Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Las experiencias en el campo del urbanismo y las críticas surgidas ante la situación de las ciudades
industriales ponen de manifiesto la carencia de planificación de las ciudades y los problemas de saneamiento
surgidos por las aglomeraciones urbanas. Los técnicos y funcionarios se ven en la necesidad de coordinación
y arbitraje para intervenir en la ciudad. El hacinamiento de los obreros, y el anonimato de la población eran
las características adecuadas para el nacimiento del descontento y el brote de las huelgas y revueltas
obreras.
Legisladores y técnicos fueron imponiendo normas e intervenciones para controlar un desarrollo en una
ciudad que se convierte en un escenario económico.
Nacen así los grandes planes para las poblaciones, sobre todo en capitales de gobiernos fuertes, como el
Plan de París llevado a la práctica por el prefecto del Sena, el Barón Haussmann.
En 1867 el catalán Ildefonso Cerdá publicó Teoría General de la urbanización y aplicación de sus principios y
doctrinas a la reforma y ensanche de Barcelona, una recopilación interesante de los conceptos sobre
urbanización. Su teoría está enfocada desde la necesidad de plantear un proyecto para el ensanche de
Barcelona y tiene la novedad de que aporta ideas nuevas sobre urbanización.
Los ensanches son una constante en el urbanismo decimonónico y tienen unas características comunes en
los diferentes países, como el interés por romper con la escala antigua y crear una nueva unidad de medida,
son una malla que aúna las estructuras existentes que pueden extenderse a voluntad. Los ensanches han
sido considerados como exponentes de la nueva ciudad.
Una tipología novedosa a expensas de los materiales férreos son los “mercados cubiertos”. Un ensayo
temprano es la cubierta para el Mercado de la Madeleine en París que M.G. Veugny proyectó en 1824 y
concluida en 1838. Veugny introdujo en un proyecto sencillo, una armadura interna en la cubierta
que estaba realizada en hierro con soportes del mismo material.
En el París renovado de Napoleón III (1808-1873), un nuevo edificio, el mercado central “Les Halles
Centrales”, fue realizado Víctor Baltard (1805-1874) a instancias del Barón Haussmann. El nuevo diseño, un
conjunto de hierro y cristal, que asumió el aprovisionamiento de la capital de un Imperio moderno, se llevó
a cabo entre 1853-1858 por Baltard y Callet. Se trataba de un conjunto integrado por diez pabellones
cuadrangulares agrupados en dos hileras, con las calles intermedias también cubiertas y de mayor altura. El
basamento era de piedra y sobre él se levantaba la estructura modular de hierro. Fue derribado en 1969.
Al modo de Les Halles surgieron en toda Europa mercados de estructura metálica que rivalizaron en
modernidad con el ejemplo parisino. Por ejemplo, en España el mercado de la Cebada, Los Mostenses Y
Olavide construidos por Mariano Calvo y Pereira a partir de 1867. En los tres casos, desgraciadamente
desaparecidos, lucernarios más elevados proporcionaban iluminación al interior con cubierta de cinc y
persianas de cristal. El mercado del Born en Barcelona es obra de Joseph Fotserè i Mestre y su arquitectura
espectacular destaca por la cúpula ochavada así como su cubierta a dos aguas.
Pero, sin duda, fueron las teorías del francés Viollet-le-Duc las que influyeron en el resto de Europa para la
renovación del interés por el empleo del metal hacia finales del siglo. Desde el principio de su carrera había
insistido en que el respeto a los materiales era la base de la arquitectura. Cuando se enfrenta al empleo del
hierro, lo hace con el convencimiento de que era necesario conocer sus propiedades y utilizarlo con rigor.
Insiste en que si se cambia el material, también ha de cambiar la forma arquitectónica.
En el Entretien Número 18 dio la idea de una casa de estructura metálica cuyas formas romboidales se
reflejaban en la fachada, recubierta por ladrillos vidriados y piedra tallada; este tipo de construcción fue
denominada por Viollet-le-Duc como “arquitectura para el porvenir”. Con estructuras metálicas romboidales
cubiertas de ladrillo vidriado y piedra tallada. La gran aportación de Viollet-Le-Duc a la arquitectura metálica
fue su deseo de crear un arte que proceda de sus conocimientos y las necesidades impuestas por el tiempo,
al contrario que los arquitectos que se empeñaban en imitar obras decadentes de siglos pasados.
