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CAMARA APEL CIV.

Y COM 3a
Protocolo de Sentencias
Nº Resolución: 144
Año: 2022 Tomo: 6 Folio: 1595-1610

EXPEDIENTE SAC: 6207331 - DIZNER, TAMARA INES C/ AGNOLON, DANIEL JUAN - ORDINARIO - OTROS

PROTOCOLO DE SENTENCIAS. NÚMERO: 144 DEL 18/10/2022

SENTENCIA NUMERO: 144.

En la ciudad de Córdoba, a los dieciocho días del mes de octubre del año dos mil veintidós se

reúnen en audiencia pública los Sres. Vocales de esta Excma. Cámara de Apelaciones en lo

Civil y Comercial de Tercera Nominación, Dres. Rafael Garzón, Jorge Augusto Barbará y

Ricardo Javier Belmaña, bajo la Presidencia del primero de los nombrados, con el objeto de

dictar sentencia en estos autos caratulados: “DIZNER, TAMARA INES C/ AGNOLON,

DANIEL JUAN – ORDINARIO – OTROS (N° 6207331)”, venidos del Juzgado de Primera

Instancia en lo Civil y Comercial de Cuadragésimo Primera Nominación a los fines de

resolver el recurso de apelación interpuesto con fecha 18/06/2020 (fs. 209) por la actora

Tamara Inés Dizner por intermedio de su letrado apoderado, Dr. Pablo Andrés Rostagno Jalil,

en contra de la Sentencia Número 31 de fecha 04/05/2020 (fs. 203/208), dictada por el Sr.

Juez Dr. Lautaro Roberto Cornet, que resolvió: “I) Rechazar la demanda incoada por la Sra.

DIZNER TAMARA INÉS en contra del Sr. AGNOLÓN DANIEL JUAN. II) Imponer las costas

a la parte actora vencida (art. 130 del CPC). III) Regular los honorarios de los Dres. Pablo

Rostagno Jalil y Rocío Sofía Piccolotto en la suma de pesos treinta mil quinientos treinta y

tres con 60/100 ($30.533,60), que corresponde sean distribuidos en un 80% a favor del Dr.

Rostagno Jalil ($22.934,52) y un 20% en conjunto y proporción de ley entre el Dr. Rostagno

Jalil y la Dra. Rocío Sofía Piccolotto ($7599,08). IV) Regular los honorarios del perito

oficial Juan A. Ferreras, en la suma de pesos quince mil doscientos sesenta y seis con 80/100

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($15.266,80), siendo a cargo de la actora condenada en costas. Protocolícese, hágase saber

y dese copia.”.

Tramitación del recurso. Con fecha 30/05/2022 (fs. 220/227) expresa agravios el Dr. Pablo

Andrés Rostagno Jalil en su carácter de apoderado de la actora. Con fecha 21/06/2022 (fs.

230) se dio por decaído el derecho dejado de usar por el demandado rebelde, Sr. Daniel Juan

Agnolón, al no evacuar el traslado corrido para contestarlos.

Dictado, firme y consentido el proveído de Autos (cf. proveídos de fechas 28/06/2022 y

04/07/2022, respectivamente), queda la causa en estado de ser resuelta.

El Tribunal sienta las siguientes cuestiones a resolver:

PRIMERA CUESTIÓN: ¿Es procedente el recurso de apelación interpuesto por la

actora?

SEGUNDA CUESTIÓN: En su caso: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?

Conforme lo dispuesto previamente por el Sr. Presidente y de acuerdo al sorteo que en este

acto se realiza los señores Vocales emitirán sus votos en el siguiente orden: Dres. Jorge

Augusto Barbará, Rafael Garzón y Ricardo Javier Belmaña.

A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA EL SR. VOCAL, DR. JORGE AUGUSTO

BARBARÁ, DIJO:

I) PRELIMINAR.

1. El recurso de apelación ha sido interpuesto en el término y con las formalidades prescriptas

por el art. 366 del CPCC y en contra de una resolución apelable, atento lo dispuesto por el art.

361 inc. 1 de nuestro Código de Rito, razón por la cual ha sido correctamente concedido con

fecha 11/08/2020 (fs. 213).

2. La sentencia apelada posee una relación de causa que da adecuado cumplimiento a la

manda del art. 329 del CPCC. Por tanto, pasaré a referir aquello que tiene interés para decidir

en esta instancia.

II) EXPRESIÓN DE AGRAVIOS.

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El apoderado de la actora controvierte el rechazo de la demanda y solicita se dicte un nuevo

pronunciamiento haciendo lugar a la acción de daños y perjuicios incoada.

1. En primer lugar, se agravia de la “improcedente aplicación del Código Civil y

Comercial al caso de marras”. Objeta que el a quo haya considerado que, tratándose los

vicios denunciados de daños exteriorizados y evidenciados luego de la entrada en vigencia del

nuevo Código Civil y Comercial (CCC), correspondía la aplicación de dicha normativa.

Señala que la relación jurídica que vinculó a las partes nació en plena vigencia del Código

Civil derogado (CC) porque el contrato de compraventa que constituye la causa fuente del

reclamo fue suscripto el 30/05/2011.

Afirma que las disposiciones del CC resultaban de aplicación supletoria a las disposiciones

contractuales. Destaca que la norma utilizada por el a quo para rechazar la demanda, que

dispone la caducidad del derecho, es una norma supletoria de la voluntad de los particulares,

en cuanto éstos pueden aumentar o reducir el plazo.

En relación a la aplicación de la ley en el tiempo manifiesta que la aplicación inmediata de la

nueva ley (el CCC) se da en aquellos casos en que la consecuencia del hecho jurídico no tiene

relación causa-efecto con la situación jurídica consumada en el momento de vigencia de la ley

anterior. Es decir que en tales casos no habría retroactividad de la ley. Cita doctrina sobre

irretroactividad de la ley. Apunta, con cita de Moisset de Espanés, que la creación,

modificación o extinción de una situación jurídica es consecuencia de un hecho jurídico que

se agota en el momento en que se produce, por lo que pretender juzgar la creación,

modificación o extinción de una relación jurídica con arreglo a la nueva ley es darle un efecto

retroactivo prohibido por el segundo párrafo del art. 3 del CC (actual art. 7 CCC).

Advierte en dicho sentido que los vicios ocultos del inmueble adquirido son una consecuencia

directa de la situación jurídica consumada en el año 2011, que ya existían al momento de

suscribir el contrato, mas no eran cognoscibles en dicho momento, por lo que resulta aplicable

el CC derogado, la ley entonces vigente.

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En consecuencia, afirma que el derecho a ejercer la acción se encontraba vigente al momento

de interponer la demanda, atento el plazo decenal estipulado por el art. 1646 del CC. Que

dicho plazo abarca el período que corre desde el perfeccionamiento del contrato de

compraventa (30/05/2011) hasta el 30/05/2021.

2. A modo de segundo agravio, la apelante critica la violación al derecho constitucional de

propiedad de la actora que resulta del rechazo de la demanda con fundamento en el art. 1055

del CCC que resulta inaplicable al caso.

Pone de resalto que la interpretación realizada sobre la aplicación de la ley en el tiempo

resulta injusta para el comprador de buena fe. Señala que la actora al momento de adquirir el

inmueble se encontraba amparada por los plazos y garantías que regían en dicho momento, y

no podía imaginar que años después descubriría los vicios denunciados en el inmueble

producto de una deficiente construcción.

Afirma que dicha interpretación contraría, además, las reglas de la lógica pues si resultaba

aplicable el plazo del art. 1055 del CCC, la actora hubiera podido ejercer su derecho hasta el

30/05/2014, fecha en que ni siquiera se encontraba vigente el nuevo Código.

3. Como tercer agravio, cuestiona la interpretación realizada del plazo de caducidad aplicado

y la falta de consideración de lo dispuesto por el art. 2537 del CCC. Refiere que, a falta de

regulación expresa de la aplicación temporal de la caducidad en el CCC, debe recurrirse por

vía de analogía a dicha norma, aplicable al instituto de la prescripción. Cita jurisprudencia.

Resalta que cuando “por ley se requiere mayor tiempo que el que fijan las nuevas, quedan

cumplidos una vez que transcurra el tiempo designado por las nuevas leyes, contado desde el

día de su vigencia”. Asevera que siguiendo lo estipulado por la norma, correspondería aplicar

el plazo de caducidad de tres años, pero desde el día de entrada en vigencia de la nueva ley

(01/08/2015). En consecuencia, considera que, aún aplicando las disposiciones del CCC, el

derecho de la actora no se encontraba caduco al momento de la interposición de la demanda

en 2016.

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Argumenta que lo manifestado adquiere mayor relevancia si se pondera que el demandado no

compareció al proceso ni opuso excepción de caducidad o prescripción. Afirma que el Sr.

