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El siglo de oro español. La novela picaresca.

La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades.

Definición: Con el nombre, y la metáfora de Siglo de Oro, se conoce al más grande período de la literatura
española.

Ubicación: Contrariamente a lo que indica su denominación, son dos siglos –el XVI y el XVII- y no uno los
implicados. Es el período de apogeo español –económico, cultural, político y militar-, desarrollado en el
siglo XVI, durante el reinado de Carlos I (1500-1558, rey desde 1518 hasta 1554 en que abdicó a favor
de su hijo) y el de Felipe II (1527-1597, rey desde 1554), que había comenzado a gestarse durante el siglo
XV –en la Edad Media- y que, a mediados del siglo VXII se eclipsa hasta desaparecer, tras la muerte de
Pedro Calderón de la Barca, en Literatura y Bartolomé Esteban Murillo, en pintura. Calderón publicó La
vida es sueño (1636), donde enfrenta al hombre con su destino.

Antecedente: El período de apogeo de España comienza a fines de la Edad Media –período de la historia
que abarca casi mil años, desde el siglo V d. C. al siglo XV d. C.-, bajo el reinado de los reyes católicos
Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Los hechos más importantes del año 1492 son: El encuentro con
América –que le permitió a España transformarse en la primera potencia mundial a partir del oro, la plata y
los metales precioso que se traje del continente-: La toma de Granada, que se toma como el hecho
simbólico del fin de casi ocho siglos de dominación musulmana en tierra Ibérica y la guerra de los españoles
por Reconquistarla. Otro hecho a destacar de ese año es la expulsión de los judíos -o de aquellos que no se
convirtieran al cristianismo-, del territorio español. Este hecho permite que se multipliquen los conversos, es
decir, los que declaran haber renegado de su religión –judía o musulmana- para adoptar la católica, ya sea
por conveniencia para poder seguir viviendo en España o por convicción (que serían los menos).

Marco Histórico: Múltiples factores deben tenerse en cuenta para acercarse a la fisonomía de España en el
siglo XVI. En la conformación social puede decirse que se constituyó sobre la base de la coexistencia de
moros, judíos y españoles cristianos. Los ibéricos –españoles- habían fortalecido su catolicismo con el
mito de la pureza de la sangre para cerrar el paso a la igualdad de las otras dos religiones y se sentían
preparados para ser los defensores de la Contrarreforma –es decir, la resistencia de la Iglesia católica contra
las ideas reformistas de Calvino y Lutero-. El imperio de los reyes católicos, sustentado económicamente en
el oro que llegaba de América, intenta unificar al resto de los países europeos.
La riqueza impunemente saqueada de América se distribuyó en la nobleza, en tanto las clases populares
siguen teniendo pocas posibilidades de progreso o de sustentarse económicamente. Se reconoce el ascenso
económico por medio del botín de guerra. El trabajo de los oficios se reservaba a los moros y a los judíos,
los negocios permanecieron en manos judías hasta su expulsión; los ibéricos pobres se creían destinados al
trabajo de la tierra y los ricos al honor de las campañas militares.
Si esta época fue atravesada por genios tan singulares como Cervantes, Lope de Vega, Góngora, Quevedo,
entre otros, también se vincula al período negro de la Inquisición, al racismo y a una rígida e injusta
estratificación social. El teólogo y científico Miguel Server (1511-1553) descubrió el proceso de
circulación de la sangre. En 1553 describió el proceso de recorrido de la sangre desde el corazón a los
pulmones, y por ello, ese mismo año, fue condenado a morir en la hoguera. “Para los españoles
modernos es un período turbador que tiende a provocar en ellos a un tiempo vergüenza y orgullo.”(Bruce
W. Wardropper).

