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Boletín
académico. Nº. 12, 1990. p 15-21. ISSN 02133474
1867, con la Meiji Restoration, como el comienzo de la Edad Moderna de la cultura japonesa,
en un intento de apertura a! Mundo Occidental. Cuatro generaciones de arquitectos se
desarrollarán
Pensamiento metabolista
la explosión demográfica que ha sufrido -y sufre- la población japonesa. En una situación tan
precaria como la de postguerra resultaba imposible satisfacer la creciente demanda de
viviendas con los métodos del pasado. De una u otra forma se imponía un proceso de
industrialización de la construcción residencial. Por otra parte, y dada la configuración
geográfica de las islas, se deduce que el espacio habitable disponible -proporcionalmente- es
mínimo: Hacia el año 2000 se calcula que aproximadamente 135 millones de personas
ocuparán unos 2 millones de hectáreas. Todo ello redunda en un coste exorbitado del
terreno.16
El 100/0 de la población cambia su lugar de residencia cada año. Las principales ciudades
sufren un proceso de concentración humana desmedido 17
Compara nuestros edificios y nuestras ciudades con el proceso energético de la vida: los ciclos
de cambio y la constante regeneración y destrucción del tejido orgánico 17
encontrar su propia espiritualidad en el seno de la comunidad, término que aquí adquiere un
carácter temporal. Cobran así importancia los lugares públicos y la idea de polivalencia del
espacio.18
o Kurokawa.
."Entrevista a Alvaro Siza". Palimpsesto. Territorio, técnica y ciudad. n°2, Septiembre 2013, .
p 2-5. ISSN 20149751
Granada - Cuando se llega, como ocurre en Venecia, es como entrar en un sueño, puedes ir diez
veces y cada vez es un sueño. Pasada esa emoción siempre se produce alguna reflexión
Introducción. En: FRAMPTON, Kenneth. Historia crítica de la arquitectura moderna. Barcelona:
Gustavo Gili, 1998. pp. 8-10. ISBN 9788425216657
Nouveau Traité de toute l'architecture (1706), en el que reemplazaba los atributos vitruv1anos
de Ja arquitectura -es decir, utilitas, flrm1tas y venustas (utilidad, solidez y belleza)- por su
triada propia: ordonnance, distribut1on y bienseance. 14
célebre escrito de Adolf Loas Ornament und Verbrechen ('Ornamento y delito')- argumentaba
que muchos edificios no requenan ningún tipo de ornamento. Sus preferencias eran !a
mampostena sin columnas y las construcciones ortogonales. Para él, !a columna exenta era Ja
esencia de !a pura arquitectura, tal como habia quedado patente en la catedra! gótica y en el
templo griego 14
!os clasrc1stas estructurales tendian a entatizar la estructura (línea seguida por Cordemoy,
Laugier y Soufflot), mientras que los c!as1c1stas romanticos tendían a acentuar el caracter
fisonómico de la propia forma {línea seguida por Ledoux, Boullée y Gilly). La pnmera 'escuela'
se concentró mas bien en tipos como prisiones, hospitales y estaciones de ferrocarril, como en
e! caso de figuras como E.-J. Gilbert y F.-A. Duquesney (diseñador de la Gare de l'Est de Paris,
de 1852), mientras que !a segunda se orientó mas bien hacia las construcciones
representativas, como los museos y bibliotecas umversitanas 18
uLos griegos no imaginan nunca un edificio independientemente del lugar que le presta marco
y de los edificios que lo rodean. ( ... ) Cada motivo arqu1tecton1co considerado
independientemente es s1métnco, pero está tratado como un pa1sa1e donde unicamente se
ponderan !as masas.)>19
Frampton, Kenneth. Transformaciones territoriales: los desarrollos urbanos, 1800-1909. En: Frampton,
Kenneth. Historia crítica de la arquitectura moderna. Barcelona: Gustavo Gili, 1999. pp. 20-28. ISBN
9788425216657
la ley de Salud Pública de 1848. Esta ley, .1unto con otras, hacia a las autoridades !ocales
responsables legales del atcantan- !lado, !a recogida de basuras, et abastec1m1ento de agua,
las carreteras, la inspección de los mataderos y el enterramiento de los muertos …la sociedad
!legara a ser vagamente consciente de !a necesidad de me.1orar el aloiam1ento de la clase
obrera; pero con respec~ to a los modelos y !os medios segun los cuales se deberia lograr esa
me.iora había 1mcialmente poco acuerdo 21
Aparte de acoger a !as masas de obreros, !a matnz de calles y plazas del Londres del siglo xvw
se amplió a lo largo de todo el x1x para sat1stacer las exigencias residenciales de una clase
medía urbana en crecimiento.23
En 1859, Cerda proyectó el ensanche de Barcelona como una ciudad reticular, con unas
veintidós manzanas de extensión, bordeada por el mar y atravesada por dos avenidas oblicuas.
