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MÓDULO 3

DISCIPLINA POSITIVA
UNIDAD 1:
Origen, definición, fundamentos y principios
sobre la Disciplina Positiva

MSc. Mirla Arcos Polanco


2022
Unidad #1 2

Índice

03. INTRODUCCIÓN

04. TEMA 1
Origen y definición de la Disciplina Positiva

06. TEMA 2
Desarrollo de principios de la Disciplina Positiva

09. GLOSARIO

10. BIBLIOGRAFÍA
Unidad #1 3

Introducción

Introducción
Hablar de Disciplina Positiva implica, de manera inicial, reflexionar sobre las propias formas de crianza
recibidas y aplicadas, así como de la serie de experiencias que se han desplegado en el sistema educativo.
Uno de los mitos que llevan a validar actualmente las formas de abordar a los estudiantes, y que se han
instalado de manera más profunda, corresponde al uso del castigo como método efectivo para cambiar los
comportamientos complejos.

Es de esta forma que surge la idea de que aplicar “castigos”, frente a una conducta no deseada, hará que esta
se vuelva más apropiada; sin embargo, la Disciplina Positiva justamente postula lo contrario, desacreditando
con el tiempo la serie de estrategias utilizadas en dicha línea, proponiendo nuevas formas respetuosas de
crianza.

Estos temas, que en etapas iniciales son abordados principalmente por las familias, pasan a ser un elemento
central de la convivencia escolar cuando los estudiantes inician su proceso educativo, presentándose como
un importante desafío para los equipos profesionales al interior de la escuela.

Tanto las familias como los equipos profesionales en el sistema educativo tienen derecho a recibir
orientaciones sobre cómo mejorar los patrones de crianza recibidos, dejando atrás ideas de exigencias sobre
estos puntos. Asimismo, los avances en materias de investigaciones sobre el comportamiento humano -y el
mayor conocimiento sobre el desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes- permiten dar respuestas
oportunas no solo a los episodios desafiantes, sino a todas las interacciones que se dan en el hogar y en la
escuela.

Junto a los desafíos propios de la crianza y la educación existe un grupo que requiere de una atención
focalizada de acuerdo a sus requerimientos específicos; no siendo necesario describir directamente
una situación diagnóstica, hay quienes presentan desafíos con la comunicación, desplazamientos,
procesamiento y agudeza sensorial, que podrían explicar comportamientos desafiantes y que exigen de
procesos de ajustes y mayor especialización para llegar, de manera apropiada, a realizar el abordaje desde
la mirada de la Disciplina Positiva.
Unidad #1 4

Tema 1. Origen y definición de la Disciplina Positiva

Origen y definición de la Disciplina Positiva


La Disciplina Positiva es un área desarrollada por dos importantes profesionales contemporáneos: los
psiquiatras Alfred Adler y Rudolf Dreikurs, muy avanzados para su época, presentaron visiones diferentes
a las tradicionales sobre la crianza y la formación de la niñez. (en los años veinte se podía escuchar incluso
frases tan duras como “las letras con sangre entran’’). Posteriormente las psicólogas Jane Nelsen y Lynn Lott
desarrollan una línea de trabajo sobre la Disciplina Positiva.

En nuestra cultura se ha instaurado la idea de establecer relaciones de poder entre las familias y sus hijos,
que se observan en las formas de crianza; es frecuente escuchar en lo cotidiano que es importante alzar la
voz para que los niños y las niñas entiendan; reprender y regañar son palabras que se articulan de forma
permanente, incluso traspasando generaciones.

Al visualizar nuevas formas de abordaje, como las que plantea la Disciplina Positiva, se busca enseñar a los
niños y las niñas el autocontrol y la empatía, presentando nuevas formas de enfrentar situaciones: en lugar
de gritarles para que recojan los juguetes, los padres o profesores podrían sugerir su propia forma de tratar
el problema. Se pretende que los adultos piensen primero en las causas del mal comportamiento, antes de
actuar de manera reactiva frente a ello.

Si el niño/a solo busca evitar el castigo no sabrá valorar las consecuencias de sus actos ni le importará
portarse bien o mal. Se debe enfatizar que los principios de la Disciplina Positiva apuntan al desarrollo
integral de los niños, niñas y adolescentes, en un largo plazo, permitiendo que conforme avanzan en sus
propios itinerarios madurativos logren procesos de autorregulación sobre su comportamiento.

