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FABIO OSPITIA GARZÓN

Magistrado Ponente

AP077-2023
Radicación n° 59679
Aprobado Acta n° 010

Bogotá D.C., veinticinco (25) de enero de dos mil


veintitrés (2023).

1. OBJETO DE DECISIÓN

Con el fin de verificar si reúne los requisitos formales


que condicionan su admisión, la Sala examina la demanda
de casación presentada por la defensora de GUSTAVO
ADOLFO PUERTO MONTEALEGRE en contra del fallo
proferido el 26 de febrero de 2021 por el Tribunal Superior
de Bogotá, que confirmó la condena por los delitos de
tentativa de extorsión y uso de documento falso.
Rad. 59679
CUI: 11001600001920180921901
Gustavo Adolfo Puerto Montealegre y otro

2. HECHOS

El 28 de diciembre de 2018, GUSTAVO ADOLFO


PUERTO MONTEALEGRE y DANIEL FERNANDO SALAZAR
OSPINA arribaron a la empresa Maxi Fritos S.A. simulando
ser trabajadores del INVIMA, para lo que utilizaron carnets
falsos. Una vez allí, les informaron a las directivas que iban
a realizar una inspección oficial rutinaria. Tras aducir que
existían fallas en los tanques de agua, amenazaron con
cerrar o sellar la empresa.

Ante esa forma de presión, las directivas de la empresa


abogaron por una solución alternativa, aduciendo que estaba
en juego el empleo de 30 familias. Acorde con su plan
criminal, los procesados exigieron seis millones de pesos,
que, luego, aceptaron reducir a cinco, a cambio de no tomar
la drástica medida, lo que fue aceptado por las víctimas.

Cuando se disponían a realizar el pago, los afectados se


percataron, a través de una llamada a la referida entidad
oficial, que PUERTO MONTEALEGRE y SALAZAR OSPINA
estaban simulando su pertenencia a la misma, por lo que
pidieron la ayuda a la Policía Nacional, dando lugar a su
captura.

3. ACTUACIÓN RELEVANTE

Por estos hechos, el 29 de diciembre de 2018 la Fiscalía


les imputó los delitos de tentativa de extorsión (244) y uso de
documento falso (291). Los acusó en los mismos términos.

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El Juzgado Doce Penal del Circuito de Bogotá los


condenó a las penas de 54 meses de prisión, multa
equivalente a 200 salarios mínimos legales mensuales
vigentes, así como inhabilitación para el ejercicio de derechos
y funciones públicas por el mismo término de la pena
principal, por hallar probados los delitos incluidos en la
acusación. Consideró improcedentes la suspensión
condicional de la ejecución de la pena y la prisión
domiciliaria.

La apelación interpuesta por los defensores de los


procesados activó la competencia del Tribunal Superior de
Bogotá, que confirmó la condena. Lo anterior, mediante
proveído del 26 de febrero de 2021, que fue objeto del recurso
de casación impetrado por la apoderada judicial de
GUSTAVO ADOLFO PUERTO MONTEALEGRE.

4. LA DEMANDA DE CASACIÓN

Por la senda de la causal primera de casación, la


defensora plantea la “violación directa de la ley sustancial por
aplicación indebida del artículo 244 del Código Penal, lo que
llevó a la falta de aplicación del artículo 246 ídem”.

Al efecto, sostiene que los procesados no ejercieron


violencia física o psicológica sobre las víctimas, sino que los
engañaron. De hecho –agrega-, fueron los afectados quienes
hicieron la propuesta de pactar una suma de dinero para

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evitar que la empresa fuera afectada con las decisiones de los


supuestos servidores públicos, lo que permite concluir que
ocurrió un “cohecho imposible”. Concluye:

De esta situación se desprende que no se trató de una extorción


(sic) pues la descripción típica que emerge del inciso 1 del artículo
244 del CP, establece que “el que constriña a otro…”, en el
presente caso no existió ese constreñimiento que AFECTARA LA
AUTONOMÍA PERSONAL, pues se pudo demostrar que a motu
propio es que el propio padre del señor Edwin Giraldo García una
negociación (sic) o transacción que, si bien es cierto se desarrolla
en el escenario del engaño, perdería todo tipo de afectación sobre
la víctima si esta no realiza el ofrecimiento, puesto que dejaría sin
ningún tipo de efecto el accionar de los imputados, aspecto que no
fue previsto por los falladores.

