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TOMÓCHIC: ENTRE SANTOS Y BALAZOS

FRANCISCO L ARA Y ANA HILDA VERA*

La flecha cruzó silbando la tensa atmósfera serrana hasta clavarse en el

cuerpo de Gabriel Tepórame. Era el último de varios proyectiles. El indio que

la lanzó ni siquiera volvió el rostro hacia el soldado español que ordenó el

disparo. Algunos metros adelante pendía de un árbol el cuerpo inerte, cual erizo

ensangrentado, del indígena tarahumar que se atrevió a despreciar la muerte,

encabezando una lucha frontal en contra de la dominación española. Decenas

de nativos tarahumares, inmutables, pasivos, circunspectos, atestiguaban la

ejecución. Su presencia ahí fue prescrita por las autoridades novohispanas,

que buscaban la ejemplaridad. Los rebeldes que se opongan a los designios

coloniales, sucumbirán de un modo semejante (Osorio: 1986: 82).

T omóchic, 2 de marzo de 1652. Gabriel


Tepórame, indio rarámuri, conmina a
sus coterráneos a exterminar a todos los
genas leales atacan a los nativos encabe-
zados por Tepórame. La batalla fue cruel
y sanguinaria. Culminó con el sacrificio
blancos del territorio tarahumara, sean co- público de Gabriel Tepórame. La resistencia
lonos, frailes o soldados. Asimismo, incita a y valentía de los tarahumares, así como su
quemar la misión católica y al padre jesuita actitud desafiante, propiciaron que los ha-
Jácome Antonio Basilios. bitantes de Tomóchic heredaran la fama de
La respuesta de la Corona fue fulmi- valientes y temerarios en lo sucesivo.
nante. Soldados españoles y algunos indí-

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PROPÓSITOS Las tipologías de los movimientos de
resistencia involucran infinidad de varia-
La historia tarahumara incluye en sus pági- bles y connotaciones, van de lo religioso,
nas múltiples movimientos de resistencia. lo político y lo étnico a lo socioeconómico.
El objetivo de este trabajo es analizar de Alicia Barabas hace una clasificación de
qué forma propiciaron las condiciones los movimientos de resistencia en la cual
políticas y religiosas de la época una de define a la rebelión como un movimiento
las rebeliones más sangrientas del siglo XIX. que congrega a diversas comunidades de
Nos referimos a la rebelión de Tomóchic una misma etnia, quienes se cohesionan
de 1892. por medio de creencias comunes, de una

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noción de territorialidad compartida, así topografía irregular conformada por ba-
como del reforzamiento de las alianzas pa- rrancas, cañadas y cumbres, cuyos climas
rentales o políticas (Barabas: 1986: 213). contrastantes propiciaban una constante
Por su parte, Leticia Reina define la movilidad humana en búsqueda de ámbitos
rebelión como la forma más acabada de los habitacionales idóneos, dependiendo de
movimientos campesinos durante el siglo las estaciones del año. Solían habitar en
XIX, la cual conlleva un liderazgo perma- cuevas. Tenían prácticas esencialmente fo-
nente. Reina sostiene que en este tipo de rrajeras, con actividades agrícolas alternas
movimientos los líderes pueden provenir no predominantes:
de una clase o sector social diferente a los “Era una sociedad poco estratificada y
campesinos (Reina: 1988: 82). que viviría en esquema de pequeños grupos
Para efectos del presente artículo, es familiares con baja especialización técnica
importante destacar que la rebelión étnica del trabajo, pero con la necesidad de apro-
y social de Tomóchic de 1892 derivó de la vechar los recursos humanos al máximo. El
conjugación de injusticias interétnicas y que cualquier individuo fuera apto para
de inconformidades ancestrales y crónicas realizar cualquier trabajo nos indica al
desde el primer contacto sostenido con los mismo tiempo lo prescindible de él y lo
colonizadores españoles. imprescindible; relación que debe reflejarse
en todos los ámbitos de la cultura” (Norie-
COMO EL AGUA Y EL ACEITE ga: 1992: 25).
Sostenían una relación estrecha con
Los siglos XVI y XVII fueron los escenarios la naturaleza y, según las crónicas novo-
temporales donde convergieron los con- hispanas de Joseph Neumann: “...los tara-
trastes culturales y cosmogónicos de las humares nunca fueron idólatras, aunque
culturas dominada y colonizadora. El afán sí vivían engañados por el demonio con
evangelizador de los misioneros que tra- muchos embustes y magias. Algunos han
taban de imponer su ideología provocó el tenido al sol y a la luna por dios...” (Gonzá-
rechazo de los naturales. lez: 1993: 304).
Los nativos de la sierra Tarahuma- Las estructuras socioeconómicas tras-
ra vivían distribuidos a lo largo de una ladadas por los colonizadores españoles

