Instituto de Constelaciones Familiares

Brigitte Champetier de Ribes

Lo esencial de las Nuevas Constelaciones

Brigitte Champetier de Ribes

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Toda terapia es la herramienta correspondiente a un pensamiento, y conforme evoluciona

este pensamiento, va evolucionando la herramienta.
La actitud de fondo que movía Hellinger al principio, y durante 20 años, fue la del psicotera-
peuta todopoderoso. Luego empezó a entregarse al movimiento del alma, y posteriormente
al del espíritu. A partir de este momento ya habían nacido las Nuevas Constelaciones, que
Hellinger llamó entonces las Constelaciones del Espíritu, en lugar de Constelaciones Familia-
res.

La conexión con la vida y con algo más grande fue cada vez más prioritaria hasta que He-
llinger entendió que quien movía a los representantes y producía la sanación era el movi-
miento del espíritu y no la técnica del constelador.
El elemento esencial de la constelación fue a partir de entonces la conexión o sintonía del
constelador, cuyo papel primordial deviene en centrar y conectar al grupo, a los representan-
tes y a los demandantes de una constelación.
Centrar a todos, acercar a todos al asentimiento incondicional a todo y todos, al agradeci-
miento y al respeto incondicionales a todo y a todos, esta es la primera tarea del constelador.

Por lo tanto, en las nuevas constelaciones el constelador se retira, dejando actuar otras fuer-
zas. Sigue teniendo toda la responsabilidad del trabajo: su centramiento y su conexión con
otro nivel de conciencia le permite recibir la información de lo que necesita el campo para la
sanación de esa persona. En segundo lugar – además de la conexión – sus conocimientos
sistémicos le permitirán comprender y dar forma a la información recibida.

En la constelación entonces habrá dos planos presentes simultáneamente: el de la realidad

presente con el constelador y el cliente que podrá, bajo la dirección del constelador, hacer o
decir algo y otro nivel atemporal y deslocalizado en el que se mueven los representantes em-
pujados por la energía de sanación.

En las Nuevas Constelaciones vemos que el movimiento del espíritu es la energía de sana-
ción presente en el mismo cliente. El constelador sólo pone el cliente en contacto con su fuer-
za de sanación. Y esa energía de sanación se despliega cuando la persona sintoniza con la

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vida como es, resonando en todo el campo, transformando el pasado y sanando a los ances-
tros.

Simultáneamente con el constelador y el cliente, el tercer actor de las Nuevas Constelaciones

es el grupo. Gracias a movimientos fenomenológicos y meditaciones, cada posible represen-
tante ha de estar totalmente centrado y entregado al servicio a la vida. Todo el grupo forma
el campo de la constelación y la energía toma a ese grupo al servicio del cliente y de su sis-
tema. Las fuerzas de sanación van a actuar, si el constelador abandona su control. Varias
personas del grupo van a sentirse embargadas por la energía de “representante”, sin saber a
quién representan. Sólo se sienten empujados a levantarse y a participar en la constelación.

La representación en las Nuevas Constelaciones exige un silencio interno total, dejándose

mover sin intención, sin emoción y sin hábito. Es una verdadera meditación activa: apertura
silenciosa a una energía superior.
Y esa energía superior es el movimiento de sanación que llevará a una nueva posibilidad con
una solución buena para todos, absolutamente imposible de imaginar por el constelador ni
por el cliente.

Cómo dice Hellinger, una terapia se mide a su eficacia, y ahí está la eficacia sorprendente de
las Nuevas Constelaciones…

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