Impulsada por la 1ndustna y el comercio exterior, Barcelona rellenó este trazado reticular de
escala americana a finales del siglo 25
Desde la revolución del siglo pasado hemos entrado en una fase de transición. Buscamos,
acumulamos gran cantidad de materiales, hurgamos en el pasado, y nuestros recursos se han
incrementado. Así pues, ¿qué es lo que nos falta para dar un cuerpo, una apariencia original a
tantos elementos tan variados? ¿No será, sencillamente, un método? 452
Y es que la originalidad sólo es posible con la verdad, la originalidad no es más que una de las
formas que adopta la verdad para salir a la luz. Y, por fortuna, dichas formas son infinitas. Así,
por muchos esfuerzos que se hayan realizado últimamente para asociar tantos estilos y tantas
influencias con el fin de satisfacer todas las fantasías de la época, lo más sorprendente de los
monumentos modernos es su monotonía. 453
¿dónde están la razón, la utilidad, el sentido, la finalidad de una cosa tan extraña? 475
Sólo tendremos una arquitectura propia el día en que nos propongamos ser consecuentes de
verdad, el día en que apreciemos las obras del pasado por su valor relativo y "acuñemos
denominaciones lo bastante acabadas y revisiones lo bastante generales como para
asegurarnos de que no nos olvidamos nada", el día en que tengamos unas razones sólidas que
oponer a las fantasías de los aficionados, puesto que al final la razón siempre es más
poderosa. 475
Ruskin, John. Las siete lámparas de la arquitectura [extracto]. En: García Estévez, Carolina; Pizza de
Nanno, Antonio. Historia del arte y de la arquitectura moderna (1851-1933): del Crystal Palace a la
ciudad funcional. Barcelona : Iniciativa Digital Politècnica, 2015. pp. 112-116. ISBN 9788498804928
En abstracto, no parece existir razón alguna por Ja cual el hierro no deba usarse al igual que se
usa la madera, pero no está lejos el momento en que un nuevo sistema de leyes
arquitectónicas se desarrollará adaptándose por entero a la construcción metálica. Pero creo
que la tendencia de opinión actual es la de limitar la idea de arquitectura a la construcción sin
metal, y no sin razón. 113
Pero a partir del momento en que el hierro suplante la piedra y actúe por su resistencia a
compresión soportando un peso excesivo, o bien actúe por su propio peso como contrapeso,
reemplazando así los pináculos o los contrafuertes para resistir un empuje lateral, o bien se use
en forma de barra o viga cuando podrían emplearse unas jácenas de madera, en ese instante
el edificio cesará, en la medida en que se use el metal, de ser verdadera arquitectura.114
No nos engañemos en este asunto tan importante; es imposible, tan imposible como resucitar a
los muertos, restaurar algo que haya sido grande o bello en arquitectura. Antes he insistido en
que la vida del edificio es aquel espíritu que solo pueden proporcionar la mano y el ojo del
artesano, y esto es algo que jamás podremos hacer volver. Una época distinta podrá dar un
espíritu distinto, y entonces se tratará de un nuevo edificio;114
Frampton, Kenneth. Transformaciones técnicas: la ingeniería estructural, 1775-1939. En: Frampton,
