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Profesor y estudiante
• Estudiante: Mariana Guerrero Vergara, Felipe Blanchar Vega, Lina Buitrago,
Daniela Martínez ,Daniela Hernández y Luz Celeste Parra Valencia
• Fecha: 31 de octubre de 2022
• Curso: Segundo A- Comunidad 1
• Profesor: Roberto Núñez Escobar
Ley 472 de 1998
ALCANCES DE LA ACCIÓN
Son aquellas acciones interpuestas por un número plural o un conjunto de personas que
reúnen condiciones uniformes respecto de una misma causa que originó perjuicios
individuales para dichas personas. Las condiciones uniformes deben tener también lugar
respecto de todos los elementos que configuran la responsabilidad.
La competencia para conocer de las acciones de grupo en primera instancia será de los
jueces administrativos y los jueces civiles de circuito. En segunda instancia la competencia
corresponderá a la sección primera del Tribunal Contencioso Administrativo o a la Sala
Civil del Tribunal del Distrito Judicial al que pertenezca el juez de primera instancia.
Será competente el juez del lugar de ocurrencia de los hechos o el del domicilio del
demandado o demandante, a elección de éste. Cuando por los hechos sean varios los jueces
competentes, conocerá a prevención el juez ante el cual se hubiere presentado la demanda.
La demanda mediante la cual se ejerza una acción de grupo deberá reunir ciertos requisitos
dentro de los cuales están: El nombre del apoderado o apoderados, anexando el poder
legalmente conferido. La identificación de los poderdantes, identificando sus nombres,
documentos de identidad y domicilio. El estimativo del valor de los perjuicios que se
hubieren ocasionado por la eventual vulneración. Si no fuere posible proporcionar el
nombre de todos los individuos de un mismo grupo, expresar los criterios para
identificarlos y definir el grupo. La identificación del demandado y los hechos de la
demanda y las pruebas que se pretendan hacer valer dentro del proceso.
Vencido el término para practicar pruebas, el juez dará traslado a las partes para alegar de
conclusión por el término común de cinco días.
El desarrollo de estas acciones fue hecho por la ley 472 de 1998, luego de su creación por
el constituyente del 91. Con esto no se dejan las acciones en un ámbito meramente formal
sino que le permite a los ciudadanos conocer como debe ser su aplicación, procedimiento,
la legitimación, caducidad y de esta forma se tendría una verdadera aplicación por los
mismos ciudadanos para la protección de sus derechos.
Las acciones de grupo se originan en los daños ocasionados a un número plural de personas
que acuden ante la justicia en acción única, para obtener la reparación y que a pesar de
referirse a intereses comunes, se pueden individualizar en relación con el daño; buscan
obtener el reconocimiento y pago de la indemnización de perjuicios por los daños
producidos a un derecho o interés colectivo. Su diferencia sustancial con la acción popular
es que ésta pretende la protección de derechos e intereses colectivos, mientras que la de
grupo persigue la reparación de un perjuicio por un daño común ocasionado precisamente
a una pluralidad de personas.
BIBLIOGRAFIA
República de Colombia. Ley 472 de 1998. Diario oficial N. 43357. 6, AGOSTO, 1998.
Corte Constitucional de Colombia. Sentencia 569 de 2004 (M.P: Rodrigo Uprimny Yepes,
08 de junio de 2004).
La legitimación para ejercitar esta acción la tienen toda persona natural o jurídica. Las
organizaciones No Gubernamentales, las Organizaciones Populares, Cívicas o de índole
similar. Las entidades públicas que cumplan funciones de control, intervención o
vigilancia, siempre que la amenaza o vulneración a los derechos e intereses colectivos no
se haya originado en su acción u omisión. El Procurador General de la Nación, el Defensor
del Pueblo y los Personeros Distritales y municipales, en lo relacionado con su
competencia. Los alcaldes y demás servidores públicos que por razón de sus funciones
deban promover la protección y defensa de estos derechos e intereses.
Dentro del proceso de la acción popular la competencia para conocer de las acciones
populares la tendrán en primera instancia los jueces administrativos y los jueces civiles de
circuito. En segunda instancia la competencia corresponderá a la sección primera del
Tribunal Contencioso Administrativo o a la Sala Civil del Tribunal de Distrito Judicial al
que pertenezca el Juez de primera instancia.
Será competente el juez del lugar de ocurrencia de los hechos o el del domicilio del
demandado a elección del actor popular. Cuando por los hechos sean varios los jueces
competentes, conocerá a prevención el juez ante el cual se hubiere presentado la demanda.