En contra de lo que piensa mucha gente no se trata de evitar los límites y las normas (que son buenos y
necesarios en la educación y la crianza de un niño o niña), sino de ponerlos de forma apropiada para cada
edad y de hacerles entender por qué es importante respetar esos límites. Siguiendo estas directrices se
conseguirá no solo que el niño se porte bien, sino también se establecerá una mejor relación entre padres
e hijos.
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Tema 1. Origen y definición de la Disciplina Positiva

Las relaciones entre las familias y sus hijos/as, así como entre docentes y estudiantes, deben estar fundadas
en un profundo respeto mútuo, dejando atrás patrones instalados en los cuales existía una relación marcada
por el poder desde el adulto; este elemento es uno de los aportes más relevantes de la Disciplina Positiva
y debe ser el eje en la construcción de relaciones armónicas entre pares y miembros de las comunidades
educativas.

Uno de los objetivos que pretende la Disciplina Positiva es aumentar la competencia y la confianza de
los niños, niñas y adolescentes para manejar situaciones difíciles; la seguridad en sí mismos permitirá dar
pasos certeros al momento de desenvolverse en espacios cotidianos y en los entornos educativos. Para
quienes han podido ser formados bajo los lineamientos de la Disciplina Positiva, las formas de relacionarse
valoran en gran medida el respeto propio y el de los demás.

¿Cuáles son los componentes básicos de la Disciplina Positiva?

A continuación se presentan los cinco componentes de la Disciplina Positiva, según se muestra en la Figura
1. Identificando las metas a largo plazo
2. Brindando calidez
3. Proporcionando estructura
4. Comprendiendo cómo sienten y piensan los niños
5. Resolviendo problemas.

Figura 1

Componentes básicos de la Disciplina Positiva

Resolución de Problemas

Comprender cómo piensan y sienten los ni-


ños y las niñas

Proporcionar
Brindando Calidez
estructura

Identificando metas a largo plazo

Fuente: Durrant, J., (2016)

Cada uno de los componentes presentados permitirá que las personas, en cualquier etapa de su vida,
puedan tomar las mejores decisiones. Contar con una sólida formación valórica contribuirá a resolver
situaciones y conflictos propios de cada edad.
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Tema 2. Desarrollo de principios de la Disciplina Positiva

Desarrollo de componentes de la Disciplina Positiva


4. Identificando metas a largo plazo

Uno de los desafíos más grandes respecto a la crianza y la educación, en la primera infancia, corresponde
a la necesidad de encontrar formas de abordar objetivos a corto plazo como los relativos a la alimentación
e higiene, entre otros. Las rutinas diarias requieren de un esfuerzo importante para instalar hábitos y
aprendizajes significativos que acompañarán a las personas a lo largo de su vida; la forma en la que el
adulto decida actuar, en sus diferentes roles, será fundamental para que la niñez tenga cada día mejores
herramientas para desenvolverse.

Acciones tan comunes para los niños y las niñas, en estas primeras etapas (como lavarse las manos antes
de comer, ordenar sus juguetes después de jugar o reaccionar de manera calmada frente al “no”) deben ser
manejadas adecuadamente, sino podrían desencadenar episodios de difícil abordaje; el adulto significativo,
tanto en entornos educativos como familiares, se encuentra tensionado al abordar algunas situaciones y
desea resolverlas pronto, lo que muchas veces no le permite pensar en las consecuencias que sus actos
podrían tener en años posteriores.

Por lo antes mencionado se deben tener en cuenta los objetivos a largo plazo, como la construcción de una
relación de respeto mútuo entre el adulto significativo y los niños y las niñas, y se debe evitar cualquier forma
de violencia. Estos patrones de abordaje de comportamiento usual suelen estar alejados de la reflexión, o
de conversaciones apropiadas a la edad de los niños y las niñas, y son reemplazados por los llamados de
atención, llegando incluso a los gritos.

Con frecuencia las familias reaccionan de manera impulsiva a la frustración que les provoca el que los niños
y las niñas no logren realizar las rutinas diarias, de la forma y en los tiempos que pueden ser apropiados
para el mundo del adulto; en ocasiones si los niños no culminan sus deberes en un corto plazo se les priva
de comer ciertos alimentos o se los deja llorar incansablemente. Estas situaciones no permiten ver los
objetivos a largo plazo, las reacciones inapropiadas hacen que se aprenda lo contrario de lo que se desea
enseñar; se pierde así la gran oportunidad de modelar frente a los niños, niñas y adolescentes una gama de
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Tema 2. Desarrollo de principios de la Disciplina Positiva

formas asertivas de responder que significarían, a la larga, un real aprendizaje.

