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Octubre 23

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por kennoropeza

La encontré como se encuentra  todo; buscando otra


cosa.
En la librería no había pasado más del medio día
cuando _____ entro en ella iluminando todo con una
sonrisa, de su hombro colgaba un morral de colores y
su cabello resplandecía más que nada que haya sido
tocado por el sol a las doce de la mañana.
Me saludo con un pequeño y fugaz beso en los labios.
— ¡No me lo has dado bien!-me quejé  y ella solo negó
divertida.
Me levanté de mi asiento y corrí detrás de ella, la
sujeté de la cintura como si se me fuese la vida en ello,
mire sus grandes ojos cafés que me robaban el sueño
y la besé profundamente. 
—Verte y no besarte es como mirar una palabra y no
leerla—le susurre y ella sonrío encantada.
—Siempre dices las cosas más hermosas Harry -dijo
enternecida y acariciando mi mejilla, tome su mano
entre la mía llevándola a mis labios para depositar un
casto beso.
—Gracias por hacer de mi vida un poco más... más
vida—le confíe envolviéndola entre mis brazos—Antes
de ti me encontraba en un letargo armonioso, pero
para nada tranquilizador. Me asfixiaba día con día
entre el humo que soltaba mi estómago vacío. Era
envenenado por lo que se arrastraba a través de mis
venas. Me ardía el pecho entre tanta nada—___ soltó
un suspiro y beso mi mejilla—Entonces, cuando
llegaste, corrí persianas, abrí ventanas, ventilé
habitaciones y tumbé paredes. Llegaste trayendo luz,
trayendo vida —volví a capturar sus dulces labios, ella
rompió el beso y junto nuestras frentes, nos miramos
a los ojos y entonces baje la mirada hacia su boca —
Aunque sigo siendo bastante tímido—admití. 
— ¡Oyeeee! Pero me estás tocando las nalgas.
— Sí, pero con muchísima vergüenza—____ se echó a
reír como una niña pequeña, era lo que más amaba de
ella, algunas veces era tan adulta, otras tan vieja y
otras tan niña, era tan ajena al tiempo, una mujer
atemporal, ancestral, casi imposible de concebir, y sin
embargo allí estaba, entre mis brazos existiendo y
siendo mía.
—Eres el peor cínico de toda la historia de la nación -
me acusó entre sonrisas.
—No, ese era Octavio Paz—_____ golpeo suavemente
mi hombro.
— Cállate.
— Callam...—en ese momento me di cuenta que si se
callara a las personas con un beso, el mundo quizás
sería un poco mejor y también algo parlanchín.
—Por cada paso que des atrás, es un beso- se
aproximó a mi mejilla y me besó— ¿Listo?
Y nuestros cuerpos se empezaron a mover hacia los
adentros de la librería, perdiéndonos entre el
laberinto de estantes. Al parecer ninguno seguía al
otro simplemente concordaban los pasos de ambos, y
nunca voy a poder llegar a describir lo que me hizo
sentir con cada paso que dábamos hacia atrás, nunca
podré explicar cómo me sentí cuando nuestras narices
se aproximaban tanto hasta rozar nuestros labios, no
voy a poder explicar lo que hoy mi corazón siente por
ella, no podía agradecer lo que el universo me había
preparado para cuando ______ apareció, llego con
todo y sus manías, para llenar los espacios vacíos que
siempre tuvo mi alma.

Para las siete de la tarde yacíamos sobre la hierba del


paseo en Bellas Artes, tumbados boca arriba,  los ojos
me picaban por las lágrimas y ____ me abrazaba,
acababa de confiarle la historia de toda una vida que
me atormentaba.
Nunca antes le había confesado a alguien tantas
cosas. Me sentía vulnerable. Cuando alguien sabe
demasiado de ti tiendes a subir la guardia, y en mi
caso lo típico es huir. Y quería salir corriendo. Temía
que me dijera lo horrible que era, lo que me diría
alguien después de que le haya contado sobre mi
pasado, pero no, ella siempre se permanecía, tenia el
corazón mas noble que alguna vez sentí.

