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TERAPIA SEXUAL
EVALUACIÓN Y
TRATAMIENTO DE LOS
TRASTORNOS
SEXUALES
FEMENINOS
ORGANIZAN E IMPARTEN:
I. LOS TRASTORNOS SEXUALES FAMININOS
1.INTRODUCCION A LAS DISFUNCIONES SEXUALES FEMENINAS
2.1.1 Principales cambios de las disfunciones sexuales femeninas en el DSM-5 respecto al DSM-IV
3. EPIDEMIOLOGIA
4. ETIOLOGIA
5. DESCRIPCION CLINICA
6. OTRAS DISFUNCION
A pesar de que las disfunciones sexuales tienen una historia tan dilatada como el sexo,
sólo es en los últimos 30 años cuando se han llevado a cabo investigaciones sólidas y
formalmente realizadas, que han permitido establecer una descripción, evaluación y
tratamiento de estos problemas. Este interés reciente por el tema del sexo en las mujeres se
debe a varios factores entre los que podemos destacar:
Estos factores han implicado una mayor atención a aquellos problemas que pueden
dificultar o impedir esa satisfacción, así podemos hablar de cuatro grupos:
Disfunciones sexuales.
Disfunciones sexuales
Disforia de género
Trastornos parafílicos
La quinta edición se diferencia así de la precedente, que reunía estos trastornos en una
única categoría diagnostica: trastornos sexuales y de la identidad de género.
El trastorno debe tener una duración mínima de seis meses, excepto la disfunción
inducida por sustancia/ medicamento.
Incapacidad de obtener la
penetración vaginal;
o De toda la vida. Este subtipo indica que el trastorno sexual ha existido desde el inicio de la actividad
sexual.
o Adquirido. Este subtipo indica que el trastorno sexual ha aparecido después de un período de
actividad sexual normal
o General. Este subtipo indica que la disfunción sexual no se limita a ciertas clases de
estimulación, de situaciones o de compañeros.
o Situacional. Este subtipo indica que la disfunción sexual se limita a ciertas clases de estimulación, de
situaciones o de compañeros. El patrón situacional específico de la disfunción puede ayudar a realizar el
diagnóstico diferencial. Por ejemplo, la función masturbatoria normal en presencia de una relación
deteriorada con el/la compañero/a sugiere que un síntoma principal de disfunción eréctil se debe más
probablemente a un problema interpersonal o intrapsíquico que a una enfermedad médica o a una
sustancia.
Subtipos de trastornos sexuales femeninos (continuación)
Factores etiológicos
o Debido a factores psicológicos. Este subtipo se ha descrito para los casos en los que los factores
psicológicos son de gran importancia en el inicio, la gravedad, la exacerbación o la persistencia
del trastorno, y las enfermedades médicas y las sustancias no desempeñan ningún papel en su
etiología.
o Debido a factores combinados. Este subtipo se ha descrito cuando: 1) los factores psicológicos
desempeñan un papel en el inicio, la gravedad, la exacerbación o la persistencia del trastorno, y 2)
la enfermedad médica o las sustancias contribuyen a la aparición del trastorno, pero no son
suficientes para constituir su causa. Cuando una enfermedad médica o el consumo de sustancias
(incluso los efectos secundarios de los fármacos) son suficientes como causa del trastorno, debe
diagnosticarse una disfunción sexual inducida por sustancias u otra disfunción sexual especificada
o no especificada.
Gravedad actual
o Leve
o Moderado
o Grave
Según el DSM-5, será importante tener en cuenta unas determinadas variables que
pueden resultar relevantes para entender mejor el problema. Las principales son:
Rechazo sexual y ausencia de placer sexual: aquí nos encontramos dos tipos de
trastornos. El rechazo sexual, en donde las relaciones sexuales generan miedo o
ansiedad La ausencia de placer sexual es cuando hay una carencia de sensaciones
placenteras o de sentimientos agradables de excitación, estando presentes las
repuestas fisiológicas normales.
Una clasificación muy sencilla y parecidas a las precedentes es la propuesta por Hawton
(1988), que describe cuatro categorías de trastornos sexuales.
3.EPIDEMIOLOGÍA
Son pocos los datos que existen de la prevalencia de las diferentes disfunciones sexuales y
muestran una gran disparidad debida no sólo al propio objeto de estudio, la sexualidad, sino
también a los diferentes modelos de evaluación empleados, las dificultades en el diagnóstico
y la disparidad de la población objeto de estudio. Se calcula que un 40-45% de las mujeres
adulta tenga algún tipo de disfunción sexual, en confronto al 20-30% de los hombres. Aun si
con resultados no unívocos, los problemas más frecuentes son el trastorno del
interese/excitación sexual y la disfunción orgásmica.
