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TEXTO: Isaías 60:1-3

Propósito: Engrandecer el nombre de nuestro Dios por encima de nosotros y de las


circunstancias que vivimos.
INTRODUCCIÓN
Todas, sin temor a equivocarme, estamos viviendo situaciones inesperadas, difíciles, son
muchas las personas que se sienten como que están en lo profundo de un pozo sin salida y les
produce una sensación de desesperación, desesperanza. Los ataques de pánico, los nervios
destrozados por el temor a contraer el covid aun aumentado, hasta algunas supersticiosamente
no lo mencionan para que no se les pegue, el haber presenciado el dolor, el luto, la partida de
nuestros familiares, amigos más cercanos, conocidos, como nunca antes habíamos visto nos ha
cargado de congoja, y de pesar, no podemos ser indiferentes, vivimos preocupadas porque
inmovilización social significa menos oportunidad para laborar, menos posibilidades para pagar
nuestros compromisos a tiempo, es cierto que muchas personas también han conseguido
reinventarse, y están saliendo adelante, es real que muchas personas se han vuelto solidarias
con el prójimo, les están ayudando con donaciones, con sus actividades para conseguir fondos,
es un hecho que las peticiones de oración a favor de otros han aumentado, y así debe de ser,
pero algunos han entrado en una crisis espiritual, y actúan como que si Dios no supiera lo que
nos pasa, que tienen que conseguir a como dé lugar salir de los vaivenes de la vida, No es solo
por descuido que te enfermas, no es sólo porque tu sistema inmunológico no está fortalecido, no
es solo porque no hiciste tu devocional y por eso no oras, no es solo porque ya tenías problemas
conyugales que ahora pierdes el dominio propio, lo triste del caso, es que la presente crisis que
estamos enfrentando nos está impidiendo mirar por encima de las circunstancias, nos obstaculiza
para mirar más allá de nuestras emociones, y de nuestros pensamientos, nos está privando de
buscar entender lo que Dios quiere enseñarnos, cuál es el propósito de Dios en medio de todo,
estamos tan distraídos, poniendo nuestra mirada en la crisis, en las soluciones humanas, que no
nos damos cuenta que nos hemos distanciado de Dios y no le estamos prestando atención, por
encima de todo lo que nos suceda, está nuestro Dios ejecutando un buen propósito para cada
uno de nosotros. Por las actitudes que tomamos dejamos ver como si Dios hubiera perdido el
dominio de las cosas, en lugar de preocuparnos por tener un corazón contrito, humillado y
postrado ante Él para que nos dirija. Estamos faltando a la fe, ¿cuál es el mensaje que estamos
recibiendo con tantas muertes? ¿Cuál es el propósito de Dios para hacernos pasar por este valle?
¿Qué está viendo Dios que hay en tu corazón y en el mío? ¿Hay temor al virus, temor a la muerte
o temor a Dios? ¿Es mi mensaje o es el mensaje de Dios el que estoy compartiendo? ¿Hablo de
amor, misericordia, y dejo de lado la justicia y santidad de Dios o viceversa? ¿Estoy más
preocupada en que Dios me escuche que en escuchar a Dios? ¿Quiero escuchar más de un
mensaje de esperanza y no de un justo juicio? ¿Qué más necesitamos que nos ocurra para
prestar real atención al mensaje de Dios para estos tiempos? Dios nos está hablando, nos está
tratando de despertar a una realidad que estamos desapercibiendo, tenemos que comenzar a
indagar, a pedirle al Señor que nos inquiete a buscar su propósito, tenemos que preguntarle al
Señor, si estamos sintonizados con él, Dios está tratando con nosotros mediante las dificultades y
situaciones difíciles que pasamos, tal como lo que hizo con Israel, Isaías profetizó que iban a ser
70 años que vivirían como si no tuvieran patria, como si no tuvieran casas propias, como si no
tuvieran esperanza, y nosotros llevamos 13 meses y ya queremos que termine, como si ya se