En los años setenta, se reconoce la necesidad de unión entre ingenieros y arquitectos, o lo que es lo mismo
entre arte y ciencia.
Jules Saulnier edificó en Noisiel, sobre el río Marne, la fábrica de chocolates Ménier, uno de los primeros
edificios construidos con estructura metálica. Cuatro vigas verticales de sección cuadrada se elevan sobre pilares de
mampostería que se hunden en la corriente del rio. Al exterior se aprecia el esqueleto metálico que forma una red
romboidal, remedo de las antiguas estructuras de madera. La fachada está revestida de baldosines
de colores en dibujos geométricos.
Gustave Eiffel Y Louis Charles iniciaron en 1869 le Magasin Au Bon Marché en París en la Rue de
Sèvres, consiguiendo una nueva tipología de espacio comercial en la que la estructura férrea y las cubiertas
de cristal será un rasgo que se generalizará no sólo en Francia sino también en otros lugares. Tenía distintas
plantas iluminadas cenitalmente por claraboyas y se comunicaba por medio de ligeras pasarelas. En todo el
conjunto, el hierro adopta formas decorativas en las barandillas y pasarelas, así como en las finas
columnillas de soporte. En el exterior una marquesina de cristal recorre la fachada sobre los
escaparates a los que proporciona protección. En Au Bon Marché aparece el pabellón de esquina
que se remata con elevada cúpula.
Tipologías para el transporte.
El ferrocarril a vapor favoreció el tendido realizado con materiales férreos, incrementó la construcción de
puentes y surgieron estaciones ferroviarias que se convirtieron en auténticos templos del progreso.
Thomas Telford (1757-1834) proyectó un puente sobre el Támesis en Londres en 1801, cuya construcción
nunca vería la luz. Era un arco metálico de 180 metros de luz formado por seis nervios hechos con piezas
cúbicas huecas de hierro fundido a modo de dovelas que era la exacta reproducción en hierro de la
albañilería tradicional.
Telford construyó numerosos puentes en las Highlands escocesas, en Gales, Irlanda y en Inglaterra. Algunos
fueron de obra y otros sencillos arcos metálicos como el Builwas Bridge (1795-1796) o el Graigellachie Bridge
(1815).
El Menai Bridge (1819-1824) tenía una estructura construida en sillería y la calzada estaba sostenida por
medio de cadenas metálicas suspendidas de altas torres en forma de tronco de pirámide.
En Francia, mientras tanto, se produce un retraso tecnológico debido al proceso revolucionario, no
obstante, L. A. de Cessart proyecta un puente peatonal sobre el Sena para unir el Louvre con el Instituto de
Francia en 1803, el Puente de las Artes, con una estructura metálica de nueve arcadas de 18’25 metros de
luz, compuesta cada una por cinco arcos que apoyan en pilonos de albañilería.El modelo sirvió para
levantar en España concretamente en Sevilla, el puente de Isabel II o de Triana inaugurado en 1844.
Marc Séguin (1786-1875) proyecta un puente colgante sobre el Ródano en 1825 que, en lugar de utilizar
cadenas sostenía la pasarela con cables metálicos, abriendo así las puertas a una nueva técnica que
pronto se difundirá por Europa y Estados Unidos. John A. Roebling (1806-1869) se basa en este sistema
de cable para construir sus grandes puentes en Estados Unidos; el ingeniero experimenta con un tipo de
puente colgante que consistía en la transmisión de todas las cargas a un cable que corre a lo largo de la
estructura, suspendido de torres de
albañilería, como por ejemplo el puente sobre el
río Monongahela(1846, Pittsburg), el de Cincinnati
sobre el río Ohio, el ya desaparecido sobre las
cataratas del Niágara, o el más afamado el
Brooklyn Bridge de Nueva York (1868-1883) que
une la isla de Manhattan con Long Island que aún se
mantiene en uso y que es uno de los iconos de la
ciudad con enormes pilonos de granito de 83 metros
de altura horadados por vanos ojivales bajo los
que pasan las calzadas para la circulación y el
tendido para el tranvía eléctrico. Los fuertes
cables de acero penden de los pilonos y en forma
de abanico, soportan la enorme estructura que
alcanza 486,5 m. en el tramo central.