Kenneth. Historia crítica de la arquitectura moderna. Barcelona: Gustavo Gili, 1998. pp. 29-40. ISBN
9788425216657
El hierro se evita en los edificios de viviendas y se emplea en los passages, en los pabellones
de exposición y en las estaciones ferroviarias, construcciones todas ellas relacionadas con el
transito. Al mismo tiempo, se amplía el campo de aplicación arqui tectónica del vidrio. Pero las
condiciones socia les para una utilización más amplia del vidrio como material de construcción
sólo se hicieron realidad cien años después 29
os materia les del ferrocarril, el hierro fundido y forjado, se fueron integrando gradualmente en
el voca bulario constructivo general, dentro del cual constituían los únicos elementos
resistentes al fuego disponibles para los espacias de alma cenamiento de vanas plantas
requeridos por la producción industrial. 32
La Galéríe d'Orléans, construida en el Palais Royal por Fontaíne en 1829, fue la primera de
estas galerías en tener una bóveda de cañón acnstalada. La naturaleza prefabricada de estos
sistemas de fundición garantizaba no sóío cier ta rapidez de montaje, sino también la posibili
dad de transportar 'juegos' de componentes constructivos a largas distancias: a partir de
mediados del siglo, ios países industrializados comenzaron a exportar edificios prefabricados
de tundición a todo e! Mundo. 33
La necesidad de cruzar ríos cada vez mas anchos llevó a Eiffel y a sus socios a idear un
ingenioso sistema de soporte para viaductos. 35
La disponibilidad de acero barato a partir de 1870 permitía usar un material con el que se
podían alcanzar amplias luces con facilidad. Asi pues, se tomo la decisión de cruzar el barranco
con una estructura de cinco tramos: dos pequeños, apoya dos en torres, a cada uno de los
lados; y uno grande, en el centro, de 160 metros de luz, sostenido por un arco con puntos de
apoyo dobles. 36
El em pleo final de toldos de lona para dar sombra a la cubierta difícilmente puede considerarse
parte integral del sistema, y muchos de los expositores internacionales decidieron prote gerse
del efecto ■invernadero' con doseles de colgaduras engalanadas, que sin duda se colo caban
tanto para luchar contra la inaceptable 'objetividad' del edificio como para defenderse del sol.35
Hasta 1895, el empleo del hormigón armado en Norteamérica estuvo limitado por su depen
dencia en la importación de cemento desde Eu ropa. 38
BENÉVOLO, Leonardo. Cap. III. Haussmann y el plan de París. En: BENÉVOLO, Leonardo. Historia de la
arquitectura moderna. Barcelona : GG, 2005. pp. 89-128. ISBN 9788425217937
Como ya se ha dicho, la urbanística moderna da sus primeros pasos entre 1830 y 1850. Pero
no nace en los estudios de los ar- quitectos -donde de discute si se debe escoger el estilo
clásico o el gótico, despre- ciando consecuentemente la industria y sus productos- sino,
precisamente, de la expe- riencia de los defectos de la ciudad indus- trial, y gracias a los
técnicos e higienistas que se esfuerzan en dar con el remedio. Las primeras leyes de sanidad
constituyen el mo- desto principio sobre el cual se construirá paulatinamente el complicado
edificio de la legislación urbanística contemporánea.
