Está en la página 1de 111

MASTER EN PSICOLOGÍA JURÍDICA

PSICOLOGÍA
JUDICIAL

IMPARTEN:

386
387
1. UN ACERCAMIENTO CONCEPTUAL A LA PSICOLOGÍA DEL
TESTIMONIO
2. TÉCNICAS DE ENTREVISTA
A. La entrevista cognitiva como alternativa al
interrogatorio
3. TÉCNICAS DE INTERROGATORIO
A. El concepto de interrogatorio
B. Tipos y funciones del interrogatorio legal
C. Fundamentos del interrogatorio jurídico
D. Las negaciones y sus causas
4. RESUMEN

388
1. UN ACERCAMIENTO CONCEPTUAL A LA PSICOLOGÍA DEL
TESTIMONIO

La investigación en Psicología del testimonio ha dedicado una especial atención al estudio de


la memoria de los testigos presenciales. Como en otros campos de la Psicología forense
experimental, el conocimiento que de los procesos cognitivos (en este caso de la memoria)
posee la Psicología experimental ha sido aplicado con éxito al contexto de la Ley.

La memoria es un proceso complejo en el que podemos diferenciar tres momentos:


adquisición, retención y recuerdo (Bartlett, 1932; Crowder, 1976; Loftus, 1979).

El primero, la adquisición, incluye la percepción y codificación del suceso original, así


como la transferencia de la información desde la memoria de trabajo a la memoria a largo
plazo. El recuerdo que queda en la memoria no es una réplica exacta del suceso percibido, sino
que se ve afectado tanto por la naturaleza del hecho (tiempo de observación, luminosidad,
saliencia de los detalles -usuales o inusuales- existencia de violencia, carácter estresante o no,...),
como por las características y limitaciones del testigo (expectativas, estrés emocional,...)
(Wells,1978).

Un segundo momento, la retención, se refiere al tiempo transcurrido entre la


observación del suceso y el recuerdo posterior. Durante este período la información
almacenada se vuelve menos completa y exacta (Loftus, 1979). Dos son los factores que, según
Yarmey (1990) contribuyen a este deterioro:

a) el intervalo de retención: la disminución de la exactitud del recuerdo se debe al olvido


normal que es más rápido después de la adquisición y luego se vuelve más lento, y
b) la información post-evento: durante este intervalo el testigo está expuesto a nueva
información sobre el suceso que ha presenciado (vg: comentarios de otros testigos);
posteriormente, tendrá problemas para distinguir entre la información original y la

389
incorporada después. Con frecuencia, la información post-evento que recibe un testigo
o una víctima le es proporcionada durante la toma de declaración por el mismo policía
encargado de llevarla a cabo. Las preguntas sesgadas basadas en premisas falsas y
expectativas del entrevistador pueden distorsionar seriamente el recuerdo de los
hechos por un testigo (Smith y Ellsworth, 1987).

Por último, el tercer momento corresponde al recuerdo. En esta fase se produce la


recuperación de la información que está almacenada en la memoria. Muchos de los fracasos
que se da en el recuerdo son debidos a la incapacidad de la persona para recordar la
información, ya sea por adquisición defectuosa o por la tarea de recuerdo en sí misma. Sin
embargo, el no recordar algún aspecto del suceso no significa que éste no esté almacenado en
la memoria, sino que puede no ser accesible en ese momento (Tulving, 1979).

Pese a la importancia que cada uno de estos momentos posee para la Psicología del
testimonio, la realidad es que no todos han recibido la misma atención en la investigación
forense. Mientras los dos primeros (codificación y retención) han sido objeto de numerosos
estudios, el recuerdo ha sido, de alguna forma, la "cenicienta” de la investigación en Psicología
del testimonio.

En España se han publicado algunos interesantes capítulos sobre Psicología del


testimonio (Garrido, 1985; Mira y Diges, 1986).También podemos mencionar el primer texto
en castellano dedicado exclusivamente a éste área: Psicología Forense Experimental (Diges y
Alonso-Quecuty, 1993). También existen trabajos dirigidos a tratar en profundidad temas
específicos: como la identificación de sospechosos por testigos y víctimas (Diges y Mira, 1988),
o el testimonio de niños víctimas de abusos sexuales (Alonso-Quecuty y Diges, en prensa).

2. TÉCNICAS DE ENTREVISTA

Los partícipes del sistema legal (policías, abogados, jueces, psicólogos...) han utilizado
lo que denominamos entrevista estándard, dos formas complementarias de entrevista: narrativa e
interrogativa que se combinan dependiendo del momento de la entrevista.

En una entrevista estándard se distinguen dos fases. En la primera se emplea la forma


narrativa Por ejemplo, se le formula una pregunta sencilla al testigo, víctima o sospechosos,
como:

390
-¿Qué sucedió...?
-Cuénteme lo que recuerde.

La información obtenida en esta primera fase se caracteriza por su exactitud, no hay


riesgo alguno de inducción de respuesta por parte del entrevistador. El entrevistado menciona
sólo aquellos aspectos de los hechos que considera relevantes, lo que en ocasiones le lleva a
ignorar información que, si bien no era central en lo sucedido, puede resultar valiosa para la
investigación policial.

La segunda fase de la entrevista podríamos denominarla fase de preguntas y respuestas.


Se le hacen una serie de preguntas específicas al entrevistado que deberá responder con el
objetivo de paliar la pobreza de detalles que se podía producir en la fase anterior.

Richardson, Dohrenwend y Klein (1965) diferencian dos grandes categorías de


preguntas: abiertas y cerradas.

-preguntas abiertas: son preguntas que requieren de una declaración muy extensa para que la
respuesta sea la adecuada. Un ejemplo puede ser:

-¿Qué sucedió esta mañana en el Banco?

-preguntas cerradas: estas se caracterizan por el hecho de que pueden ser respondidas
adecuadamente en pocas palabras. Dentro de estas se pueden distinguir:

• preguntas identificadoras: preguntas que requieren la descripción de personas, lugares,


grupos, momentos, etc. Un ejemplo sería:
-¿Qué hora era en el momento del atraco?
• preguntas de selección: son preguntas de alternativas múltiples (dos o más), de las que el
interrogado -debe seleccionar una respuesta. Por ejemplo:
-¿El ladrón llevaba pistola o navaja?
• preguntas Si-No: preguntas que pueden ser respondidas satisfactoriamente sólo con un
sí o un no. Por ejemplo:
-¿Vio usted como asaltaban a la Sra. García?

391
Cada uno de estos tipos de preguntas cerradas tiene sus propios problemas. Así, en la
categoría Si-No existe lo que en Psicología se denomina sesgo afirmativo. El entrevistado
tiende a responder siempre Si independientemente del contenido de la pregunta. Por otra
parte, en la categoría de preguntas cerradas que denominamos de Selección, es donde el riesgo
de contaminación es mayor. Por último, las preguntas identificadoras pueden contener
información post-evento que contamine la memoria del testigo o víctima entrevistada.

Las preguntas realizadas en esta segunda fase de la entrevista tradicional, la obtención


de una mayor cantidad de información se ve amenazada por el riesgo de que la pregunta resulte
sugerente, esto es, indique cuál es la respuesta deseada (Gudjonsson, 1992).

Entre las causas de que una pregunta resulte sugerente o tendenciosa hay que
considerar la presencia en las mismas de ciertas premisas y expectativas (Richardson,
Dohrenwend y Klein, 1965).

Se considera que una pregunta contiene una premisa cuando se formula recogiendo el
conocimiento previo del entrevistador. Por ejemplo la pregunta:
-¿Su marido sigue bebiendo mucho antes de conducir?

Es una pregunta mediante la cual se asume que el entrevistador conoce los


antecedentes de conducción alcoholizado que tiene el marido de la persona que está siendo
entrevistada.

Una expectativa, por su parte, se refiere a la parte de la pregunta en la que el


entrevistador indica la respuesta que desea recibir. Si a una víctima de violaci6n se le pregunta:
-¿La empuj6 al entrar en el portal de su casa?

No genera ninguna expectativa de respuesta, pero sí la genera la misma pregunta


cuando esta se formula:
-La empujó al entrar al portal de su casa. ¿No es así?

Tal como señalan Richardson, Dohrenwend y Klein (1965) no es necesario que las
expectativas aparezcan explícitamente en la pregunta, pueden ser comunicadas simplemente
con el tono de voz, y la actitud en general del entrevistador.

392
Con todo lo señalado podemos llegar a la conclusión: es muy peligroso realizar un
interrogatorio sin poseer la información adecuada.

Pero, incluso en el caso de que se posea, las posibilidades de realizar preguntas sesgadas
que induzcan una respuesta falsa en los entrevistados existen. Todo ello ha llevado a algunos
psicólogos experimentales a elaborar un procedimiento alternativo de entrevista que permita
obtener un máximo de informaci6n de los hechos sin riesgo alguno de sugerir respuestas en el
informante.

A. La entrevista cognitiva como alternativa al interrogatorio

En los últimos años Edward Geiselman y Ronald Fisher, han desarrollado un completo
procedimiento de entrevista dirigido a la obtención de información cuantitativa y
cualitativamente superior a la que es posible obtener mediante las entrevistas tradicionales (ver
Memon y Bull,1991): la entrevista cognitiva .

Fisher y Geiselman (1992) proponen algunos requisitos y conceptos a partir de los


cuales entender el procedimiento de Entrevista Cognitiva:

-primero: minimizar las fuentes de distracción innecesarias, ya que el recuerdo


exige concentración.
-segundo: el recuerdo de un evento está muy influenciado por los pensamientos,
reacciones emocionales, estado psicológico y el entorno físico que existía
durante el suceso.
-tercero: si el testigo no recuerda o se equivoca en un detalle, esto no significa
que el resto de la información que ha dado sea poco fiable.

La Entrevista Cognitiva consiste en un procedimiento compuesto por cuatro técnicas


generales de memoria más unas estrategias complementarias para el recuerdo de detalles
específicos (para una descripción más detallada ver Alonso-Quecuty, 1993):

393
a) Reinstauración del contexto: consiste en reconstruir mentalmente los contextos físicos
y personales que existieron en el momento del crimen (Bower, Gilligan y Monteiro,
1981; Malpass y Devine, 1981; Smith, 1979). Esta no es una tarea fácil para el
testigo, pero el entrevistador puede ayudarle pidiéndole que se forme una imagen
de los detalles físicos de la escena, comentando las reacciones emocionales y los-
sentimientos, describiendo los sonidos, olores, temperatura, luminosidad, etc.

b) Informar de todo: se le pide al testigo que cuente todo lo que recuerde, incluyendo
información parcial o aparentemente irrelevante.

c) Cambio de perspectivas: se solicita al testigo que se ponga en otro lugar de la escena y


que informe de lo que hubiera visto (Anderson y Pichert, 1978; Firstenberg, 1983).
El objetivo es recuperar el mayor número de detalles posibles.

d) Diferente orden: consiste en que el testigo recuerde el evento siguiendo diferentes


órdenes, por ejemplo puede contarlo empezando desde el final o desde la mitad
(Burns, 1981; Whitten y Leonard, 1981).

Las técnicas auxiliares se emplean para el recuerdo de detalles sobre:

-apariencia física: ¿te recordó el atacante a alguien conocido? ¿había algo inusual en su
apariencia?
-nombres: trata de recordar la primera letra del nombre mientras recorres el alfabeto.
-conversaciones y rasgos de habla: ¿se usaron palabras inusuales o extranjeras? ,¿habló alguien
con algún acento o tartamudeo?

La investigación realizada en este campo muestra cómo la Entrevista Cognitiva


permite obtener más información exacta de personas, objetos y situaciones, ala vez que no
hace que aumenten los errores ni las fabulaciones en las declaraciones de los testigos (para una
revisión ver Fisher y Geiselman, 1992).

Entre las ventajas de la Entrevista Cognitiva podemos mencionar: la obtención de


información muy rica, y la seguridad de que esa información no ha sido inintencionalmente
sesgada por el entrevistador.

394
En lo que se refiere a los inconvenientes, el primero es su coste temporal es difícil
disponer del tiempo necesario para llevar a cabo este tipo de entrevista; y el segundo
inconveniente, es su complejidad, por lo que se requiere el entrenamiento de los
entrevistadores.

3. TÉCNICAS DE INTERROGATORIO
A. El concepto de interrogatorio

Por interrogatorio se entiende la realización de una o más preguntas a una persona por otra
investida de autoridad. Una segunda acepción del término, también válida en nuestro caso, es
la observación atenta de una cosa con el fin de extraer una consecuencia. Esta doble
concepción recoge diversos aspectos comunes de todos los tipos de interrogatorio, en primer
lugar la formulación de preguntas (tipología, estructuración y secuenciación) que conforma el
medio básico de interrogar.

En segundo término está la relación de poder. Según ésta, el interrogador no sólo


dispone de poder, sino que ha de mostrarlo continuamente al interrogado, pues en caso
contrario se establece una relación de igualdad que beneficia a este último. Así, las afirmaciones
o respuestas al sujeto interrogado se convierten en errores de planteamiento procesal si no se
establecen como medios de "poder formal".

En tercer lugar está la observación del interrogado. El interrogador debe prestar


atención a las consecuencias, emocionales, cognitivas y de conducta que provoca en el
interrogado sus preguntas y su comportamiento manifiesto. Para ello debe controlar y utilizar
al máximo sus propias formas expresivas con el objetivo de influir en el otro.

En último lugar encontramos el control de la información. En el fondo, todo


interrogatorio implica una competencia entre dos sujetos o más por obtener una información,
al tiempo que cada una de las partes sólo accede a una parte de la misma, la presentada por el
otro. Pero dicha información, además de ser parcial se halla manipulada, por lo cual cada uno
de los participantes se adentra en un proceso de ganar credibilidad a cambio de facilitar más
información a la otra parte.

B. Tipos y funciones del interrogatorio legal

Todo interrogatorio legal fluctúa en función de tres factores: el profesional que lo realiza, la
función del interrogatorio a lo largo del procedimiento judicial y los condicionantes del mismo.

395
En la actualidad existen profesionales del campo del derecho, la medicina y la
psicología que utilizan en la práctica legal el interrogatorio de forma y con fines muy diversos
cada uno de ellos, desarrolla un determinado rol dentro del sistema judicial: juez, abogado,
fiscal, forense, etc. E incluso un mismo profesional, como en el caso del juez adopta dos
funciones diferentes en el interrogatorio, según se trate de la fase de instrucción o de la vista
oral.

Finalmente, un mismo rol y 1ª misma función pueden adoptar una conformación


distinta dependiendo del momento en que se practique el interrogatorio. Así, el abogado
defensor del acusado durante el juicio oral contrainterrogará al acusado en algunos aspectos,
aquellos sobre los cuales fue interrogado previamente por el Ministerio Fiscal, pero al mismo
tiempo la interrogará acerca e de elementos nuevos considerados por él como relevantes para
ser tenidos en cuenta por la sala.

El papel del juez en el interrogatorio diverge según la función encomendada. Así, el


instructor tiene como objetivo central obtener el máximo de datos posibles sobre el delito
cometido y en función de ello, lograr la confesión del acusado se convierte en un elemento
valiosísimo adoptando un papel de interrogador directo y muy activo. Por contra, el rol del
juez en la sala de vistas es diferente, ya que debe garantizar el procedimiento y evaluar la
culpabilidad o no y su grado por parte del acusado.

El rol del fiscal durante la fase de instrucción y plenaria es homogéneo y su interés se


centra en demostrar la culpabilidad del acusado mediante las diferentes pruebas de que
dispone. Por ello, la confesión derivada del interrogatorio policial o judicial previo es un
elemento básico.

Finalmente, el abogado defensor adopta un papel jurídico contra- puesto al fiscal en la


fase de instrucción y de vista oral. Por ello, intenta ofrecer una visión diferente de las pruebas,
entre ellas, los resultados del interrogatorio.

C. Fundamentos del interrogatorio jurídico

Existen cuatro principios básicos del interrogatorio legal. En primer lugar, el objetivo,
entendiendo por éste el resultado que el abogado desea obtener de un interrogatorio.

396
El objetivo de todo interrogatorio legal es la obtención de piezas de evidencia
inculpatoria o exculpatoria contra el acusado. Debe abarcar el corpus delicti o aspectos globales
del delito, es decir, los hechos, acontecimientos y circunstancias del mismo, así como todo lo
asociado o relacionado con él y también el principio legal de la intencionalidad, pues un acto
criminal sólo es punible si la conducta realizada por un sujeto tuvo o no una determinada
voluntariedad y en qué grado se relacionó con el resultado final del delito.

En segundo lugar y una vez diseñado el objetivo aparece el método. Como proceso
social se han establecido con claridad los principios científicos básicos utilizados en la mayoría
de interrogatorios legales, los cuales presentan cinco partes claramente definidas (MacHove,
1989): la preparación, la intervención, la confrontación, la evaluación y las conclusiones.

La preparación del interrogatorio incluye el conocimiento del caso o análisis de toda


la información disponible; aquella información de la cual se carece y que se desea obtener
mediante el interrogatorio.

En segundo lugar, aparece la intervención o parte más visible del interrogatorio, en la


cual, tras una primera identificación del sujeto, se produce una primera declaración del mismo.
En ella se incluyen también la distribución de papeles y la conformación del objetivo, por eso
el interrogador debe ganarse el respeto del interrogado utilizando las diversas fuente de poder
de que dispone,' y ha de adoptar un clima de confianza en sus propias posibilidades, no en
vano la tensión que se desea inducir en el interrogado fácilmente se vuelve contra el
interrogador.

En tercer lugar, tenemos la confrontación de datos. Ésta implica la combinación y la


obtención de contradicciones o no entre lada bases informativas previas al interrogatorio y los
resultados del mismo. Al mismo tiempo deben incluirse las interpretaciones de las conductas
verbales y no verbales durante el interrogatorio.

La evaluación se produce lo largo y con posterioridad al interrogatorio. Está


conformada por los datos, cuantitativos o cualitativos, que deben tenerse en cuenta para es
esclarecer la conclusión final.
Finalmente, la conclusión significa la ratificaci6n completa, parcial o nula de los
postulados defendidos por el abogado.

397
En tercer lugar, hallamos las estrategias, entendidas éstas como los procesos y
estructura del interrogatorio que permite unir los resultados con el objetivo inicial planteado.

En el diseño de una estrategia participan cuatro elementos: la preparación de la vista,


donde debe recuperarse el máximo de informaci6n posible, los testigos, el interrogatorio del
detenido y las pruebas periciales.

El segundo dilema que debe resolver el abogado o el fiscal es decidir en función de las
pruebas una línea de interrogatorio

El tercer elemento es la obtención de las contradicciones básicas para interrogar.

El último elemento es el diseño de las formas argumentales básicas del interrogatorio.


Así, según la línea general diseñada pueden adoptar una forma unilateral (sólo se presentan
argumentos favorables a la línea de interrogatorio) o bilateral {se presentan los argumentos
favorables y contrarios a la línea de interrogatorio).

En último lugar, aparecen las tácticas. Son la utilización persuasiva de un conjunto de


preguntas. Éstas se utilizan para lograr información que apoye la visión defendida por el
abogado o bien contradiga la posición contraria. Las tácticas se ven enmarcadas por cuatro
elementos: los requisitos previos, el tipo de preguntas disponibles, los procesos conjuntos y
las características del sujeto a interrogar.

Los requisitos previos más importantes para lograr una persuasión adecuada son seis:
controlar los propios nervios; dominio y estilo en la oratoria forense; la apariencia física y
efecto inducido en el auditorio; la expresi6n corporal coherente con la pregunta formulada; el
paralenguaje; y el control del tiempo y del ritmo del interrogatorio.

El segundo elemento son las preguntas disponibles. Existen dos grandes tipos, la
cerradas o afirmativas y las abiertas o descriptivas. Las afirmativas-conclusivas son las
preguntas que exigen al interrogado responder sí o no. El segundo grupo de preguntas son las
descriptivas. Son cuestiones que exigen explicar o describir hechos, personas o situaciones.

398
Los procesos conjuntos hacen referencia a la finalidad parcial de una o varias
preguntas. Entre todas, podemos describir las seis más usuales:

-Insistir en el detalle significa "presentar la otra cara de la moneda. En este caso el detalle
sobre el cual hace hincapié el interrogador resulta básico para sus intereses.
-Las afirmaciones múltiples se producen cuando dentro de una misma pregunta se disponen
muchas afirmaciones y ello implica una imprecisión forzada en la respuesta del interrogado
y posibilita la puntualización ulterior.
-El disparo de preguntas tiene como objetivo el hacer perder la concentración del
interrogado y forzarle a responder más allá de sus intereses
-El peloteo consiste en establecer una comunicaci6n breve, rápida e irreflexiva entre el
interrogador y el interrogado, donde el primero controla la relación e intenta provocar
contradicciones en la declaración del segundo.
-Las amenazas encubiertas, mediante las cuales se intenta presionar al interrogado en el
plano afectivo.
-La distracción temática tiene como objetivo hacer peder la concentraci6 del interrogado
para dificultar su proceso cognitivo ante las preguntas "variables " del interrogador .

Podemos distinguir dos grupos de sujetos. Un primer grupo incluye sujetos normales.
Tenemos entre estos, al sospechoso negligente, el cuál es una persona que suele entregarse a
la policía o la justicia de forma espontánea a corto o medio plazo.

En este caso no existe ningún motivo para realizar un interrogatorio prolongado y la


preguntas tenderán a establecer de forma clara y precisa la relación de hechos.
También en este grupo tenemos los sujetos dolosos que pueden dividirse en dos grupos, el
desarrollado con sujetos "normales" y el realizado a sujetos con trastornos psicopatológicos.

Por su parte, el delincuente profesional entiende la actividad criminal como un estilo


de vida. Esta concepción le conduce a establecer una evaluación precisa de la relación
costes/beneficios derivados del delito, un buen conocimiento de las prácticas legales y un
equilibrio entre los planos afectivo, cognitivo y comportamental de su personalidad. En estos
casos, sólo la presentación de pruebas o la obtención de determinados beneficios jurídicos

399
puede asegurar el feliz término del mismo; esto se debe a que el interrogatorio es muy
complicado.

El segundo grupo son los delincuentes patológicos responsables, incluyendo al


delincuente psicópata. Dicho trastorno mental puede situarse de forma variable desde la
responsabilidad absoluta o nula de la persona.

El delincuente neurótico tiene conciencia del bien y del mal, por ello el interrogatorio
se dirige a incrementar progresivamente la presión psicológica sobre él.

Los delitos de los delincuentes esquizoides o paranoicos tienden a presentar una


violencia física extrema y una crueldad innecesaria. En estos casos, el interrogatorio es muy
difícil; el interrogador deberá utilizar los tres planos básicos de personalidad: cognitivo
(reiteración sobre el bien y el mal), nivel emocional (sirve de nexo entre la cognición, alterada
o no, con el comportamiento)y el comportamental (tipo de acto realizado y proceso gestante
del mismo).

D. Las negaciones y sus causas

El principal problema del abogado al interrogar a una persona se deriva de sus constantes
negaciones a sus afirmaciones. Negar tiene como objetivo fundamental protegerse de ser
identificado o identificar a otra persona conocida como autora, partícipe, colaboradora, etc.,
en un delito. Se trata por lo tanto de una conducta defensiva o de evitaci6n de la perna para
no ser castigada o proteger a un tercero.

Una consecuencia directa de la mentira es la negación que intenta resolver la situación


de forma que evite las consecuencias negativas para el sujeto interrogado. Existen múltiples
factores que tienden a provocar negaciones; veamos algunos.

1) Un primer grupo de factores proceden del contexto social de la persona interrogada. Entre
ellos destacan los relacionados con la privacidad. Cuando ésta no se produce impacta
negativamente en la afectividad del interrogado incrementando el miedo al descubrimiento y
generando la aparición de las negaciones

400
a) la ausencia de un entorno reforzador. Cuando el interrogado se halla en un entorno
que le resulta familiar se siente más cómodo y tiende a incrementar las negaciones,
pues gana confianza y de seguridad personal.
b) el posicionamiento espacial. Determinadas posiciones, distancia, altura relativa, etc.,
del abogado respecto del interrogado y viceversa tienden a incrementar sus negaciones
debido a que la proxemia se relaciona con el ejercicio del poder en la relación
interpersonal.

2) Un segundo grupo de factores son los ligados al propio abogado. Entre todos ellos debemos
destacar la personalidad del abogado. Aquellos profesionales muy agresivos y con una carencia
de empatía incrementan las negaciones del sujeto interrogado. También ocurre lo mismo con
los abogados que juzgan las acciones del interrogado Según sus propios criterios morales,
éticos o comportamentales.

a) La actitud del abogado es otro elemento a tener en cuenta, así aquel que se comporta
de forma pasiva y robótica causa negación y un incremento de la conducta agresiva
hacia él.
b) La conducta del abogado debe adoptar una forma firme, dirigida y precisa, pues
cuando se ejecutoria es inconvincente, fluctuante, confusa y tanteadora las negaciones
tienden a incrementarse porque el interrogado lo ve inseguro e inconsistente y cree que
no va ser descubierto por la incapacidad del interrogador.
c)La percepción de la profesionalidad del abogado. Así, cuando el interrogado lo ve
como incompetente o inseguro, sin capacidad para dominar su rol profesional, tiende
a incrementar el número de negaciones.
d) Los silencios del abogado provocados por una ausencia momentánea o real de
dirección en el interrogatorio permite al sujeto interrogado tener tiempo para pensar y
estructurar formas más convincentes de presentar su inocencia y en consecuencia
reforzarse y ampararse en las negaciones como herramienta fundamental para volver a
controlar la situación.
e) La estrategia adoptada por el bogado debe ser consecuente con el objetivo del
interrogatorio, pero siempre debe asegurarse la empatía. Así, podemos observar que
cuando el interrogador enfrenta rápidamente al interrogado con la realidad por él
establecida, sin haber establecido previamente un rapport o construir una credibilidad
básica sobre los hechos por él aportados, el sujeto se protege negando.