J. A. Roebling: Puente de Brooklyn, Nueva York, 1868.
En España Se levantó en Sevilla el puente de Isabel II o de Triana, inaugurado en 1844, proyectado por
Bernadet y Steinacher, y edificado por Corroza con piezas metálicas fabricadas en la fundición sevillana de
Narciso Bonaplata.
La técnica del acero empleada por Gustave Eiffel (1832-1923) en puentes y viaductos ha determinado el
aspecto arquitectónico final, consiguió obviar los lenguajes arquitectónicos históricos, para que,
prescindiendo del ornamento su forma fuera consecuencia de la función de los elementos que integran la
estructura del puente. Los viaductos de
Busseau sur Creuse y sobre el Bouble son
sencillos armazones prefabricados de tramos
rectos en forma de vigas cajón de enrejado,
sostenidos por elevados pilares
troncopiramidales de gran ligereza. La
resistencia del material permite dar perfiles
estilizados a los elementos metálicos. Eiffel
empleó en el viaducto de María Pia (1875)
sobre el río Duero cerca de Oporto y de Garabit
(1880- 1884) sobre el río Truyère, un gran
arco que salvaba lo angosto del paraje;
sobre este arco se apoya el tramo recto destinado a sostener las vías, los soportes son pilares
trocopiramidales de celosía.
Aprovechando los logros de Eiffel, Arnodin creó una nueva tipología de puente, en este caso transbordador,
que fabricó para diferentes puertos fluviales de Francia: Ruan (1889), Nantes con una parte fija y otra móvil.
Su estructura apoya en el suelo por medio de pilares de celosía de doble base, sobre ellos una pasarela
de la que pende por medio de gruesos cables una gabarra que traslada de un lado a otro del río los
vehículos por medio de una grua. Pero la patente del puente trasbordador era española, obra del
ingeniero bilbaíno Alberto de Palacio y Elissague (1856-1939) que lo había patentado en 1888. Con ella
se construyó el puente de Vizcaya sobre la ría de Bilbao, entre Portugalete y Las Arenas.
Estaciones ferroviarias.
Las estaciones de ferrocarril fueron los monumentos más representativos de la nueva ciudad, en las que se
fusionan muros de albañilería y estructuras metálicas, con el propósito de ser funcionales. En un principio
son estaciones sencillas y con cubiertas sobre los andenes realizadas en madera.
Robert Stephenson Y Francis Thompson edificaron una de las primeras estaciones en la que se utilizó una
cubierta metálica, la Tri Junct Raylways Station de Derby (1839-1841). Su cubierta sobre vías y
andenes tiene una zona más elevada sobre las vías y más baja la correspondiente a los andenes
laterales; toda la estructura se afianza por medio de tirantes y columnas de hierro fundido.
François Alexandre Duquesney construyó la Gare de L´Est De París encerrando las funcionales cubiertas
metálicas en un edificio que quería recordar el Renacimiento. Un entramado de costillas de hierro, tirantes
y riostras cubren las galerías y los andenes. El rosetón de la fachada que proporciona luz al interior es un
elemento innovador en las estaciones. Está diseñado con un esquema de abanico con sencillos
motivos decorativos, que en ejemplos muy enriquecidos, recuerdan los rosetones de las catedrales.
I.K. Brunel Y M.D. Wyatt construyen la Paddington Station de Londres. Amoldan el hierro a formas
caprichosas de regusto árabe.
El ingeniero William H. Barlow prescindió totalmente de los elementos historicistas en su cubierta para S.
Pancras Station de Londres con una carena de 73 metros de ancho, la mayor luz conseguida hasta el
momento; su envoltura arquitectónica es una fantasía medievalizante realizada combinando ladrillo y
piedra.
Las primeras estaciones ferroviarias fueron en España obra de ingenieros y arquitectos tanto ingleses
como franceses, adaptando modelos ya desarrollados en sus lugares de origen. Uno de los ejemplos
más tempranos es la Estación de Delicias de Madrid, en uso hasta los años sesenta del siglo XX, hoy Museo
del Ferrocarril, que fue construido según proyecto del francés Émile Cacheliévre y la intervención de
ingenieros españoles.
