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Conflicto China-Taiwán.

Dentro del marco del final de la guerra civil china el 7 de dic 1949 y con los nacionalistas liderados
por Kai-Shek refugiándose en la isla de Taiwán.

1 ¿Cómo consideran la toma de isla sabiendo que esta era patrimonio nacional y por tanto su
administración debería ser ejercida por el gobierno regente, en este caso el gobierno comunista de
Mao Zedong?

2 Consideran que la intervención y defensa de la isla desde la década de los 50 por parte de
países extranjeros y organismos internacionales fue legitima y viable conociendo los problemas
que se acarrean hoy en día?

3 Basado en esta situación de la ONU y del reconocimiento internacional legal ¿Cómo consideran
hoy las reclamaciones sobre la isla de Taiwán y planes de reunificación planteadas por el gobierno
popular chino (China continental)?

4 ¿Consideran que este conflicto debería ser arreglado por las partes involucradas? o por el
contrario y como se ha venido desarrollando hasta ahora, ¿con la intervención de entes
extranjeros?

5 Basado en lo anterior ¿Consideran que Taiwán debería ser considerado un país en todo su
esplendor? o bien ¿ser anexionado a china con la promesa de Pekín de 1 país, 2 sistemas, donde
se la brindaría una autonomía parcial, tal como es el caso de Macao y Hong Kong?

Cuándo y cómo China perdió Taiwán (y cuál es el estatus actual de la


"isla rebelde")
Redacción: BBC News Mundo 2 enero 2019 Actualizado 10 diciembre 2021