4.ETIOLOGIA
Las disfunciones sexuales pueden estar originadas por causas psicológicas o bien por
causas físicas. Sin embargo, la gran mayoría de los problemas a nivel sexual están generados
por la confluencia de diversos factores, orgánicos y psicológicos, que accionan en manera
sinérgica. Podemos encontrar problemas causados por alguna enfermedad o medicación, por
situaciones de estrés y ansiedad, por experiencias tempranas o por problemas de relación
interpersonal. Tal y como esta cuestión es planteada, habitualmente nos va a resultar casi
imposible identificar un único factor determinante, por lo que deberemos adoptar una postura
integradora.
Entre las enfermedades físicas que pueden afectar a la función sexual podemos
destacar a las que se refieren al sistema cardiovascular (arterioesclerosis, hipertensión...), al
sistema endocrino (insuficiencia suprarrenal, diabetes, disfunciones de la tiroides...), al tracto
génito-urinario (enfermedades venéreas), al sistema musculoesquelético (artritis), o al
sistema nervioso central (accidente cerebrovascular, lesiones del lóbulo frontal, lesiones de la
médula espinal, entre otras).
Endometriosis: dispareunia
Los anticonceptivos orales: hay mujeres que los utilizan y que se quejan de una
pérdida de deseo sexual. La explicación dada al problema es la posible
disminución de los niveles de andrógenos lo cual puede afectar al funcionamiento
de los ovarios.
Sedantes: el uso de estos puede afectar al deseo sexual, disminuyendo los niveles
de interés y dificultando la obtención del orgasmo.
Luego veremos más en los detalles, por cada trastorno, cuáles son los principales factores
biológicos que pueden influir sobre la disfunción.
Factores predisponentes
Aquí se encuentran localizados aquellas experiencias que hacen que la persona que las
vivencia sea más vulnerables al desarrollo de una disfunción sexual futura. Nos referimos a
factores que adquieren una gran importancia y significado en el origen de los trastornos
sexuales de carácter primario, en donde el problema ha estado presente desde el primer
momento. Entre estos factores podemos señalar los siguientes.
Recibir una educación moral y religiosa restrictiva. Un clima familiar donde se transmita
la idea de la sexualidad como algo dañino, peligrosos o sucio, puede generar conductas
inhibitorias hacia el sexo. Este clima se suele caracterizar por unas relaciones entre padres
deteriorada y conflictiva. Estas experiencias hacia la sexualidad van a dificultar no sólo la
autoestimulación o exploración personal como aprendizaje de uno mismo, si no también van
a dificultar el acercamiento al otro como experiencia gratificante.
Factores precipitantes
Nos referimos a aquellas situaciones que facilitan la aparición de un problema a nivel sexual.
A. Factores de mantenimiento
Los factores que mantiene la disfunción sexual son las formas de responder a la misma por
parte de la persona, respuestas que pueden hacer que el trastorno se agudice y empeore o que
perdure en el tiempo.
La anticipación de fallo o fracaso. Nos encontramos con personas que han sufrido en
situaciones anteriores problemas sexuales bien por alguna enfermedad o por algún proceso
físico natural como puede ser la menopausia. Las expectativas negativas relacionadas con la
sexualidad creadas por estas personas, hace que se generen altos niveles de ansiedad y temor,
manteniéndose y empeorando el trastorno.
Otros factores. Una falta de atracción, una comunicación pobre entre los miembros de la
pareja, problemas generales en la relación, miedo a la intimidad por una o por ambas partes,
deterioro de la autoimagen, información sexual inadecuada y trastornos comportamentales
(depresión, alcoholismo, anorexia, ansiedad).
Si las relaciones sexuales con la pareja no son siempre maravillosas, entonces algo va mal en la
relación.
Una mujer con capacidad de respuesta sexual “normal” siempre puede ser excitada por su pareja.
El orgasmo tiene que alcanzarse fácil y rápidamente y si no es así es que hay algún problema.
El orgasmo que se alcanza mediante la penetración es mejor que cualquier otro tipo de orgasmo.
Disfunción sexual y relaciones de pareja. Los problemas que pueden surgir dentro de una
relación de pareja pueden repercutir negativamente en la vivencia de la sexualidad dentro de
la misma. Igualmente, los problemas a nivel sexual pueden afectar a la calidad de la relación
de pareja. En este sentido, una pareja conflictiva, donde prevalezcan los sentimientos
negativos (disputas, críticas, reproches), donde las gratificaciones positivas brillen por su
ausencia y, por tanto, donde no existe una satisfacción por parte de ambos miembros, puede
dificultar o impedir el desarrollo de unas actividades sexuales óptimas. Para muchas mujeres
el sentimiento de cercanía, comprensión y afecto hacia su pareja juega un papel decisivo en
sus repuestas de acercamiento hacia la relación sexual. Otro factor que considerar en la
génesis y mantenimiento de problemas de deseo sexual se centra en las habilidades sexuales
deficientes que muestran ambos miembros de la pareja en sus encuentros sexuales. Nos
referimos, por ejemplo, a relaciones sexuales rutinarias, donde las pautas de actuación
definen situaciones de desgana y apatía. También nos encontramos con situaciones de
discrepancia relacionadas con la sexualidad bien en la frecuencia de relaciones o en el tipo
de actividades sexuales, lo cual puede repercutir negativamente en las relaciones sexuales.