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carecían de variantes incluyentes de los ciedad cristiana ideal, cuyas bases debían
usos y costumbres de las culturas nativas. ser la piedad, la modestia, la obediencia, la
El proceso de colonización trabaja de ma- disciplina y el trabajo de sus habitantes. La
nera simultánea con una evangelización reproducción del modelo socioeconómico
católica, preponderantemente aculturizan- del centro de la Nueva España, donde los
te, que sólo se interesaba por momentos en nativos se asentaban en aldeas fijas y se
la cosmovisión indígena. dedicaban preponderantemente a la agri-
La llegada de los misioneros jesuitas a cultura, era el objetivo colonizador, ya que
la sierra Tarahumara sucedió a instancias permitía la instrucción sistemática y propi-
del gobernador de la Nueva Vizcaya, Ro- ciaba la explotación económica organizada
drigo Río y Loza, quien los invitó expresa- de la gente (Hausberger: 1997: 65).
mente en 1598. El propósito de la presencia Las fricciones constantes entre colo-
misionera era someter aquella zona a Dios nizados y colonizadores se explican, en
y al rey (Hausberger: 1997: 63). primera instancia, a partir del esquema
Los Soldados de Cristo se esmeraron en de poder vertical e inhumano al cual es-
reunir en poblados fijos a los nativos que tuvieron sometidos los grupos nativos. La
se dispersaban por tradición, para lo cual cosmovisión de cada una de las culturas in-
fue indispensable organizar una produc- volucradas, sus modelos socioeconómicos,
ción agrícola suficiente que garantizara el sus valores, así como sus prioridades prag-
sustento de las nuevas comunidades. En lo máticas, compartían muy pocos rasgos.
concerniente a la administración, se nom- No hay que olvidar los resabios del es-
bró a una serie de funcionarios indígenas en quema feudal que los colonizadores espa-
cada pueblo; los misioneros, sin embargo, ñoles traían consigo (Vera, Lara: 2005).1
se reservaron para sí la autoridad suprema Teológica y doctrinalmente, los coloni-
e intentaron crear bajo su gobierno una so- zados se ubicaban en una instancia de in-

1
“La servidumbre era, claramente, la base de todo el sistema de ganancia de plusvalor, pero el modelo
organizativo de explotación mayormente demostrable en el mundo preindustrial fue la articulación de
la propiedad de grandes extensiones de tierra, que se encontraba en manos de la clase dominante, y de
los pequeños productores agrícolas, esto es, de la explotación de los campesinos ligados a la tierra, los
cuales eran obligados al plustrabajo mediante la servidumbre o por el tributo...” (Frey: 1995: 28), “La tríada
vasallaje-sistema de trabajo forzado-privilegio creó un tipo totalmente nuevo y único de dominio y de-
pendencia...” (Frey: 1995: 29).