Delicias responde a la tipología de gran cubierta entre pabellones de acceso con una estructura portante de
cuchillos unidos a los pilares que llegan hasta el suelo según el sistema que Henri de Dion empleó en la
Galería de Máquinas de la Exposición Universal de París de 1878. Pocos años después, 1888, el ingeniero
Alberto de Palacio comenzó la Estación de Atocha, arquitectónicamente más tradicional.
En Estados Unidos, las grandes estaciones de construyeron siguiendo modelos europeos, pero con mayores
dimensiones, como por ejemplo La Grand Central Station de Nueva York de 1869.
Arquitecturas para exposiciones
En el segundo cuarto de siglo se ponen de moda los invernaderos, “jardines de cristal” que también se utilizan
para realizar exposiciones y que a la vez, pueden acoger el paseo ciudadano.
Thomas Hooper había construido un invernadero En Carlton House (1811-1812, Londres) de estructura
metálica y cristal, con lo que variaba el modelo tradicionalmente realizado en madera; lo notable de la obra
de Hooper, ya demolida, era su aspecto gótico con tracerías y bóvedas de abanico, propias del gótico inglés,
realizadas en hierro.
Charles Rohault de Fleury construyó el Serre del Jardin Des
Plantes de París, una estructura formada por vigas y columnas
de hierro fundido que sostenían una nave de bóveda de
cañón.En Inglaterra, el interés por la jardinería dio paso a interesantes
conjuntos que se servían del material férreo. El jardinero del Duque
de Devonshire, Joseph Paxton levantó un invernadero de planta
rectangular abovedada en Chatsworth, Derbyshire. Aunque utilizó
vigas y columnas de hierro, las costillas que sostenían el armazón y
los bastidores en los que se encastraban los paneles de cristal,
estaban hechos en madera. Diseñó la puerta de ingreso con un
frontón clásico sobre columnas dóricas.
Años después Decimus Burton y el ingeniero Richard Turner
construyeron el Palm Stove, aún en pie, en los jardines de Kew
donde prescindieron de las formas clásicas erigiendo una estructura de forma redondeadas, revestida de
piezas de vidrio.
Los sencillos invernaderos o jardines de invierno darán paso a los pabellones de exposición, destinados a
mostrar la pujanza industrial de las naciones a través de las Exposiciones Internacionales. La primera
exposición universal fue idea del esposo de la reina Victoria de Inglaterra, Albert.
En 1850 se convoca un concurso destinado a elegir el proyecto de edificio que, situado en Hyde Park, debería
albergar la exposición. Se presentaron 245 proyectos de entre los que se concedieron menciones especiales
a los delineados por el francés Hector Horeau y por el irlandés Richard Turner, cuyo material utilizado debía
ser el hierro por la facilidad y la rapidez de montaje además de la posibilidad de desmontar y reutilizar sus
partes.
El elegido fue el realizado por Joseph Paxton. Utilizó una solución similar al a que había experimentado
en la construcción de invernaderos pero magnificada. Consistía en una nave longitudinal de 1851 pies de
largo, cifra alusiva al año de muestra, aproximadamente 560 metros. El pabellón estaba organizado en
función de un módulo de siete metros de lado que se correspondía con la distancia entre dos soportes de
hierro fundido. La nave central era de tres módulos de anchura, 21 metros, y dos módulos era la anchura de
las naves laterales. Un transepto con bóveda de cañón de mayor altura, permitió integrar en el edificio los
árboles que el paraje tenía. El pabellón poseía un perfil escalonado con tres pisos, todos ellos construidos
mediante el módulo tipo.
Se emplearon soportes de fundición huecos que también servían como canalones para eliminar el agua de
las cubiertas. Las láminas de vidrio de la fachada, de 1,20 metros de longitud, estaban enmarcadas por cercos
de madera, también eran de madera las cerchas de las bóvedas, a modo de costillas. Se utilizaron vigas de
celosía y motivos calados de hierro como decoración.
El superintendente de las obras, Owen Jones, decoró el interior con una policromía de franjas en rojo,
amarillo y azul con líneas blancas entremedias en el interior, y en azul y blanco para el exterior.
