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la cultura, alberga en si términos muy amplios y por lo tanto, puede llegar a ser muy confusa la
línea que delimita su distinción.
Por las comunes confusiones que a veces plantea la definición de la profesión, incluso, cuando sus
características principales varían según el territorio, hemos querido detallar desde el Màster de
Gestión Cultural UOC-UdG los aspectos imprescindibles de la profesión del gestor cultural que
podría tratarse de una definición global.
3. Es imprescindible tener una visión panorámica del sector cultural, donde complete la
viabilidad del proyecto cultural del que se responsabiliza en todos los campos que se
relacionan: sociales, políticos, territoriales y de mercado.
Si bien ya hemos dicho que el gestor cultural puede tener diferentes definiciones en cuanto a la
práctica de la profesión en si, hay profesiones que no sería correcta su utilización como gestor
cultural. Las confusiones más comunes son considerar “gestor cultural” como “técnico de cultura”
o bien “animador sociocultural”. Estos dos, pueden participar en la cultura o actividades
culturales, pero distan de los parámetros especificados anteriormente.
Como determina el manual de buenas prácticas de gestión cultural, las competencias necesarias
para poder desarrollar de forma satisfactoria esta profesión, son:
1. La eficacia -> capacidad para alcanzar el objetivo. Para ello será preciso:
Conocimiento de la materia
Detectar el talento
Trabajo en equipo.
"Un gestor, un promotor, un emprendedor, un creativo, un impulsor, una persona con sensibilidad
artística y deseos de cambiar el mundo, su mundo (su hábitat, su comunidad, su barrio, su ciudad),
con acciones, pequeñas o grandes, que terminen en proyectos y hechos concretos: así se define y
se siente un gestor cultural".
Para el diccionario, un gestor cultural "es aquel profesional que motivado por la inquietud y el
interés en la cultura e independientemente del área de conocimiento de su formación académica,
opta por dedicarse a promover, incentivar, diseñar y realizar proyectos culturales desde cualquier
ámbito”.
la elaboración de los proyectos. Desmenusó parte por parte todas las etapas, cómo separar
términos, analizar las variables para que sea más atractivo y no solamente para las autoridades
que presentamos. Siempre hay que pensar en el marco de la comunidad en la que estemos
inmersos, analizar el contexto.
Liminar
En la actualidad, emergen nuevas profesiones, con el interés de resolver encargos sociales que se
han revelado desde la segunda mitad del pasado siglo y que hoy constituyen terrenos de las
investigaciones sociológicas y pedagógicas más recurrentes. Junto a esto la cultura ha alcanzado
una importancia capital dentro del entramado sociopolítico actual, al extremo que la UNESCO
declara que ¨el siglo XXI será cultural o no será.¨ (UNESCO 1998), al tiempo que un acucioso
profesor como es George Yudice habla de ¨El recurso de la Cultura: usos en la era Global¨(Yudice
2002)
Es la Gestión Sociocultural, una de estas nuevas áreas de intervención del cientifista social. A
diferencia de la Psicología social o la Antropología social, esta actividad tiene un carácter más
interventor y decisor en los procesos socioculturales que se desarrollan a nivel de barrio,
comunidad o región geográfica y cultural. La preparación de un profesional de la gestión
sociocultural, demanda cada día de nuevas y complejas posturas desde lo epistemológico y lo
metodológico, con el interés de empoderar profesionalmente, a un actor social que muchas veces,
decide o mediatiza el curso del desarrollo sociocultural de un grupo comunitario.
Hemos leído con profusión a distintos estudiosos de la gestión cultural y de la formación de los
gestores socioculturales, entre estos destacan A, Martinell, García Canclini, J. L. Pinto, Martín
Barbero, Luís Porta, Rubens Bayardo, José A. Gordillo, Cristian Antoine, todos coinciden en que
aunque en Ibero América se dan pasos en los procesos formativos de los gestores culturales se
evidencian todavía deficiencias en los planteamientos académicos sobre estas formaciones.
El investigador y académico español Alfons Martinell es muy enfático cuando plantea que ¨quizás
lo más peligroso de estos procesos es la falta de estudios sobre las competencias básicas de los
perfiles de la gestión cultural donde se ha reflexionado muy poco¨ (Martinell 2002)
A juicio nuestro es preciso situar el concepto de gestión cultural para fijar entonces los modos en
que los distintos perfiles de esta profesión se dan en interrelación gestor-contexto cultural y en los
procesos formativos actuales.
