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Asignatura: Teoría Literaria en América Hispánica.

Profesor: Pablo Reyes


Estudiante: Manuel Arias Familia
Ensayo sobre varios aspectos de la obra: El Arco y la lira de Octavio Paz
La obra El arco y la lira, escrita por Octavio Paz, el gran ensayista y poeta mexicano, es
una reflexión sobre el fenómeno poético. Por lo que elementos como: la naturaleza del
poema, y los componentes como el lenguaje, el ritmo y la imagen, tienen mucha cabida
en el escrito de Paz.
Además, desarrolla una fuerte reflexión acerca de los elementos: la experiencia poética
y la experiencia de la religión. Es decir, dedica unas páginas extensas a establecer
elementos distintos y semejantes, en ambas experiencias. Sin embargo, deja bien claro,
que no se puede reducir de ningún modo la experiencia poética. Agrega además que sin
la experiencia del lector-espectador no se puede hablar del fenómeno poético.
En este trabajo, no abordaremos todos los aspectos que la obra de Octavio Paz analiza,
sino solo algunos que hemos considerado más relevantes. Los aspectos para tratar son:
poema y poesía, el poema, el lenguaje, el ritmo, verso y prosa, la imagen y la revelación
poética.
Veamos el apartado de Poema y poesía. Octavio Paz considera una pregunta
fundamental: ¿no confundimos arbitrariamente poesía y poema? Es decir, normalmente
nunca diferenciamos bien, un poema de una poesía. Para explicar esto, cita a
Aristóteles, quien afirma que entre Homero y Empédocles no existe nada en común, lo
único es la rima. Para el filósofo griego, Homero es un poeta, pero el segundo es
solamente un fisiólogo. A esto el autor mexicano agrega que: no todas las obras que
poseen rima o métrica tienen necesariamente poesía. En otras palabras, puede haber
poemas muy rimados y métricamente ordenados y no tener poesía.
Lo que comúnmente se llama soneto, Paz lo denomina una forma literaria, un conjunto
de estrofas, metros y rimas que son poemas, solamente cuando la poesía, toca dicha
estructura. En ese sentido, se puede decir que la rima no necesariamente es idéntica a la
poesía. Asimismo, hay poesía sin poema, porque él entiende que los paisajes, las
personas, y los hechos pueden ser poéticos, o sea poesía, sin poema.
Lo poético es entonces esa cristalización de poderes y circunstancias que salen sin la
necesidad de la intervención de la voluntad del poeta. Así que: Cuando —pasivo o
activo, despierto o sonámbulo— el poeta es el hilo conductor y transformador de la
corriente poética, estamos en presencia de algo radicalmente distinto: una obra. Como
bien hemos citado literalmente las palabras del poeta Octavio Paz, la obra nace en ese
espacio en el que el poeta dirige. Asimismo, explica que la poesía se agrega o se
polariza en un producto humano, que bien puede ser una poesía, una canción u otra obra
o forma de creación.
Sigue diciendo el autor que la creación poética es una unidad que se basta así misma, o
más bien es autosuficiente. El resultado como bien explica va a ser una obra monstruosa
o una obra fantástica. En lo que concierne al poema afirma: Cada poema es único,
irreductible e irrepetible. Y así, uno se siente inclinado a coincidir con Ortega y
Gasset: nada autoriza a señalar con el mismo nombre a objetos tan diversos como los
sonetos de Quevedo, las fábulas de La Fontaine y el Cántico espiritual. Anteriormente
nos ha explicado que el poema tiene carácter único y citando a Ortega y Gasset, deja
claro que diversos objetos no pueden llamarse del mismo modo, puesto que nada nos da
suficientes razones para hacerlo. De ese modo entonces, se explica que el poema solo
comparte con otro, el hecho de haber sido creado por la mano humana.
Como bien se ha dicho, el poema es único, por eso reitera Paz que los poemas son obra
de una forma rara. El poema es un objeto único que posee una técnica que muere en el
mismo momento de la creación de este. Por otro lado, entiende que no hay recetas para
escribir, o sea la técnica poética, no se puede transmitir. Así la invención que le sirve a
un autor, probablemente no le servirá a otro. Ahora bien, el estilo como forma común de
una época, un grupo o movimiento puede acercarse a la técnica, es decir que puede que
se transmita porque es un procedimiento colectivo. Ahora bien, todo artista debe
evolucionar o debería evolucionar el estilo comúnmente aceptado históricamente.
