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“Asociación Civil para la Defensa en el Ámbito Federal e Internacional de Derechos c/

Instituto de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados s/ Amparo” Corte Suprema


de Justicia de la Nación, 10/2/2015

ACCIONES DE CLASE Y LEGITIMACIÓN ACTIVA DE ASOCIACIONES DE


PERSONAS CON DISCAPACIDAD

Juan Antonio Seda

Introducción

El amparo colectivo es una de las novedades que nos legó la reforma constitucional de
1994. La Constitución Nacional recoge esta especial acción, de incidencia colectiva, en
su artículo 43. En esa norma se indica quiénes están legitimados para promover estas
acciones y son el propio interesado, el Defensor del Pueblo y las asociaciones. Por
supuesto que, a partir de esta enunciación inicial, los jueces habrán de analizar en cada
caso si concurren los elementos necesarios para permitir el trámite de este innovador
instituto. Adelanto que el tema en cuestión en el fallo analizado ha sido si las
asociaciones que se presentaron tenían legitimación activa, en virtud de la demanda
específica que estaban promoviendo.

Hay situaciones en las que un litigio tiene el carácter de interés general porque de su
resolución se puede beneficiar toda la comunidad. Tal podría ser el caso en temas como
medio ambiente, salud pública o servicios públicos. En cambio, cuando se trata de
derechos subjetivos, individuales o exclusivos, ya no interesa a la totalidad de la
comunidad y por lo tanto, habrá que analizar con detenimiento si estamos o no, ante una
acción de clase.

Las acciones de clase parten de un presupuesto básico y es que una misma resolución
judicial tendrá alcance general para muchos individuos que conforman un grupo
específico. Lo que une a este conjunto son características comunes, que pueden ser
intrínsecas o bien circunstanciales. Las acciones de clase son, desde esta perspectiva,
una eficiente y moderna forma de acceder a la justicia y asegurar la rápida vigencia de
los derechos constitucionales1.

La situación de las personas con discapacidad es mixta, ya que por una parte comparten
entre sí la condición de integrantes de un colectivo que tiene reconocimiento en la
Constitución Nacional (a través del inciso 23 del artículo 75 y posteriormente con la
incorporación de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad).
Pero también hay que señalar que las prestaciones que pueden demandar son de muy
diversa naturaleza, incluyendo desde tratamientos terapéuticos intensos hasta medidas
de acompañamiento para concurrir a una escuela. En todos los casos se trata de acciones
que tienen como objeto central que las personas con discapacidad puedan ejercer
plenamente sus derechos.

Legitimación de asociaciones de personas con discapacidad

Dos asociaciones civiles2 iniciaron una acción de amparo contra el Instituto Nacional de
Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP) para obtener la cobertura de
una serie de prestaciones médicas para personas con discapacidad. En primera y
segunda instancia, este amparo fue rechazado in limine, con el argumento de la falta de
legitimación activa por parte de las asociaciones actoras. La interpretación restrictiva
del artículo 43 de la Constitución Nacional, en su segundo párrafo, se impuso en el
criterio de aquellos magistrados, porque creían que no estaban realmente
comprometidos derechos de incidencia colectiva. O sea, para ellos el objeto de la acción
no era el interés general de un conjunto específico de la sociedad, por ejemplo todas las
personas con discapacidad.

Los jueces que rechazaron la legitimación, plantearon que el interés en evitar estas
demoras en los pagos, no era propiamente de las personas con discapacidad (que
recibían las prestaciones). En cambio, el interés era de las instituciones y los
1
Juan Vicente Sola “Las acciones de clase en el derecho argentino” La Ley, 2014-C, 12/5/2014
2
Asociación Civil para la Defensa en el Ámbito Federal e Internacional de Derechos (Asociación
DE.FE.IN.DER.) y la Asociación Civil "Pequeña Obra de la Divina Providencia"
profesionales que la realizaban las prestaciones y tenían un crédito respecto de la
demandada. Por lo tanto se trataría, según esa interpretación, de una acción privada que
ni siquiera merecía la vía del amparo y que debería tramitar por la vía ordinaria que
corresponde a cualquier incumplimiento contractual. Continuando con esta línea
argumental, tampoco estarían legitimadas las asociaciones para reclamar al INSSJP en
representación de los afiliados y debería ser cada uno ellos quien accionara, de manera
individual.

En contraposición, la parte actora sostiene como argumento que no es relevante que los
sujetos beneficiarios sean individualizados, ya que la demora es una situación que
sufren todas las personas con discapacidad que reciben prestaciones de la demandada.
Las normas que dan fundamento a la obligación de una prestación integral a las
personas con discapacidad son la Ley Nº 22.431 y la Ley Nº 24.901, en consonancia
con diversos tratados internacionales de derechos humanos que conforman el bloque de
constitucionalidad federal3.