Agnolón se ha enriquecido injustamente en detrimento de la actora, a raíz de los vicios

ocultos en la construcción del inmueble adquirido.

Finalmente, señala que a la luz de lo dispuesto por el art. 2568 del CCC, la interpretación

realizada por el iudex importaría que a partir de la entrada en vigencia del nuevo Código la

actora perdería totalmente la posibilidad de ejercer actos que mantengan su derecho a

reclamar, lo cual resulta inconcebible y atenta contra el principio de seguridad jurídica.

III) TRATAMIENTO DE LOS AGRAVIOS:

A) El primer agravio: la ley aplicable.

1. Para resolver el primer agravio debe determinarse si resulta aplicable al caso el Código

Civil (Ley N° 340) –como indica la apelante- o el Código Civil y Comercial (Ley N° 26.994)

–como consideró el magistrado de primera instancia-.

2. Al respecto, debe tenerse en cuenta que la Escritura Pública N° 95 de fecha 30/05/2011 (fs.

39/56) mediante la cual se instrumentó la compraventa celebrada entre la Sra. Dizner y el Sr.

Agnolón, se celebró bajo el régimen del CC velezano.

En tanto que la primera constatación fehaciente de la existencia de los vicios en la

construcción del inmueble adquirido se produjo, según sentó el iudicante, el día 14/07/2016,

según Escritura Pública N° 95 otorgada en dicha fecha por la Esc. María Laura Ramallo, esto

es, ya habiendo entrado en vigencia el CCC (01/08/2015).

Por su lado, el art. 7 del CCC establece, en cuanto aquí interesa: “Eficacia temporal. A partir

de su entrada en vigencia, las leyes se aplican a las consecuencias de las relaciones y

situaciones jurídicas existentes. Las leyes no tienen efecto retroactivo, sean o no de orden

público, excepto disposición en contrario. ...”.

Considero que los “vicios redhibitorios” o “defectos ocultos” por cuya causa se acciona en

autos no constituyen la “consecuencia” de una relación jurídica ya existente con anterioridad

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a la entrada en vigencia del CCC sino que constituyen, en sí mismos, la “situación jurídica”

sometida a pronunciamiento jurisdiccional, en virtud de la cual se ha accionado.

El concepto mismo de defecto “oculto” implica la existencia de algo coexistente a la

compraventa, algo que se encontraba -precisamente- “oculto” o escondido al momento de

celebrarse la contratación, algo que no se podía observar ni percibir ni detectar pero que ya

existía en aquel momento y no que sobrevino recién al momento de su exteriorización o

visualización.

El “vicio redhibitorio”, aunque parezca una verdad de Perogrullo, es el vicio de la cosa que da

lugar a una acción redhibitoria, siendo ésta una acción que da la facultad al adquirente de

deshacer la venta por no haber manifestado el vendedor el vicio o defecto que la cosa ya

ostentaba al momento de la compraventa y no por un defecto que nació con posterioridad.

Esta conceptualización de lo que es un “defecto oculto” o un “vicio redhibitorio” surge tanto

del Código Civil (arts. 2164, 2167, 2168, 2169, 2170, 2176) cuanto del Código Civil y

Comercial (arts. 1051, 1052, 1053), lo que me exime de mayores consideraciones al respecto.

No debe, obviamente, confundirse el juicio acerca de la procedencia de la acción redhibitoria

y sus rubros (en el caso: actio quanti minoris, según detallaré infra) en el cual se aplica el

Código Civil, con el juicio acerca de la cuantificación de los rubros reclamados -en particular

el juicio acerca de la tasa de interés aplicable-, en el cual se aplica el Código Civil y

Comercial.

La determinación o cuantificación del monto específico a abonar por el vendedor, debido a su

inevitable evolución y consecuente necesidad de traslación hasta el tiempo del pago,

conforma un aspecto que sí debe ser calificado como una “consecuencia” de la situación

jurídica sometida a juzgamiento -o sea, de los vicios ocultos-, pero que no constituye, en sí, la

situación jurídica que debe ser juzgada por los tribunales en una acción quanti minoris

derivada del defecto oculto de la cosa, sino que constituye un aspecto accesorio o derivado

–una “consecuencia”- de la misma.

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Por tanto, la ley aplicable al caso, en cuanto respecta a la procedencia o improcedencia de la

acción y de los rubros que en virtud de la misma se reclaman, es la que regía al momento de

la celebración de la compraventa y de existencia de los vicios ocultos, es decir, el Código

Civil - Ley N° 340.

3. Corresponde, entonces, hacer lugar al primer agravio deducido.

B) El segundo agravio: el art. 1055 del CCC.

Dado que ya quedó establecido que en el caso debe aplicarse el CC y no el CCC, la

consecuencia de ello es que no resulta correcta la aplicación del art. 1055 del CCC por parte

del a quo y, por tanto, debe hacerse también lugar al segundo agravio esgrimido.

C) El tercer agravio: el art. 2537 del CCC.

Por idénticas razones a las ya expresadas, se torna abstracto el tratamiento del tercer agravio

relacionado con la pretensión –subsidiaria- de aplicación del art. 2537 del CCC.

IV) LA PROCEDENCIA DE LA ACCIÓN.

La compraventa y la existencia de los defectos ocultos al momento de la adquisición del

inmueble fueron extremos acreditados por el sentenciante (v. Considerando IV). Estos

extremos no han sido discutidos en esta Sede, por lo que no corresponde su revisión (art. 356

CPCC).

A su vez, conforme abajo se explicará, surge de la prueba rendida que los defectos ocultos

poseen una envergadura económica significativa, es decir, una gravedad tal que, a partir de la

misma, puede razonablemente presumirse (arts. 316 y 327 CPCC) que, de haberlos conocido

el adquirente, hubiese pagado menos por la cosa.

De este modo, el caso se subsume bajo la hipótesis consagrada en el art. 2164 del CC y

corresponde ingresar al análisis de la procedencia de los rubros peticionados, de conformidad

a las previsiones del Código Civil velezano.

V) LOS RUBROS RECLAMADOS.

1. La actora solicitó:

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i. Como daño emergente, el “reintegro de la totalidad de los gastos que resultaron

emergentes de modo inmediato y mediato como consecuencia de los defectos ocultos en la

construcción, entre otros: (…) gastos en materiales, honorarios y mano de obra.” (fs. 5 vta.).

Señaló que, hasta el momento de la interposición de la demanda, había incurrido en el gasto

total de $151.909,05, conforme los registros de facturas y recibos que a los efectos

probatorios acompañó como documental, según el siguiente detalle: i) Mano de Obra:

$119.970, ii) Honorarios profesionales: $4.500 y iii) Materiales: $27.335,05 (fs. 6).

Asimismo, solicitó resarcimiento a título de “privación de uso” debido a que se vio

imposibilitada de utilizar el departamento por el lapso de tres meses. Justipreció el monto

pretendido en la suma de $20.000.

ii. Luego, peticionó daño moral en compensación de los sufrimientos síquicos padecidos a

causa del deterioro de su casa, por la suma de $50.000, monto que luego reajustó en etapa de

alegatos en la suma de pesos $100.000 (fs. 200). Manifestó al demandar que todo ello afectó

su personalidad y le produjo angustias en el manejo de su vida. Refirió la necesidad de

mudarse temporariamente, y la incertidumbre de saber si su casa iba a quedar bien o no luego

de los arreglos, ya que los defectos ocultos terminaron siendo mucho más grandes de lo que

se pensaba (fs. 6).

iii. Todo ello con más intereses legales (fs. 1 y 7) desde que cada suma es debida.

2. A la luz del régimen aplicable, sólo puede concederse el reintegro del costo de los trabajos

que se debieron realizar para subsanar los defectos constructivos del inmueble en la suma que

resulte debidamente acreditada, mas no los restantes daños y perjuicios reclamados (privación

de uso y daño moral), pues dicha opción se encuentra vedada de conformidad a los arts. 2173,

2174, 2175 y 2176 del CC.

En el régimen velezano, a luz de los arts. 2173 y 2174 CC, la comprobación de la existencia

de un vicio oculto hace nacer dos acciones: la redhibitoria, cuyo objeto es dejar sin efecto el

contrato con devolución de la cosa y el precio, y la quanti minoris, por la cual se obtiene una

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disminución del precio equivalente a la desvalorización de la cosa como consecuencia del

vicio (si el mismo no resultaba subsanable) o el reintegro de la suma que su subsanación

insumiría, pero manteniéndose en pie el contrato.

El art. 2173 CC dispone: “Entre compradores y vendedores, no habiendo estipulación sobre

los vicios redhibitorios, el vendedor debe sanear al comprador los vicios o defectos ocultos

de la coda aunque los ignore; pero no está obligado a responder por los vicios o defectos

aparentes”. Y el 2174: “En el caso del artículo anterior, el comprador tiene la acción

redhibitoria para dejar sin efecto el contrato, volviendo la cosa al vendedor, restituyéndole a

éste el precio pagado, o la acción para que se baje del precio el menor valor de la cosa por el

vicio redhibitorio.”.