401
f) La existencia de una evidencia equivocada o incompleta. Cuando el abogado se cree
una parte o un conjunto de hechos que son incorrectos o inexactos y el interrogado lo
sabe, las negaciones de este mes se incrementarán al sentirse más seguro y conocer los
límites de la otra parte.

3) El tercer y último grupo de factores son los ligados al sujeto interrogado. Podemos destacar
la gravedad de la mentira. Cuanto más grave moral, social o personalmente es el hecho sobre
el cual se le interroga, mayor será la tendencia a negar, especialmente si el criterio ético-moral
de la persona así lo justifica.

a) Las diferencias subculturales. En este caso, determinados grupos sociales y étnicos


muestran diferencias importantes con los criterios normativos socialmente
establecidos, por ejemplo, la obligatoriedad del silencio, la necesidad de mantener un
secreto, etc., provoca un número denegaciones superiores a las que se producirían en
la población normal.
b) La pérdida de reglas. El mentir evitaría violar unas normas sociales o grupales y esta
tendencia se incrementa si la persona conoce el funcionamiento interno de la justicia.

402
4. RESUMEN

 La investigación en Psicología del testimonio ha dedicado una especial atención al


estudio de la memoria de los testigos presenciales. La memoria es un proceso
complejo en el que podemos diferenciar tres momentos: adquisición, retención y
recuerdo.
 Los partícipes del sistema legal (policías, abogados, jueces, psicólogos...) han utilizado
lo que denominamos entrevista estándard, dos formas complementarias de entrevista:
narrativa e interrogativa que se combinan dependiendo del momento de la entrevista.
 En una entrevista estándard se distinguen dos fases. En la primera se emplea la forma
narrativa y la información obtenida en esta primera fase se caracteriza por su exactitud,
no hay riesgo alguno de inducción de respuesta por parte del entrevistador. El
entrevistado menciona sólo aquellos aspectos de los hechos que considera relevantes,
lo que en ocasiones le lleva a ignorar información que, si bien no era central en lo
sucedido, puede resultar valiosa para la investigación policial. La segunda fase de la
entrevista podríamos denominarla fase de preguntas y respuestas. Se le hacen una serie
de preguntas específicas al entrevistado que deberá responder con el objetivo de paliar
la pobreza de detalles que se podía producir en la fase anterior.
 La Entrevista Cognitiva consiste en un procedimiento compuesto por cuatro
técnicas generales de memoria más unas estrategias complementarias para el recuerdo
de detalles específicos (para una descripción más detallada ver Alonso-Quecuty, 1993).
 Las cuatro técnicas generales de memoria son: reinstauración del contexto, informar
de todo, cambio de perspectivas y diferente orden.
 Las técnicas auxiliares se emplean para el recuerdo de detalles sobre: apariencia física,
nombres, conversaciones y rasgos de habla.
 El objetivo de todo interrogatorio legal es la obtención de piezas de evidencia
inculpatoria o exculpatoria contra el acusado. Debe abarcar el corpus delicti o aspectos
globales del delito, es decir, los hechos, acontecimientos y circunstancias del mismo,
así como todo lo asociado o relacionado con él y también el principio legal de la
intencionalidad, pues un acto criminal sólo es punible si la conducta realizada por un
sujeto tuvo o no una determinada voluntariedad y en qué grado se relacionó con el
resultado final del delito.

403
1. LAS CLAVES DEL ENGAÑO Y LOS PROBLEMAS DE SU

DETECCIÓN

2. EL ESTUDIO DE LAS DECLARACIONES

3. EL ANÁLISIS DE LA REALIDAD DE LA DECLARACIÓN

4. RESUMEN

404
Todo proceso judicial tiene como fin la búsqueda de la verdad. Esta búsqueda requiere de la
reconstrucción de los hechos a través del testimonio. Así, hablar de la mentira en el contexto
jurídico es hablar de la detección y castigo del falso testimonio, considerado y tradicionalmente
como el delito procesal por excelencia (Magaldi, 1987).

La simulación o mentira se aborda en la Ley Penal española mediante la siguiente


disposición:

"Cuando el procesado rehúse contestar o se finja loco, sordo o mudo, el Juez instructor
le advertirá que, no obstante su silencio y su simulada enfermedad, se continuará la
instrucción del proceso de estas circunstancias se tomará razón por el Secretario, y el
Juez Instructor procederá a investigar la verdad de la enfermedad que aparente el
procesado ( ...) " ( artc .392 LECR) .

Un problema con el que frecuentemente se topa el perito psicológico es el de valorar


la posible simulación detenido, que trata de aparentar una carencia de imputabilidad. Pero
también del beneficiario de una póliza que pretende simular un deterioro, de una víctima que
reclama indemnización o de un padre o madre que quiere demostrar su competencia para la
guarda y custodia. Como recientemente señala Javier Urra (1997, p.91):

"El intento de demostrar que se padece una enfermedad mental (simulación) o


su antónimo cuando se sufre (disimulación), la exposición de cuadros clínicos
padecidos anteriormente (retrosimulación, muy empleada por toxicómanos) y
lo opuesto, hacer ver que se inicia una patologia con visión de futuro
(metasimulación) planteada por presos que preparan su pronta salida de la
cárcel sin voluntad de modificar su conducta delictiva (no confundible con la
psicosis carcelaria), son conductas habituales que se detectan en los Juzgados
Penales y civiles".

Algunos individuos tienen una capacidad especial para mentir y engañar. Comenta
Hare y sus colaboradores (1989, p. 44) que aunque los psicópatas mienten, engañan y
manipulan a los demás, su actuación en varios tests asociados con la mentira y el engaño es

405
típicamente normal. Quizá, añaden, las razones sean que los diferentes cuestionarios y
procedimientos normalmente en uso carecen de validez ecológica y simplemente no son lo
suficientemente sensibles para evaluar la capacidad de engaño de los psicópatas.

Paul Ekman (1985; 1989), a parte de sus numerosos estudios sobre la expresión de las
emociones, es conocido por sus investigaciones sobre la expresión de las emociones, es
conocido por sus investigaciones sobre cómo descubrir la mentira. El ejemplo más obvio, pero
poco interesante, advierte es cuando el mentiroso olvida lo que ha dicho en una ocasión y se
contradice así mismo después. Otra consecuencia del fracaso para prepararse adecuadamente
es la de ser cogido de improviso cuando se realizan preguntas que el mentiroso no ha
anticipado y para las que no tiene una respuesta preparada. En esa situación de tensión el
mentiroso debe pensar en una respuesta creíble de inmediato. Al hacer eso muchas personas
muestran varios comportamientos: las pausas, la evitación de la mirada, los atascos y los
manierismos. Por otra parte, el uso de las manos para ilustrar el habla puede aumentar mientras
que el tomo de la voz se puede aplanar. No son signos por sí mismos de estar mintiendo, pues
no existe un signo comportamental propio de la mentira. Pero si estos signos de estar pensando
una respuesta ocurren en contextos en los que se debería conocer la respuesta sin tener que
pensarla, pueden traicionar al mentiroso (Ekman, 1989, p. 72).

Comenta este autor, en otro trabajo (y O´Sullivan, 1991, p. 919), que los
descubridores de mentirosos eficientes utilizan diferente información de los no eficientes.
Atienden a conductas más variadas, dando gran importancia a la información no verbal, sin
fiarse exclusivamente de la verbal.

La experiencia ha demostrado la importancia de la coherencia de los resultados a través de


pruebas de diferente naturaleza, por ejemplo, tests psicométricos de personalidad y técnicas
proyectivas. En principio parece adecuado suponer que el sujeto necesitaría grandes
conocimientos técnicos para dar resultados equivalentes a lo largo de diferentes pruebas.

1. LAS CLAVES DEL ENGAÑO Y LOS PROBLEMAS DE SU DETECCIÓN

Yuille (1988) diferencia dos líneas generales en la investigación desarrollada a la búsqueda de


estas claves del engaño con el sujeto que miente: a) el estudio de los cambios filosóficos
coexistentes con la mentira y b) la investigación conductual de los cambios corporales,
movimientos, expresiones faciales, tono de voz, etc.

406
Dentro de los estudios sobre las alteraciones fisiológicas que acompañan a la mentira,
destacan los realizados con el polígrafo, conocido como el «detector de mentiras». El punto
de partida de estas investigaciones reside en considerar que cuando una persona miente
experimenta un fuerte temor a ser descubierta, lo que le llevará a experimentar una serie de
cambios fisiológicos que ocurren automáticamente sin ningún posible control por su parte.
Ésta es una característica fundamental de la experiencia emocional (Fridja, 1986). Las
emociones negativas, tales como el miedo, la ira o la depresión, pueden ocurrir a pesar de los
esfuerzos que hagamos para evitarlas (Swann, Griffin, Predmore y Gaines, 1987). Así, la base
del procedimiento no difiere en gran medida de la empleada en la antigüedad: la ansiedad que
acompaña a la mentira produce una serie de alteraciones en la tasa respiratoria, respuesta
psicogalvánica, etc., que, al ser recogidas por el polígrafo, permiten la detección del engaño.

El problema de este método es el de los posibles errores en la detección: los falsos-


inocentes y los falsos-culpables. Es posible que un culpable no presente alteración fisiológica
alguna. Éste sería el caso de los psicópatas, quienes presentan una ausencia de sentimientos de
culpa y vergüenza (Hare, 1970). Así, rara vez se sienten culpables por mentir o con miedo a
ser capturados, por lo que no experimentan, y 1ógicamente tampoco expresan, alteración
emocional alguna. El detector considerará sus respuestas como «sinceras» ya su autor como
un falso-inocente. Al mismo diagnóstico se puede llegar con algunos sujetos con suficiente
control sobre su expresión emocional. Más grave aún es el caso contrario: los falsos-culpables.
Personas inocentes pueden sentirse asustadas ante un interrogatorio, lo que les llevaría a
presentar una respuesta emocional identificable con la alteración que produciría la emisión de
una mentira, que el detector considerará como «engañosa».

En los últimos años se han elaborado procedimientos que, si bien no eliminan


completamente este riesgo, al menos hacen que resulte mínimo.

Uno de estos métodos es el conocido como Test del Conocimiento Culpable,


desarrollado por Lykken (1960). El procedimiento consiste en elaborar, para cada caso, un
cuestionario de aproximadamente 25 ítem que hacen referencia a circunstancias y hechos que
sólo conocen la policía y la víctima, si ha sobrevivido. Sobre cada uno de ellos se hacen 5
preguntas. Por ejemplo, si se trata del arma del crimen, se podrían elaborar éstas:

¿El arma del crimen fue una pistola?


¿El arma del crimen fue una cuerda?
¿El arma del crimen fue un cuchillo?
407
¿El arma del crimen fue una media?
¿El arma del crimen fue un veneno?

El sospechoso debe repetir cada una de las preguntas a medida que el entrevistador
las va formulando, Supongamos que la víctima murió a consecuencia de un disparo, Si al
repetir cada una de las cinco preguntas, el presunto culpable sólo presenta una alteración en
sus constantes fisiológicas al formular la referente a la pistola, esto podría revelar que conoce
como fue cometido el crimen, Si en los ítem, referentes al lugar en que se encontró el cuerpo,
la hora del crimen, etc, ocurre lo mismo -sólo aparecen alteraciones al formular la opción
correcta-, el resultado está más allá de cualquier posible explicación basada en el azar,
Pensemos que la probabilidad de que la alteración en cada ítem se deba al azar es de1 1/5 con
lo que la probabilidad de que en las 25 preguntas ocurra lo mismo sería de1 entre mil billones,
prácticamente cero. Para Saks y Hastie (1986) éste sería el único método válido de empleo del
polígrafo, No obstante, con este método sólo se consigue saber si el sospechoso tiene una
amplia información sobre el crimen, pero no si lo ha cometido él (véase Wrightsman, 1987,
para una revisión),

Un segundo grupo de trabajos son los realizados sobre cambios conductuales


asociados a la mentira. En este caso, el punto de partida es similar al que asumía la investigación
de las alteraciones fisiológicas: determinadas emociones negativas, como el miedo, son
imposibles de controlar; pues bien, tampoco podemos controlar nuestra expresión cuando las
estamos experimentando. Incluso un personaje tan famoso por su frialdad y por su autocontrol
como Maquiavelo era incapaz de ocultar sus emociones, al menos así lo escribía en su día Vilari
(citado en Bull, 1961):

.....no podía evitar fácilmente la sarcástica expresión que continuamente jugaba en su


boca y reflejaban sus ojos... él estuvo dominado frecuentemente por su poderosa
imaginación.

Por otra parte no hay que olvidar que mentir no es algo sencillo; por el contrario,
resulta una tarea muy agotadora desde el punto de vista cognitivo, lo que hace que el testigo
que miente no pueda dedicar suficientes recursos al control de las conductas a las que dan
lugar sus emociones.

408
Entre las conductas tradicionalmente asociadas a la mentira están las siguientes:
manos en continuo movimiento, aumento de los movimientos oculares, dilatación de la pupila,
encogimiento de hombros, evitación del contacto visual, etc. Otras variables sensibles al
problema de las diferencias individuales son las derivadas de los aspectos prosódicos del
lenguaje: tardanza en responder a las preguntas, gran número de pausas al hablar y alteraciones
en el tono de voz.

No obstante, cuando mayor es la sofisticación técnica con que se realizan estos


estudios, más peso van adquiriendo las diferencias individuales en sus resultados. Así, algunas
personas muestran sistemáticamente conductas típicamente asociadas a la mentira, tanto si
mienten como si están siendo sinceras. Algunas de estas conductas son: habla indirecta, pausas
cortas o largas entre palabras, errores en el habla, pocos gestos con las manos, poca
expresividad facial mientras hablan, muchos gestos con las manos, signos de miedo, rabia o
estrés en sus expresiones faciales. No tener esto en cuesta llevaría al encargado de detectar el
engaño a cometer lo que se conoce como «error debido a la idiosincrasia del emisor». Así,
antes de aceptar sin más estas claves como indicadores seguros de engaño, es necesario
considerar como varían las personas en conducta expresiva, independientemente de que estén
mintiendo o contando la verdad.

El encargado de descubrir el engaño debe estar alerta a esos posibles sesgos, de cara
a realizar la evaluación con objetividad. Entre éstos podría haber rasgos de su propia
personalidad, fuertes emociones, presiones hacia la captura de un culpable, información
proporcionada por otras personas, o simplemente la necesidad de reducir la incertidumbre.
Sea cual fuere la causa, ser consciente de nuestras preconcepciones en esta materia incrementa
la posibilidad de descubrir la verdad (Ekman y O'Sullivan, 1989).

Aun así, persiste el hecho de que algunos mentirosos tienen éxito simplemente porque
no cometen errores fácilmente detectables cuando están mintiendo. Aquí cabe hablar no sólo
de los psicópatas, sino de personas que emplean la técnica de interpretación de Stanislavski o
aquellas otras que por una u otra razón llegaron a creerse sus propias mentiras. Por ejemplo,
personas que utilizan mecanismos de defensa para ignorar información sobre sí mismas o
sobre los demás, la cual les resulta dolorosa.

409
También entrarían en este grupo aquellos personajes públicos que pueden llegar a
creer en sus propias mentiras a fuerza de repetirlas frecuentemente y estar convencidos de
ellas. La persona que se encargue de detectar el engaño debe tener presente que la ausencia de
signos de engaño no implica sinceridad (Ekman y O'Sullivan, 1989).

Los errores debidos a estas características idiosincrásicas pueden reducirse


basándonos en la observación de cambios en la conducta del sospechoso. Así, debe
compararse su comportamiento usual antes de ser acusado y el que muestra después de estar
bajo sospecha.

Un segundo tipo de error es el que se conoce como «error de Otelo». Se define como
el producido al olvidar que una persona sincera puede estar asustada porque sospeche que no
va a ser creída y confundir este miedo con el temor a ser descubierta. El error de Otelo recibe
este nombre por la famosa tragedia de Shakespeare. En ella Otelo acusa a su esposa
Desdémona de amar a Casio a la vez que le advierte que piensa matarla por su infidelidad.
Cuando Desdémona le pide que haga venir a Casio para que testifique sobre su inocencia,
Otelo le dice que acaba de asesinarlo. El ese momento Desdémona comprende que no podrá
probar su inocencia y que Otelo va a matarla, así que rompe a llorar. Otelo interpreta su llanto
como dolor por la muerte de su amante, con lo que se reafirma en su idea de infidelidad y la
estrangula. Otelo falla al ignorar que si Desdémona es inocente sentirá y expresará las mismas
emociones. De hecho, Desdémona llora por su situaci6n, por su vida y por la falta de confianza
de Otelo, pero no por la muerte de un amante. El error de Otelo es un ejemplo de cómo las
ideas preconcebidas pueden sesgar el juicio de una persona cuando debe decidir sobre la
sinceridad de otra.

El pasado año, durante la guerra del Golfo, los psicólogos americanos realizaron un
estudio muy llamativo que ha tenido muy escaso tratamiento por la prensa española. A partir
de la entrevista concedida por Saddam Hussein al periodista de la cadena CNN de la televisión
norteamericana Peter Arnett, se analizaron las variables: tono de voz, pausas, etc. del líder
iraquí a lo largo de sus declaraciones. Se pudo observar cómo las alteraciones coincidían con
las descripciones de su potencial armamentístico y sus afirmaciones referentes a su seguridad
de ganar la guerra. El mismo procedimiento permitió observar que durante una entrevista
concedida por el senador americano Edward Kennedy en relación con la acusación de

410
violación que pesaba sobre uno de sus sobrinos, su voz se alteraba al describir a éste como un
muchacho gentil y dulce incapaz de violar a nadie.

Pese a lo atractivo de estos estudios no hay que olvidar que, al igual que Otelo,
podríamos estar confundiendo la tensión emocional del emisor con la falsedad en el mensaje.

Sean cuales fueren las precauciones que tome el encargado de descubrir el engaño, el
riesgo de error es elevado. De hecho, sólo ha habido un caso en la historia en el que un
indicador conductual y directamente observable nos ha proporcionado la seguridad de si
alguien mentía o decía la verdad: la nariz de Pinocho (Kassin y Wrightsman, 1988).
Desafortunada o afortunadamente, éste no es un caso que se dé con frecuencia por lo que los
encargados de detectar la mentira corren el riesgo de cometer errores cuando dictaminan sobre
la verdad o falsedad de una declaración a partir de estos índices conductuales.

Todo ello ha llevado últimamente a que se proponga la conveniencia de presentar a los


jurados sólo las transcripciones de las declaraciones, como situación idónea para detectar el
engaño (Miller y Burgoon, 1982). En esta línea está la tercera categoría que mencionaba al
comienzo: las investigaciones dirigidas al análisis de la propia declaración falsa.

2. EL ESTUDIO DE LAS DECLARACIONES

Desde sus comienzos, la psicología clínica ha estado interesada por conocer los procesos que
nos permiten diferenciar entre algo que está siendo percibido, imaginado o recordado (Freud,
1895). La mayoría de estos trabajos estuvieron dirigidos a la comprensión de la esquizofrenia:
los esquizofrénicos frecuentemente presentan dificultades para establecer esta distinción
(Horowitz, 1978).

Estas investigaciones han sido el punto de partida de planteamientos más sugerentes


para la psicología del testimonio. Así, en los últimos años, ha surgido una nueva línea de
investigación dirigida al estudio de los procesos implicados en la diferenciación entre realidad
percibida y realidad imaginada Johnson y Raye, 1981).

Johnson y Raye plantean una teoría y aportan evidencia para explicar los procesos
que seguimos para distinguir entre el recuerdo de algo percibido (generado externamente) y el
de algo imaginado (generado internamente). A la actividad de discriminar entre recuerdos

411
primariamente derivados de sucesos internos de aquellos primariamente derivados de sucesos
externos la denominan reality-monitoring.

Según estas autoras, los recuerdos generados internamente (imaginados) difieren de


los generados externamente (fruto de la percepción) en una serie de dimensiones. En primer
lugar, los recuerdos generados externamente incluyen más información contextual (espacial y
temporal) y más detalles sensoriales (por ej., colores, ruidos...) que los recuerdos imaginados.
Por su parte, los recuerdos de algo imaginado resultan de procesos mentales e imaginativos y
por tanto incluyen más información idiosincrásica del sujeto (por ej., yo estaba asustado,
pienso que no debió ocurrir...), a la vez que el relato de este tipo de recuerdos es más largo
(contiene mayor número de palabras).

Pensemos ahora en dos declaraciones: una verdadera y otra falsa. Cuando un testigo
declara la verdad, está recordando hechos que realmente ha percibido, mientras que si miente,
su declaración está basada en sucesos que no han ocurrido y por tanto sólo existen en su
imaginación: sucesos imaginados.

En una investigación realizada en la Universidad de La Laguna (Alonso-Quecuty,


1990) pedíamos a los sujetos ( «testigos» ) que vieran una secuencia de vídeo en la que una
persona que se manifestaba en contra del aborto intentaba agredir aun médico abortista,
resultando herida una mujer que presenciaba la manifestación. Posteriormente debían elaborar
dos declaraciones de los hechos: una verdadera y otra falsa. Mientras que a la mitad de la
muestra se le pedía su declaración inmediatamente después de ver la película, a la otra mitad
se le dejaba un tiempo ilimitado para elaborar ambas declaraciones. Realizamos un análisis de
contenido de cada declaración (verdaderas y falsas) para cada una de las tres categorías de
Johnson y Raye: era de esperar que las declaraciones verdaderas contuvieran más información
contextual (referencias espaciales y temporales) y más información sensorial (referencias a
sonidos, colores, olores...); por su parte, las declaraciones falsas debían contener más
referencias idiosincrásicas (yo pensé, estaba nervioso...). Nuestros resultados presentaron esta
tendencia, pero sólo cuando los «testigos» no disponían de tiempo para elaborar sus versiones
falsas. Cuando se les dejaba tiempo libre para que las inventaran, los resultados se invertían las
declaraciones verdaderas eran las que presentaban mayor información idiosincrásica mientras
que las falsas aparecían plenas de detalles contextuales y sensoriales. Estos resultados tienen
una explicación desde el modelo de la reality-monitoring. Según Suengas y Johnson (1988),

412
pensar sobre los aspectos cognitivos de los sucesos tiene como consecuencia disminuir las
inferencias entre sucesos percibidos e imaginados. Nuestros «testigos» pudieron reflexionar
sobre estos aspectos mientras que elaboraban sus versiones falsas.

Asimismo, los análisis mostraron como la mayor longitud que era previsible encontrar
en las declaraciones falsas respecto a las verdaderas sólo se daba cuando los «testigos»
disponían de tiempo para elaborar sus versiones falsas. Cuando se les exigía que compusieran
sus mentiras de forma inmediata, los resultados se invertían y eran las declaraciones verdaderas
las más extensas. Lo mismo sucedió con el número de pausas que contenían ambos tipos de
declaraciones.

En investigaciones posteriores realizadas en La Laguna, tanto con «testimonios» sobre


hechos reales presenciados por los sujetos (Alonso-Quecuty, 1991) como a partir de
grabaciones en vídeo (Alonso-Quecuty, en preparación), hemos seguido encontrando un
efecto significativo del tiempo de elaboración de la versión falsa sobre cada una de estas
variables. La persistencia de esta tendencia nos hace tomar conciencia una vez más de la
necesidad de que la toma de declaración de testigos presenciales se realice con la mayor
prontitud. Las demoras, cuyo efecto sobre la memoria de los testigos honestos ya ha quedado
demostrado en múltiples ocasiones, también podrían entorpecer la distinción entre ambos
tipos de recuerdos a la hora de realizar peritajes de credibilidad con esta técnica de reality-
monitoring.

3. EL ANÁLISIS DE LA REALIDAD DE LA DECLARACIÓN

Hasta ahora hemos hablado de formas de detectar la mentira y evitar los posibles errores en
esta tarea, pero nada hemos dicho de los trabajos dirigidos al fenómeno opuesto: la detección
de la verdad. Si bien entre los primeros el volumen de trabajos existentes es muy considerable,
no ocurre lo mismo cuando se trata de buscar la verdad. Apenas dos líneas de investigación se
han desarrollado sobre este tema: a) los estudios dirigidos a conseguir que los testigos resulten
creíbles, den una imagen de personas honestas, y b) la investigación sobre la realidad de las
declaraciones prestadas por niños víctimas de abusos deshonestos.