Una importante recomendación de la Disciplina Positiva es que se observen los desafíos a corto plazo
como valiosas oportunidades para diseñar metas a largo plazo. Cuando alguien se siente frustrado (al
ver que no se concreta una tarea puntual y cotidiana, como atar los cordones de los zapatos) se debe ver
la posibilidad de enseñar; esto es algo mucho más importante que la tarea en sí. Reflexionar sobre una
situación considerando los lineamientos de la Disciplina Positiva permite ver la oportunidad para aprender
a manejar la frustración (meta a largo plazo) y no únicamente la acción de atar un cordón (meta a corto
plazo).

2. Brindando calidez y estructura

Teniendo claras las metas a largo plazo de cada familia en su particularidad (respecto de la crianza, así como
dentro de la comunidad educativa, que responde a los valores de convivencia que los establecimientos
construyen) es más sencillo interpretar y conducir, de manera respetuosa, la formación de los niños y las
niñas. Por esta razón se les debe brindar un ambiente cálido y seguro, que les haga sentirse acogidos y
colmados de afecto, en el que se les permita practicar nuevos aprendizajes a su ritmo, sin temor a equivocarse.
Ellos saben que si eso ocurre su entorno no los criticará, sino que permanecerá atento a brindar nuevas
posibilidades para resolver las situaciones a las que se enfrenten.

Lo anterior implica garantizar que los niños y las niñas crezcan y se desarrollen emocional y físicamente
seguros. Esto cobra un rol fundamental, pues les permitirá aprender de los errores y motivarse para
intentarlo nuevamente, buscando estrategias que les permitan desenvolverse de forma más respetuosa
con sus pares y adultos significativos; lo que generará, de manera recíproca, que los adultos los alienten a
mejorar su comportamiento y de esta forma tener una mejor convivencia.

Los estudios actuales en neuroeducación y neurociencias aportan la idea de que los niños y las niñas
aprenden mejor cuando se sienten respetados, comprendidos, confiados, seguros y amados; estas
premisas permiten a las familias, y a los profesionales, entender la importancia de los factores emocionales
al momento relacionarse con los niños y las niñas. De esta forma se aprende la importancia de la empatía
y el respeto por los sentimientos de los demás, lo que está muy lejos de familias que usan mecanismos
de control sobre sus hijos e hijas o de equipos docentes que a través de constantes críticas, o llamados de
atención, pretenden manejar los grupos de estudiantes frente a episodios que pueden ser difíciles.

La mejor forma de relacionarse es a través de la calidez y el respeto, incluso en aquellos momentos en los
que se puede pensar que se podría perder el control; es ahí cuando se requiere que padres y educadores den
una estructura a sus hijos, actuando como modelos, explicando de todas las formas posibles (atendiendo
a las características propias del desarrollo evolutivo y su diversidad) las razones sobre las reglas que se les
presentan, incluso involucrándolos en la toma de decisiones sobre ellas. Se debe señalar, principalmente,
los efectos que sus acciones tienen en los pares y adultos significativos que los rodean. De esta forma se
deben evitar las constantes amenazas y restricciones si no cumplen con lo acordado.

3. Comprendiendo cómo piensan y sienten los niños y las niñas

El conocimiento sobre el desarrollo evolutivo de los niños y niñas, particularmente aquel que se relaciona
con el área socioemocional, se hace indispensable al momento de abordar el comportamiento desde el
enfoque de la Disciplina Positiva. Tanto para las familias como para los educadores es importante empatizar
con los procesos que se desencadenan en la infancia y adolescencia, puesto que constituyen la base del
equilibrio emocional en las etapas posteriores.

El tipo de comunicación a establecer se debe adaptar a los niveles de comprensión de los niños y las
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Tema 2. Desarrollo de principios de la Disciplina Positiva

niñas, es importante incluso incorporar apoyos comunicativos como el uso de imágenes, objetos, tableros
o pictogramas, que contribuyen a garantizar la comprensión sobre la forma en que son percibidos los
episodios; se debe considerar que en ocasiones los mensajes pueden ser interpretados de manera equívoca,
por esa razón hay que comprobar que las orientaciones dadas por los adultos se relacionen directamente
con los niños y las niñas.

