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Buenas tardes, profesor y compañeros de clase.

Hoy me dirijo a ustedes no solo como


pañera de estudio, alumna o asistente de este plantel estudiantil; hoy me dirijo ante
ustedes como ciudadana de un pueblo que se está consumiendo en la delincuencia e
inseguridad.

Hablar de Colombia es resaltar lo bello de su diversidad, paisajes, gente, comida, paisajes


y muchísimas cualidades más, pero también es el país que me dio mi identidad como
ciudadana, el que me vio crecer y que me está brindando la oportunidad de ser alguien
dentro de un conglomerado social representado por una bandera tricolor.

Durante muchos años, se ha trabajado arduamente por quienes tienen la potestad de


legislar a favor de los derechos humanos sobre cómo protegerlos y cómo evitar su
laceración; pese a ello, puedo asegurar que no se le ha prestado la atención suficiente y
radical al tema de la seguridad, o simplemente los entes gubernamentales se han
enfocado en los límites que deberían enmarcar las políticas de seguridad, sin generar
soluciones realmente eficaces.

Darle el enfoque a la inseguridad de una política represiva no genera los resultados


esperados por la sociedad; estas ayudan a la cuantificación de resultados aparentemente
producentes: delincuentes detenidos, armas decomisadas o pandillas desmanteladas. La
realidad del país va mucho más allá, estos números de encuestas solo reflejan resultados
efímeros, no representan un verdadero impacto de la política sobre el problema mismo.

Bajo este argumento, se necesita medir el impacto de las políticas sugeridas por los
mandatarios con un enfoque de derechos en la disminución real de la violencia y empezar
a promocionar experiencias exitosas. Estas políticas dentro del marco de los derechos
humanos, deberían suponer la obligación de respetar los derechos y límites, proteger de
forma obligatoria la ciudadanía, es decir, que se genere una regulación efectiva de quienes
tienen como función guardar la seguridad de la población.

A través de los años, se ha logrado comprobar que para que una política de seguridad sea
exitosa debe ser integral y sostenible en el tiempo, así se podrían generar resultados como
los que ha demostrado tener el Salvador, país que cambió por completo su política de
seguridad a una más severa y con poca contemplación, pero que ha dejado gratos
resultados dejando en alto este nuevo gobierno.

Para mi país, como ciudadana, exijo y les invito a ustedes como parte de la sociedad, exigir
al gobierno no solo nacional sino también local, enfoque de derechos en sus políticas de
seguridad que nos garanticen una vida digna como sociedad.

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