La gestión cultural es un término que hace su aparición a finales de la 2da guerra mundial,
adquiere connotación a partir de la década de los 70, alcanzando relevancia en la década del 80 y
la del 90. Se pudieran situar varias acepciones e implicaciones de este término pero a nuestro
parecer las que más se aproximan a esta mirada investigativa son las siguientes:
c) La necesidad de políticas culturales que gestionen ámbitos más allá de la cultura artística, la
cultura tradicional y el patrimonio.
Según el propio García Canclini "en un inicio la Gestión Cultural pretendió ser una propuesta
distinta de "actividad cultural" a la realizada por los llamados: "animadores y promotores
culturales"; "administradores y gerentes culturales" o "trabajadores culturales" en Iberoamérica, a
diferencia de otras regiones donde se utilizaron denominaciones como "mediadores culturales",
"ingenieros culturales" o "científicos culturales"".
Para nosotros la Gestión Cultural es una disciplina científica que toma los principios generales de
la gestión, pero que se contextualiza en los procesos culturales y por ende se mueve en una nueva
dimensión. Lo cual demanda una nueva epistemología, metodología y praxiología; constituyendo
su campo de accionar el amplio espectro de actividades relacionadas con el universo artístico y
cultural.
Por su parte en Cuba se trabaja fundamentalmente con los promotores culturales, los promotores
de salud, los instructores de arte y los licenciados en estudios socioculturales, y se reconoce que:
"…En la actualidad existen diferentes modelos de gestión que se ajustan o adaptan a diferentes
procesos culturales. Entre ellos se encuentran:
Al realizar los estudios indagatorios sobre la realidad de la formación de los gestores culturales
hemos constatado una dispersión y una expansión de las ofertas formativas de acuerdo con los
diferentes contextos educacionales. Lo anterior signa el escenario iberoamericano de la formación
de estos gestores. Según Martinell (Martinell 2006) "…hay un grupo de factores que inciden sobre
esta realidad, a saber:
Al analizar los procesos de formación de los recursos humanos para la cultura en Iberoamérica se
observa una gran variedad de instituciones involucradas en el desarrollo de los mismos. "…Esta
amalgama va desde los Institutos, Municipalidades, ONG, Universidades hasta estructuras
supranacionales adscritos a instituciones de carácter integrador regional. Una serie de variables
hacen muy compleja la actualidad de esta formación. Es por ello que en el presente trabajo se
centra la atención en las metodologías y sistemas para tratar de mostrar una panorámica de este
universo." (UNESCO 2004)
Niveles Académicos
Formación Formal Secundaria , Terciaria o Técnica Universitaria (Grado- pregrado - ler y 2do ciclo
universitario) 3 ó 5 años Post Universitaria con los Post Título, Postgrado, Diplomado,
Especialización Maestrías y Doctorados
Las diferentes instancias o estamentos que intervienen en la formación en Gestión Cultural, son
una muestra de su diversidad como de un cierto desorden del sector. En los análisis y debates
sobre esta formación y su institucionalización en los predios académicos emergen algunos
elementos condicionantes, ellos son:
Es muy significativo que su origen se situé en la educación no formal por la iniciativa de las
organizaciones civiles y públicas que detectan la necesidad ante la ausencia de intervención
normativa de los organismos públicos de la cultura. Lo cual revela una carencia en las políticas
formativas de gestores socioculturales a nivel estatal.
Y por otro la ausencia de identificación de su importancia por parte de las instituciones formativas
a nivel técnico y superior que no han contemplado incorporar esta oferta dentro de sus respuestas
a las necesidades del sector cultural. Lo cual demuestra el peligroso atraso en el cual pudieran
estar envuelta las universidades como conciencia pedagógica de los estados.
Es preciso hacer algunas consideraciones sobre ambas realidades con el objetivo de situar la
investigación en el lugar apropiado, de lo revisado y constatado se puede concluir que:
1. Cuba cuenta con una Profesionalización Institucional de la figura del Promotor Cultural y una
carrera a nivel de Técnico Superior con alguna experiencia en su implementación. Además en Cuba
están presentes algunas otras ofertas formativas a nivel Universitario, destacando la carrera de
licenciatura en Estudios Socioculturales.
