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Nuestra vida de pareja ha tenido como todos: altibajos, reconociendo que han sido más los

altos que los bajos, no han faltado las crisis y los momentos difíciles, algunos originados
por situaciones internas y otras por situaciones externas. En pareja hemos sentido la
presencia de Dios en muchos momentos de nuestros ocho años de relación, por lo que
creemos que el habernos encontrado, conocido y pensar en unirnos fue por su voluntad,
dado que en nuestras familias la fe cristiana católica ha ocupado un lugar muy importante.
Esto ha marcado nuestras existencias a nivel personal y ahora como familia dado que
tenemos casi tres años en que convivimos, pero por una condición de fuerza mayor todavía
no podíamos contraer matrimonio aunque lo queríamos grandemente, parte de la decisión
de convivir fue la venida de un hijo que llenó nuestras vidas y familias de mucha alegría, y
por otra parte, porque lo habíamos pensado de antes y vivir el sacramento del matrimonio.
Notamos la presencia de Dios en los momentos difíciles porque a pesar de las crisis de
pareja todo se ha podido superar y reconocemos que todavía nos falta madurar y crecer,
esto siempre de su mano. Es importante tener presente que todo lo hemos superado porque
sentimos amor mutuo y hemos buscado sanar heridas a través de la reconciliación.

Ha sido de gran ayuda el colocar siempre en una balanza las cosas positivas y las cosas
negativas que vemos frente a la situación que estamos pasando y con ello buscar la manera
de solucionar y superar lo que está mal, en donde se hace el ejercicio de reconocer de qué
forma somos parte del problema y de qué forma ser parte de la solución. En nuestra
relación de pareja cada vez más hemos sido conscientes de que no nos podemos alejar de
Dios, porque lo que nos aleja de Dios nos pierde a nosotros como decía el Padre Espinoza
en la alegoría de la araña, aunque nos damos cuenta que nos falta, hemos luchado por
mantener la oración en familia al menos en la noche, teniendo presente la devoción del
Santo Rosario.

Como algo muy personal nosotros tuvimos que enfrentar momentos difíciles como muchas
familias por la pandemia, la situación económica fue algo complicada por la falta de
empleo y nos sentimos desesperanzados, pero gracias a Dios pudimos conseguir un nuevo
empleo que nos abrió más posibilidades, ya con un nuevo empleo nos dio Covid a toda la
familia (papá, mamá e hijo), esto nos llevó a fortalecernos dado que el encierro nos llevó a
pasar más tiempo juntos donde vimos la necesidad de cuidarnos más, amarnos más y de ver
la presencia de Dios que verdaderamente nos ama y nos protege, son tantos momentos que
realmente nos llevan a seguir creyendo que el querer de Dios es que estemos juntos y
vivamos esta vocación del amor.

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