Está en la página 1de 10

Grandes temas Hispanofilia y leyenda negra

Las dos leyendas


sobre la conquista
de América:
¿imperiofilia
o genocidio?
¿Qué sucedió en América tras la llegada de los españoles? ¿Fue
realmente un genocidio sistemático o, por el contrario, se inauguró
una etapa de orden, fe y progreso? Estas preguntas han superado
los límites de la academia y han apasionado a sociedades enteras
durante siglos. Hoy la polémica continúa y todos nos apresuramos
a situarnos en una esquina del debate. Pero quizá los argumentos y
las respuestas no sean sencillos.

texto Javier de Navascués [Filg 87 PhD 91], catedrático de


Literatura de la Universidad de Navarra
ilustración El Sr. García

56—Nuestro Tiempo invierno 2019


invierno 2019 Nuestro Tiempo —57
Grandes temas Hispanofilia y leyenda negra

hay una expresión que los españoles Aunque los cálculos cambian mucho de un dores de su inferioridad numérica, usaron
empleamos para hablar sobre algunos ras- estudio a otro, las estadísticas muestran unos cuantos trucos sucios aprendidos
gos de nuestro pasado: leyenda negra. Con una disminución de varios millones de en las guerras contra los piratas del Me-
ese nombre de resonancias malditas se de- personas a lo largo de los primeros cien diterráneo (golpes de mano y secuestros
nomina al conjunto de creencias en torno años de presencia española y la población de la gente principal) para tomar ventaja
a la presunta barbarie del imperio español aborigen del Caribe desapareció en los y negociar con unos y otros. Poco a poco,
entre los siglos xvi y xvii, sobre todo a par- inicios de la conquista. con audacia y temeridad, se las arreglaron
tir de su llegada a América. La leyenda ha Sin embargo, las investigaciones más para atraer a los enemigos de aztecas e in-
perdurado en el tiempo y dañado la repu- documentadas, como la del historiador cas. Así pudieron expandir sus ejércitos y
tación de España. En la configuración de italiano Livi Bacci, han demostrado que derribar a adversarios más fuertes, reem-
este concepto participó de forma decisiva, fue una interacción de causas la que des- plazaron a los emperadores locales y se
y quizá involuntaria, un religioso español, encadenó el desastre: desde los malos expandieron con el auxilio de sus nuevos
el padre Bartolomé de las Casas, cuya tratos de los conquistadores a la circula- súbditos. Cuando encontraban una resis-
Brevísima relación de la destrucción de las ción de nuevas enfermedades para las que tencia especialmente feroz, como sucedió
Indias (1552) es una obra que denunciaba los indios carecían de defensas, como la con los araucanos del sur de Chile o los
las atrocidades cometidas por apaches en América del Norte,
los conquistadores a los indí- trazaban una línea de frontera
genas. Las Casas agrandaba
«La caída de reinos tan poderosos como y terminaban negociando con
datos para conmover a su lec- el azteca o el inca es impensable sin la los “rebeldes” para que no les
tor principal, el rey de España, colaboración de otras etnias rivales» molestasen. La conquista real
y conseguir de él una política de América nunca concluyó.
más activa en favor de los na- Más que el exterminio indí-
tivos. Sin embargo, fue tam- «La Iglesia, cuyas órdenes religiosas gena, el sello distintivo del im-
bién leído atentamente por los capitalizaron el primer siglo de perialismo español fue la rele-
enemigos del momento. El ale- evangelización, se distinguió por su defensa vancia adquirida por la Iglesia
gato del dominico se tradujo católica. La conducción de los
al holandés, francés, inglés y de la condición del indígena» millones de almas de indios a
alemán, y se difundió amplia- la fe cristiana se convirtió en el
mente por Europa. Alguna edición extran- viruela o el sarampión. Aunque los espa- móvil oficial que legitimaba la conquista.
jera se complementaba con truculentas ñoles se hubieran empeñado seriamente Por supuesto, los motivos de los colo-
ilustraciones en donde los españoles se en cometer un genocidio, les habría sido nizadores de a pie no eran los mismos.
comportaban como salvajes frente a unos imposible conseguir sus objetivos por el En realidad, se parecían mucho a los de
indios desnudos e indefensos. Para colmo, número escaso de conquistadores y las cualquier empresa de explotación de re-
circularon versiones muy libres acerca de limitaciones de la tecnología militar de cursos ajenos. Cortés, Pizarro, Valdivia,
los números de víctimas proporcionados la época. En realidad, la caída de reinos Quesada y tantos otros iban en busca de
por Las Casas. La edición de Londres de tan poderosos como el azteca o el inca es riqueza, pero el marco político y jurídico
1698 habla de cuarenta millones de muer- impensable sin la colaboración de otras en el que se movían les obligaba a justifi-
tos a manos de los españoles. Ni Stalin ni etnias rivales. carse constantemente y a sentir en sus nu-
Hitler en sus peores momentos. Había Dos grandes culturas sedentarias go- cas el aliento de la Iglesia, recordándoles
nacido la leyenda negra antiespañola. bernaban México (los aztecas) y Perú (los que su misión fundamental consistía en
incas) a comienzos del siglo xvi. Estos facilitar el bien espiritual y material de las
la leyenda negra. El problema de es- pueblos habían sometido a sus vecinos y comunidades indígenas. En 1537 una bula
tas interpretaciones es que se tienda a pen- se encontraban en un periodo de expan- papal reafirmaba la condición humana de
sar en términos actuales, reproduciendo sión. Los españoles, al mando respecti- los indios y en 1542 se publicaron las Leyes
estereotipos de cómoda utilización. Es vamente de Cortés y Pizarro, tomaron Nuevas, que, en suma, venían a confirmar
verdad que América conoció en el siglo buena nota de las tensiones entre los la necesidad de que se respetaran los de-
xvi una descomunal debacle demográfica. pueblos dominados y sus señores. Sabe- rechos de la población colonizada. Para la