En esta línea, para casos como el presente, tiene dicho la doctrina que para estimar la

restitución de la parte del precio –el “saneamiento” de conformidad al art. 2173 CC-: “…

habrá que tomar en cuenta el costo de los trabajos que deben realizarse para subsanar el

vicio o defecto…” (BORDA, Guillermo A., Tratado de Derecho Civil – Contratos I, Perrot,

Bs. As., 1997, p. 157).

El art. 2175, por su parte, determina: “El comprador podrá intentar una u otra acción, pero

no tendrá derecho para intentar una de ellas, después de ser vencido o de haber intentado la

otra”.

Finalmente, en lo que aquí interesa, el art. 2176 acuerda sólo frente al supuesto del vendedor

de mala fe que “conocía o debía conocer, por razón de su oficio o de su arte, los vicios o

defectos ocultos de la cosa, y no los manifestó al comprador” la posibilidad de, además,

accionar por los daños y perjuicios sufridos, “si optare por la rescisión del contrato.”.

Un repaso de los hechos relatados (v. punto 2 líbelo inicial) y el derecho invocado (v. punto

5), corrobora que la demanda ha sido interpuesta en términos ambiguos y ciertamente

confusos pues al fundar en derecho la pretensión se justificó la misma “en las previsiones de

los arts. 512, 519, 520, 902, 1198, 1646, 2164, 2173, 2176 y concs. Del Código Civil

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(Vélez)”. Es decir, se ha alegado conjuntamente, por un lado, el amparo de las normas que

regulan la responsabilidad civil por incumplimiento contractual, en particular, la de los

constructores y empresarios por ruina total o parcial del edificio u obra prevista en el art. 1646

CC y, por otro lado, aquéllas que contemplan la obligación del vendedor de sanear al

comprador los vicios redhibitorios o defectos ocultos de la cosa adquirida (arts. 2164 y 2173

CC) y los daños y perjuicios sufridos (art. 2176 CC).

Por obvias razones, las normas correspondientes a la responsabilidad civil del constructor en

la locación de obra no resultan de aplicación al caso de autos. El hecho esencial que en este

caso delimita la pretensión esgrimida por la Sra. Dizner es el incumplimiento contractual de la

compraventa celebrada entre las partes por vicios o defectos ocultos en el bien inmueble

adquirido, que genera la obligación de saneamiento por parte del vendedor. La actora no ha

invocado la calidad de comitente de la obra cuyos defectos ocultos se reclaman ni de sucesora

a título universal o particular del comitente original. El contrato que vinculó a las partes,

insisto, no es otro que el de compraventa, instrumentada en este caso mediante Escritura

Pública, y lo contrario no ha sido alegado en ningún momento por la accionante.

Tampoco se ha invocado ni acreditado la calidad de constructor del departamento cuyos

vicios se reclaman (y/o de director de obra y/o del proyectista) del Sr. Agnolón en los

términos del art. 1646 del CC. Pues si bien en numerosas ocasiones la actora se ha referido a

él como “arquitecto vendedor”, no se ha producido –ni intentado producir– ningún tipo de

prueba que avale dichas afirmaciones.

Al contrario, el reclamo efectuado, que coincide con los términos del emplazamiento

extrajudicial realizado mediante CD N° 763261545 (fs. 35/36) al demandado “en su carácter

de arquitecto vendedor” para “reparar integralmente – en la medida de lo posible” la

vivienda, fincó ab initio en el reintegro de “la totalidad de los gastos que resultaron

emergentes de modo inmediato y mediato como consecuencia de los defectos ocultos en la

construcción”, denunciados como “gastos en materiales, honorarios y mano de obra”. La

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invocación como hecho esencial de los defectos ocultos del inmueble como fundantes del

cumplimiento defectuoso del contrato de compraventa celebrado entre las partes me lleva a

encuadrar, necesariamente, la presente como una acción “quanti minoris” en los términos del

segundo supuesto del art. 2174 del CC.

Abona a lo afirmado que ni en autos ni extrajudicialmente se ha reclamado la resolución del

contrato o la devolución total del precio, de manera que pudiera considerarse la demandada

impetrada como una acción redhibitoria (art. 2174 CC, primer supuesto). Tampoco se ha

puesto a disposición del vendedor el inmueble adquirido a los efectos de su devolución, como

requiere el art. 2176 CC.

Ello sella de manera definitiva la suerte de los límites del reclamo resarcitorio –es decir, del

resto de los rubros peticionados– pues es tajante lo dispuesto por el art. 2176 del CC en que

sólo el vendedor de mala fe está obligado a pagar los daños y perjuicios y en caso de haberse

ejercido la acción redhibitoria, es decir, si se optó por la rescisión del contrato.

Reitero que el art. 2176 del CC sólo limita la posibilidad del reclamo de los mismos a la

hipótesis en que se persiga la resolución del contrato dado que se entiende que si el

comprador acciona por la reducción del precio y decide quedarse con la cosa defectuosa, la

misma le resulta igualmente de utilidad y que el perjuicio que eventualmente pudo sufrir se ve

resarcido con la devolución proporcional del precio abonado (en sentido coincidente: CALVO

COSTA, Carlos A – Autor, en: BUERES, Alberto J. – Director, “Código Civil y Normas

Complementarias. Análisis Doctrinario y Jurisprudencial. Tomo 4D”, 1ª Ed., Bs. As.,

Hammurabi, 2003, pág. 757).

En síntesis, corresponde evaluar la procedencia, únicamente, del rubro nominado “daño

emergente” sólo en relación al reembolso del costo de los trabajos de subsanación de los

defectos del inmueble y rechazar, ab initio, los rubros “privación de uso” y “daño moral”.

A todo evento y para mayor satisfacción de la justiciable, agrego que respecto a la

indemnización por la privación de uso del inmueble que la demandante justipreció como

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$20.000 en concepto de “alquileres sustitutivos”, no se produjo ningún tipo de prueba

respecto a su existencia o su cuantía. Siendo un daño que no se presume in re ipsa, la falta de

demostración concreta –o, inclusive, aproximada– de erogaciones efectuadas en dicho sentido

también vedaría, también, su procedencia.

3. Dicho lo anterior, corresponde pasar a meritar la cuantificación del costo reclamado por la

subsanación de los defectos constructivos del inmueble adquirido por la Sra. Dizner.

i. En primer lugar, encuentro que el monto de $119.970 denunciado como erogado en “mano

de obra” surge acreditado de los recibos firmados por el Sr. Arturo Battiston (fs. 79/89) por

las sumas de $9.500, $8.500, $7.020, $4.700, $5.000, $19.500, $14.200, $7.500, $16.000,

$5.550 y $22.500, respectivamente, fechados entre los meses de julio y septiembre de 2016.

El mencionado, quien refirió ser de profesión gasista, electricista, plomero y “service” a

domicilio (v. fs. 145), afirmó al prestar declaración testimonial haber realizado “(…) un

trabajo a la Sra. Dizner en el domicilio de calle Saravia 419 de Barrio Gral. Bustos (…)” (v.

respuesta pregunta primera), el que luego describió amplia y detalladamente en la respuesta a

la segunda pregunta al ser interrogado sobre el problema constructivo del que adolecía el

inmueble (fs. 145/146 vta.), consideraciones que en esta oportunidad no transcribo pues

dichos vicios ya han sido hallados acreditados por el juez a quo. A su vez, tales recibos le

fueron exhibidos en oportunidad de dar testimonio y reconocidos como por él emitidos (v. fs.

147).

Observo, asimismo, que las tareas por las cuales se emitieron los recibos en concepto de pago

coinciden con aquellas referenciadas por el Perito Ing. Oficial en su Dictamen como

necesarias para que la vivienda quede reparada y vuelva a “tener un estado funcional de

habitabilidad y estético” (v. respuesta punto de pericia 3). Así, el profesional interviniente

determinó en base a su evaluación de la vivienda afectada que resultó necesario realizar:

cambio de cañerías extensivo al total de la vivienda (baño y cocina); cambio de contrapisos,

carpetas y pisos y de revestimientos en los lugares donde se cambiaron las cañerías

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(revestimientos cerámicos del baño y de la cocina, piso cerámico del baño, parte de piso

debajo del mueble de bajo mesada de la cocina); remoción y nueva ejecución de revoques

deteriorados por humedades y ejecución de pinturas exteriores e interiores en lugares

afectados. Y, en coincidencia, los recibos agregados en autos denuncian: “Colocación de

cañerías nuevas (cloacas y agua)” (fs. 79), “Extracción de cañerías dañadas (cloacas y

agua)” (fs. 80), “Remoción piso, contrapiso y zócalos baño. Remoción de revoques y

cielorrasos en general por humedad” (fs. 81), “Retiro de cerámicos en pared de baño por

humedad. Impermeabilización de dichas paredes” (fs. 82), “Realización de contrapiso y

carpeta cementicia en baño y colocación de zócalos” (fs. 83), “Reparación de revoques en

interiores y exteriores” (fs. 84), “Extracción y reinstalación de artefactos de baño y cocina.