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ferioridad, ya que la Iglesia católica no les rios agrícolas con las ritualidades católicas
reconocía la posibilidad de tener un alma, incorporadas.
razón por la cual la categoría de humanos
les era parcialmente condicionada. ENTRE EL ROSARIO Y LA ESPADA
“A pesar de que la mentalidad espa-
ñola reconocía la servidumbre, que en el Es importante enfatizar la concepción
sistema feudal había llegado a prevalecer europea de que las tierras habitadas por
como método de explotación, como la base salvajes, infieles y neófitos, ajenos a la no-
de cualquier desarrollo, el mismo sistema ción de Dios, requerían de la evangelización
había logrado integrar en él precisamente y de la inducción de las sociedades nativas
al campesinado —aunque carente de liber- a los modelos colonizadores. Guy Rozat
tad personal— por medio de la religión y la menciona que en Roma se aceptaba que
conformidad con las relaciones de poder. la evangelización estuviera apoyada por las
La integración de la esclavitud al sistema armas, como en la reconquista espiritual de
español era impensable y hubiera repre- Alemania y España (Rozat: 1995: 96). No
sentado una amenaza para los fundamen- es extraño que el mismo criterio se apli-
tos ideológicos y económicos del imperio cara en América, a pesar de que no todos
español...” (Frey: 1995: 274). los misioneros comulgaban con la idea de
Ambas concepciones religiosas sufren imponer la religión cristiana por medio de
encuentros y desencuentros, a pesar de la violencia. “Para los jesuitas del siglo XVII,
que por momentos los evangelizadores y particularmente para Pérez de Ribas2 no
intentan conciliar ambas cosmovisiones; hubo ninguna duda: la conquista del norte
sin embargo, la fuerza de los colonizadores se consumó a la par con la cruz y la espada,
acaba imponiendo la religión de los misio- cada una a su tiempo, pero las dos fueron
neros, sin mayores concesiones. Una de necesarias y totalmente complementarias”
las conciliaciones sincréticas que perviven (Rozat: 1995: 98).
todavía es la sincronización de los calenda- El sometimiento del territorio rarámuri

2
Guy Rozat hace un análisis de la obra del padre Pérez de Ribas, quien elaboró una extensa crónica de su
paso por las tierras serranas del norte en su libro Historia de los triunfos de nuestra santa fe entre gentes
las más bárbaras y fieras del nuevo orbe.

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a Dios y al rey, conforme a las intenciones real entre Ciudad Guerrero y los minera-
del gobernador Rodrigo Río y Loza, también les de Pinos Altos, Candameña, Uruáchic,
tenía connotaciones de carácter económi- Jesús María y el Concheño. Poco a poco,
co. La Corona española estaba ávida de Tomóchic se convierte en un alto obligado
recursos y tierras. para los viajeros, comerciantes y trabaja-
“El gobierno podía tolerar irregularida- dores que van a los minerales, y para la
des y anacronismos si el proceso conducía remuda de bestias. La pequeña agricultura,
a lo que le importaba: sumisión o conquista la pequeña ganadería, el comercio con los
de tribus, naciones o señoríos tanto en el minerales, la cría de bestias de carga, el
sentido más amplio de incorporación al acarreo de leña y el trabajo en las minas
imperio y a la cristiandad como en el más fuera de las temporadas de siembra y cose-
estrecho y peregrino de captación de rique- cha, ayudan a la raquítica economía de la
zas y tributos, fuese en forma de trabajo comunidad. Además, sus habitantes tienen
o del codiciado oro. Esos contradictorios la oportunidad de dedicarse a una actividad
fines daban sentido a lo que los españoles atractiva: la búsqueda de minas y de teso-
llamaban descubrimientos y conquistas y ros perdidos...”3 (Osorio: 1986: 91).
los historiadores modernos definen como A pesar de la violencia ejercida contra
expansión imperial” (García: 2002: 237). los naturales para que aceptaran las nuevas
Tomóchic representó un suculento pla- disposiciones de los europeos, los tomochi-
tillo para misioneros, mineros y comercian- tecos se resistían a la evangelización y a las
tes. Su ubicación geográfica, así como los nuevas costumbres cristianas.
recursos naturales que atesoraba le daban El caso del indio Tepórame, en 1652,
particular realce. se tradujo en un suceso emblemático de la
“...¿Qué tiene Tomóchic que lo hace tan resistencia tarahumar, que en lo sucesivo
atractivo a los nuevos colonos? Tiene agua, sirvió de inspiración a los indígenas para
tierra suficiente para la agricultura y pas- impedir que otros misioneros se asentaran
tos para la ganadería; tiene una situación en su territorio.
ideal, exactamente a la mitad del camino Esta historia de perseverancia misione-

3
Información vertida en la entrevista que le confirió el señor Ignacio Pedregón a Rubén Osorio, la cual es
mencionada en el libro Tomóchic en llamas, del propio Osorio.