Es necesario enfatizar en las relaciones de respeto mútuo, dado que es probable que los niños y las niñas
respeten los límites que se les señalan si se les acoge, desde el inicio, con mucho respeto. Se deben reconocer
sus derechos desde el nacimiento, de esta forma -conforme avanzan en su desarrollo- imitarán a sus adultos
significativos. Y las familias y educadores podrán comprender los puntos de vista de los niños y las niñas,
haciendo el ejercicio de la escucha activa.

Es frecuente que se hagan exigencias a los niños y las niñas sobre su comportamiento, esperando situaciones
ideales para los adultos; sin embargo, no es así. Las expectativas, en ocasiones, van más allá de los itinerarios
madurativos, capacidades o nivel de desarrollo, poniendo en jaque a cualquier cuidador principal; se espera
que un bebé no llore para comunicar que tiene hambre, frío o está incómodo, o bien que un niño o niña, a
los cuatro años, permanezca tranquilo cuando es llevado a un lugar nuevo, el que de seguro le invita a ser
explorado. Se hace necesario, en este contexto, respetar las formas de comunicarse que están construyendo
los niños y las niñas para mostrar que encontrarán respuestas acorde a sus necesidades. Si el conjunto de
personas que los rodean toman conciencia de la relevancia de estos elementos, seguro responderá de
forma adecuada a las demandas de la infancia.

Si somos capaces de ver el entorno con los ojos de los niños y las niñas -respetando su edad, nivel de
desarrollo, capacidades, así como su cultura- será más sencillo comprender las verdaderas razones de su
comportamiento y se les podrá brindar alternativas para resolver las situaciones que enfrentan a diario.

4. Resolviendo problemas

Al momento de vivenciar la crianza, o desplegar estrategias integrales para una sana convivencia en entornos
educativos, se debe hacer un alto en la rutina diaria, para pensar en los episodios que están ocurriendo;
pues justamente la mayoría de las situaciones se abordan de forma reactiva, cuando se requiere de un
actuar planificado, brindando siempre un espacio para reflexionar, planificar con la mayor anticipación y
responder con la debida calma

Una reacción inmediata puede privar al educador de una oportunidad única para entregar a los niños y las
niñas, un aprendizaje significativo que perdure. Por esta razón cuando se enfrenten a una situación compleja,
sobre el comportamiento de sus hijos o estudiantes, es importante en primer lugar establecer cuál es el
problema, luego responder a través de los lineamientos que otorga la Disciplina Positiva, estableciendo un
clima de confianza, demostrando que los padres y educadores están ahí, no importa las situaciones que a
diario deben enfrentar, pues todo corresponde a un proceso formativo.

Es importante establecer metas de comportamientos apropiados de manera clara, en consenso con los
propios niños y niñas, fortaleciendo los lazos y vínculos a través de ambientes seguros y estructurados,
monitoreando el avance de cada uno; pues es la presentación de expectativas, que no se relacionan con las
características individuales, lo que genera una fuente importante de conflictos.

Otra de las importantes problemáticas que la Disciplina Positiva busca abordar corresponde al maltrato,
que facilita la repetición de patrones para resolver conflictos en los diferentes entornos en los que se
desenvuelve la niñez. En particular no se trata de prorrogar la idea de mantener el castigo como la forma
más instalada de redirigir comportamientos no apropiados, si no que se debe orientar a la incorporación de
nuevas formas de abordar y resolver problemas propios de la convivencia.
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Glosario

Glosario
ADULTO
Hace referencia a quienes se relacionan, de manera directa y significativa, con los niños y
las niñas: miembros de la familia, profesionales docentes pertenecientes a sus comunida-
des educativas.

DISCIPLINA POSITIVA
Es una forma de enseñar y guiar a los niños haciéndoles saber qué comportamiento es
aceptable de una manera firme, pero amable.
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Bibliografía

Bibliografía
Nelsen, J. (1996). Positive discipline: A teacher’s A-Z guide. Rocklin, CA: Prima Pub.
Durrant, J., (2016). Save the Children, Positive discipline in everyday parenting, Fourth Edition.
EMBAJADA
DE ESPAÑA
EN ECUADOR

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