Extracción y reinstalación de mesada, bajo mesada y alacenas de cocina” (fs. 85), “Revoque

completo baño y colocación de nuevo piso” (fs. 86), “Colocación cerámicos en baño y cocina

previa realización de capa aisladora horizontal” (fs. 87), “Reparación de puerta y ventanas”

(fs. 88), “Pintura interior, exterior y aberturas y limpieza final de obra” (fs. 89).

ii. En segundo lugar, la suma de $4.500 reclamada en concepto de honorarios profesionales

también ha quedado acabadamente acreditada con las respectivas facturas emitidas por el Ing.

Daniel Juan Alberto Abud, que realizó el Informe Técnico sobre la vivienda de la actora

acompañado a fs. 10/28, y la Escribana Pública Nacional María Laura Ramallo, que realizó la

constatación de los daños en la misma. A fs. 78 obra glosada Factura C N° 002-00000110 de

fecha 31/08/2016 emitida por el Ingeniero Civil Daniel Juan Alberto Abud, M.O. 2651, en

concepto de “Honorarios Profesionales por Asesoramiento Pericial por Daños en Vivienda

Saravia 419 B° General Bustos”, por un total de $3000, la que fue posteriormente reconocida

al serle exhibida durante su declaración testimonial (fs. 151).

Luego, en idéntica fs. Obra Factura C N° 001-00000432 de fecha 14/07/2016 de fecha

14/07/2016 emitida por la Escribana Pública Nacional María Laura Ramallo en Concepto de

“Acta de Constatación”, por un total de $1500, y a fs. 29/30 la respectiva acta de constatación

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efectuada. En este sentido, la existencia del acto que generó dichos honorarios, un

instrumento público, se constituye como una razón suficiente para considerar adverada la

respectiva factura, más aún ante la falta de negativa del demandado y la razonabilidad que el

monto guarda con la labor prestada.

iii. En tercer y último lugar, la actora ha reclamado el monto de $27.335,05 en concepto de

reintegro por materiales para el arreglo de los daños en la vivienda. A los fines de acreditar la

procedencia de los reembolsos peticionados, acompañó la siguiente documental, por un total

de $22.742,04:

1) Factura C N° 355 de fecha 13/07/16 de “Ferretería 17” por $40; 2) Factura C N° 353 de

fecha 11/07/16 de “Ferretería 17” por $20 (fs. 57), ambas con sello “Pagado”; 3) Remito N°

0002-0013483 de fecha 19/07/2016 de Isosem Argentina S.A. por $139,85 (fs. 58), con sello

“entregado”; 4) Factura N° 0014-00103541 del 22/07/16 de Saniplast por $114,79, con sello

“pagado” (fs. 59); 5) Presupuesto de Ferretería Avenida de fecha 20/07/2016 por $20; 6)

Presupuesto de Ferretería Calolo de fecha 16/07/16 por $70 con leyenda “Pagado” (fs. 60); 7)

Presupuesto de Ferretería Avenida de fecha 19/07/2016 por $130 y de fecha 14/07/2016 por

$100, este último con leyenda “pagado” (fs. 61); 8) Facturas C emitidas por “Ferretería

Avenida” N° 2472 y 2489 de fecha 21/07/2016 y 26/07/2016 por un total de $120 y $818,

respectivamente (fs. 62); 9) Remito N° 0002-00000206 de fecha 26/07/2016 de “Pinturería

Pintacrem” por $1.573, con leyenda “pagado” (fs. 63); 10) Facturas C emitidas por “Ferretería

Avenida”: N° 2475 de fecha 21/07/2016 por $160 (fs. 63), N° 2454 de fecha 18/07/2016 por

$90 y N° 2453 por $45 (fs. 64); 11) Factura N° 362 de fecha 18/07/2016 emitida por

“Ferretería 17” por $60 con leyenda “pagado” (fs. 65); 12) Factura N° 0004-00173440 de

fecha 21/07/16 emitida por “Almada” por $98,74 (fs. 66); 13) Tique Factura “B” original N°

008680 de fecha 22/07/16 emitido por “Casa Manrique S.A.” por $3.249,70 (fs. 67); 14)

Tique Factura B N° 001-00027645 de fecha 02/08/16 emitido por “Sanitarios Bedoya” por

$200 (fs. 67); 15) Tique Factura “B” N° 0013-0056998 Original de fecha 05/08/16 emitido

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por “Acerco S.A.” por $90 (fs. 68); 16) Tique Factura “B” N° 0070-00064666 de fecha

19/08/16 emitido por Pintecord por $1.141,75 (fs. 68); 17) Presupuesto Martínez Hnos.

Vidrios y Aluminios, sin fecha, por $1.123 (fs. 69); 18) Remito N° 0002-0000211 de fecha

05/08/2016 emitido por Pinturería Pintacrem por $590, con leyenda “pagado” (fs. 69); 19)

Presupuesto de fecha 09/09/2016 emitido por “Ferretería Avenida” por $89 (fs. 70); 20)

Factura C N° 0002-0001767 emitido por “Ferretería y Cortinería Rey Davyd” por $445 (fs.

70); 21) Tique Factura B N° 001-0028780 emitido por “Sanitarios Bedoya” con fecha

14/09/16 por $156 (fs. 71); 22) Factura B N° 0005-00283213 de fecha 21/09/2016 emitida por

“Abalon S.R.L.” por $104 (fs. 72); 23) Factura B Original N° 0014-00103170 de fecha

05/07/16 emitida por Saniplast por $69,75 (fs. 73); 24) Factura B Original N° 0016-00005590

de fecha 05/07/16 emitida por Saniplast por $2.736,56 (fs. 74); 25) Tique Factura “B”

Original N° 0007-00034002 emitido por “Ferretería El Sótano” con fecha 04/07/16 por

$3.240, con leyenda “entregado” (fs. 75); 26) Tique Factura “B” Original N° 0015-0087593

de fecha 04/07/16 emitido por “Casa Manrique S.A.” por $632,17 (fs. 75); 27) Recibo de

“Marroquinería El Cocodrilo” de fecha 21/09/16 por $1.200 (fs. 76); 28) Tique Factura “B”

N° 0003-0044854 de fecha 21/09/16 emitido por “Ferretería Ristagno” por $3.940 (fs. 76);

29) Presupuesto N° 9999-00071760, sin emisor, fechado 05/07/16, por $252,73 (fs. 77).

No desconozco que dichos instrumentos privados no han sido reputados auténticos en los

términos del art. 248 del CPCC. Debe recordarse que, conforme lo dispuesto por la ley

adjetiva provincial, cuando la documental acompañada se adjudica a la parte contraria, se

aplica el régimen –y los apercibimientos– previstos en los arts. 192, 197, 243 y concordantes

del CPCC. Sin embargo, cuando los instrumentos ofrecidos provienen de terceros (como es el

caso de las facturas, presupuestos, remitos, tiques, etc.), la regulación procesal aplicable, por

remisión del art. 248 del CPCC, es la propia de la testimonial (arts. 284, 286 y cc. CPCC). De

tal modo, acompañados dichos instrumentos a los fines de acreditar la existencia y la cuantía

de las erogaciones reclamadas, el modo para procurar su autenticación no era otra que la

Expediente SAC 6207331 - Pág. 15 / 32 - Nº Res. 144


citación de los respectivos signatarios o emisores ajenos al pleito a los fines de los

reconocimientos de la documentación emitida.

La instrumental acompañada en autos no ha sido reconocida por sus emisores mediante el

ofrecimiento de la correspondiente prueba testimonial o, en su caso, informativa. En

consecuencia, no puede concedérseles eficacia probatoria directa. Sin embargo, ello no

impide que se forme convicción respecto de la existencia de dichas erogaciones, de

conformidad con las reglas de la sana crítica, en base al resto del plexo probatorio producido

en la causa (art. 327 CPCC). Así, advierto que en autos han quedado debidamente acreditadas

tanto la existencia de los vicios constructivos en el inmueble adquirido por la Sra. Dizner

como que los mismos fueron reparados entre los meses de julio y septiembre del 2016.

Asimismo, cuáles fueron las tareas desarrolladas a dichos efectos, por parte del Sr. Battiston.

Las máximas de la experiencia, aquello que de ordinario suele suceder y ocurrir, es que una

persona no cuente con todo el material necesario para afrontar una obra de semejante

envergadura, sobre todo cuando se trata de la compra de materiales específicos como

cañerías, conexiones, masilla, cemento, pintura, etc., por lo que resulta menester adquirirlos.

