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Introducción
Desarrollo
Más allá del daño y las consecuencias negativas de la violencia contra las
mujeres, se generan elevados costos en los mercados laborales, que repercuten
en la economía de las naciones
Las mujeres que tienen ingresos propios pueden prevenir la violencia, ya sea
porque le ponen un alto al marido o porque lo dejan. Saben que tienen una buena
remuneración y no se quedan en el círculo de violencia ya que no dependen de
esa persona y saben que pueden valerse por sí mismas. Casi la mitad de los
feminicidios en México ocurren dentro del hogar, por eso es importante conseguir
la igualdad salarial para las mujeres. En México la Secretaría de Seguridad
Pública registró 80 feminicidios en febrero de 2022, una disminución del 29.2 por
ciento a comparación del máximo histórico en agosto de 2021 cuando se
reportaron 113 casos.
Se estima que la violencia contra las mujeres tiene costos que aún no son
medibles, derivados del daño emocional que afecta a las víctimas, a sus familiares
y a la sociedad en su conjunto. De hecho, se afirma que por cada mujer que está
inmersa en una situación de violencia, son varias generaciones posteriores que
también padecerán las consecuencias.
Por lo tanto, en un contexto como este, el recorte presupuestal significa que “no
hay recurso para operar, no hay recurso para investigar, no hay recursos para las
pruebas de ADN, no hay instalaciones propiamente adecuadas para recibir a las
mujeres que denuncian. No hay herramientas para atender el tema de la violencia
porque no hay recurso”, advierte Elsa Conde, feminista e integrante de la iniciativa
Aliada, integrada por las organizaciones Cejil, Colectiva Ciudad y Género, Equality
Now, MIDI y Raíces.
En 2015, la violencia contra las mujeres costó a México 1.4 por ciento del
Producto Interno Bruto (PIB), lo que en términos absolutos representa 245 mil 118
millones 266 mil 538 pesos.
La cifra obtenida corresponde a los gastos que realizaron las mujeres que vivieron
violencia por parte de su pareja en los 12 meses de 2015, a los ingresos que
dejaron de percibir por causa de un feminicidio (casos registrados en 2013), así
como al valor de los trabajos no remunerados que dejaron de realizar.
El costo económico de la violencia contra las mujeres se elevaría aún más si todos
los casos fueran denunciados, lo cual no se refleja porque en el país existe un
bajo nivel de denuncias y sólo 13 por ciento de las mujeres violentadas lo hace.
Erradicar la violencia contra las mujeres es un camino para garantizar una mejor
calidad de vida para la sociedad en general, pero también una forma de impactar
positivamente en la economía de las naciones.