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ra y de resistencia indígena, que por mo-
mentos invierte y confunde las cualidades
con que describimos cada una de las partes
involucradas, se recrea en los trazos que a
continuación reseñamos.
El padre jesuita Jorge Stalislas Hos-
tinsky construye una iglesia y una casa
en Tomóchic, la cual es destruida por los
indígenas un día que el sacerdote sale de la
misión. Más tarde, en 1692 llega el padre
Wenceslao Eymer y después de permane-
cer en el pueblo tres años, sufre la misma
suerte que el padre Hostinsky (Osorio:
1986: 82). Es hasta 1723 que llega otro
misionero al territorio de Tomóchic, el je-
suita Franz Hermann Glandorf. Al parecer,
su benevolencia le permite establecerse en
el poblado durante cuarenta años, hasta su
muerte en 1763.

REFORMADORES Y REFORMADOS: MÉXICO, SIGLO XIX

Los cambios y la inestabilidad económica,


política y social campearon durante el siglo
XIX. Ya en el ocaso del XVIII se vislumbraban España, en virtud de que la colonia se ha-
anticipos de lo que sería un siglo vertigi- bía vuelto más independiente y autónoma
noso y mutante. Las reformas borbónicas con el paso del tiempo, lo que disminuyó
iniciadas en 1760 fueron los instrumentos el envío de recursos a la metrópoli. Al res-
mediante los cuales la Corona española pecto, Enrique Florescano dice que la tarea
trató de recuperar su autoridad en la Nueva principal de las reformas era reabsorber los

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atributos del poder que la Corona había tierras empezaron a ser la constante. Según
estado delegando en grupos y corporacio- Friedrich Katz, a principios del siglo XIX la
nes, por lo que deseaba asumir la dirección frontera norte conservaba el mismo modelo
política, administrativa y económica del general de relaciones entre clases sociales
reino (Florescano: 1980: 200). La nuevas que en la época colonial; sin embargo, los
disposiciones causaron descontento entre campesinos rompieron con el gobierno fe-
los criollos, pues se reforzó el vínculo de deral (Katz: 1988: 179).
dependencia colonial y la burocracia volvió La crisis agraria tuvo como origen el
a ser española. Estos acontecimientos y la desconocimiento de los derechos agrarios
debilidad por la carencia de un monarca, indígenas por parte del gobierno federal
sentaron las bases para la articulación del (Katz: 1988: 180). Los cacicazgos regiona-
movimiento de independencia en el año de les surgen como consecuencia del vacío de
1810, el cual fue concebido principalmente poder. Las familias que habían llegado del
por los criollos que resintieron haber sido exterior fueron las que empezaron a deten-
despojados de sus derechos como nativos tar el dominio económico y político sobre
de estas tierras. el pueblo. Había una serie de caciques que
La estructura de poder que mantenía la ocupaban los puestos más importantes y
estabilidad de la sociedad agraria colonial tenían a su cargo la toma de decisiones;
en el México central, se resquebrajó a par- huelga acotar que en la mayoría de los
tir de la consumación de la Independencia casos estas decisiones beneficiaban a las
en 1821. A partir de esa fecha, la nueva familias dominantes. En el escenario políti-
nación careció de un sistema judicial for- co de Tomóchic destacaban dos grupos que
mal, capaz de mediar eficazmente entre encabezaban la política local y acaparaban
élites y campesinos (Tutino: 1988: 100). los puestos políticos, así como las mejores
En el norte surgieron luchas entre los tierras: en el grupo hegemónico destaca-
grupos poderosos de la región por el con- ban Reyes Domínguez, cacique local; Juan
trol de los estados. La tierra se convirtió en Ignacio Chávez, presidente seccional, y
motivo de muchas sublevaciones. La situa- Joaquín Chávez, cacique regional. El gru-
ción de los indígenas rarámuri se torna po opositor, de extracción más humilde,
muy difícil. Los abusos y el despojo de sus era encabezado por Carlos Medrano y los