En nuestras investigaciones hemos podido observar que los gestores culturales se estructuran de
acuerdo con la reglamentación y la legislación de cada país.
Una relación de aplicaciones de estos perfiles nos conducen a enumerar los siguientes: Directores
Artísticos, Productores, guionistas, guías de museos, comunicadores, trabajadores sociales en
comunidades, Programadores culturales, instructores de arte, curadores de exposiciones,
coreógrafos, escenográfos, divulgadores, etc.
Todo lo antes expuesto permite refrendar que la formación de los gestores socioculturales, en la
actualidad, se da en un escenario mundial caracterizado por procesos muy complejos, lo cual
condiciona respuestas pertinentes desde la educación.
Se precisa entonces construir un modelo formativo que dilucide los insterticios de esta relación
sujeto-contexto cultural como par dialéctico dinamizador de los constructos epistemológicos,
metodológicos y praxiológicos que corporizan el concepto de gestión cultural.
Nuestra mirada a este proceso de desarrollo se enfoca desde el reconocimiento instituyente que
las representaciones sociales y los imaginarios culturales aportan al desarrollo humano y pueden
signar la dinámica formativa del gestor sociocultural.
1.- m. Conjunto de circunstancias que rodean o condicionan un hecho: no podemos analizar esa
situación fuera de su contexto.
Hoy los viejos paradigmas académicos, desaparecen, se tambalean o se rescriben. Al debate entre
Modernidad y Postmodernidad se le asocian nuevos términos: Complejidad, Caos, Post holísmo.
etc. ellos están desencadenando procesos de investigación e intervención en la práctica educativa
universal que van a preponderar los contextos por encima del academicismo ramplón. Esto ha
sacudido teorías como el positivismo, el cognitivismo, el conductismo, la escuela de lo histórico-
cultural y otras. Lo cual habla de la necesidad social de construcciones del aprendizaje adaptadas a
los nuevos tiempos. En la dinámica anterior se inscriben desde los años setenta del siglo XX
algunos estudios teóricos europeos, que hablan de transposición de saberes, destacando Yves
Chevallard (Chevallard,2006) con su enunciación de la transposición didáctica para impartir las
matemáticas.
1.3.2 El entorno formativo de los gestores socioculturales. Relación entre norma curricular y
contextos culturales
Al entorno formativo de los gestores socioculturales se agrega otro elemento que termina de
desvirtuar la esencia del proceso de enseñanza-aprendizaje y es que la relación universalidad de
saberes y contextualización, se afecta por el no entendimiento de los valores socioculturales, que
el contexto aporta y por la baja efectividad de los procesos investigativos y laborales que los
estudiantes de esta carrera realizan durante el desarrollo de sus estudios.
La asunción de nuevos modelos y estrategias formativas, que reconozcan la relación entre diseño
curricular y contextualización, permitirá desde su estructuración, potenciar otros procesos
inherentes a la universidad como son la extensión universitaria y la práctica laboral investigativa
de los dicentes. Convirtiéndose en una problemática estratégica para el proceso de
universalización.
Es importante apuntar que la categoría preservación cultural, a la vez que condiciona modos de
actuar; instaura y modela otras categorías propias del proceso de actuación sociocultural como
son la Información, la identificación y la difusión cultural. En tanto la categoría Creación Cultural
denota al carácter trasgresor del comportamiento humano en la dinámica entre acerbos y
patrimonio cultural como estructuras instituidas y las nuevas creaciones o productos culturales
que buscan su legitimación social. El esquema siguiente grafica estos criterios.
El modelo al partir del balance entre los saberes académicamente legitimados y los saberes
contextuales condiciona de inmediato a cualquier docente a una reelaboración temática,
conceptual e instrumental de las temáticas que trata el curso en función de las competencias
profesionales que el modelo del profesional prefigura para esa etapa de desarrollo. Reconociendo
la interrelación docencia, investigación, práctica laboral como contexto múltiple de desarrollo de
las potencialidades transformadoras del estudiante.
