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Cuidado de sí

conócete

Sócrates Ocúpate

Obedécete

Fedro
….“[…] la virtud enaltece al hombre y lo sitúa por encima de las cosas que
acarician los mortales; ni ambiciona, ni teme con excesos lo que estos califican de
bienes o de malos.”)
Séneca

”Sabéis que ... el único objeto de mi trabajo ha sido procuraros .. el mayor de todos los bienes persuadiéndoos de
que no atendáis a las cosas que os pertenecen antes que al cuidado de vosotros mismos, para haceros más sabios y
más perfectos, lo mismo que es preciso tener cuidado de la existencia de la república   (lo político)..”
Sócrates

Sóc. – En vista de ello, mi querido amigo, hazme caso a mí y a la máxima de Delfos “Conócete a ti
mismo”, ya que tus rivales son éstos y no los que tú crees, rivales a los que no podríamos superar
por otro medio que con la aplicación y el saber. Porque si tú careces de estas dos cosas, también
te verás privado de llegar a ser famoso entre los griegos y los bárbaros, lo que, si no me equivoco,
estás ansiando más que ninguna otra cosa en el mundo.21

Sóc. – Entonces, ¿podríamos saber qué arte le hace a uno mejor si no sabemos en realidad lo que
somos?

Platón, Alcibíades I, 128e

Examínate a ti mismo; escudríñate y obsérvate por varias partes; ve ante todo si progresas en la
filosofía o en la misma vida. No es la filosofía un artificio para el pueblo, ni propia para la
ostentación. No está en las palabras, sino en las obras. Ni ha de usarse para pasar el día con algún
placer. Para quitar su fastidio a la ociosidad. Forma y modela el alma, ordena la vida, rige las
acciones, indica lo que ha de hacerse y omitirse, se sienta al timón y el curso de los que van
fluctuando por las dudas. Sin ella nadie puede vivir con seguridad. Ocurren a cada hora
innumerables accidentes que exigen un consejo que a ella ha de pedirse.

(Séneca)

En esto consiste la lección de la filosofía antigua: invitar al hombre a transformarse a sí mismo. La


filosofía implica conversión, transformación del modo de ser y de vivir, búsqueda de la sabiduría.
No estamos ante una tarea fácil. Como escribe Spinoza al final de la ética. “Por más que el camino
que conduce a tal estado de sabiduría parezca arduo, bien puede sin embargo hallarse. Y arduo,
ciertamente, debe ser lo que tan raramente se encuentra. Si la salvación estuviera en nuestra
mano y pudiera conseguirse sin mayores dificultades, ¿cómo podría explicarse que casi todos la
ignoren? Pues todo lo excelso es tan dificultoso como raro”.

(Pierre Hadot, Ejercicios espirituales y filosofía antigua (Madrid: Siruela, 2006), 249.)

No tenemos poco tiempo, sino que perdemos mucho. Bastante larga es la vida que se nos da y en
ella se pueden llevar a cabo grandes cosas, si toda ella se empleara bien; pero si se disipa en el lujo
y en la negligencia, si no se gasta en nada bueno, cuando por fin nos aprieta la última necesidad,
nos damos cuenta de que se ha ido una vida que ni siquiera habíamos entendido que estaba
pasando. Así es: no recibimos una vida corta, sino que somos nosotros quienes la hacemos breve.

(Séneca, De la brevedad de la vida I, 3-4)

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