Paxton empleó en el Crystal Palace la técnica de los ingenieros con la repetición y combinación de un
módulo, el empleo de columnas de hierro fundido y vigas de celosía. Se podía desmontar cuando fuera
preciso. El Crystal Palace se desmontó y se volvió a ensamblar en Sydenham, aunque lo destruyó un incendio
en 1936.
En Francia se trató de emular la muestra inglesa pero sus exposiciones de años sucesivos no tuvieron el
impacto ni la novedad del Crystal Palace.
No será hasta 1867 cuando Francia construya un enorme pabellón en el Campo de Marte de París. Era una
construcción de planta oval, obra de J.B. Krantz, de 490 metros de largo por 336 metros de ancho, que
integraban seis anillos concéntricos, que albergaba en el centro un jardín con palmeras. La cubierta fue
realizada por el taller del joven arquitecto Gustave Eiffel que experimentaba con diferentes estructuras
metálicas.
La Exposición Universal de París de 1889 se celebró en el Campo de Marte; ocupaba un terreno rectangular
entre la Escuela Militar levantada por Gabriel en el siglo XVIII y el palacio del Trocadero al que se unía por el
puente de Iena sobre el río Sena. En un mismo eje desde el río, se alineaban la Torre símbolo de la muestra,
obra de Gustave Eiffel, el Dôme Central obra de J.Formigé y la Galerie des Machines, que cierra
transversalmente el eje.
La idea de la torre de 300 metros salió de un concurso que ganó Eiffel quien consideró la torre como el
elemento que centra y configura el conjunto de la exposición, exposición cuyo Palacio o Dôme Central era un
edificio ecléctico coronado por una cúpula bulbosa.
Eiffel levanta la torre con una base constituida por cuatro estructuras troncopiramidales independientes y
separadas. El sistema de fijación a tierra era similar al empleado en la cimentación de puentes. Es una en
apariencia sencilla estructura de placas de acero y angulares, unidas por remaches, en la que se consiguieron
casar al milímetro las distintas piezas prefabricadas. Los tetrapilonos de la base se unían con arcos
similares a los utilizados en los viaductos.
Aún separadas, las cuatro grandes patas se elevan aproximándose y sobre ellas se sustenta la segunda
plataforma; desde ella continúa una forma única que se eleva estrechándose hasta la terraza de remate a
304,80 metros. Fueron necesarias 12.000 piezas metálicas, perfectamente diseñadas individualmente, que
se unieron por medio de 2.500.000 remaches.
No se renunció al empleo de motivos calados en hierro que decoran las bandas de la primera plataforma con
formas cercanas al “art nouveau”.
Los ascensores de Otis facilitaron la subida a los diferentes niveles, aunque también se había diseñado un
laborioso sistema de escaleras de caracol. La torre según se iba construyendo generaba una amplia polémica
entre los que consideraban que la obra en sí misma pisoteaba el arte y la historia francesa, así artistas y
escritores solicitaron que se detuviera el trabajo de la torre que pensaban rompía con la imagen barroca de
París. Para otros la torre Eiffel era el símbolo de una nueva era, la de la arquitectura metálica, estandarte del
progreso y del nuevo París.
Sin la espectacularidad de la Torre, La Galerie des Machines o Palais des Machines fue una obra admirada,
quizás porque su cometido de albergar maquinaria no se consideraba objeto de escándalo. Fue derribada en
1910.
Era una nave de 420 metros de largo por 115 metros de ancho y 40 metros de altura (hecha de hierro y
cristal). Superaba en dimensiones las obras ya realizadas en diseños similares. Arcos de hierro laminados a
modo de gigantescas cimbras formaban la armadura apuntada y rebajada; parten del mismo suelo en el que
se apoyan directamente.
Han desaparecido los soportes. Las grandes fachadas están cerradas con vidreos de diferentes colores,
su esquema es la repetición del perfil de los arcos. Amplias galerías laterales permitían la visión del gran
espacio central donde se exhibía la maquinaria, pero también se instalaron puentes móviles que recorrían
la sala a media altura y permitían transportar a los visitantes por encima de las piezas expuestas.