Los poetas si bien deben poseer un estilo, no tienen porque siempre permanecer en el
mismo, o bien no tienen que adoptar un estilo ajeno, porque según Paz, deja su ser de
poeta, para volverse completamente un creador de artefactos literarios. En ese mismo
orden entiende que si bien el poeta no crea de la nada, no puede quedarse ahí, sino que
debe trascender como es el caso de Góngora que, si bien se apoyaba en el lenguaje,
llegó a desarrollar actos poéticos irrepetibles. Es decir, que sobrepasó el estilo barroco.
Así mismo otros autores que cita: Rubén Darío, Garcilaso o figuras como Toscano.
El poema no es el único que posee carácter magnífico, sino además que los cuadros, las
esculturas, las danzas, entre otros elementos, poseen a la luz de la ideas de Aristóteles,
formas poéticas, asimismo ocurre con la música, la comedia y la tragedia. Por lo tanto,
afirma que la diversidad del arte no impide su unidad. Pues el elemento creador presente
en todos estos aspectos, hacen que giren en un mismo planeta, explica el poeta
mexicano.
Si bien todos los elementos mencionados, llámese pintura, poema o canción tienen
elementos poéticos, muchos han dudado de la unidad de estos, porque existe una gran
diferencia entre el color, el sonido y las palabras, esta es la razón por la cual se ha
dudado de la unidad sustancial de las artes. Asimismo, los que dudan de esta unidad,
prácticamente establecen diferencias entre las artes sonoras y las artes plásticas: ambas
parten de la significación. En cambio, el poema sería más un anfibio. Todas estas
consideraciones o distinciones son para Octavio Paz, elementos más sutiles que
verdaderos. Afirma del mismo modo, que tanto los sonidos como los colores posee un
sentido. Es por eso por lo que los críticos hacen alusión a lo que es el lenguaje de los
colores, o lenguajes plásticos y musicales. De hecho, el ser humano, al principio
practicó el lenguaje de colores y dibujos.
Octavio Paz, nos explica que el discurso es la forma de prosa más elevada, porque en las
palabras se constituyen en significado unívoco. Además, la palabra se niega a ser mero
concepto, en ese sentido la palabra reúne allí, pluralidad de sentidos. En ese orden
Alfonso Reyes entiende que no se puede hablar en prosa, sin tener plena conciencia de
lo que se dice. Por eso es bueno saber, que la prosa no se habla, sino que se escribe.
Asimismo, el lenguaje hablado se acerca más a la poesía que a la prosa, porque es más
natural y menos reflexivo. Existen muchas otras ideas en este apartado, pero hay más
elementos que son de suma importancia para el autor de la obra que vamos siguiendo.
Veamos ahora el apartado que dedica al poema. Aquí afirma que: El poema, sin dejar
de ser palabra e historia, trasciende la historia. Es decir, establece una relación entre
historia y poema, asimismo entiende que la diversidad de los poemas al traspasar la
historia no divide la poesía, por el contrario, la unifica. Sin dejar de lado la idea de que
cada poema es único.
Por otro lado, el autor afirma que en cada obra la poesía va a latir de una forma intensa
en menor o mayor grado. Así que, con solo leer un solo poema, se puede constatar de
una mejor manera, incluso más que un tratado de tipo histórico o filológico. También, la
lectura de un poema evidencia una pluralidad y heterogeneidad. En ese sentido el autor
establece una comparación con la poesía de Juan de la Cruz, afirma que la poesía de
este santo fue apreciada en su tiempo, no tanto por su hermosura, sino más bien por el
valor ejemplar. También habla de las letra de Quevedo, de quien dice que dejaba frío a
los lectores del siglo XVII. Eso significa que las cosas que disfrutaban lectores de ese
momento no son las mismas que disfrutan los lectores de hoy.
El ensayista mexicano considera que: el poema es una posibilidad abierta a todos los
hombres. Eso no va a depender del temperamento, ni de la disposición, sino más bien
que se motiva en las manos del lector, o del oyente que contempla la obra de arte. A este
elemento se le puede llamar la participación. De ese modo el autor revive de veras en
las manos del lector, por eso al leer el poema, se entra al estado poético. Eso implica un
ir más allá, una trascendencia que rompa los muros temporales. En fin, la experiencia
del poema va entonces a pasar por la historia, y en último momento niega esa misma
historia.