En este escenario, valoro especialmente que el Perito Ing. Civil Juan Alberto Ferreras

determinó en particular, al cuantificar en la respuesta al punto de pericia 4 el costo total de los

trabajos de reparación realizados (v. fs. 177) $15.000 en concepto de cambio de cañerías

cloacales, $12.000 en cambio de cañerías de agua corriente, $15.212 en concepto de “pintura

látex de muros y cielorrasos, $3000 en concepto de “pintura de carpintería”, $5.636 en

concepto de “pintura al látex exterior”, entre otros 19 conceptos que totalizaban $248.215

como costo de reparación del inmueble al momento de la elaboración del dictamen pericial

(21/08/2018).

Asimismo, en respuesta al punto 5, el profesional afirmó que los presupuestos y recibos de

gastos aportados por la actora se correspondían con los daños que existían a la propiedad y se

relacionaban con su reparación (v. fs. 178). Expresamente, señaló que: “Las facturas de fs. 57

Expediente SAC 6207331 - Pág. 16 / 32 - Nº Res. 144


a 77 en general se corresponden con los materiales necesarios para los trabajos ejecutados

en la vivienda de autos”.

Así las cosas, la suma reclamada de $27.339,05 luce incluso menor a la estimada por el Perito

como necesaria para la subsanación de los defectos de la vivienda de la Sra. Dizner, aún

considerando el período transcurrido entre ambas cuantificaciones, mas como la demanda no

ha sido reajustada en etapa de alegatos, en respeto de los términos en que ha sido trabada la

litis (art. 330 CPCC) corresponde otorgar la peticionada.

4. En suma, corresponde hacer lugar al reintegro de los gastos reclamados que han sido

debidamente acreditados en la causa y tuvieron su origen en los vicios ocultos de la vivienda

adquirida por la actora, por un capital total de $151.809,05, a saber: $119.970 en concepto de

mano de obra, $4.500 en concepto de honorarios profesionales y $27.339,05 en concepto de

materiales.

5. Intereses.

i. Conforme lo dispuesto por el art. 1748 del CCC, a partir de cada perjuicio comienza el

cómputo de intereses, por tanto, el deudor debe abonar intereses respecto de los gastos

erogados como “mano de obra” (recibos de fs. 79 a 89) y “honorarios profesionales” (fs. 78)

desde que cada suma fue pagada por la actora. Esto es, para los recibos de fs. 79/81 – por la

suma de $25.020 – desde el 15/07/2016; para el de fs. 82 por la suma de $4700, desde el

02/08/2016; para los de fs. 83/84 por la suma de $24.500, desde el 03/08/2016; para el de fs.

85 por $14.200, desde el 04/08/2016; para el de fs. 86 por $7.500, desde el 08/08/2016; para

el de fs. 87 por $16.000, desde el 11/08/2016; para el de fs. 88 de $5.500, desde el 29/08/2016

y, finalmente, para el de fs. 89 por la suma de $22.500 desde el 14/09/2016. Por otro lado,

para las sumas de $3.000 y $4.500 en concepto de honorarios profesionales del Ing. Abud y la

Esc. Ramallo, desde la fecha inserta en dichas facturas (31/08/2016 y 14/07/2016,

respectivamente).

Finalmente, los intereses por aquellos gastos erogados en concepto de materiales, por un total

Expediente SAC 6207331 - Pág. 17 / 32 - Nº Res. 144


de $27.339,05, en ausencia de fecha cierta respecto a cuándo fueron comprados los mismos,

corresponde fijarlos de acuerdo al régimen fondal de los vicios ocultos, desde que el deudor

fue efectivamente anoticiado de la existencia de los defectos ocultos en el inmueble y

emplazado a efectuar las reparaciones necesarias para la subsanación de los vicios del

inmueble. Esto es, la recepción de la Carta Documento N° 26295188 (fs. 37): 06/09/2016,

conforme el acuse de recibo de fs. 36.

ii. Resulta menester fijar ahora la tasa pertinente para el cálculo de los intereses mandados a

pagar.

En el caso de autos, corresponde al deudor abonar a la actora una suma que, por un lado, evite

que la acreedora se vea perjudicada por la depreciación sufrida por la moneda en el período

transcurrido entre los que los gastos efectuados debieron ser abondos y su reintegro –es decir,

que logre mantener el valor del capital- y que, además, resarza el perjuicio originado por la

privación temporaria del capital -perjuicio que existe lo mismo con la desvalorización que sin

ella-.

En las decisiones judiciales del ámbito local, se suele emplear una fórmula de intereses mixta

porque está conformada por una tasa de interés variable y otra fija: Tasa Pasiva del BCRA

más 2% mensual.

A través de la mencionada tasa de interés variable se ha introducido un mecanismo de cálculo

en la fórmula actualizatoria que -precisamente por su variabilidad-, en teoría, es susceptible

de ser sensible a la evolución real del valor del dinero y, de este modo, se erige como un

elemento idóneo para coadyuvar al mantenimiento real del valor del capital adeudado.

Ahora bien, como la tasa pasiva del BCRA ha ido en general, y desde hace ya muchos años,

por debajo de la inflación, se ha adicionado a la misma una tasa de interés fija (2% mensual).

Esta tasa del 2% mensual puede considerarse una tasa de interés elevada respecto de lo que

sería una tasa de interés compensatoria pura (que podría variar entre el 6% y el 8% anual) y,

también, respecto de lo que podría considerarse una tasa de interés moratoria despojada del

Expediente SAC 6207331 - Pág. 18 / 32 - Nº Res. 144


efecto inflacionario (recordemos que usualmente se fijaba por la jurisprudencia cordobesa

anterior a la sanción de la ley 23.928, aproximadamente, en torno al 12% anual).

Sencillamente, con tasas del 6%, 8% o del 12% anual, los intereses judiciales no habrían

logrado cumplir con su función de mantener el valor del capital y de compensar la

indisponibilidad del dinero en tiempo propio, de allí que se haya utilizado una tasa del 2%

mensual.

iii. Recordemos que en la provincia de Córdoba, Tribunal Superior de Justicia propuso en

autos “Hernández, Juan C. c/ Matricería Austral S.A – Demanda - Rec. De casación” (Sala

Laboral, Sent. N° 39 del 25/6/2002), “siguiendo los lineamientos fijados por la Corte Federal

a partir de la vigencia de la Ley de Convertibilidad (“Yacimientos Petrolíferos Fiscales v.

Provincia de Corrientes y otro”, Fallos 315:158)” y en uso de “la facultad de libre

determinación que luego reconoce a los tribunales inferiores respecto de la tasa moratoria

legal (“Bco. Sudameris v. Belcam S.A. y otro”, Fallos 317:507)” que a partir de la vigencia

de la Ley Nacional “De Emergencia Pública y de Reforma del Régimen Cambiario” N°

25.561 (vigente desde el 06/01/2002), permaneciera la Tasa Pasiva promedio mensual que

publica el BCRA como variable que regula las fluctuaciones del costo monetario, con más un

parámetro constante del 2% nominal mensual.

Desde entonces dicha tasa ha sido, en general, utilizada por los tribunales de la Provincia y

confirmada por el Máximo Tribunal de Córdoba en numerosos pronunciamientos ulteriores.

De todas maneras, en oportunidad de establecerla, el Alto Cuerpo efectuó la siguiente

salvedad que cobra pleno sentido en la actualidad: “(…) cualquier solución que se adopte en

materia de intereses moratorios es esencialmente provisional, ya que responde a las

fluctuantes condiciones de la economía de un país. Es un hecho notorio que los factores

económicos [no] permanezcan estáticos, sino que con el transcurso del tiempo y por el influjo

de diferentes variables, son susceptibles de modificarse. Ello puede -en cualquier momento-

obligarnos a revisar los criterios que hoy se establecen para adaptarlos a nuevas realidades"

Expediente SAC 6207331 - Pág. 19 / 32 - Nº Res. 144


.

Siguiendo tales directivas de revisión, al realizar los cálculos correspondientes para efectuar

la actualización de la deuda de autos desde el año 2016 hasta la fecha de elaboración de la

presente (29/08/2022) conforme dicha tasa, encontramos que la misma se ubica por debajo de

los porcentajes inflacionarios informados por INDEC, lo que resulta inaceptable considerando

que una actualización de las deudas en base a dicho parámetro importa licuarlas, en los

hechos, en perjuicio del acreedor, atentando contra el sistema de la integridad del pago y

contra la reparación total. Lo aseverado puede cotejarse con el primer monto correspondiente

a reembolso de gastos en materiales, con fecha de mora el 15/07/2016. Efectuada la

actualización, la adición de capital ($25.020) e intereses ($120.700,42) totaliza la suma de

$145.720,42.