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hermanos Manuel y Cruz Chávez, quienes en el municipio de Guerrero y, por con-
dirigían a unas treinta familias que vivían siguiente, en los habitantes de Tomóchic.
de lo que cosechaban, o trabajaban como La especulación dada en torno a las tierras
peones con el grupo dominante (Osorio: empezó a ser un problema grave en la zona.
1986: 99). El proceso de apropiación por parte de los
españoles y mestizos invirtió la distribución
MODERNIDAD QUE DESARRAIGA de la población en un lapso relativamente
breve. Los aborígenes pasaron a ser extran-
Hasta 1884, la economía del México in- jeros dentro de su propio territorio, el cual
dependiente se caracterizó por periodos fue poblado por una mayoría de mestizos
de crecimiento lento. De 1884 a 1910, que llegó en busca de fortuna.
auspiciado por un gobierno fuerte y cen- ¿Cuál fue el marco jurídico que pre-
tralizado, el desarrollo económico del país dispuso la especulación y la inseguridad
detonó. La modernidad apareció en la sierra legal con tierras, bosques y minas? La Ley
Tarahumara en ferrocarril. de Terrenos Baldíos, promulgada en 1883,
A partir de 1884, el gobierno de Porfirio durante el gobierno de Manuel González,
Díaz construye un sistema ferroviario con reglamentaba la forma en que se deslinda-
25,000 kilómetros de vías. Esta medida se rían los terrenos públicos baldíos. Su apli-
refleja de inmediato en la plusvalía de las cación favoreció una expropiación masiva
tierras. Las industrias minera y forestal de de tierras que quedaron a la deriva ante la
Chihuahua entran en auge, lo que atrae a incapacidad de los nativos de acreditar su
empresarios del exterior. Se ensancha la propiedad con instrumentos o documentos
propiedad y empiezan a conformarse los públicos.
grandes latifundios, ya sea por invasión o Hacia 1891, las tierras más productivas
por comercialización de lotes baldíos. y las mejores casas estaban en poder de los
Los cambios socioeconómicos, tec- “chabochi”.4 La inversión extranjera com-
nológicos, industriales y extractivos que petía ferozmente por adjudicarse las tierras
llegaron con el ferrocarril, repercutieron campesinas. La mecánica para su comer-

4
Los tarahumares llaman a los mestizos “chabochi”.

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cialización era sencilla: una vez determi- tir de ese momento, jurídicamente, ambas
nados los predios “baldíos” susceptibles entidades estaban en posibilidades de ena-
de ser expropiados, las compañías públicas jenar los predios resultantes entre los ha-
fraccionadoras se adjudicaban un tercio de cendados e inversionistas interesados. Los
estos terrenos, asignándole las dos terceras trámites legales no fueron equitativos para
partes restantes al gobierno central. A par- los poseedores ancestrales de las tierras.

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Existen evidencias documentadas de que minente” catástrofe. Esta situación propi-
fueron rechazadas al menos once solicitu- cia el advenimiento de santos e iluminados
des para legalizar terrenos baldíos, debido que se dedican a predicar en nombre de
a que carecían de los requisitos para hacer Dios. Adivinan el futuro y aleccionan a los
válida su propiedad (Osorio: 1986: 91). nativos para actuar ante los cambios y las
En 1884, Porfirio Díaz comenzó su se- agresiones del exterior.
gundo mandato y estableció una dictadura. En 1885, la joven Teresa Urrea, oriunda
En lo sucesivo, los nexos de causalidad se de Sinaloa y avecindada en Cabora, Sonora,
sucedieron de la manera siguiente: mien- sufre un ataque de catalepsia. Después de
tras el Estado mexicano se volvía más fuer- su “resurrección” comienza a tener visiones
te, el proceso de modernización del país que la convierten en la Santa de Cabora,
avanzaba provocando, en consecuencia, un venerada en todo el territorio sonorense.
paulatino desarraigo jurídico de los nativos El perfil de la Santa de Cabora está
de la Tarahumara. adscrito, en algunos de sus rasgos, al del
“La tierra que había sido un problema Profeta Reformador, quien en épocas de
secundario en la época colonial, ahora se decadencia o desintegración emerge como
convirtió en motivo de muchas más su- un líder histórico que transmite y comparte
blevaciones. Los rebeldes adoptaban una un mensaje de salvación y perfección. Su
actitud muy distinta respecto del Estado pretensión es conducir a los fieles a la ver-
y de su legitimidad. Las sublevaciones em- dad y restablecer su equilibrio. Esta clase
piezan a ser cada vez más sangrientas y la de líderes bien puede surgir de la plebe, y es
represión más pronunciada que en la época común que sean activos políticamente. Sus
anterior” (Katz: 1988: 178). revelaciones encajan con la coyuntura, con
las necesidades de la comunidad.
SANTOS Y PROFETAS “El poder creador y la amplitud de
visión, el empuje y poder de persuasión,
Paralelos al problema agrario, en el ocaso varían de unos a otros. Algunos son
del siglo XIX surgieron movimientos mile- grandes líderes en cuanto al culto y la
naristas que preveían el fin del mundo y devoción; otros sobresalen en concepto
ofrecían fórmulas para salvarse de la “in- de guías intelectuales o morales; otros, en