Para Octavio paz, el lector lucha junto con los personajes, muere con ellos. Por tanto,
participa en la resurrección de una imagen, sigue una sucesión, o revierte el tiempo.
Esto lo dice de forma literal. Así que las imágenes y la poesía misma conviven con el
lector dentro de un mundo mágico.
Sin decirlo todo de este apartado, pasemos a lo que dice sobre el lenguaje. Afirma una
serie de ideas interesantes sobre esta facultad humana tan importante para el hombre
que si bien, se ha desarrollado, ha sido gracias a él. Al principio según explica Octavio
Paz, el signo y el objeto representado eran lo mismo, denotando que la confianza era la
característica principal. En ese entonces la correcta o exacta pronunciación de las
palabras, necesariamente era condición de eficacia de este. Luego con el pasar del
tiempo se fue alertando un abismo entre las cosas y los nombres de estas. De ese modo
se da una falta de fe entre la identidad de un objeto y su signo. En ese mismo orden se
dio una relación entre la lógica y la gramática, por la necesidad de poder dar un
significado preciso a las palabras. Eso indica que poco a poco, el problema creado entre
el objeto y la representación dieron como resultados una búsqueda constante de
acuerdo, pero como dice el autor seguido en este trabajo: las palabras son rebeldes a su
definición.
En lo que concierne al lenguaje sigue diciendo el ensayista mexicano: la historia del
hombre podría reducirse a las relaciones de palabra y pensamiento. Así pues, una crisis
en cualquier índole inicia en una crítica al lenguaje. Es decir, desde que algo va
perdiendo su eficacia se inicia a cuestionar incluso el mismo lenguaje empleado, por
tanto, las palabras que usaba ese sistema dejan de ser entonces, vistas de la misma
forma. Por esa razón el autor presta especial importancia al uso de las palabras, a la
facultad del lenguaje llegando a decir: todas las creaciones humanas; los imperios, los
estados están hechos de palabras. Asimismo, es necesario decir que aún en el mundo de
hoy cuando las palabras de corrompen el significado es incierto. Agrega además que,
aunque algunos filósofos han dicho que las palabras no pueden representar las cosas de
forma absoluta, toda filosofía depende de una sujeción a las palabras. En fin, para
Octavio Paz el hombre no puede de ningún modo separarse de la palabra, puesto que es
un ser de palabra. A pesar de eso afirma que la filosofía que se sirve de palabras se
vuelve una servidora de la historia, justamente la palabra al igual que los seres humanos
muere. También deja claro que no hay pensamiento sin lenguaje, porque este es el único
testimonio de nuestra realidad. Así pues, la esencia del lenguaje es la representación y la
conciencia de las relaciones.
Sobre el lenguaje Octavio Paz expone más ideas, que por motivo de espacio no
abordaremos, ahora pasaremos al aspecto del ritmo. En ese apartado explica que siendo
el idioma una totalidad indivisible, no puede tener palabras aisladas, ni tampoco estas
constituyen unidad con sentido, siempre que esté de ese modo. Asimismo, dice que los
sonidos y signos deben guardar relación, de lo contrario no habría sentido alguno.
Sigue diciendo que la oración es la unidad más mínima del habla. Estos conocimientos
tanto del campo literario como lingüístico, lo expone para llegar a desarrollar el ritmo,
pues las palabras que se unen o se separan, no de una forma inexplicable, sino
atendiendo a ciertos principios rítmicos. Es decir, para la poesía y para el lenguaje
mismo, el ritmo tiene un grado de importancia mayor. Por lo que el ritmo mueve a todo
idioma. La creación poética es pues, el uso voluntario del ritmo como agente seductor.
Asimismo, lo que se llama operación poética, según el autor seguido, no se diferencia
mucho del conjuro, pues también la actitud del poeta es muy semejante a la del mago.
Esto lo dice Paz porque ambos personajes emplean el principio de la analogía.