En lo que se refiere a los trabajos dirigidos a la búsqueda de claves comportamentales


de honestidad, éstos poco o nada aportan a lo ya mencionado. En la mayor parte de los casos,

413
los autores se limitan a invertir los resultados de las investigaciones previas realizadas sobre la
detección del engaño.

Así, si sabemos por estos trabajos que el evitar el contacto visual puede considerarse
como clave de engaño, se considera que mantener la mirada en todo momento debe
interpretarse como clave de honestidad. No me detendré más en estas cuestiones y nos
dedicaremos a la discusión de la segunda línea de trabajos: la investigación de las declaraciones de
los niños víctimas de abusos deshonestos, el análisis de la realidad de la declaración.

Desde hace treinta años, en Alemania se han estado realizando una serie de trabajos
que han ido dirigidos a la creación de un instrumento que permita diferenciar entre testimonios
exactos (verdaderos) y testimonios fabricados (falsos) en el caso de niños víctimas de abusos
deshonestos. Ésta es una situación en la que la ausencia de evidencia médica deja a los jueces
la decisión de a quién creer, si al niño que formula la acusación o al presunto agresor que,
obviamente, niega los hechos. De ahí la importancia de un peritaje de credibilidad.

La investigación en este campo, iniciada por el profesor Udo Undeutsch (1982; 1984;
1988), ha dado como resultado la elaboración de un complejo sistema de evaluación de la
credibilidad de los testigos infantiles y su testimonio: el Análisis de la realidad de la declaración
(Statement Reality Analysis). Este sistema ha sido empleado con éxito en numerosos países de
Europa, en EE.UU.e incluso en Japón. En Tenerife lo hemos utilizado recientemente en un
peritaje de credibilidad en casos de presuntas violaciones de menores.

Veamos algunos de los distintos aspectos del Análisis de la realidad de la declaración,


tal como lo describe el propio Undeutsch (1988).

El punto de partida del Análisis es que las declaraciones basadas en hechos reales
(autoexperienciados) son cualitativamente diferentes de las declaraciones que no se basan en
la realidad y son mero producto de la fantasía (Undeutsch, 1967). El criterio de realidad refleja
los aspectos en los que difieren específicamente los testimonios sinceros de los falsos (Steller,
1988).

El procedimiento se basa en dos cuestiones igualmente importantes: la entrevista y el


análisis de la declaración obtenida (Undeutsch, 1988).

414
La labor del psicólogo a la hora de emplear este sistema tiene como punto de partida
el estudio de todas y cada una de las páginas del sumario del caso en cuestión, antes de la
entrevista con el niño. Esta es la primera diferencia entre la entrevista propuesta por
Undeutsch y las clásicas entrevistas utilizadas en casos de niños víctimas de abusos
deshonestos (Underwager, Wakefield, Legrand, Bartz y Erickson, 1986; White, Strom, Santilli
y Halpin, 1986), en las que el psicólogo garantiza su objetividad enfrentándose a la entrevista
sin haber recibido ningún tipo de información sobre el caso.

En los peritajes de credibilidad, esta objetividad conlleva un considerable riesgo de


pérdida de información. Además, la entrevista está diseñada para no perder la objetividad, a la
vez que se maximiza el total de información útil que es posible obtener del niño evitando
posibles sesgos en las preguntas (Wegener, 1988)

Una vez analizadas todas las declaraciones formuladas por el niño y los restantes
testigos, incluyendo la del presunto agresor, estamos en condiciones de entrevistarnos con el
niño. El objetivo de esta entrevista es sólo uno: obtener una declaración honesta y completa
por parte del niño.

La entrevista debe realizarse en un clima adecuado que propicie una declaración


completa de los hechos por parte del niño, por lo que es aconsejable que el psicólogo pueda
entrevistarse a solas con el menor. Sería de desear que esta entrevista se grabara en vídeo (lo
que no siempre es posible hacer) ya que así se podrá reexaminar cuantas veces se considere
necesario. Una vez se ha logrado crear el ambiente adecuado, es el momento de pedirle al niño
que nos cuente lo que recuerda de los hechos. Obtener una declaración lo suficientemente
extensa de los hechos por parte del menor no siempre es fácil ya que debe realizarse de forma
narrativa libre, sin preguntas ni interrupciones. No obstante, una vez que el niño termina su
declaración, pueden y deben realizarse algunas preguntas que nos permitan disponer de la
información adicional necesaria para conseguir una imagen clara del suceso en cuestión. Aquí
incluimos preguntas de control, aclaraciones suplementarias, destacar las contradicciones
observadas, etc. Con ellas intentamos conocer lo máximo posible sobre el tipo y duración de
las relaciones con el acusado, las circunstancias de la primera declaración, posteriores
discusiones con terceros sobre los hechos, así como los aspectos del interrogatorio realizado
por la policía. Durante toda la entrevista es muy conveniente observar el comportamiento del

415
testigo y compararlo con el que ha mantenido durante otras fases de la investigación emocional
mente menos duras (Wegener, 1988).

Una vez finalizada la entrevista, comienza el proceso de análisis.

Undeutsch ( 1988) agrupa los criterios de análisis en dos grandes categorías según se
refieran a la declaración considerada aisladamente, o a la secuencia de las declaraciones que el
niño ha realizado en los diferentes momentos de la investigación. En cada caso, la presencia
de un criterio en la declaración favorece (salvo excepciones) su credibilidad, a la vez que su
ausencia no la hace disminuir.

En la primera categoría: Criterios derivados de las declaraciones aisladas, se pueden


diferenciar tres niveles: a) criterios fundamentales, b) manifestación específica de los criterios
fundamentales, y c) criterios negativos o de control. Veamos algunos de los criterios incluidos
en cada nivel.

a) Criterios fundamentales: aquí se toman en consideración, entre otros , criterios, los


contenidos de la declaración que sitúen los hechos en un lugar concreto y en un momento
determinado, la riqueza de los detalles declarados y la originalidad de las expresiones utilizadas
en la declaración. Todos estos criterios serían favorables a la credibilidad de la declaración.

b) Manifestación específica de los criterios anteriores: en este nivel, el análisis se dirige hacia
cuestiones más específicas. Así, se consideran cuestiones como la mención de complicaciones
inesperadas, o las referencias a estados de ánimo de la víctima; de encontrarse en la declaración,
estos criterios le añadirían credibilidad.

c) Criterios negativos o de control: al contrario de lo que sucede en los dos niveles anteriores,
en esta ocasión todos los criterios examinados se consideran indicadores de baja credibilidad
en la declaración. Así, se citan, entre otros, la falta de coherencia con las leyes de la naturaleza
o la discrepancia con otros hechos ya probados.

Señalaba anteriormente que el Análisis también considera la declaración del niño en el


contexto de las anteriores declaraciones prestadas por el menor a lo largo de la investigación
(a la policía, el juez...). En este sentido, Undeutsch destaca la importancia de nuevos criterios

416
que, caso de aparecer en la declaración, restarían a ésta credibilidad: uno de los más
importantes es la falta de concordancia con las declaraciones anteriores. Aquí cabrían todos
aquellos cambios «materiales» en el contenido de las distintas declaraciones. No obstante, hay
que tener mucho cuidado a la hora de entender una ausencia o una alteración en el contenido
como «material». La memoria humana es flexible y es 1ógico esperar pequeñas modificaciones.
Así, Undeutsch advierte que sólo se considerarán cambios «materiales» aquellas ausencias o
incoherencias encontradas en puntos clave de la descripción de los hechos. Con esta salvedad,
su aparición supondría pérdida de credibilidad de la declaración.

Además de la mera presencia/ausencia de cada uno de estos criterios, Undeutsch


señala que la evaluación final de la declaración del niño deberá considerar los siguientes cuatro
factores: a) la intensidad con que ha sido pronunciado cada uno de los criterios durante la
entrevista, b) el número de detalles que aparecen en la declaración, c) la capacidad de la persona
que declara (por ej., edad), y d) las características del suceso (por ej., complejidad).

El informe final del psicólogo, tras analizar cada uno de estos factores en la declaración
del niño, llevará a la elección de una de estas cinco opciones:

creíble ..............
probablemente creíble ..............
indeterminada ..............
probablemente increíble ..............
increíble .............

Sea cual fuere el resultado del informe, incluso si éste lleva a elegir la opción de
indeterminada, en los países en los que estos peritajes tienen una larga tradición se ha observado
que el empleo del Análisis de la realidad de la declaración resulta positivo en varios aspectos.
En primer lugar, el psicólogo experto proporciona al tribunal información cualificada obtenida
gracias a entrevistas hábilmente dirigidas. Además, si analizamos la declaración, da al tribunal
una visión de ésta bajo aspectos más clarificadores y flexibles, ayudándole a comprender la
evidencia.
El análisis de a realidad de la declaración resulta positivo en varis aspecto. En primer
lugar, el psicólogo experto proporciona al tribunal información cualificada obtenida gracias a

417
entrevistas hábilmente dirigidas. Además, si analizamos la declaración, da al tribunal una visión
de ésta bajo aspectos más clarificadores y flexibles, ayudándole a comprender la evidencia.

Por otra parte, cuando la evaluación de la declaración por el psicólogo experto


confirma la credibilidad del testimonio, en muchos casos se produce la confesión por parte del
agresor. Con lo que se ahorra al niño el tener que declarar en el juicio con las humillaciones
que esto conlleva.

Una última ventaja del empleo del Análisis es la reducción observada en el Porcentaje
de nuevos juicios por revisión de los casos (Undeutsch, 1988).

418
4. RESUMEN

 Todo proceso judicial tiene como fin la búsqueda de la verdad. Esta búsqueda requiere
de la reconstrucción de los hechos a través del testimonio. Así, hablar de la mentira en
el contexto jurídico es hablar de la detección y castigo del falso testimonio, considerado
y tradicionalmente como el delito procesal por excelencia.
 Yuille (1988) diferencia dos líneas generales en la investigación desarrollada a la
búsqueda de estas claves del engaño con el sujeto que miente: a) el estudio de los
cambios filosóficos coexistentes con la mentira y b) la investigación conductual de los
cambios corporales, movimientos, expresiones faciales, tono de voz, etc.
 Uno de los métodos empleados en la investigación de las claves del engaño es el
conocido como Test del Conocimiento Culpable , desarrollado por Lykken (1960).
El procedimiento consiste en elaborar, para cada caso, un cuestionario de
aproximadamente 25 ítem que hacen referencia a circunstancias y hechos que sólo
conocen la policía y la víctima, si ha sobrevivido. Sobre cada uno de ellos se hacen 5
preguntas.
 Entre las conductas tradicionalmente asociadas a la mentira están las siguientes: manos
en continuo movimiento, aumento de los movimientos oculares, dilatación de la
pupila, encogimiento de hombros, evitación del contacto visual, etc. Otras variables
sensibles al problema de las diferencias individuales son las derivadas de los aspectos
prosódicos del lenguaje: tardanza en responder a las preguntas, gran número de pausas
al hablar y alteraciones en el tono de voz.

 Los recuerdos generados internamente (imaginados) difieren de los generados


externamente (fruto de la percepción) en una serie de dimensiones. En primer lugar,
los recuerdos generados externamente incluyen más información contextual (espacial
y temporal) y más detalles sensoriales (por ej., colores, ruidos...) que los recuerdos
imaginados. Por su parte, los recuerdos
de algo imaginado resultan de procesos mentales e imaginativos y por tanto incluyen
más
información idiosincrásica del sujeto (por ej., yo estaba asustado, pienso que no debió
ocurrir...),

419
a la vez que el relato de este tipo de recuerdos es más largo (contiene mayor número
de
palabras).
 En los casos de niños víctimas de abusos deshonestos , Undeutsch (1988) agrupa
unos criterios de análisis de la declaración de los mismos, en dos grandes categorías
según se refieran a la declaración considerada aisladamente, o a la secuencia de las
declaraciones que el niño ha realizado en los diferentes momentos de la investigación.
En cada caso, la presencia de un criterio en la declaración favorece (salvo excepciones)
su credibilidad, a la vez que su ausencia no la hace disminuir. Dentro de la primera
categoría encontramos los criterios derivados de las declaraciones aisladas, entre los
que se diferencian tres niveles a) criterios fundamentales (contenidos de la declaración,
riqueza de detalles y originalidad de las expresiones), b) manifestación específica de los
criterios fundamentales (mención de complicaciones inesperadas y cuestiones referidas
al estado de ánimo de la víctima), y c) criterios negativos o de control (falta de
coherencia o discrepancia con otros hechos). De igual modo el análisis considera la
declaración del niño en contextos anteriores. En este sentido, Undeutsch destaca la
importancia de nuevos criterios que, caso de aparecer en la declaración, restarían a ésta
credibilidad: uno de los más importantes es la falta de concordancia con las
declaraciones anteriores. Aquí cabrían todos aquellos cambios «materiales» en el
contenido de las distintas declaraciones. No obstante, hay que tener mucho cuidado a
la hora de entender una ausencia o una alteración en el contenido como «material». La
memoria humana es flexible y es 1ógico esperar pequeñas modificaciones. Así,
Undeutsch advierte que sólo se considerarán cambios «materiales» aquellas ausencias
o incoherencias encontradas en puntos clave de la descripción de los hechos. Con esta
salvedad, su aparición supondría pérdida de credibilidad de la declaración. Además de
la mera presencia/ausencia de cada uno de estos criterios, Undeutsch señala que la
evaluación final de la declaración del niño deberá considerar los siguientes factores: a)
la intensidad con que ha sido pronunciado cada uno de los criterios durante la
entrevista, b) el número de detalles que aparecen, c) la capacidad de la persona que
declara y d) las características del suceso.

420
1. LA ESTILOMETRÍA

2. CONTROL DE LA REALIDAD DE LOS RECUERDOS

3. RESUMEN

421
La Psicología forense dispone de diversas técnicas o procedimientos psicológicos que le
permiten evaluar, tanto la exactitud y fiabilidad de las declaraciones como su credibilidad
(Diges y Alonso Quecuty, 1993).

1. LA ESTILOMETRÍA

Este procedimiento de evaluación consiste en el análisis semántico y estilístico de las


declaraciones.

La estilometría comprende un gran número de técnicas desarrolladas a partir de la


consideración de algunas variables tradicionalmente empleadas por los psicolingüistas en sus
experimentos: frecuencia de palabras, prosodia del lenguaje (número de pausas, tono de voz...)
repetición de determinadas palabras, giros, expresiones coloquiales, etc.

El punto de partida de los análisis estilométricos es el hecho de que las declaraciones


difieren en algunas de estas variables psicolingüísticas en función de tres factores:

a) la persona que declara


b) su estado mental mientras declaraba
c) el valor de verdad de la declaración

La metodología de los análisis estilométricos es muy similar en todos los, casos. En


primer lugar, se localizan las variables psicolingüísticas en estudio en la declaración (verbal o
escrita) que se está evaluando. A partir del análisis cuantitativo de su contenido y del
tratamiento estadístico de la información obtenida se llega a la evaluación de la declaración
(Gudjonsson, 1992).

Entre las aplicaciones de estudios psicolingüísticos a la Psicología forense experimental


están la identificación del autor de la declaración.

422
Una segunda aplicación de los análisis estilométricos es ayudar a conocer el estado
mental del autor del mensaje (escrito o hablado) en el momento en que lo realizó, lo que en
ocasiones sirve de ayuda a la hora de realizar "autopsias psicológicas" .

Una última aplicación del análisis estilométrico es su capacidad para discriminar el


grado de veracidad de una declaración.
Los resultados, con frecuencia contradictorios, obtenidos en las investigaciones
realizadas en el campo de la credibilidad, han llevado a la conclusión de que lo único que debe
ser estudiado es el mensaje y no su emisor. Hoy se admite que la evaluación de la credibilidad
del testimonio realizada por los miembros de un jurado es más eficaz si en lugar de ver y oír
al testigo sólo leen una transcripción de su declaración (Saks y Hast1.e, 1986).

Siguiendo con el análisis estilométrico de las declaraciones, algunos trabajos, como


los realizados por Carpenter, lingüista de la Universidad de Florida, muestran cómo los relatos
intencionadamente falsos se caracterizan por el empleo de palabras de menor frecuencia léxica
que los relatos sinceros del mismo autor. La mayor activaci6n presente en el mentiroso que
hace accesible a su memoria un léxico que de otra forma no estaría presente.

2. CONTROL DE LA REALIDAD DE LOS RECUERDOS

Según Johnson y Raye, lo que nos permite distinguir entre aquellos de nuestros recuerdos que
se corresponden con hechos que realmente percibimos (generados externamente) y nuestros
recuerdos de hechos que sólo hemos imaginado (generados internamente) es que son
cualitativa y cuantitativamente diferentes en una serie de criterios. Así, los recuerdos que son
fruto de la percepción incluyen más información contextual (espacial y temporal) y más detalles
sensoriales. Por su parte, los recuerdos imaginados resultan de procesos mentales e
imaginativos, y por tanto incluirán información idiosincrásica del sujeto.

En una investigación, desarrollada en la Universidad de la La Laguna en los últimos


cinco años se ha comprobado repetidamente que existe un paralelismo entre los recuerdos
realmente percibidos y la verdad, y entre recuerdos fruto de la imaginación y la mentira.

El paradigma experimental utilizado en esta investigación es el siguiente. En una


primera fase de la investigación, los sujetos presencian la comisión de un delito. Más tarde se
les toma declaración de forma individual pidiéndoles que den dos versiones de lo sucedido:

423
una que corresponda a lo que pasó realmente, y otra intencionadamente falsa; ambas son
grabadas en audio.

En los diferentes experimentos realizados se han manipulado diversas variables:

-Contexto experimental: en uno de los estudios, la mitad de la muestra era convocada en


el campus con un objetivo falso y allí presenciaba la simulación de un incidente (robo
de una caja que se encuentra en un coche), la otra mitad de la muestra veía en el
laboratorio una grabación de lo sucedido realizada con cámara oculta.

-Tipo de "crimen" : en la investigaciones realizadas en el laboratorio se han empleado


diferentes secuencias de vídeo: desde la grabación de una simple discusión, a una
secuencia de una violación múltiple.

-El grado de involucración del testigo con el suceso presenciado: en este sentido se han realizado
estudios con un máximo de involucración para los testigos como lo fue el de la
simulación de agresión física aun profesor por un joven que interrumpe la clase de
dudas el día antes del examen.

Otras variables analizadas han sido: la edad de los testigos (niños o adultos), el tipo de
declaración (verbal o escrita) que se les solicita a los testigos y, la técnica de entrevista
empleada.

En todos los estudios, los relatos verdaderos contuvieron más información


contextual y más detalles sensoriales que los relatos falsos. En lo que respecta a las alusiones a
procesos mentales y estados internos, los relatos falsos no siempre contenían más información
que los verdaderos. La presencia de esta información en las mentiras parece estar
especialmente relacionada con el grado de involucración de los testigos en la acción. A mayor
involucración, más se cumple el supuesto.

424
3. RESUMEN

 La estilometría comprende un gran número de técnicas desarrolladas a partir


de la consideración de algunas variables tradicionalmente empleadas por los
psicolingüistas en sus experimentos: frecuencia de palabras, prosodia del
lenguaje (número de pausas, tono de voz...) repetición de determinadas
palabras, giros, expresiones coloquiales, etc.
 La metodología de los análisis estilométricos es muy similar en todos los, casos.
En primer lugar, se localizan las variables psicolingüísticas en estudio en la
declaración (verbal o escrita) que se está evaluando. A partir del análisis
cuantitativo de su contenido y del tratamiento estadístico de la información
obtenida se llega a la evaluación de la declaración (Gudjonsson, 1992).
 Entre las aplicaciones de estudios psicolingüísticos a la Psicología forense
experimental están la identificación del autor de la declaración. Una segunda
aplicación de los análisis estilométricos es ayudar a conocer el estado mental
del autor del mensaje (escrito o hablado) en el momento en que lo realizó, lo
que en ocasiones sirve de ayuda a la hora de realizar "autopsias psicológicas" .
Una última aplicación del análisis estilométrico es su capacidad para
discriminar el grado de veracidad de una declaración.
 Según Johnson y Raye, lo que nos permite distinguir entre aquellos de nuestros
recuerdos que se corresponden con hechos que realmente percibimos
(generados externamente) y nuestros recuerdos de hechos que sólo hemos
imaginado (generados internamente) es que son cualitativa y cuantitativamente
diferentes en una serie de criterios. Así, los recuerdos que son fruto de la
percepción incluyen más información contextual (espacial y temporal) y más
detalles sensoriales. Por su parte, los recuerdos imaginados resultan de
procesos mentales e imaginativos, y por tanto incluirán información
idiosincrásica del sujeto.

425
1. EL NIÑO COMO TESTIGO

2. MÉTODOS DE EVALUACIÓN CLÍNICA DEL TESTIMONIO

3. MODELOS DE ANÁLISIS DEL TESTIMONIO INFANTIL

A. Modelo de indicadores

B. Modelo clínico-psicopatológico

C. Modelo cognitivo

4. RESUMEN

426
1. EL NIÑO COMO TESTIGO

El aumento durante los últimos años de los procesos por casos de malos tratos a la infancia y
de abuso sexual de menores y consecuentemente la necesidad de que los menores se
incorporen en estos procesos ha generado entre los profesionales una conciencia de los
problemas que plantea la relación entre los menores y el sistema judicial (Hernández, Blanch
y De la Fuente, 1998).

Como parte de la acción penal encontramos al niño en dos condiciones fundamentales,


como víctima o como testigo del delito. Condiciones íntimamente relacionadas que sólo
pueden separarse a los efectos de análisis, el niño testigo presencia de un delito sufre tal
impacto en un psique que también iniciará un proceso de victimización.

El niño no es una víctima cualquiera, es una víctima especialmente vulnerable, no sólo


se enfrenta a las consecuencias que para él y su entorno genera el delito (victimización primaria)
sino también al hecho de que ha de participar en todas las fases del procedimiento de
investigación-enjuiciamiento con los elementos negativos que puede comportar (victimización
secundaria).

A pesar de todo, nuestros procedimientos de investigación y enjuiciamiento para los


delitos donde intervienen niños, pocas veces tienen en cuenta las características de los menores
implicados y de su proceso de recuperación.

El testimonio del niño es imprescindible en la investigación de estos delitos pero al


mismo tiempo la participación del menor en el proceso policial-judicial supone un riesgo de
victimización secundaria importante.

La capacidad del niño como testigo depende del momento evolutivo del mismo y de
sus capacidades cognitivas (Lloyd-Bostock, 1988) incluso en nuestro contexto se va
considerando válido el testimonio de los niños cada vez más pequeños, pero las limitaciones
de sus capacidades verbales dificultan enormemente la devolución.

427
En España, al igual que en otros países, se está intentando adecuar nuestras leyes
procesales de tal manera que se garanticen los derechos del encausado pero que no se siga
atentando al interés del menor y su derecho al pleno desarrollo de su personalidad. En esta
dirección la LO 14/99 de protección de testigos Supone la base legal para estas actuaciones de
los psicólogos forenses:

"Cuando el testigo sea menor de edad, el Juez o Tribunal podrá, en interés de


dicho testigo y mediante resolución motivada, previo informe pericial, acordar
que sea interrogado evitando la confrontación visual con el inculpado, utilizando
para ello cualquier medio técnico o audiovisual que haga posible la práctica de
esta prueba" (LO 14/99, que modifica el art.. 707 de la LECR).

2. MÉTODOS DE EVALUACIÓN CLÍNICA DEL TESTIMONIO

La entrevista de evaluación de la credibilidad del testimonio posee una serie de criterios


generales y unas fases ampliamente consensuadas y reconocidas en las guías clínicas, como los
criterios recogidos en la Guía de Actuación del Psicólogo en el Abuso Sexual y otros malos tratos a la
infancia (Alonso, Hernández y Pet,t, Petitbó, 1998) o, más recientemente, en el Protocolo del
NICHD para las entrevistas de víctimas de abuso sexual Versión 3.0. (Orbach, Hershkowitz, Lamb,
Sternberg, Esplin y Horowitz, 2000).

Aunque la entrevista es la técnica principal, los cuestionarios y escalas aportan a la


evaluación de los malos tratos y del abuso sexual, sus capacidades psicométricas (fiabilidad y
validez). Entre los más admitidos y utilizados en nuestro contexto podemos citar Child Behavior
Checklist (Achenbach, 1991), Child Sexual Behavior Inventory (CSBI; Friedrich, 1997) y el Trauma
Symptom Checklist for Children (TSCC, Briere, 1996).

Sobre la utilización de los muñecos con características sexuales hay un amplio debate
aunque un 80-90% de los profesionales que evalúan situaciones de abuso los utilizan (Canton
y Cortés, 2000). Se han realizado dos críticas fundamentales que recogen el riesgo de
diagnóstico de falso positivo por el uso de los muñecos (Kuehnle, 1998):

a) la sugerencia al niño de contenidos imaginados.


b) los niños no abusados pueden representar conductas sexuales con los muñecos y
ser interpretadas incorrectamente por el evaluador.
428
Los muñecos son una técnica que facilita la comunicación del niño, estimulan el
recuerdo (de gestes y conductas), permiten establecer el conocimiento (casual o explícito) de
conductas sexuales y las palabra que utiliza el niño para designar las partes del cuerpo. son
especialmente útiles con niños entre 3-6 años aunque también pueden utilizarse con menores
con déficit cognitivos y/o verbales o niños hasta unos ocho años.