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fin, atraen como un imán a sus semejantes las ceremonias. Esta segmentación polarizó
hacia la compañía que organizan” (Wach: a los habitantes de Tomóchic: por un lado,
1946: 498). los seguidores de la Santa de Cabora; por el
La palabra de la “santa” Teresa Urrea otro, los católicos formales.
se deslizaba desde los tópicos celestiales La voz de la “santa” de Cabora llegó
hasta ámbitos tan mundanos como los de nuevamente a los tomoches a través del
la política. Se asumía como opositora del Santo Cristo y de la Virgen de Chopeque,
gobierno de Porfirio Díaz. Su carácter re- quienes se establecieron en una cueva cer-
volucionario, crítico e inconforme, en per- cana al pueblo de Tomóchic. La presencia
manente oposición al orden institucional, de este par de santos motivó que los hom-
la investía con un hálito de reformadora bres del pueblo, encabezados por Manuel
social. Su vínculo con la población regional Sánchez, acudieran en busca de consuelo
era cada vez más estrecho. Los indígenas y ayuda para enfrentar sus problemas co-
le profesaban veneración. Sus consignas en tidianos.
contra del orden establecido y la injusticia El Santo Cristo y la Virgen de Chope-
cohesionaban a la nueva feligresía, mayo- que profetizaron que muy pronto llegaría
ritariamente pobre y ávida de vivir nuevos al pueblo un sacerdote que trataría de
esquemas de religiosidad y solidaridad confrontarlos con la Santa de Cabora y
5
social. que el gobierno de México los llevaría a la
Hacia 1891, los hermanos Manuel y guerra. Les sugiere que luchen porque su
Cruz Sánchez, junto con un grupo de to- fe los hará invencibles (Osorio: 1986: 103).
moches, van a Cabora a conocer a Teresa El “Cristo” confiere el mando de la lucha a
Urrea. Salen sorprendidos de sus profecías Manuel Chávez, quien durante su regreso
y de sus conceptos en contra del clero a Tomóchic cae de su caballo. El accidente
formal. Las enseñanzas de Urrea alientan es interpretado por Manuel como un “mal
la práctica de un culto alterno al católico; agüero”, por lo que cede el cargo a su her-
Cruz Sánchez fue el encargado de oficiar mano Cruz.

5
“...el catolicismo popular no es la religión de los pobres, sino la de las mayorías poco cultivadas religiosa-
mente, aunque sean pobres la mayor parte de sus adeptos, por ser pobres la mayor parte de los latinoame-
ricanos, y aunque los pobres descubran a menudo, en el catolicismo popular, un modo propio de vivir su fe
y de expresar su solidaridad social...” (Marzal: 2002: 316).

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Para ese momento, el pueblo de To- que cuando el sacerdote salió del recinto
móchic carece de párroco de planta; en Chávez lo abofeteó en público y entró a la
contraposición, los fieles de Teresa Urrea ya iglesia a seguir predicando en favor de la
están celebrando ceremonias en el templo. Santa de Cabora.
Esto no agrada al grupo católico del pueblo Hombre de fuerza y carácter para
que se oponía a la veneración de la Santa defender sus derechos, Cruz Chávez hizo
de Cabora, por lo que solicitaron un cura efectivo su derecho constitucional a la
para solucionar la situación. libertad de culto. Cabe mencionar que
El sacerdote comisionado, de apellido Manuel Chávez hizo mancuerna con su
Castelo, convocó a una misa en el templo. hermano al fungir como intermediario en-
En su sermón despotricó contra la Santa. tre las autoridades y los indígenas. Manuel,
Cruz Chávez salió en su defensa y anunció menos carismático, posee mayor formación
al sacerdote que no dejarían de venerarla. intelectual y conocimiento sobre los dere-
Acto seguido, el religioso expulsa del tem- chos jurídicos y constitucionales.
plo y excomulga a los rebeldes. La afrenta A partir del altercado con el cura, los
fue tal para los seguidores de Teresa Urrea, acontecimientos se suceden de manera