58—Nuestro Tiempo invierno 2019


Corona, el indígena debía ser considerado
un vasallo como cualquier súbdito espa-
ñol. No se le podía, en definitiva, escla-
vizar. La Iglesia, cuyas órdenes religiosas
capitalizaron el primer siglo de evange-
lización, se distinguió por su defensa de
la condición del indígena. El padre Las
Casas no es en absoluto una figura aislada.
Muchos otros hombres destacaron en su
lucha por los derechos de las poblaciones
sometidas y dieron su vida por la fe cristia-
na en tierras desconocidas y muchas veces
hostiles: fray Toribio de Benavente, fray
Juan de Zumárraga, santo Toribio de
Mogrovejo, san Francisco Solano, san
Junípero Serra, Francisco Palou, Pedro
de Gante, etcétera.
La causa más célebre de las fricciones de
los eclesiásticos con los conquistadores
tuvo que ver con el sistema de las enco-
miendas. En las primeras décadas del siglo
xvi, la Corona estableció un mecanismo
de compensación a los antiguos solda-
dos por el que a un propietario español
(exconquistador) se le “encomendaban”
o asignaban indios y tierras para cultivar.
El encomendero debía preocuparse del
bienestar material y espiritual de “sus”
indios. A cambio, los indios trabajarían
para él. Este régimen semifeudal dio lu-
gar a numerosos abusos denunciados por
los eclesiásticos y castigados en algunas
ocasiones. Religiosos y encomenderos
mantuvieron frecuentes disputas a cuenta
del mal trato que recibían los indios. En
general, los desacuerdos entre autorida-
des civiles y religiosas se repitieron a lo
largo de todo el periodo colonial. Uno de
los mayores éxitos en la integración del in-
dígena vino de los proyectos del clero para
preservar de abusos a la población nativa:
es el caso de los jesuitas y las reducciones
del Paraguay, asombroso experimento
utópico que proporcionó a las comunida-
des guaraníes refugio frente a los tratantes
de esclavos portugueses y encomenderos
españoles.