Los muñecos no deben utilizarse antes de que el niño haya comenzado a verbalizar la
situación abusiva. Pueden utilizarse en dos situaciones:

a) El niño ha descrito verbalmente el abuso pero es necesario precisar circunstancias


de la situación.
b) El niño ha comenzado a hablar sobre el abuso pero se bloquea.

3. MODELOS DE ANÁLISIS DEL TESTIMONIO INFANTIL

Mediante la entrevista y los métodos complementarios descritos, el experto obtiene numerosos


datos que han de ser analizados. De los múltiples modelos de análisis de los datos que han
dado lugar a desarrollar instrumentos específicos citaremos tres de ellos aplicables al análisis
del testimonio infantil:

a. Modelo de indicadores

Basado en el estudio de los indicadores psicosociales asociados al abuso sexual que pueden
referirse tanto a la conducta del niño y a las secuelas físicas como a las características del
contexto.

Estos indicadores se solapan con las secuelas a corto plazo y tienen la dificultad
añadida de que sólo algunos de ellos pueden establecer una relación específica con los hechos
y constituyen síntomas propios de otros trastornos psicopatológicos en la infancia que pueden
no tener relación con el abuso sufrido.

Este modelo es muy utilizado en los ámbitos de protección infantil ya que orienta a
la toma de decisiones, especialmente en cuanto a la protección del niño y su separación del
contexto habitual. Pero el modelo tiene muchas limitaciones en el contexto forense ya que sin
el relato del menor no puede hacerse ni la atribución de autoría ni la calificación legal del
hecho.

429
b. Modelo clínico-psicopatológico

Utiliza la evaluación clínica estableciendo criterios de análisis fundamentados en la experiencia


y los conocimientos previos de cada evaluador. El modelo considera básico realizar una
evaluación psicopatológica del testigo por tres motivos:

a) El diagnóstico psicopatológico concreto puede modular la forma de producción del


testimonio y la credibilidad atribuida por otros profesionales.
b) Hay una interacción entre el tras trono actual, la secuela del delito y los fenómenos
de memoria (por ejemplo, el síndrome de estrés postraumático (SEPT) afecta al
recuerdo del hecho).
c) En el diagnóstico diferencial deben destacarse:

1. La presencia de síndromes específicos.


2. La presencia de un diagn6stico clínico que afecte directamente al testimonio
y que puede estar en la base de un testimonio falso: pseudología, etc.

Los estudios clínicos de casos de falsa denuncia han sido una aportación interesante,
por ejemplo, en el caso de las acusaciones de abuso sexual en procesos de separación
disputados, un tema de creciente incidencia en los juzgados de familia. En la práctica clínica
se encuentran características sintomáticas diferentes entre los a casos verdaderos y falsos en
abuso sexual infantil intrafamiliar (Adaptado de Green, 1986):

Casos Verdaderos Casos Falsos

Descubrimiento con tardanza, conflictivo Descubrimiento rápido, aparentemente


ya menudo con retractaciones. espontáneo a través de indicios de familiar
conflictivizado.
Descubrimiento acompañado de miedo Descubrimiento con ausencia de
y efectos depresivos, los efectos positivos, si efectos negativos e incluso mejor
se dan, son transitorios. amiento (permanente).
Descubrimiento, el niño es reticente Descubrimiento es impulsado por
a revelarlo a su madre o a otros. la madre.

Terminología sexual adecuada a la Terminología del niño puede ser


edad del niño. de adulto.

430
El niño raramente confronta con el Puede confrontar sus alegaciones con su
padre sus alegaciones padre en presencia de su madre.

El niño se encuentra molesto en presencia El niño no se encuentra molesto


del. padre, congruentemente con su en presencia del padre, incongruentemente
acusación. con la gravedad de sus alegaciones.

Psicopatología de la madre de tipo Psicopatología de la madre puede


depresivo-ansioso o no existe. ser de tipo paranoide o hiestérica.

El niño suele presentar signos o síntomas del Puede estar preocupado pero no presenta
síndrome de niño abusado. síntomas. Puede presentar síntomas de otros
tras tronos psicopato1ógicos.

Por último, una aportación del modelo es la descripción de síndromes específicos que se
han de tener en cuenta a la hora de confirmar o descartar la situación de abuso, como:

a.- Síndrome de alienación parental (Gardner, 1987).Este término se utiliza para designar
las situaciones de acusación falsa de abuso sexual en un proceso de separación y
divorcio conflictivo. Gardner, además de describir el síndrome, propone una escala,
Sex Abuse Legitimacy (SAL).La cual ayuda a establecer unos criterios parciales que se
pueden aplicar a las alegaciones del niño, al acusador y al acusado, permitiendo orientar
el diagnóstico final.

b.- Síndrome de adaptación al abuso sexual (Summit, 1983; citado por Noguerol, 1997),
caracterizado por:

1. mantenimiento del secreto


2. indefensión
3. atrapamiento y acomodación

431
4. desvelamiento aplazado, conflictivo o inconveniente
5. retractación

c.- Síndrome de la falsa memoria (People, 1996). El síndrome se caracteriza por que la
supuesta experiencia traumática determina e influye el conjunto actual de relaciones
interpersonales y es objetivamente falsa, pero la persona cree firmemente en ella.

c. Modelo cognitivo

La psicología cognitiva ha estudiado los procesos de memoria y las características de


testimonio asociadas a la realidad de la declaración.

Undeutsch ha desarrollado una técnica de Análisis de la Realidad de la Declaración


(Statement Reality Analysis) basado en la entrevista y en el análisis de la declaración obtenido
se propone diferenciar entre los testimonios exactos (verdaderos) y los testimonios fabricados
o autogenerados (falsos).

Revisemos algunas de las características de contenido relevantes para el Análisis de la


Realidad de la Declaración:

• Análisis de la Realidad de la Declaración {Steller, 1990, 1994; Undeutsch,


1989;Beckerian y Dennett, 1992).

I. CARACTERÍSTICAS GENERALES
1. Consistencia 1ógica
2. Producción no estructurada
3. Cantidad de detalles

II. CONTENIDO ESPECÍFICO


4. Características del contexto
5. Descrpción de las interacciones
6. Reproducci6n de las conversaciones
7. Inesperadas complicaciones durante el suceso

III. PECULIARIDADES DEL CONTENIDO


432
8. Detalles inusuales
9. Detalles superfluos
10. Informe exacto sobre detalles no comprendidos
11. Descripción de asociaciones externas
12. Informe sobre el estado mental subjetivo
13. Atribuciones sobre el estado mental del agresor

IV. MOTIVACIÓN RELACINADA CON EL CONTENDIO


14. Correcciones espontáneas
15. Admisión de lagunas mnésicas
16. Admisión de dudas
17. Autoconcepto disminuido
18. Pedón al agresor

V. ELEMENTOS ESPECÍFICOS DE LA OFENSA


19. Detalles característicos de la ofensa

El análisis del contenido de la Declaración se completa con el estudio de la validez de


la misma, para ello se utilizan once criterios agrupados en cuatro categorías:

• Análisis de validez (Steller, 19990, 1994)

Características psicológicas
.Adecuación del lenguaje y el conocimiento
.Adecuación de la emoción
.Susceptibilidad a la sugestión

Características de la entrevista
.Preguntas sugestivas, directivas o coactivas
.Adecuación global de la entrevista

Motivación para informar falsamente


.Motivos para informar

433
.Contexto de la revelación o el informe original
.Presiones para informar falsamente

Cuestiones de la investigación
.Consistencia con las leyes naturales
.Consistencia con otras declaraciones
.Consistencia con otras evidencias

Cada criterio requiere un análisis individualizado considerándose su presencia y la


dirección de la misma (criterios positivos o negativos). El informe psicológico permitirá
clasificar la declaración en una de las siguientes categorías de credibilidad:

*muy probablemente
*probable
*credibilidad indeterminada
*improbable
*muy improbable

434
4. RESUMEN

 El niño no es una víctima cualquiera, es una víctima especialmente vulnerable, no sólo


se enfrenta a las consecuencias que para él y su entorno genera el delito (victimización
primaria) sino también al hecho de que ha de participar en todas las fases del
procedimiento de investigación-enjuiciamiento con los elementos negativos que puede
comportar (victimización secundaria).
 Sobre la utilización de los muñecos con características sexuales hay un amplio debate
aunque un 80-90% de los profesionales que evalúan situaciones de abuso los utilizan
(Canton y Cortés, 2000). Se han realizado dos críticas fundamentales que recogen el
riesgo de diagnóstico de falso positivo por el uso de los muñecos (Kuehnle, 1998): la
sugerencia al niño de contenidos imaginados y los niños no abusados pueden
representar conductas sexuales con los muñecos y ser interpretadas incorrectamente
por el evaluador.
 Los muñecos son una técnica que facilita la comunicación del niño, estimulan el
recuerdo (de gestes y conductas), permiten establecer el conocimiento (casual o
explícito) de conductas sexuales y las palabra que utiliza el niño para designar las partes
del cuerpo. son especialmente útiles con niños entre 3-6 años aunque también pueden
utilizarse con menores con déficit cognitivos y/o verbales o niños hasta unos ocho
años.
 El Modelo de Indicadores está basado en el estudio de los indicadores psicosociales
asociados al abuso sexual que pueden referirse tanto a la conducta del niño y a las
secuelas físicas como a las características del contexto. Estos indicadores se solapan
con las secuelas a corto plazo y tienen la dificultad añadida de que sólo algunos de ellos
pueden establecer una relación específica con los hechos y constituyen síntomas
propios de otros trastornos psicopatológicos en la infancia que pueden no tener
relación con el abuso sufrido.
 El Modelo Clínico-Psicopatológico utiliza la evaluación clínica estableciendo
criterios de análisis fundamentados en la experiencia y los conocimientos previos de
cada evaluador. El modelo considera básico realizar una evaluación psicopatológica
del testigo por tres motivos:
a) El diagnóstico psicopatológico concreto puede modular la forma de producción del
testimonio y la credibilidad atribuida por otros profesionales.

435
b) Hay una interacción entre el tras trono actual, la secuela del delito y los fenómenos
de memoria (por ejemplo, el síndrome de estrés postraumático (TEPT) afecta al recuerdo
del hecho).
c) En el diagnóstico diferencial deben destacarse:
1. La presencia de síndromes específicos.

2. La presencia de un diagnóstico clínico que afecte directamente al testimonio y


que puede estar en la base de un testimonio falso: pseudología, etc.
 Undeutsch ha desarrollado una técnica de Análisis de la Realidad de la Declaración
(Statement Reality Analysis) basado en la entrevista y en el análisis de la declaración
obtenido se propone diferenciar entre los testimonios exactos (verdaderos) y los
testimonios fabricados o autogenerados (falsos).

436
1. ORIGEN Y DESARROLLO DEL JUICIO CON JURADO

2. EL TRIBUNAL DEL JURADO EN ESPAÑA

3. DISPOSICIONES GENERALES: MARCO LEGAL

A. Composición del Tribunal del Jurado

B. Funciones de los Jurados

C. Competencia del Tribunal del Jurado

4. RESUMEN

437
El Artículo 125 de la Constitución Española (CE) de 1978 establece que:

“Los ciudadanos podrán participar en la Administración de Justicia mediante la institución del Jurado en la
forma y con respecto a aquellos procesos penales que la ley determine”.

Esta participación ciudadana se ha visto por fin recogida y regulada en la Ley Orgánica
5/1995, del Tribunal del Jurado, a probada el 11 de mayo y publicada en el BOE del 23 de
mayo de 1995. Dicha ley entró en vigor seis meses después de su publicación.

1. ORIGEN Y DESARROLLO DEL JUICIO CON JURADO

El Juicio ante el Tribunal del Jurado se enmarca dentro de un procedimiento de confrontación, en el


que los datos de un caso son presentados por los abogados de cada una de las partes del
proceso ante un grupo de ciudadanos representativos de la comunidad. La decisión conjunta
y deliberada de este grupo de ciudadanos constituirá el veredicto final.

Podemos situar el origen del juicio con Jurado en el año 1200 a.c. Las leyes griegas y
las romanas ya hablaban de diferentes tipos de juicios con jurados. A pesar de estas referencias
históricas, el período de mayor desarrollo se produjo a partir de la invasión de Bretaña por los
normandos en el año 1066.

En sus comienzos tenía un origen administrativo. El Jurado se trataba de un hombre


que era obligado por el Rey a hacer un juramento. Este juramento garantizaba la veracidad a
la hora de contestar a preguntas sobre el tema que más conocía. Así, un conjunto de hombres
bajo juramento, un conjunto de jurados, servían para apoyar al Estado en investigaciones que
en principio no se relacionaban con la justicia.

En sus comienzos, el Jurado y el Juez no eran elementos independientes, sino que el


primero era un instrumento para que el segundo llegase a la decisión correcta. La relación entre
ambos quedaba establecida por la diferenciada asignación de tareas a cada uno, de modo que
el Jurado determinaba sobre los hechos, y el Juez se encargaba de la interpretación de la Ley.

438
Dentro de la concepción del proceso judicial como un proceso social, tradicionalmente
se ha distinguido tres áreas de estudio fundamentales (Tapp, 1969, 1976): el análisis de los
procedimientos de justicia en el sistema de adversarios (Thibaut Yr Walker, 1975; Lind et al.
1980; Lind y Tyler, 1988), identificación de testigos (Loftus y Monahan, 1980) y el estudio del
Jurado y sus miembros (Davis, Bray y Holt, 1977; Gerbasi, Zuckerman y Reis, 1977).

La Psicología Social ha centrado sus estudios en tres focos: la selección de los jurados, la
toma de decisión y los procedimientos de presentación de la evidencia e instrucciones al Jurado. De los tres, el
más desarrollado ha sido la toma de decisión, donde se han analizado las variables psicosociales
que influyen en la decisión individual y en la deliberación.

2. EL TRIBUNAL DEL JURADO EN ESPAÑA

En España, la aparición del Jurado está vinculada a los movimientos revolucionarios y de


cambio político (Soriano, 1985).

El primer Jurado español fue el instaurado por la ley del 22 de octubre de 1820, aunque
tenía reducidas sus competencias, limitándose a los delitos de libertad de expresión. La primera
ley de importancia fue la de 1872, promulgada tras la Constitución de corte liberal 1869, la cual
establecía la competencia en aquellos delitos con penas superiores a las de presidio mayor,
pero presentaba bastantes limitaciones en cuanto a la confección.

Con la Restauración de 1875 se suspendió la vigencia del Jurado, no por su


cuestionamiento, sino por los problemas que su puesta en marcha había originado. La ley del
20 de abril de 1888 supuso el restablecimiento del Jurado, dando lugar a la más larga
experiencia juradista en nuestro país, ya que permaneció vigente hasta 1923. Este Jurado estaba
constituido por tres jueces, doce jurados y dos jurados suplentes, determinando los primeros
la calificación jurídica de los hechos que los jurados consideren probados. El veredicto se
formaba por mayoría absoluta de votos.

La competencia abarcaba una gran lista de delitos. La formación de las listas de jurados
era clasista y arbitraria. El exigir el requisito de la alfabetización producía problemas en un
momento en el que más de la mitad de la población era analfabeta. Por otro lado, las clases
medias se negaron a formar parte del Jurado (Toharia, 1975).

439
Como resultado de este absentismo, el Jurado quedaba formado por personas que no tenían
el poder para eludir ser miembros y por aquellos que tenían un especial interés en serlo: los
"jurados profesionales" o “jurados de oficio”, a los que se recurría en última instancia ante la
dificultad de confeccionar un tribunal completo. Durante la Dictadura de Primo de Rivera
quedó suspendido el juicio con Jurado, argumentando que era una institución que no había
fortalecido la administración de justicia. El 27 de abril de 1931, un decreto del 8 Gobierno
Provisional de la República restablecía la Institución del Jurado conforme a la ley de 1888,
aunque introducía una serie de modificaciones, como eliminar de la competencia del Jurado
algunos delitos excesivamente complejos, reducir a ocho el número de jurados legos y
establecer las listas a partir del censo electoral, incluyendo la participación de la mujer. La época
que transcurre hasta 1936 es la que se caracteriza por las críticas más virulentas de los fiscales.
Durante la Guerra Civil se crean en España Tribunales especiales compuestos por tres jueces
profesionales y ocho jurados designados por los partidos y sindicatos integrantes del Frente
Popular para conocer los delitos de rebelión y sedición contra la seguridad del Estado. Estos
Tribunales fueron pronto conocidos con el nombre de Tribunales Populares. No respondían en
absoluto al espíritu del Jurado, ya que la adscripción partidista desvirtuaba por completo el
carácter representativo de la Institución. El Jurado desapareció tras la derrota republicana. El
recuerdo de la institución se asoció a esta última etapa en la que se cometió el mayor número
de abusos e injusticias (Toharia, 1975; Soriano, 1985).

En 1978, la CE incorpora la posible participación de las ciudadanos en la


Administración de Justicia a través del Jurado. Este compromiso constitucional de
participación fue renovado en la LO 6/1985, reguladora del Poder Judicial. A partir de este
momento se propusieron diferentes propuestas de Anteproyecto de ley, las cuales defendían
diferentes modelos de jurado (mixto o puro).

En abril de 1994, el Consejo de Ministros aprueba al Anteproyecto de ley Orgánica del


Tribunal del Jurado, que se sigue por el modelo de jurado puro. Este Proyecto de Ley es
aprobado por el Congreso en febrero de 1995, remitiéndose al Senado, el cual en abril de 1995
lo remite de nuevoa las Cortes. Sin embargo, de las más de 60 enmiendas que introdujo el
Senado no pudieron se aprobadas por la ausencia de diputados en el pleno del Congreso, con
lo que el Proyecto se quedó en los mismo términos ñeque había salido del Congreso. Esta
ausencia hizo inútil la revisión por parte del senado.

440
En junio de 1995, el Congreso de los Diputados acuerda por unanimidad una
proposición de ley para reformar la ley del Jurado con el fin de subsanar la incapacidad de
introducir las enmiendas del Senado. Esta proposición supuso la modificación de alguno de
los delitos competencia del jurado, la fórmula del juramento, modificaciones referentes a la
prisión preventiva, así como retoques técnicos que no afectan al fondo de la ley.

Todas estas últimas modificaciones adquieren el rango de Ley Orgánica y aparece en


el Boletín Oficial de las Cortes generales del 9 de junio de 1995. Esta ley consta de cinco
Capítulos y una serie de Disposiciones. En los próximos apartados nos centraremos en analizar
algunos de esos Capítulos, sobre todo los que nos interesan por su relación con la Psicología.

3. DISPOSICIONES GENERALES: MARCO LEGAL

La actual composición del Jurado como Jurado Puro, sus funciones, sus competencias..., se
encuentra regulado en la Ley Orgánica 5/1995, de 22 de mayo, del Tribunal del Jurado
(LOTJ) -modificada por la L.O. 8/1995-, que comprende un total de 70 artículos, agrupados
en cinco capítulos y secciones respectivas, además de dos disposiciones adicionales, tres
transitorias y cinco finales. Todo ello, precedido de la correspondiente exposición de motivos.

El capítulo I, titulado como "Disposiciones generales" , se ocupa de la organización y


competencia del Jurado, el número de sujetos que componen el Tribunal y los tipos e de delitos
de los que conocerán.

El capítulo II. "Los Jurados" , trata del estatli1to jurídico de los jueces legos, los
procedimientos de selección, las causas de incompatibilidad, 1a prohibición o las excusas para
el desempeño de la función.
El capítulo III, "del procedimiento para las causas ante el Tribunal del Jurado", regula algunas
modificaciones del proceso pena11 la figura del Juez de instrucción en la fase.

El capítulo IV, "Del veredicto", comprende todo lo relativo al objeto del veredicto, las
instrucciones del Magistrado-Presidente y las normas de votación.

Por último, el capítulo V, "De la sentencia", recoge las normas sobre cómo debe dictarse
el veredicto y las vicisitudes de las actas de las sesiones.

441
A. Composición del Tribunal del Jurado

En lo referente a la composición del Tribunal del Jurado, este obedece al modelo de Jurado
Puro con dos colegios separados, con funciones específicas y delimitadas. La Sección del Hecho
la integran nueve ciudadanos legos en Derecho; salvada la excepción del Jurado de Acusación
de 1820, ésta es la primera normativa que contempla tal número de jurados, ya que la cifra
tradicional era de doce jueces de hechos. La Sección de Derecho se forma con jueces técnicos y
profesionales; más concretamente, con un magistrado perteneciente a la Audiencia Provincial
en que se desarrollará el juicio oral y que ostentará el título de Presidente del Tribunal.
(Exposición de Motivos LOTJ, Gómez de Liaño, 1995; Lorca, 1995, 1997).

Los miembros del Jurado español serán ciudadanos no expertos en leyes (modelo
puro), renunciando así al modelo mixto o escabinado, constituidos conjuntamente por
ciudadanos y jueces técnicos.

Desde una perspectiva psicológica, la inclusión de jueces técnicos produciría una gran
influencia informativa durante la deliberación, sería percibido como poseedor de habilidades
y conocimientos necesarios para la toma de decisiones. Por otro lado pueden ejercer una gran
influencia normativa debido a su poder legítimo, por lo que se produciría una disminución de
la participación de los ciudadanos en el proceso de la deliberación y favorecería el predominio
de la opinión profesional.

Al juicio oral asistirán, además, dos jurados suplentes para los casos de enfermedad o
imposibilidad de alguno de los titulares.

B. Funciones de los Jurados

Las funciones a desempeñar por estos nueve ciudadanos coinciden en gran medida con las
que históricamente se les han atribuido. Así, la L.O 5/95 establece que, los jurados han de
decidir a través del veredicto en tres aspectos fundamentales:

-Sobre la participación de los acusados en relación con los hechos, declarándolos


probados e incluyendo en tal declaración el grado de ejecución, la participación efectiva
y las circunstancias modificativas de la responsabilidad.
-Proclamando la culpabilidad o inculpabilidad de los acusados en relación con el delito
respecto del cual el Magistrado-Presidente admitió 1a acusación.

442
-Sobre la posibilidad de aplicar, al declarado culpable, los beneficios de la remisión
condicional de la pena, así como sobre la petición o no de indulto.

C. Competencia del Tribunal del Jurado

El ámbito de competencia que comprende el Tribunal del Jurado se dispone en el artículo 1


de la LOTJ, donde se establece un listado de los delitos atribuidos a su conocimiento según el
Código Penal vigente en el momento de su entrada en vigor.

No obstante, en noviembre de 1995, fecha en que entró en vigor la LOTJ, fue


aprobado por la Ley Orgánica 10/95 un nuevo Código Penal que, según su Disposición final
78, entraría en vigor a los seis meses; es decir, en mayo de 1996. Este nuevo Código Penal
establecía algunas modificaciones en los tipos delictivos, y, de conformidad con ello, establecía
también en su Disposición Final 2ª la nueva redacción del artículo de la LOTJ que recoge los
delitos de su competencia.

Así, la nueva competencia del tribunal del jurado queda listada de la siguiente forma:

a) Del homicidio (arts. 138-140).


b) De las amenazas (art. 169-12).
c) De la omisión del deber de socorro (arts. 195 y 196).
d) Del allanamiento de morada (arts. 2002 y 204).
e) De los incendios forestales (p.e. arts, 352-354).
f) De la infidelidad en la custodia de documentos (arts.41.3-415).
g) Del cohecho (arts.419-426). ,
h) Del tráfico de influencias (arts. 428-430).
i) De la malversación de caudales públicos (arts. 4~ 432-434).
j) De los fraudes y exacciones ilegales (arts. 436-438).
k) De las negociaciones prohibidas a funcionarios (arts. 339-340).
l) De la infidelidad en la custodia de presos (art. 471).

Determinadas las competencias y funciones del Jurado, la LOTJ establece que se


iniciaría un proceso de selección de candidatos, tras el cual se dará comienzo a la vista oral.