Para la presentación de la acción popular se deberá presentar una demanda o petición con
diferentes requisitos que se encuentran en el artículo 18 de la ley 472 de 1998. Primero el
nombre e identificación de quien ejerce la acción y las direcciones para notificaciones.
También la indicación del derecho o interés colectivo amenazado o vulnerado, la
indicación de los hechos, actos, acciones u omisiones que motivan su petición y la
enunciación de las pretensiones. Además se deberá indicar la personas natural o jurídica,
o la autoridad pública presuntamente responsable de la amenaza o del agravio, si fuere
posible y por ultimo as pruebas que pretenda hacer valer.
El juez competente se pronunciará sobre su admisión dentro de los tres días hábiles
siguientes a la presentación de la demanda o petición inicial. En el auto que admita la
demanda el juez ordenará su notificación personal al demandado. A los miembros de la
comunidad se les podrá informar a través de un medio masivo de comunicación o de
cualquier mecanismo eficaz, habida cuenta de los eventuales beneficiarios. Igualmente, en
el auto admisorio de la demanda el juez ordenará su traslado al demandado por el término
de diez días para contestarla. También dispondrá informarle que la decisión será proferida
dentro de los treinta días siguientes al vencimiento del término de traslado y que tiene
derecho a solicitar la práctica de pruebas con la contestación de la demanda.
El juez, dentro de los tres días siguientes al vencimiento del término de traslado de la
demanda, citará a las partes y al Ministerio Público a una audiencia especial en la cual el
juez escuchará las diversas posiciones sobre la acción instaurada. La intervención del
Ministerio Público y de la entidad responsable de velar por el derecho o interés colectivo
será obligatoria.
Dentro del proceso deberán practicarse las pruebas que el juez decretará, previo análisis
de conducencia, pertinencia y eficacia, las pruebas solicitadas y las que de oficio estime
pertinentes, señalando día y hora para su práctica, dentro del término de veinte días.
Seguido de esto y vencido el término para practicar pruebas, el juez dará traslado a las
partes para alegar por el término común de cinco días.
Vencido el término para alegar, el juez dispondrá de veinte días para proferir sentencia. La
sentencia que acoja las pretensiones del demandante de una acción popular podrá contener
una orden de hacer o de no hacer, condenar al pago de perjuicios cuando se haya causado
daño a un derecho o interés colectivo en favor de la entidad pública no culpable que los
tenga a su cargo, y exigir la realización de conductas necesarias para volver las cosas al
estado anterior a la vulneración del derecho o del interés colectivo, cuando fuere
físicamente posible. La orden de hacer o de no hacer definirá de manera precisa la conducta
a cumplir con el fin de proteger el derecho o el interés colectivo amenazado o vulnerado y
de prevenir que se vuelva a incurrir en las acciones u omisiones que dieron mérito para
acceder a las pretensiones del demandante.
FINALIDAD DE LA ACCIÓN
La finalidad de la acción popular es evitar un daño, hacer cesar un peligro o, si el daño ya
fue concluido, restituir las cosas a su estado anterior, siempre y cuando esto sea posible.
Según el artículo 41 de la Ley objeto de estudio, cuando una persona incumpla una orden
judicial en los procesos que se adelanten por acciones populares podrá incurrir en una
multa de 50 salarios mínimos que puede convertirse en un arresto hasta de 6 meses, lo cual
nos indica la importancia otorgada a las acciones populares directamente por la
Constitución en virtud de velar por la protección del interés del colectivo.
Si bien esta acción viene de la Constitución directamente, la ley 472 de 1998 fue creada en
virtud de profundizar el estudio de la misma debido a que la acción tiene una finalidad
importante, que es funcionar como un mecanismo ágil de protección de los derechos e
intereses de un conglomerado determinado. Además, hace parte de la finalidad de la acción
popular enfrentar las vulneraciones o amenazas de los derechos colectivos, lo que hace que
los jueces deban prestar más atención a los procesos en los que los derechos colectivos se
ven vulnerados ya que requieren de una eficaz protección y de que se tomen las medidas
necesarias para evitar el daño o repararlo según sea el caso.
Por otro lado, en la sentencia C-644 de 2011 la Corte dijo que las finalidades de la acción
popular son las siguientes: la primera de carácter preventivo, la segunda de carácter
suspensivo y la tercera de carácter restaurativo.
La finalidad preventiva hace referencia a evitar el daño contingente, buscando evitar la
realización concreta del daño. Por medio de ésta se persigue detener una acción bien sea
que va a ser realizada por un particular o por una autoridad pública que de empezarse a
realizar va a causar un daño que afectará al colectivo. De igual forma, si lo que puede
ocasionar un daño a futuro es una omisión por parte de una autoridad pública o un
particular, lo que se persigue es evitar dicha omisión. La finalidad preventiva demuestra
que no es necesario que el daño sea ya existente para que esta acción pueda ser ejercida.