Materiales 15/7/2016 29/8/2022 Monto 0.0000% 0.0000% $25020.00


Materiales 15/7/2016 29/8/2022 T a s a147.0200335.3900$120700.4
P a s i v a% % 2
T o t a l $145720
Capital

Obsérvese que la actualización conforme la tasa pasiva y un interés porcentual nominal

mensual fijo en el período de mora, importa un porcentaje total sobre el capital del 482,41%

en un período de 6 años.

Contrastado dicho porcentaje con, por ejemplo, el “Índice correspondientes a los meses de

diciembre de 2016 a junio de 2022. Resultados regionales según principales aperturas”

(período de referencia: Diciembre de 2016 = 100%) elaborado por el INDEC, para la

“Región Pampeana”, el Índice para el Nivel General de Precios al mes de junio de 2022

acumulaba 801,4 puntos. Por su parte, el Informe del “Índice de precios al consumidor con

cobertura nacional. Resultados por región” (período de referencia: Diciembre de 2016 =

100%) arroja que el IPC Nacional, para el Nivel General, en dicho mes, se alzaba 793 puntos

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sobre el período de referencia. Según el último Informe Técnico de “Índice de precios al

consumidor” del mes de Julio de 2022 publicado por dicha entidad, el porcentaje total

nacional de variación interanual acumulada se ubica en el 71% y en un 46,2% para los

primeros seis meses del año 2022.

Cabe poner de resalto que los datos utilizados son incluso posteriores a la fecha de inicio de

cómputo de intereses pues, conforme lo advertido por el sitio oficial del Instituto Nacional de

Estadísticas y Censos, recién en junio de 2016 dicha entidad comenzó a difundir el índice de

precios al consumidor (IPC) del Gran Buenos Aires (IPC-GBA) y desde julio de 2017 se

amplió la cobertura de dicho índice a todo el país, con datos representativos del total nacional

y de las seis regiones estadísticas.

Lo afirmado puede ser además corroborado con los Índices de Precios al Consumidor

elaborados por la Provincia de Córdoba (elaborados por la Dirección General de Estadísticas

y Censos, principales aperturas. Base 2014=100, informe julio 2022), que arroja porcentuales

acumulados e interanuales aún mayores y, también, con el Índice del Costo de la

Construcción – ICC – Cba., todos publicados en los respectivos sitios web oficiales de dichas

entidades y disponibles para su consulta pública.

Tales informes estadísticos demuestran que la reciente escalada en la pérdida del valor

adquisitivo de la moneda y la aceleración del proceso inflacionario, sobre todo en el último

año, ambos hechos públicos y notorios, son circunstancias que importan una alteración y un

agravamiento del contexto económico inflacionario tenido en cuenta por el Tribunal Superior

en el año 2002 al establecer que los intereses se determinen conforme la Tasa Pasiva fijada

por el Banco Central, con más un interés fijo mensual del 2%, además de una cada vez mayor

diferencia entre el valor de la Tasa Pasiva del BCRA y los porcentajes de pérdida del poder

adquisitivo o valor “real” del dinero como consecuencia de la inflación.

Las circunstancias imperantes en el momento actual imponen, entonces, revisar la que de

corriente se ha nominado como “tasa de uso judicial” (Tasa Pasiva que publica el BCRA con

Expediente SAC 6207331 - Pág. 21 / 32 - Nº Res. 144


más un interés del 2% nominal mensual) dado que su aplicación ya no resguarda el contenido

del crédito de los acreedores y atenta en consecuencia directamente contra un derecho

constitucionalmente garantizado como es el de propiedad (art. 17 CN). La aplicación de dicho

parámetro, dentro del actual contexto inflacionario, genera una situación jurídica abusiva -en

tanto contraría los fines del ordenamiento jurídico- que no puede convalidarse (art. 10 CCC).

Por lo expuesto, debe fijarse un nuevo mecanismo corrector que sea susceptible de adecuarse,

del mejor modo posible, a la evolución del proceso inflacionario actual y futuro. Para lograr

tal efecto, debe procurarse una fórmula de actualización del valor de la deuda que sea sensible

a la evolución del valor del dinero de curso legal en la República Argentina, que pueda

reflejar tanto los aumentos como las disminuciones inflacionarias o, lo que es lo mismo, del

costo de vida en general.

iv. El TSJ ha declarado la inconstitucionalidad de las normas que prohíben la actualización

monetaria, indexación por precios, variación de costos o repotenciación de deudas, cuando su

aplicación conduce a respuestas jurídicas claramente inequitativas que desamparen al

acreedor, enriquezcan indebidamente al deudor y carezcan de toda razonabilidad (véase

Sentencia en pleno N° 151 del 10/12/2019, in re “MOLTONI, JUAN LUIS C/ NETOC S.A. –

ABREVIADO – CONSIGNACIÓN DE ALQUILERES – RECURSO DE

INCONSTITUCIONALIDAD – EXPTE. N° 4380871).

Considero, en vistas de los resultados obtenidos y explicitados supra, que la utilización a los

efectos de componer la tasa de interés de la Tasa Pasiva que publica el BCRA o tasa de

“captación” con más una tasa fija, resulta insuficiente y lleva a resultados injustos que no

reflejan la evolución del proceso inflacionario.

Ello se explica porque la Tasa Pasiva del BCRA sólo mide un factor de índole financiero, esto

es, el porcentaje que abonan los bancos al público por sus depósitos en algún instrumento

financiero que genere rendimientos y no la relación del valor de la moneda respecto de bienes

y servicios en general. De idéntica desventaja adolece la Tasa Activa bancaria, o de

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colocación, pues aunque sea mayor que la primera, sólo contempla el porcentaje de referencia

de interés que reciben los intermediarios financieros o bancarios de los usuarios por los

préstamos otorgados. Es decir, son variables económicas que responden esencialmente a la

fluctuación del mercado financiero, que puede aumentar o disminuir a ritmos muy distintos

que las variables económicas generales que son las que marcan de mejor modo el valor del

dinero que recibe el acreedor, como es, por ejemplo, el Índice de Costo de Vida.

Dicha deficiencia no se subsana por la agregación de un interés mensual fijo, lo que ha

quedado demostrado a partir de los cálculos precedentes acerca del desfasaje entre “Tasa

Pasiva BCRA + 2% mensual” y los valores de la inflación. Pero, lo que es más importante,

también ha quedado demostrado por décadas de realidad económica argentina, que

inequívocamente demuestran vaivenes inflacionarios difícilmente predecibles.

Así, considero demostrado, por la propia realidad, que utilizar a una tasa fija de interés como

componente actualizatorio del valor del capital no resulta adecuado para arribar a resultados

que reflejen, en el valor de la suma de dinero que debe percibir el acreedor, el contexto

económico imperante en el tiempo.

Debe buscarse, en consecuencia, un parámetro que se adecue de mejor modo a las variables

económicas reales, de manera que pueda luego adicionarse un interés “puro” moratorio -o

compensatorio, según el caso- que haga justos los cálculos actualizatorios en términos

económicos.

Los índices de precios al consumidor miden el valor de “una canasta fija en el tiempo, que no

varía en función de decisiones subjetivas” y, por tanto, se erigen como parámetros

objetivados para medir la evolución del precio del dinero en relación a bienes y servicios en

general (v. INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICAS Y CENSOS – INDEC, “¿Qué es

el índice de precios al consumidor?: Cobertura Nacional”, 1ª Ed., CABA, INDEC, 2018,

Libro Digital, PDF, Archivo Digital disponible para descarga y online en sitio web).

El Índice de Precios al Consumidor de Córdoba (IPC-Cba) que es elaborado por la Dirección

Expediente SAC 6207331 - Pág. 23 / 32 - Nº Res. 144


General de Estadística y Censos de la Provincia desde el año 1968 “en base a las

recomendaciones establecidas en el Manual del Índice de Precios al Consumidor, realizado

en forma conjunta por la Organización Internacional del Trabajo, el Fondo Monetario

Internacional, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos, la Oficina de

Estadística de las Comunidades Europeas, Naciones Unidas y el Banco Mundial” (v.

Dirección General de Estadística y Censos de la Provincia de Córdoba, “Metodología Índice

de Precios al Consumidor Córdoba”, Código: IP 04, Revisión: 01, Fecha: 02/05/2017,

disponible para consulta en sitio web oficial) cumple con requisitos de publicidad, objetividad

y cientificidad adecuados.

Considero, en consecuencia, que la utilización del IPC elaborado por la Provincia de Córdoba

(“Índice de precios al consumidor Córdoba, nivel general. Serie empalmada desde 1968”,

extraíble de https://datosestadistica.cba.gov.ar/dataset/indic) es el parámetro que, en el caso,

resulta adecuado para ajustar por devaluación o depreciación el capital de la deuda ya que es

sensible a las fluctuaciones del proceso inflacionario y es representativo de la evolución

promedio de los precios de un abanico de distintos bienes y servicios en la “estructura de

consumo promedio de los hogares” de la Provincia de Córdoba, según la canasta definida en

la “ENGHO 2004-2005” (Encuesta de Gastos en los Hogares).