443
4. RESUMEN

 El Artículo 125 de la Constitución Española (CE) de 1978 establece que: “Los


ciudadanos podrán participar en la Administración de Justicia mediante la institución del Jurado en
la forma y con respecto a aquellos procesos penales que la ley determine”.
 El Juicio ante el Tribunal del Jurado se enmarca dentro de un procedimiento de
confrontación, en el que los datos de un caso son presentados por los abogados de cada
una de las partes del proceso ante un grupo de ciudadanos representativos de la
comunidad. La decisión conjunta y deliberada de este grupo de ciudadanos constituirá
el veredicto final.
 En sus comienzos, el Jurado y el Juez no eran elementos independientes, sino que el
primero era un instrumento para que el segundo llegase a la decisión correcta.
 En junio de 1995, el Congreso de los Diputados acuerda por unanimidad una
proposición de ley para reformar la ley del Jurado con el fin de subsanar la incapacidad
de introducir las enmiendas del Senado. Esta proposición supuso la modificación de
alguno de los delitos competencia del jurado, la fórmula del juramento, modificaciones
referentes a la prisión preventiva, así como retoques técnicos que no afectan al fondo
de la ley.
 Todas estas últimas modificaciones adquieren el rango de Ley Orgánica y aparece en
el Boletín Oficial de las Cortes generales del 9 de junio de 1995.
 La actual composición del Jurado como Jurado Puro, sus funciones, sus
competencias..., se encuentra regulado en la Ley Orgánica 5/1995, de 22 de mayo,
del Tribunal del Jurado (LOTJ) -modificada por la L.O. 8/1995.
 En lo referente a la composición del Tribunal del Jurado, este obedece al modelo de
Jurado Puro con dos colegios separados, con funciones específicas y delimitadas.
 Los miembros del Jurado español serán ciudadanos no expertos en leyes (modelo
puro), renunciando así al modelo mixto o escabinado, constituidos conjuntamente por
ciudadanos y jueces técnicos.
 La L.O 5/95 establece que, los jurados han de decidir a través del veredicto en tres
aspectos fundamentales:

444
-Sobre la participación de los acusados en relación con los hechos, declarándolos
probados e incluyendo en tal declaración el grado de ejecución, la participación efectiva y
las circunstancias modificativas de la responsabilidad.
-Proclamando la culpabilidad o inculpabilidad de los acusados en relación con el
delito respecto del cual el Magistrado-Presidente admitió la acusación.
-Sobre la posibilidad de aplicar, al declarado culpable, los beneficios de la remisión
condicional de la pena, así como sobre la petición o no de indulto.

445
1. FASES DEL JUICIO CON JURADO

A. Audiencia preliminar

B. Selección del Tribunal del Jurado

C. Juicio oral

D. Posibilidad de disolución

E. Determinación del objeto del veredicto e instrucciones

al Jurado

F. Deliberación

2. PRESUPUESTOS DEL JUICIO CON JURADO

A. Representatividad

B. Competencia

3. RESUMEN

446
1. FASES DEL JUICIO CON JURADO

La introducción del Jurado en la Sala de Justicia constituye un importante cambio a nivel


procesal, concediéndose primacía al juicio oral y reforzando el protagonismo de las partes. Se
priman los principios de oralidad, publicidad e inmediación, a costa de la disminución del peso
de las diligencias sumariales, y desapareciendo la propia presencia física del sumario en la sala.

Todo esto implica un cambio en la actuación del magistrado, del fiscal y de los propios
abogados, produciéndose cambios en la dinámica del juicio y en el lenguaje.

Para establecer un acercamiento a las fases que componen un juicio con Jurado es
necesario recordar que este se trata de un procedimiento judicial de adversarios. Es decir, un
proceso dialéctico caracterizado por una representación confrontada de los hechos y
argumentos por cada uno de los abogados que representan a las partes.

A continuación exponemos brevemente el desarrollo de un juicio con Jurado según el


procedimiento seguido en EEUU en casos penales, ya que éste es el país y el tipo de casos en
los que más cantidad de juicios de estas características se celebran.

A. Audiencia preliminar

La celebración del juicio se produce una vez celebrada una audiencia preliminar, la cual es
señalada por el Juez, y en donde se oirán a las partes sobre la procedencia de la apertura del
juicio oral y sobre la competencia del Tribunal del Jurado para el enjuiciamiento. En definitiva
se determinará si existe o no evidencia suficiente para llevar a cabo una acusación formal.

Durante esta fase, las partes implicadas podrán solicitar la realización de las diligencias de
investigación necesarias para tomar una adecuada decisión sobre si procede o no la apertura
del juicio. Tras la realización de las diligencias solicitadas y concluida esta fase, el Juez dicta un
auto sobre la decisión adoptada.

Durante el tiempo que transcurre desde este auto hasta la celebración del juicio,
aproximadamente el 90% de los acusados de delitos graves se acogen al proceso de
negociación, que supone el reconocimiento de la culpabilidad de los cargos más leves. Esta

447
negociación, bastante criticada, permite agilizar el sistema evitando que se acumulen varios
casos en espera de ir a juicio (Nietzel y Dillehay, 1986).

B. Selección del Tribunal del Jurado

Si se determina en la fase anterior la decisión de ir a juicio, se procede a la constitución del


jurado, que para cada causa será un Tribunal diferente, ya que una de sus características es la
de ser un órgano no permanente.

Este proceso de selección es denominado “vair dire”. La lista de los seleccionados,


producto del azar, no garantiza que se cumpla la imparcialidad de los miembros, para ello es
necesario seleccionar a los jurados a través de un procedimiento legal. En este proceso, tanto
los abogados como el juez, analizan la capacidad de los posibles jurados de cara a seleccionar
a los que tienen la posibilidad de juzgar el caso de modo imparcial.

Dentro de nuestro modelo se recogen dos formas de eliminar a los jurados potenciales:
recusaciones con causa o mediante recusaciones perentorias o sin causa.

Las primeras suponen rechazar a un candidato por alguna de las causas establecidas
por la Ley: falta de requisitos, incapacidad, incompatibilidad o prohibición.

Las segundas, las recusaciones sin causa, suponen el rechazo de un candidato a partir
de la valoración subjetiva que las partes hacen en relación a la idoneidad del mismo.

La lista final de candidatos puede verse reducida de los treinta y seis iniciales hasta un
mínimo de veinte, ya que si el número fuese menor, la Ley señala que se deberá sortear, entre
los de la lista bienal de la provincia, el número necesario para completar la lista definitiva.

La designación de los nueve titulares y los dos suplentes, se llevará a cabo


introduciendo los nombres de los candidatos en una urna. Primero se extraerán uno a uno los
titulares y se pasará a la fase de recusaciones sin causa. De igual modo se procederá cuando se
extrae a los dos suplentes.

448
Una vez finalizada la fase de recusaciones sin causa y ya están designados los nueve
miembros titulares, éstos deberán prestar juramento o promesa. Si alguien se negara, se le
impondrá una multa y, si persistiera, será sustituido por un suplente.

C. Juicio oral

Constituido el Tribunal del Jurado, el Magistrado-Presidente mandará comenzar la audiencia


pública y se iniciará la celebración del juicio oral. Para la celebración del mismo, se requiere la
presencia del acusado y del abogado defensor.

El juicio oral comenzará con la lectura por parte del secretario de los escritos de
calificación. Posteriormente, el magistrado-presidente abrirá un turno de intervención de las
partes para que expongan al jurado las alegaciones previas. Estas últimas, pretenden explicar
sus calificaciones y la finalidad de las pruebas que han propuesto.

Un aspecto interesante de la presentación del caso, es la posibilidad de intervención


del jurado. Éste, por medio del Magistrado-Presidente, podrá formular por escrito a trestigos,
peritos y acusados las preguntas necesarias para aclarar el contenido de la prueba.

Los miembros del jurado, tendrán acceso a libros, documentos, papeles y demás piezas
de convicción. En el caso de la prueba de inspección ocular se tendrá que constituir el Tribunal
del Jurado en su totalidad en el lugar del suceso.

Finalizada la presentación de pruebas y testimonios, las partes podrán modificar sus


conclusiones provisionales e informar sobre sus conclusiones definitivas.

Durante el desarrollo de la vista oral, se deberán respetar los principios de


contradicción e igualdad entre la acusación y la defensa.

D. Posibilidad de disolución

Tras el desarrollo del juicio oral, puede darse la posibilidad de que aunque hubiera indicios
para justificar la apertura del juicio, no se haya alcanzado una mínima actividad probatoria
lícita. En estos casos, hasta llegada la celebración del juicio no se ha podido valorar la legalidad
o no de los medios de prueba disponibles.

449
Igualmente se podrá disolver el jurado si las partes muestran su conformidad en que
se dicte sentencia de acuerdo con el escrito de calificación que solicite pena de mayor gravedad.
La pena conformada no podrá exceder de seis años de privación de libertad. Sin embargo, si
el Magistrado-Presidente considera que existen motivos para estimar que el hecho no ha sido
perpetrado o que no lo fue por el acusado, no disolverá el jurado y mandará seguir el juicio.

E. Determinación del objeto del veredicto e instrucciones al Jurado

Terminado el juicio oral, tras los informes de las partes y oídos los acusados, el Magistrado-
Presidente someterá por escrito a los jurados el objeto del veredicto. En este escrito se
señalarán los hechos que deberán declarar probados o no, distinguiendo los que sean
contrarios al acusado de los que sean favorables.

También señalarán los hechos que pueden determinar la estimación de una causa que
pueda eximir de responsabilidad al acusado, así como la narración del hecho que sirva para
determinar el grado de ejecución, participación y modificación de la responsabilidad.
Asimismo, se pedirá en el caso que proceda, el criterio del jurado sobre la aplicación de los
beneficios de remisión condicional de la pena y la petición o no de indulto en la propia
sentencia.

En presencia de las partes y en audiencia pública se les hará entrega del escrito y les
instruirá sobre su función, las reglas de deliberación y votación, así como la forma en la que
deben reflejar su veredicto.

Dado que el objeto del veredicto incluye la posibilidad de que le jurado se pronuncie
sobre los hechos que pueden implicar circunstancias de modificación de responsabilidad del
acusado, la Ley señala que los jurados tendrán que ser instruidos respecto a las mismas de
forma que puedan ser entendidas. Aquí, es importante que el magistrado-Presidente emplee
un lenguaje jurídico adecuado y adaptado.

F. Deliberación

Una vez terminada la vista, el Jurado se retira a una sala a deliberar a puerta cerrada hasta que
obtenga el veredicto. Estas deliberaciones se desarrollan respetando el secreto y la intimidad
de las mismas. Cuando el jurado no es capaz de obtener un veredicto porque ha llegado a una

450
si tuaci6n que le impide alcanzar el “quórum" necesario (unánime o mayoritario, según los
Estados), es declarado suspenso iniciándose de nuevo el proceso judicial ante un nuevo Jurado.

2. PRESUPUESTOS DEL JUICIO CON JURADO

Independientemente de las variaciones entre los distintos sistemas de Jurado, en todos los
casos su funcionamiento se basa en los, siguientes presupuestos (Erlanger, 1970):

A. Representatividad

El jurado debe estar constituido por miembros que representen a los distintos grupos sociales
definidos en la comunidad en la que se juzgan los hechos. En cada país se emplean normas
diferentes, históricamente se ha producido diversas discriminaciones en la selección de los
miembros. Este hechos ha puesto en duda que se cumpla el principio de representatividad. Así
por ejemplo, según Devlin (1966), tradicionalmente el jurado inglés está formado por
hombres, de mediana edad, de inteligencia media y de clase media. En el caso del jurado
americano se reconoce la falta de representación de las mujeres, de los jóvenes y de los de
menor nivel educativo (Simon, 1975; 1980; Van Dyke, 1977; Hepburn, 1980).

Las listas del censo electoral o las de los contribuyentes suelen ser utilizadas como
fuente para la elaboración de las listas de posibles jurados. Con este sistema quedan eliminados,
por ejemplo, los grupos minoritarios de la población, las personas con bajos niveles de
ingresos, las personas políticamente inactivas...

Por último, durante el procedimiento de la selección definitiva de los jurados por


medio del "vair-dire", no solo se cumple el objetivo legal de eliminar a aquellos miembros con
algún tipo de prejuicio ante el caso, sino también se convierte en la primera posibilidad de los
abogados de ganar el caso, procurando conseguir un jurado favorable hacia la parte que
representan (Mahoney, 1982t ; Frederick, 1984; Turner et al. 1986).

B. Competencia

Este principio supone la capacidad de los jurados (personas no expertas en leyes) de juzgar los
hechos que se les presentan de una forma justa. Un criterio para evaluar esta competencia es
comparar la decisión del jurado con la que en su caso habría tomado el juez.

451
Entre las características más destacadas del Tribunal de Jurado para que los juicios sean
justos e imparciales son (Hastie, 1983):

1.- Representación transversal de la comunidad social (deben estar representados todos


los grupos sociales de la jurisdicción).
2..- Equilibrio de opiniones parciales o contrabalanceo de sesgos: a medida que estén
más representados todos los grupos sociales, menos sesgado será el veredicto, en tanto
que estarán incluidos todos los puntos de vista de la comunidad.
3.- Precisión al calificar los hechos: recuerdo de los mismos y de las categorías de
veredictos asociadas a ellos.
4.- Precisión en la ley: comprensión de las instrucciones y que el jurado las lleve a cabo.
5.- Precisión del veredicto: que se cumpla con los criterios de decisión (presunción de
inocencia y duda razonable) y el "quórum" establecido por la regla de conducta
(unanimidad o mayoría) que exista la posibilidad de anular al Jurado si no se cumplen
las reglas para emitir y un fallo justo.

Estas cinco características son interdependientes.

3. RESUMEN

 La introducción del Jurado en la Sala de Justicia constituye un importante cambio a


nivel procesal, en donde se priman los principios de oralidad, publicidad e inmediación,
a costa de la disminución del peso de las diligencias sumariales, y desapareciendo la
propia presencia física del sumario en la sala.
 La celebración del juicio se produce una vez celebrada una audiencia preliminar, la
cual es señalada por el Juez, y en donde se oirán a las partes sobre la procedencia de la
apertura del juicio oral y sobre la competencia del Tribunal del Jurado para el
enjuiciamiento. En definitiva se determinará si existe o no evidencia suficiente para
llevar a cabo una acusación formal.
 En la selección del jurado, tanto los abogados como el juez, analizan la capacidad de
los posibles jurados de cara a seleccionar a los que tienen la posibilidad de juzgar el
caso de modo imparcial.

452
 Dentro de nuestro modelo se recogen dos formas de eliminar a los jurados potenciales:
recusaciones con causa o mediante recusaciones perentorias o sin causa. Las primeras
suponen rechazar a un candidato por alguna de las causas establecidas por la Ley: falta
de requisitos, incapacidad, incompatibilidad o prohibición. Las segundas, las
recusaciones sin causa, suponen el rechazo de un candidato a partir de la valoración
subjetiva que las partes hacen en relación a la idoneidad del mismo.
 El juicio oral comenzará con la lectura por parte del secretario de los escritos de
calificación. Posteriormente, el magistrado-presidente abrirá un turno de intervención
de las partes para que expongan al jurado las alegaciones previas. Estas últimas,
pretenden explicar sus calificaciones y la finalidad de las pruebas que han propuesto.
 El jurado debe estar constituido por miembros que representen a los distintos grupos
sociales definidos en la comunidad en la que se juzgan los hechos.
 Entre las características más destacadas del Tribunal de Jurado para que los juicios sean
justos e imparciales son (Hastie, 1983):
-Representación transversal de la comunidad social (deben estar representados todos
los grupos sociales de la jurisdicción).
- Equilibrio de opiniones parciales o contrabalanceo de sesgos.
- Precisión al calificar los hechos: recuerdo de los mismos y de las categorías de
veredictos asociadas a ellos.
- Precisión en la ley: comprensión de las instrucciones y que el jurado las lleve acabo.
- Precisión del veredicto: que se cumpla con los criterios de decisión (presunción de
inocencia y duda razonable) y el "quórum" establecido por la regla de conducta
(unanimidad o mayoría) que exista la posibilidad de anular al Jurado si no se cumplen las
reglas para emitir y un fallo justo.

453
1. CUALIFICACIÓN PSICOLÓGICA DE LOS MIEMBROS DEL

JURADO

2. DETERMINACIÓN LEGAL DE LOS MIEMBROS DEL

JURADO

3. TIPOS DE RECUSACIONES

4. MÉTODOS DE SELECCIÓN

5. RESUMEN

454
1. CUALIFICACIÓN PSICOLÓGICA DE LOS MIEMBROS DEL JURADO

En ese este apartado vamos a hacer referencia a los argumentos juradistas y


antijuradistas, con una cierta vertiente psicológica, tanto desde una perspectiva individual
como de grupo.

Estimaciones subjetivas de los principios legales

Aunque los jurados generalmente entienden sobre cuestiones de hecho y no de


derecho, es importante que tengan una percepción ajustada a la realidad de las implicaciones
de sus decisiones para evitar que éstas sean desajustadas o exista una incorrecta percepción de
las consecuencias. En esta dirección, Garrido (1990) pasó cinco casos diferentes (violación.,
robo a mano armada, parricidio, tráfico de estupefacientes y accidente de tráfico) por escrito
a cinco muestras diferentes de jurados (parados, comerciantes, trabajadores, del transporte,
servicios y ganaderos). La evaluación del caso se efectuaba en tres escalas de respuesta,
incluyendo una lista de posibles sentencias. El dato más destacado es la alta correspondencia
de las estimaciones subjetivas con las sentencias acogidas en nuestro ordenamiento jurídico.

Otro indicador del grado de ajuste entre lego y ley viene de la mano de la estimación
de la carga de la prueba. Por carga de la prueba se entiende el principio de que la culpabilidad
debe demostrarse. Nuestro ordenamiento jurídico no es muy explícito en este sentido
remitiéndose a la presunción de inocencia o a la máxima "indubio pro reo". Sin embargo, otras
legislaciones median, a través de la definición de la carga de la prueba, en 1a certeza necesaria
para decantarse por la culpabilidad. Así, se han generado definiciones para casos penales o
civiles. Incluso se presentan acompañadas de expresiones numéricas que cuantifican la certeza.
Los legos no sólo respetan estas definiciones de la carga de la prueba (p.e., Kagehiro, 1990;
Vila, 1993) sino que también tienen unos indicadores internos similares los de los profesionales
de la justicia (Simony Mahan, 1971; McCauliff, 1982; Arce en prensa).

En resumen, la cualificación psicológica de los jurados, en términos de las estimaciones


subjetivas, parece fuera de toda duda.

Decisiones por jurados y jueces


Esta cualificación psicológica a nivel individual no parece suficiente por sí misma si no
se mantiene a nivel grupal. Para conocer este dato se recurrió a comprobar la consistencia de
las decisiones de, y entre, jurados y jueces.

455
Divergencias entre jueces

Las posibles discrepancias entre jueces a la hora de emitir juicios ya es motivo de


preocupación desde antaño. Así Everson, en un estudio llevado a cabo en 1915 en la Corte de
Justicia de la ciudad de Nueva Yorky con jueces con más de quinientos casos juzgados, observó
que mientras uno (sólo eran 13 los jueces con tales condiciones) absolvía al 73 por ciento de
los acusados llevados ante él por intoxicación, otro de sus colegas sólo lo hacía con el 1 por
ciento (Kalven y Zeisel, 1966). También Gaudet (1938) observó la existencia de discrepancias
entre jueces a la hora de emitir sentencias.

La demostración científica definitiva sobre la inconsistencia entre jueces la


proporcionaron Partridge y Eldridge (1974) quienes presentaron los mismos 20 casos a una
serie de jueces con el fin de que éstos dictarán sentencia sobre esos hechos. En resumen, en
16 de los 20 casos no se pusieron de acuerdo en si al acusado se le sentenciaba o no a un
internamiento en prisión. Estos mismos resultados fueron refrendados por Diamond y Zeisel
(1975) quienes, en un estudio de archivo, encontraron que en el 30 por ciento de los casos los
Tribunales no estaban totalmente de acuerdo respecto al encarcelamiento o no del acusado.
Avanzando en el porqué de estas discrepancias, Palys y Divorski (1984), tras reeditar los
hallazgos –sobre una fuerte disparidad de sentencias, constataron que tales dispareceres se
transportaban a la interpretación diferencial de los hechos del caso.

Divergencias entre jueces y jurado

En pro de conocer el grado de coincidencia entre jueces y jurado, Kalven y Zeisel


(1966) compararon la ejecución de 3576 jurados reales con la hipotética de jueces ante esos
mismos casos. Los resultados mostraron un acuerdo en el 78 por ciento de los casos (64 por
ciento a favor de la culpabilidad y 14 por ciento de la inocencia). Curiosamente, se enfatizaron
más las discrepancias que los acuerdos, porque de ese 22 por ciento de divergencias en el 19
por ciento los jurados llegaban a una decisión de inocencia y .los jueces de culpabilidad. Como
estos resultados podrían considerarse una descalificación a la labor del jurado, Kalven y Zeisel
(1966) clasificaron, en función de la opinión modal de jueces, casos ya juzgados por jurados
en fáciles, difíciles y muy difíciles. Si el jurado fuera competente, las divergencias en cuanto al
veredicto entre jueces y jurados deberían darse en los casos difíciles y, sobre todo, en los muy
difíciles. Los datos, por el contrario, señalan que las diferencias son por igual en las tres

456
condiciones. Por tanto, no se puede concluir que le jurado no comprenda las pruebas
presentadas.

Divergencias entre jurados

El trabajo más destacado sobre la disparidad entre jurados lo llevaron a cabo McCabe
y Purves (1974) quienes compararon la ejecución de jurados reales y jurados "ocultos",
denominados de esta forma porque veían el mismo caso que los reales y actuaban igual que
ellos, pero su decisión no era vinculante. Con una comparación en 30 casos hallaron una tasa
de coincidencia del 60 por ciento (30 por ciento en favor de la inocencia y 30 por ciento en
favor de la culpabilidad) y una discrepancia en el 20 por ciento de los casos (en un l3 por ciento
el jurado oculto condena y el real absuelve, mientras que en un 7 por ciento el oculto absuelve
y el real condena). En el 20 por ciento de los casos restantes, al menos, uno de los jurados se
declaró suspenso. Como se puede observar el nivel de acuerdo fue bastante elevado.

2. DETERMINACIÓN LEGAL DE LOS MIEMBROS DEL JURADO

En la actual legislación, la selección de los candidatos para un Jurado supuso uno de


los temas más delicados y complejos, ya que de su resultado dependía que la participación
ciudadana fuera efectiva, además de ser instrumento que garantizase la imparcialidad. Así, se
estableció que los requisitos mínimos para ejercer la función de jurado serían: ser español,
mayor de edad, saber leer y escribir, encontrarse en el pleno ejercicio de los derechos políticos,
ser vecino de cualquiera de los municipios de la provincia en que el delito se hubiere cometido
y no estar impedido física, psíquica o sensorialmente para el desempeño de la función de
jurado.

Cumplidos tales requisitos, el legislador previó para la selección de los candidatos una
serie de trámites y etapas sucesivas que se inician con un sorteo de los candidatos, a partir, del
censo vigente en ese momento. A continuación, se inician un periodo de reclamaciones,
resoluciones y comunicaciones. Con una anticipación mínima de treinta días al señalado para
el juicio, se sortean treinta y seis candidatos por causa, a los que se les envía un cuestionario
sobre los requisitos y las causas de incapacidad, incompatibilidad, prohibición y/o excusa. El
Ministerio Fiscal y demás partes están legitimados para la recusación con causa de algún
candidato alegada en tales cuestionarios. Una vez resultas estas excusas, incapacidades o
incompatibilidades, deben quedar un mínimo de veinte candidatos por causa.

457
El día del juicio y constituida 1a Sala, se procede a un sorteo sucesivo para seleccionar
a los nueve jurados titulares ya los dos suplentes. La/s acusación/es y defensa/s podrán utilizar
hasta cuatro recusaciones sin causa o perentorias cada una.

Comprobamos que la Ley vigente, teniendo presente los problemas del pasado, ha
arbitrado una fórmula legal para intentar superarlos. Se trata de las llamadas recusaciones. Las
particularidades de cada legislación llevan a diferenciar entre recusaciones de orden, con causa
y perentorias. En este apartado veremos el primer tipo, y en el apartado siguiente los otros
dos.

En primer lugar, tenemos las llamadas “recusaciones de orden", que se establecen para
controlar un sesgo de la población.

Esto coincidiría con las llamadas "incapacidades” del artículo 9 de la LOTJ y con las
“incompatibilidades” del artículo 10 de la LOTJ. Las incapacidades encuentran su fundamento
en la posible situación procesal de un candidato. La condición de penado y suspendido, además
de llevar aparejada la retirada de ciertos derechos, tendría un efecto en la actitud del sujeto que
debería juzgar a otro que generaría un sesgo en contra de la: ecuanimidad exigida. Además, el
artículo l.0 recoge una extensa lista de causas de incompatibilidad para ser jurado: el Rey, el
Presidente del Gobierno, los Diputados, Los Senadores...

Su fundamento radica en la posesión de determinados títulos o el ejercicio de ciertos


cargos que situarían a sus titulares en una posición de privilegio o desigualdad frente a los
demás jurados {véase LOTJ, arts. 9 y 10).

3. TIPOS DE RECUSACIONES

Las denominadas "recusaciones con causa" son aquellos que están especificadas por la
ley, y que en sí mismas suponen un atentado a la imparcialidad de cada asunto. Se pretende en
estos supuestos aplicar la máxima de que "no se puede ser juez y parte" y por ello se establece
la prohibición de ser jurado al acusador particular de esa causa, a quienes mantengan una
relación de parentesco con alguna parte... y se acepta la excusa a los mayores de sesenta y cinco
años, los residentes en el extranjero...(véase LOTJ, arts. 11 y 12).

458
Antiguamente, se suponía que cualquier otro sesgo no englobado en las recusaciones
con causa 1o podrían controlar los jurados, y por ello prestaban un juramente de imparcialidad.
Con el correr de los tiempos se entendió que este juramento no era suficiente y que existían
otros sesgos de causa psicológica, sociodemográfica, publicidad prejuiciosa, etc., que deberían
controlarse en lagunas circunstancias. La respuesta legal fue la creación de las “recusaciones
perentorias”, que no necesita justificarse, pero cuyo número está limitado.

