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El lazo en la educación.

Juan Fernando García Restrepo.

Lic. Matemáticas y física.

En todo este recorrido se ha hablado de la disciplina, el trabajo, la interacción con el otro,


en donde se da pie a una nueva discusión sobre el deseo del sujeto, de ahí la relación de
los textos “el deseo de saber y el saber del deseo”, “el deseo vs pasión por la ignorancia”
y “el lazo educativo” en donde su eje central es como el docente con sus actos ceñidos a
la coherencia, permite y transmite esa figura de deseo en el otro, despertando una
verdadera unión del vínculo con los demás seres que de igual modo se encuentran en ese
proceso de construcción. De todo esto se permite entrever como el sistema en su arsenal
de metodologías para captar la atención, acentúa en los sujetos un estado de pasividad y
conformismo, conllevando a que los jóvenes y de igual modo los adultos pierdan el deseo
por saber.

Es así como ese vínculo y de igual modo ese lazo social se está viendo en detrimento
porque los sujetos se están sumiendo en un estado de individualismo que solo incita a la
satisfacción de caprichos que nacen como respuesta a lo que el mercado pide, porque
supuestamente si no se sigue dicho mandato mercantil estas siendo de algún modo un
ser antisocial y no te verás aceptado. De ahí la pregunta ¿qué se entiende por sociedad?,
¿es realmente aquellos elementos que se producen, lo que enmarca lo social?, es allí
donde nosotros los docentes debemos empezar a plantearnos el reto de seducir al sujeto
a que se interese y sienta el deseo por saber, conocer y descubrir las infinitas
interpretaciones, sentidos que el mundo puede adquirir. De tal modo esto implica un
verdadero conocimiento de sí mismo, en donde nosotros mismos nos sentamos a gusto
desempeñando lo que realmente deseamos hacer siendo consecuentes, coherentes con
nuestros actos y pensamientos, donde es realmente nuestra actitud hacia lo que hacemos
lo que realmente vende, con lo cual se pretende generar una dependencia como lo hacen
los medios de comunicación, pero en este caso, es generar una dependencia hacia el
deseo de saber, en donde todo esto de igual modo se vea encaminado hacia la verdadera
construcción de lo humano y hacia el fortalecimiento de los vínculos sociales.

Es la palabra la mejor herramienta que el maestro pude poseer para realizar su labor en
donde esta no toma un sentido de autoridad pues nos el que más grita, el que posee los
mejores argumentos, es así como el maestro no posicionado en una perspectiva de
mando, utilizando un discurso enfocado hacia el reconocimiento del otro podrá hacerse
reconocer de igual modo y hacer que el otro desee lo que él desea, ese deseo de saber,
puesto que el “deseo …implica siempre la relación con el otro … se materializa en el
vínculo” (Jaime Alberto Carmona. “el deseo de saber y el saber del deseo”). Es así que
nuestro compromiso es trabajar arduamente con disciplina y responsabilidad para conocer
nuestro deseo, pues “el verdadero saber es saber de sí mismo”(Jairo Restrepo), y cuando
se aprende algo nuevo ya no se es el mismo.

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