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Crisis del siglo XVII

La crisis del siglo  xvii es una crisis


general de duración secular que la
historiografía aplica, en grado
diferente, a la interpretación del
desarrollo histórico durante ese siglo
en toda Europa y la cuenca del
Mediterráneo.

Índice
Aspectos de la crisis
Monarquía Española
Interpretación
El eje de la civilización se
desplaza
Bibliografía Sitio de Magdeburgo,1631.En Esta ciudad alemana es un ejemplo
extremo de la crisis del siglo xvii . Pasó de 30 000 habitantes a
Enlaces externos menos de 3.000 como consecuencia de esta acción y el posterior
saqueo de la ciudad. Al final de la Guerra de los Treinta Años (1618-
1648) no alcanzaba el medio millar.
Aspectos de la crisis
Crisis climática (la pequeña Edad del Hielo, es la única que podemos considerar
autónoma)
Crisis económica (la Fase B de recesión secular que sigue a la Fase A de auge económico
y Revolución de los precios del siglo xvi),
Desórdenes sociales y políticos, que llevan a desastrosas guerras (Crisis de 1640 en
España, Fronda en Francia, Revolución Inglesa, y sobre todo la Guerra de los Treinta Años
en Europa Central)
Crisis demográfica (aumento de la frecuencia y gravedad de hambrunas y epidemias,
despoblamiento de Europa Meridional y Central)
Crisis ideológica (que es como se ha interpretado el Barroco), tanto en Arte como en
Literatura e incluso en mentalidad. La ciencia moderna y lo que desde Paul Hazard se
conviene en llamar Crisis de la conciencia europea surgen a finales de siglo y preparan el
siguiente Siglo de las luces.

Monarquía Española

La Monarquía Española se caracterizó porque la población registró un importante retroceso. Las causas:

1. Migración al nuevo continente.


2. Bajas ocasionadas por las guerras.
3. Expulsión de los moriscos.
4. Conjunto de pestes y epidemias.

La agricultura empeoró provocando el hambre y las epidemias. Muchos campesinos abandonaron las tierras
para irse a las ciudades para vivir como pícaros o mendigos. La ganadería vio cómo se reducía el número
de cabezas de ganado, debido a la sequedad de los pastos y de la destrucción provocada por las diversas
guerras peninsulares. La industria y el comercio disminuyeron y el agotamiento de muchas minas
americanas redujo la llegada de oro y plata (el quinto real) desde las Indias. La Hacienda Real se declaró en
bancarrota en varias ocasiones.

Hubo un modelo social de tipo nobiliario en el que los capitales se dedicaban a la compra de tierras, casas o
gastos suntuarios. Frente a unos pocos privilegiados existía una enorme masa de población empobrecida:
los campesinos habían perdido sus tierras, los artesanos se habían empobrecido por la competencia
extranjera y los hidalgos apenas podrían sobrevivir con sus tierras y todos acababan en la mendicidad. Solo
la Corona de Aragón sufrió menos la crisis.

Interpretación
La crisis del siglo  xvii puede interpretarse (Maurice Dobb) como el momento clave en la transición del
feudalismo al capitalismo, puesto que los países que salen reforzados de ella (fundamentalmente Inglaterra)
se encaminan al proceso que comienza con la Revolución burguesa y que en el siglo  xviii les llevará a la
Revolución industrial; mientras que en los países que salen en peores condiciones de ella
(fundamentalmente España) pierden la posición de centralidad que hasta entonces habían tenido en la
Civilización Occidental.