Bajo este presupuesto el modelo configura el tratamiento por temáticas, tipos de actividades
docentes, investigativas y laborales que permite una reordenación y recontextualización curricular
y que parte del conocimiento cultural precedente en el discente y permite la configuración del
proceso docente que conduce a la obtención del conocimiento cultural trasformado.
El trabajo los 3 últimos años con estudiantes del año terminal de la carrera Licenciatura en
Estudios Socioculturales de la SUM Manzanillo, durante el proceso de preparación para sus
exámenes finales. Y el desarrollo una experiencia tutoral con estudiantes de la maestría en
Educación Superior de la Universidad de Granma, los cuales abordan el tema de la formación de
gestores socioculturales, unos desde la mirada al extencionismo universitario y otros desde el
ángulo de la preparación académica en la apreciación del fenómeno cultural y musical cubano.
Y el proceso de formación de los Promotores Culturales emergentes que a través del Centro de
Superación para la cultura estudian en Manzanillo. Lo anterior a condicionado un proyecto
socioeducativo a propuesta del sectorial de cultura de Granma para este fin en la provincia.
Conclusiones
Hemos podido revelar las interioridades del proceso de transposición Sociocultural y su dinámica
como proceso instituyente en la formación de los gestores socioculturales. Así como su
constatación como instrumento de intervención en el desarrollo humano.
En el mismo sentido podemos informar que la investigación desarrollada aporta los siguientes
resultados:
El término Cultura
Desde los primeros pasos dados por la humanidad, se han dado diversos encuentros entre el
género humano y el resto de la existencia que lo contenía. Estos fueron los generadores de las
cuestiones que afectaran al cuerpo y al sentir humano. La naturaleza de su género ha obligado al
mismo a descubrirse creador y capaz de trascender en el tiempo. En este proceso ha practicado
formas; éstas le han dado un sentir que no lo hacía enteramente gozoso; luego le sobrevino un
momento en que todo se movía en su entorno, él no; y entonces un nuevo sentir incómodo, ahora
dentro de él todo se movía, por fuera nada. En otras palabras, las formas practicadas remitían a
satisfacerse de las formas más primitivas e imaginables, éstas le ocasionaban problemas físicos y
espirituales, las que fueron descubiertas paulatinamente en momentos en que empezó a practicar
concientemente lo que lo diferencia del resto de los seres vivos, “el pensar”. Con ésta práctica
aprendió, se conoció a si mismo, y se comprendió diferente a la naturaleza. Aquí empezó el
proceso de los interminables encuentros que continuarían en las infinitas preguntas y respuestas
que el mismo se hiciese y daría. Éstos encuentros, el proceso conciente de pensar, hacerse
preguntas y darse respuestas; no fueron ni mas ni menos que las relaciones que él empezaba a
construir con todo lo que existía en su entorno; una práctica de nuevas formas. Y el hecho se
reitera, durante toda su existencia; encuentros, el pensar conciente, inconformidad, preguntas,
respuestas, construcciones relacionales con lo existente en su entorno; “una práctica de nuevas
formas”.
Así es como defino en un sentido comprimido y globalizador, al significado del término “cultura”:
Todas las prácticas de las formas creadas y modificadas, con el correr del tiempo y la evolución del
proceso del pensar conciente, en la construcción relacional que desarrolla el género humano, a
partir del encuentro con todo lo que existe en su entorno y en sí mismo.
De lo antes expuesto se deduce que el término “cultura” encierra, dimensiones muy claras para
comprenderlo:
Que éste se transforma permanentemente –dimensión evolutiva-; que es el encuentro del hombre
con lo demás existente, lo que lo lleva a generarse cuestionamientos y respuestas a si mismo -
dimensión filosófica-; que el género humano crea prácticas de formas para las construcciones
relacionales, diferencialmente definidas por las particularidades respecto de la evolución social en
el propio entorno –dimensión ideológica-; que el proceso del pensar conciente responde
modificando las prácticas de las formas de construcción relacional, para dar respuestas
direccionadas –dimensión política-; que las prácticas de las formas relacionales consigo mismo,
también son diferenciales en tanto práctica de formas individuales –dimensión artística-; que es
necesario un proceso en el que coaccionan : el sentir respecto de lo interior y lo exterior al
humano, el pensar conciente, la insatisfacción con las prácticas de las construcciones relacionales
existentes, la creatividad, la visión innovadora –dimensión gestora-
Y el análisis de las dimensiones que componen la significación del término “cultura” nos aporta
con firmeza, la intencionalidad subyacente en la gestación de la cultura. Que no es otra que
construir hegemonía, fuerzas de dominio, y fuerzas de defensas, éstas últimas fortalecidas en la
identidad y diferenciación de otras prácticas de formas relacionales. Y todas ellas con el objeto de
trascender con sentido, en el tiempo.