La segunda finalidad, de carácter suspensivo, hace referencia a que se haga cesar bien sea
el peligro, la amenaza o la vulneración que se está presentando sobre los derechos
colectivos. Por medio de ésta se persigue detener una acción bien sea que está siendo
realizada por un particular o por una autoridad pública que de seguirse realizando concluirá
en un daño que afectará al colectivo. De igual forma, si lo que puede ocasionar un daño a
futuro es una omisión por parte de una autoridad pública o un particular, lo que se persigue
es frenar dicha omisión.
La finalidad restaurativa, hace referencia a restituir las cosas a su estado anterior, la cual
se da cuando el daño ya sido causado en su totalidad. En este caso lo que el juez persigue
es el restablecimiento del uso y goce de los derechos e intereses colectivos, afectados por
el accionar de un particular o de un funcionario público.
Las acciones populares no persiguen en forma directa un resarcimiento de tipo pecuniario.
Sin embargo, el legislador ha previsto el reconocimiento de los gastos en que incurre el
actor popular. Esto con el objetivo de que las acciones populares no sean interpuestas con
fines distintas a la solidaridad y el altruismo (C-644-11).
OBJETO DE LA LEY
La ley 472 de 1998 tiene como objeto desarrollar el artículo 88 de la Constitución. Dentro
de estas acciones se encuentran las acciones populares y las acciones de grupo. El objeto
de este desarrollo es garantizar la defensa y protección de los derechos e intereses
colectivos, así como los de grupo o de un número plural de personas.
Estas acciones facilitan la participación de los ciudadanos en las decisiones que los afectan
y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la nación. Colombia es un
Estado social de derecho y una Nación democrática por lo que las acciones constitucionales
constituyen parte fundamental para el libre desarrollo de la democracia de los ciudadanos.
Lo anterior permite el desarrollo de instrumentos jurídicos de protección y garantía para la
protección de los principios, deberes y derechos que están consagrados en la Constitución.
El desarrollo de estas acciones fue hecho por la ley 472 de 1998, luego de su creación por
el constituyente del 91. Con esto no se dejan las acciones en un ámbito meramente formal
sino que le permite a los ciudadanos conocer como debe ser su aplicación, procedimiento,
la legitimación, caducidad y de esta forma se tendría una verdadera aplicación por los
mismos ciudadanos para la protección de sus derechos.
Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-215/99 (M.P Dra. Martha Victoria Sáchica
de Moncaleano,14 de abril de 1999).
Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-644-11 M.P. (Jorge Iván Palacio Palacio.)
1. Las acepciones de los dos modelos de la acción popular, a nivel Latinoamérica y
Colombia.
Comenzaremos el desarrollo de la siguiente ficha técnica de tipo académico, en un orden
cronológico de tal forma como se aborda en la lectura y la historia. Bien sabemos que el
Derecho Romano se convirtió en una de las influencias más grandes del mundo, y la
necesidad de estudiar la raíz romanista para la formación del jurista latinoamericano se
convirtió en indispensable.
Nuestra matriz jurídica es romanista, nuestro derecho ha sido por más de cinco siglos, sin
solución de continuidad, un derecho continental europeo, es decir, romano-germánico. Nos
formamos en él, y lo seguimos viviendo, con independencia de qué tan genuinamente. El
hecho es que no solo los códigos básicos, comenzando por la Constitución Política, han
tenido ese origen por ende, somos tributarios de ese tronco común.
La incorporación de la Acción Popular en América Latina tiene como fruto dos tendencias
que nos permiten evidenciar una dualidad de modelos, que por diferentes que parezcan
vistos de manera general, al final llegan a un mismo objetivo específico en el ordenamiento
jurídico como Acciones Colectivas y por ello nacen los sistemas que marcan una guía
procesal. Entonces tenemos como punto de partida, dos estructuras influenciadas
dimensionalmente de manera distinta, una por la pandectística representados por Brasil y
Argentina y la otra que opta por integrar la Acción Popular al Código Civil desde el ángulo
de los individuos y sus intereses, en esta se encuentran los Países que adoptaron el Código
Civil de Andrés Bello.