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El Arte: Durante estos casi dos siglos dos grandes corrientes primaron en la España dorada: el
Renacimiento y el Barroco. El Renacimiento se nos plantea como un cambio profundo –o renovación- en
las instituciones e ideales que primaron en la Edad Media, como un ingreso a la Modernidad que implica la
imagen de un Hombre que se siente centro del Universo, de un Hombre que gusta de la individualidad, de
la sensualidad, del gozo de vivir la vida terrenal, que siente pasión por la naturaleza y que busca su fuente
de inspiración en el arte clásico grecolatino. Si bien el Renacimiento –el cual surge en Italia a fines del
siglo XIV y luego se expande por toda Europa-, tuvo características comunes en los países europeos,
también tuvo sus particularidades en cada nación. En España “no se volvió de espaldas a la Edad Media”
(Amado Alonso) pues no significó una sustitución radical de los valores y las costumbres de la Edad Media,
sino una lenta asimilación e integración de ideas. A eso se debe, quizás, la particular característica que
ofrece en España el Renacimiento. Dos características principales pautan el Renacimiento: la admiración e
imitación de la Antigüedad grecolatina y el Humanismo definido por un entusiasmo hacia el Hombre, la
Naturaleza y la Vida. La Edad Media había sido una época donde la religión cristiana tuvo notable
influencia, pero en el renacimiento el Hombre se vuelve hacia conceptos paganos y la atención que antes se
dirigía hacia Dios, ahora se vuelve hacia el mismo Hombre. Esto no implica aceptar un abandono de la
ideología cristiana ni mucho menos, sino, más bien reconocer la influencia que ejerció el arte y la cultura
pagana de Grecia y Roma antiguas.
La noción de Barroco es originaria en las artes plásticas y luego se utilizó en Literatura. El Barroco –el
cual fue un término que se usó despectivamente y que significa perla irregular-, en España, tampoco
significó una ruptura radical con el Renacimiento (una concepción del arte asimiló a la otra concepción del
arte). El Barroco español –considerado el arte de la Contrarreforma- hereda la mayor parte de sus temas
del Renacimiento, que a su vez había tomado muchos de la Antigüedad, por ejemplo, la idea de que el
hombre es un universo en miniatura. La diferencia radica en que el barroco ve al hombre como una
gigantesca contraposición de “gran belleza y gran monstruosidad”.
Los principales escritores que atravesaron estos períodos fueron Gracilazo de la Vega (1501-1536), Juan
Boscán (1490-1542), Santa Teresita de Jesús (), Fray Luis de León (1527-1591), Fernando de Herrera
(1534-1597), San Juan de la Cruz (1542-1591), Miguel de Cervantes (1547-1616), Francisco de
Quevedo (1580-1645), Luis Góngora (1561-1627), Félix Lope de Vega (1562-1635), y Pedro Calderón
de la Barca (1600-1680), entre otros.

Quizás la obra más importante de los años previos a Lazarillo fue La Celestina (1499-1500) de Fernando
Rojas, nombre con el cual se conoce hoy la obra que se tituló, primero Comedia de Calixto y Melibea y,
posteriormente, La Tragicomedia de Calixto y Melibea. Inclasificable en cuanto a género (texto dramático o
novela dialogada), La Celestina es por muchos motivos la obra que articula el pasaje de la Edad Media al
Renacimiento, pues presenta características típicamente medievales y, a su vez anuncia –sobre todo en el
individualismo- caracteres propios del Renacimiento.

Marco Literario: La narrativa se desplaza y ramifica en nuevas formas: la novela pastoril tiene su
origen en la Arcadia (1499) de Sannazzaro (9). El asunto que trata es un amor desdichado en el marco de
la vida de los pastores. Pero el fundador de esta clase de novelas es Jorge de Montemayor (), con su
Diana enamorada (1550) donde la pastora Diana debe elegir entre dos pretendientes. Esta novela conoció,
en su época, un éxito destacado. El mismo Cervantes comenzó como escritor con La Galatea (1554) que
imita cercanamente a las novelas pastoriles. La novela pastoril, típicamente renacentista, reflejaba la vida en
la naturaleza desde un enfoque idealista, en las cuales se desarrollaba una tierna historia en el marco
apacible de la Naturaleza.
El otro tipo de novela que circulaba, con mucho éxito, en la época renacentista era la novela de
caballería. En estas novelas, el caballero andante que encarna los valores de la suma de virtudes de
valentía, concepción cortés del amor, respeto por los códigos morales y religiosos de la época y además, es
poseedor de una envidiable presencia física –hermoso y fuerte-, lucha contra los más increíbles enemigos