En el estudio de la dimensión gestora, se denota también una gestión social y una gestión artística,
puesto que la cultura, el arte y la sociedad, coexisten e interactúan en un mismo espacio temporal
y social, retroalimentándose; esto da sentido a perfiles para la gestión profesional
interrelacionados pero diferenciales, tales como podrían ser el: gestor cultural, el gestor artístico,
el gestor social, o cualquier tipo de otros que aporten al dinamismo de la cultura.
En un principio la hegemonía del género humano dominando a la naturaleza. Con el encuentro de
diferentes culturas, la construcción de hegemonía y dominio de unas sobre otras. Y he aquí lo que
da razón de ser al Gestor Sociocultural; y para el abordaje del perfil profesionalizado y particular
del mismo, tomaré un referente mas conocido, que también forma parte del perfil del Gestor
Sociocultural.
–Si bien autores de alta jerarquía también incluyen a docentes de toda laya, yo interpreto a los
que se desempeñan dentro del sistema para la educación formal, como gestores de las políticas
culturales de turno y no en el sentido amplio que les compete a los demás gestores.-
Los que tenemos por misión ejercer la gestión sociocultural sentamos nuestro accionar en el
proceso continuo de aprender desde la percepción meticulosa de los elementos que conforman
los recortes muestras tomados de la realidad, el análisis etiológico de los mismos y de la
construcción de mapeos, del entramado de las relaciones fundantes de la cultura; destacando los
aspectos individuales de los actores en relación directa con los colectivos a los que pertenecen.
Infinita sería la lista si tuviéramos que incluir en esta clasificación, a todos los que de alguna
manera operan profesionalmente en el campo de lo cultural o social. Y si aun nos redujéramos a
señalar a los que con buen criterio se desempeñan como catalizadores de la sociedad, captando la
voluntad cultural para luego volcar en acciones dinamizantes para el desarrollo humano; todavía
no nos alcanzaría la página para nominar la multiplicidad de perfiles que estarían incluidos en esta
denominación.
Para diferenciar el perfil del Técnico Superior en Gestión Sociocultural hago hincapié en una
característica fundamental del criterio para la gestión. “En toda gestión sociocultural debe
prevalecer la intencionalidad de transformar las relaciones en vínculos”.
Transformar relaciones en vínculos hace que los participantes en las acciones, llámese gestores,
beneficiarios, responsables de instrumentación política, etc.; vean en la intervención sociocultural
un espacio que los identifique; que los convoque a un estado espiritual satisfactorio y de goce; que
la fe en que los resultados de un determinado proyecto, programa o política en la que participan,
los conllevará a una nueva realidad en que sus potencialidades humanas podrán desarrollarse en
plenitud, favoreciendo la individualidad como al colectivo. De estos sentires, devendrían los
elementos esenciales que harían a la sustentabilidad de todo emprendimiento: voluntad para
búsqueda del consenso, creatividad para las innovaciones, sensibilidad y apertura intelectual para
comprender las manifestaciones; lucidez para captar las cualidades individuales para el
desempeño eficiente y eficaz en la división del trabajo; la potenciación del sentido de pertenencia
de cada uno de los participantes, convirtiéndolo en un multiplicador de voluntades; y el deseo de
ser parte de continuas acciones transformadoras en beneficio común.
- El reconocimiento de uno mismo como individuo inmerso en una realidad micro y macro social,
la historia que lo justifica e identifica, y la interacción modificadora entre él y el contexto.
Entendemos por vínculo a "toda relación profunda, cargada de afecto, libre y permanente,
aceptada desde el interior de la persona y que la afecta por entero". "El vínculo es lo que le
permite al hombre integrarse a la realidad y a la vez incorporarla a su propio ser" Dra. Prof. María
Cristina Lucchetti
Se entiende por gestor cultural aquel profesional que motivado por la inquietud y el interés en la
cultura, e independientemente del área de conocimiento de su formación académica, opta por
dedicarse a promover, incentivar, diseñar y realizar proyectos culturales desde cualquier ámbito.