La historia continúa abajo


—Eres una hermosa persona —me dijo.
Nos separó un momento de silencio. No podía
atreverme a mirarla a los ojos.
—No me lo voy a creer hasta hacer algo digno de
merecer ese título.
A veces no hay opción de cambiar el pasado, sólo
queda restituirse, seguir adelante y no seguir
actuando como antes. Yo aún no logro superarlo, pero
estoy en proceso; supongo que todos demoramos
mucho en salir adelante.
Escuché a ______ suspirar, se apartó de mi lado para
sentarse y aferrarse a sus rodillas, seguía teniendo esa
costumbre de no cubrirse con nada y temblar;
desganado me quite la chaqueta y la colgué en sus
hombros.
Esta vez no soltó un cumplido, ni siquiera un simple
gracias. Temí lo peor.
—Tengo que decirte, algo importante -hablo después
de varios minutos. 
—Dime.
—Me tengo que ir en un par de días, prácticamente
esta es una de las últimas veces que estaremos juntos.
— ¿A dónde irás? —me atreví a preguntar.
______ se encogió de hombros.
—No lo sé...pero nunca más me volverás a ver —me
dijo amargamente.
Y esas fueron las palabras más mortales, las más
inaudibles, las más crueles, peores que una
enfermedad; que pudieron haberme dicho porque
cuando supe que se iría y no regresaría; fue ahí, donde
respirar dolía.
— ¿Por qué lloras?—tuvo el descaro de preguntar. 
— Por nosotros. 
— ¿Cuál nosotros? 
— Exacto...
—Harry por favor, tú sabes perfectamente que no
puedo quedarme, soy nómada del tiempo, estar
estancada no es lo mío—dijo a la vez que me
abrazaba; su voz me supo a nada y su abrazo me dio
frió. ¿Por qué me afecta tanto algo que ya sabía? Creo
que a pesar de que uno sepa cómo va terminar nunca
se está del todo preparado para cómo se sentirá.

______ se veía preciosa. Se le miraban unos ojos tan


negros como nunca antes los había visto. Más negros
que la sombra más profunda. Llenos de misterios,
dudas, secretos, historias sin contar, sentimientos
ocultos. Unos ojos tan perfectos, que me enamoraron
y que quizás no volvería apreciar en mi vida.
—En serio me gustas, a mi me gustas tanto. Me gusta
mirarte despistado, distraído y hasta embobado con
otra mujer—dijo haciéndome levantar la vista
avergonzado—Sé que tus ojos miran más allá de la
carne, sé que sabes apreciar la belleza y eso me
encanta— asentí vagamente a sus palabras, tratando
de recuperarme—Harry. me gustas y te quiero tanto,
te sueño y te miro cuando nadie más lo hace —me
tomo de las mejillas y me obligo a mirarla a los ojos—
Pero a veces la vida es así, te toca soñar con la que no
te sueña y yo que sueño contigo resulta que me
convierte en la inadecuada, pero no importa.  A mi me
gustas así, no te quitare nada, ni tu corazón roto o tus
miedos que te acechan antes de dormir. Y bueno, yo
sólo quería que hoy lo supieras, que de todas las que
he sido, de todos los nombres que me han puesto y de
todas las calles en las que he andado, me quedo con
mi nombre en tu boca, la que fui contigo, que allá
donde nadie me conoce y caminaría tu calle para
encontrarte. Nunca olvides que a mí me gustas así, me
gustas mucho, te quiero mucho.
—Entonces quédate ____—le pedí—quédate conmigo,
dime, ¿Quién puede quererte más que yo, amor mío?
Hasta yo mismo sé que exagero, hasta yo mismo sé
que estoy haciéndome daño queriéndote tanto.
—No puedo permitírmelo Harry, no quiero
enamorarme...
—¡La persona que amo ha decidido alejarse de mí
porque no quiere enamorarse! —grite desesperado.
Me levante y la tomé entre mis brazos y no pude
contener el llanto. Ese cuerpo que había estado
presente en los momentos más felices y sabía de los
más desdichados de mi vida, se estaba marchando.
Estaba tan tenso entre mis manos, me hizo volver a la
realidad y darme cuenta de lo grave de la situación.
No volvería a estar con ella.
Debíamos separar nuestros caminos y no había nada
por hacer. Era el adiós.
Fue como cuando muere alguien que conoces y que
estimas, lo velas en estado de shock y sólo reaccionas
cuando están bajando el cuerpo a la tierra. Así se
sentía. Como si estuviéramos sepultando años y años
de amor bien correspondido que se vería condenado
por la imposibilidad de hacerse real en el futuro. 
—Todo va a estar bien- me dijo entre lágrimas y esos
espasmos que te dan al drenar el alma. Pero yo sabía
que era mentira, aunque ella no estuviera consciente
de ello.
Nada dentro de mí volvería a estar bien.

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