Una vez cumplidos todos los requisitos legales y preseleccinados los treinta y seis
candidatos para el asunto la Ley prevé la posibilidad de hasta cuatro reacusaciones sin causa o
perentorias, por cada parte, y éste es el marco en el que tiene cabida la selección científica por
parte de los psicólogos.

4. MÉTODOS DE SELECCIÓN

Son varios los modelos de selección de jurados stand-by, voir dire, azar y de tribunal.
Aunque las publicaciones concretas del procedimiento de selección del jurado varían de un
país a otro e incluso dentro del mismo, podríamos dividirlos en dos: de adversarios e
inquisitorial. En este último se persigue no una selección de buenos jurados sino la evitación
de malos jurados. Generalmente, toma como punto de partida listas o censos de ciudadanos,
frecuentemente el censo electoral, ya partir de éstas el magistrado del caso, representantes del
colectivo de abogados "eliminan" a los ciudadanos que no podrían formar parte de un jurado.
de ese listado, ya filtrado, se obtiene un jurado al azar.

Por otra parte, los sistemas de adversarios, a través de procedimientos como el Stand-
by o el Voir Dire, buscan un jurado perfecto a través del enfrentamiento entre las partes a fin
de que eliminen, mediante recusaciones, de la rueda de jurados, elegida al azar a partir de
censos, a aquellos que le son adversos y llegar, de este modo, a un jurado no sesgado.

Entre los métodos más usuales para la selección del jurado señalaremos los siguientes:

*Selección al azar
*"Voir dire" y "stand by"
*Selección científica

459
Selección al azar

La selección al azar presupone que los jurados se eligen al azar a partir de listados. El uso de
aparatos informáticos aparece como el más usual. Esta selección debería completarse con una
depuración cara a eliminar a jurados que mantuvieran alguna relación, sobre todo de tipo
sanguíneo o económica, con alguna de las partes.

Dicha selección sólo permitiría recusaciones con causa, generalmente ejercidas por el
juez de un modo inquisitorial.

"Voire e dire" y "stand by"

La selección a través del sistema stand-by o Voir pire es similar. La primera se aplica
en el Reino Unido y la seguida en los Estados Unidos. El procedimiento responde, más o
menos, a los siguientes pasos. Se selecciona un panel de jurados a partir de listados. A partir
de esta pe rueda de jurados se descartan, previa aprobación del magistrado del caso, los jurados
recusados con causa, y posteriormente, se procede con las recusaciones perentorias. Así, se
llega a la formación del jurado. Se supone que se ha constituido un jurado imparcial porque
el sistema de adversarios garantiza que los jurados favorables a una parte serán recusados por
la otra, y viceversa.

Selección científica

Merece una atención especial la selección, denominada científica que, contrariamente


a las anteriores, no está legalmente regulada y sólo se usa al servicio de una parte. No existe,
tal y como veremos posteriormente, una uniformidad a la hora de definir la actuación científica
en la selección de jurados. La opción más usada, por su sencillez y menor coste, es la
denominada selección estadística. Ésta presupone la realización de un sondeo entre la
población de posibles jurados. En él se narran brevemente los hechos y se les pide el veredicto.
Los datos sociodemográficos, tales como sexo, edad, religión, poder adquisitivo, etc., se ponen
en relación con el veredicto de tal modo que podamos construir un perfil sociodemográfico
de los predictores de veredicto. Por ejemplo, si relacionamos la edad con la tendencia de
veredicto nos podría resultar en una situación similar a la mostrada en la Tabla 1 (tomado de
Press, 1992):

460
TABLA 1
(tomado de Press, 1992)

EDAD PTFF PTFD TOTAL PRFD


21-40 0´37 0´23 0´60 0´38
41-55 0´50 0´04 0´14 0´29
56-70 0´03 0´02 0´05 0´40
+70 0´15 0´06 0´21 0´29

TOTALES 0´65 0´35 0´65 0´35

Nota. PTFA: porcentaje del total favorable a la acusación; PTFD: porcentaje del total
favorable a la defensa; PRFD: porcentaje del grupo de edad favorable a la defensa,

El primer dato de interés que se desprendería de esta tabla sería el hecho de que el 35
por ciento de los sujetos son favorables a la defensa, de ellos el 66 por ciento (0,23/ 0,35)
pertenecían al grupo de edad comprendido entre 21 y 40 años, el 11 por ciento entre 41 y 55
años, etc. Si a estos datos añadimos la diferenciación por el sexo de los entrevistados, datos
económicos, hábitat, profesión, etc., nos encontraríamos con un perfil de los jurados a elegir"
para nuestra causa y "los jurados a rechazar". Las recusaciones perentorias serían el medio a
través del cual tratar de obtener un jurado más favorables.

461
5. RESUMEN

 Los requisitos mínimos para ejercer la función de jurado son: ser español, mayor de
edad, saber leer y escribir, encontrarse en el pleno ejercicio de los derechos políticos,
ser vecino de cualquier a de los municipios de la provincia en que el delito se hubiere
cometido y no estar impedido física, psíquica o sensorialmente para el desempeño de
la función de jurado.
 Cumplidos tales requisitos, el legislador previó para la selección de los candidatos una
serie de trámites y etapas sucesivas que se inician con un sorteo de los candidatos, a
partir, del censo vigente en ese momento. A continuación, se inician un periodo de
reclamaciones, resoluciones y comunicaciones. Con una anticipación mínima de treinta
días al señalado para el juicio, se sortean treinta y seis candidatos por causa, a los que
se les envía un cuestionario sobre los requisitos y las causas de incapacidad,
incompatibilidad, prohibición y/o excusa. El Ministerio Fiscal y demás partes están
legitimados para la recusación con causa de algún candidato alegada en tales
cuestionarios. Una vez resultas estas excusas, incapacidades o incompatibilidades,
deben quedar un mínimo de veinte candidatos por causa. El día del juicio y constituida
1a Sala, se procede a un sorteo sucesivo para seleccionar a los nueve jurados titulares
ya los dos suplentes. La/s acusación/es y defensa/s podrán utilizar hasta cuatro
recusaciones sin causa o perentorias cada una.
 Las denominadas "recusaciones con causa" son aquellos que están especificadas por la ley,
y que en sí mismas suponen un atentado a la imparcialidad de cada asunto. Se pretende
en estos supuestos aplicar la máxima de que "no se puede ser juez y parte" y por ello
se establece la prohibición de ser jurado al acusador particular de esa causa, a quienes
mantengan una relación de parentesco con alguna parte... y se acepta la excusa a los
mayores de sesenta y cinco años, los residentes en el extranjero.
 La selección al azar presupone que los jurados se eligen al azar a partir de listados. El uso
de aparatos informáticos aparece como el más usual. Esta selección debería
completarse con una depuración cara a eliminar a jurados que mantuvieran alguna
relación, sobre todo de tipo sanguíneo o económica, con alguna de las partes.
 La selección a través del sistema stand-by o Voir pire responde, más o menos, a los
siguientes pasos. Se selecciona un panel de jurados a partir de listados. A partir de esta
pe rueda de jurados se descartan, previa aprobación del magistrado del caso, los jurados
recusados con causa, y posteriormente, se procede con las recusaciones perentorias.

462
 La Selección científica, contrariamente a las anteriores, no está legalmente regulada y sólo
se usa al servicio de una parte. No existe, tal y como veremos posteriormente, una
uniformidad a la hora de definir la actuación científica en la selección de jurados. La
opción mas usada, por su sencillez y menor coste, es la denominada selección
estadística. Ésta presupone la realización de un sondeo entre la población de posibles
jurados. En él se narran brevemente los hechos y se les pide el veredicto.

463
6. CARACTERÍSTICAS DEL JURADO COMO GRUPO

7. FACTORES DE INFLUENCIA

a. Influencias de las características de los componentes

del Jurado

b. Influencias Legales

c. Factores extralegales que influyen a los jurados

c.1. Características del acusado

c.2. Características de la víctima

c.3. Publicidad previa al juicio

8. ANÁLISIS DE LA DELIBERACIÓN

a. Nivel de participación y contenido de la deliberación

b. Procesos de influencia durante la deliberación

b.1. Influencia informativa y normativa

b.2. Influencia de la mayoría

b.3 Influencia de la minoría

b.4 Benevolencia

C. Estilos de deliberación

9. RESUMEN

464
1. CARACTERÍSTICAS DEL JURADO COMO GRUPO

El Tribunal de Jurado está compuesto por un conjunto de ciudadanos, representativos de la


comunidad social, que tendrán que pronunciarse sobre la culpabilidad o inocencia del acusado
basándose únicamente en las evidencias y prli1ebas presentadas en la vista oral. De este modo,
el veredicto es una manifestación del reproche social ante el delito.

El veredicto final no es la suma de cada una de las opiniones individuales, sino: una
decisión consensuada obtenida tras un proceso de discusión conjunto. En ese sentido, los
jurados son psicológica y legalmente grupos pequeños de interacción cara a cara con la
obligación de resolver una tarea específica o conjunto de tareas.

A1gnnos autores han señalado las características que definen al Jurado como un grupo
especial de toma de decisión y que, por tanto, afectan a su proceso de toma m de decisión.

El jurado como grupo tiene una serie de características peculiares (Sealy, 1989):

1.- La pertenencia no es voluntaria, de hecho se producen intentos de para evitarla.


2.- Los miembros son extraídos de un amplio espectro de la sociedad, por lo que cabe
esperar que no se conozcan entre sí.
3.- Dada la diversidad de intereses entre sus componentes, e no se espera. que tengan un
interés común.
4.- Los jurados son representativos de la comunidad de la que han sido extraídos, pero
cada individuo no defiende un interés particular dentro de ella. Por ejemplo, una. mujer
miembro de un jurado no representa los intereses de las mujeres de la comunidad.
5.- Legalmente el jurado es anónimo -en tanto que los nombres de los miembros
permaneces en secreto para el público- y además en el grupo; no suelen presentarse unos
a otros.
6.- El jurado toma decisiones de carácter importante, pero no son responsables de ellas,
en tanto que no tienen que dar una explicación sobre el veredicto obtenido ni puede ser
recriminados en el caso de que éste sea equívoco.
Sealy considera que los sesgos personales son suprimid por las demandas impuestas en
la deliberación del jurado (reglas que determina el peso de la prueba, reglas de la evidencia,

465
etc.). En relación a esto, Levine et al. (1981) enumera las reglas que determinan el
funcionamiento del jurado y, por tanto, afectan al proceso grupal.

1.- El jurado determina los hechos, el Juez interpreta la ley. La especialización de las tareas
juez/jurado reduce los conflictos, y que 1a expectativa de los miembros es aceptar el marco
legal proporcionado por el juez.
2.- Los jurados deben basarse en la evidencia. Esto proporciona solidaridad en el grupo, ya
que genera una cultura común basada en la experiencia de haber asistido al juicio. Además,
establece una clara definición de lo que es la desviación. También permite que puedan
introducirse experiencias y sentimientos personales, dando lugar a la intimidad en el grupo
pero enmarcada en el contexto del trabajo grupal.
3.- La regla de decisión unánime aumenta la solidaridad en el grupo. Además, produce una
desindividualización, ya que cada jurado se ve presionado a conformarse con la opinión
mayoritaria y le lleva a subordinar aspectos de sí mismo de cara al interés grupal.
4.- La ausencia de límite temporal produce dos efectos contradictorios: incrementa la
solidaridad, ya que la tarea que se está realizando es más importante que cualquier otro tipo
de actividad (familia, trabajo, etc.), pero aumenta la posibilidad de debate y de conflicto al
facilitar la expresión de puntos de vista individuales.
5.- El voto en conciencia aumenta la individualización. No hay ningún miembro del jurado
cuyo voto tenga más importancia que el de otro.

Levine et al. {1981), conc1uye que el jurado es un grupo orientado a la tarea, con unas
reglas que le sirven para reducir la tensión y evitar no tener éxito en el desempeño de su
función, es decir, evitar.

El jurado como grupo tiene un periodo de vida limitado, estando compuesto por
sujetos que no se conocen entre sí. Una vez que obtiene su decisión, el grupo se disuelve y los
miembros vuelven a sus problemas y actividades. En este sentido, se ha resaltado el paralelismo
entre el jurado y los grupos experimentales de solución de problemas o toma de decisión
(Levine et al., 1981; Davis et al., 1988). A pesar de esta similitud aparente, no hay que olvidar
que los grupos experimenta1es suelen decidir sobre tareas simples y generalmente de carácter
artificial.

466
2. FACTORES DE INFLUENCIA

Una 1ínea de investigación bastante desarrollada ha sido el análisis de los factores que influyen
en la toma de decisión de los miembros del jurado.

Aunque nosotros enfatizamos el carácter del jurado como grupo, no puede olvidarse
que existe una toma de decisión individual de cada uno de los miembros. De hecho, algunos
estudios han puesto de manif1esto como los jurado, una vez terminada la vista, tienen ya
tomada su decisión sobre el caso (Kalven y Zeisel, 1966).

Por otro lado, no puede afirmarse que la mente de los jurado sea una “tabula rasa” en
el momento en el que acuden a la sala de justicia (Kaplan, 1982). Existen una serie de sesgos
o influencias que afectan a la toma de decisión, haciendo que ésta no se base exclusivamente
en la evidencia y las características del caso.

Las revisiones sobre estos aspectos (Davis 1977; Gerbasi et al. 1977, Dane y
Wrightsman, 1982; Kerr, 1982, Sobral et al. 1989) han resaltado la influencia de los siguientes
factores:

• Características de los miembros del Jurado:


-Características demográficas.
-Variables psicosociales.

• Factores legales o derivados de los procesos judiciales:


-Instrucciones.
-Factores procesales y orden de presentación de la información.
-Alternativas de decisión.

• Factores extralegales:
-Características de la víctima.
-Publicidad previa al juicio.

El primer tipo de factores con rasgos permanentes aportados por los jurados cuando
acuden al juicio. Los otros dos pueden variar según el tipo de juicio y tienen un carácter más

467
situacional. En ese sentido, los primeros han sido considerados sesgos rasgo y los segundos
sesgos estado (Kaplan, 1982; Kaplan y Garzón, 1986).
A. Influencias de las características de los componentes del Jurado

Las características de los jurados o, en terminología de Kaplan, sesgos rasgo más analizados
han sido:

• Características demográficas

La evidencia sobre las características demográficas y su influencia no es muy extensa. Por un


lado sería con muestras heterogéneas y de gran tamaño que juzgasen un mismo caso. Por otro,
la tendencia en los estudios con jurados simulados a utilizar una población tan homogénea
como los estudiantes, no ha permitido recopilar mucha información al respecto. Aún así,
existen algunos datos en lo que se refiere al sexo, la edad, y el nivel educativo de los jurados.

-En lo que se refiere al sexo, los resultados no son nada concluyentes.

Algunos estudios ponen de manifiesto la relación entre las diferencias en el sexo y la


decisión tomada respecto a la culpabilidad del acusado (Efran, 1974; Sealy y Cornish, 1973,
Davis et al, 1975). Estos estudios muestran una mayor benevolencia por parte de las mujeres.
Otros estudios no han encontrado relación entre sexo y decisión (Griftitt y Jackson, 1973).

Cuando la variable dependiente que se tiene en cuenta es la sentencia en vez del


veredicto, no hay diferencias atribuibles al sexo (Jones y Aronson, 1973; Cornish y Sealy, 1973;
Sue Smith y Gi1bert, 1974; Landy y Aronson, 1969).

Las tendencias parecen ser más claras cuando se combina el sexo del jurado con el tipo
de caso. En los delitos de violación, la tendencia a la benevolencia en la mujer se transforma
en una tendencia opuesta (Davis et al. 1977), manifestando los varones una mayor inclinación
a culpabilizar a la víctima en la comisión del delito (Rumsey y Rumsey, 1977). Otros estudios,
no han mostrado esta tendencia en delitos de violación (Jones y Aronson, 1973) ni en otro
tipo de causas, como por ejemplo el asesinato (Nemeth, Endicott y Watchler, 1976).

-En lo que se refiere a la edad, algunos estudios han mostrado un sesgo hacia la benevolencia
en los jurados jóvenes (Simon, 1967; Sealy y Cornish, 1973). Sealy y Cornish (1973) concluyen

468
que, en general, los jurados alrededor de treinta años tienden a ser más benevolentes que los
de más edad, en especial aquellos que tienen poca experiencia en el servicio como jurados.
Otros estudios, por ejemplo el de Reed (1965), no encuentran diferencias en función de la
edad.

-Analizando el nivel educativo, parece existir un mayor efecto de lenidad o benevolencia por
parte de los estudiantes (Feild y Barnett, 1978; Izzett y Leginski, 1974, Simon y Mahan, 1971;).
Otros estudios han llegado a conclusiones contrarias: Los datos de Reed (1965) y ( Simon
(1967) indican que los jurados con mayor nivel educativo son más tendentes a la condena.

La mayor parte de las características de los miembros del jurado no se dan en realidad
de forma aislada en un individuo, lo que da poco valor a la mayoría de estas investigaciones,
al no tener en cuenta los efectos de interacción existentes entre ellas.

• Variables psicosociales de tipo cognitivo

El asesoramiento a los procedimientos de selección del jurado ha puesto de manifiesto la


relación entre determinadas características psicosociales (ideología política, actitudes, rasgos
de personalidad) y actividad resolutoria (Dillehay y Nietzel, 1981; Nietzel y D111ehay, 1986;
Turner et al. 1986). Los datos que parecen más claros son los relativos al autoritarismo.

-El autoritarismo es quizá una de las variables más analizadas. En estudios con jurados
simulados, se ha llegado a la conclusión que los autoritarios tienen más tendencia a la condena
(Bray y Noble, 1978), son más severos a la hora de dar sentencias y prestan más atención a
factores extralegales como su similaridad con el acusado (Hitchell y Byrne, 1973) o el estatus
del mismo (Berg y Vidmar, 1975).

De modo similar, los conservadores son más severos en la sentencia que los liberales
(Nemeth y Sosis, 1973). Las conclusiones de este estudio han sido criticadas debido a que es
posible que, además de la orientación política, hayan variado otros factores entre las dos
muestras de jurados (Gerbasi et al. 1977).
Fundamentalmente estos estudios logran establecer relación entre autoritarismo y
severidad en el castigo o en la sentencia, pero hay poca evidencia que relacione este rasgo con
el veredicto (Saks y Hastie, 1978).

469
Otra variable analizada en este tipo de estudios es la ubicación del control (Phares y
Wilson, 1972; Sosis, 1974; Phillips, 1985). Los estudios concluyen que los sujetos con control
interno tienden a condenar más y dar sentencias más severas que los jurados con control
externo.

La mayor tendencia de los jurados con control interno a atribuir más responsabilidad
al acusado, permite concluir que los sujetos aplican sus propias autopercepciones de
responsabilidad cuando juzgan la conducta de otros (Gerbasi, et al. 1977).

-También se ha analizado las actitudes de los Jurados hacia el castigo y hacia la pena de
muerte.

Kaplan y Miller (1978) encontraron una influencia de la actitud severa hacia el castigo,
de modo que ésta llevaba a los sujetos a manifestar un mayor nivel de seguridad respecto a la
culpabilidad del acusado ya dar sentencias más severas.

Los sujetos que manifiestan su agrado por servir como jurados en casos que implican
la pena capital, son más conservadores y más autoritarios (Boehm,1968). Además este tipo de
jurados tiene una mayor tendencia a la condena (Jurow,1971).

-Mencionaremos brevemente las actitudes mantenidas por los que tiene experiencia
previa como miembro del jurado. La evidencia existente al respecto, indica una tendencia a la
condena en los jurados con experiencia previa (Reed, 1965; Jurow, 1971; Kassin y Juhnke,
1979; Dillehay y Nietzel, 1985; Werner et al. 1985).

Pero la preferencia hacia la condena está mediatizada por el tipo de delito que se juzgó
en la experiencia anterior, de modo que si se ha ejercido de jurado en un delito grave,
posteriormente se es menos partidario de condenar en delitos de menor gravedad (Nagao y
Davis, 1980).

B. Influencias Legales

• Instrucciones

470
Al terminar la vista, el jurado recibe las instrucciones del juez respecto a los criterios legales
que deben su decisión. Varios estudios han analizado si realmente éstas son tenidas en cuenta.
En este sentido, esta influencia, a diferencia de las comentadas antes, sería considerada
deseable, en especial en lo que se refiere a las instrucciones que recalcan no tener en cuenta la
evidencia inadmisible (Reed, 1980).

Algunos de los datos existentes respecto a la influencia de las instrucciones del juez
son los siguientes:

A pesar de las instrucciones, los sujetos se ven influidos la evidencia inadmisible, en


especial en aquellos casos en los que la evidencia legal es débil o ambigua (Sue, Smith y
Caldwell, 1973; Kaplan, 1977).

Algunos estudios han encontrado un efecto "boomerang" de las instrucciones. Cuando


éstas recalcan en exceso la prohibición de utilizar la información extralegal, los jurados tienden
a incrementar el peso o importancia de la misma. Esto se explica, bien porque la instrucción
hace que los jurados presten atención a esa información (Broeder, 1959), o bien como
consecuencia de la reacción de los jurados a ver disminuida su libertad (Wolf y Montgomery,
1977).

Kerr et al. (1976) muestran en su estudio como los jurados son capaces de obtener sus
veredictos siguiendo las definiciones dadas en las instrucciones sobre duda manipulan la regla
de decisión, junto con la del criterio de duda razonable (no definición, laxa y estricta). El tipo
de definición influyó en las opiniones previas ala deliberación. Estas eran más tendentes a la
culpabilidad cuando la definición era laxa. La no definición llevó a aumentar el número de
miembros del jurado indecisos o sin opinión definida antes de la deliberación.

En general la mayoría de los trabajos indican el poco efecto de las instrucciones del
juez en la toma de decisión de los jurados (Cruse y Browne, 1987).

Una posible explicación es que éstas se dan una vez que ha terminado la vista, cuando
ya los jurados tienen una visión sobre lo que ha sucedido en el caso y han tomado su decisión
respecto a la culpabilidad (Kassin y Wrightsman, 1979).

471
En relación a esto, el estudio de (1977) modifica el momento temporal en el que se
dan las instrucciones, encontrando que el mejor modo de asegurar su eficacia es dar las
instrucciones antes de que comience la vista y al final de la misma.

• Factores procesales y orden de presentación de la información

Una posible modificación de los métodos procesales es la presentación en video de la evidencia


y testimonios. Esta innovación permitir1a evitar las dificultades que en algunos casos tienen
los testigos para acudir a la sala, e incluso facilitar la no inclusión de elementos legalmente
inadmisibles, eliminándolos previamente a la presentación de la filmación a los jurados (Saks,
1982).

Estas modificaciones pueden alterar el modo de procesamiento de la información


(Farmer et al. 1977).

Saks (1982), revisando los estudios que analizan la influencia del modo de presentación
de 1os testimonios en un juicio, comenta que la mayor parte de los trabajos no encuentran
diferencias en cuanto al veredicto, pero manifiestan una disminución de la implicación y de la
respuesta emocional de los jurados ante el testimonio.

Otro aspecto procesal muy estudiado es el orden en el que se presenta la evidencia en


el juicio, analizando si puede afectar al resultado del mismo (Pennington, 1982; Davis, 1984).

Weld y Danzing (1940) muestran la existencia de un efecto de recencia en un estudio


con jurados simulados, de modo que tienen más influencia en los miembros del jurado la
evidencia presentada en último lugar.

Walker, Thibaut y Andreoli (1972) manipulan dos tipos de orden: el orden secuencial
de presentación de los argumentos por cada una de las partes (variando si comienza el fiscal o
la defensa) y el orden interno de presentación de los argumentos, siguiendo un orden climático
(presentando la evidencia más dramática al final) o anticlimático (comenzando por la evidencia
más dramática). Los resultados sobre las variaciones en el orden de la presentación de la
información entre las partes mostraron un efecto de recencia. De este modo, el orden seguido
en el sistema de adversarios favorece defensa, dándole más probabilidad de que el jurado se

472
declare por un veredicto de inocencia. Los resultados sobre las variaciones en el orden interno
llegan a la conclusión de que el orden climático es más beneficioso tanto para la defensa como
para el acusado.

La mayor parte de estos estudios requieren que los miembros del jurado hagan juicios
periódicos a lo largo del experimento, en vez de un juicio al final una vez presentada toda la
información. Davis et al. (1977) indican que son estos procedimientos los responsables de los
efectos de recencia. Por otro lado, cabe destacar la falta de estudios que analicen si esos efectos
se mantienen en el veredicto del grupo (Davis, 1984).

Cuando en el juicio el acusado es procesado por más de un delito, este factor también
influye en la decisión de los miembros del jurado.

Kerr, Harmon y Graves (1982), mostraron que los veredictos de los jurados se veían
influidos por la evidencia y severidad de los cargos anteriores, de modo que aumenta la
inclinación a dar un veredicto de culpabilidad respecto a un cargo es presentado con otros.