Como su propio termino indica el gestor cultural es aquel que tiene que tomar decisiones entre un
conjunto de recursos, posibilidades, técnicas e instrumentos que se ponen a disposición de un
objetivo final vinculado éste al desarrollo de su comunidad desde una óptica sociocultural.
Podría definirse al gestor cultural como el especialista encargado de dar forma a los contenidos
culturales. Para ello debe integrar funciones diversas relacionadas con la gestión administrativa,
económica, formativa, comunicativa y artística e intermediar entre los diferentes agentes locales
que interactúan en lo cultural.
Su perfil no tiene por qué corresponderse con el de un profesional formado en el ámbito técnico
artístico o en el de gestión propiamente dicha, si no más bien debe estar capacitado para
aprehender los diversos procesos culturales que suelen ser complejos y muy diversos. El gestor
cultural puede desarrollar su actividad profesional en muy diversas áreas, tanto públicas como
privadas; con fines lucrativos como no lucrativos. Los gestores culturales utilizan las mismas
técnicas de gestión que cualquier otro profesional con responsabilidad sobre la administración de
recursos con unos objetivos determinados. Sin embargo, la aplicación de la gestión a la cultura
tiene unas especificidades que permiten hablar de gestión cultural.
1. El Creativo: Es aquel que suele solucionar problemas complejos asociando ideas, personas y
recursos materiales para que respondan a demandas éticas y estéticas. Suele ser un profesional
que favorece los encuentros entre las personas.
2. El Ingeniero: Planifica a partir de las ideas. Define la misión de trabajo y no suele improvisar.
Tiene al equilibrio entre los recursos económicos y las aspiraciones culturales o estéticas. Es el
gestor que relaciona las partes del trabajo con el objetivo diseñado.
(…) la gestión podría verse como el proceso por el cual se da origen a algo lo que, de por sí, implica
movimiento, crecimiento, transformación creadora, relaciones de todo tipo. Corominas
homologa gestionar con gerenciar (acepción que, con el tiempo, ancló casi con exclusividad en
su referencia económica). Entonces la gestión será la puesta en acto o el gerenciamiento de un
proyecto. O, dicho de otra manera, la ejecución de: - un proyecto - un programa - un plan - una
política. Y, conviene subrayar, siempre está ligada a acción. La gestión, entonces, podría
considerarse como ese conjunto de gestos a través de los cuales llegamos a dar sentido histórico a
una forma de estar siendo en el mundo (Ariel Olmos, 2008, p.53
En la cita anterior, Ariel Olmos, citando a Corominas, presenta aspectos sobre la significación del
término gestión y el por qué se asocia, en ocasiones, la gestión con la gerencia. Este aspecto
justifica, además, el uso reiterado de la gestión en la esfera o campo de la economía. Estos autores
enfatizan en el hecho de que toda gestión implica acción, y es un elemento clave que, de una
u otra manera, transversaliza y tipifica la gestión en sí misma.
La gestión reclama una capacidad de definir objetivos y diseñar el proyecto como eje y
metodología de la acción.
Cuando se refiere a proyectos, también puede ser programa o plan, e incluso, una política, como
plantea Ariel Olmos, al citar a Corominas. Bajo el esquema que se decida, lo importante es la
proyección que se realice y estar abiertos a la búsqueda de alternativas o soluciones, para lo
cual ya se perciben (a criterio de la autora) algunas características: sensibilidad, creatividad,
capacidad para observar, escuchar, determinado protagonismo o liderazgo que permita el
avance o conducción hacia el cumplimiento de los objetivos propuestos.
La gestión cultural se construye sobre una opción de entender la función del profesional sin
entrar en otros aspectos del mundo cultural que han de quedar en manos de sus verdaderos
protagonistas (creadores, políticos, ciudadanos, etc…) (Alfons, 2001, pp. 12-13). El encargo social
de esta profesión es muy contemporáneo y responde a un reclamo actual, directamente vinculado
a las políticas culturales y a la necesidad de mejorar las acciones y la calidad de los proyectos que
se realizan. Su desempeño está relacionado con la creación como producto cultural, que se
gestiona potenciando su valor más cultural, que económico.