China ve a Taiwán como una provincia rebelde que se reunificará con el


continente tarde o temprano.
No obstante, numerosos taiwaneses están en desacuerdo. Taiwán se ve a sí
mismo como un país independiente, gobernado democráticamente, pese a que
nunca ha declarado oficialmente su independencia.
La disputa entre Pekín y Taiwán amenaza con convertirse en un enfrentamiento
violento con profundas implicaciones internacionales.
¿Cuál es la historia y la fuente de la tensión?
Los primeros que se asentaron en Taiwán fueron pueblos de las tribus
austronesias, procedentes de Oceanía, el sureste asiático y partes de lo que es
hoy el sur de China.
La isla quedó registrada por primera vez en los archivos chinos en 232 A.D.,
cuando China envió una fuerza expedicionaria a explorar el lugar.
Este es un hecho que Pekín cita para respaldar sus reclamos territoriales.
Después de ser colonia holandesa por un tiempo breve (1624-1661), Taiwán fue
indiscutidamente administrada por la dinastía Qing de1883 a 1895.
Desde principios del siglo XVII, un importante número de migrantes empezaron a
llegar a Taiwán desde China, muchos escapando de la agitación política o la
penuria.
La mayoría eran chinos hoklo, procedentes de la provincia de Fujian, o chinos
hakka, provenientes de Cantón. Los descendientes de estas dos olas migratorias
conforman la mayor parte de la población actual.
En 1895, después de la victoria de Japón en la primera guerra sino-japonesa, el
gobierno Qing no tuvo más opción que ceder Taiwán a Japón.
Pero, después de su rotunda derrota en la Segunda Guerra Mundial, Japón tuvo
que renunciar al control de todos los territorios que había ocupado en China.
La entonces República de China, uno de los países vencedores en esa guerra,
empezó a gobernar Taiwán con el consentimiento de los aliados Estados Unidos y
Reino Unido.
Sin embargo, la guerra civil de China, que se había iniciado en 1927, continuó tras
la II Guerra Mundial y, pocos años más tarde, las tropas del gobierno de Chiang
Kai-shek fueron derrotadas por las fuerzas comunistas lideradas
por Mao Zedong..
Chiang y lo que quedaba de su gobierno nacionalista del Kuomintang (KMT) se
refugiaron entonces en la isla de Taiwán, en 1949, proclamando la República de
China en ese territorio, defendiendo que seguían siendo su gobierno legítimo.
Este grupo de personas, al que se conoce como chinos continentales y que
contaba con cerca de millón y medio de personas, dominó la política taiwanesa
durante muchos años, aunque sólo representa el 14% de la población.
Tras heredar una dictadura de facto, y enfrentando la presión de la sociedad
contraria al régimen y un movimiento democrático naciente, el hijo de Chiang,
Chiang Ching-kuo, empezó a permitir un proceso de democratización en la isla.
El presidente Lee Teng-hui, conocido como el "padre de la democracia" en
Taiwán, lideró los cambios constitucionales que llevaron a la apertura política y
que eventualmente conllevaron a la elección del primer presidente no ligado al
KMT, Chen Shui-bian, en el año 2000.
¿En qué estado se encuentran las relaciones ahora?
Después de décadas de retórica hostil, China y Taiwán empezaron a tender lazos
en los años 80.
China abogó por la fórmula conocida como "un país, dos sistemas", bajo la cual
Taiwán podría ejercer una autonomía significativa si aceptaba la reunificación con
China.
Este sistema fue implantado en Hong Kong, en cierto modo a manera de muestra
para el pueblo taiwanés.
La oferta fue rechazada por Taiwán, pero el territorio relajó las restricciones de
visitas e inversiones en la China continental.
También, en 1991, proclamó el fin de la guerra con la República Popular China.
También hubo breves conversaciones entre ambas partes a través de
representantes extraoficiales, aunque la insistencia de Pekín en que la República
de China en Taiwán es ilegítima no permitió contacto de gobierno a gobierno.
La elección de Chen Shui-ban como presidente de Taiwán en 2000 alarmó a
Pekín, pues apoyaba abiertamente la independencia.
Chen fue reelegido en 2004, lo que motivó a China a aprobar la llamada ley
antisecesión en 2005, que declara el derecho de China a recurrir a "medidas no
pacíficas" contra Taiwán si intentaba separarse oficialmente de China
continental.En 2008, Ma Ying-jeou fue elegido presidente. El político buscó
mejorar las relaciones, particularmente a través de convenios económicos.
Ocho años después, en 2016, fue elegida Tsai Ing-wen, la actual presidenta de
Taiwán.
Tsai lidera el Partido Democrático Progresivo (DPP), que se inclina hacia la
independencia formal de China.
Después de que Donald Trump ganara las elecciones de 2016 en Estados
Unidos, Tsai conversó telefónicamente con el presidente electo, revirtiendo la
política estadounidense vigente desde 1979, cuando las relaciones entre ambos
países se cortaron.
A pesar de que no hay vínculos formales, EE.UU. se ha comprometido a suplir a
Taiwán con armas defensivas, también resaltando que cualquier ataque de parte
de China sería de "grave preocupación".
A lo largo de 2018, China elevó la presión sobre las empresas internacionales,
forzándolas a incorporar a Taiwán como parte de China en sus páginas en
internet.
De lo contrario China las amenazaba con frenar sus ambiciones comerciales en el
gigante asiático.
Tsai fue reelegida en 2020. Para entonces, Hong Kong había atravesado meses
de disturbios, con manifestantes protestando contra la creciente influencia
de Pekín, una situación observada muy de cerca por Taiwán.
Ese mismo año, la entrada en vigor de una ley de seguridad nacional en Hong
Kong fue ampliamente interpretada como otra señal más de que Pekín imponía
cada vez más su autoridad en el territorio.
Al mismo tiempo, EE.UU. ha estado intensificando sus contactos con Taiwán y
manifestando a Taipei su apoyo. El pasado septiembre, Washington envió al
más alto funcionario del Departamento de Estado en visitar la isla en
décadas.
Pekín criticó airadamente la reunión, advirtiendo a EE.UU. de "no enviar las
señales equivocadas a los defensores de la 'independencia taiwanesa' para evitar
dañar severamente las relaciones China-EE.UU."
Durante la polémica visita, China realizó una ejercicio militar con fuego real en el
estrecho que separa a la isla del continente.
Este año, el gobierno del presidente Joe Biden dijo que su compromiso con
Taiwán es "sólido como una roca".
En los primeros días de la administración Biden, el pasado mes de enero, Taiwán
reportó una "gran incursión" de aviones de guerra chinos durante dos días.
Posteriormente, el 12 de abril, el gobierno taiwanés afirmó que China había volado
el mayor número de aviones militares en su zona de defensa aérea en un año.
En respuesta, el almirante estadounidense John Aquilino, director del comando
Indo-Pacífico del Pentágono, advirtió que una invasión de China a Taiwán "está
más cerca de lo que la mayoría de nosotros piensa".
¿Cuál, entonces, es el estatus de Taiwán?
Hay confusión y desacuerdo sobre lo que Taiwán es en realidad y cómo debe
llamarse.
Como mencionábamos, China considera a Taiwán como una provincia separatista
y está comprometida con la reunificación, por la fuerza si es necesario.
Pero el liderazgo taiwanés asegura que es mucho más que una provincia,
arguyendo que es un Estado soberano.
Taiwán tiene su propia Constitución, líderes democráticamente electos, y unas
300.000 tropas activas en sus fuerzas armadas.
El gobierno de la República de China (RDC) bajo Chiang Kai-shek, que huyó a
Taiwán en 1949, declaró en un comienzo que representaba a toda China y que
tenía la intención de retomar todo el territorio de nuevo.
Esta república ocupó un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU y fue
reconocida por muchas naciones occidentales como el único gobierno de China.
No obstante, en 1971, la ONU transfirió el reconocimiento diplomático a Pekín y el
gobierno de la RDC fue expulsado. Desde entonces, el número de países que
reconoce diplomáticamente a la RDC ha caído a 15.
El país más reciente en cortar relaciones con Taiwán fue Nicaragua, anunciado
por el ministro de Relaciones Exteriores, Denis Moncada, el 9 de diciembre de
2021.