hubiese cumplido el propósito de Dios en nosotros. No estoy diciendo que este mal durará 70
años, estoy diciendo que Dios, nuestro Padre está usando este mal para hacer justicia, para
enderezar nuestros caminos, para santificarnos porque nos hemos permitido pecados que
ofenden a Dios, para dejar nuestros errados caminos y volvernos a Dios sin nada que ofrecer
pero agarrados de su gran misericordia, para despertarnos, para incomodarnos, para meternos
en el vallado, que clamemos hasta que él intervenga, no solo para que nos dé una solución
momentánea sino para que salgamos aprobados, para que nuestra fe esté más refinada, para
que nuestro amor por Él y obediencia aumenten, para que nuestro carácter espiritual produzca el
fruto del espíritu y demos honor a Dios, para que sepamos administrar esta situación como es
digno de él. Una de las últimas lecciones que estamos aprendido en estos meses es que
HOY ES EL TIEMPO QUE DIOS NOS DA, QUE NOS BRINDA, PARA TOMAR LA DECISIÓN de
cambiar de actitud, de enderezar lo que se tiene que enderezar, de abandonar las sendas que
nos alejan de Dios, de despojarnos del orgullo, de amar a Dios, de reconciliarnos con otros, de
negarnos a nosotros mismos, honrar a Dios, de pedir perdón, de perdonar, de soltar, de dar, de
llamar, de amar, mañana quizás sea tarde, a lo mejor no tendremos oportunidad, de repente no
tengamos tiempo, quizá ya no puedas rectificar, tal vez ya no tengamos las condiciones
adecuadas y necesarias para hacerlo, dejarlo para después puede ser un craso error. Mi sobrino
estuvo a punto de morir, los doctores dijeron que era cuestión de tiempo, nos humillamos ante el
dador de la vida, no ofrecimos nada, fijamos nuestra mirada en él, recién nos dimos cuenta que
muchos, tuvieron años, tuvieron la oportunidad de arrepentirse y no quisieron, allí era el lloro,
lloramos por nuestra necedad, lloramos por nuestros pecados, por nuestras ofensas contra Dios
como individuos, como familia, como ciudadanos, como creyentes, estuvimos esperando que
Dios determinara, porque es fiel y justo, no había nada que objetar, sólo que nos ayudara a ver su
decisión como lo que es, justa, Dios sobreabundó en gracia para con él, porque así quiso, con
respecto a la partida de mi amoroso suegro, aprendí que perdí la oportunidad de mostrarle con
mayor frecuencia mi cariño, y su partida como la partida de muchos hijos del Señor responde a un
propósito mayor leyendo Isaías 57.1 entendí, Perece el justo y no hay quien piense en ello, y los
piadosos mueren, y no hay quien entienda que de delante de la aflicción es quitado el justo.
Tenemos que pensar, más allá de lo que ven nuestros ojos, de lo que siente nuestro corazón,
tenemos que entender no con esta mente natural, tenemos que entrar en el secreto y derramar
nuestra lágrimas, pensamientos, dejando que Dios nos ministre como él quiere, aunque mi familia
quiso tenerlo más tiempo con nosotros, pero teníamos que soltarlo a las manos de nuestro amado
Dios y él determinó llevarlo para que no tenga, ni vea más aflicción, murió con covid, pero el covid
no lo mató, fue Dios quien paró su corazón, gloria al nombre de Cristo. Dios tiene propósitos más
grandes para las cosas que nos suceden, no es por casualidad, no es por un curso de la
naturaleza, Dios está tratando con nosotros y nosotros tenemos que buscar su rostro divino para
poder entenderlo, Dios está activo, obrando, que no lo percibas no significa que no está obrando,
Dios quiere seguir transformarnos, quiere que ese vínculo con Él llegue a ser lo más importante
para nosotros, tenemos que buscarlo con todo el corazón, porque me buscareis y me hallareis
porque me buscareis con todo vuestro corazón, esa es la condición, con todo el corazón, y Dios