Cuando en un mismo juicio se presentan varios cargos también influye el orden de


presentación de los mismos. En el estudio de Davis et al. (1984) se manipula el orden en el
que los jurados deben decidir sobre tres cargos, haciendo que la decisión sea en orden
descendente o ascendente en lo que se refiere a la gravedad de los mismos. Los autores
encontraron que los juicios de los miembros del jurado, tras la deliberación, manifestaban un
mayor incremento de la tendencia a la condena en el caso en el que se seguía un orden
descendente. Este estudio muestra como el factor determinante no es el orden en si mismo,
sino la decisión tomada en el cargo precedente, de modo que cuando ésta es de culpabilidad,
se incrementa la probabilidad de que del siguiente cargo el acusado sea también declarado
culpable.

• Alternativas de decisión

Cuando las alternativas de decisión sobre el caso son muy diferenciadas en lo que se refiere a
su severidad, los miembros del jurado tienden a elegir la alternativa menos severa (Vidmar,
1972; Kaplan y Simon, 1972).

473
Vidmar (1972) manipuló las alternativas de decisión y el orden de presentación de la
evidencia en el juicio. No hubo ningún efecto de la última manipulación, pero si de la primera.
Sus resultados han puesto de manifiesto que los jurados simulados tienen en cuenta las
consecuencias potenciales de su decisión, lo que les lleva a una cierta lenidad ala hora de elegir
entre dos alternativas muy diferenciadas entre si en cuanto a la severidad de la consecuencia.

Bajo condiciones de alternativas de decisión limitadas, si se asocia la alternativa más


severa con la menos severa, es más probable un veredicto de inocencia.

Larntz (1975) confirma los datos de Vidmar, aunque explica los resultados a partir de
un modelo de probabilidad condicional y no por la existencia de un proceso psicológico de
acomodación a la restricción de alternativas de veredicto.

Kaplan y Simon (1972) manipulan la severidad de las opciones de sentencia y el tipo


de evidencia disponible sobre el caso (fuerte, débil, moderada e inconsistente). A medida que
la evidencia presentada es más fuerte, aumentan los veredictos de culpabilidad, pero cuando
las alternativas de sentencia son muy diferentes en su grado de severidad (asesinato en primer
grado frente a absolución) moderan la influencia de la evidencia, siendo en esta condición en
la que se produce el mayor número de sentencias absolutorias.

C. Factores extralegales que influyen a los jurados

c.1. Características del acusado

La influencia de las características del acusado ha sido uno de los factores extralegales más
analizado en la investigación del jurado. En algunos estudios se han puesto en relación las
características del acusado con las de los miembros del jurado y/o la víctima.

• Características demográficas

-En lo que se refiere al sexo, los datos extra1dos de la consulta de archivos legales indican que
los efectos de éste están mediatizados por la naturaleza del delito juzgado, de modo que la
mayor benevolencia a la hora de las mujeres no quedaría explicada por el sexo, la menor
gravedad del delito cometido (Green, 1961; Nagel, 1969).

474
Kalven y Zeisel (1966) muestran en su estudio una mayor probabilidad de que los
hombres sean condenados por delitos de parricidio (en concreto el asesinato del cónyuge) que
las mujeres.

Stephan (1974) intentó confirmar este resultado en una investigación con jurados
simulados. Encontró que los jurados tendían a condenar en mayor medida a los acusados de
su mismo sexo en ese tipo de delitos. Ya que la mayor parte de los jurados estudiados por
Kalven y Zeisel eran hombres, los datos de Stephan son coincidentes con los datos de jurados
reales.

Dane y Wrightsman (1982) explican que el sexo del acusado puede influir en el
esquema que elaboran los miembros del jurado, procesando de un modo determinado los
hechos del juicio. Uno de los posibles esquemas es la idea de que las mujeres cometen un tipo
determinado de delitos. Si el delito juzgado no entra dentro de esa consideración, esto llevará
a concluir que es poco probable que la acusada sea culpable. Los autores reconocen que el
procesamiento también puede ser otro: si una mujer está siendo acusada de un delito que las
mujeres cometen en pocas ocasiones, entonces el fiscal tiene que estar muy seguro de que es
culpable.

-Los estudios sobre el nivel socioeconómico han sido menores, quizá por la esperada poca
variación en el estatus de los acusados (Kalven y Zeisel, 1966).
En juicios reales no encuentran relación entre el estatus del acusado y la probabilidad
de ser considerado culpable (Nagel, 1969; Hagan, 1974).

-Varios estudios en los EEUU han analizado la influencia del origen étnico del acusado, en
especial, la influencia de la raza negra.

Los estudios con jurados reales indican la existencia de un sesgo en contra del acusado
de raza negra (Bullock, 1961, Broeder, 1965, Nagel 1969; Howard, 1975). En otros estudio se
ha encontrado que esta tendencia se ve moderada por otros factores como los antecedentes y
tipo de delito (Ha9an, 1974). De toda la evidencia disponible respecto a la influencia de cabe
concluir que existen efectos de interacción raza del acusado, de la víctima y de los jurados.
Cuando coinciden la raza de los miembros del jurado con la del acusado, éste tiene menos
probabilidades de ser condenado, mientras que si lo que coincide es la raza de la v1ctima con

475
la de los miembros del jurado, el acusado tiene más probabilidad de ser condenado (Dane y
Wrightsman, 1982).

• Antecedentes

Los antecedentes del defendido pueden ser considerados variable extralegal a la hora de
determinar la culpa del acusado (no así en relación a la sentencia).

La revisión de Hagan (1974) indica que existe una influencia de los antecedentes en el
veredicto. El estudio de Kalven y Zeisel (1966) concluye que en el 10% de los casos en los que
el jurado condenaba 1o hacia basándose en los antecedentes del acusado.

Con jurados simulados, también se ha mostrado una mayor tendencia a la condena


cuando se conoce la existencia de antecedentes penales del acusado, en especial si est4n en
relación con el delito actualmente juzgado (Clary y Shaffer,1980).

• Atractivo social y físico:

Los datos sobre la influencia del atractivo del acusado provienen en su mayor parte de estudios
con jurados simulados. Se manipulan las características del acusado, de modo que pueda ser
percibido por los jurados como personas atractivas física o socialmente hablando.

El estudio de Landy y Aronson (1969) presenta el inconveniente de describir a los dos


tipos de acusados (atractivo y no atractivo) con rasgos de carácter diferente, incluyendo los
antecedentes penales. Por lo tanto, no se puede estar seguro de qué factores explicarían las
diferencias en la toma de decisión.

Dowdle, Gillen y Miller (1974) emplean una versión modificada del estudio anterior
con la idea de replicar los resultados. Confirman la tendencia general, pero encuentran una
influencia de la fuente que describe las características del acusado. Cuando los acusados son
descritos por sus iguales reciben mayores sentencias que si son descritos por expertos
(psicólogos o psiquiatras).

Kaplan y Kemmerick (1974) crean cuatro condiciones, incluyendo una condición


control. Se observó, además de la relación entre benevolencia y rasgos positivos, que las

476
respuestas de los jurados en la condición control eran similares a las del caso en que el acusado
era descrito con rasgos negativos, en especial cuando las daban importancia a las características
del acusado. Según esto, cabría pensar que los jurados tienden a asumir rasgos desfavorables
sobre el acusado cuando no tienen información sobre su carácter.

El estudio de Berg y Vidmar (1975) muestra cómo los jurados estaban más seguros de
la culpabilidad de los acusados con rasgos socialmente negativos.

-Al igual que ocurre con el análisis sobre la influencia del atractivo social, la mayor parte de
los datos sobre el atractivo físico provienen de estudios con jurados simulados en los que se
manipula el atractivo, generalmente mediante la presentación de fotografías.

Estudios con jurados simulados, como el de Efran (1974), ponen de manifiesto una
tendencia a la benevolencia cuando la acusada es físicamente atractiva, aunque esto sólo influye
a los miembros masculinos del jurado.

Sigall y Ostrove (l975) demuestran que el efecto del atractivo físico del acusado puede
venir condicionado por el tipo de delito cometido. Si el jurado percibe que el acusado se ha
servido de su atractivo para cometer el delito, este factor puede actuar en contra suya. En su
estudio manipulan el atractivo de las acusadas y varían el tipo de delito (robo o estafa). En el
primer caso, encuentran un efecto de benevolencia hacia la acusada descrita como atractiva,
pero no así en el delito de estafa, interpretando los jurados que la condición de la acusada
facilitó la comisión de ese delito.

McFatter (1978), sin embargo, muestra que el efecto de benevolencia se produce


también en delitos complejos como la estafa. En este estudio los acusados eran hombres. Esto
haría pensar que los jurados tienden a considerar que los hombres hacen uso de su inteligencia
en la comisión de delitos complejos, mientras que las mujeres deben hacer uso de su atractivo
(Dane y Wri9htsman, 1982).

c.2. Características de la víctima

Los estudios sobre las características de la víctima han proliferado en menor medida que en el
caso del acusado.

477
• Características demográficas

Además de la influencia de la raza, mencionada anteriormente en los estudios sobre el acusado,


otro aspecto analizado ha sido el nivel socioeconómico.

Algunos estudios indican que si la víctima tiene un alto estatus, tiende a provocar
menos simpatía en los jurados (Boor , 1976)

• Atractivo social y físico

-El estudio de Jones y Aronson (19.73) analiza la influencia del atractivo social de la víctima
en un caso de violación. Si la víctima tenía un menor atractivo social, las recomendaciones de
sentencias eran más cortas que cuando era socialmente más atractiva. En este último caso, se
le atribu1a a la v1ctima más responsabilidad en la comisión del delito. Los autores explican
estos resultados en relación al mantenimiento de la "creencia en un mundo justo” (Lerner,
1975) que llevar1a a devaluar a la v1ctima, o bien a culpabilizarla. Dado que es más difícil
devaluar a la v1ctima cuando se le atribuyen rasgos socialmente positivos, se tiende a
considerarla más responsable del delito.

-En lo que se refiere al atractivo físico, también parece ejercer influencia en los jurados
simulados, en especial en lo que se refiere a los delitos de violación. Thornton (1977) muestra
que el atractivo físico de la víctima no afecta a la culpabilidad, aunque los jurados masculinos
recomendaron sentencias más largas cuando la víctima resultaba ser atractiva.

Parece, por tanto, que las características del acusado y, en menor grado, las de la víctima
influyen en la decisión. Pero la mayor parte de estos estudios, han analizado la toma de decisión
de miembros del jurado, sin que deliberen como grupo.
c.3. Publicidad previa al juicio

Simon (1968) Investiga la relación entre la exposición a pub1icidad previa al juicio y el


veredicto de los m1embros del jurado. Manipuló el tipo de noticia (sensacionalista o
conservadora) presentada a los jurados antes de oír el caso. Los jurados que recibieron el
primer tipo de noticia, tendieron a creer en mayor medida que el acusado era culpable. Las
instrucciones recalcando la no influencia de la publicidad tuvieron éxito, ya que no hubo
diferencias entre los veredictos una vez dada la instrucción a los dos grupos.

478
Este estudio ha sido criticado debido a que las características de la demanda eran altas
y deberían haber existido dos condiciones de control: una en la que no existiese publicidad
previa y otra en la que después de la pub1icidad no se hubiesen dado instrucciones (Gerbasi y
Zuckerman, 1977).

Cuando la información previa al juicio es relevante y perjudicial para el acusado, su


influencia depende del sexo del jurado, de modo que las mujeres se ven más influidas (Sue,
Smith y Gilbert 1974).

El conocimiento de datos sobre el caso debe ser tenido en cuenta en el modo que en
los juicios reales cuando existe publicidad previa al juicio resulta muy difícil confeccionar un
panel de jurados que no tengan información sobre el caso (Padawer-Singer y Barton, 1975;
Greene y Loftus, 1984).

Un ejemplo reciente de estas dificultades han sido los problemas existentes en Florida
a la hora de confeccionar un jurado imparcial para juzgar al general Noriega, después de las
informaciones aparecidas en los medios de comunicación.

Davis (1986) en su revisión sobre la influencia de la publicidad critica la mayor parte


de los estudios, indicando que este tema debería seguir investigándose en el futuro. En
cualquier caso, Davis (1986) concluye que la influencia parece ser menor, siendo su efecto más
leve o sutil de lo que parece.

3. ANÁLISIS DE LA DELIBERACIÓN

Dado que el único momento en el que se interrumpe el carácter público del juicio con jurado
es cuando éste se retira a deliberar, los estudios sobre la fase de deliberación se han basado
generalmente en el análisis de jurados simulados y, en menores ocasiones, entrevistando tras
la deliberación a los sujetos que han formado parte del jurado real.

A. Nivel de participación y contenido de la deliberación

Nivel de participación

479
Los estudios con jurados simulados han puesto de manifiesto que algunos miembros no
participan en absoluto, contribuyendo solamente en el momento de la votación final.

Existen varios factores que influyen en el nivel del, participación durante la


deliberación.

Hawkins (1962) indica que a medida que la fracción mayoritaria aumenta de tamaño,
aumenta también su nivel de participación en conjunto, pero el promedio de participación de
cada individuo disminuye a medida que el tamaño de la fracción aumenta.

El portavoz es el más activo que los demás miembros. Por otro lado, algunos estudios
indican que los hombres tienden a participar de forma más activa que las mujeres (Strodtbeck
et al., 1957; James, 1959). Pero en estos datos está influyendo el desproporcionado número de
hombres que fueron portavoces en esos jurados. Otros estudios no llegan a la conclusión de
que los hombres participan más que las mujeres una vez eliminado el factor de ser portavoz
(Nemeth et a al., 1976; Bray et al., 1978).

Algunos estudios muestran una correlación positiva entre nivel de estudios, estatus
ocupacional y nivel de participación (Strodtbeck et al., 1957; Simon, 1967; James, 1959; Hastie
et al., 1983).

Contenido de la deliberación

Aunque cada estudio ha analizado el contenido mediante procedimientos diferentes, parece


existir un patrón general que indica que los jurados se centran en los hechos y testimonios y;
en menor medida, en las instrucciones del juez (Simon, 1967; Kessler, 1973; Hastie et al. 1983).
Además, aproximadamente la mitad de las intervenciones son comentarios sobre opiniones y
experiencias personales con el fin de argumentar una posición determinada (James, 1959;
Simon, 1967).

Las mujeres tienden a centrar sus intervenciones en actos socioemocionales, mientras


que los hombres están más centrados en resolver la tarea (e Strodbeck y Mann, 1956; Nemeth
et al., 1976; Hastie et al., 1983).

480
Los jurados con mayor nivel educativo tienden a hacer referencia en mayor medida a
las instrucciones del juez ya los procedimientos que debe seguir el jurado durante la
deliberación, teniendo mayores dotes de persuasión (James, 1959).

A pesar de lo que se les indica en las instrucciones, los jurados discuten aspectos que
no les corresponden como, por ejemplo, la evidencia inadmisible (Miller y Fontes, 1979) y las
consecuencias de la condena a para el acusado (Simon, 1967).

En la deliberación se reproducen las fases de resolución de problemas en grupo (Bales


y Strodtbeck, 1951). A medida que avanza la deliberación, disminuyen los actos dirigidos al
grupo como un todo y se va desarrollando la fase de conflicto. Una vez que el. Consenso se
ha alcanzado, todas las tensiones y conflictos anteriores se olvidan y gran parte de las
intervenciones de la fase final se vuelven a dirigir al jurado como grupo {Hans y Vidmar, 1986).

B. Procesos de influencia durante la deliberación

Los fenómenos de influencia más estudiados en la toma de decisión del jurado han sido la
influencia informativa y normativa, la influencia de la mayoría, la influencia de la minoría, el
sesgo a la benevolencia y la polarización.

b.1. Influencia informativa y normativa

En el jurado, el primer tipo de influencia se manifestaría mediante la aportación de evidencias


y hechos del caso. La segunda se relacionaría con la adecuación a las normas expresadas por
otros en sus votaciones, conformándose a ellas con el fin de ganar la aprobación de los demás.

Los tipos de influencia que se desarrollan durante la deliberación difieren según el


momento temporal de ésta (Foss, 1976). Las primeras etapas se caracterizan por la existencia
de procesos de influencia informativa mediante la aportación de datos y la interpretación de la
evidencia. Después de un tiempo, ya no es posible introducir nuevos factores o
interpretaciones y se manifiesta la influencia normativa con el fin de que se alcance el consenso.

b.2. Influencia de la mayoría

Uno de los primeros estudios que puso de manifiesto la influencia de la mayoría fue el análisis
de jurados reales realizado por Kalven y Zeisel (1966). De los 215 jurados que tenían una

481
mayoría en la primera votación, sólo 6 alcanzan una decisión que no era apoyada inicialmente
por la mayoría.

La influencia de la mayoría suele ser un esquema de decisión que se ajusta a los grupos
que deciden sobre temas considerados relevantes y que implican y motivan a los miembros
(Kerr, 1982).

Algunos estudios han relacionado la influencia informativa y normativa con el


predominio de 1a opinión mayoritaria. A medida que una facción tiene más miembros, es más
capaz de dominar en la discusión, aumenta la probabilidad de que pueda introducir
información y puede contar con un mayor número de argumentos (Nemeth, 1977). Hay
relación entre ser mayoría y capacidad de ejercer influencia. También pueden establecerse una
relación entre 1influencia normativa y tamaño de la facción. La mayoría impone una norma
para definir la realidad social y el temor a su desaprobación puede incrementarse con su
tamaño.
b.3 Influencia de la minoría

Otra posibilidad de obtener el consenso, aunque menos frecuente, es que 1ª opinión defendida
por la minoría logre convencer a la opinión mayoritaria.

Nemeth y Wachtler (1974) han enfatizado la importancia de que los demás miembros
del jurado perciban consistencia y seguridad en el estilo conductual con el que la minoría
defiende su opinión. Generalmente se suele producir una reacción de rechazo ante el miembro
que defiende una postura minoritaria, en especial cuando su punto de vista evita que el grupo
pueda alcanzar 1ª meta.

Una de las ventajas de la existencia de opiniones minoritarias en un grupo es el hecho


de que llevan a la reflexión, independientemente de si 1ª minoría defiende un punto de vista
acertado o no (Nemeth, 1986; Nemeth y Staw, 1989).

b.4 Benevolencia

Los miembros del jurado tienen mayor tendencia a la condena antes que después de la
deliberación (Bray et al., 1978; Davis et al., 1975, 1977; Stasser y Davis, 1977; Kerr et al., 1979;
Tanford y Penrod, 1986), produciéndose así un sesgo hacia la benevolencia.

482
Este sesgo modifica la influencia ejercida por la mayoría. Kalven y Zeise1 (1966)
observan que cuando la mayoría defiende veredictos de culpabilidad, en el 86 por ciento de
los casos el veredicto final es de condena, mientras que sólo un 5 por ciento el veredicto final
que es de inocencia, Cuando la mayoría defiende el. Veredicto de inocencia, en el 91 por ciento
de las ocasiones se convierte en el veredicto final, mientras que sólo en un 2 por ciento se da
un veredicto final de culpabilidad.

La tendencia a la benevolencia por parte del jurado se confirma al comparar las


decisiones de los jurados con las que en su caso habría tomado el juez (Kalyen y Zeisel, 1966).
Una posible, explicación de este sesgo en el jurado es aludir, como hacen los autores, al hecho
de que los jueces tienen acceso a un tipo de informaci6n que le está restringida al jurado
(antecedentes, elementos de sumario, etc.).

Por otro lado, una de las diferencias existentes entre la toma de decisión del juez y la
del jurado es que la primera se produce individualmente, luego podría ser la toma de decisión
en grupo la causan te de la lenidad.

Las presiones normativas también podrían explicar la tendencia ala benevolencia. Las
normas del sistema de justicia, creadas para salvaguardar al acusado, enfatizan el principio de
duda razonable y la presunci6n de inocencia, Es la preferencia del jurado por evitar condenar
aun inocente lo que explicaría que la inocencia pueda tener más influencia en el grupo.

C. Estilos de deliberación

Hastie et al. (1983) definen dos estilos de deliberación basándose en el momento en el que se
producen las votaciones en el jurado. Cuando la votación aparece al principio de la
deliberación, la fase de orientación y exploración sobre los hechos es obviada y la discusión
pasa a centrarse en disminuir las diferencias entre una facción del jurado y otra. A medida que
la votación aparece más pronto en la deliberación, más breve es ésta y menos centrada en las
hechos del caso.

Distinguen así entre el jurado orientado a las pruebas y el jurado orientado al veredicto.
Este último suele iniciar la deliberación con una votación pública, expresándose en varias
ocasiones la intención de veredicto. El jurado orientado a las pruebas realiza votaciones una

483
vez avanzada al discusión, siendo menores las manifestaciones de intención de veredicto a lo
largo de la deliberación, tratándose sólo este aspecto al final de la misma.

Existen cinco diferencias entre estos dos estilos:

1.- Su aparición en la deliberación vierte determinada por la regla resolutoria del jurado,
de modo que el orientado a las pruebas es más frecuente en jurados unánimes y el
orientado al veredicto lo es más en jurados por mayoría.
2.- El tiempo de deliberación es mayor en los jurados orientados a las pruebas.
3.- Las cuestiones de relación entre los hechos y el derecho son mayores en los jurados
orientados hacia las pruebas.
4.- La capacidad de argumentación y el número de opiniones intercambiadas es menor
en los jurados orientados al veredicto.
5.- El jurado orientado a las pruebas desarrolla una deliberación mas rica y más
profunda.

4. RESUMEN

 El Tribunal de Jurado está compuesto por un conjunto de ciudadanos, representativos


de la comunidad social, que tendrán que pronunciarse sobre la culpabilidad o inocencia
del acusado basándose únicamente en las evidencias y prli1ebas presentadas en la vista
oral. De este modo, el veredicto es una manifestación del reproche social ante el delito.
 El veredicto final no es la suma de cada una de las opiniones individuales, sino: una
decisión consensuada obtenida tras un proceso de discusión conjunto.
 Son varias los factores que influyen en la decisión e los miembros del jurado, como:
las características de los miembros del jurado (demográficas y variables psicosociales), factores
legales o derivados de los procesos judiciales (instrucciones, factores procesales y orden de
presentación de la información o alternativas de decisión), y factores extralegales
(características de la víctima y publicidad previa al juicio).
 Dado que el único momento en el que se interrumpe el carácter público del juicio con
jurado es cuando éste se retira a deliberar, los estudios sobre la fase de deliberación se

484
han basado generalmente en el análisis de jurados simulados y, en menores ocasiones,
entrevistando tras la deliberación a los sujetos que han formado parte del jurado real.
 Los estudios con jurados simulados han puesto de manifiesto que algunos miembros
no participan en absoluto, contribuyendo solamente en el momento de la votación
final.
 Existen varios factores que influyen en el nivel del, participación durante la
deliberación, por ejemplo: sexo, nivel económico, etc.
 Los fenómenos de influencia más estudiados en la toma de decisión del jurado han
sido la influencia normativa y normativa, la influencia de la mayoría, la influencia de la minoría, el
sesgo a la benevolencia y la polarización.
 Podemos diferenciar dos estilos de deliberación basándonos en el momento en el que
se producen las votaciones en el jurado. Cuando la votación aparece al principio de la
deliberación, la fase de orientación y exploración sobre los hechos es obviada y la
discusión pasa a centrarse en disminuir las diferencias entre una facción del jurado y
otra. A medida que la votación aparece más pronto en la deliberación, más breve es
ésta y menos centrada en las hechos del caso.
 Diferenciamos así entre el jurado orientado a las pruebas y el jurado orientado al veredicto. Este
último suele iniciar la deliberación con una votación pública, expresándose en varias
ocasiones la intención de veredicto. El jurado orientado a las pruebas realiza votaciones
una vez avanzada al discusión, siendo menores las manifestaciones de intención de
veredicto a lo largo de la deliberación, tratándose sólo este aspecto al final de la misma.

485
BIBLIOGRAFÍA

Anderson, N. H. (1974). Cognitive algebra. En L. Berkowitz (comp.). Advances in


Experimental Social psychology. Nueva York. Academic Press.

Bales, R. F. Y Strodtbeck, F. L. (1951). Phases in group problem solving. Journal of


Abnormal and Social Psychology, 46, 485-495.

Berg, K. S. y Vidmar, N. (1975). Authoritarianism and recall of evidence about criminal


behavior. Journal of Research in Personality, 9, 147-157.

Boehm, V. (1968). Mr. Prejudice, Miss Simpathy and the authoritarian personality: An
application of psychological measuring techniques to the problem of jury bias. Wisconsin
Law Review, 734-750.

Boor, M. 81976). Effects of victim injury, victim competence and defendant opportunism
in the decisions of simulated jurors. Journal of Social Psychology, 100, 315-316.

Bray, R, M. et al. (1978). Effects of group size, problem difficulty and sex on group
perfomance and member reactions. Journal of Personality and Social Psychology, 36,
1224-1240.

Bray, R. M. y Noble, A. M. (1978). Authoritarianism and decisions of mock juries:


Evidence of jury bias and group polarization. Journal of Personality and Social
Psychology, 36, 1224-1240.

Broeder, D. W. (1959). The University of Chicago jury project. Nebraska Law Review, 38,
744-760.

Broeder, D. W. 81965). The Negro in court. Duke Law Journal, 19 (1), 19-31.

Bullock, H. A. (1961). Significance of the racial factor in the length of prison sentences.
Journal of Criminal Law Criminology, and Police Science, 52, 411-417.