El IPC publicado por INDEC presenta, en cambio, el inconveniente de encontrarse disponible

recién desde enero de 2017, mientras que el índice correspondiente de la Provincia de

Córdoba cuenta con una serie empalmada desde 1968 e Informes Técnicos publicados que

toman como período de referencia el año 2014.

Debe calcularse, entonces, en los presentes la variación porcentual sufrida por el capital

adeudado conforme los IPC vigentes en los respectivos dies a quo (la fecha de mora de cada

monto) y dies ad quem (la fecha de elaboración del presente o, en su caso, la de su efectivo

pago), conforme la siguiente fórmula: [(IPC-Cba dies ad quem – IPC-Cba dies a quo) /

IPC-Cba dies a quo] x 100.

Expediente SAC 6207331 - Pág. 24 / 32 - Nº Res. 144


El IPC-Cba para el mes de julio de 2016 fue 176,5727126751030000; para el mes de agosto,

177,0663016012200000; para el mes de septiembre, 180,1868189613390000, y para el mes

de julio de 2022 (último publicado a la fecha de elaboración del presente),

1520,7854889585000000.

Así, el porcentaje a aplicar a aquellos conceptos adeudados desde el mes de julio de 2016

($29.520), será 761,2800166%; para aquéllos adeudados desde el mes de agosto ($75.400),

758,8791177% y para aquéllos adeudados desde el mes de septiembre ($49.839,05),

744,0048488%.

Efectuados los cálculos de rigor, encontramos que el capital adeudado, actualizado al mes de

agosto de 2022, asciende a la suma de $1.167.729,664 ($ 224.729,86 + $572.194,85 +

$370.804,95), conforme el detalle que sigue:

Fecha de mora Capital Concepto Actualización


15/7/2016 25020 Mano de obra 190472,2601
2/8/2016 4700 Mano de obra 35667,31853
3/8/2016 24500 Mano de obra 185925,3838
4/8/2016 14200 Mano de obra 107760,8347
8/8/2016 7500 Mano de obra 56915,93383
11/8/2016 16000 Mano de obra 121420,6588
29/8/2016 5500 Mano de obra 41738,35147
14/9/2016 22500 Mano de obra 167401,091
31/8/2016 3000 Honorarios Ing. 22766,37353
14/7/2016 4500 Honorarios Esc 34257,60074
6/9/2016 27339,05 Materiales 203403,8576
TOTAL 1167729,664

Dado que la tasa de actualización del IPC Córdoba sólo cumple la tarea de mantener incólume

el valor real del capital, a dicha tasa deberá, además, adicionarse sobre el capital actualizado a

la fecha de la elaboración de la presente, un porcentaje de interés del 12% nominal anual en

carácter de interés moratorio -que subsume al interés usualmente denominado compensatorio

o precio por el préstamo de dinero-, por el retardo en el cumplimiento de la obligación

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dineraria por parte del deudor. Calculados dichos intereses, los mismos ascienden al día de

elaboración de la presente al total de $847.341,76, de acuerdo al detalle que sigue:

Concepto Desde Hasta Tipo Cálculo Tasa Interés T a s aMonto


Actualización
Capital 15/7/2016 30/8/2022 Interés 735500% 0.0000 % $ 140083.21
Capital 2/8/2016 30/8/2022 Interés 729500% 0.0000 % $ 26020.53
Capital 3/8/2016 30/8/2022 Interés 729200% 0.0000 % $ 135577.80
Capital 4/8/2016 30/8/2022 Interés 728900% 0.0000 % $ 78544.36
Capital 8/8/2016 30/8/2022 Interés 727600% 0.0000 % $ 41409.85
Capital 11/8/2016 30/8/2022 Interés 726600% 0.0000 % $ 88221.26
Capital 29/8/2016 30/8/2022 Interés 720700% 0.0000 % $ 30079.06
Capital 14/9/2016 30/8/2022 Interés 715400% 0.0000 % $ 119758.28
Capital 31/8/2016 30/8/2022 Interés 720000% 0.0000 % $ 16391.79
Capital 14/7/2016 30/8/2022 Interés 735800% 0.0000 % $ 25206.08
Capital 6/9/2016 30/8/2022 Interés 718000% 0.0000 % $ 146049.54

iv. Surge de lo precedentemente explicado que se impone, en los presentes, la declaración de

inconstitucionalidad de los arts. 7 y 10 de la ley 23.928, art. 4 de la Ley N° 25.561 y art. 5 del

Decreto N° 214/02.

Aún cuando la situación jurídica sometida aquí a juzgamiento es diferente a la de los autos

“MOLTONI, JUAN LUIS C/ NETOC SA – ABREVIADO – CONSIGNACIÓN DE

ALQUILERES – RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD – EXPTE.4380871”,

considero que, en cuanto respecta al mantenimiento del valor del crédito, se dan las

condiciones centrales requeridas para la declaración de inconstitucionalidad de dicha

normativa, conforme aquéllas fueron señaladas por el TSJ en tales autos. Esto, debido a que la

aplicación de la denominada “tasa de interés de uso judicial” conformada por la Tasa Pasiva

del BCRA con más el 2% mensual provoca, en el caso, que la acreedora vea “

sustancialmente degradado su derecho de crédito” en obvio desmedro de su derecho de

propiedad (art. 17 CN) y, también, a que practicar el “reajuste” inflacionario a partir de una

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tasa de interés fija lleva a resultados injustos para las partes en el tiempo (por las razones

conceptuales supra explicadas, las que, además, se han visto corroboradas por la realidad

económica argentina a lo largo de décadas).

No desconozco que la Corte Suprema de Justicia de la Nación se ha pronunciado a favor de la

constitucionalidad de la normativa cuya inconstitucionalidad aquí propongo en el caso

“Massolo, Alberto José v. Transporte del Tejar S.A. del 20/04/2010” y que reiteró luego tal

criterio al adherir al dictamen emitido por la Procuración General de la Nación en la causa

“Puente Olivera, Mariano v. Tizado Patagonia Bienes Raíces del Sur SRL – Despido”.

Tampoco desconozco que la declaración de inconstitucionalidad constituye una última ratio

del sistema, que se debe utilizar sólo en caso de que los derechos constitucionales en juego no

logren ser resguardados debidamente sin que se acuda a la misma.

Ahora bien, en relación a lo primero considero que, según surge de los datos económicos

contundentes que ya se pusieron de manifiesto arriba, la realidad económica argentina y su

acelerado proceso inflacionario de los últimos tiempos, posterior a los pronunciamientos de la

Corte, puso -ahora sí- indiscutiblemente de manifiesto la deficiencia que, en términos de

protección del derecho de propiedad del acreedor y el consiguiente enriquecimiento indebido

del deudor, genera la prohibición de actualizar deudas. Esa realidad inflacionaria constituye

un elemento fáctico decisional que no pudo ser considerado por la CSJN simplemente por el

hecho de que fue sobreviniente a sus pronunciamientos.

Y, en relación a lo segundo, también es la realidad económica -a la que el derecho no debe dar

la espalda, cf. art. 3 CCC- la que zanja definitivamente la cuestión: la escalada inflacionaria

de los últimos años ha terminado de demostrar que sólo una fórmula sensible al devenir

inflacionario general -y no una fórmula que remita sólo a variables provenientes del sector

financiero formal- es susceptible de resguardar debidamente el derecho de propiedad de los

acreedores en casos como el que aquí nos ocupa.

V) LA SOLUCIÓN:

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En conclusión, la solución del caso que surge de la correcta aplicación de la ley a la luz de las

constancias acreditadas en la causa es: Hacer lugar al recurso de apelación deducido por la

parte actora y revocar la Sentencia Número 31 de fecha 04/05/2020 (fs. 203/208), en cuanto

rechazó la demanda incoada por la actora. En su mérito, hacer lugar parcialmente a la

demanda interpuesta por la Sra. Tamara Inés Dizner (DNI N° 21.953.096) en contra del Sr.

Daniel Juan Agnolón (DNI N° 11.972.328) y condenar a este último a pagar a la primera, en

el término de diez (10) días de quedar firme el presente resolutorio, la suma de ciento

cincuenta y un mil ochocientos nueve pesos con cinco centavos ($151.809,05) en concepto de

reintegro de capital abonado por mano de obra, honorarios profesionales y materiales,

debidamente actualizado ($1.167.729,664) a la fecha de la elaboración de la Sentencia de

Cámara, con más los intereses calculados de conformidad a las pautas dadas en el

Considerando respectivo, que ascienden a la suma de $847.341,76.

VI) COSTAS Y HONORARIOS.

A mérito de la procedencia del recurso, corresponde dejar sin efecto la imposición de costas

efectuada y la regulación de honorarios practicada a los letrados intervinientes en la sentencia

apelada y adecuarlas al resultado obtenido, con excepción de aquella efectuada al Perito

Oficial interviniente.

