Retrato de Lucio Muniz
tiempo, editado por la revista Lo que Vendrá),
Poesía, canto y guitarra
Hamid Nazabay investigador*
L ucio Muniz, poeta, cantor, guitarrista, en-
tre otras muchas actividades, es autor de
clásicos del cancionero uruguayo como «En tu
imagen», «Domingo y feria» y «La magnolia del
Maciel». Nacido en Treinta y Tres el 16 de mayo
de 1939, y con un interesante itinerario de vida,
es uno de los creadores más versionados en el
panorama del canto popular uruguayo.
A este artista inquieto y multifacético nos
acercaremos en estas páginas, para conocer
su riquísima trayectoria dedicada a la cultura
en general, y en particular —sin chovinismo
alguno— a nuestra cultura.
El poeta
La trayectoria poética de Muniz ya lleva más
de 48 años, lapso en el cual este creador ha
abrazado su oficio con constancia y sentido
ético de lo que significa el arte poético.
Comenzó su vocación tempranamente,
influido por su padre, Tomás B. Muniz (1892-
1966), reconocido periodista, poeta y guitarris-
ta treintaitresino, y por un ambiente cultural
—vernáculo y universal— que sería absorbido
por aquel niño de la década del 40.
Así, un joven Muniz de 25 años vio su
primer trabajo publicado por Cuadernos de
Mercedes —en dicha ciudad sorianense—:
con el título Piel y ceniza (1964) salía a la luz
la obra de un nuevo poeta. Apenas tres años
después de este primer libro se consagraría
definitivamente en el imaginario social con
* Investigador y periodista cultural. Psicólogo.
ciones— que han registrado temas de este
Tapa de Octubre, Aquí, Poesía, 1967.
dos importantes premios en esta categoría:
el premio Ministerio de Instrucción Pública
(hoy Premio Anual de Literatura del mec) por
Octubre, editado por Aquí, Poesía; y el Premio
Aquí, Poesía por Todo el otoño, de la editorial
Signo, ambos de 1967.
Su siguiente libro se editó en 1971 (Hom-
bre, editorial Librería Ejido), y con él conti-
nuaría su derrotero de publicaciones poéticas
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hasta diciembre de 2011 (con El juego del
completando un total de 24 obras de este
género, siendo además traducido al italiano,
al checo y al holandés.
La poesía de Muniz está lejos de un juego
retórico no funcional, de lo empalagado de
ripios, de las metáforas encorsetadas, en
suma: de un tecnicismo literario con frivoli-
dad estética. Más bien se puede decir que su
poética es cotidianamente universal, en una
dialéctica entre lo íntimo y lo trascendente,
haciendo enclave en la trascendencia de eso
íntimo, y construyendo un yo propio con el que
lee, confesándose él mismo lector: «Para apre-
sar un poema ajeno /es necesario / aspirarlo
en silencio muchas veces / y muchas en voz
alta; / hay que buscar interiormente» («Breve
reflexión sobre la poesía», en Clave de sombra,
Ediciones de la Crítica, 1996).
El autor de canciones
En estricta relación con lo poético está la
autoría de canciones; actos creativos que,
aunque en apariencia similares, no encubren la
misma consistencia. De hecho hay autores de
canciones que nunca escribieron poesía, como
así poetas que no han concebido aquéllas. La
producción de Muniz abarca ambas materias,
aunque desde una u otra tienda se lo valore
sólo por una, a veces omitiendo la otra.
Fue en 1966 que por vez primera fue regis-
trada en un disco una canción suya: la milonga
cruzada «De no olvidar», en el primer larga
duración de Alfredo Zitarrosa (Canta Zitarrosa,
Tonal cp 040), muy popularizada en la última
década por La Vela Puerca. Pero será sobre
todo a partir de 1970 cuando sus canciones
comiencen a ocupar los repertorios de muchos
intérpretes nacionales. En ese año aparece el
primer lp de Los Zucará (Poema de octubre,
Orfeo ulp 90548), con cuatro temas de Muniz;
la placa lleva el nombre de uno de ellos. A la
postre será este importante dúo el que grabe
más canciones suyas, llegando a 30 en total.
Son alrededor de 80 los números artís-
ticos —entre solistas, dúos y grupos, que
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suman un total aproximado de 200 graba-
autor; entre los que se encuentran, además de
canciones, recitados, piezas instrumentales
y lecturas de poemas. Pero más allá de esa
extensa lista, los intérpretes que más han
integrado a su repertorio obras de Muniz,
aparte de los ya mencionados Los Zucará,
son: Walter Seruga (23 grabaciones), Soli-
palma (diez), Julio Víctor González (nueve),
Santiago Chalar (siete), Gabriel Núñez Rótulo
(siete), María Elena Melo (siete), Carlos María
Fossati (cuatro), Los Vidalín (cuatro) y Fernan-
do Ximénez (cuatro).
Aparte de esta labor autoral se destaca
también su rol de director artístico, ya que
ha reunido intérpretes para la concreción de
discos colectivos, teniendo como itinerario
sus composiciones, hechos que han marcado
una característica singular y que lo hacen casi
exclusivo en el marco del canto popular. En
la mayoría de ellos participa también como
intérprete. El primero fue Calles, con Los Zucará
(1980), después se sumarían: Entretodos (con
varios artistas, 1982), Vertientes (varios artis-
tas, 1983), Viento esteño (con Walter Seruga
y artistas invitados, 1993), Propuestas (con
Walter Seruga, La Vitrola, 1995), Canciones
de la casa (con Solipalma, La Vitrola, 2006) y
Como los pájaros (varios artistas, Orion-fonam,
2010); salvo los mencionados, los restantes
fueron editados por Sondor. En esta línea está
además el cd Manos para la guitarra, del que
trataremos después por dedicarse a obras
instrumentales.