Por ahora, sin embargo, la atención de los reformadores se fija sólo en algunos sectores, y su
acción se dirige a eliminar algunos males particulares, como la insuficiencia de alcantarillados y
de agua potable o la difusión de las epidemias. Si, tratando un problema, aparecen otros
nuevos, esto sucede, por así decir, involuntariamente. La construcción de la red de evacuación
y traída de aguas exige un mínimo de regularidad, planimétrica y altimétrica, de las nuevas
construcciones; el mantenimiento de las instalaciones urbanas implica una nueva
estructuración de los departamentos técnicos municipales, así como la facultad de obligar a los
propietarios a determinadas prestaciones. La ejecución de carreteras y ferrocarriles requiere
nuevos procedimientos de expropiación del suelo y una serie de nuevos instrumentos técnicos,
entre ellos una cartografía exacta. 89
Luis Napoleón construye su poder sobre los temores causados por la revolución socialista de
febrero de 1848, y se apoya en la fuerza del ejército y en el prestigio popular, en contra de la
burguesía intelectual y de la minoría obrera. Tiene, por tanto, un interés directo en la realización
de grandes obras públicas en París, desatendidas por los gobiernos precedentes, para
consolidar su popularidad con testimonios tangibles, y también para hacer más difíciles futuras
revoluciones, demoliendo las estrechas calles medievales y sustituyéndolas por arterias
espaciosas y rectilíneas, adecuadas a los movimientos de tropas. 92
En cada crisis política las insurrecciones revolucionarias nacen de los barrios del viejo París, y
las propias calles proporcionan a los rebeldes, a un mismo tiempo, posiciones de defensa y
armas ofensivas. Basta leer esta proclama de 1830, en la cual el gobierno provisional sugiere
cómo hacer frente a las tropas regulares, con la frialdad de una orden de servicio en una
fábrica: Franceses, todos los medios de defensa son legítimos. Desempedrad las calles,
esparcid los adoquines aquí y allí, dejando entre uno y otro una distancia de más o menos un
pie, para frenar la marcha de la infantería y de la caballería; subid el mayor número posible de
adoquines al primer piso, al segundo y a los pisos superiores, por lo menos veinte o treinta
adoquines por casa, y esperad tranquilamente a que los batallones estén atascados en medio
de la calle antes de tirárselos. 92
Las obras realizadas por Haussmann en sus diecisiete años de poder se pueden dividir en
cinco categorías. 96
En la práctica, Haussmann superpone al cuerpo de la antigua ciudad una nueva red de calles
anchas y rectilíneas (fig. 72), formando un sistema coherente de comunicaciones entre los
centros principales de la vida ciudadana y las estaciones de ferrocarril, asegurando al mismo
tiempo directrices eficaces de tráfico, de cruce y de defensa; procura no destruir los 96
procura no destruir los monumentos más importantes, sino que los aísla y emplea como puntos
de fuga para las nuevas perspectivas de las calles 97
El problema de las viviendas destinadas a las clases menos pudientes y la exigencia de una
intervención estatal para garantizar las condiciones mínimas de distribución e higiene,
independientemente de la capacidad económica de los destinatarios, comienzan, en esta
ocasión, a formar parte de la práctica política y administrativa, aunque en medida insuficiente
para las necesidades. 98
Haussmann renueva también las instalaciones del viejo París. Para las instalaciones
hidráulicas encuentra un precioso colaborador en el ingeniero Franc;ois Eugene Belgrand
(1810-1878), un oscuro funcionario de provincias llamado a París para proyectar los nuevos
acueductos y las instalaciones para la extracción de agua del Sena, aumentando el caudal de
suministro de agua desde 112.000 m3 al día a 343.000, y la red de conducción desde 747- a
1545 kilómetros (figs. 79 y 80). Belgrand construye además la nueva red de alcantarillado98
Los intelectuales y los artistas le critican la destrucción de los ambientes del viejo París y la
vulgaridad de las nuevas construcciones, pero no van más allá de los habituales lamentos
estetizantes, basados en el disgusto y la condena de toda la civilización industrial; pero
Haussmann tiene el juego ganado contraponiendo a la pérdida de algunas vistas pintorescas
las mejoras técnicas e higiénicas. Haussmann se nos muestra menos culto, pero más libre de
prejuicios y moderno que la mayoría de sus críticos. Posee una capacidad instintiva de
comprensión y adaptación a la realidad de su tiempo, por esto es 107 capaz de modificarla con
tanto éxito 107
En el plan Cerda las manzanas se estructuran como núcleos vecinales aglutinados alrededor
de un pequeño centro cívico que incluye iglesia y escuelas. Los mercados se distribuyen
homogéneamente por toda la ciudad huyendo, asimismo, de una centralización de los edificios
administrativos procurando que no existan, dentro de ella, zonas privilegiadas, por causa del
proyecto. Cerda establece asimismo otros servicios urbanos como centros sanitarios y un gran
parque en la margen derecha del Besós. 127
GRAVAGNUOLO, Benedetto. La ciudad como cuestión teórica entre los siglos XVIII y XIX. En:
GRAVAGNUOLO, Benedetto. Historia del Urbanismo en Europa 1750-1960. Madrid : Akal, 1998. pp.