El ritmo engendra una disposición de ánimo que solo podrá calmarse cuando
sobrevenga algo. Esta cita deja claro que el ritmo nos pone de frente a una realidad en la
que nuestro ánimo se manifiesta de un modo distinto. Así que el ritmo es un camino
para algún lugar, a lo mejor, no siempre sepamos del todo de ese lugar. En otras
palabras, el ritmo posee un sentido desconocido, o más bien, posee sentido de algo. Por
eso Heidegger citado por Paz, nos dice que toda medida es una forma de hacer presente
el tiempo. Es decir, de algún modo la temporalidad cobra sentido, al igual que el ritmo
mismo.
En ese mismo sentido, el ritmo es parecido a un recipiente, porque el propio hombre se
vierte en él. Por tanto, el ritmo es sentido, expresa algo. Lo que quiere decir que su
sentido tanto ideológico como verbal, no tiene separación o división. Así que el ritmo
coincide con la intención del autor, porque lo que quiere expresar el autor, esta dicho ya
en el ritmo mismo. Incluso llega a decir Octavio Paz que las palabras del autor surgen
de forma natural del ritmo. Expone además que la relación entre el ritmo y la palabra
poética se parece a la que se da entre la danza y el ritmo musical. Así mismo el ritmo y
su sentido no pueden estar uno por un lado y el otro por otro lado, deben estar siempre
unidos.
El intelectual mexicano-continúa exponiendo que el ritmo era un principio de la magia,
que tenía un objetivo con carácter de inmediatez: encantar o aprisionar con fuerzas. Por
eso el ritmo aportó bastante a la creación del mito. En ese mismo orden, se habla del
doble ritmo cósmico, como esa fuerza creadora, que podía crear los deseos del ser
humano: la muerte de un enemigo o la abundancia de la alimentación o los animales
para la caza.
El ritmo es una visión del mundo, la historia misma es ritmo, cada civilización ha tenido
un ritmo primordial, los ritmos no se reducen a simples notas o sonidos. En cuanto al
ritmo poético el autor en su libro expone que: el ritmo es la actualización de ese pasado
que es un futuro que es un presente. El hombre mismo es ritmo, por lo que la frase
poética viene a ser un tiempo vivo, concreto, original y que siempre se construye, se
crea y se recrea. El ritmo además es el elemento más viejo del lenguaje, por lo que
muchos autores entienden que es anterior al habla misma. Y en cuanto al poema, es su
condición fundamental, y en la prosa es importantísimo también.
Hasta ahora solo hemos expuesto algunas ideas sobre el ritmo, ahora trataremos de
exponer algunos aspectos del verso y la prosa. En cuanto a estos dos elementos
fundamentales de la escritura y la literatura en general, afirma: La prosa es un género
tardío, hijo de la desconfianza del pensamiento ante las tendencias naturales del
idioma. De modo que lo que ha estado presente en casi todas las culturas es verso, así
que la poesía pertenece a todas la épocas, porque es la forma natural de expresión de los
hombres. Así Octavio Paz entiende que no hay pueblo en el cual, no se halle presente de
algún modo la poesía. Sin embargo, la prosa no es común en muchos pueblos.
La prosa no es una forma de expresión inherente, sin embargo, el verso sí. Es casi
imposible que una sociedad no tenga canciones dentro de su cultura, es decir el verso
como elemento clave de la cultura. Así los mitos y las expresiones poéticas o religiosas
lo tienen como elemento fundamental. En lo que tiene que ver con la prosa, es bueno
saber que es un instrumento de crítica y análisis que exige una maduración lenta. Dice
Paz que en la medida en la que se domina el pensamiento por encima del habla se va
desarrollando la prosa. Así la prosa batalla contra las manera naturales del habla. En
cuanto a los géneros más perfectos de la prosa, nuestro autor dice que son: el discurso y
la demostración.
El poema en oposición a la prosa es más de orden cerrado, la prosa es lineal y abierta.
La prosa según autores como Valéry es como una marcha, sin embargo, la poesía es
más una danza. La prosa es una exposición de ideas o hechos, va siempre adelante sin
desviarse del objetivo. De ahí entonces es común que el relato, el discurso, la
especulación y la historia sean los arquetipos de prosa. El poema es más una esfera, se
cierra en sí mismo. Repite, recrea y se cae o levanta.
