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Cada negociación tiene su propio ritmo que debe crearse en función del interés
en arribar a un acuerdo. Se deben respetar los tiempos de cada etapa. Las
personas necesitan de un tiempo real y de un tiempo interior para irse
acomodando a nuevos contextos que signifiquen dejar la confrontación y de
ese modo lograr acceder a una negociación, lo cual sucede con Pereyra y
Cardozo, el tiempo les facilito a los mediadores el arribo a una solución basada
en intereses mutuos de las partes. El apuro y la urgencia debilitan el poder de
un negociador. Por ello, el tiempo es un factor preponderante al igual que la
paciencia. El tiempo permite brindar mayor información a las partes en
conflicto para satisfacer necesidades propias y de sus oponentes, La
información aplicada a la negociación puede ser la clave del éxito y de una
sólida argumentación. Esto puede apreciarse en nuestro caso cuando leemos
sobre la doctora B: “ La otra parte, el Sr. Pereyra, no concurre personalmente
sino a través de una abogada, la Dra. B, quien disculpa la imposibilidad del Sr.
Pereyra de acudir, pero muestra un poder especial para el caso y dice estar,
‘como el Sr. Cardozo bien sabe’, absolutamente empapada del asunto.” O
cuando leemos también sobre la doctora B: “Agrega luego, que hay un
elemento que enojó mucho al Sr. Pereyra, y es la apertura en el Gran Buenos
Aires de un local similar a Stood fuera de la sociedad. —Sabemos que es de él
—dice la Dra. B, y vamos a probarlo.” Aquí podemos ver que además del
factor más preponderante que es el tiempo le sigue la información los cuales en
conjunto le brindaron a la Dra. B poder de negociación. De este modo
podemos ver como los tres factores, tiempo, información y poder se
manifiestan en el caso planteado.