sabe cuándo es que le buscamos con todo el corazón, busquemos al Señor mientras pueda ser
hallado, llamémoslo mientras esté cercano, y éste es el mensaje de esta tarde, Dios está tratando
con nosotros para que nos arrepintamos, para que adquiramos sabiduría práctica, para que
corrijamos lo errado de nuestros pensamientos, de nuestras actitudes, para santificarnos, para
que volvamos a confiar en él, para que le amemos, para que lo pongamos en primer lugar, el
salmista manifiesta cómo Dios ha estado trabajando con él a través de tiempos de aflicción, de
necesidad, y cuál ha sido el resultado, una actitud de adoración, de dependencia, Salmos 40.17
Aunque afligido y necesitado, Jehová pensará en mí, mi ayuda y mi libertador eres tú. Dios mío
no te tardes. En este libro, Dios le estaba dando al pueblo de Israel un mensaje de esperanza a
través de Isaías, les estaba adelantando lo que les sucedería en Babilonia, pero que Dios los
preservaría, los llevaría otra vez a Jerusalén no para ver solo las ruinas, no para ser consumidos
otra vez por el desierto, no solo para que hiciesen el trabajo de reconstruir, de levantar una
ciudad, Isaías les está anunciando que ahora, habiéndolos Dios corregido, perdonado,
santificados, redimidos y vueltos a Jerusalén, les dice que esa luz que les había faltado por tanto
tiempo nuevamente vendría sobre ellos y esta vez vendría para siempre, y ese era motivo de una
gran alegría, esa realidad está descrita en Isaías 60. 1 Levántate, Jerusalén, envuelta en
resplandor, porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor brilla sobre ti. La presencia de Dios
era la luz que había llegado a ellos, la manifestación de su persona, de su gloria volvería a
resplandecer sobre ellos. Esa era la gran promesa, el gran anuncio. Su vida daría un giro de 180
grados, su vida sería favorecida por la presencia de Dios. Y esta profecía era algo futuro para
Israel pero es una realidad espiritual en nuestros tiempos. Jesús, verbo encarnado, Dios hecho
hombre dijo Yo estaré con vosotros todos los días, Ana, Marcela, Victoria, amiga escribe tu
nombre, ya no vivas como vivías antes, en lo natural, afanada, turbada con muchas cosas, ya no
vivas en la esclavitud del trabajo, angustiada por tus muchas necesidades y deudas, ya no caigas
en pánico por la escases, por la enfermedad, ya no vivas como si estuvieses sola, como si Dios
no estuviese a tu lado, ya no vivas en tus fuerzas porque no son ninguna, porque no sirven para
lo que estamos viviendo o para lo que está por venir, deja de edificar tu vida según tus criterios,
deja de dar un modelo de vida sin Dios, porque será como edificar en la arena, lo perderás todo,
deja de confiar en tus propias soluciones como si Dios no fuera tan sabio para ayudarnos, deja de
estar llorando sin consuelo, deprimiéndote con cosas irreales, hoy nuestro corazón debe
prorrumpir en gran alegría, porque tenemos luz, la luz que alumbra nuestra vida no es una luz
natural, no es una luz artificial como la que usamos en nuestras casas, la luz que tenemos es
sobrenatural, emana de Dios, es Dios mismo en nosotros, es luz verdadera, que da vida, orden,
conocimiento, entendimiento, provisión, justicia, rectitud, santidad, consolación, propósito, ahora,
es el tiempo, es tiempo de vivir unidas a Cristo, no de unir a Cristo a nuestra vida, éste es el
tiempo donde podemos encomendar todo lo que hagamos a la guía y buena voluntad de Dios,
para que de orden a nuestras veredas y no que Dios se alinee a nuestros planes y a nuestra
voluntad. Dejémonos guiar por nuestro sabio Dios. Un hermano sintió un dolor muy grande en su
vientre, él y su esposa buscaron al Señor, nuestro Dios para que los guiara al médico que debía
tratarlo, a él se le vino un nombre y lo llamó, le contó sus síntomas y malestares pero este médico