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encadenada. En represalia por el incidente, tomochitecos, abandonó Cabora en com-
el capitán Joaquín Chávez, jefe de las fuer- pañía de su padre para no ser asociada con
zas de seguridad pública, allana la casa de los rebeldes.
un tomoche llamado Jorge Ortiz, quien no Ante la amenaza que representaban los
se encontraba en su domicilio. Esa misma rebeldes, el gobierno ordenó su exterminio
noche, Cruz Chávez y sus compañeros se inmediato e instruyó al ejército para que se
amotinaron frente a la casa del presidente trasladara a Cabora. En el trayecto, los mi-
seccional, Juan Ignacio Chávez, quien envió litares fueron sorprendidos por los rebeldes
un comunicado al gobierno del estado co- en un paraje llamado El Álamo de Paloma-
mentando los hechos y señalando la fama res. Los tomoches salieron victoriosos. En
de revoltosos que tienen los habitantes la batalla resultó herido Jesús José Chávez,
de Tomóchic. El gobierno dio órdenes de hermano de Cruz, quien decidió dejarlo en
contener a los rebeldes, instruyó al jefe Cabora suponiendo que el ejército lo tra-
político Silvano González para que se di- taría con benevolencia. Cruz se equivocó:
rigiera a Tomóchic con el fin de calmar a tan pronto aprehendieron al malherido,
los sediciosos. González acompañó a las éste fue llevado a las montañas, donde fue
fuerzas del ejército mexicano, al mando de asesinado arteramente.
Francisco Castro. Los rebeldes se internaron en las mon-
Mientras los seguidores de la “santa” tañas durante siete semanas. Mientras
participaban en una ceremonia en el inte- tanto, el diputado Tomás Dozal y Her-
rior del templo, el ejército se posicionó en mosillo, por instrucciones del gobernador
las afueras, aguardándolos. Al salir, los feli- Lauro Carrillo, fue comisionado para llevar
greses de Urrea fueron recibidos a balazos. a cabo una investigación exhaustiva de los
Los tomoches se defendieron y huyeron a acontecimientos en cuanto los insurrectos
las montañas. Manuel Rubio, juez de Letras regresaran a Tomóchic.
del Distrito, los acusó de sedición y robo. Después de semanas de incertidumbre,
Cruz Chávez y sus hombres se dirigie- Cruz Chávez y sus seguidores decidieron
ron a Cabora para hablar con Teresa Urrea, regresar al pueblo cargados de un ánimo
quien había sido apercibida con antelación fatalista. A su llegada, tal y como lo había
de los acontecimientos y, sin esperar a los ordenado el gobernador, Tomás Dozal y

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Hermosillo se dispuso a interrogar a los infundada declaración por parte del propio
rebeldes. Cruz Chávez llegó a la cita acom- capitán Joaquín Chávez de que los rebeldes
pañado por su hermano Manuel y ambos tenían pensado asaltar un cargamento
expusieron los motivos que tuvieron para de plata, cuyo destino era la Jefatura de
sublevarse. Guerrero.
En estas declaraciones se contradicen Destaca la declaración vertida por el
los informes tanto del presidente seccional jefe de los rebeldes, en la que sostiene que
como del juez de Letras del Distrito, ya que ellos nunca iniciaron los tiroteos.
ambos sostuvieron que Cruz Chávez había Tomás Dozal comenta que en Tomó-
desconocido a las autoridades, no obstante chic existían varios grupos hostiles entre
que el reclamo de Chávez era el respeto a sí, lo cual propició la rebelión de alguna
la libertad de culto. Este documento cobra manera.
particular relevancia porque contiene las
inconformidades de los afectados, en la
única declaración que hicieron.
“...Que por el contrario, él le hizo pre-
sente que estaba dispuesto a obedecerlo
como autoridad local; pero que en materia
religiosa la ley les garantizaba el ejercicio
del culto que profesen; que los desgra-
ciados acontecimientos del 7 de diciembre
del año próximo pasado tuvieron origen
en informes inexactos de parte de su tío
don Joaquín Chávez...” (AGN: Fondo Manuel
González).
Del documento referido, rescatamos los
datos siguientes:
El allanamiento de morada por parte
del jefe de las fuerzas de seguridad pública
al domicilio de Jorge Ortiz, así como la