En cuanto al verso español Octavio Paz afirma que combina la versificación acentual y
la silábica, mucho mejor incluso que el idioma inglés o el idioma francés. Para el
intelectual dominicano Pedro Henríquez Ureña el verso español tiene dos divisiones: los
versos regulares con los esquemas métricos y estróficos. Por otro lado, está la irregular,
la cual no muestra especial atención a elementos como la medida, la rima o el golpe
rítmico de los acentos. Pero los acentos tónicos son claves, en la pura versificación
silábica, porque estos son los que definen el verso en español. Así los versos en español
van a ser una combinación de acentos.
La prosa y el verso son prácticamente las formas de escritura más importantes de la
literatura, hasta ahora los únicos modelos existentes. Luego de decir algunos aspectos
expresados por Octavio Paz, veamos brevemente la imagen. Esta palabra tiene
definiciones variadas. En este espacio usaremos la que hace alusión a representación o
bulto, es decir ella posee un alto valor psicológico, si bien este significado que hemos
escogido aquí no es el único aporta para el desarrollo del objetivo.
Toda forma verbal, o conjunto de frases, forman parte del término imagen, al igual que
las frases o versos que los poetas expresan en su creación poética. Así que todas esas
expresiones ya tienen una clasificación dentro de la retórica: comparaciones, metáforas,
juegos de palabras, paranomasias, entre otras. Todas estas figuras o imágenes tienen
algo en común: mantener la pluralidad de significados de la palabra sin salir de lo que es
la unidad sintáctica. Estas imágenes, además poseen muchos significados contrarios.
Una imagen que puede ilustrarnos es la soledad acompañada, o el silencio musical. En
su gran mayoría poseen contradicciones y comparaciones.
Así en la cultura oriental, la verdad es una experiencia que cada persona descubre por su
cuenta. Por lo que la imagen es solamente el elemento que habla de lo que no puede
expresarse, es decir la imagen dice lo indecible. Hay cosas que como bien aprendimos
de la cultura oriental, que la palabra o el lenguaje puramente, no es capaz de decir. Pues
el lenguaje posee una significación, es representación de una cosa. Ahora bien, en él
todo se relaciona con otra cosa: lo ligero es ligero en relación u oposición a lo pesado, o
la luz frente a la oscuridad. Así las imágenes no se reducen a una explicación. De tal
modo que ella hace perder a las palabras su movilidad. Precisamente porque ella no es
instrumento. Asimismo, la relación del poema y la imagen nos lleva a deducir que el
poema trasciende al lenguaje. Si bien el mismo poema es lenguaje, no está sometido a la
mutilación de la prosa, y llega entonces a ser algo más. Si bien nace en la palabra, la
sobrepasa.
Finalmente, la experiencia poética empieza en la palabra, pero no se queda ahí, sino que
viene a ser irreductible a ella. En ese mismo sentido la imagen es un recurso que contra
el silencio de las palabras literales, expresa nuestro mundo interno y el que nos rodea,
desde la experiencia personal.
Sin profundizar en todos los aspectos, pasaremos al apartado sobre la revelación
poética. Aquí se habla de la imagen, la cual habla por sí misma, como hemos expuesto.
A diferencia del lenguaje que representa, el poema no representa, sino que presenta,
recrea la realidad, así la poesía va a ser entonces, una penetración, un ser en la realidad.
Así pues, toda la verdad que encierra el poema se apoya en la experiencia poética. Por
lo que no hay diferencia entre identificación de lo real, o más bien, la realidad de la
realidad que tanto se habla en la cultura oriental. La realidad de este modo se comunica
en la imagen, porque ella es capaz de ser inexplicable. Así mismo el poeta que participa
en la comunión poética. Así también se reconcilia con el mismo, y se hace imagen.
Todas estas ideas que nos presenta Paz nos llevan a una reflexión profunda sobre la
experiencia poética y la metamorfosis que ofrece la poesía y que en ocasiones pasa
cerca de la magia. Muchas otras ideas claves, nos comunica el autor del libro, pero para
estos fines bastan estas ideas.