Tras destacar que la víctima “debió y pudo haber


superado el engaño”, plantea que “incumplió
reprochablemente el deber de cuidado que le era exigible para
evitar la producción del resultado típico”, pues se valió de un
delito (cohecho, “imposible”) para evitar las afectaciones de
su patrimonio.

Aunque orienta la censura por la senda de la causal


primera de casación y, en consecuencia, propone violación
directa de la ley sustancial, incluye argumentos orientados a
cuestionar la valoración de las pruebas. Al efecto, resalta:

El señor Edwin Giraldo García, socio de la compañía, que indicó


este y su padre, buscaron la manera de no cerrar la fábrica y para
esto persuadieron a los falsos funcionarios, indicándoles que
aproximadamente 30 familias dependen de la empresa y les

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pregunta si existe alguna forma de no cerrar la misma. En el


desarrollo del proceso, se logró establecer que esto derivo en que
se iniciara una negociación en la que se pactó la entrega de cinco
millones de pesos a cambio de no realizar el cierre, siendo el señor
padre del testigo quien solicitó la oportunidad de negociación a fin
de evitar el tan nombrado cierre o sellamiento.

Es claro que NO quedó demostrada la exigencia de dinero, lo que


se demostró fue que existió fue una negociación que se derivó de
la solicitud del padre del señor Edwin Giraldo García, de una
opción para evitar el cierre.

Luego de citar un precedente de esta Sala, reitera que


los juzgadores cercenaron la declaración del referido testigo,
pues no tuvieron en cuenta los siguientes apartes de su
relato:

(…) llegaron a la planta pasado más o menos medio día,


haciéndose pasar por funcionarios del INVINA, ellos ingresan a la
planta normal se les da el ingreso, ellos nos muestran los carnes
(sic) con la identificación de ellos, la foto de ellos, y nos dicen que
vienen a hacer la visita respectiva del INVIMA, nosotros los
dejamos seguir porque la visita se estaba esperando, porque es
una visita anual y cuando ellos fueron ya había pasado un año .

En su opinión, esto demuestra el engaño, así como la


ausencia de constreñimiento. A continuación, cita otros
apartes del relato, donde se describen las “verificaciones” que
hicieron los falsos funcionarios y la advertencia del
sellamiento debido a las fallas en los tanques de agua, lo que
no es más que la continuación de la puesta en escena.

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Reitera que fueron las víctimas quienes aludieron a una


forma alternativa de solución.

A consecuencia de la indebida calificación jurídica, los


juzgadores no tuvieron en cuenta la reparación integral, que
debió poner fin a la actuación penal.

De otro lado, sostiene que los juzgadores violaron el


derecho a la presunción de inocencia en relación con la
falsedad documental. Ello, porque el experto que estudió los
carnés tomó como referencia el que se utilizaba en el año
2018, sin tener en cuenta que PUERTO MONTALEAGRE
laboró en dicha entidad en otra época. No se tiene noticia de
que haya devuelto el respectivo documento de identificación,
por lo que es posible que el utilizado para “engañar” a las
víctimas fuera auténtico.

Con fundamento en lo anterior, solicita a la Corte casar


el fallo impugnado, “y como consecuencia se profiera la
absolución del señor GUSTAVO ADOLFO PUERTO
MONTEALEGRE, por estar incursa la sentencia en la cual se
le condeno (sic) viciada por error en la aplicación de la norma”.

5. CONSIDERACIONES DE LA SALA

1. La Corte encuentra oportuno reiterar que el recurso


extraordinario de casación, conforme a los lineamientos del
artículo 181 del Código de Procedimiento Penal de 2004,
procede como un control constitucional y legal de las

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sentencias proferidas en segunda instancia en los procesos


adelantados por delitos, cuando afectan derechos y
garantías fundamentales, por los motivos señalados en las
causales previstas por el legislador.

