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Escuela Nacional de Antropología e Historia

La medicina prehispánica en el susto o espanto y el mal dojo

Abigail Barriga Salgado

Alberto Vázquez Castro

Metodología

4 de mayo de 2022
INTRODUCCIÓN

La importancia de la medicina yace en las distintas maneras en las que esta se


manifiesta, es decir, en la actualidad conocemos una medicina clásica cuya base
es mayoritariamente la química farmacéutica; sin embargo, el surgimiento de la
medicina tiene sus orígenes en la antigüedad por lo que su principal componente
proviene de la herbolaria.

Existen diversos malestares en donde sus patologías no concuerdan con una


causa física, sino sus síntomas son generados por sustos/espantos, o el famoso
mal de ojo. Podríamos pensar como en las antiguas civilizaciones, en donde estas
enfermedades eran generadas por una especie de entidad maligna que buscaba
afectar el alma del individuo.

Este escrito busca dar a conocer la perspectiva que tenían los pueblos antiguos,
sobre las enfermedades anteriormente mencionadas, como es que las
identificaban y los tratamientos que se les proporcionaba a los enfermos; con la
finalidad de comprender como sigue afectando la vida de las personas
contemporáneas.

Para la realización de este trabajo su investigación se basó principalmente en el


análisis de contenidos y estudios teóricos, que han generado distintos autores
sobre el tema en cuestión.

Como mencionamos anteriormente, la medicina es una de las ciencias más


antiguas y de acuerdo con José Luis Losada, Elena V. Hernández, Miguel Salvat y
José Omar Losada,

El diagnóstico médico ha estado ligado íntimamente a la percepción que tenía el


facultativo sobre la naturaleza enfermedad en cada etapa histórica del desarrollo
de la humanidad. Así, las concepciones mágico - religiosas iniciales dieron paso al
desarrollo de un conocimiento más preciso de los procesos morbosos, de acuerdo
con el entorno sociocultural predominante en cada etapa. (Losada, Hernández,
Salvat y Losada; 2013: 4)
Tomando lo anterior, podemos observar que una concepción mágico-religiosa fue
uno de los principales componentes para la generación de este conocimiento.
Enfocándonos en las culturas prehispánicas, la medicina se encontraba
relacionada con la naturaleza, en especial con los elementos como el fuego, el
aire, la tierra y el agua fueron las principales influyentes para su cosmovisión.

Óscar Frisancho (2012: 121) nos dice que la concepción mágico-religiosa destaca
en la Medicina precolombina. Pues consideraban que existían dioses “buenos”
encargados de conceder bienestar y dioses “malos” que atraían la enfermedad y
los cataclismos.

Considerando las creencias antiguas las enfermedades provenían de un plano


ajeno al que habitamos, por lo que algún malestar se relacionaba directamente a
alguna deidad. Me parece que podemos intuir que para su tratamiento se
necesitaban personas “especiales” con un amplio conocimiento en distintos
ámbitos. Para entender un poco sobre estos aspectos, se destacan los trabajos de
Griffiths (1996); López de la Peña (1983); Luna Orozco (2000).

Los objetivos de esta investigación es dar a conocer la influencia que tienen estos
fenómenos tanto física, espiritual y energéticamente, en los seres humanos, del
pasado y del presente; y las distintas características que llegan a presentar.

LA MEDICINA PREHISPÁNICA

Así como la concepción mágico-religiosa es una de las principales características


de la medicina precolombina Francisco Guerra (1979) destaca la bipolaridad entre
el frio-calor, los antiguos pobladores pensaban que los seres celestes se
manifestaban como una enfermedad caliente y la posesión de algún ser del
inframundo se presentaba como una enfermedad fría; estas enfermedades venían
de un mundo sobrenatural , por lo que la presencia de estas dolencias se atribuían
a la voluntad de distintas deidades.

En todas las culturas existen personas con habilidades “extraordinarias” capaces


de conocer las propiedades de las plantas, saber de profecías y contar con una
sabiduría tan grande que eran capaces de analizar el desplazamientos de los
astros; estas personas eran conocidas como chamanes o curanderos y como su
nombre lo indica se les conocía por tener la habilidad o conocimientos para curar
distintas enfermedades.