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constituidos por monstruos y ejércitos, a quienes siempre vencían. Las novelas más destacadas de este
género fueron Tirante el Blanco (1460, de Joanot Martorell), Amadís de Gaula (1508, versión de Garcí
Rodríguez Montalvo), Palmerín de Oliva (1511, Anónimo), Palmerín de Inglaterra (1547, versión
castellana de Miguel Ferrer), entre otras. Cervantes tratará sobre ellas en buena parte de su famosa obra El
ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha (1605.1615).
Hacia 1550 comienza a desarrollarse un tipo de novela que irá sentando las bases para la novela
picaresca. Frente al idealismo y la narrativa de evasión de las novelas de caballerías y pastoriles, las
sentimentales y greco-latinas, se presenta este otro tipo de novela que pretende reflejar las preocupaciones e
injusticias sociales de la época, en donde se opone al héroe un anti-héroe, “el pícaro”, generalmente un
muchacho de poca edad que vive como puede, por los caminos o las ciudades, llevado por el hambre y la
necesidad realizará toda clase de acciones reñidas con la ley y la moral, en las que el humor suele estar
presente. La narración de sus desventuras suele tener un tono realista, reflejo de las condiciones de vida que
en esa España se vivían. Por un lado la riqueza que venía del Nuevo Mundo y por otro la pobreza de la
mayoría del pueblo. De autor Anónimo, La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades,
la cual apareció publicada por primera vez en 1554, es una de las primeras y decisivas muestras de la
narrativa picaresca –sin llegar a ser una novela picaresca propiamente dicha, sí es una de las primeras que
sienta las bases de lo que vendrá posteriormente-. El pobre Lázaro es un muchacho que, tras perder a su
padre y ser entregado por su madre a un ciego, quien lo maltratará sin compasión, se verá envuelto en una
serie de vicisitudes para sobrevivir. Otro amo será un clérigo que le hace padecer hambre. Un tercer amo, un
hidalgo vanidoso –a pesar de su pobreza-, lo abandonará cuando se ve perseguido por sus acreedores. La
narración se procesa en primera persona, el estilo narrativo es vivaz, el humor satírico y las descripciones
nos reflejan las costumbres de la época. Con naturalidad, la narración expone la vida social de la época. La
miseria abunda y se refleja en las expresiones coloquiales y populares y en tipos humanos que se encarnan
en personajes arquetípicos.
En su mayoría los estudiosos y críticos literarios aceptan sin discusión que Lazarillo de Tormes inicia la
novela picaresca. Algunos sostienen que la novela sería la precursora de dicho subgénero. Es decir que la
novela picaresca se iniciaría con el Guzmán de Alfarache y que el personaje de Lazarillo sería un
protopícaro (anterior al pícaro). Para el crítico Alexander Parker la novela de Lazarillo “tiene un puesto
mucho más elevado y honroso, nada menos que a la cabeza de toda la novela moderna occidental”.

En este entendido la picaresca engloba creaciones literarias pertenecientes al período 1554-1668. Los
momentos fundamentales son tres:
1. El antecedente primero sería La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades
(1554), con la conciencia clara de su propuesta estética, con los grandes temas en sus alcances
sociales, políticos y religiosos.
2. Unos cincuenta años después de Lazarillo, Mateo Alemán (1547-1615), publicó La vida del pícaro
Guzmán de Alfarache (1599), en donde el protagonista es un servidor, soldado, mendigo, usurero,
galeote, hace de amante complaciente tanto como de guía espiritual –según lo que mas le convenga-.
En la novela, el mundo es visto como una lucha en la que todos los hombres combaten valiéndose de
la desconfianza y el engaño.
3. Historia de la vida del Buscón (1626) de Francisco de Quevedo (1580-1645), esta representa la
caricatura del género, con sus temas y personajes llevados a límites insolentes.
Entre Lazarillo y las narraciones picarescas de comienzos del siglo XVII hay diferencias: lo que en
Lazarillo era humor más simple, en esta época barroca se vuelve una amarga sátira, acorde al pesimismo del
mismo. El protagonista ya no será un pobre muchacho sino un aprovechador de la buena fe del prójimo,
dedicado a la estafa y al robo. Los ambientes descritos son más duros y realistas, los personajes más
siniestros y maliciosos.
Cervantes, en 1613 publica la historia de Rinconete y Cortadillo dentro de las Novelas ejemplares. En
esta novela breve encontramos a dos jóvenes inmersos en el bajo mundo, acostumbrados a malvivir del
hurto, la estafa y delitos más graves.