invierno 2019 Nuestro Tiempo —59


Grandes temas Hispanofilia y leyenda negra

prejuicios actuales. Hoy en día los ejemplo, era más práctico aprender gra- turales fue singularmente rico. No se le ha
prejuicios acerca de la conquista son mu- mática náhuatl y catequizar en esa lengua dado la importancia que merece al Barroco
chos y variados. Durante el franquismo, los que explicar la fe en latín o castellano a un colonial, ni a su grandiosa arquitectura, ni
manuales escolares de Historia mezclaban millar de individuos que desconocían tan a la originalidad de su música ni a sus pri-
en un mismo grupo a José Antonio, Pi- remotos idiomas. meras manifestaciones literarias, como las
zarro, Colón, Zumalacárregui, Franco, En la conquista de América, además de crónicas de Indias —un tesoro de la prosa
santa Teresa y don Pelayo, un improbable la evangelización, tuvieron un papel cen- castellana—, el desconocido fray Diego
equipo de galácticos que, como sucede en tral dos elementos fundantes de la cultu- de Ocaña o Bernal Díaz del Castillo. Sor
los banquillos de los grandes clubes, se pe- ra europea de la época: la imprenta y las Juana Inés de la Cruz, una mujer cuya talla
learían entre ellos si coincidieran en la vida universidades. La primera llegó a México intelectual rivaliza con las principales figu-
real. Tal vez por esto, en ciertos ambientes nada menos que en 1535 y a Lima en 1583. ras de las letras peninsulares de su época, es
se imagina que la restricción lingüística Desde las dos grandes capitales virreinales la autora más versátil del Siglo de Oro. Se ha
llevada a cabo por el régimen franquista es se editaron gramáticas, libros de devoción, escrito mucho acerca de los problemas que
poco menos que una práctica ancestral del diccionarios, tratados teológicos, poemas debió afrontar por su condición femenina,
nacionalismo castellano. épicos. La vida universitaria también co- pero ¿cómo llegó a ser tan famosa en su
Nada más lejos de la realidad histórica. menzó pronto en América. La primera uni- tiempo, si no fue por la protección que tuvo
El imperio español en América entre los virreyes de México?
no tuvo el menor interés en des- Los ejemplos podrían mul-
truir las lenguas indígenas, que, «El imperio español en América no tuvo tiplicarse pero queda claro que
de hecho, se mantuvieron vivas el menor interés en destruir las lenguas la leyenda negra ignora aspec-
en su mayoría durante todo el indígenas que, de hecho, permanecieron tos fundamentales. La pecu-
periodo colonial. Una muestra:
en pleno siglo xviii, el ilustra- vivas en su mayoría durante todo el periodo liar integración del indígena
es un elemento que permite
do español Alonso Carrió de colonial» comprender la vida cotidiana
la Vandera se queja en su cua- americana durante esos siglos;
derno de viaje de Buenos Aires
a Lima de que las poblaciones
«En la conquista de América, además de la lo mismo se puede decir de la
supervivencia de las lenguas y
indígenas ignoren el español, evangelización, tuvieron un papel central dos ciertas costumbres, así como
lo que da enormes problemas elementos fundantes de la cultura europea de la implantación cultural eu-
a la Administración para que se de la época: la imprenta y las universidades» ropea en las capitales de nueva
ejecuten las leyes y funcionen creación. Esta es, pues, la gran
adecuadamente las institucio- singularidad del imperio espa-
nes. No le faltaba razón, desde su punto de versidad del continente se fundó en Santo ñol. Otras potencias coloniales de los siglos
vista, ya que los indios vivían alejados de Domingo en 1538. Lima y México, por su- xvi a xix no se molestaron en integrar a la
los centros del poder, en muchas ocasiones puesto, tuvieron las suyas, y en sus aulas no población nativa. Los británicos, por ejem-
de espaldas a las autoridades encerradas solo se enseñaron las disciplinas propias de plo, fueron colonizando la costa este de
en los centros urbanos. Entretanto, siguie- los curricula europeos, sino que se apren- los actuales Estados Unidos sin pretender
ron utilizando sus lenguas autóctonas pa- dían quechua o aymara, lenguas útiles para mezclarse con los aborígenes. Como ha es-
ra la vida cotidiana y no necesitaron otro la evangelización. La presencia española crito el historiador Felipe Fernández-Ar-
idioma para hablar con los españoles más trajo, pues, una renovada vida cultural. Las mesto, «los españoles fundaban ciudades
próximos a ellos, a saber, los misioneros. ciudades más importantes concentraron y los ingleses, clubes privados». La finalidad
Así, el patrimonio lingüístico se mantuvo un refinado ambiente artístico y literario. prioritariamente comercial del imperialis-
hasta la época de la independencia, gracias La producción intelectual que se podía leer mo británico excluía cualquier proyecto
a la idea matriz que legitimaba la coloniza- en España cruzó el Atlántico: los galeones de incorporación. El primer gobernador de
ción, que no era otra que la transmisión de transportaban en sus sentinas ejércitos de Virginia, sir Francis Wyatt (1588-1644) lo
la verdad cristiana a la población nativa. Lazarillos, Quijotes, Celestinas y Amadises. declaraba sin remilgos: «Nuestra primera
Para un misionero nacido en Badajoz, por El saldo arrojado por las instituciones cul- tarea es expulsar a los salvajes».

60—Nuestro Tiempo invierno 2019


la leyenda rosa. Se acostumbra a ha-
blar de la conquista española en referen-
cia a los episodios de violencia de la con-
quista militar. Para muchos lectores de
historia, la guerra es más entretenida que
la paz. En realidad, la presencia de España
en América duró tres siglos y hubo tiem-
po para que ocurrieran muchas cosas.
Por eso tampoco conviene apresurarse
a la hora de ponerse medallas. Así como
ha sobrevivido a los siglos una leyenda
negra en torno a los españoles, también
hay otra de color rosa que llena de entu-
siasmo a muchos. Se olvida entonces que
el imperio español, más allá de su capaci-
dad integradora y de autocrítica, tuvo en
la práctica las sombras que caracterizan
a todo régimen de explotación colonial.
No podremos referirnos a todo, eviden-
temente, pero mencionaremos a conti-
nuación a algunos actores principales: el
gobierno civil y su trato a los indígenas,
la esclavitud y el papel poco honroso de
algunos hombres de Iglesia.
Las comunicaciones eran precarias en
las tierras del imperio. Podía suceder que
una carta oficial de Madrid a Lima tardara
un año en recibir respuesta. De ahí que el
gobierno de la «monarquía compuesta»,
como la llama John H. Elliott, necesitase
delegados con un amplio poder deciso-
rio: los virreyes. Ahora bien, el sistema
de elección de la principal autoridad en
América estaba viciado desde el princi-
pio. El candidato a virrey no era un alto
funcionario tal y como lo comprendemos
hoy día. Por el contrario, el virrey podía
invertir en España su fortuna personal
en la contratación de su futura corte, de
modo que la flota que viajaba a América,
armada y pagada por él, se componía de
consejeros, militares, burócratas, pajes,
ayudantes de cámara, etcétera, que iban
a reemplazar a los integrantes de la corte
del virrey cesado. Al llegar, por supues-
to, debía negociar con las élites locales
para situar a sus allegados sin molestar

invierno 2019 Nuestro Tiempo —61


Grandes temas Hispanofilia y leyenda negra

demasiado a las redes de influencia que milias. Esta institución indígena no era colonias gobernadas por su Majestad ca-
ya existían. En cierta manera, los virreyes muy acorde con el espíritu predicado en tólica. Pero no es menos cierto que los
actuaban de agentes de colocación, como las Leyes de Indias, pero los españoles no españoles fueron buenos clientes de los
ahora, por cierto, hacen los partidos mo- se anduvieron con delicadezas. Durante traficantes portugueses. Exterminados
dernos, aunque estos últimos de forma dos siglos la mita hizo estragos entre la los aborígenes en el Caribe por la vio-
algo más disimulada. población indígena. Muchos indios pre- lencia y las enfermedades, las autorida-
Quizá el virrey más importante de la ferían emigrar de los territorios domina- des recurrieron a los esclavos venidos
historia de América del Sur sea Francis- dos por los españoles y se dieron casos de de África.
co de Toledo (1515-1582). Hombre de suicidios colectivos, arrojándose a preci- Pronto se vio la conveniencia de uti-
carácter enérgico, puso en marcha la má- picios familias enteras, o que los padres lizar en el resto del continente una ma-
quina del Virreinato del Perú, maltrecho rompieran a los hijos brazos y piernas no de obra gratuita (africanos) en lugar
aún tras un largo periodo de desórdenes antes que entregarlos a la mita. Ni los de mano de obra barata (indígenas). En
y guerras civiles. Se caracterizó por sus virreyes mejor intencionados pudieron la primera mitad del siglo xvi entraron
dotes organizativas, siempre en función hacer nada contra esta institución. Uno en los puertos españoles de América
de consolidar el dominio político, militar de ellos fue el Conde de Lemos, quien 268 000 personas para ser expuestas y
y económico español. Sin embargo, no gobernó Perú entre 1667 y 1672 e intentó vendidas. Solo en la ciudad de Lima había
tuvo demasiados escrúpulos 14 481 negros y mulatos de un
cuando en 1545 se descubrió
plata en un cerro de la actual
«El imperio español, más allá de su capacidad total de 27 394 habitantes en
1636. Se empleaban en el ser-
Bolivia. En medio siglo el vi- integradora y de autocrítica, tuvo en la vicio doméstico, las obras pú-
llorrio próximo de Potosí se práctica las sombras que caracterizan a todo blicas, los obrajes textiles, et-
transformó en una gran urbe, régimen de explotación colonial» cétera. Incluso la Iglesia, que
una de las mayores del plane- había abanderado la defensa
ta. Potosí llegó a contar con de la población indígena, uti-
160 000 habitantes atraídos «Los imperiófilos de hoy en día suelen lizó esclavos para servir en sus
por la fiebre de la plata. La alarmarse por la falta de autoestima histórica conventos. Es justo decir que
ciudad contaba con treinta y no faltaron escritos de denun-
seis iglesias espléndidamente que, en su opinión, hemos padecido los cia y figuras como san Pedro
ornamentadas, otras tantas españoles por culpa de la leyenda negra» Claver o el padre Alonso de
casas de juego y catorce es- Sandoval, que entregaron su
cuelas de baile. Como algunas ciudades sin éxito acabar con los abusos. En un es- vida en favor de las condiciones de vida
mineras del oeste norteamericano, se crito a Madrid Lemos se lamentaba así de de esta desgraciada comunidad. Pero los
convirtió en un nido de prostitución, ta- las atrocidades cometidas contra la po- libelos antiesclavistas no tuvieron ni de
húres y delincuentes. blación indígena: «Las piedras de Potosí lejos la difusión de la obra indigenista de
Para explotar de la forma más rentable y sus minerales están bañados con sangre Bartolomé de las Casas.
posible la inmensa riqueza del lugar, el de indios y, si se exprime el dinero que de La siniestra institución sobrevivió a
virrey Toledo se aprovechó de una útil ellos se saca, ha de brotar más sangre que la agonía del imperio, proporcionando
institución incaica: la mita, un sistema de plata». La mita no se abolió mientras se grandes beneficios económicos a la is-
trabajo del viejo imperio que se destinaba pudo sacar plata del interior de la tierra. la de Cuba hasta la guerra con Estados
a la construcción de centros adminis- Otra leyenda rosa sobre la coloniza- Unidos en 1898. Décadas antes, España,
trativos, templos, acueductos, casas o ción tiene que ver con la implantación presionada por Inglaterra, cuya opinión
puentes. En la práctica era un sistema de de la esclavitud. Es verdad que, frente a pública clamaba contra la esclavitud, se
esclavitud mal encubierta: los mitayos, las cifras de sus vecinos, la población de vio obligada a suscribir la supresión de la
a saber, los hombres designados para la origen africano fue menos abundante en trata en 1820. Pero la ley de abolición fi-
mita, eran obligados a trabajar durante la América española. Además, resultaba nal solo se firmó en 1886, es decir, mucho
unos meses en condiciones inhumanas. mucho más fácil para un esclavo alcan- tiempo después de que todos los países
Luego, si sobrevivían, volvían a sus fa- zar la “manumisión” (la libertad) en las hispanoamericanos la hubieran dero-

62—Nuestro Tiempo invierno 2019


gado. El decadente imperio español del
siglo xix no tenía los escrúpulos morales
de antaño.
Tampoco la labor de algunos respon-
sables de la Iglesia estuvo siempre a la
altura. La iconografía tradicional mues-
tra algo así como un puñado de valientes
misioneros levantando la cruz alrede-
dor de un grupo de nativos que miran
en éxtasis al cielo. Sin embargo, no eran
pocas las denuncias de los indios contra
aquellos sacerdotes que hacían granjerías
o negocios a su costa. Para poner reme-
dio a estas y otras situaciones, el arzo-
bispo de Lima, Toribio de Mogrovejo,
convocó en 1582 un concilio provincial
que tuvo una importancia decisiva en
la evangelización de América del Sur.
Sin embargo, todo su desarrollo estuvo
obstaculizado por el bloqueo de varios
obispos que tenían muy pocas ganas de
que saliera adelante. Algunos de ellos
poseían más cualidades empresariales
que pastorales. Por ejemplo, el cabecilla
de los descontentos, el obispo de Tu-
cumán, fue acusado tiempo después de
corrupción y de tener en su propia casa
mesas de juego. De hecho, abandonó su
diócesis y se trasladó a la Meca de la plata
en América, la ciudad de Potosí, donde vi-
vió como mercader. Mogrovejo necesitó
emplear todas sus virtudes diplomáticas
para sacar adelante el concilio. Con estos
mimbres tuvo que trabajar el arzobispo
de Lima para reformar su iglesia local. Ha
pasado a la historia como santo Toribio
de Mogrovejo.

la verdad histórica, entre las


dos tradiciones imaginarias. Los
imperiófilos de hoy en día suelen alar-
marse por la falta de autoestima histórica
que, en su opinión, hemos padecido los
españoles a lo largo de siglos por culpa
del gran montaje de la leyenda negra.
En realidad, el imperio siempre encon-
tró quien lo defendiese desde que uno

invierno 2019 Nuestro Tiempo —63


Grandes temas Hispanofilia y leyenda negra

de sus protagonistas, el conquistador persisten. Las autoridades californianas, de genocidio a la primera potencia de
Gonzalo Jiménez de Quesada, escribió haciendo alarde de ignorancia, retiran hace cinco siglos: los españoles de aquel
en 1567 desde el interior de Colombia las estatuas de Colón. Otra imagen, la entonces acabarían apareciendo algo así
su Antijovio, en el que hacía frente a los del gran san Junípero Serra, que tanto como los antepasados de los nazis.
ataques que el humanista Paulo Jovio hizo por defender a los indios, ha sufrido Mientras tanto, en España asistimos a
lanzaba contra la presencia de las tropas ataques vandálicos y, lo que es casi peor, un rebrote hispanófilo impensable hasta
españolas en Italia. Después de él, Ber- en la Universidad de Stanford se ha bo- hace poco. Se eleva, por ejemplo, a los al-
nardo de Vargas Machuca, Francisco rrado su nombre de algunos lugares. Se tares a nuevos héroes, como el vasco Blas
de Quevedo, Saavedra Fajardo, Juan argumenta que las misiones cambiaron de Lezo (1689-1741), una figura poco
Pablo Forner, Félix de Azara, Cadal- la vida tradicional de los indios y comen- quemada por la leyenda negra. Eminen-
so, el monumental Menéndez y Pelayo, zaron su exterminio. Falso. El francisca- tes historiadores e historiadores de trin-
Salvador de Madariaga y un extenso no Serra, en sus misiones, impulsó que chera se lanzan a la palestra para reivindi-
etcétera tomaron la pluma para defender los indios aprendieran a fabricar ladri- car los logros de una nación inconsciente
la labor de España. Y no solo en la metró- llos, arados, jabón, velas, zapatos. Sí, les —al parecer— de su propia grandeza.
poli. En toda América, desde el siglo xix cambió la vida… para bien. Hay un público necesitado de argumen-
hasta la primera mitad del xx, autores del Ya hemos visto que en su momento tos con los que sentirse legitimado co-
norte y el sur, como William mo español. La inquietante
Prescott, Charles F. Lum- situación política, derivada
mis, José de Vasconcelos,
«A partir de la Transición democrática en del desafío independentista
Rubén Darío, Lucas Alamán, España, la visión del “encuentro” ha ido catalán, seguramente tiene
Washington Irving, Alfonso abandonando el tono triunfalista de otra mucho que ver. Sin embargo,
Reyes o Irving A. Leonard época» faltan a la imparcialidad y a la
escribieron elogiosamen- verdad quienes exageran las
te sobre el descubrimiento. bondades y niegan toda vali-
Monumentos, plazas, calles o «La leyenda negra, que cuajó en los siglos xvi dez a la objetividad histórica.
efemérides históricas han lle- y xvii, hoy cobra nueva fuerza con el clima «Si algunos son incapaces de
nado las ciudades de América imparcialidad, ya que fingen
y España con los nombres de cultural de la posmodernidad» amar a su pueblo tanto como
Colón, Pizarro o Cortés. para rendirle continuamente
Resulta innegable, sin embargo, el la leyenda negra cuajó en los siglos xvi un halagador homenaje, entonces no hay
cambio de perspectiva producido a partir y xvii porque interesaba políticamen- nada que hacer», dice Hannah Arendt.
de la Transición democrática en España. te a los enemigos de España. Hoy cobra Un fenómeno tan amplio y apasionante
Desde entonces la visión del encuentro nueva fuerza con el clima cultural de la como la historia de España durante va-
(nombre que desplaza al de descubrimien- posmodernidad. La reivindicación de las rios siglos no se puede reducir a un solo
to) ha ido abandonando el tono triunfa- minorías y el pensamiento poscolonial color: ni negro, ni blanco, ni rosa. La con-
lista de otra época. Movida por las ansias tienen un objetivo en común: el eurocen- quista española de América, como todas
de modernización que animaban a todo trismo como suma de todos los males. Si las invasiones vividas por la Humanidad,
un país, la propaganda dominante fue el adversario que hay que desacreditar trajo un vendaval de crímenes, violacio-
asimilando los tópicos de la otra gran se identifica, históricamente, con la ins- nes, saqueos, corrupción y dolor inmen-
tradición imaginaria. Y así, del color rosa titución cristiana más representativa de sos. A la vez, también vinieron con ella la
se pasó al negro con entusiasmo y facili- Europa, esto es, la Iglesia católica, mucho fe cristiana y una nueva concepción del
dad. La transformación se hizo patente mejor. Desde estas anteojeras, la España ser humano, un conjunto de adelantos
en 1992, con la conmemoración de un del siglo xvi, campeona del catolicismo, técnicos y culturales, creencias sobre el
Quinto Centenario más empeñado en sería la responsable natural de la intole- destino de la persona y sus derechos y
celebrar el AVE y los Juegos Olímpicos rancia y la barbarie imperialista de Oc- libertades que hoy forman un patrimo-
que en rememorar gestas olvidadas. cidente. En consecuencia, nada tendría nio común de las sociedades de Europa
Veinticinco años después, las leyendas de extraño que se adjudicase el delito y América. Nt

64—Nuestro Tiempo invierno 2019


invierno 2019 Nuestro Tiempo —65

También podría gustarte