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Posestructuralismo y ciencias sociales

El posestructuralismo está asociado con los trabajos de una serie de filósofos


franceses y continentales de mediados del siglo XX y teóricos críticos que llegaron a
ser conocidos internacionalmente en los años sesenta y setenta. El término se define
por su relación con el sistema anterior: el estructuralismo, un movimiento intelectual
desarrollado en Europa desde principios hasta mediados del siglo XX que sostiene que
la cultura humana puede entenderse por medio de un lenguaje modelado por la
estructura, es decir, estructural lingüística que difiere de la realidad concreta y de las
ideas abstractas.

Todos los autores posestructuralistas presentan diferentes críticas al estructuralismo,


pero los temas comunes incluyen el rechazo de la autosuficiencia del estructuralismo y
un cuestionamiento de las oposiciones binarias que constituyen esas estructuras. Los
escritores cuyo trabajo se caracteriza como posestructuralista a Jacques Derrida,
Michel Foucault, Gilles Deleuze, Judith Butler, Jean Baudrillard y Julia Kristeva.

Filósofos posestructuralistas como Derrida y Foucault no formaron un grupo


autoconsciente, pero cada uno respondió a las tradiciones de la fenomenología y el
estructuralismo. La idea de que el conocimiento podría centrarse en el espectador es
rechazada por el estructuralismo, que pretende ser una base más segura para el
conocimiento.

En fenomenología, esta base es experiencial en sí misma. En el estructuralismo, el


conocimiento se basa en las estructuras que hacen posible la experiencia: conceptos y
lenguaje o signos. Por el contrario, el posestructuralismo argumenta que la fundación
del conocimiento ya sea en la experiencia pura -fenomenología- o estructuras
sistemáticas -estructuralismo- es imposible.

El poseestructuralismo ofrece una forma de estudiar cómo se produce el conocimiento


y critica las premisas estructurales. Sostiene que debido a que la historia y la cultura
condicionan el estudio de las estructuras subyacentes, ambas están sujetas a sesgos y
malas interpretaciones.

Un enfoque posestructuralista argumenta que para comprender un objeto, por ejemplo,


un texto, es necesario estudiar tanto el objeto mismo como los sistemas de
conocimiento que produjeron el objeto.

Los posestructuralistas generalmente afirman que el posestructuralismo es el contexto


histórico que rodea las artes, mientras que el estructuralismo se considera descriptivo
del presente. Este argumento se deriva de la distinción de Ferdinand de Saussure entre
los puntos de vista de la lectura histórica (diacrónica) y descriptiva (sincrónica).

El posestructuralismo comparte una preocupación general por identificar y cuestionar


las jerarquías implícitas en la identificación de oposiciones binarias que caracterizan no
solo el estructuralismo sino la metafísica occidental en general. Si hay un punto en
común entre la crítica postestructuralista, es la revalorización de la interpretación
estructuralista de Ferdinand de Saussure sobre la distinción entre el estudio del
lenguaje a través del tiempo y el estudio del lenguaje en un momento dado.

A partir de dicha distinción básica, los estudios posestructuralistas generalmente


enfatizan la historia para analizar conceptos descriptivos. Al estudiar cómo los
conceptos culturales han cambiado a lo largo del tiempo, los postestructuralistas
buscan comprender cómo entienden los mismos conceptos los lectores en el presente.
Por ejemplo, La locura y la civilización de Michel Foucault es tanto una observación de
la historia como una inspección de las actitudes cultural¡es sobre la locura.

Por otro lado, también se afirma que el énfasis del postestructuralismo consiste en una
reinterpretación de Sigmund Freud, Karl Marx, Friedrich Nietzsche y Martin Heidegger.
Por ejemplo, la genealogía de Nietzsche sirve como un punto de referencia teórico en
el trabajo histórico de Michel Foucault de la década de 1970, incluidas sus críticas al
estructuralismo.
Moebius, Stephan (2009). “Posestructuralismo y ciencias sociales” en Enrique de la Garza
Toledo y Gustavo Leyva (eds.), Tratado de metodología de las ciencias sociales: Perspectivas
actuales. México: FCE/UAM–Iztapalapa, pp. 525-566.

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