dijo, conozco a alguien que te podría atender, lo voy a llamar, y no le dijo nada más, este creyente
estaba triste porque su amigo médico no lo había atendido como él esperaba, así que tuvo que
pasar un día más con ese malestar, ellos pensaban si estarían haciendo bien en esperar, pero
oraban por nuevas fuerzas, por mantener su confianza en la guía del Señor, al día siguiente el
médico llegó a su casa, lo auscultó y lo medicó, pasaron unos días, recuperó la salud, a veces
nosotros impulsados por nuestras capacidades nos adelantamos y tocamos puertas, invertimos
más dinero del que deberíamos invertir, hacemos colas innecesarias, trámites inapropiados,
vamos a médicos que no dan con el mal, y todo por no pedir la guía del Señor, aprendamos a
vivir en Cristo. Ahora la presencia de Dios está contigo, conmigo, Su verdad tiene el poder de
iluminar nuestra vida y hacer desaparecer toda niebla, tiene el poder de ordenar nuestro
pensamiento, alumbrar nuestro camino, y darnos firmeza con su consejo. Ahora es tiempo de vivir
según el nuevo hombre, ahora estamos escondidos con Cristo en Dios y cada uno puede dar
pelea, usando las armas dadas por Dios contra nuestra carne, orgullo, contra la corriente y
temores de este mundo. Hoy, la presencia de Dios es la que resplandece en nuestras vidas y por
Él es que saldremos adelante, las enfermedades dañarán nuestro cuerpo, porque así debe de
ser, pero Él guardará nuestras vidas, la escases nos despojará de nuestras cosas, arrebatará
nuestras ilusiones, pero no podrá arrebatarnos de la mano invisible de Cristo, no podrá impedir
que la bendición de Dios llegue a nosotros en el tiempo que Él disponga para nosotros, por eso
mujer, vuélvete a Dios, sométete a Él, y a sus grandes misericordias para que puedas vivir con
propósito, Dios está en medio de nosotros, que su resplandor en nosotras, en ti y en mí levanten
su gran nombre y que nuestras generaciones, nuestros hijos gocen también de Él. Oremos
Nosotros necesitamos la presencia de Dios en nuestras vidas, tenemos que dejar que Cristo, el
hijo de Dios habite por la fe en nuestros corazones, porque así como la luna que es envuelta
totalmente por la luz radiante del sol, así en ese mismo proceso, nosotros tenemos primero que
ser irradiados, tenemos que recibir la luz, y la vida de Dios. ¿Qué importante es la presencia de
Dios para nosotros? Juan 8.12 2 Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el
que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Ven dile a Dios que ya no
quieres vivir más en tinieblas, que quieres rendir tu vida a él para que la ilumine, arrepiéntete de
tus pecados, ofensas cometidas contra él y pídele perdón. Para ti que has vivido sin entender, sin
percibir el propósito de Dios para lo que te pasa, hoy también tienes que arrepentirte por no
confiar como deberías en Dios, por no esperar en su presencia una respuesta y para ti que vives
como si Dios no estuviera contigo, y que no tienes tiempo para Dios, ni para servirle, ni para
extender su reino, para ti que te estás esforzándote con todos tus fuerzas y, en tus fuerzas, el
Señor dice que tus fuerzas no alcanzan para más, no llenan, no satisfacen, no cubren,
arrepiéntete y comienza a vivir echando mano de la grandeza y abundancia de Cristo, muchas
han entrado en crisis emocional y espiritual porque no tienen fundamentos sólidos en la Palabra
de Dios. Hoy estamos tomando una decisión trascendental, mañana quizás no vendrá, entiendas
o no entiendas Dios cumplirá sus propósitos y seremos nosotras las que sufriremos pérdida, Dios
sigue siendo el Kirios, el dueño absoluto y quien tiene dominio sobre todo, vivamos con esa
confianza, con alegría y fuerzas renovadas diariamente en su presencia. Este mundo fue hecho
para ser iluminado por la luz de nuestro Dios.

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