La visión cultural y sus técnicas gerenciales que dinamizan, proyectan y
preservan la identidad y expresión de los pueblos: Gestión Cultural
En estos momentos donde el cambio vertiginoso de la información, donde el
ahora en escasos minutos ya es el pasado, somete al conocimiento cultural a un proceso de redimensión y versatilidad constante. Según el concepto de cultura conlleva: el conocimiento, las creencias, la moral, la ley, la estética, el arte, la memoria colectiva, el patrimonio y cualquier hábito humano. Lo interesante, es como se estructura todo ese compendio de discernimientos a variados procesos de sistematización, planificación, gestión y administración que contribuyan al desarrollo social, educativo y participativo en las políticas culturales de los pueblos.
Las instituciones culturales han alcanzado altos niveles de producción en
cuanto a las políticas culturales y el crecimiento acelerado en sus procesos de gestión que evolucionan según los tipos de creadores, públicos, sociedades y su memoria colectiva. Esto implica un proceso de gestión integral que debe manejar recursos, planificación administrativa, educativa y divulgativa. En esta sociedad entre lo post-postmoderno de comienzos del siglo XXI donde su máxima cosmovisión viene dada por el desarrollo apresurado de la tecnología de las telecomunicaciones, el internet y espacios virtuales, en un mundo tan competitivo, es fabulo discriminar en estos momentos en un perfil del gestor cultural, con capacidades y criterios para dejar huella en lo cultural. Debe estar a la orden de ese ritmo acelerado que es hoy día nuestras sociedades, nuevos discursos tecnológicos y el comportamiento de un mercado cultural que sigue estando ajeno a los intereses propios de las políticas del momento según el modelo de país en que esté implícito. La expresión cultural es representada por una persona o personas acordes a este mundo voraz de la Gerencia Cultural. Como explica Victor Guedez en su ensayo, la formación del Gestor Cultural; Explica: “(…) hablar de gestión cultural o de gestor cultural es referirse a unos territorios funcionales y a unas competencias ocupacionales tan polivalentes que determinan una tensión huidiza en el momento de sus definiciones. Por esta razón, se hace necesario que, antes de tocar el tema específico de la formación, hagamos un recorrido que permita cuatro propósitos básicos, como son: esclarecer el ámbito de significación de la gestión cultural, desagregar los roles y responsabilidades del gestor cultural, perfilar las pautas que deben ser atendidas en su formación, y formular algunos criterios para el diseño de un curriculum.” Esto implica un proceso de trabajo muy amplio que concluye en la Administración Cultural, un espacio comprometedor que necesita formación, debido a que es el quehacer cultural que se manifiesta y se canaliza en un término final, denominado Gestión Cultural.
Como se puede observar la Gestión Cultura es una dirección constante
enmarcada en parámetros organizacionales que se estructura en: Planificación, Coordinación, Evaluación. Dirección y Proyección con el fin de dividir el trabajo, delegar y distribuir responsabilidades, y la asignación de recursos, tal como una empresa o ente industrial, pero en este caso el objeto material e inmaterial es la Cultura y todas sus acepciones. Por lo tanto, las instituciones de corte cultural responden a una misión, visión y valores organizacionales, basados en procesos que brindarán como resultado la consolidación del quehacer y cuido de lo patrimonial.
La administración cultural actualmente es todo un reto de impulso y
consolidación, ya que debe estar a la vanguardia de las exigencias de un mercado artístico, de un circuito o laboratorio de creación, de un constante proceso de investigación multidisciplinario, de un compendio estadístico que permita conocer el público, el mercado y los costos, el manejo adecuado de las políticas culturales, y hacia dónde van los recursos según el tipo de proyectos o programas del quehacer cultural.
Como podemos evidenciar el sector cultural necesita de un proceso
organizacional que expanda lo que es el territorio cultural propio de las expresiones enfocadas en el espacio donde se encuentre concentrada la gestión, por lo tanto, esto debe manejarse con el criterio mínimo organizacional que permita brindar calidad y le dé el valor institucional que merece. Para ello cualquier institución cultural debe al menos conocer y tratar de aplicar enfoques gerenciales que les permita darle el nivel administrativo que implica el manejo de la cultura, existen una gran variedad de modelos de gestiones que van definidos según los intereses del gestor o líder institucional, esto con la finalidad de tener el máximo desarrollo de la gestión institucional, que impactará sin lugar a dudas en el personal, el manejo de una excelente mística de trabajo y que esté acorde con los niveles de exigencia que amerita la misión, visión y valores institucionales, compromiso con el valor de las actividades inherentes al trabajo propuesto, enfocados a la excelencia y al buen nivel que implica estar en sintonía con la imagen institucional.