De la misma manera, reitera que el inciso segundo del


artículo 184 de la misma codificación establece que no será
seleccionada la demanda que se encuentre en cualquiera de
los siguientes supuestos: si el demandante carece de interés,
prescinde de señalar la causal, no desarrolla los cargos de
sustentación o cuando de su contexto se advierta
fundadamente que no se precisa del fallo para cumplir
algunas de las finalidades del recurso.

2. Analizada frente a estas pautas la demanda


presentada por la defensora de GUSTAVO ADOLFO PUERTO
MONTEALEGRE, se establece que no cumple las exigencias
mínimas de orden formal ni sustancial requeridas para su
admisión. Estas las razones:

En primer término, no tiene en cuenta que en un cargo


por violación directa de la ley sustancial no es posible
cuestionar los hechos y las pruebas que les sirven de soporte.
En tal sentido, incurre en la impropiedad de entremezclar
cuestionamientos a la calificación jurídica y críticas a la
valoración de las pruebas.

En el plano sustancial, hace una presentación


reduccionista de la premisa fáctica de la condena, pues elude
considerar que los procesados ingresaron a la fábrica para

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ejercer presiones sobre sus directivas, con el unívoco


propósito de obtener un provecho económico. No presenta
argumentos orientados a demostrar que los juzgadores se
equivocaron al dar por probado este aspecto, ni se refiere a
una hipótesis alternativa, que permita explicar de otra
manera la presencia de PUERTO MONTEALEGRE y
SALAZAR OSPINA en ese lugar.

Sobre esa base, asegura que fueron los afectados


quienes “propusieron un acuerdo”, como si se hubiese tratado
de una negociación mediada por un engaño.

Así, fuera del referido contexto, trae a colación algunos


fragmentos del testimonio de las víctimas, atinentes a sus
ruegos para evitar que los supuestos funcionarios
cumplieran la amenaza de sellar la fábrica.

De nuevo, desconoce que todo ello, según la condena,


se dio bajo la atmósfera de presión propiciada por los
procesados, quienes, prevalidos de su supuesta adscripción
al INVIMA, arribaron a la fábrica, “detectaron” las falencias
de los tanques de agua y lanzaron la amenaza de cerrar el
local.

De otro lado, en lo que concierne al cargo por la


violación directa de la ley sustancial, su disertación gira en
torno a la idea de que el engaño propiciado por los
procesados descarta la existencia del constreñimiento
orientado a apoderarse del dinero de las víctimas.

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En casos análogos, esta Sala se ha referido a las cargas


argumentativas que debe asumir el demandante en casación
si pretende cuestionar la configuración del delito de extorsión
cuando el sujeto activo se vale de engaños para presionar a
su víctima. Sobre el particular, en la decisión CSJAP7366, 1
julio 2020, Rad. 53929 se dejó sentado que

Una propuesta interpretativa de esta naturaleza conlleva precisas


cargas argumentativas, orientadas a explicar, a partir de los
elementos estructurales de los delitos de extorsión y estafa, por
qué los juzgadores se equivocaron al subsumir los hechos en el
primero y no en el segundo.

En el caso del delito de extorsión, el censor tendría que haber


explicado por qué el constreñimiento orientado a obtener alguno de
los beneficios a que alude la norma no puede lograrse a partir del
engaño sobre la real existencia del peligro que supuestamente se
cierne sobre la víctima, sus familiares, sus bienes, etcétera.
Igualmente, tenía la carga de explicar por qué puede subsumirse
en el delito de estafa un engaño orientado a doblegar mediante
amenazas la voluntad de la víctima.

Lo anterior, sin perjuicio de la carga de explicar la suficiencia de


dicha postura para solucionar casos análogos. Por ejemplo, para
establecer si se incurre o no en extorsión cuando se le hace creer
a la víctima que un hijo suyo está a punto de ser asesinado y que
la única manera de evitarlo es a través del pago de una
determinada suma de dinero.