En cambio, Geoffrey Parker hace una interpretación sumamente diferente. A través de la utilización de
fuentes muy diversas (cuadros, curvas, citas de cronistas), Parker da explicaciones culturales y sobre todo
expone explicaciones climatológicas. Para Parker la crisis del siglo xvii tiene que ver con una sinergia entre
clima, política y religión. Esta sinergia, dice el autor, ya aparece en el Ensayo de las costumbres de Voltaire.
Voltaire caracterizó al siglo xvii como un siglo de carestías, de desastres poblacionales, por lo que interpreta
que los desastres climáticos tuvieron un gran protagonismo, si se los combina monarcas que quisieron
producir novedades en materia religiosa o política. Primero frente a una historiografía que mayormente que
trabaja estudios de caso, Parker no solamente plantea un modelo generalista sino que plantea un trabajo de
tipo planetario. Da ejemplos no solamente de Europa, sino que toma casos de China, el caso de América,
de África o del Imperio otomano. Trabaja, por ejemplo, la catástrofe que se produjo en China con la caída
de la dinastía Ming. Explica, cómo en China de 1640, hay una catástrofe demográfica en la que muere la
mitad de la población china. También señala lo que significó la debacle del estado polaco en cantidad de
muertes y de destrucción material. A continuación pasa a explicar la crisis del Imperio otomano con cambio
dinástico y con el número de destrucción de riquezas y de población absolutamente inéditos. Después,
empieza a revisar las fuentes literarias, a los cronistas, utiliza una serie de textos como por ejemplo, los
testimonios de los jesuitas que dan cuenta de la catástrofe demográfica. Y de ahí pasa a las explicaciones en
Europa. Entre estas las justificaciones astrológicas, cómo han aparecido cometas, astros que están indicando
el fin del mundo. También revisa los argumentos sobre la caza de las brujas, fenómeno contemporáneo a
esta crisis. De manera que cita a fuentes que consideran que las catástrofes del momento se relacionaban
con el complot de brujos que están destruyendo la sociedad cristiana en su totalidad. A partir de ahí Parker
incorpora la información que le da la climatología actual.

El eje de la civilización se desplaza


El desplazamiento de las rutas comerciales del Mediterráneo al Atlántico no es un proceso nuevo, y podría
rastrearse desde la Edad Media, pero el cambio del eje entero de la civilización en beneficio de la Europa
Noroccidental queda fijado decisivamente con esta crisis. Es bastante significativo el auge de plazas como
Londres y Ámsterdam en perjuicio de Sevilla o Lisboa (también atlánticas y que a su vez habían sustituido
a las mediterráneas Génova y Venecia en el siglo  xvi). El punto de inflexión quizá fue el saqueo de
Amberes de 1576.

Lo que hasta entonces había sido la principal amenaza para la Europa cristiana, el Imperio otomano, queda
relegado a una posición periférica (en claro retroceso desde el fracaso del sitio de Viena de 1683). Lo que
era su centro, Italia y sus rutas hacia Flandes por Alemania, se encuentra entre las zonas en mayor declive.
La Francia que sale de la Fronda y la minoría de edad de Luis XIV, en cambio, es la potencia emergente en
Europa, bien desde el tratado de Westfalia de 1648 (que modernizó las relaciones internacionales), o desde
la paz de los Pirineos de 1659. Queda en evidencia la decadencia española.

Lo que debió ser para los perdedores puede adivinarse sólo con ver que los ganadores han tenido que pasar
un siglo temible: Inglaterra sufre mortíferas pestes, guerras exteriores (con Holanda, con Francia, con
España...), la guerra civil entre el Parlamento y rey, la ejecución de este (la primera de un rey por su propio
pueblo), la república de Cromwell y las disensiones religiosas (puritanos, anglicanos, católicos...), el Gran
Incendio de Londres (1666)..., hasta cerrar el siglo con la Revolución Gloriosa.

Bibliografía
AVILÉS, Miguel (1986). El siglo xvii (Vol. XVI Gran historia universal). Madrid: Nájera y Club
Internacional del Libro. ISBN 8484616700.

ASTON, Trevor ed. (1965). Crisis en Europa 1560-1660. Madrid: Alianza. ISBN 84-206-2359-8.

Enlaces externos
José Antonio Sebastián, El largo siglo xvii (http://www.elpais.com/articulo/economia/global/la
rgo/siglo/XVII/elpepueconeg/20120115elpnegeco_4/Tes), El País, 15 de enero de 2012

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