37-57. ISBN 8446006278
se produce un salto de escala conceptual más aun que dimensional: es la manera misma de
pensar la ciudad la que cambia. 39
e metrópoli, entendida como máquina urbana e.9 � qu_e_ l�_ re� ---9e __ mfraestruc ras (de
las ca 1es -y los equipamientos) asume una � n _ éd1ta preemi�encia jerárquica. La
arquitectura queda férreamente subo1dma�a al dqmm10 del trazado viario; los propios
monumentos del p�saao, �leg1dos como puntos focales de las perspectivas, quedan
reducidos, a fm de cuentas, al carácter de aislados objets trouvés, reciclados como signos
visuales en un paisaje metropolitano radicalmente renovado. 39
aconseje no repetir en Roma el modelo parisino: mejor construir una ciudad nueva junto a la
ciudad antigua, y no supe1puesta a ésta. 48
la me.t.rQJ2oli se escinc!_e en dos: el centro terciario y directivo, marcado por una_ �guite -
tura de buen nivel, y la periferia sin proyectos y sin calidad.52
Así, por ejemplo, podemos darnos cuenta de que en el principio estructural de las bóvedas de
la Edad Media existen unos elementos excelentes que permiten una gran libertad de ejecución,
una gran ligereza y al mismo tiempo una gran elasticidad. ¿Significa esto que si queremos
utilizar los nuevos materiales que nos proporciona la industria, como la fundición de hierro o la
chapa, basta con sustituir unos arcos de piedra por otros arcos de fundición o de chapa? No.
Lo que podemos hacer es aplicar el principio y, una vez aplicado, puesto que hemos cambiado
de material, la forma también deberá cambiar. 56
En vez de echar el agua de la terraza por medio de gárgolas, se llevará a través de unos
conductos hasta los vertederos H (Figura 2), situados en los extremos de los durmientes L y
detallados en H'. Puesto que de ese modo el agua caerá más cerca del suelo no se verá
impulsada a golpear las fachadas. 60
el hierro está llamado a jugar un papel más importante en nuestras estructuras. Ciertamente,
debe proporcionar unos puntos de apoyo delgados y muy resistentes, pero también debe
permitir la disposición de unas bóvedas nuevas y ligeras, sólidas y elásticas 61
Sin duda alguna este organismo es menos sencillo que aquel otro que consistía en una serie
de gruesos contrafuertes de piedra destinados a apuntalar unas bóvedas, y sin embargo es
menos costoso. Estas combinaciones de puntales de hierro cuestan menos que aquellos
contrafuertes con sus cimientos. Además, el espacio queda organizado. 63
Nuestra vestimenta se compone de veinte o treinta partes, en vez de estar compuesta de tres o
cuatro, como la de los antiguos. Y el bagaje científico de un sabio griego no podría llenar ni la
cuarta parte del cerebro de un estudiante de ciencias de nuestra época. Por tanto es un poco
ingenuo afirmar, hoy por hoy, que tenemos que construir del mismo modo que los griegos. 63
Ahora bien, la introducción del hierro en las estructuras nos permite llevar a cabo unas
tentativas que las épocas anteriores no hicieron más que presentir. Desde hace veinte años
hemos podido ver como los ingenieros han sacado un provecho completamente nuevo del
hierro empleado como material estructural64
con la tendencia moderna hacia una economía razonable, entonces habrá que decidirse a dejar
un poco de lado las tradiciones griegas, las romanas o las del grand siecle, en el que se
construía mal. 66
Pizza, Antonio. Fenomenologías del habitar metropolitano. En: Pizza, Antonio. Habitantes del
abismo. Literatura, arte y crítica en el París de Baudelaire. Madrid : Ediciones Asimétricas, 2017. pp.
