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4.

LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA (1874-1902)

La Restauración fue un régimen político que se implantó en España tras el Sexenio


democrático y que supuso el regreso de los borbones al trono con Alfonso XII. Fue la puesta
en marcha de un nuevo régimen liberal conservador no democrático que causó el predominio
de los valores conservadores de orden, propiedad y monarquía, manteniendo alejadas a las
clases populares de la política. Empezó con la sublevación del general Martínez Campos en
Sagunto, proclamando a Alfonso XII rey de España, quien había expresado sus intenciones
de reinar con el Manifiesto de Sandhurst. Este proceso se divide en varias etapas: a) el
reinado de Alfonso XII (1874-1885), b) regencia de María Cristina (1885-1902), y c) reinado
de Alfonso XIII (1902-1930), cuando inicia la crisis que llevará a la dictadura de Miguel
Primo de Rivera.

Cánovas del Castillo basó la estabilidad del régimen en la monarquía, pero para eso
necesitaba la estabilidad que encontró en el turnismo de dos partidos al modelo inglés, que
mantenía al ejército y sus pronunciamientos fuera de la política . En el poder restringió las
libertades públicas (prensa, expresión…) e impuso la censura; y buscó un acercamiento con
la Iglesia y el ejército. Finalmente, se convocaron Cortes Constituyentes para 1876.
Su triunfo le permitió promulgar la Constitución de 1876 de carácter conservador,
relativamente ambigua y flexible, para poder adaptarse a ambos partidos una vez gobernaran.
Tenía soberanía compartida entre las Cortes y el rey, Cortes bicamerales y se fortalecía el
poder de la corona: designaba el poder ejecutivo, tenía el mando del ejército y compartía el
poder legislativo con las Cortes; a cambio de reconocer una amplia relación de derechos y
libertades. Con el catolicismo como religión oficial y un sufragio censitario hasta el universal
masculino del gobierno largo de Sagasta.
El otro gran objetivo era terminar con la Guerra de Cuba y los carlistas, cuya finalización en
1876 y 1878 dió prestigio al nuevo régimen.

Un momento clave para este sistema fue la temprana muerte de Alfonso XII, pasando a la
regencia de María Cristina, embarazada con el futuro Alfonso XIII. Previendo que esto fuera
aprovechado como debilidad, se firmó el Pacto del Pardo entre los dos partidos dinásticos
(liberales y conservadores) para sellar su acuerdo de turnismo.
El turnismo era la alternancia en el gobierno de dos partidos dinásticos: el Partido
Conservador de Cánovas y el Partido Liberal de Sagasta. Ambos tenían su apoyo social en las
élites económicas y clases medias, predominando clero, terratenientes y aristocracia en los
moderados y burguesía y funcionarios en los liberales. Asumían dos papeles
complementarios, con un acuerdo de aprobar leyes que el otro pudiera aceptar, sin grandes
diferencias entre ellos, pues ambos defendían la monarquía, la propiedad privada y un Estado
centralista y unitario, siendo los liberales más propensos a al reformismo. Así, durante el
gobierno largo de Sagasta (1885-1890) se aprobaron leyes avanzadas como la Ley de
Asociaciones, la de Jurados y el sufragio universal masculino.
Para asegurar el turnismo se controlaban las elecciones, por lo que requería la intervención
del rey, que llamaba a formar gobierno al partido que tocara y disolvía las Cortes. El proceso
era fraudulento, el ministro de Gobernación “encasillaba” los que tenían que salir en cada
distrito; para que esto funcionase necesitaban a los gobernadores civiles, que transmitían las
instrucciones a los caciques y estos controlaban los votos de su localidad. Si esto no era
suficiente se recurría al pucherazo (manipulación), cambio de votos.
Así se mantenían alejados el resto de partidos del poder, que formaban la oposición al
sistema:
- Los carlistas, tenían su principal apoyo en País Vasco y Navarra, divididos en los
partidarios del antiguo programa y los adaptados a la nueva situación, como la Unión
Católica.
- Los republicanos tenían base social en las clases medias urbanas y querían mayor
democratización. Su presencia en Cortes era testimonial hasta la creación del Partido
Radical Republicano por Lerroux.
- El movimiento obrero, con desarrollo interrumpido por el golpe de Pavía, reinicia su
expansión al salir de la clandestinidad en el gobierno largo de Sagasta. Dividido en:
- Anarquismo, que eran apolíticos y anticlericales, con mayor arraigo en Cataluña,
Andalucía, Aragón y Valencia. Dos facciones: defensores de la propaganda por el
hecho (violencia) y partidarios de la vía sindical, que crearon la CTN.
- Marxistas, que acabarían formando el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la
Unión General de Trabajadores (UGT). Pablo Iglesias sería diputado en 1910.
- El nacionalismo catalán, con apoyos en la burguesía y el campesinado. Tras la
Reinaxença se desarrolla un nacionalismo autonomista no separatista, destacando la
función de la Liga Regionalista, un partido conservador que defendía los intereses de
la industria catalana y el proteccionismo.
- El nacionalismo vasco, en respuesta a la abolición de los fueros, con el Partido
Nacionalista Vasco (PNV), que recibía el apoyo de la burguesía y del campesinado,
que defendían la pureza de “raza” y tradiciones vascas, reclamando la independecia
desde el primer momento.
También hubo movimientos en otras zonas, pero de mucha menor importancia que las
anteriores.

El Desastre del 98 supuso la pérdida de las últimas colonias ultramarinas, tras la Guerra de
Cuba y la derrota ante EE.UU en 1898, la que a pesar de no tener repercusiones políticas, fue
un duro golpe para la sociedad en desencanto y frustración, que dió origen a un movimiento
de regeneracionismo contra la oligarquía y el caciquismo. Joaquín Costa sería el líder más
conocido, que abogaba por regenerar España para sacarla de su atraso social.

La muerte de los líderes de los partidos turnistas, Cánovas y Sagasta, el desastre del 98 y la
llegada al poder de Alfonso XIII hicieron que el sistema entrara en crisis. Un período muy
inestable con momentos duros como la Semana Trágica de Barcelona, la guerra de
Marruecos, la revolución de 1917, los pistoleros… que provocaron una crisis de un sistema
que acababa como en sus inicios, con un pronunciamiento militar de Primo de Rivera en
1923, quien establecería una dictadura militar hasta 1930, un año antes de que se proclamara
la II República.

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