Este recorrido lo posiciona como uno de los
autores más recreados por los intérpretes, com-
partiendo el podio con Washington Benavides,
Rubén Lena, Aníbal Sampayo, Osiris Rodríguez
Castillos, Víctor Lima y Alfredo Zitarrosa.
El intérprete
Independientemente de la veta poética y de
compositor de canciones, Muniz también es in-
térprete solista de sus obras. Esta condición, que
lo acompaña desde su juventud, es plasmada tar-
díamente respecto a las anteriormente descriptas.
 cabalmente en temas de honda emotividad,
como «Claraboya», «Réquiem para un pájaro»,
«Boliches viejos» o «A mi calle» (los dos últimos
tienen música de Carlos Gutiérrez). Si bien su
trascendencia ha sido como poeta y autor de
canciones, es una omisión no considerarlo en
el ámbito de los intérpretes como uno de los
solistas más destacados, dadas su calidad y
trayectoria sin altibajos, y por tener el mérito
de acompañarse —generalmente— a sí mismo
en guitarra de excelente manera.

En 1976 graba su primer disco, un simple
con dos canciones: «Del que espera» y «A don
Tomás», para el sello Orfeo (90.071). En el 78
se editaría su primer lp, Boliches viejos (Son-
dor). A este trabajo discográfico se sucederían
—sumados a los discos colectivos ya mencio-
nados—, como solista: Savia (1980), Cuando es
dura la copla (1981), Guitarra libre, nomás (rca,
1985 —participaron en un tema cada uno Los
Zucará y el dúo de Washington Carrasco y Cris-
tina Fernández—), Primera antología personal
(1996) y Retrato (2008); todos, salvo el tercero,
fueron editaron por Sondor. Debemos agregar a
estos fonogramas el cd Leyendo poesía (Ed. L.
M. Arrogay, 2001), aunque no sea de canciones,
y mencionar su participación en las llamadas
Tapa de Retrato, Sondor 8.298-2 (2008).
«ensaladas», discos con un hilo conductor que
editan las empresas discográficas.
Ha grabado un total de 73 canciones en
su discografía (solista o colectiva), aparte de
algunos solos de guitarra, acompañamientos
guitarrísticos, poemas dichos, o palabras
e introducciones al canto de los distintos
intérpretes.
Muniz cuenta con una modulada voz, de
registro grave, con un timbre que caracteriza
su canto y le da el matiz exacto para la inter-
pretación de sus temas. Si bien no es un intér-
prete de tango, aunque haya grabado alguno y
compuesto varios, alguien dijo alguna vez algo
como esto: «¡Lucio tiene la voz del tango aden-
tro!». Su caudal interpretativo se puede apreciar
El compositor musical
En su caso la composición musical no está
ligada solamente a la construcción de can-
ciones, puesto que ha creado bellas páginas
guitarrísticas, acrecentando el repertorio y la
literatura para este instrumento.
Esta faceta la mostró en 1965 cuando grabó
en guitarra la música que compuso para el docu-
mental En marcha, de Alberto Miller, proyectado
en el Festival de Cine Nacional que auspició el
sodre, y posteriormente (1981) en la grabación
del aire de minué «Memoria de una danza»,
incluido en su lp Cuando es dura la copla.
Tapa de El juego del tiempo (2011).
Más cerca en el tiempo, Muniz concreta
su faceta compositiva instrumental en una
obra temática: Manos para la guitarra. Obras Club Lagomar (plaqueta, 1995), La Guitarra
instrumentales de Lucio Muniz (Orion-fonam, Olimareña (2003), socio de honor de sudei
2005), en la que reúne a los guitarristas Ana (2008), El Sol de Rocha (2011) y el Morosoli
Inés Zeballos, Ramiro Agriel, Robert Ravera, de Plata (2012).
Mario Payssé, Eduardo Larbanois, Leonel Mu- Pero la obra de Muniz no sólo abarca los
niz, Bruno Casciani y Heber Marco. En ese cd se aspectos que hemos reseñado, también ha
mezclan las obras clásicas con las de carácter publicado cuatro libros de entrevistas y otro
folclórico y, a través de la interpretación de los sobre Serafín J. García, ha escrito prólogos
ejecutantes se aprecia la concepción musical, de libros y presentaciones de fonogramas, y
el conocimiento y el buen gusto de Muniz a la ha ilustrado las carátulas de éstos. Colabora
hora de componer. Esta obra es difundida ha- también con diversas publicaciones, escribe
bitualmente por Radio Clásica 650 am (sodre) narrativa, encuentra tiempo para dedicar a la
en el espacio temático Cuerdas y guitarras, pintura, a la talla en madera, a la fotografía; se
dirigido por Juan José Aldado. ha desempeñado como conferencista, comu-
nicador radial, jurado de concursos y gestor
Otras facetas de un ciudadano ilustre cultural; además de ser esposo, padre y abuelo.
En 2010 Muniz fue declarado ciudadano ilustre Sucede que, como él mismo ha dicho en
de Montevideo, importante reconocimiento Manos para la guitarra: «La literatura y la
entre otros recibidos: en el festival Derro- música, el color, la imagen y la forma, han sido
chando Coplas (plaqueta, 1987), en el Country centro de mi vocación artística». n

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