153-174. ISBN 9788494695773
Con una indudable preferencia por el París hedonista, consagrado a disfrutar del ocio y de los
placeres que ofrece la nueva ciudad, Delvau ignora en realidad los dramas causados por las
transfor¬ maciones de Haussmann o los conflictos políticos y sociales que estaban sacudiendo
duramente la ciudad en esos años. 155
elflâneur se erige en filósofo del entorno urbano, tranquilo y reservado pero capaz de reconocer a
"su" ciudad, consiguiendo, a pesar de los cambios físicos en curso, hallar aspectos familiares y
seguros en ella 161
El fenómeno de las multitudes que se mueven de forma desordenada, generando nuevos compor¬
tamientos vitales entre los habitantes 164
Muchas galerías de París aparecieron en la década y media después de 1822. La primera condición
para su aparición es la expansión del comercio textil 1
“Estas galerías, una invención reciente del lujo industrial, tienen techos de vidrio, con corredores
enchapados en mármol que se extienden a lo largo de bloques completos de edificios 1
Con Baudelaire, París se vuelve por primera vez sujeto de poesía lírica. Esta poesía no es un himno
a la patria; la mirada del alegorista, al recaer sobre la ciudad, es la del hombre alienado. Es la
mirada del flâneur, cuyo modo de vida aún oculta bajo un halo mitigador la inminente desolación del
habitante de la gran ciudad. El flâneur todavía se encuentra en el umbral –de la metrópolis y de la
clase media. Ninguna lo tiene aún en su poder. 4
El verdadero objetivo de los proyectos de Haussmann era asegurar la ciudad contra la guerra civil.
Quería hacer imposible la erección de barricadas en París para siempre.6
El trabajo de restauración comporta, sin duda, el estudio detallado y minucioso de los edificios,
la comprensión de sus leyes de organización y la inducción de principios generales que
caractericen la unidad estilística desde la que actuar 51
"Restaurar un edificio no es mantenerlo, repararlo o rehacerlo. Es restablecerlo por completo en
un estado que puede no haberse dado en ningún momento" . 51
Para Viollet-le-Duc el sistema gótico rompe con una concepción unitaria y masiva, de la
estabilidad del edificio, descomponiéndose en sistemas de "esfuerzos activos". La estabilidad
se logra por contrarresto de los empujes con elementos resistentes o sustentantes, también
activos y claramente identificables. 55
El equilibrio en el edificio no se produciría por absorción de los esfuerzos en una masa inerte,
sino por sistemas cerrados, por pares de esfuerzos contrapuestos que tenderían a anularse. 55
"¿Estará condenado el siglo x1x a llegar a su fin sin haber conseguido una arquitectura propia?
¿Esta época tan fértil en descubrimientos, que acusa tan vitales potencialidades, no transmitirá
a la posteridad más que pastiches y obras históricas sin carácter de imposible clasificación?
¿Esta situación es consecuencia inevitable de nuestra situ?ción social?" . 2 • Éstos son los
interrogantes que el autor plantea para arremeter, no sólo contra tanto eclecticismo, sino
también contra una enseñanza anclada en los recuerdos del pasado. 63
Ser veraz en los procedimientos constructivos consiste en emplear los materiales según sus
cualidades y sus propiedades. Lo que se considera cuestiones puramente artísticas, por
ejemplo la simetría o la apariencia formal, no son más que condiciones secundarias frente a
estos principios dominantes" 64