Burgoon, J. K.., Stacks, D. W. y Woodall, W. G. (1972). A communicative model of


violations of distancing expectations. Wester Journal of Speech Communication, 43, 153-
167.

Catano, V. M. 81980). Impact of simulated jurors of testimony as a function of non-


evidential characteristics of witness and defendant. Psychological reports, 46, 343-348.

Clary, E. G. y Shaffer, D. R. (1980). Effects of evidence withhoding and a defendant´s


prior record on juridic decisions. Journal of Social Psychology, 112, 237-245.

Clemente, M. (1997). Fundamentos de Psicología Jurídica. Madrid. Pirámide.


Cornish, W. P. y Sealy,F. P. (1973). Juries and the rules of evidence. Criminal Law Review,
X, 208-223.

Cruse, D. y Browne, B. A. (1987). Reasoning in a jury trial: The influence of instructions.


Journal of General Psychology, 114 (2), 129-133.

486
Dane, F. C. y Wrightsman, L. S. (1982). Effects of defendants and victims characteristics
on jurors veredicts. En L. Kerr y M. Bray (Ed.). The Psychology of the Courtroom. New
York. Academic Press, 83-115.

Dane, F. L. y Wrightsman, L. S. (1982). Effects of defendants and victim´s characteristics


on jurors veredicts. En L. Keer y M. Bary (Ed.). The psychology of the Courtroom. New
York. Academic Press, 83-115.

Davis, J. H. (1984). Order in the Courtroom. En D. J. Müller (Ed.). Psychology and Law.
New York. Wiley and Sons.

Davis, J. H., Bray, R. M. y Holt, R. W. (1977). The Empirical study of decision processes
in juries: A critical review. En J. Tapp y F. Levine (Eds.). Law Justice and the Individual
in society. New York. Holt.

Davis, J. M. (1995). The decision processes of 6 and 12 person mock juries assigned
unanimous and two-thirds majority rules. Journal of Personality and Social Psychology,
32, 1-14.

Davis, J. M. et al. (1977). The Empirical study of decision processes in juries: A critical
review. En J. Tapp y F. Levire (Eds.). Law, Justice and the Individual in Society. New
York. Holt.

Davis, J. M. et al. (1977). The Empirical study of decision processes in juries: A critical
review. En J. Tapp y F. Levine (Eds.). Law, Justice and the Individual in Society. New
York. Holt.

Davis, R. et al. (1988). Effects of Straw Polls on Group Decision Making: Sequential
Voting Pattern, Timing and Local Mayorities. Journal of Personality and Social
Psychology, 55 (6), 918-926.

Davis, R. W. (1986). Pretial publicity, the timing of the trial and mock juror´s decision
processes. Journal of Applied Social Psychology, 16 (7), 590-607.

De Paul Velásco, Pilar (1995). El Tribunal del Jurado desde la Psicología Social. Siglo
XXI. Madrid.

Deffenbacher, K. A. (1980). Eyewitness accuracy and confidence: can we infer anything


about their relationship?. Law and Human Behavior, 4, 243-260.

Devlin, P. A. (1966). Trial by jury. London. Stevens.

Diamond, S. S. y Zeisel, H. (1975). Sentencing Councils: A Study of Sentence Disparity


and its Reduction. University of Chicago Law review, 43, 109-149.

Dillehay, R. D. Y Nietzel, M. T. (1985). Juror Experience and Jury Veredicts. Law and
Human Behavior, 9 (2), 179-191.

487
Dillehay, R. D. Y Nietzel, M. T. (1985). Juror Experience and Jury Veredicts. Law and
Human Behavior, 9 (2), 179-191.

Dowdle, M., Gillen, H. y Miller (1974). Integration and attribution theories as predictors
of sentencing by a simulated jury. Personality and Social Psychology Bulletin, 1 (1), 270-
272.

Efran, M. G. (1974). The effect of physical appearance on the judment of guilt,


interpersonal attraction, and severity of recommended punishment on a simulated jury task.
Journal of Research in Personality, 8, 45-54.

Efran, M. G. (1974). The effect of physical appearance on the judgment of guilt,


interpersonal attraction, and severity of recommended punishment on a simulated jury task.
Journal of Research in Personality, 8, 45-54.

Elwork, A. (1977). Juridic Decisions: In ignorance of the Law or in light of it. Law and
Human Behavior, 1, 163-189.

Erlanger, H. S. (1970). Jury research in America: In past and future. Law and Society
Review, 4, 345-370.

Ewld, H. B. y Danzing, E. R. (1940). A study of the way a veredict is reached by a jury.


American Journal of psychology, 53, 518-536.

Farmer, L. C. (1977). The effect of the method of presenting trial testimony on juror
decisional processes. En Sales, B. D. Psychology in the Legal Process. Jamaica. Spectrum
Publications.

Field, H. S. y Barnett, N. J. (1978). Simulated Jury Trials: Student vs. “real” people as
jurors. The Journal of Social Psychology, 104, 287-293.

Foss, R. D. (1976). Group decision processes in the simulated trial jury. Sociometry, 39,
305-316.

Frederick, J. T. (1984). Social Science involvement in voir dire: Preliminary data of the
effectiveness of “scientific jury selection”. Behavioral Sciences and the Law, 2, (4), 375-
394.

García, L. T. Y Griffitt, W. (1975). Impact of testimonial evidence as a function of


eyewitness characteristics. Presentado en la convención de la Psychonomic Society.
Denver.

Garrido, E. (1990). La Necesidad del Jurado desde una Perspectiva Psicosocial. Libro de
Simposios del III Congreso Nacional de Psicología Social. Santiago de Compostela, 200-
212.

Gaudet, a. (1938). Individual Differences in the Sentencing Tendencies of Judges. Archives


of Psychology, 32 (5).

488
Gerbasi, K. C. et al. (1977). Justice needs a new blinfold: A review of mock jury research.
Psychological Bulletin, 83, 329-345.

Gerbasi, K. C., Zuckerman, M., Reis, H. T. (1977). Justice needs a new blindfold. A review
of mock jury research. Psychological Bulletin, 83, 323-345.

Gerbasi, K. L., Zuckerman, M. y Reis, H. T. (1977). Justice needs a new blindfold: A


review of mock jury research. Psychological Bulletin, 83, 323-345.

Gisbert, A. (1987). El Resumen del Presidente en el Tribunal de Jurados. Revista General


de Derecho, 511, 1429-1440.

Gómez de Liaño, F. (1995). El proceso penal ante el Tribunal del Jurado. Oviedo. Forum.

Green, E. (1961). Judicial attitudes in Sentencing. New York. Macmillan.

Greene, E. y Loftus, E. (1984). What´s newin the news?. The influence of wel-publicized
news events on psychological and courtroom trials. Basic and Applied Social Psychology,
5 (3), 211-221.

Griffitt, W. y Jackson, T. (1973). Simulated jury decisions: The influence of jury defendant
attitude similarity-dissimilarity. Social Behavior and Personality, 1, 1-7.

Hagan, J. (1974). Extralegal attributes and criminal sentencing: An assessment of a


sociological viewpoint. Law and Social review, 8, 357-383.

Hagan, J. (1974). Extralegal attributes and criminal sentencing: An assesment of a


sociological viewpoint. Law and Social Review, 8, 357-383.

Hans, V, P. y Vidmar, N. (1986). Judging the Jury. New York. Plenum Press.

Hastie, R. et al., (1983). Inside the jury. Cambridge. Harvard University Press.

Hawkins, C. M. (1962). Interaction rates of jurors aligned in factions. American


Sociological Review, 27, 689-691.

Hepburn, J. R. (1980). The objective reality of evidence and the utility of systematic jury
selection. Law and Human Behavior, 4, 89-101.

Howard, J. C. (1975). Racial discrimination in sentencing. Judicature, 59, 120-125.

Izzett, R. y Leginski, W. (1974). Group discussion and the influence of defendant


characteristic in a simulated jury setting. Journal of Social Psychology, 93, 271-279.

James, R. M. (1959). Status and competence of jurors. The American Journal of Sociology,
64, 563-570.

James, R. M. (1959). Status and competence of jurors. The American Journal of Sociology,
64, 563-570.

489
Jones, C. y Aronson, E. (1973). Attribution of fault to a rape victim as a function of the
respectability of the victim. Journal of Personality and Social Psychology, 25, 415-419.

Jones, C. y Aronson, E. (1973). Attribution of fault to a rope victim as a function of the


respectability of the victim. Journal of Personality and Social Psychology, 26, 415-419.

Jones, L. y Aronson, E. (1973). Attribution of fault to a rape victim as a function of the


respectability of the victim. Journal of Personality and Social Psychology, 26, 415-419.

Jurow, G. (1971). New data on the effect of a “death qualified” jury on the guilt
determination process. Harvard Law Review, 84, 567-611.

Kagehiro, D. K. (1990). Defining the Standard of Proof in Jury Instructions. Psychological


Science, 1 (3), 194-200.

Kalven, H y Zeisel, H. (1966). The American Jury. Boston. Little Brown.

Kaplan, K. J. Y Simon, R. J. (1972). Latitude and severity of sentencing options, RACE of


the victim, and decisions of simulated jurors: Some issues arising from the “Algiers Matel”
trial. Law and Society Review, 7, 87-98.

Kaplan, M. F. (1977). Discussion polarization effects in a modified Jury Decision


Paradigm: Informational Influences. Sociometry, 40 (3), 262-271.

Kaplan, M. F. (1982). Cognitive proceses in the individual juror. En N. L. Kerr y R. M.


Bray (Eds.). The Psychology of the courtroom. New York. Academic Press.

Kaplan, M. F. Y Garzón, A. (1986). Cognición Judicial. Boletín de psicología, 10, 7-27.

Kaplan, M. F. y Kemmerick, G. (1974). Juror judgment as information integration:


Combining evidential and non-evidential information. Journal of Personality and Social
psychology, 30, 493-499.

Kaplan, M. F. Y Kemmerick, G. D. (1974). Juror judgment as information integration:


Combining evidential an nonevidential information. Journal of Personality and Social
Psychology, 30, 493-499.

Kaplan, M. F. Y Miller, C. E. (1977). Judgments and group discussion: Effects of


presentation and memory factors on polarization. Sociometry, 40, 262-271.

Kassin, S. M. y Wrightsmen, L. E. (1979). On the requirements of proof: The timing of


judicial instruction and mock juror veredicts. Journal of Personality and Social
Psychology, 37 (10), 1877-1887.

Kerr, N. L. (1982). Trial participants behaviors and Jury veredicts. An exploratory field
study. En V. S. Konecni y E. B. Ebbesen (Eds). The Criminal Justice System: A Social
Psychological Andysis, 261-290.

Kerr, N. L. et al. (1979). Role Playing and the study of Jury behavior. Sociological Methods
and Research, 7, 337-355.

490
Kerr, N. L. y Harmon, D. L. y Graves, J. K. (1982). Independence of multiple veredicts by
jurors and juries. Journal of Applied Social Psychology, 12 (1), 12-29.

Kerr, N. L. y Kurtz, S. T. (1977). Effects of a victim´s suffering an respectability on mock


juror judgments: Further evidence on the just world theory. Representative Research in
Social Psychology, 8, 42-56.

Kessler, J. B. (1973). An empirical study of six an dtwelve-member jury decision making


processes. University of Michigan Journal of Law Reform, 6, 712-734.

Landy, D. y aronson, A. (1969). The influence of the carácter of the criminal and his victim
on the decisin of simulated jurors. Journal of Experimental and Social Psychology, 5, 141-
152.

Landy, D. y Aronson, E. (1969). The influence of the carácter of the criminal and his victim
on the decisions of simulated jurors. Journal of Experimental Social Psychology, 5, 141-
152.

Landy, D. y Aronson, E. (1969). The influence of the carácter of the criminal and his victim
on the decisions of simulated jurors. Journal of Experimental Social Psychology, 5, 141-
152.

Larntz, K. 81975). Reanalysis of Vidmar´s data on the effects of decision alternatives on


veredicts of simulated jurors. Journal of Personality and Social Psychology, (31), 123-125.

Leippe, M. R. (1985). The influence of eyewitness nonidentifications on mock-juror


judgements of a court case. Journal of Applied Social psychology, 15, 656-672.

Leippe, M. R. 81980). Effects of integrative memorial and cognitive proceses on the


correspondence of eyewitness accuracy and confidence. Law and Human Behavior, 4, 261-
274.

Lerner, M. J. (1975). The justice motive in social behavior. Journal of Social Issues, 31
(3).

Levine, M. et al. (1981). The Impact of Rules of Jury Deliberation on Group


Developmental Proceses. En J. Sales (Ed.). Perspectives in Law and psychology. The Trial
Process, 2. New York. Plenum Press.

Lind, E. A. et. al. (1980). Procedure and outcome effects on reactions to adjudicated
resolution of conflicts of interest. Journal of Personality and Social Psychology, 39, (4)
643-653.

Lind, E. A. y Tyler, J. R. (1988). The Social Psychology of Procedural Justice. New York.
Plenum Press.

Lindsay, R. C. L., Lim, R., Marando, L. y Cully, D. 81986). Mock-juror evaluations of


eyewitness testimony: a test of metamemory hypotheses. Journal of Applied Social
psychology, 16, 447-459.

491
Loftus, E. F. (1974). The incredible eyewitness. Psychology Today. Diciembre, 116-119.

Loftus, E. F. (1976). Unconscious transference in eyewitness identification. Law an


Psychology Review, 2, 93-98.

Loftus, E. y Monahan, J. (1980). Trial by data Psychological Research as legal evidence.


American Psychologist, 35 (3), 270-283.

Lorca Navarrete, J. M. (1995). El Jurado Español. La nueva Ley. Madrid. Dykinson.

Ludwig, K. y Fontaing, G. (1978). Effects of witnesses expertness and maner of delivery


of testimony on verdicts of simulated jurors. Psychological Reports, 42, 955-961.

Mahoney, A. R. (1982). American jury voir dire and the ideal of equal justice. Journal of
Applied Behavioral Science, 18 (4) 481-494.

McAllister, H. A. y Bregman, N. J. (1982). Juror under utilization of eyewitness non


identifications. The onetical and practical implications. Journal of Applied psychology, 71,
168-170.

McCabe, J. y Purves, R. (1974). The Shadow Jury at Work. Oxford. Blackwell.

McCauliff, M. C. A. (1982). Burden of Proof. Degrees of Belief, Quanta of Evidence, or


Constitutional Guarantees?. Vanderbilt Law Review, 35, 1293-1335.

McFatter, R. M. (1978). Effects of punishment philosophy on sentencing decisions.


Journal of Personality and Social Psychology, 36, 1490-1500.

Miller, G. R. y Burgoon, J. K. (1982). Factors affecting assessments of witness credibility.


En R. Bray, N. Kerr (comp.). The Psychology of the courtroom. New York. Plenum Press.

Miller, G. R. y Fontes, N. E. (1979). Videotape on trial. A view from the jury box. Beverly
Hills. California Sage.

Mitchell, M.E. y Byrne, D. (1973). The defendant´s dilemma: Effects of jurors attitudes
and authoritarianism on judicial decision. Journal of Pesonality and Social Psychology, 25,
123-129.

Nagao, D. H. y Davis, J. H. (1980). The effects of prior experience on mock juror case
judgments. Social Psychology Quarterly, 43, 190-199.

Nagel, S. (1969). The Legal process from a behavioural perspective. Homewood, Illinois.
Darsey.

Nemeth, C. (1979). Interactions between juror as a function of majority vs. unanimity


decision rules. Journal of Applied Social Psychology, 7 (1), 38-56.

Nemeth, C. (1986). Differential contributions of majority and monority influence.


Psychological Review, 93, 23-32.

492
Nemeth, C. et al. (1976). From the 50s to 70s: Woman in Jury deliberations. Sociometry,
37, 293-304.

Nemeth, C. y Sosis, R. (1973). A simulated jury study: Characteristics of defendant and


the jurors. Journal of Social Psychology, 90, 221-229.

Nemeth, C. y Staw, B. M. (1989). The tradeoffs of Social Control and innovation in groups
and organizations. En L. Berkowitz (Ed.). Advances in Experimental Social Psychology,
22, 195-210.

Nemeth, C. y Wachtler, J. (1974). Creating the perceptions of consistency an dconfidence:


A necessary condition for minority influence. Sociometry, 37, 529-540.

Nemeth, C., Endicott, J. y Wachtler, J. (1976). From the 50s to 70s: Woman in Jury
deliberations. Sociometry, 39, 293-304.

Nietzel, M. T. Y Dillehay, R. C. (1986). Psychological Consultation in the Courtroom.


New York. Pergamon Press.

Nietzel, M. T. Y Dillehay, R. D. (1986). Psychological Consultation in the Courtroom.


New York. Pergamon Press.

Padawer-Singer, A. M. y Barton, A. M. (1975). The impact of pretial publicity on juror´s


verdicts. In R. J. Simon (Ed.). The jury system in America. A critical overview. Beberly
Hills. California Sage.

Palys, T. S. y Divorski, S. (1984). Judicial Decisión Makins: An Examination of


Sentencing Disparity among Canadian provincial Lourt judges. En D. J. Müller, D. E.
Blackmen y A. J. Chapman (Eds.). Psychology and Law. New York. Wiley and Sons.

Partridge, A y Eldridge, W. B. (1974). The Second Circuit Sentencing Study. New York.
Federal Judicial Center.

Paúl Velasco, P. (991). El proceso de deliberación del Jurado. Madrid. Universidad


Complutense de Madrid.

Pennington, D. 81982). Witnesses and their testimony: Effects of ordering on juror


veredicts. Journal of Applied Social Psychology, 12 (4), 318-333.

Phares, E. Y Wilson, K. (1972). Responsibility attribution: Role of outcome severity,


situational ambiguity, and internal-external control. Journal of Personality, 40, 392-406.

Phillips, D. M. (1985). Defensive attribution of responsibility in juridic decisions. Journal


of Applied Social Psychology, 15 (5), 483-501.

Press, J. S. (1992). La Estadística en la Selección de jurados: Cómo Evitar Jurados


Adversos. En J. M. Tanur et al. (eds.). La Estadística: Una Guía de lo Desconocido.
Madrid. Alianza Editorial.

493
Reed, J. P. (1965). Jury deliberations, voting and veredict trends. The Southwestern Social
Science Quarterly, 45, 361-370.

Reed, R. (1980). Jury simulation -the impact of judgers instructions and attorney tactis on
decision making. Journal of Criminal Law and Criminology, 71 (1), 68-72.

Reynolds, D. E. y Sanders, M. S. (1975). Effect of defendant attractiveness age and injury


on severity of sentence given by simulated jury. Journal of Social Psychology, 96, 149-
150.

Rumsey, M. y Rumsey, J. (1977). A case of rape: Sentencing judgements of males and


females. Psychological Reports, 41, 459-465.

Saks, M. J. (1982). Innovation and change in the courtroom. En N. L. Keer y R. M. Bray


(Eds.). The Psychology of the Courtroom. New York. Academic Press.

Saks, M. J. y Hastie, R. (1978). Social psychology in Court. Malabor, Robert E. Krieger


Publishing Co. (2º ed 1986).

Saks, M. J. y Hastie, R. C. (1978). Social Psychology in Court. New York. Van Nostrand
Reinhold.

Sealy, A. P. (1989). Decisions Processes in the Jury Room. En H. Wegener, F. Lösel y J.


Haisch (eds.). Criminal Behavior and the Justice System. New York. Springer-Verlos.

Sealy, A. P. y Cornish, W. R. (1973). Jurors and their veredicts. Criminal Law review, X,
208-223.

Sesis, R. (1974). Internal-external control and the perception of responsibility of another


for an accident. Journal of Personality and Social Psychology, 30, 393-399.

Sigall, M. y Ostrone, N. (1975). Beautiful but dangerous. Effects of effender attractiveness


and nature of the crime on juridic judgment. Journal of Personality and Social Psychology,
31, 410-414.

Simon, R. J. (1967). The Jury and the Defense of Insanity. Boston. Little Rown.

Simon, R. J. (1967). The Jury and the Defense on Insanity. Boston. Little Brown.

Simon, R. J. (1968). The effects of newspapers on the verdicts of potenctial jurors. In R.

Simon (Ed.). The Sociology of Law. San Francisco. Chandler.

Simon, R. J. (1975). The Jury System in America. London. Sage Publications.

Simon, R. J. (1980). The Jury: It´s role in American Society. Lexington. Lexington Books.

Simon, R. J. y Mahan, L. (1971). Quantifying burdens of Prof.. A view from the bench, the
jury and the classroom. Law and Society Review, 5, 319-330.

494
Simón, R. J. Y Mahan, L. (1971). Quantifying Burders of Prof.: A View from the Brench,
the Jury, and the Classroom. Law and Society Review, 5, 319-330.

Sobral, J. et al. (1989). Aspectos psicosociales de las decisiones judiciales: Revisión y


lectura diferenciada. Boletín de Psicología, 25, 49-74.

Sobral, J. Y Arce, R. (1990). La Psicología Social en la Sala de Justicia. Barcelona. Piados.

Soriano, R. (1985). El Nuevo Jurado Español. Barcelona. Ariel.

Stasser, G. y Davis, J. M. (1977). Opinion change during group discussion. Personality


and Social Psychology Bulletin, 3 (2), 252-256.

Stepmen, C. (1974). Sex prejudice in jury simulation. Journal of Psychology, 88, 305-312.

Stone, V. (1969). A primacy effect in decision-making by jurors. The Journal of


Communication, 19, 239-247.

Strodtbeck, F. L. et al. (1957). Social Status in Jury Deliberations. American Sociological


Review, 22, 713-719.

Strodtbeck, F. L. y Mann, R. D. (1956). Sex role differentation in jury deliberations.


Sociometry, 19, 3-11.

Sue, S., Smith, R. E. y Caldwell, C. (1973). Effects of inadmissible evidence on the


decisions of simulated jurors. Journal of Applied Social Psychology, 3, 345-350.

Sue, S., Smith, R. E. y Gilbert, R. (1974). Biasing effects of petrial publicity on judicial
decisions. Journal of Criminal Justice, 2, 163-171.

Tanford, S y Penrod, S. (1986). Jury Deliberations: Discussion content and influence


processes in Jury Decision Making. Journal of Applied Social Psychology, 16 (4), 322-347.

Tapp, J. L. (1969).Psychology and the Law: The dilemma. Psychology Today, 2 (9), 16-
22.

Tapp, J.L. (1976). Psychology and the Law: An overture. Annual Review of Psychology,
27, 359-404.

Tesser, A. (1976). Thought and reality constraints as determinants of attitude polarization.


Journal of Research in Personality, 10, 183-194.

Thibaut, J. y Walker, J. (1975). Procedural Justice: An psychological Bulletin, 60, 371-


384.

Thornton, B. (1977). Effect of rape victim´s attractiveness in a jury simulation. Personality


and Social Psychology Bulletin, 3, 660-669.

Toharia, J. J. (1975). El Juez español. Madrid. Tecnos.

495
Turner, B. M. et al., (1986). Race and peremptory challenges during voir dire. Do
prosecution an defense agree?. Journal of Criminal Justice, 14, 61-69.

Turner, B. M. et al., (1986). Race and peremptory challenges during voir dire: Do
prosecution and defense agree?. Journal of Criminal Justice, 14, 61-69.

Urra, J. (2002). Tratado de Psicología Forense. Madrid. Siglo XXI.

Van Dyke, J. M. (1977). Jury selection procedures. Cambridge. Ballinger.

Vila, C. (1993). Sobre las Instrucciones Judiciales al Jurado. Un análisis desde el Jurado
Individual. Memoria de Licenciatura. Santiago de Compostela. Universidad de Santiago.

Walker, L., Thibaut, J. y Andreoci, U. (1972). Order of presentation at trial. Yale Law
Journal, 82, 216-226.

Wason, P. G. (1988). Reasoning about a rule. Quarterly Journal of Experimental


Psychology, 20, 273-281.

Weinberg, H. I. Y baron, R. S. (1982). The discredible eyewitness. Personality and Social


psychology Bulletin, 8, 60-67.

Wells, G. L. , Lindsay, R. D. L. y Ferguson, T. J. (1979). Accuracy, confidence and juror


perceptions in eyewitness identificatin. Journal of Applied Psychology, 64, 440-448.

Wells, G. L., Ferguson, T. J. y Lindsay, R. C. L. (1981). The tractability of eyewitness


confidence and its implications for triers of facts. Journal of Applied Psychology, 66, 688-
696.

Wells, G. L. y Lindsay, R. C. L. (1983). How do people infer the accuraly of eyewitness


memory?. En S. Lloyd-Bostock, B. R. Llifford (comp.). Evaluating eyewitness evidence: recent
psychological research and new perspectives. Chichester, Inglaterra. John Wiley and Sons.

Werner, C. M. (1985). The impact of case characteristics and prior jury experience on jury
veredicts. Journal of Applied Social Psychology, 15 (5), 409-427.

Wolf, S. y Montgomery, D. (1977). Effects of inadmissible evidence and level of judicial


admonishment to disregard on the judment of mock jurors. Journal of Applied Social
Psychology, 7, 205-219.

496

También podría gustarte