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Villancico
Del perdón nace la armonía y construimos esa paz que los ángeles anuncian en Belén…
Dispongamos todos nuestra mente, y nuestro corazón para este momento, sentémonos
cómodos, cerremos los ojos y no permitamos que nada, ni nadie nos interrumpa este
momento con Dios, seamos cocientes de nuestra respiración, 1…. 2… 3… sintamos a Dios,
pues es el quien está aquí a nuestro lado, el está presente en este momento, el lo dijo donde
se reúnen dos o más en mi nombre ahí estaré yo.
Es Dios quien nos permite este espacio, este momento, quien nos permitió que hoy
llegáramos hasta aquí, es Dios quien nos da la vida, quien nos da la familia, quien nos da la
oportunidad de disfrutar momentos con lo seres que amamos, es el quien brinda tanta
felicidad en nuestra vida…… nos permite ver los ojos brillantes de ese niño de nuestra
familia (pensemos en ese Hijo, hija, sobrino, primo, hermano, hermana) que nos quiere, que
nos mira con tanto amor, como si no tuviéramos defectos, quien se alegra al vernos. Es
Dios quien nos permite disfrutar el abrazo de una madre, con ese amor infinito inagotable,
quien a pesar que le fallemos, nos sigue amando, quien a pesar que la dejemos en segundo
plano, por las ocupaciones del trabajo, por salir con nuestros amigos, o porque simplemente
la olvidamos por las ocupaciones de la cotidianidad… ella siempre continua ahí.
Padre Santo, hoy me encuentro como aquel joven llamado el "hijo pródigo", me encuentro
deseando regresar de nuevo a la "Casa del Padre", a la comunión de tu presencia. Pareciera
que hoy mis pecados pesan más que antes, que fuesen más difíciles de ser borrados y
perdonados, sin embargo, no tengo otra alternativa, y sé que no hay otros caminos. Señor
hoy quiero reconocer que te necesito profundamente, que en verdad separado de ti nada
puedo hacer, y que he comprobado que mi corazón es malo, yo mismo estoy vendido al
pecado como dijo el apóstol Pablo, pero hoy te ruego, que me limpies y restaures, que
borres mis rebeliones y perdones la infidelidad y la maldad de mi corazón. Reconozco y
confieso hoy mis pecados delante de ti (cada uno en la mente pensemos en esos pecados
que hemos cometido, esos que nos cuestan más, esos que nos duelen más, esos pecados con
los que pudimos lastimar a otras personas, esos pecados que decimos no volver a cometer,
pero que nos cuesta tanto cambiar y volvemos a caer en ellos). Restáurame, oh Señor,
Señor y Dios, me dirijo a ti en este momento, quizá he debido hacerlo hace mucho tiempo,
pero tú que conoces todas las cosas, sabes lo que ha sido necesario para que hoy llegue a
este punto de poder reconocer que tengo necesidad de ti. Señor, no sé por qué no lo
comprendí antes, pero hoy reconozco que te necesito. Hasta ahora he vivido sin tomar en
cuenta tu verdad y tu amor en mi vida, por lo que hoy reconozco que necesito tu perdón.
Necesito pedirte que perdones mis pecados, mi rebeldía, mi indiferencia. Te pido que me
des un nuevo corazón y un nuevo ánimo para vivir la vida. Enséñame a vivir para ti y a
crecer en el conocimiento de tu verdad. Decido rendir voluntariamente mi vida a ti, haz que
habite y obre en mi, tu Santo Espíritu. Seguramente de aquí en adelante muchos ajustes y
cambios serán necesarios en mi vida, pero te ruego que me des la fuerza y la claridad para
que los mismos sean realizados como es debido. Por esta oración doy un paso de
acercamiento hacia ti y confío que tú también te acercarás a mí y que así mismo te me darás
a conocer. En el nombre de Jesucristo te doy las gracias. Amén.
https://www.youtube.com/watch?v=CLu9efeCkC8&ab_channel=JoanSanchez
Se reza tres veces: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
El ángel les dijo: «No teman, les anuncio una buena noticia que será de gran alegría para
todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor.
Y aquí tienen la señal: encontrarán un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».
Palabra del Señor.
Reflexión
En la Exhortación Apostólica sobre el Amor en la Familia n.196 se nos enseña que: “el
amor entre el hombre y la mujer en el matrimonio y, de forma derivada y más amplia, el
amor entre los miembros de la misma familia - entre padres e hijos, entre hermanos y
hermanas, entre parientes y familiares - está animado e impulsado por un dinamismo
interior e incesante que conduce la familia a una comunión cada vez más profunda e
intensa, fundamento y alma de la comunidad conyugal y familiar”.
Hoy hay una gran esperanza de que la familia, querida y amada por Dios, sea un espacio de
comunión y de esperanza. Las familias son Evangelio de Amor cuando saben acoger,
valorar y respetar a todos. La lectura que nos ilumina hoy la volveremos a escuchar en la
celebración de la Navidad cuando se envía a los pastores a visitar y contemplar como en
una familia, la de Jesús, María y José, han de encontrar un cariño auténtico, un calor
humano novedoso y humilde, una familia que cada año visita las familias del mundo
entregándoles la Buena Noticia, que en griego se dice Evangelio. Allí les hablarán sin
palabras, con signos simples, que la familia constituida según el querer de Dios, es la
escuela de acogida y de alegría en la que nacen los valores y nace la paz.
Oración
Pidiendo que nuestras familias sean Evangelio de Amor, que puedan ser:
Escuelas de amor que acoge y ofrece esperanza.
Escuelas de alegría en la que todos encuentren consuelo y misericordia.
Vida
Pidiendo que nuestras familias sean Evangelio de Amor, que puedan ser:
Escuelas de amor que acoge y ofrece esperanza.
Escuelas de alegría en la que todos encuentren consuelo y misericordia.
Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste
que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma prepares y
dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo hagan esta novena, para el
nacimiento de tu adorable Hijo.
¡Oh dulcísima Madre!, comunícame algo del profundo recogimiento y divina ternura con
que le agradaste tú para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda
la eternidad. Amén.
Dios te salve María, llena eres de gracia, el señor es contigo, bendita tú eres entre todas
las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega
por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, amén.
¡Oh Santísimo José!, esposo de María y padre adoptivo de Jesús. Infinitas gracias doy a
Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones
proporcionados a tan excelente grandeza. Te ruego por el amor que le tuviste al divino
Niño, me abraces en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente mientras en su
divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén.
Se reza: Padre nuestro, que estás en los Cielos, santificado sea tu nombre, venga tu
Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. y perdónanos nuestras
deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en la
tentación, más líbranos del mal, amén.
¡Ven, ven ven, ven a nuestras almas Jesús, ven ven, ven ven!
¡Ven a nuestras almas, Jesús, ven ven a nuestras almas!
¡No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven ven! ¡Ven ven!
2. ¡Oh, Adonaí potente que a Moisés hablando,
de Israel al pueblo diste los mandatos!,
¡Ah, ven prontamente para rescatarnos,
y que un niño débil muestre fuerte brazo!
Llenos de confianza en Ti, ¡oh Jesús, que eres la misma verdad!, venimos a exponerte toda
nuestra miseria.
Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada.
Nos entregamos a ti, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra
esperanza, y de que en virtud de tu divina promesa, acogerás y despacharás favorablemente
nuestra súplica. Amén.
Se reza tres veces: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
10. Villancico