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Aprendiendo Ciudadanía, Educando al ciudadano

Entrega final

Integrantes:

Fabián Elías Acosta Fajardo código 1521020103

Ana Yamile Fuerte Moreno código 1621023863

Jhenny Alexandra Guerrero código 1811025574

Juan Felipe Rincón Carreño código 1621020081

Viviana Alejandra Sánchez Acosta código 0721093516

Politécnico Grancolombiano
Módulo de Ciudadanía
Tutor: Alfredo Alejandro Aldana Nope
El 21N:
El despertar de la cacerola y el renacer de la protesta social.

La problemática:

El 21N nos habrá dejado una lección para toda la vida. Nunca una protesta había sido tan
importante y significativa para una generación de colombianos que en la práctica ya habían
obviado la protesta como un mecanismo político y social para expresar descontento y exigir ante
el estado todas las obligaciones que tiene para con la ciudadanía. El 21N significó el inicio de un
actuar político y social para miles de jóvenes que se cansaron de una mala praxis, de las promesas
incumplidas, de las mentiras sistemáticas y de la amenaza de muerte con la que viven millones de
colombianos por pertenecer a un grupo determinado, tener otra visión de país y sobre todo la
descarada inequidad que agobia a nuestra sociedad de pies a cabeza.
Lo que parecía ser otra marcha convocada por las centrales obreras, terminó siendo el máximo
despliegue de inconformismo contra un gobierno descaradamente cínico. La cuerda la tomaron,
los estudiantes, los indígenas, las negritudes, las feministas, los ambientalistas, los defensores del
acuerdo de paz con las FARC y toda una amplia gama de inconformes que vieron en el 21N la
mejor oportunidad para hacer ruido e incomodar a una administración ciega, sorda y muda.
Muy claro lo decía la Profesora Sandra Borda en una entrevista con el diario El Espectador. “Parte
de lo que hace histórica la marcha es lo multitudinario, lo diverso, lo inusual de aquellos que
estaban marchando y eso es a su vez un resultado de una transformación profundísima en la cultura
política y en la cultura de la protesta social que tuvo lugar gracias al proceso de paz”. El efecto es
muy claro y contundente, desde este día las ciudadanías ya no ven ni practican en la protesta social
de la misma forma ni con la misma intensidad. Ya no solo es un espacio para expresar inquietudes
y reclamos, es un espacio para celebrar la cultura en sus distintas expresiones.
Sin temor a equivocarnos, el momento más icónico de esa jornada fue el cacerolazo. un canto de
protesta típico y tradicional en otras sociedades, como la chilena y la venezolana, pero que en
Colombia jamás había sido presenciado en la historia del país. Cuando la sensación era que la
jornada de protesta llegaba a su fin, los grupos protestantes y las ciudadanías que no se pudieron
unir a la marcha, se unieron al son de las cacerolas por horas desde sus ventanas y balcones para
sentar el precedente de un segundo “grito de independencia”.
La realidad:

La realidad que presenciamos y comúnmente hemos padecido es que, en cualquier escenario


democrático, cívico y político, nuestra realidad está marcada por la violencia y el terror. El 21N
produjo un cambio en la conciencia colectiva de la sociedad, un cambio positivo hacía la
autodeterminación y la lucha por los derechos y la dignidad, pero el 22N marcó un histórico día
de terror e incertidumbre.
La verdad es que es imposible no sentir tristeza por los efectos que conllevaron el desmedido abuso
de poder y fuerza por parte del estado y también de los infiltrados en las marchas que trataron de
desdibujar la imagen democrática y cohesiva de la protesta pacífica. Como era de esperarse, estas
situaciones siempre sacan nuestra mejor y peor versión; la de millones que protegen el actuar y la
controversia política y social desde los argumentos y el dialogo, y tristemente, de los pocos que
aún creen que la violencia nos puede llevar a una mejor situación o que es la única manera de
efectuar un cambio.
La realidad es cruel. Uno de los principales actores de violencia en dicha jornada fue el mismo
Estado. La intimidación y la demonización que sufrieron todos los manifestantes y la protesta en
sí misma, nos narra un claro ejemplo de que no se está tratando con un Estado abierto al dialogo y
a entender las necesidades de la población, sino de uno que a través de la amenaza y de la
estigmatización de la manifestación, quiere suprimir cualquier tipo de crítica hacia una
administración que se desentiende de las problemáticas que afectan no solo a la Colombia urbana
sino a la ya tan olvidada Colombia rural.
El despliegue de fuerza estatal que se mostró en los días posteriores al 21N no fue una muestra de
cuidado y acompañamiento por parte de la fuerza pública para guardar y velar por la seguridad de
todos los que allí se encontraban. El objetivo era suprimir cualquier muestra de inconformismo y
boicotear todos los procesos sociales que exigían un cambio.
La estrategia fue tan exitosa que la consecuencia el día siguiente fue el pánico y el temor
generalizado. Nunca la ciudadanía bogotana había experimentado tanto pánico y violencia, todo
un temor alimentado por las mentiras y las noticias falsas. Todo esto nos hace preguntarnos
seriamente: ¿quién organizó semejante despliegue de terror? ¿quién diseñó esta estrategia para
socavar la protesta pacífica? ¿A qué estaba jugando la fuerza pública? ¿Acaso no es su deber
mantener la convivencia y el cumplimiento de los derechos de los ciudadanos entre estos el
derecho a protestar?
Ya lo decía la profesora Borda, las señales que dejaban la fuerza pública, “el hostigamiento policial
de una forma u otra iba a llevar a un desencadenamiento como el asesinato de Dylan Cruz.” Era
tan sistemático y persistente el abuso policial que era absolutamente claro que iba a terminar muy
mal.

El asesinato de Dylan no es más que otra ejemplificación de la inequidad latente que ha definido
la naturaleza política de este Estado. No es más que otra victima de la violencia en Colombia y de
lo que esta nos ha significado en términos de desarrollo. El mensaje que ese día el gobierno
nacional y la policía representada por el ESMAD es muy evidente, no hay espacio para escuchar
ni dialogar con los ciudadanos y menos para cuidarlos, pero en caso de que estos se organicen para
exigir sus derechos, el Estado es capaz de impartir orden y mano dura a cualquier costo. Incluso si
este es cobrar la vida de un adolescente que al igual que millones más, exige garantías sobre los
derechos que su constitución le provee.

CONCLUSIONES

1. El Paro Nacional fue un éxito porque antes de que la primera persona saliera a manifestarse
ya el Gobierno Nacional se había retractado de una buena parte de las medidas que había
anunciado, un ejemplo es la reforma laboral. También fue un éxito por la cantidad de gente
que salió a las calles. Miles de personas, incluso en ciudades intermedias como Fusagasugá
en Cundinamarca, o municipios pequeños como en Barbacoas, Nariño, la gente salió y se
manifestó.

2. El 21 de noviembre de 2019 y los días, e incluso semanas siguientes, pasarán a la historia


de Colombia como una de las jornadas de manifestaciones más importantes que haya
vivido el país en la historia reciente. Calles llenas de marchantes, niños, jóvenes y adultos
protestando y cacerolazos desde las ventanas o las puertas marcaron un paro nacional que
podría decirse, a la fecha, no se detiene, un año después del 21N podría decirse que el paro
no para. A pesar de la pandemia, las centrales obreras continúan convocando desde el mes
de septiembre paros nacionales exigiendo al gobierno atención y negociación.

3. Para Charry, al gobierno sí le ha faltado un mayor y mejor tratamiento de la agenda


propuesta tanto antes como ahora por las organizaciones convocantes. Pero a las
organizaciones también les ha faltado un diálogo más amplio con la ciudadanía para que
no se pierda la unidad que se logró hace un año y que la agenda no se concentre solo en las
necesidades de ciertos sectores puntuales.
4. “Lo que pasó tanto con Dilan Cruz y con Javier Ordóñez en Villa Luz y la indignación que
generó esto hace pensar que la gente sí tiene un mayor grado de conciencia frente a sus
derechos. Y los movimientos sociales lo que buscan es precisamente eso, que haya un
cambio de chip, un cambio en la manera de pensar y hacerle entender a la gente, al
ciudadano de a pie, que tiene derechos y que merece acceder a esos derechos”, afirmó
Charry.

5. Las marchas de estos días, nos dejaron muchas tristezas e inconformidades, que hoy en día
siguen latentes, pero también queda la satisfacción de que esta vez nos hicimos sentir por
medio de una marcha pacífica multitudinaria donde solo “paliábamos”, exigíamos y
gritábamos por nuestro inconformismo sobre el “paquetazo” de DUQUE, el genocidio de
tribus indígenas y comunidades negras, violación contra los derechos de la mujer, reformas
pensionales y acuerdos firmados sobre la educación que nunca se llevaron a cabo.

Propuestas

El 21N, debe ser un precedente para seguir adelante, existen diversas maneras de protestar de
informarse, de mantener al día, debemos quitarnos la venda y dejar de escuchar solo lo que nos
muestran los que manejan los hilos del poder, acogiéndonos a las otras alternativas como dice
(Muñoz Lora 2020):
En el pueblo está la capacidad de dominar los espacios establecidos por el Estado, para reclamar
un espacio propio dentro de estos y crear otros. En él está el poder de informarse y distanciarse de
su propia tradición para velar por su propio bienestar y seguridad, dejando de ser un espectador
pasivo y ser parte de un movimiento real y de cambio.
Debemos seguir adelante, entender nuestros derechos y el de nuestras futuras generaciones, la
protesta pacífica debe seguir, el pueblo merece ser escuchado aprovechando todos los medios que
tenemos.
Esta frase encontrada la imagen de un artículo de (BBC News Mundo 2019) “Quienes solo tienen
aspiraciones individuales jamás entenderán una lucha colectiva” es una manera clara de describir
que debemos dejar de ser individualistas y velar por los derechos que son beneficio para todos,
tenemos que seguir haciéndonos escuchar para ver si algún día se acaba tanto de los mismo.

Bibliografía

El Espectador. (2020, 20 noviembre). Paro Nacional de 2019, la protesta social que sacudió a

Colombia - El Espectador. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=LeFJgIvBb7M

Charry, C. (2020, 19 noviembre). Se cumple un año del paro nacional del 21N.

https://www.vanguardia.com/colombia/se-cumple-un-ano-del-paro-nacional-del-21n-

CA3130037. https://www.vanguardia.com/colombia/se-cumple-un-ano-del-paro-

nacional-del-21n-CA3130037

Pardo Daniel. (2019). Paro nacional en Colombia: 3 factores inéditos que hicieron del 21 de
noviembre un día histórico BBC News Mundo recuperado de
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-50520302
Muñoz Lora, P. A. (2020). Incesantes. Alternativas audiovisuales para mantener activa la

movilización social en Colombia.

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