Martinell (1999) explica que los agentes sociales, de acuerdo con los principios, finalidades y
valores a los que opten y puedan desarrollar, adquieren un protagonismo que podría
resumirse en las siguientes funciones: analizan e interpretan la realidad de la propia sociedad,
dan una respuesta a sus problemas, demandas o necesidades, y auto-organizan servicios para su
bienestar. Posibilitan y canalizan la participación y la incorporación de grupos y personas a los
trabajos y a la acción para su comunidad, originando un proceso desde la privacidad y el
individualismo a la acción pública y social. Son aglutinadores y creadores de estados de opinión
sobre temas que les afectan y sobre la creación de las condiciones necesarias para difundir sus
opciones, con la finalidad de que se tenga en cuenta un determinado tema. Pueden ayudar a
estructurar y construir las demandas de carácter social, cultural y educativo que concentran
estados individuales o grupales, y trasladarlas de forma colectiva, a las organizaciones y al
aparato de la administración del Estado. Son una plataforma para fomentar la auto-organización
de servicios y la asunción de responsabilidades públicas por sistemas de delegación en la
prestación de servicios. Ejercen una función prospectiva, al descubrir y evidenciar nuevas
necesidades o problemáticas de la sociedad y despertar una preocupación en los estamentos
oficiales por esos temas. Además, son una plataforma de organización de la iniciativa
privada y lucrativa, a partir del establecimiento de organizaciones propias.
Este aspecto apunta a dos aristas, por una parte, su utilización indiscriminada puede estar
asociada al desconocimiento del término en su esencia y, por ello, se incorpora como un “adjetivo
de moda”. Sin embargo, hay una segunda arista que no puede negarse y es el carácter
multidisciplinar de esta palabra. Hacer referencia a lo sociocultural, es el reconocimiento en sí, a la
interrelación que se da en la sociedad entre los más diversos aspectos, lo social, lo cultural, lo
cotidiano, lo popular, la identidad, las raíces, los conflictos, el sentido de pertenencia, lo
antiguo y lo moderno, el legado que han dejado las generaciones anteriores en interacción con lo
que está en construcción, con lo que se le incorpora, lo que perdura y lo que queda en el camino
Estas son las razones para tener en cuenta que al hablar de un proyecto sociocultural, es
necesario identificar una serie de aspectos medulares, entre ellos: afectados y beneficiados,
situación que enfrentan, cómo y dónde viven, estado de las relaciones interpersonales,
tradiciones, creencias, religión que profesan, gustos, preferencias, antecedentes del lugar, del
grupo, del problema, potencialidades que poseen para enfrentar o dar solución a sus dificultades,
debilidades que reconocen pueden afectarles, y esto no es más que una caracterización general,
profunda, la cual, en muchos escenarios, ya se le llama caracterización sociocultural. Ella brinda
informaciones vastas para comprender por qué surge un proyecto, con qué cuenta y los retos que
enfrentará.
Revista Digital de Gestión Cultural. Número 13. Año 8, Mayo de 2018 14 www.gestioncultural.org
ISSN: 2007-3321 Con una idea más clara de lo que se puede asumir como sociocultural, es
momento de retomar el objetivo en aras de presentar lo que se conoce como gestión
sociocultural. La gestión sociocultural “(…) es una modalidad de intervención, caracterizada por
la gestión movilizadora y transformadora que se hace con recursos socioculturales. (…) la
gestión puede hacerse fundamentalmente en y desde instituciones, culturales o no, y
comunidades”(Martínez Casanova, 2012b).
Como puede apreciarse, ubica la gestión sociocultural para su ejecución, en un contexto que
resulta amplio, pues al referirse a instituciones culturales o no, da margen a una lista extensa de
opciones, además de las comunidades, las cuales, cada una tiene sus particularidades y, por tanto,
es diferente a las demás. Se retoma aquí, la idea ya trabajada de movilizadora y transformadora,
ya que toda gestión persigue lograr un cambio, un salto a un nivel superior.