El autor que vamos siguiendo desarrolla también en su obra, el apartado titulado: la otra
orilla. Brevemente veremos algunas ideas acerca de este. Aquí nos habla del hombre
que se introduce en el ritmo, por tanto, va a cifrar su tiempo, pero este ritmo no se queda
así, sino que va a declararse en la imagen misma. En ese momento entra el papel de la
persona que recita el poema, quien hace presente el ritmo y la imagen. Por eso dice Paz
que la recitación es fiesta. En esta fiesta el brindis es la imagen, la cual se recrea
también. así todo poema es necesariamente participación, que recrea el instante original
y primario. Estos procesos nos llevan a la experiencia poética, también podemos llegar
a ella al examinar el poema.
Por otro lado, el ritmo poético nos transfiere a otro tiempo, a uno mítico, la imagen nos
lleva un tiempo místico, entonces el autor relaciona todo esto con la experiencia de la
magia y la religión.
Para Octavio Paz el acto poético, es necesariamente una experiencia cercana a la zona
de lo sagrado. Aquí todo el camino inicia en la etapa primitiva, pasa por la moda, los
fanatismos políticos, el crimen, este último lo ha considerado también susceptible a lo
sagrado. Y dice que justamente corrientes como el historicismo o el psicoanálisis, han
abusado de esto, lo que puede traer serias confusiones. En ese sentido, nos resulta difícil
creer que el crimen llegue a estar con lo sagrado. Sin embargo, lo que le interesa al
autor es trazar la frontera de lo sagrado, y demostrar entonces que, la poesía es
necesariamente un hecho que no se reduce prácticamente a nada. Así que ella misma se
comprende en sí y por sí.
En ese mismo orden, el hombre moderno ha descubierto distintos modos de pensar que
en muchas ocasiones le llevan a lo que él denomina: la parte oscura de nuestro ser. Así
que la mayoría de las cosas que la moral, la razón, o las costumbres del mundo
moderno, nos proponen o nos obligan a dejar de lado, constituye probablemente en los
primitivos, la fuente de acceso a la realidad.
Por otro lado, paz desarrolla unas ideas acerca de la divinidad en la que deja claro que lo
sagrado no deja de fascinar al hombre. De tal modo que, reconociendo la curiosidad
intelectual, existe en la persona una nostalgia. Como también deja claro que los estudios
sobre los mitos y las instituciones de la magia poseen la misma raíz que otras formas de
aficiones contemporáneas. En ese mismo orden se habla del rito, el cual es una etapa
representativa.
Hablando de la experiencia de lo sagrado, entiende que la relación entre el amor y la
experiencia religiosa es más que una simple coincidencia. Por eso dice el autor que esos
datos, parten de una misma fuente. En los niveles de la existencia se quiere dar el salto
para llegar a la otra orilla, de ahí entonces el nombre de este apartado. En ese mismo
orden, el autor pone una comparación: la comunión. Esta va a operar entonces en la
naturaleza misma del creyente.
Habla nuevamente de la nostalgia. Dice que la nostalgia de la vida anterior es el
presentimiento de la vida futura. Así el hombre corre hacia lo que no es, pues como dice
Heidegger va hacia lo que no es. Puesto que el hombre, busca hacerse, ya no es, está
haciéndose, pero nunca termina de hacerse, asimismo. De este modo en la imagen
poética como en el amor, se conjugan de modo significativo la sed y la satisfacción. De
modo que el hombre trata de saciarse, ya sea en la poesía o en el amor. Porque vive en
la temporalidad y ella entonces busca aquietarse. Por su lado, el hombre se imagina y
por medio de dicha imaginación se revela. Todas estas ideas que si bien, no son todas
las expresadas por Octavio Paz, demuestran la relación entre la poesía y lo sagrado.
El ensayista mexicano más adelante sigue hablando del tema: revelación poética, pero
ya en otro apartado de su libro. Allí nos habla de esa relación entre poesía y religión. Al
respecto expone que ambos elementos no llevan a la posibilidad del ser que somos y a
lo que constituye nuestra manera propia de ser. Esto nos lleva al contacto con la
otredad, de la que tanto hablaba Machado. Este poeta español, le llamaba la esencial
heterogeneidad. Así pues, la experiencia poética va a ser entonces, un salto mortal,
como lo es la experiencia de la religión. Pero esto, nos lleva a volver a nuestra
naturaleza única.