Las distintas deidades no solo eran consideras las causantes de los males, pues
los andinos prehispánicos relacionaban las enfermedades con las maldiciones de
los brujos, incitados por sus enemigos podían causar lesiones en la piel, anorexia,
caquexia e impotencia sexual; su forma de trabajar consistía en muñecos con algo
característicos de sus víctimas, para más información sobre este tema se pueden
consultar los trabajos de Guzmán Peredo (1987), León Portilla (1961) y López de
la Peña (1983).

EL SUSTO O ESPANTO

En ocasiones podemos pensar que el susto y el espanto comportante un mismo


significado, como si fueran sinónimos una de la otra; el concepto de “susto” puede
tener una gran cantidad de definiciones; sin embargo, todas comparten un una
característica pues lo definen como “la pérdida del espíritu o huida del alma”
dependiendo de la gravedad o intensidad del encuentro.

Con ayuda de los diversos estudios que se han desarrollado en distintas


disciplinas Maria Elena Aromoni,

El susto como se conoce hoy es una enfermedad que se ha generalizado no solo


en el mundo rural indígena mesoamericano, sino también en el medio rural
mestizo y en el de las clases populares urbanas, dejando de ser, además, un
síndrome atribuido fundamentalmente a un periodo de la infancia y cuyas causas
aparecen en algunos casos, como desacralizadas (Aramoni; 1990:50).

El espanto, de igual manera el espanto puede variar en interpretaciones, y siguen


con las definiciones de la autora citada en el párrafo anterior nos dice que,
El espanto alterna entre dos series de significaciones etiológicas. La primera es un
encuentro del sujeto con un universo radicalmente diferente de su universo9
habitual […] que produce efracción. La segunda es la extracción del sujeto, o más
bien del núcleo del sujeto […] fuera de su envoltura, de su membrana protectora1

En pocas palabras, podemos pensar que estas enfermedades pueden presentarse


con causas y síntomas bastante comunes; sin embargo la gravedad puede variar al
igual que su modo de curación. Por el nombre que reciben llegamos a la
conclusión de que en su mayoría son causadas por fenómenos sobrenaturales,
representados en distintas formas.

De acuerdo con las definiciones planteadas podemos entender que el parecido


con ambos fenómenos viene de las consecuencias de haberlo sufrido; Yolanda
Sasson nos relata que hay grupos que no expresan la pérdida del alma, pero si
una experiencia perturbadora ocasionada por un espanto repentino: nahuas,
nicoyas, chortís y varias comunidades mestizas; en el caso de los nicoyas no
presentan el desprendimiento del alma, ni una emoción súbita, por el contrario
generan la introducción de un ser (Sasson; 1986: 60).

Un aspecto importante para el estudio del susto es el tonalli, que de acuerdo con
Jaime Echevarría “El tonalli refería al calor solar, al signo del día y al destino de la
persona asignada por el día de nacimiento, entre otros aspectos. Era una fuerza
que entraba en vigor, calor, valor y que permitía el crecimiento. Dotaba al hombre
de un temperamento particular, de manera que afectaba su conducta futura.
Debido a estas funciones, su falta provocaba una grave enfermedad y conducía a
la muerte” (Echeverría; 2014:179).

Gracias a Alfredo López Austin (1966) y su estudio sobre el alma entre los nahuas,
se destacan tres entidades: el tonalli, el teyolia y el ihiyotl; estas entidades
anímicas eran considerada como fluidos vitales repartidos por todo el cuerpo;
aunque principalmente se enfocaban en la cabeza, el corazón y el hígado. Un
correcto funcionamiento deba como resultado una persona sana, tanto de mente y
de moral.

1
Maria Elena Aramoni, op. cit., p 50.
En cuanto a la detención del susto y/o espanto, juega un papel de suma
importancia, pues como vimos en párrafos anteriores el susto puede generar un
sinfín de enfermedades que si bien, al ser detectadas a tiempo pueden curarse,
por el contrario, con forme el pase el tiempo pueden ir empeorando hasta el grado
de causar la muerte; por esta razón, hay que recalcar el papel y el conocimiento
que posee un curandero (persona con el don de curar).

Con base en el artículo escrito por Miriam Castaldo “es el curandero quien por
medio del diagnóstico de un susto padecido determina la causa de las
enfermedades presentes en el cuerpo; y es el recuerdo de la persona afectada el
que confirma el veredicto. El susto se auto diagnóstica en la inmediatez por el
individuo que lo sufre, pero es el curandero quien determina su gravedad. El
especialista lo reconoce a través de los signos de la intensidad que este adquiere
respectó al tiempo de incubación y de la capacidad que tiene de desplazarse de
cuerpo a cuerpo” (Castaldo; 2004: 32).

La pérdida de la sombra puede ser uno de los posibles síntomas que se presentan
ante un espanto o susto, y puede ser diagnosticado por medio del pulso. Si la
vena brinca en el pulso se entiende que se encuentra en su lugar; por el contrario;
si el pulso es débil se asimila con que el alma dejo el cuerpo, o en algunos casos,
que subió hasta los hombros. Si el alma fue a los hombros por medio del agua, es
posible “convencerla” de que regrese al pulso; en caso de que se haya salido del
cuerpo, su regreso debe ser inmediato, ya que el cuerpo puede debilitarse y
morir2.

Una vez establecido un marco general del susto y conociendo sus principales
consecuencias, podemos continuar con los diversos síntomas que produce un
susto, tanto en poblaciones infantiles y adultas. Con la investigación realizada por
Italo Signorini y Alessandro Lupo (1998) los principales síntomas que encontraron
fueron: la palidez, sensación de ahogo, pérdida del apetito, vomito, taquicardia,
fiebre, hinchazón del cuerpo, etc. estos inicios pueden generar enfermedades de
mayor riesgo, hasta la muerte sino son tratadas.

2
Miriam Castaldo, op. cit., p 35, 36.
Arthur Rubel (1992) menciona síntomas que presenta una persona víctima de un
espanto o susto; se encuentra inquieta durante el sueño, el resto del tiempo inerte,
debilitada, deprimida e indiferente al alimento, al vestido e higiene personal. Su
organismo también se verá debilitado, la sangre perderá el color y consistencia,
por lo que se convertirá en agua de color rosado, ya que la sangre es la que se
asusta y perece.

EL MAL DE OJO

El mal de ojo pude ser un término difícil de interpretar o de encontrar su origen en


la medicina; sin embargo, para la antropología es un tema digno de estudiar.
Aunque sus significados o interpretaciones pueden ser muchos, Anatilde Idoyaga y
Mariano Gancedo lo proponen como,

Un poder personal para dañar, dejándose de lado que suele ser el nombre de una
enfermedad, que los ojeadores no solo son personas sino también animales,
deidades y hasta objetos, que además de ser una capacidad innata puede ser una
condición transitoria y que el daño puede realizarse a través de la mirada, pero
también por medio de halagos, el pensamiento, el aliento y el contacto físico
(Idoyaga y Gancedo; 2014: 78)

Otra definición importante de mencionar por los componentes que incluye es la de


Murdock (1980) ya que lo define como una técnica de brujería y hace hincapié en
que los brujos no se encargan de curar los males que producen, al contrario de los
hechiceros. De igual forma, agrega que el mal de ojo es una habilidad
prerrogativa, cuando se habla de brujería se piensa en personas con gran poder
pero poco populares; además, el mal de ojo puede prevenirse pero no curarse en
caso de ser originario de un brujo, en el caso de un hechicero se puede tratar con
acciones contra-daño.

Buscar el nacimiento de una enfermedad que puede parecer mística, pues el


causante, como se ha visto interpretación podría considerarse puramente
espiritual y enérgico, en ocasiones resulta complicado. Considerando lo anterior es
posible decir que el mal de ojo es una forma cultural, necesita de una sociedad, y
actitudes de un grupo de individuos para lograr un simbolismo.

En Iberoamérica gracias a distintas teorías de la medicina humoral el mal de ojo


era considerado una enfermedad; por lo que, con base en la investigación de
Idoyaga y Gancedo los cuadros revelan que es un mal polimorfo, cuyos síntomas
más frecuentes son dolores de cabeza y estómago, vómitos, problemas oculares o
falta de energía, puede conducir a la locura y que puede ser mortal. No obstante,
entre las causas concretas de muerte el mal de ojo nunca fue mencionado. En
relación con los recién nacidos el síntoma más peligroso es la apertura de la
mollera. El mal de ojo es atribuido al poder de ciertas personas, cuya energía es
mayor a la de sus víctimas. En Iberoamérica, de acuerdo con los principios
humorales, los niños y adolescentes son siempre más débiles que los adultos3.

La oposición fuerza/debilidad es relevante para entender el vínculo entre el


ojeador y sus víctimas potenciales. Los niños y los adolescentes son más débiles
debido a que no han alcanzado su máximo desarrollo, tanto físico como espiritual,
por consíguete están más expuestos que los adultos a ser víctimas de ojeadores.
Entre los adultos usualmente se admite que cada persona tiene un montón
particular de energía o poder. Sin embargo, dicho monto puede variar; así,
diferentes factores como el estrés, la enfermedad o la preñez pueden hacer a
cada persona más débil de la usual y expuesta al daño, mientras que las fuertes
emociones, la menstruación y otros desbalances humorales hacen a los individuos
más fuertes de lo normal. Las posibilidades crecen y decrecen dependiendo del
poder particular de cada individuo y las circunstancias que atraviesan4.

Considero que con el simple nombre que recibe esta enfermedad, podemos
interpretar su modo de transmisión, aunque en concordancia con Arango (1425)
las teorías etiológicas del mal de ojo proyectan la influencia de la medicina
humoral, sobre todo en las causas naturales no mencionadas en el viejo mundo;
existen dos tipos de la causas naturales, una de ellas se refiere a la contaminación

3
Anatilde Idoyaga y Mariano Gancedo, op. cit., p. 80, 81.
4
Anatilde Idoyaga y Mariano Gancedo, op. cit., p. 83.
del aire, el sol y la luna; y la otra, se refiere a la transmisión del mal por el ojeador,
debido a su complexión o por sufrir transitoriamente desbalances humorales. La
contaminación del aire se generaba por la irradiación de los cuerpos celestes, la
corrupción del suelo y por la presencia de las personas, animales y seres
enfermos o de desequilibrios humorales.

Existen un segundo tipo de teorías etiológicas de carácter social, expresa el poder


de para dañar a las personas por medio de la mirada, suele asociarse con
sentimientos de envidia y amor. No obstante, el ojeador puede ignorar la habilidad
en cuestión y aun sabiendo que la pose puede ocasionar un daño sin intención
alguna o sin experimentar algún sentimiento negativo. Cuando la causa del mal de
ojo se trata de la envidia se supone que es una acción intencional; los principales
motivos son por la riqueza, la belleza, el amor, la amistad, un buen trabajo, el
respeto social, etc. Si proviene de alguno de estos factores se sobreentiende que
el ojeador puede ser cualquier ser vivo5.

La medicina humoral parece marcar gran influencia en este tema en particular,


pero ¿realmente que se conoce por medicina humoral? Tiene sus orígenes en la
biomedicina y reconoce que la salud debe encontrarse en un perfecto equilibrio,
que se encuentra constituido por la sangre, flemas, bilis amarrilla y bilis negra. Hay
un humor que domina más en cada persona, este humor determina el tipo de
complexión o de temperamento; existen cuatro temperamentos: sanguíneo,
flemático, colérico y melancólico. Los humores, las enfermedades, las terapias y
los alimentos cuentan con calidades de ser cálidos versus fríos y secos versus
húmedos; para conocer más sobre este tema recurra a trabajos de Foster (1994),
Idoyaga Molina (1999/2000), y Mariño Ferro (1996).

Después de haber analizado el origen del mal de ojo, sus principales


características y síntomas considero prudente continuar con las prevenciones y
terapias que se utilizan contra estas creencias. En América latina,
estadísticamente se observa un gran número en el consumo de remedios, la

5
Anatilde Idoyaga y Mariano Gancedo, op. cit., p. 82, 83.
creencia de prevenirlo con talismanes y/o amuletos es muy alta, dentro de estos el
color rojo es el que prevalece, ya sea en la vestimenta y brazaletes de hilo o lana.

El uso de metales es común sobre todo de oro y plata, minerales como el coral, el
ámbar y el azabache; para el mal de ojo causado por amor, se recomiendan una
serie de reglas como por ejemplo: si la madre se siente fatigada no debe
amamantar al bebé, antes de verlos descansar es recomendable descansar y
tomar agua, o para no dañarlos deben agarrar un vaso de agua y colocarlo sobre
su frente, si tiene burbujas quiere decir que absorbió las malas energías. El agua
contiene propiedades de purificación para las entidades, personas y espacios
corruptos; las tijeras se toman como símbolo que corta el mal, por lo tanto,
también protege a los seres queridos; de igual manera, el fuego purifica el daño6.

Los curanderos llegan a utilizar el alumbre ya que permite iniciar el proceso


diagnostico-terapéutico para las dolencias mayores. La metodología a seguir
consiste en pasar el alumbre sobre el cuerpo del paciente, posteriormente se
expone al fuego y cuando se encuentra candente se arroja a un recipiente con
agua. Independientemente de los distintos procedimientos diagnósticos que se
puedan elegir, el tratamiento llega a incluir el consumo de remedios caseros que
en su mayoría llevan ruda, romero, alcanfor, nueces de ciprés, agua de naranja,
vinagre, alcohol de antimonio, la limpia del huevo, entre otros7.

CONCLUSIÓN

Para terminar este escrito, podemos decir que aunque en ocasiones consideremos
al susto/espanto o al mal de ojo como simples expresiones, e incluso nos
refiramos a ellas con fines de burla, la realidad es muy distinta. A lo largo de este
trabajo se fueron retomando los distintos enfoques que pueden tener, y se ha
llegado a la conclusión de que pueden ser los causantes de enfermedades
mortales.

6
Anatilde Idoyaga y Mariano Gancedo, op. cit., p. 87.
7
Anatilde Idoyaga y Mariano Gancedo, op. cit., p. 88, 89.
El susto y/o el espanto pueden tener definiciones diferentes y, en algunos casos,
hasta contrarias, sin embargo uno de sus puntos en común es el causante que
generalmente se encuentra ligado a lo sobrenatural, y como consecuencia una
serie de síntomas que si bien no se detectan a tiempo puede generar la muerte.
De igual forma, el mal de ojo tiene una carga más energética y espiritual,
atrayendo consigo conceptos como la de brujería o chamanes, por mencionar
algunos de los que más destacan.

Analizándolo a fondo estos fenómenos son altamente complejos, ignorando las


distintas causas, están cargados de mucho significado cultural y social. Al tener
este significado es bastante coherente que sea la antropología quien se dedique a
su estudio; ya que tanto el susto como el mal de ojo son fenómenos que estaban
presentes desde antes de la llegada de los españoles, y aunque probablemente
las formas de tratarlos eran distintas a lo que hoy conocemos, las consecuencias
siguen siendo la misma. Es ahí donde la medicina prehispánica resalta, pues son
al ser ligadas a diversas deidades o entidades las maneras de tratarlas siempre
han sido distintas, desde limpias o hasta series de reglas para tratar de evitarlas.

Como causantes de enfermedades se les debe dar la importancia que merecen y


no dejarlo a interpretaciones como de algo “fantasioso” o que son producidas por
nuestra imaginación; de igual forma, estar conscientes de que en ocasiones los
tratamientos pueden variar dependiendo de la gravedad o el tiempo que lleven los
síntomas.
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