El gestor sociocultural puede ser intracomunitario (cuando se trata de individuos que, desde
dentro de la comunidad y como miembros efectivos de ésta, actúan y, al hacerlo, contribuyen a
incrementar la participación-relación-implicación de los miembros con la comunidad y a
fortalecer las características socioculturales de ésta); o extracomunitario (cuando éste actúa
dentro de la comunidad, pero no pertenece a ésta, tiene cierto sentido de contraparte para con
ella, como sucede con figuras tales como el maestro, el médico, trabajador social, etc., que sin ser
miembros de la comunidad se integran con vehemencia a los objetivos y características de ésta)
(Martínez Casanova, 2012a).
La gestión sociocultural es el proceso realizado con recursos culturales, en su sentido más amplio,
dirigido a propiciar, como proceso transformador y de manera progresiva, sostenida e inclusiva,
el desarrollo social, principalmente local y comunitario. Se centra en una lógica de
planeación, organización, dirección, colaboración, mediación, concertación y control de las
acciones, con enfoque multidisciplinar, multilateral y participativo, propiciando la inclusión de
todos los sujetos sociales individuales y colectivos, implicados. Se parte, además, del criterio de
que estos procesos son pertinentes sólo si integran sostenidamente, acciones de investigación,
evaluación, asesoría, capacitación, facilitación, mediación y sistematización
gestión cultural,
gestión de la información y el conocimiento,
gestión de la ciencia, la tecnología y la innovación tecnológica,
gestión medioambiental, gestión del turismo,
gestión de la prevención en salud, de la prevención y enfrentamiento a desastres y
de la prevención del delito y actitudes antisociales,
gestión organizacional, gestión en contexto empresarial,
gestión administrativa y de gobierno,
gestión del enfoque de género y la sexualidad.
Los gestores culturales son profesionales cuyo encargo es vital para lograr la movilización y
facilitar la aplicación de las políticas culturales. Su desempeño juega un rol vital en los procesos
culturales. Deben reunir una serie de características y desarrollar múltiples habilidades o
capacidades para ejercer con eficiencia y eficacia su labor.
Por su parte, la gestión sociocultural no se circunscribe sólo al contexto de las políticas culturales,
es mucho más amplia. Busca la transformación, por lo que el profesional de esta rama, además de
facilitar procesos y movilizar a las personas, debe lograr su implicación y participación real en los
procesos. Se puede hacer en, o desde instituciones culturales, o no, y en las comunidades, lo
que evidencia un campo de acción muy amplio y heterogéneo. Se trata de gestionar
procesos socioculturales y siempre con el encargo de favorecer o potenciar el desarrollo local o
comunitario. Los procesos socioculturales, son diversos y complejos, se dan tanto a nivel individual
como colectivo, relacionados con los procesos de transformación social, y con los aspectos de la
vida espiritual y cultural de la sociedad, que se dan en la cotidianidad de los sujetos implicados.
El Gestor Cultural es quien se encarga de poner en contacto a la sociedad con la cultura. Debe
tener conocimientos de los diversos lenguajes artísticos y especial habilidad organizativa para
poder transformar ideas creativas en la realización de eventos y actividades culturales de toda
clase. Los profesionales pueden desempeñarse en diferentes organismos estatales o privados
como por ejemplo: teatros, museos, festivales, empresas dedicadas a la industria cultural, centros
culturales y salas de exposiciones.
La Gestión Cultural es una disciplina que abarca todas las actividades relacionadas a un evento o
proyecto cultural, desde su análisis y diseño hasta su producción y gestión. Se puede observar que
a lo largo de los años, las manifestaciones culturales y artísticas se fueron diversificando y
complejizando. La actividad surge, entonces, como respuesta a una demanda de conocimientos
específicos para realizar éstas actividades.
El desarrollo de la cultura implica la creación de nuevos roles dentro del campo. De ésta manera,
la profesión se propone formar expertos que estén capacitados para promover y gestionar
actividades artísticas e implementar y ejecutar políticas culturales. Como también proporcionar las
herramientas necesarias para conocer los diferentes lenguajes artísticos y sus códigos específicos,
la administración, difusión y puesta en valor de los recursos culturales de una sociedad.
El interés por la cultura y sus diversas manifestaciones debería ser el factor principal a tener en
cuenta para cualquier persona que se sienta atraída por ésta profesión. A continuación detallamos
algunas características que puede manifestar el perfil de un estudiante de ésta carrera: