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Representaciones e imaginarios sociales.

Tendencias recientes en la
investigación

Los imaginarios sociales y las representaciones contiene puntos de vista en común y


comparten intersecciones de relación tanto históricas como practicas. Las dos nociones
surgen casi a finales del siglos XIX en la Europa continental, pero pasaría casi medio
siglo para empezar a construir un cuerpo teórico. Con el paso del tiempo ambas
miradas se han consolidado un área de estudios especializado.

Las representaciones colectivas de Durkheim, por su amplitud y aplicación empírica,


tuvieron un fuerte uso dentro del campo de la antropología, y sobre todo de la historia
de las mentalidades, en otro sentido, los estudios en la historia fueron nombrados hitira
de las representaciones e incluso actualmente fueron conocidos como teoría
psicosocial.

Por otra parte el imaginario, sus estudios se remontan en la edad media, argumentaban
que la historia del imaginario eran un nuevo campo de estudio. Freud, Jung y Lacan
han sido de los autores con mayor representatividad en el uso de los imaginarios. Sin
embargo, son reflexiones filosóficas en las que en gran medida contribuyen a la
construcción teórica de imaginario que se despliega antes de las representaciones
sociales.

Tanto el imaginario como las representaciones sociales, tiene semejanza con otros
términos, por ejemplo: mitología, ideología. Y para el caso de del imaginario conceptos
como: actitud, mito, imagen. etc. Las representaciones sociales y la historia de las
mentalidades se sobreponen de manera en la que designa los objetos o de remitir
funcionamientos semejantes, en otras palabras, en ambos casos se habla de formas de
pensar, actitudes, estructuras mentales, mecanismos intelectuales, percepciones,
imágenes, concepciones del mundo, modelos o valores. En este sentido, cualquiera
que fuese la manera de definir el concepto recaen en andamiaje conceptual.
El imaginario en cuanto actividad mental de producir imágenes icónicas o lingüísticas
fue una acepción clásica del término, del imaginario social, a su vez, expande su base
de origen y su alcance, y recibe teorizaciones con orientaciones diversas, inspiradas en
matrices epistémicas diversas. La ruptura de la barrera individual sería una
característica común de todas ellas.

Al tratar del imaginario social, se refieren a redes de significados compartidos,


presentes en uno o más grupos, instituciones o sociedades, influyendo en su pensar,
actuar, y sobre sí mismos, sobre la vida, el pasado y el futuro. En ese entendido, se
plantea un dinamismo como formas de cambios y una potencia del imaginario.

En la investigación sobre representaciones sociales, el imaginario se manifiesta en más


de un plano. Por un lado, se expresa en las imágenes que se crean por intermedio de
los procesos de anclaje y objetivación. Se trata de un doble proceso, que contiene la
producción de una imagen, la cual no es una copia de la realidad, y que, al crear
imágenes, es un ejercicio de imaginación destinado a darle sentido a lo no familiar.
Quiere decir que, por otro lado, tiene la potencia de generar algo nuevo que va a
modificar lo existente y pasar a funcionar en el universo semántico del grupo,
agregando nuevas formas de entender el mundo.

La producción de sentido es un proceso creativo, aportando soluciones imaginativas a


las dificultades de comprensión de lo desconocido. El imaginario social se vuelve uno
de los recursos para tal producción cuando proporciona el terreno para el anclaje de lo
desconocido, o para el tratamiento de lo intraducible.

Girola, Lidia (2009). “Representaciones e imaginarios sociales. Tendencias recientes en


la investigación” en Enrique de la Garza Toledo y Gustavo Leyva (eds.), Tratado de
metodología de las ciencias sociales: Perspectivas actuales. México: FCE/UAM–
Iztapalapa, pp. 402-430.

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