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Finalmente, el comisionado Tomás Do- rebeldes, con la idea de morir luchando,
zal pide a los rebeldes que escriban una sacan valor de su fe y luchan hasta el
carta solicitando la amnistía al gobierno final. Fue un ataque sangriento, mataron
estatal. A los indiciados les pareció inútil la a la mayoría de la gente e incendiaron el
sugerencia, ya que consideraron que en vir- pueblo. Cruz fue acribillado por el ejército
tud de la gravedad de los enfrentamientos bajo la consigna de “¡Viva el Supremo Go-
armados, no les sería otorgado el perdón bierno! ¡Viva Porfirio Díaz!” (Osorio: 1994:
por parte de las autoridades; decidieron 139-23).
aguardar y prepararse contra las represa- El levantamiento de Tomóchic es consi-
lias del gobierno. derado una rebelión de tipo sociorreligioso.
La mayoría de los habitantes del pueblo ¿Cuáles son las formas de acción de la reli-
empezó a emigrar por miedo a lo que pu- gión en un momento de crisis social? Según
diera suceder. La vida en Tomóchic siguió Geertz, la religión es un sistema simbólico
en calma, mientras los rebeldes siguieron que permite al individuo sentirse protegido
profesando su fe a la Santa de Cabora y por medio de sus creencias (Geertz: 1973:
alistándose para la lucha inminente. En 89). En el caso de Tomóchic, la fe permitió
septiembre de 1892 llegaron las tropas del a sus pobladores rebelarse contra las au-
ejército mexicano. Hay confusión absolu- toridades6 y, ávidos de un discurso que les
ta. Los rebeldes son atacados. Al grito de permitiera defenderse, articularse en torno
“¡Viva la Santa de Cabora!” luchan por sus a la figura de Teresa Urrea, un icono de
creencias. Los tomoches salen victoriosos santidad, verdad y fortaleza. “Teresita es el
ante el desconcierto y el enojo de los mili- alma pero no el corazón de la rebeldía. Es
tares, quienes se rehicieron para ir con más en su nombre y por su fe que se empuñan
fuerza contra ellos. las armas, mas no ella quien da la idea y el
Tres fueron las derrotas del ejército. El consentimiento” (Jordán: 1978: 296).
coraje y el orgullo herido de los militares “...y Tomochi es el centro. Este Tomochi
hizo que el último ataque fuera fatal. Los que ahora, en el año de 1891, ha estallado

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“El coraje, la resistencia, la independencia, la perseverancia y la apasionada tenacidad, implícitas en la
visión que tiene el indio de las llanuras, son las mismas flamígeras virtudes con las que ese indio trata de
vivir: al alcanzar un sentido de revelación, el indio estabiliza un sentido de dirección”: R.H. Lowry (Geertz:
1973: 92).

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porque no soporta más los despojos de venido a violar a una doncella; el cacique
Terrazas y los robos de los enemigos de del distrito quiere esclavizarlos, y ahora,
Terrazas, que no aguanta más el caciquis- precisamente cuando fermentan el odio y
mo envilecedor y el latifundismo que desde la rebeldía, ha llegado el buen padre Gaste-
México propicia don Porfirio. ¡Basta ya! llum a decirles que pongan la otra mejilla.
Limantour ha cogido para sí los terrenos ¡Ni gobierno ni Cristo! Hace falta un dios;
que rodean el pueblo, con anuencia del un dios local... como el de Tepóraca. No ha
dictador; Terrazas posee los terrenos bajos, aparecido el Dios, pero Cruz Chávez es su
al pie de la sierra. El gobernador —que es profeta. Helo aquí, en la iglesia que fuera la
el enemigo de Terrazas— se ha robado los misión jesuita, dirigiendo el culto particular
valiosos cuadros de la iglesia que construye de los rebeldes” (Jordán: 1978: 291).
Glandorff, el jesuita; un funcionario ha

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