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Importa observar que el personaje del “pícaro” está en clara oposición a los personajes heroicos,
caballerescos y cortesanos que desfilaron por la narrativa medieval y renacentista. Si el héroe encarna un
enfoque idealista de la vida, por el contrario, el “pícaro” es un anti-héroe que responde a una construcción
más realista y representa la suma de los defectos, vicios, conductas impropias y marginales de una sociedad
que lo condena a sobrevivir en una penosa miseria. Y no es casual que en una época de crisis social como
padecía la España de mediados del siglo XVI y todo el siglo XVII, estos personajes se convirtieran en el
centro de textos literarios.
Los temas principales de la picaresca son: la pureza de sangre, el honor y el hambre –tema central sin
exclusión-. El “pícaro” tiene más conciencia de sus derechos religiosos que de la desigualdad social porque
llega a sospechar la raíz de la intolerancia mucho más que la razón de la desigualdad social. Por eso el
“pícaro”, que pone en evidencia su pobreza, trata de imitar y de acercarse a los ricos y piensa en todos los
casos sólo en cambiar su situación, sin importarle el cambio de sistema –es decir, el cambio colectivo-.

El autor de Lazarillo es Anónimo, ya que ocultó, prudentemente, su nombre. Las conjeturas de porqué lo
hizo son varias, pero ninguna ha sido confirmada. Así como la autoría del texto, hecho que se les atribuye a
varios autores conocidos (Juan de Ortega, Diego Hurtado, Juan de Valdés, entre otros).
La novela La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades apareció publicada en 1554 en
tres ediciones: la de Burgos, la de Alcalá y la de Amberes. Pertenece al género narrativo, y es una novela
epistolar –escrita en forma de carta, dirigida a Vuestra Merced-.
La obra, en prosa, se inicia con un Prólogo y posee, además, siete (7) Tratados.
En el Prólogo, Lázaro ya adulto –quién es el narrador interno y que se expresará en primera persona-,
explica el motivo que lo lleva a elaborar tan extensa carta: Vuestra Merced –no se aclaran más datos-, le ha
solicitado que aclare el caso –la aparente infidelidad de la esposa de Lázaro con el patrón de ella, el
Arcipreste-. Lázaro decide contarle su trágica historia de vida desde su infancia para justificar una postura
adoptada. En el Tratado I nos cuenta acerca de su nacimiento, sus padres, su infancia y la pureza de sangre.
La segunda parte del Tratado narra las vivencias con su primer amo, un ciego. Los temas que se destacan de
este Primer Tratado son: el hambre, la hipocresía y la religiosidad fingida. En el Tratado II, la narración gira
en torno al arcaz. Su segundo amo es un clérigo mezquino, obsesivo que lo “mata” de hambre sin ninguna
piedad. En el Tratado III se desarrolla una intensa relación humana con su tercer amo, un escudero, la cual
relega a un segundo plano los temas del hambre y la apariencia. El Tratado IV –apenas un boceto- es el más
breve y en el se nos muestra a un nuevo amo, un Fraile. Otra vez la hipocresía clerical está presente. En el
Tratado V, Lázaro nos cuenta de su nuevo amo, un falso vendedor de bulas. En el Tratado Vi nombra dos
amos, el maestro y el capellán. Finalmente en el Tratado VII, y último, a pesar de su brevedad, cumple con
dar explicación al hilo central de la historia y es explicar su situación con su último amo, el Arcipreste.
Lázaro se ha casado, es pregonero de vinos y pretende mantener este nuevo status de vida: ganarse el pan
honradamente y tener una familia constituida.

El presente repartido se elaboró sobre la base de los libros El género épico-narrativo de Álvaro Miranda
y La vida de Lazarillo de Tormes prologado por Leonardo Garet.

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