De tal manera y siguiendo nuestro hilo conductor, nace el proceso ad hoc, direccionado
por Colombia y Brasil para toda Iberoamérica; por consiguiente fundamenta que la Acción
se activa para proteger intereses y derechos indivisibles, sin dar valor a la relación
sustancial entre los sujetos partícipes que comparten conjuntamente tal interés o derecho,
o en efecto si llega a presentarse una relación de hecho o un vínculo jurídico. También
entendemos que es procedente contra toda acción u omisión de las Autoridades Públicas o
de los particulares que hayan violado o amenacen violar los derechos e intereses colectivos
y es por esto que la Acción Popular es un medio procesal público, lo cual significa que
puede interponerla cualquier persona.
Las acciones populares y las variantes que hallamos en diferentes sistemas jurídicos
internacionales, tanto latinoamericanos como europeos, que analizamos y contrastamos en
esta ficha técnica, poseen un punto en común que permitió su desarrollo a lo largo de toda
la historia jurídica de estos países. La actio popularis romana, ha demostrado su
maleabilidad, esto en razón de su evolución e incorporación a sociedades como la
Colombiana, la italiana y la brasileña, al esta moldearse como mecanismo que busca en
esencia “defender los derechos colectivos que han sido amenazados por actuaciones de
las autoridades públicas o de particulares dentro de estas sociedades”.
A pesar de que haya unas determinadas diferencias entre las actores populares brasileñas,
las acciones inhibitorias de protección de los intereses colectivos del ordenamiento jurídico
italiano y las acciones populares del ordenamiento colombiano, estas comparten unos
elementos claves para el desarrollo y condescendientemente en los resultados que se nos
exponen en las sentencias que concluyen, después del extensivo trabajo, en soluciones a)
Preventivas, b) Suspensivas o c) Restitutivas de los derechos colectivos afectados.
Para ampliar nuestro conocimiento y así entender mejor las características representativas
de estas acciones, empezaremos explicando aquellas características sustanciales que se nos
mencionan en el libro “Las acciones populares y de grupo frente a las acciones
colectivas. elementos para a integración del derecho latinoamericano.”
En primer lugar, hay que hacer una aclaración, ya conceptualmente hablando, en
Latinoamérica ha prosperado un fenómeno a la hora de la no distinción entre acciones
populares y acciones colectivas, ya que en la práctica de estas, las acciones populares
envuelven a la colectividad afectada y buscan la solución de las problemáticas presentadas
teniendo en cuenta los requisitos y los elementos a tener en cuenta en su resolución.
Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho, en las acciones populares (como concepto
general)se resalta la legitimación quivis e populo, la cual es aquella capacidad que tiene la
persona o entidad de iniciar o invocar esta acción para que se activen en concreto estos
engranajes jurídicos que buscan la resolución del problema. Elemento que en el caso
colombiano, ha sido contrapuesto con los diversos componentes como lo es la legitimación
por activa y por pasiva para poder dar ese impulso inicial en el proceso de restitución,
suspensión o prevención de aquellas actividades que generan este detrimento en el
colectivo, siendo este elemento comunitario o de agrupación de individuos el claro ejemplo
de esta legitimidad por activa, ya que esta es una responsabilidad que recae en
determinados entes sociales.
Por otra parte, surge la pregunta en el análisis de la legitimación y la capacidad de poner
en funcionamiento este mecanismo, ya que se debe tener claridad acerca de ¿qué tipos de
interés son los que se protegen? o ¿Cuáles son los derechos que por su especialidad o
especificidad son los tutelables por este mecanismo?
Para empezar con la solución de esta pregunta, debemos resaltar que este mecanismo en
gran parte, busca la unanimidad, ya que si bien pueden existir elementos propios de cada
persona afectada por la determinada situación, este agrupa estos en un problema común el
cual la precisa entidad judicial debe resolver. Por lo que la colectividad y los derechos que
se derivan de este, son los que poseen esta prelación ante el uso de este mecanismo. A
modo de ejemplificar encontramos los derechos medioambientales, en relación a violación
de derecho a la salud de un grupo social o el desarrollo de la vida digna y los que se
encuentren en conexión a este por actuaciones de particulares o del Estado.
A modo de conclusión, consideramos que tanto a nivel nacional, como internacional, las
acciones populares son una herramienta de fácil acceso ante las amenazas o la violación
de derechos comunitarios, las cual al adecuarse antes las necesidades de cada ordenamiento
jurídico, han creado la posibilidad de impartir justicia, mejorando la calidad de vida y el
desarrollo de las comunidades en su diario vivir, aportando al desarrollo hacia sociedades
con brechas de injusticia social menos abismales, como la que observamos en Colombia
actualmente.
BIBLIOGRAFIA
• El Derecho Romano y la formación del jurista, Fernando Hinestrosa, 18 de agosto
2000
• Corte constitucional, Rodrigo Escobar Gil, C- 622, 2007