Por último, la disfunción sexual en un miembro de la pareja, puede generar disfunciones
en el otro miembro.
4.4 Factores evolutivos
La mujer, como ser asexuado, pasiva e ignorante con respecto a la sexualidad, se despierta y
activa su capacidad sexual, cuando los cambios físicos se perciben en su cuerpo físico (por
ejemplo, las hormonas).
Ciclo vital y funcionamiento sexual. Durante la infancia el interés por el propio cuerpo y del
otro, nos lleva a tocar y acariciar los genitales. En la adolescencia, se produce un repentino
interés por el sexo del otro, sobre todo en los chicos, ya que las chicas se muestran menos
atraídas e interesadas por los aspectos físicos, sin embargo, les preocupa más establecer
relaciones afectivas. Durante la pubertad, el 94% de los chicos se masturban con cierta
frecuencia, mientras que tan sólo el 60% de las chicas practican este tipo de comportamiento.
Durante la etapa adulta, la sexualidad en la mujer experimenta una gran evolución, siendo las
mujeres de entre los treinta y cuarenta, las que muestran un mayor interés por el sexo en
nuestra sociedad. A partir de los cincuenta surgen variaciones individuales.
5. DESCRIPCION CLINICA
En la descripción de los varios trastornos hay que tener en cuenta la gran complejidad de la
respuesta sexual, donde factores psicológicos, fisiológicos y ambientales juegan un rol más o
menos fuertes. Un déficit en una de las fases de ciclo de la respuesta sexual puede afectar a
las otras fases, así como la normal respuesta sexual por parte de un membre de la pareja
puede ser percibida como carente o excesiva por el otro membre.
Criterios diagnósticos
En el actual DSM-5, el trastorno del interés-excitación sexual femenino incluye los que en el
DSM-IV eran dos trastornos separados: el trastorno de deseo sexual hipoactivo y el trastorno
de la excitación sexual femenina.
Vamos a ver en el detalle los criterios diagnósticos de cada uno y como se han reunificado en
el actual DSM-5.
Criterios diagnósticos del DSM-IV para el Deseo Sexual Hipoactivo
Especificar si:
Especificar si:
Especificar:
4.Excitacion o placer sexual ausente o reducido durante la actividad sexual en casi todas o
todas las ocasiones (aproximadamente 75-100%) de la actividad sexual en pareja (en
situaciones y contextos concretos o, si es generalizada, en todos los contextos).
B. Los síntomas del Criterio A han persistido durante unos seis meses como
mínimo.
Especificar si:
Especificar si:
El trastorno se caracteriza por la ausencia o falta de interés por parte de la mujer para llegar a
mantener relaciones sexuales, por la infrecuencia de fantasías sexuales u otros factores
motivacionales cuyos componentes desencadenan la respuesta sexual y por la baja frecuencia
de actividad sexual. Puede haber una carencia en la capacidad de excitación, con incapacidad
para obtener o mantener la lubrificación genital u otros signos fisiológicos propio del proceso
excitatorio. La lubricación puede no ser suficiente para finalizar la relación o bien no se
produce la suficiente vasocongestión genital.
Las mujeres padecen del trastorno del interés/ excitación sexual, comúnmente llamado
“frigidez”, no suelen tomar la iniciativa para iniciar relaciones sexuales, y si las llegan a
mantener las inician con desgana y apatía. Sin embargo, en algunos casos, superada esa fase
inicial de apatía, pueden llegar a responder satisfactoriamente a la estimulación pudiendo tener
relaciones sexuales satisfactorias. Hay muchas diferencias individuales, es posible que algunas
personas disfruten de la actividad sexual, aunque no se demuestren al principio muy despuestas
en empezarla o aprecien la intimidad física y cercanía emotiva sin desear también la
estimulación genital. Una definición que tiene en cuenta también el ciclo vital en lo que se
encuentra la mujer, fue propuesta da Basson y colaboradores (2003): “Ausencia o disminución
de sensaciones, interés, pensamientos o fantasías sexuales siendo la motivación para buscar la
excitación escasa o nula y teniendo presente los cambios fisiológicos de la mujer a lo largo del
ciclo vital y la duración de la pareja”.
Respecto al DSM-IV, en la edición del DSM-5 han sido adoptados diferentes cambios.