En el sector cultural por lo general su base financiera está apoyada en la
creación de proyectos que pueden estar dados a modo anual, trimestral y bimensual, todo de acuerdo a las políticas sociales, culturales y educativas para el momento, el manejo de recursos establecidos por la conducción de proyectos que tengan impacto regional, estadal o nacional, es garantía de un proceso que puede quedar inacabado o que cumpla de manera exitosa, ese es el reto. Esto implica un trabajo arduo de compromiso y de una minuciosa planificación en sintonía con el hecho de saber trabajar en equipo, saber establecer responsabilidades con el firme compromiso de todos avanzar por un mismo objetivo, saber delegar. El gerente cultural debe poseer un perfil donde involucre habilidades, destrezas y por sobre todo sensibilidad en el manejo del personal, debe trasmitir mucha seguridad y de que su ejecución o desenvolvimiento sea eficaz y efectivo. Esto quiere decir que esa figura, ese gestor cultural o gerente cultural, no es simplemente compañero o aquel que está en la cúspide y es amigable, es aquel que trabaja y delega con la firme convicción de que a quien delega, le corresponderá cumpliendo e indicando como lo está haciendo y luego entre todos como equipo evaluar antes, durante y después de los resultados. Ese gerente o líder debe impulsar y estar preparado para los procesos de cambios que le permitan generar una actitud constructiva con el enfoque “ganar-ganar” donde todos podemos ganar y avanzar, brindando aportes significativos para construir un modelo de gestión cultural acorde con los nuevos discursos de la gerencia contemporánea. En la gestión cultural es vital ser valiente porque la institucionalidad debe inspirar confianza, tener voluntad de servicio, tomar iniciativas sociales, ser honesto, tener compromiso y voluntad. Sin lugar dudas con todos estos principios se garantiza una institución cultural confiable, donde la memoria y el patrimonio de nuestros pueblos está en total resguardo bajo un equipo de trabajo preparado que potencia y divulga el quehacer cultural.
Una gestión cultural confiable garantiza confianza entre la gente o el público,
para ello el gestor debe en primer lugar disciplinar la estructura y pensar con el final en miras al futuro, es decir, visualizar el futuro que quiere conseguir, a donde quiere ir, y qué quiere conseguir a modo creativo e innovador. En estos momentos se cuenta afortunadamente con un proceso tecnológico con el cual no se contaba hace 10 años, las telecomunicaciones, el internet y hasta el mercado global que ofrece un sinfín de aplicaciones a través de la telefonía celular Android permite englobar a escala ilimitada las competencias de la institución cultural y sus proyectos, hoy día es fácil vender, proyectar y mercadear la cultura, no hay escusas para desenvolverse en un sinfín de espacios que permita encontrar financiamiento para el sector cultural, debe estar en sintonía con los circuitos actuales de financiamiento que por lo general establece criterio y bases de financiamiento competitivo en un circuito internacional, basado en partidas de cooperación interinstitucionales establecido entre tratados binacionales según los criterios de las políticas internacionales de cada país, algunos están en búsqueda de impacto latinoamericano, iberoamericano o mundial, según los enfoques de las temáticas que establezcan cada ministerio cultural del país que venga.
Las políticas culturales juegan un rol vital en el conocimiento del gestor
cultural, esta figura debe estar preparada para el manejo de dichas políticas y debe conocerla claramente, el fácil manejo de la interpretación de las políticas culturales, sus leyes y artículos permite tener un mayor recorrido del manejo administrativo de la institución que lidera, alinea los valores institucionales a las exigencias de las políticas implementadas al momento, va en corriente con la demanda social y las exigencias de un devenir implícito en los roles comprometidos con las acciones culturales del momento. ¿Qué es lo que determina la calidad de una institución cultural? Es la calidad de gestionar a través de un equipo de trabajo dado para el quehacer cultural ajustado a las políticas culturales que evidentemente impactará en infraestructura, recursos en sus actividades, conservación patrimonial y resguardo del conocimiento ancestral de nuestros pueblos. Es un firme compromiso que le permitirá avanzar según los diferentes procesos acordes a las políticas de estado que abarque lo público y lo privado, un gestor no pude actuar de buena fe, no solo con la actitud de la mejor voluntad, es que tiene que estar en la capacidad de interpretar las exigencias de los cambios propios de cada política cultural y ser coparticipe de la construcción de las mismas, ir en la corriente de todas las expresiones del quehacer cultural que le permitan estar en sintonía con el mercado cultural del momento.
Es fundamental considerar que la imagen profesional de la gestión cultural
debe ser impecable, es la imagen que acompaña todo proyecto como a la institución de la cual forman parte y son imagen, es vital no descuidar ningún detalle, todos por más que sean pequeños, son importantes. La imagen es una inversión costosa pero necesaria, y es vital porque es el sentir de una organización. Es a través de ella que la institución se proyecta por estrategias factibles por medio de marketing, entre otros. Cómo se presenta esa imagen, es todo un reto que implica innovación cada año o según el tiempo que se establezca y se posicione en el mercado, la audiencia, la capacidad de renovar, activar y reorientar al cambio social, anima y redimensiona los valores organizacionales de la institución cultural a la que se lidera. Es un reto constante y valioso hoy día el manejo del sector cultural, no es fácil porque debe estar acorde con las corrientes sociales y políticas del momento, ser flexible y amplio en los aspectos que conlleva preparar proyectos y salir en la búsqueda de financiamiento. Las relaciones interinstitucionales es valioso saberlo manejar porque las alianzas son necesarias en este sector, permite mayor amplitud de financiamiento y mayor alcance en los proyectos a emprender. No todo se le debe los recursos al estado, sino a la versatilidad de saber presentar, divulgar y proyectar el proyecto cultural que enmarca la institución. Es un amplio camino en donde se aprende por medio de caídas que engrandecen el aprendizaje y valora los pasos siguientes que consolidarán una gestión cultural modelo para las generaciones futuras.