Por otro lado, afirma que la religión es una tierra misteriosa para la razón, es decir se
presenta como inasible a la razón humana. Por lo que se le hace necesario al ser
humano, buscar imágenes o paradojas, porque simplemente, no hay palabras literales,
para dicha experiencia. Por lo que la palabra religiosa busca revelarnos un misterio que
no es cercano a nosotros. Así el Nirvana del budismo, o la nada del místico cristiano,
van a ser para nosotros, una serie de nociones, tanto positivas como negativas. Por lo
que, a la hora de hablar de la mística religiosa, debemos transferirnos al concepto de
antinomia. Esta es un elemento natural de la teología del misticismo.
En este contexto, nos permitimos citar las palabras de Novallis: «Cuando el corazón se
siente a sí mismo y, desasido de todo objeto particular y real, deviene su propio objeto
ideal, entonces nace la religión». Entendiendo la idea expuesta por el autor
mencionado, debemos decir que la religión es un salto que deja de lado la razón, por
tanto, el hombre al encontrarse con la religión abandona lo material, o al menos lo deja
a un lado, se centra en un ideal que puede ser la fe cristiana, o la fe de cualquier otra
religión. En fin, este hombre se encuentra en otra dimensión. En ese mismo orden
podemos conectar la idea de Novallis con la experiencia misma de la poesía, podemos
decir, tal como ha dicho Octavio Paz: Cuando el corazón se siente así mismo, entonces
nace la poesía. Para el poeta mexicano, la poesía y el arrastre de la religión no son
distante, uno del otro, más concede un sitio especial a la poesía, por ser una experiencia
humana, a diferencia de la religión que persigue un ideal fuera de nuestra experiencia.
En ese mismo orden, Paz deja claro que la experiencia de lo sagrado va a ser un abrir
del corazón al otro escondido. Porque la revelación es una gracia que viniendo de afuera
transforma al hombre y hace que se abra así mismo. Por eso entonces, el ser humano
debe descubrir a Dios en su ser, porque solo en su corazón está el Ser divino. Así la
experiencia de lo sagrado le permite al hombre asirse en su verdadero ser. Dicho
hombre no es más que: contingencia y finitud. Reconociendo esto, en la redención y el
perdón obtiene que se le borre la miseria. Así se da la experiencia religiosa, más
adelante veremos como Paz explica la experiencia poética.
Por otro lado, la experiencia poética es revelación de la condición original. Si en la
experiencia religiosa la creación es de un ser superior, en esta experiencia la creación es
nuestra. Aquí no se descubre algo externo, sino más bien este acto, entraña la creación
de algo que va a ser descubierto por nuestro propio ser. De estas ideas el autor
concluye que el poeta es quien crea al ser. Ya que el ser no es una realidad que se nos
dé, sino más bien que se va haciendo. Así el ser no se apoya en ninguna cosa, porque la
nada es su fundamento mismo. Así concluye influenciado por el pensamiento de
Heidegger, que nuestro ser es solo la posibilidad de ser.
El arco y la lira, posee diversos aspectos que resultan abarcadores. Aquí lo que hemos
hecho es un breve recorrido por algunos de los apartados tratados en el libro: poema y
poesía, el poema, el lenguaje, el ritmo, verso y prosa, la imagen y la revelación poética.
Así hemos visto lo que él llama poesía y lo que llama poema, luego su concepto de
imagen, la cual toma especial importancia dentro del poema, lo que dice sobre el verso
y prosa, dándole especial importancia al verso o poema, ya que en casi todas las culturas
está presente. La prosa es una creación nueva, que no está presente en muchos pueblos.

Finalmente debemos decir que Octavio Paz es un poeta crítico que no solo escribió
poesía, sino que la acompañó de una poética, ósea de una reflexión permanente sobre el
acto de escribir poemas, la diferencia entre la poesía y la prosa. En ese mismo ámbito
nos ofrece una lección, la de asociar el pensamiento romántico con el pensamiento
surrealista. Es por ello por lo que con el Arco y la lira se inician los estudios literarios.
Ya que es un texto que al acercase al fenómeno poético, desde la poesía ofrece una
visión compleja y, hasta podría decirse, etérea; puesto que consideraría la existencia
total de lo que fue, pudo ser, es y sería presente en un elemento: el ritmo. Aunque de
lenguaje ameno y atractivo es vasto en conocimiento como para agotarlo de una vez,
por lo que es necesario estarse deteniendo en algunas de sus partes, para tratarlo a fondo
y no perderse en su contenido lírico.
 

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