El primero y más evidente ha sido la creación de una única categoría diagnostica llamada, por
supuesto Trastorno del interés/ excitación sexual. Esa categoría incluye los que en el DSM-IV
eran considerados como dos trastornos diferentes, o sea el Trastorno del deseo hipoactivo y el
Trastorno de la excitación femenina. Ese cambio fue debido al hacho que, en la práctica clínica,
la carencia de deseo sexual y excitación a menudo aparecen simultáneamente.
Se considera que hay entonces una disfunción, así como en los otros trastornos, cuando
se experimenta un malestar significativo, ya que si eso no ocurre y ella misma se define como
“asexual” no existe entonces la presencia de una disfunción de este tipo. Muchas de las
mujeres que padecen esta disfunción manifiestan que podrían vivir el resto de sus vidas sin
sexo y que las relaciones sexuales con su pareja constituyen una obligación, intentando
espaciar dichas relaciones lo más posible en el tiempo.
Si la carencia del interés y del deseo es totalmente explicable con otro trastorno mental no
sexual, no se hará un diagnóstico de trastorno del interés/excitación sexual.
Otra condición médica: si hay una enfermedad medica que puede explicar el trastorno
sexual se pondrá solo el diagnóstico de la condición médica.
Estímulos sexuales inadecuados o ausentes: para una correcta evaluación clínica hay
que tener en cuenta si los estímulos sexuales de la pareja resultan inadecuados para la
mujer, o si son ausentes como en el caso de no tener momentáneamente pareja. En estos
casos puede ser igualmente necesaria una intervención clínica, aun si no se pondrá el
diagnostico de disfunción sexual.
Comorbilidad (DSM-5)
Frecuente es la comorbilidad con trastorno sexuales, como lo del orgasmo y con el trastorno del
dolor genito-pelvico y penetración. Entre las otras disfunciones no sexuales la más común es la
depresión, seguida por ansiedad y abuso de alcohol. A nivel medico es posible encontrar
comorbilidad con inflamaciones del intestino, irritación del colon y problemas a la tiroides.
Epidemiologia
El deseo sexual hipoactivo, por ejemplo, ha sido un trastorno aparentemente muy frecuente
dentro de la población femenina, segundo varios estudios la cifra sería alrededor del 40% de
las mujeres sexualmente activas. Se consideraba como una de las disfunciones sexuales más
comúnmente diagnosticada, tanto de forma transitoria en algún momento de la vida sexual
como de forma estable o permanente, aunque si no hay un claro acuerdo entre clínicos e
investigadores sobre lo que signifique realmente tener un bajo deseo sexual. Se consideró como
la disfunción con la mayor incidencia y mayor fracaso terapéutico respecto a los otros
trastornos sexuales que veremos.
No obstante el nivel elevado de prevalencia, diferentes autores consideraron errónea esta estima.
Se preguntaron si efectivamente ese 40 % de la población no fuera una estima exagerada, ya que
el no tener deseo no debe significar exclusivamente una condición patológica. Ningún estudio,
por ejemplo, tiene en cuenta de los inductores externos, es decir las situaciones, las personas,
todos los estímulos que pueden ser adecuados o no para estimular el deseo sexual. Eso porque, en
determinadas épocas de vida y situaciones, es posible que no existan inductores externos
adecuados para motivar la respuesta y luego, en presencia de un adecuado estimulo, haya una
respuesta de deseo normal.
Otro problema a la hora de establecer la real prevalencia de un trastorno son los distintos criterios
para clasificarlo. Aunque existan varios estudios que coinciden sobre un porcentaje elevado,
entorno al 40 % de la población que padece de trastorno sexual hipoactivo, hay otros estudios que
relavan números muchos más bajos. Algunas investigaciones introducían bajo la categoría “deseo
sexual hipoactivo” también otros trastornos con características parecidas, como los que en el
DSM-IV estaban catalogados como la aversión sexual y el trastorno de la excitación.
Etiología
El deseo sexual en la mujer puede verse afectado por factores como la edad, la salud
física, el estado de ánimo, el estrés, el aumento excesivo del deseo sexual de la pareja, su alta
demanda y presión para mantener la actividad sexual, y por la percepción subjetiva de no
sentirse querida o amada.
4.Tastornos del estado de ánimo: es muy frecuente encontrar pacientes con estado de ánimo
bajo. No es fácil, pero, determinar si la disfunción sexual es precedente o consecuente al
estado de ánimo. Ansiedad y estrés suelen influir negativamente sobre el deseo y la
excitación.
-Factores psicológicos: Los problemas psicológicos pueden influir sobre el deseo sexual y la
excitación (Bancroft et al., 2003) y suelen ser las cusas más comunes.
A nivel hormonal las condiciones más frecuentes que puede causar una bajada de deseo
sexual, suelen ser las deficiencias de testosterona, el hiper o hipotiroidismo y la epilepsia lóbulo-
temporal. Disminución de los andrógenos también tiene el efecto de redecir el deseo y la
excitabilidad.
Los problemas de tiroides son frecuentes. Mujeres con hipotiroidismo también suelen
resultar afectadas, sobre todo en la disminución del deseo sexual.
Las enfermedades que afectan a la hipófisis, como el hipopituitarismo, suelen afectar los
niveles de deseo.
Por último, hay que tener en cuenta si y cuales fármacos o sustancias está tomando la
paciente. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (SSRI) para el
tratamiento de la depresión, por ejemplo, tienen entre sus efectos colaterales la bajada de
deseo. El alcohol también tiene un fuerte efecto inhibidor de la excitabilidad, que se calcula
entorno al 40%.
Criterios diagnostico
En este caso los criterios se han quedado casi invariados entre las dos ediciones del
DSM, con la única diferencia que en el actual DSM-5 se especifica también el nivel de
gravedad de los síntomas de manera más específica.
Especificar si:
De por vida: El trastorno ha existido desde que el individuo alcanzó la madurez sexual.
Adquirido: El trastorno empezó tras un período de actividad sexual relativamente normal.
Especificar si:
Generalizado: No se limita a determinados tipos de estimulación, situaciones o parejas.
Situacional: Ocurre solamente con determinados tipos de estimulación, situaciones o
parejas.
Especificar:
Debido a factores psicológicos
Debido a factores combinados
B.Los síntomas del Criterio A han persistido durante unos seis meses como
mínimo.
Especificar si:
Especificar si:
Hay disfunción orgásmica cuando “el orgasmo no ocurre o está notablemente retrasado”
(ICD-10)
No podemos hablar de una manera normal de alcanzar el orgasmo, ya que existe una
gran variabilidad en este sentido. Hay muchas diferencias también en el tipo o intensidad de
la estimulación que produce un orgasmo, así como mucha diversidad en la manera de
experimentarlo en la misma mujer según las situaciones. Podemos encontrar mujeres que
pueden alcanzar el orgasmo sin contacto físico con la zona clitoridiana, bastando fantasías
eróticas, caricias o estimulación en otras zonas como los pechos. También podemos hablar de
mujeres que sólo pueden alcanzar el orgasmo a través del coito, sin necesidad de
estimulación directa del clítoris. La proporción de mujeres que puede llegar al orgasmo en
esta manera es relativamente pequeña y, aunque si muchas personas tienen falsas creencias,
no es la única manera “correcta”. Otras mujeres pueden llegar al orgasmo con su pareja, pero
si se produce la estimulación del clítoris de manera complementaria. Esta ha resultado ser
la forma más común a través de la que la mayoría de las mujeres consiguen experimentar
orgasmos haciendo uso de la penetración. No obstante, algunas piden intervención
terapéutica según la falsa creencia que esa no sea la manera “normal” de finalizar el coito.
En otros casos, la mujer es incapaz de alcanzar el orgasmo con su pareja a pesar de ser
estimuladas en la zona del clítoris, aunque si pueden alcanzarlo mediante fantasías eróticas.
En definitiva, nos encontramos con un continuo donde nos encontraríamos en último lugar a
aquellas mujeres que son totalmente anorgásmiscas o preorgasmicas, que nunca han
experimentado un orgasmo. Será importante considerar también si la estimulación sexual que
se aporta sea o no adecuada para alcanzar el orgasmo. En caso de que no lo sea se podrá lo
mismo plantear una intervención, pero sin diagnóstico de trastorno orgásmico femenino.
A largo de la vida de una mujer son varias las situaciones en que no otorga el orgasmo
sin que se pueda considerar patológico y llegar a ser considerada entidad clínica. También
habría que fijar un tiempo para aprender a alcanzar el orgasmo, ya que para la mayoría de
las chicas hay un tiempo de descubrimiento de sí misma y en pareja, antes que se consiga
experimentar un orgasmo. Las mujeres tienen una variabilidad más amplia en la edad en la
que experimentan el primer orgasmo respecto a los hombres. La posibilidad aumenta con los
años, siempre y cuando se mantenga activa sexualmente. Generalmente una vez que la mujer
ha alcanzado el orgasmo, aprende a conseguirlos con facilidad, se vuelven más hábiles a
medida que descubren nuevas maneras de estimularse y van descubriendo su propio cuerpo,
sea consigo mismo que en pareja. Es poco frecuente la pérdida de esa habilidad, a no ser que
se den otros problemas sexuales o de relación de pareja, trastornos del estado de ánimo o
enfermedades médicas.
Las mujeres que practican mayormente la masturbación son las que suelen responder
en manera más sencilla y satisfactoria al orgasmo. A través del Instituto Andaluz de
Sexología y Psicología se ha calculado que más del 90% de las mujeres que llegan en
consulta para un trastorno orgásmico primario, nunca se han masturbado en su vida. El
método más sencillo para llegar al orgasmo resulta por supuesto ser la masturbación,
especialmente frotando el clítoris, utilizado para la mayoría de las mujeres.
Otra característica común a estas pacientes suele ser una mayor dificultad de
comunicación por lo que tiene que ver con cuestiones sexuales.
Por el contrario, si el nivel de excitación es alto la mujer puede sentir que le falta algo
y, independientemente de la presión o no de la pareja, puede estar muy motivada en la
resolución de la disfunción, con un pronóstico muy favorable. Estas mujeres son las que han
sido definidas “frenadoras de orgasmos”, ya que suelen tener un alto nivel de deseo y
excitabilidad sexual y, justo poco antes de alcanzar al orgasmo, entra en juego el miedo del
placer y se auto inhiben.
En otros casos, la mujer llega a obsesionarse con la idea, lo cual hace que
experimenten tensión y molestias físicas en la pelvis, dando muestra de frustración y
resentimiento que podrá afectar a la propia relación de pareja.
Comorbilidad (DSM-5)
Epidemiologia
La estima del porcentaje de las mujeres anorgasmica depende mucho del tipo de estudio
efectuado y no hay una opinión univoca. Un estudio al principio de los años noventa
(Reinisch, 1991) estimó que entre el 50 y 75 % de las mujeres no tenía orgasmos. Eso porque
en el estudio consideró solo la anorgasmia coital, mientras los estudios más actuales
incluyen también los orgasmos alcanzados a través de la estimulación del clítoris, ya que la
gran mayoría de las mujeres, como hemos visto, llegan al máximo placer solo en esta manera.
Una sucesiva publicación que incluía 34 estudios había puesto una estima mucho más baja,
entorno al 20 y 50% (West et al., 2004).
En la actualidad, el DSM-5 releva una tasa de prevalencia bastante variada, entre el 10 y 42%
de las mujeres, dependiendo por factores como la edad, cultura, duración y gravedad de los
síntomas. Esta estima pero, no diferencia entre la presencia o no de malestar clínicamente
significativo asociado y que determina si la condición se convierte en diagnóstico.
Etiología
-Factores orgánicos: la fisiología del orgasmo es bastante compleja. Eso implica que cualquier
alteración, orgánica o funcional de los mecanismos que se encuentran implicado en este reflejo,
pueda causar dificultades o imposibilidad en el orgasmo. No obstante, se ha estimado que solo un
5% de las mujeres que llegan a consulta tienen alguna alteración fisiológica. A pasar que el restante
95% de los casos acude por causas psicológicas, vamos a ver cuáles son las principales causas
orgánicas que se pueden encontrar:
Enfermedades crónicas: las principales son las anomalías congénitas, las cardiopatías,
las alteraciones vasculares perigenitales y disfunciones hepáticas y renales en fase
avanzada. Las mujeres que padecen de atrofia vulvovaginal, caracterizada por sequedad
vaginal y dolores, suelen estar predispuestas a mayores dificultades al momento del
orgasmo.
Genética: algunos autores (Dunn et al., 2005) han supuesto una posible base genética por
este trastorno, estudiando las gemelas mono y dicigóticas. De toda forma, si no se produce
una compleja interacción entre los factores genéticos con otras variables psicológicas,
socioculturales y fisiológicas, no se producirá el trastorno.
-Factores psicológicos:
Máster y Johnson (1995) habían encontrado para la anorgasmia las siguientes causas:
Culpabilidad
Estados depresivos
Factores predisponentes:
Baja asertividad: suelen ser personas que no tienen costumbre a manifestar sus deseos y
necesidades, tampoco con la pareja. Estas actitudes, si empiezan ya en las primeras
relaciones sexuales, suelen manifestarse también en las sucesivas de manera siempre más
estables.
Especificar si:
Especificar tipo:
General
Situacional
Especificar:
C. El trastorno no se explica mejor por la presencia de otro trastorno del Eje I (p.
ej., trastorno de somatización) y no es debido exclusivamente a los efectos
fisiológicos directos de una enfermedad médica.
Especificar si:
Especificar tipo:
General
Situacional
Especificar:
B. Los síntomas del Criterio A han persistido durante unos seis meses como mínimo.
Especificar si:
Como hemos visto, el actual diagnóstico presentado en el DSM-5 incluye los dos trastornos
en una única categoría, el trastorno genito-pelvico/penetración, que está caracterizado por
cuatros principales dimensiones sintomáticas:
Tensión a los músculos del suelo pélvico (Criterio A4): la tensión puede
manifestarse con variabilidad, como espasmo del suelo pélvico en reflejo a los
intentos de penetración, como defensa anticipada en frente al dolor o como respuesta
a la miedo y ansiedad.
Para hacer el diagnóstico del trastorno, según el DSM-5, sería suficiente tener
dificultades marcadas en solo una dimensión. Sin embargo, será fundamental evaluar
cuidosamente todas las áreas del trastorno.
Cuando el trastorno es primario, es decir ha existido siempre, suele ser la principal causa de los
“matrimonios no consumados”. Suele representar el 90% de los casos y, en las mayorías, se debe a
causas psicológicas. Cuando es secundario y aparece después de una época en la que la
penetración ha sido posible y el coito no ha sido doloroso, suele ser después del nacimiento de un
hijo o en correlación con graves problemas en la pareja.
Muchas mujeres que padecen esta disfunción sexual son capaces de excitarse, tener
un comportamiento sexual satisfactorio en todo tipo de estimulación que no sea
intravaginal y alcanzar el orgasmo a través del juego amoroso, sin necesidad de que haya
penetración de ningún tipo. De toda forma, incluso cuando se refiere interés y motivación
sexual, las mujeres que padecen el trastorno suelen actuar conductas de evitación de las
situaciones que implican contactos sexuales. No es raro que la pareja pueda desarrollar un
trastorno eréctil, como consecuencia de los fracasos repetidos en la penetración. Son
también frecuentes los problemas de pareja asociados.
Comorbilidad (DSM-5)
El trastorno del dolor genito-pelvico/penetración está frecuentemente relacionado con otras
disfunciones sexuales, en particular con el trastorno del interés/excitación sexual y con la
disfunción orgásmica. A menudo se suelen encontrar conflictos en la pareja, presentes ya con
anterioridad a la disfunción o como su consecuencia.
A nivel orgánico hay mayor probabilidad que sean presente otros trastornos relacionados con el
suelo pélvico, como cistitis intersticial, estreñimiento, infección vaginal, endometriosis y
síndrome del intestino irritable.
Epidemiologia
No hay actualmente datos conocidos respecto a la prevalencia del trastorno genito- pélvico/
penetración, aunque si la estima rodea entorno a un 15% de mujeres que padecen del
trastorno. Las fases de vida donde las mujeres suelen pedir mayor ayuda psicológica son
durante la edad adulta temprana y en el periodo peri y posmenopáusico.
Más notos son los datos en referencia al vaginismo y a la dispareunia, aunque si con
resultados ambivalentes. Máster y Johnson (1970) por ejemplo, calcularon que solo el 2/3%
de las mujeres padecían de vaginismo, mientras sucesivamente se estimó que podía ser
entorno al 25% (Nobre et al., 2006). También se notaron importantes diferencias culturales.
En Turquía, por ejemplo, la porcentual de mujeres con vaginismo llegaba a tener una
prevalencia del 75.9% (Dogan, 2009).
En referencia a la dispareunia se estimó que un 16% de las mujeres sufría de esta disfunción
(Heyes et al., 2008), mientras si se consideran solo las mujeres posmenopáusicas la cifra sube
hasta un 45.3% (Oskay et al., 2005).
Etiología
-Factores psicológicos:
Algunas mujeres que padecen de esta disfunción permiten el examen ginecológico sin
dificultad, así como el uso de tampones o la introducción de objetos, pero no otro tipo de
penetraciones vaginales, lo cual descarta directamente la obstrucción orgánica. Además, si
se determina que el dolor es cambiante, es más probable que la causa del problema sea de origen
psicógeno, al contrario que si el dolor o la sensibilidad excesiva está más localizada y es más
consistente.
La causa más común suele deberse a una baja excitación y lubricación, problema
que se puede mejorar con la ayuda de la lubrificación vaginal.
Entre los factores culturales se ha considerados los principios religiosos rígidos y una
inadecuada educación sexual como factores de riesgo para el trastorno. Todavía hay datos
contradictorios. Estudios hechos en Turquía, país musulmán, describen una alta prevalencia del
trastorno. Al contrario, otros estudios parecen no apoyar esta idea (Lahaie et al., 2010).
El miedo y el dolor suelen ser los dos factores precipitantes constantes en la mayoría de las
mujeres.
Entre los factores de mantenimientos, los más frecuentes son los que generan y aumentan la
ansiedad, o sea miedo al fracaso, la obligación de resultados, el excesivo altruismo y la
autosupervisión. Eso implica que el miedo al dolor o la vergüenza para no poder tener una
“buena” relación sexual aumente la ansiedad y lleve a la mujer a tener constante y
exhaustiva dedicación en satisfacer a la pareja, intentando compensar el propio déficit sexual.
En esa manera aumenta aún más la dificultad en abandonarse en la relación y el bloque ya
presente a nivel vaginal.
Cuando la disfunción es secundaria las causas más frecuentes suelen ser una grave crisis en la
pareja, complicación después de una lesión orgánica, fuerte estrés y agresiones traumáticas.
-Factores orgánicos:
Las dificultades pueden ser provocadas por un problema de carácter físico por lo
que, en este caso es necesario y recomendable realizar una exploración ginecológica
específica. Cuando la disfunción es primaria, el dolor puede ser causado por residuos
hipertrófico, que sería la situación donde el himen es más grueso de lo habitual y su rotura se
vuelve difícil. Cuando eso ocurre la penetración puede resultar más dificultosa y dolorosa,
causando la reacción de defensa de la vagina que se cierra. Esta reacción luego suele volverse
automática y el rol del himen pierde su centralidad.
Criterios diagnósticos
Criterios diagnósticos del DSM-IV para el trastorno sexual femeninos inducido por
sustancias
A. Trastorno sexual clínicamente significativo, que provoca malestar acusado o dificultad en
las relaciones interpersonales.
Especificar si:
Especificar si:
Especificar:
El espectro de sustancias que tienen un efecto negativo sobre la respuesta sexual es muy variado.
En este sentido podemos mencionar aquellas sustancias que actúan sobre los sistemas implicados
en la propia respuesta sexual, neurológico, vascular o endocrino, como son los medicamentos
cardiovasculares, citotóxicos, hipertensivo, anticonceptivos hormonales.
Entre los medicamentos psiquiátricos, los mayores efectos sobre la sexualidad femenina se han
encontrados en los fármacos para el tratamiento de la depresión y psicosis. La disfunción
inducida por antidepresivos puede iniciar ya después unos 8 días desde el principio del
tratamiento. En algunos casos la remisión de los síntomas ocurre espontáneamente en el curso de
los siguientes seis meses, en otros casos la disfunción sexual permanece también después de la
suspensión del medicamento.
Diagnostico diferencial
Epidemiologia
No hay acuerdo univoco sobre la incidencia de la disfunción, ya que no se suelen referir los
efectos secundarios de tipo sexual. Los datos más relevados son los que concierne la asunción
de fármacos antidepresivos, aunque si los efectos varían según el tipo específico. Los
pacientes que tomaban inhibidores de la monoaminooxidasa, antidepresivos tricíclicos,
antidepresivos serotoninérgicos y serotoninérgicos-noradrenergicos, han referidos efectos
secundarios sexuales entre el 25/80% de los individuos.
En los pacientes que toman fármacos antipsicóticos se ha estimado que un 50% sufre de
efectos secundarios sexuales, aunque si la diferencia entre los varios medicamentos no está
clara.
Criterios diagnósticos del DSM-IV para los trastornos sexuales femeninos debidos a
enfermedad médica
A. Trastorno sexual clínicamente significativo, que provoca malestar acusado o dificultad en
las relaciones interpersonales como rasgos clínicos predominantes.
C.El trastorno no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental (p. ej., trastorno
depresivo mayor).
Son muchas las enfermedades médicas que pueden desencadenar la aparición de una
disfunción sexual. Es frecuente encontrar problemas sexuales como consecuencia de las
alteraciones fisiológicas que pueden ocasionar una enfermedad, aunque también se ha
llegado a determinar que es posible la acción combinada de factores psicológicos y
orgánicos.
Criterios diagnósticos
Ese trastorno era presente en el DSM-V, pero ha sido eliminado en el 5 en cuanto no se solía
presentar en esa forma en la práctica clínica.
C. El trastorno sexual no se explica mejor por la presencia de otro trastorno del Eje I
(excepto otro trastorno sexual).
Especificar:
De toda la vida
Adquirido
Especificar tipo:
General
Situacional
Especificar:
Debido a factores psicológicos
Las mujeres que padecen este tipo de problema presentan sentimientos intensos de
desagrado, repulsión, asco, repugnancia o temor ante situaciones sexuales, con evitación
activa en lo referente al sexo (estímulos o actividades concretas como el semen, el sexo oral
o los besos en la boca, situaciones mínimamente relacionadas con el sexo e incluso ante el
hecho de pensar de tener una relación sexual), y más frecuentemente hacia las sensaciones y
el contacto sexual, sobre todo genital, tanto en solitario y más aún con el otro miembro de la
pareja.
Con frecuencia este problema suele ir acompañando a otro cuadro clínico sexual de
cualquiera de las otras disfunciones sexuales, sobre todo le vaginismo y el deseo sexual
inhibido.
Esta aversión al sexo puede producir que las mujeres permanezcan vírgenes durante toda su
vida, muchas no se casan y se convierten en personas aisladas socialmente. Las mujeres
que llegan a tener pareja suelen sentirse atrapadas en una situación que no les permite vivir el
sexo a pesar del miedo por perder a la persona querida.
Algunos autores consideran esto trastorno como una forma específica de fobia sexual, con un
temor intenso e irracional al contacto sexual y un fuerte deseo de evitar las situaciones
sexuales (Kaplan, 1978).
Entrevista
Observación
Autorregistros
Autoinformes
Examen físico/medico
3.LA INTERVENCION
3.1Complicaciones en la intervención
6.
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