radioterapia
se requiere comunicación del odontólogo con el médico. Ya que el haz externo
de la radioterapia en el hueso normal reduce el número de osteocitos,
osteoblastos y células endoteliales, así como el flujo sanguíneo. En estas
precarias condiciones, la pulpa se puede necrosar. Las reacciones tóxicas
durante y después de la radiación y de la quimioterapia son directamente
proporcionales a la cantidad de radiación recibida y a la dosis de los fármacos
citotóxicos que actúan sobre los tejidos. Antes de iniciar la radiación deben
tratarse las infecciones orales y cualquier problema potencial.
Se aconseja realizar endodoncia en los dientes no vitales sintomáticos al
menos 1 semana antes de iniciar la radioterapia o quimioterapia, mientras que
el tratamiento de dientes no vitales asintomáticos puede retrasarse. El
pronóstico del tratamiento de conductos se debe evaluar en el marco de la
toxicidad debida a la radioterapia y a los fármacos.
Antes del tratamiento endodóncico en pacientes con cáncer, se debería revisar
el recuento de leucocitos y plaquetas. Generalmente, si el recuento de
granulocitos es superior a 2.000/mm3 y las plaquetas están por encima de
50.000/mm3, los tratamientos dentales normales pueden realizarse. De lo
contrario si se precisa atención urgente y las plaquetas están por debajo de
50.000/mm3, es preciso consultar con el médico oncólogo del paciente.
Implantes protésicos
En la práctica odontológica es frecuente tratar a pacientes con prótesis
implantadas. De ello se deduce que la profilaxis con antibióticos no está
indicada en los pacientes dentales con pins, placas, tornillos, ni
sistemáticamente indicada para la mayoría de los pacientes con reemplazo
articular total. Sin embargo, se indica que algunos pacientes de alto riesgo con
peligro de infección aumentado, que deban someterse a tratamientos dentales
con posible hemorragia significativa, deberían recibir profilaxis antibiótica.
Entre estos pacientes se encuentran los inmunocomprometidos y los
inmunodeprimidos, insulinodependientes (paciente con diabetes de tipo 1),
durante los primeros 2 años posteriores al reemplazo de la articulación, o con
antecedentes de infecciones articulares previas, malnutrición o hemofilia. El
informe establece que la decisión final de administrar profilaxis antibiótica es
responsabilidad del clínico, el cual debe considerar los posibles beneficios y
riesgos.
Para valorar la necesidad de profilaxis es aconsejable la consulta con el médico
del paciente de forma individual.
Evaluación psicosocial
El profesional debe valorar el nivel de ansiedad del paciente como factor
importante en la planificación del tratamiento. El protocolo para reducir la
ansiedad es primeramente conversar con él paciente para explicarle el
procedimiento y las expectativas.
Consideraciones periodontales
Las lesiones periodontales extensas complican con frecuencia el pronóstico
endodóncico. Si presentan componentes endodóncicos y periodontales,
pueden requerir la consulta con un endodoncista o periodoncista para recoger
más información sobre el pronóstico del diente. Es fundamental que el
profesional conozca los factores periodontales que pueden influir en el
pronóstico del tratamiento endodóncico, como las perforaciones radiculares, la
pérdida ósea y una falta de inserción clínica.
Al establecer el pronóstico de un diente con una lesión endodóncica/periodontal
deben considerarse unos factores esenciales. Es básico determinar la vitalidad
de la pulpa y el grado del defecto periodontal para decidir el pronóstico y
desarrollar un plan de tratamiento en un diente con una lesión
endodóncica/periodontal.
El pronóstico y el tratamiento de cada tipo de enfermedad endodóntica y
periodontal varían. La enfermedad endodóncica primaria debe tratarse con
tratamiento endodóncico, y el pronóstico suele ser bueno. La enfermedad
periodontal primaria debe tratarse con abordaje periodontal, y el pronóstico
varía según la gravedad de la enfermedad y la respuesta del paciente al
tratamiento.
La patogenia de la lesión puede comprenderse mejor después de una prueba
de vitalidad, sondaje periodontal, evaluación radiológica y evaluación de la
historia dental. Cuando se planifican prótesis extensas, debe considerarse el
riesgo de incluir un diente con un pronóstico dudoso. No es prudente construir
una prótesis compleja nueva sobre un problema crónico.
Consideraciones quirúrgicas
Las evaluaciones quirúrgicas tienen un valor en el diagnóstico de las lesiones
que pudieran no ser odontógenas. La biopsia es el único medio definitivo para
establecer el diagnóstico de enfermedades óseas, que pueden imitar a una
lesión de origen endodóncico. Cuando se considere el retratamiento, el
profesional decidirá si lo apropiado es el retratamiento no quirúrgico, quirúrgico
o combinado.
En la decisión influye la presencia de restauraciones complejas, postes y la
valoración radiográfica del tratamiento endodóncico anterior. La cirugía
endodóncica se realiza con frecuencia en un intento de corregir un fracaso del
tratamiento no quirúrgico. Las bacterias son causas primarias de fracaso. Es
importante que el clínico intente determinar la vía de acceso de dichas
bacterias.
Por ejemplo, una restauración deficiente o una caries recurrente producirán una
microfiltración en el espacio del conducto radicular. Si este problema no se
resuelve, la cirugía apical fracasará.
Cuando se detecta una restauración fallida, debe rehacerse para evitar el flujo
de penetración bacteriana. La cirugía endodóncica puede realizarse como
tratamiento primario cuando hay complicaciones como una metamorfosis
cálcica. En estos casos, si se utiliza la cirugía como tratamiento primario, puede
realizarse un sellado apical al tiempo que se conserva la corona del diente.
El plan terapéutico en estos casos se determina después de realizar una
revisión de múltiples radiografías y de considerar realizar un tratamiento no
quirúrgico, sin destruir una corona por lo demás funcional o un diente natural.
Debe recurrirse a la cirugía endodóncica sin abordaje no quirúrgico previo en
última instancia y solo si el tratamiento no quirúrgico no es viable.
La tomografía computarizada de haz cónico ha demostrado ser valiosa en
algunos casos quirúrgicos. Produce imágenes tridimensionales de un diente, de
la enfermedad y de las estructuras anatómicas adyacentes. Es útil para
localizar el conducto mandibular, el agujero mentoniano, el seno maxilar y la
cavidad nasal.
Ansiedad
La ansiedad es un problema en muchos ámbitos de la asistencia dental,
estudios indican que la intervención conductual preventiva disminuye la
ansiedad antes y después de la cirugía, limita la intensidad del dolor
postratamiento y la ingesta de analgésicos, y acelera la recuperación. Un
entorno tranquilo, la confianza del clínico y la explicación del plan de
tratamiento, además de la explicación de las estrategias de prevención del
dolor, son pasos importantes incluso antes de comenzar el tratamiento.
Además de todo lo mencionado es útil ofrecer una descripción escrita y oral del
tratamiento. También puede servir que el paciente acuda acompañado de un
familiar o amigo para hablar del plan de tratamiento.
Referencias bibliográficas
1. Hargreaves Kenneth M, Berman Louis H, Cohen S. Vías de la Pulpa. 11
edición. Barcelona: Elsevier Health Sciences; 2016. p. 256- 302.