A estos fines, debe estarse a lo dispuesto por los arts. 130 del CPCC. En el caso, ha operado

un vencimiento parcial. El esquema de distribución de costas, conforme el principio objetivo

de la derrota, debe meritarse con un criterio cualitativo y no meramente cuantitativo. De este

modo, la admisión de la acción y la admisión del rubro principal, me llevan a fijar la imponer

las costas en, tanto en la primera como en la segunda instancia, en un 70% a cargo del

demandado y eximirlo del pago del 30% restante, el que quedará a cargo de la actora (art. 130

CPCC).

Corresponde, en consecuencia, regular los honorarios de los Dres. Pablo Rostagno Jalil y

Rocío Sofía Piccolotto por su actuación en la primera instancia, teniendo en cuenta los

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artículos 26, 31, 36 y 39 del Código Arancelario.

Por imperio de lo dispuesto por el art. 31 inc. 1 del CA, procedo a practicar la regulación (cf.

art. 332 CPCC) tomando como base el monto de condena aquí decidido, actualizado a la

fecha de elaboración del presente (30/08/2022). La base regulatoria asciende al total de

$2.015.071,42, lo que la ubica dentro de la primera escala del art. 36 CA.

Sobre esa base, teniendo en cuenta las pautas indicadas en el art. 39 de la ley 9.459, procedo a

regular los honorarios de los mencionados letrados, en conjunto y proporción de ley, en el

mínimo de la escala del art. 36 del CA que corresponde (20%). Para fijar dicho porcentaje he

tenido en cuenta el ambigüo e indeterminado encuadramiento jurídico de la acción entablada

que ya fue explicitado supra.

El cálculo arroja la suma de cuatrocientos mil catorce pesos con veintiocho centavos

($403.014,28), a la que deberá adicionársele la suma correspondiente a IVA de así

corresponder al momento de su percepción.

Corresponde también regular los honorarios del Dr. Rostagno Jalil por su actuación en la

instancia recursiva. Conforme lo dispuesto por los arts. 31 inc. 1 y 40 CA, la base tomada

para regular honorarios de segunda instancia está conformada por lo que, en definitiva, ha

prosperado el recurso de apelación incoado. Ello se identifica con el monto por el que ha

resultado gananciosa la apelante en esta Sede. Atendiendo al éxito obtenido en el recurso (art.

39 CA), se regulan los honorarios del mencionado letrado, en el punto medio del art. 40 CA

(40%) del punto medio de la escala del artículo 36 CA (22,5%). Aplicados dichos porcentajes,

se obtiene la suma de ciento ochenta y un mil trescientos cincuenta y seis pesos con cuarenta

y tres centavos ($181.356,43), que es lo que corresponde regular en definitiva al Dr. Rostagno

Jalil por las tareas desarrolladas en esta sede en su calidad de letrado de la actora gananciosa,

con más IVA en caso de corresponder.

A LA PRIMERA CUESTIÓN VOTO: Por hacer lugar al recurso de apelación.

A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA, EL SR. VOCAL DR. RAFAEL

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GARZÓN, DIJO:

Adhiero a las consideraciones manifestadas por el Sr. Vocal preopinante, Dr. Jorge Augusto

Barbará.

A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA, EL SR. VOCAL DR. RICARDO JAVIER

BELMAÑA, DIJO:

Adhiero al voto emitido por el Sr. Vocal, Dr. Jorge Augusto Barbará.

A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA, EL SR. VOCAL DR. JORGE AUGUSTO

BARBARÁ, DIJO:

En virtud de lo manifestado precedentemente, propongo:

I) Hacer lugar al recurso de apelación interpuesto con fecha 18/06/2020 por la actora Tamara

Inés Dizner en contra de la Sentencia Número 31 de fecha 04/05/2020. Revocar el rechazo de

la demanda incoada por caducidad y la imposición de costas allí efectuada. Mantener los

honorarios regulados al perito oficial Juan A. Ferreras.

Hacer lugar parcialmente a la demanda entablada por la Sra. Tamara Inés Dizner (DNI N°

21.953.096) en contra del Sr. Daniel Juan Agnolón (DNI N° 11.972.328) y condenar a éste a

pagar a la primera, en el término de diez (10) días de quedar firme el presente resolutorio, la

suma de ciento cincuenta y un mil ochocientos nueve pesos con cinco centavos ($151.809,05)

en concepto de reintegro de capital abonado por mano de obra, honorarios profesionales y

materiales, debidamente actualizado ($1.167.729,664) a la fecha de la elaboración de la

Sentencia de Cámara, con más los intereses calculados de conformidad a las pautas dadas en

el Considerando respectivo, que ascienden a la suma de $847.341,76.

Declarar la inconstitucionalidad, para los presentes autos, de los arts. 7 y 10 de la ley 23.928,

art. 4 de la Ley N° 25.561 y art. 5 del Decreto N° 214/02.

II) Imponer las costas en ambas instancias en un 70% al demandado y eximirlo del pago del

30% restante, el que queda a cargo de la actora.

III) Regular, en forma definitiva, los honorarios profesionales del Dr. Pablo Rostagno Jalil y

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Rocío Sofía Piccolotto por su actuación en la primera instancia, en conjunto y proporción de

ley, en la suma de cuatrocientos mil catorce pesos con veintiocho centavos ($403.014,28).

Regular en forma definitiva los honorarios profesionales del Dr. Pablo Rostagno Jalil por las

tareas desarrolladas en la Alzada en la suma de ciento ochenta y un mil trescientos cincuenta

y seis pesos con cuarenta y tres centavos ($181.356,43).

A dichos estipendios deberá adicionárseles el proporcional de IVA de así corresponder al

momento de su percepción.

A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA, EL SR. VOCAL DR. RAFAEL

GARZÓN, DIJO:

Adhiero a las consideraciones manifestadas por el Sr. Vocal preopinante, Dr. Jorge Augusto

Barbará.

A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA, EL SR. VOCAL DR. RICARDO

JAVIER BELMAÑA, DIJO:

Adhiero al voto emitido por el Sr. Vocal, Dr. Jorge Augusto Barbará.

Por ello, y el resultado obtenido por el acuerdo celebrado,

SE RESUELVE:

I) Hacer lugar al recurso de apelación interpuesto con fecha 18/06/2020 por la actora Tamara

Inés Dizner en contra de la Sentencia Número 31 de fecha 04/05/2020. Revocar el rechazo de

la demanda incoada por caducidad y la imposición de costas allí efectuada. Mantener los

honorarios regulados al perito oficial Juan A. Ferreras.

Hacer lugar parcialmente a la demanda entablada por la Sra. Tamara Inés Dizner (DNI N°

21.953.096) en contra del Sr. Daniel Juan Agnolón (DNI N° 11.972.328) y condenar a éste a

pagar a la primera, en el término de diez (10) días de quedar firme el presente resolutorio, la

suma de ciento cincuenta y un mil ochocientos nueve pesos con cinco centavos ($151.809,05)

en concepto de reintegro de capital abonado por mano de obra, honorarios profesionales y

materiales, debidamente actualizado ($1.167.729,664) a la fecha de la elaboración de la

Expediente SAC 6207331 - Pág. 31 / 32 - Nº Res. 144


Sentencia de Cámara, con más los intereses calculados de conformidad a las pautas dadas en

el Considerando respectivo, que ascienden a la suma de $847.341,76.

Declarar la inconstitucionalidad, para los presentes autos, de los arts. 7 y 10 de la ley 23.928,

art. 4 de la Ley N° 25.561 y art. 5 del Decreto N° 214/02.

II) Imponer las costas en ambas instancias en un 70% al demandado y eximirlo del pago del

30% restante, el que queda a cargo de la actora.

III) Regular, en forma definitiva, los honorarios profesionales del Dr. Pablo Rostagno Jalil y

Rocío Sofía Piccolotto por su actuación en la primera instancia, en conjunto y proporción de

ley, en la suma de cuatrocientos mil catorce pesos con veintiocho centavos ($403.014,28).

Regular en forma definitiva los honorarios profesionales del Dr. Pablo Rostagno Jalil por las

tareas desarrolladas en la Alzada en la suma de ciento ochenta y un mil trescientos cincuenta

y seis pesos con cuarenta y tres centavos ($181.356,43).

A dichos estipendios deberá adicionárseles el proporcional de IVA de así corresponder al

momento de su percepción.

Protocolícese, hágase saber y bajen.

Texto Firmado digitalmente por:


BARBARÁ Jorge Augusto
VOCAL DE CAMARA

Fecha: 2022.10.18

BELMAÑA Ricardo Javier


VOCAL DE CAMARA

Fecha: 2022.10.18

GARZÓN MOLINA Rafael


VOCAL DE CAMARA

Fecha: 2022.10.18

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