Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
juanalvaro.montoya@yahoo.es
Para que la democracia perdure, sus valores deben ser como un faro que ilumine por igual
a nobles y plebeyos, ricos y pobres, eruditos y analfabetos. Su estandarte requiere ser
uniforme y sus pilares se defienden sin importar si por su conducto se llega a conclusiones
afines o no.
Otra parece ser la historia que reiteradamente golpea la realidad colombiana. Durante
décadas la sangre de nuestros ancestros ha bañado el suelo que hoy pisamos. La
incapacidad para tolerar diferentes puntos de vista y el miedo para aceptar los cambios
que se obligan en estos días nos sumergió en una historia de horror de la cual aún no
hemos despertado. Muerte, destrucción, desamparo y abandono han sido la constante
desde hace 70 años. En un momento de hastío un sector mayoritario de la sociedad eligió
una propuesta de campaña que prometió el cambio. Aunque su definición se hubiese
dado por solo un voto, los principios demócratas que inspiran la carta política determinan
que este habría sido suficiente para sustentar el desenlace. Se impone a todos los actores
el deber y la obligación de asentir frente al resultado, estén o no de acuerdo con él.
La cereza en este primer mes de gobierno. El silencio cómplice de nuestra cancillería ante
la tiranía que Daniel Ortega ejerce sobre el pueblo valiente de Nicaragua.
Los líderes de los movimientos políticos deben ser conscientes que los mismos postulados
que sirven para reclamar la victoria como candidatos, pueden convertirse en una pesada
carga durante el gobierno. No importa si los resultados son favorables o no para nuestras
banderas, el respeto a las decisiones populares es una premisa que no se discute en
ningún país del mundo. Esa es la democracia que sirve.