En el presente caso, la memorialista se limita a exponer


sus opiniones sobre la calificación jurídica, sin explicar por
qué el ingreso irregular de los procesados a la fábrica de las
víctimas, la alusión a supuestas irregularidades y la expresa

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amenaza de cerrar o sellar el establecimiento son


intrascendentes de cara a la configuración del delito de
extorsión.

Igualmente, elude lo expuesto en el fallo confutado


sobre la relación causal que existe entre las referidas
presiones y la decisión de las víctimas de entregar parte de
su patrimonio económico. Visto de otra manera, no explica
qué otra razón pudieron tener los afectados para acceder a la
entrega de los cinco millones de pesos.

En cuanto al acuerdo sobre el monto de la suma, omite


explicar por qué ello descarta la existencia de las presiones.
No tiene en cuenta que, incluso en casos extremos como el
secuestro o las extorsiones bajo amenaza de muerte, no es
extraño que las víctimas, aunque cedan ante las amenazas,
traten de reducir las pretensiones de los delincuentes.

Finalmente, frente al uso de documento falso, tampoco


presenta un cargo compatible con su propósito de cuestionar
la valoración probatoria.

Sumado a ello, se limita a exponer sus opiniones sobre


la valoración de las pruebas, sin tener en cuenta aspectos
relevantes de la premisa fáctica de la condena.

Así, se limita a plantear que su representado laboró en


el INVIMA años atrás, dando a entender que, quizás, utilizó
el carné que conservó luego de su retiro. Sin perjuicio de las
pruebas que dan cuenta de la falsedad del documento

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correspondiente a PUERTO MONTEALEGRE, elude


considerar que los procesados utilizaron varios documentos,
uno de ellos a nombre del otro procesado, de quien no se
predica ningún vínculo con la referida entidad pública.

Ante esa realidad, tenía la carga de explicar por qué son


erradas las conclusiones acerca de la falsedad de toda la
documentación utilizada por los procesados, para lo que
resulta insuficiente el análisis fraccionario que expone en su
escrito.

En síntesis, la demanda será inadmitida porque la


impugnante: (i) propone un cargo por la violación directa de
la ley sustancial, pero se ocupa de cuestionar la valoración
de las pruebas, (ii) hace una presentación reduccionista de
los hechos, con la clara intención de darle a su discurso una
contundencia que no tiene, (iii) sin ningún desarrollo
argumentativo, da a entender que las presiones realizadas a
través de engaños son irrelevantes de cara al delito de
extorsión, (iv) al analizar el delito de uso de documento falso,
también elude aspectos relevantes de la premisa fáctica del
fallo, y (v) finalmente, se limita a exponer sus opiniones sobre
la solución del caso, con un notorio desapego de las reglas
que rigen el recurso extraordinario de casación.

3. Por último, de la revisión del expediente no se


advierte la vulneración de alguna garantía fundamental que
amerite el ejercicio de las facultades oficiosas de la Corte y la
lleve a pronunciarse en camino a su protección.

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4. De conformidad con el artículo 184 de la Ley 906 de


2004, contra el presente auto procede el mecanismo especial
de insistencia, dentro de los términos y parámetros
desarrollados por la jurisprudencia de esta Corporación (CSJ
AP, 5 sep. 2012, Rad. 36578; 27 feb 2013, Rad. 37948, entre
otros).

En mérito de lo expuesto, la Sala de Casación Penal de


la Corte Suprema de Justicia,

RESUELVE

1.- Inadmitir la demanda presentada por la defensora de


GUSTAVO ADOLFO PUERTO MONTEALEGRE.

2.- De conformidad con lo dispuesto en el artículo 184


de la Ley 906 de 2004, es facultad del demandante elevar
petición de insistencia, según lo indicado en la parte motiva
de este auto.

Cópiese, notifíquese, cúmplase y devuélvase al Tribunal


de origen.

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NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

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