En concreto, las asociaciones actoras reclamaban por la vía del amparo que se redujeran
los plazos de espera para el pago de prestaciones médicas. La demandada en el amparo
es la entidad rectora en materia de seguridad social. Las demoras, en muchos casos,
traen como consecuencia que las entidades privadas dejen de prestar el servicio. Ello
resulta así porque la discrecionalidad de los organismos estatales para cumplir con estas
obligaciones, suele implicar una elección arbitraria sobre la continuidad o no del
funcionamiento de las prestadoras privadas. Así, un hogar, un centro de día o una
clínica que no recibe el pago correspondiente por parte de las obras sociales, podría ser
empujado hacia una cesación de pagos a proveedores y empleados, lo cual implica en la
práctica que se le hace cesar su actividad, por ahogamiento financiero. He aquí un
mecanismo de grave corrupción institucional y que no suele ser denunciado, ya que
existe dependencia económica de los posibles denunciantes respecto de la entidad
estatal. Si no fuera por las organizaciones no gubernamentales, este tema no hubiera
llegado a la consideración de los jueces.

3
Entre estos tratados se destaca la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad,
sancionada a través de la Ley Nº 26.378 e incorporada a los instrumentos mencionados en el artículo 75
inciso 22 de la Constitución Nacional por medio de la Ley Nº 27.044. Es de destacar que, en el fallo de la
Corte Suprema aquí analizado, apenas es mencionada esta Convención y en cambio sí se hace referencia a
otros instrumentos internacionales de derechos humanos.
La Corte entendió que, si bien los intereses son individuales, hay un elemento en común
que otorga homogeneidad al conjunto. Se trata de quiénes son los que reciben el
conjunto de prestaciones. Así, se debe determinar si el INSSJP obstaculiza el acceso
igualitario a prestaciones integrales de salud para las personas con discapacidad. Sin
duda que esta resolución sí tiene una reverberación social, que afectaría a un conjunto
importante de la población. De allí que este fallo menciona como un antecedente
relevante el caso “Halabi” en términos de la importancia de los efectos expansivos de
una sentencia4.

Conclusión

Lo que deben tener en cuenta los magistrados, para aceptar una acción colectiva es que
exista una causa fáctica común, o sea “una pretensión procesal enfocada en el aspecto
colectivo del hecho” por un lado, pero por otro que “el interés individual considerado
aisladamente no justifique la promoción de una demanda”. Esto último es de alto
impacto respecto de muchas situaciones injustas y mortificantes para las personas con
discapacidad, pero que no siempre son pasibles de una demanda judicial en términos
individuales. Finalmente, se suma otro elemento y que en la causa hubiera “un fuerte
interés estatal en su protección”, en virtud de la trascendencia social5.

El objetivo constitucional parece ser el de ampliar las posibilidades de acceso a la


justicia. Los intereses de clase no deben ser necesariamente abarcar a la totalidad de la
población, sino que pueden apuntar a beneficiar a un grupo específico de la comunidad.

4
Recordemos que en “Halabi” se habían establecido tres condiciones para la procedencia de la acción,
tales son: a) conducta única que lesiona a un grupo de personas; b) pretensión que se enfoca en los efectos
comunes del problema; c) no se justificaría una demanda para el reclamo individual de cada uno en forma
separada;
5
Mariano de Estrada en su artículo “La Corte Suprema continúa regulando la acción de clase local con
dos sentencias simultáneas que arriban a distinto resultado” destaca que este elemento fue clave en este
fallo de la Corte, ya que en otro pronunciamiento similar y casi simultáneo rechazó la acción de clase
porque la asociación que la llevaba adelante defendía a consumidores y reclamaba por la devolución de
un presunto sobreprecio cobrado en la venta de cemento durante un período de tiempo. Artículo
disponible en portal digital “Abogados.com” http://www.abogados.com.ar/la-corte-suprema-continua-
regulando-la-accion-de-clase-local-con-dos-sentencias-simultaneas-que-arriban-a-distinto-resultado/
16079 consultado 1º/3/2015.
Más aún, cuando se trata de uno de los conjuntos que la Constitución Nacional ha
identificado como vulnerables y por lo tanto, objeto de políticas de acción positiva6.

Parece tan obvio como ambiguo, pero uno de los elementos centrales a determinar en la
acción de clase es cuál es el segmento de la población al que se está beneficiando a
través de una demanda. Quiénes están sufriendo de manera colectiva un obrar arbitrario
para el cual existe remedio procesal colectivo, debe quedar claro cuál es la “clase”.

¿Cuándo son suficientemente generales los intereses que se buscan proteger? ¿Y


cuándo, aquellos que se beneficiarían de un pronunciamiento judicial, son
suficientemente representativos de la “clase”? Si se utilizan criterios demasiado
restrictivos para responder ambas preguntas, este instituto podría quedar en la
abstracción y el desuso.

La conducta única y continuada de la demandada, por otra parte, justifica el ataque por
medio de este instrumento procesal. De otra forma se estaría tolerando la lesión del
interés de un conjunto de personas. Precisamente, la utilidad de la asociación de grupos
según intereses comunes, propende a los reclamos conjuntos. Esto debe estar tutelado
por la administración de justicia, mucho más tratándose de un grupo social vulnerable
como son las personas con discapacidad. El objeto de esta demanda es el acceso en
tiempo y forma de las personas con discapacidad a las prestaciones que las leyes les
reconocen. Esto hace a su derecho a la salud, a la vida y a la integridad física.

6
Artículo 75.- Corresponde al Congreso:…23. Legislar y promover medidas de acción positiva que
garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos
reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en
particular respecto de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad.

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