 Nicaragua rompe relaciones con Taiwán: "En el mundo solo existe una sola
China"

Dada la gran brecha entre estas dos posturas, la mayoría de los países parecen
contentarse con aceptar la actual ambigüedad. Así que Taiwán posee la mayoría
de las características de un Estado independiente, aunque su estatus legal sigue
siendo confuso.
¿Qué tan significativa es la independencia en Taiwán?
Aunque se ha logrado poco progreso político, los vínculos entre ambos pueblos y
sus economías han crecido.
Las empresas taiwanesas han invertido unos US$60.000 millones en China, y
hasta un millón de taiwaneses viven en el continente chino, muchos dirigiendo
fábricas taiwanesas.
Algunos se preocupan por la dependencia de la economía de Taiwán de China.
Otros, sin embargo, señalan que las estrechas relaciones comerciales dificultarían
cualquier acción militar de Pekín por el daño que le haría a la economía de la
segunda potencia mundial.
Un polémico acuerdo comercial generó el "Movimiento Girasol" en 2014, cuando
unos estudiantes y activistas ocuparon el Parlamento de Taiwán protestando por
lo que consideraron una creciente influencia china en Taiwán.
Oficialmente, el Partido Democrático Progresivo (DPP) todavía favorece una
independencia para Taiwán, mientras que el KMT se inclina por la reunificación.
Un sondeo de opinión comisionado por el gobierno taiwanés en marzo de 2021
mostró que actualmente la mayoría del pueblo apoya la estrategia del gobierno del
DPP de "salvaguardar la soberanía nacional".
Las elecciones de 2020 en las que Tsai obtuvo la victoria con un récord de 8,2
millones de votos fueron ampliamente interpretadas como un rechazo a Pekín.
¿Qué aliados tiene Taiwán?
Estados Unidos es, con diferencia, el amigo más importante de Taiwán y su único
aliado.
La relación, forjada durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, atravesó
su período más difícil en 1979, cuando el presidente Jimmy Carter terminó el
reconocimiento diplomático de Washington a Taiwán para concentrarse en los
crecientes vínculos con China..
En respuesta, el Congreso de EE.UU. aprobó el Acta de Relaciones con Taiwán,
mediante la cual prometía suministrar armas defensivas a Taiwán, resaltando que
cualquier ataque de China sería de "grave preocupación" para EE.UU.
Desde entonces, la política de EE.UU. ha sido descrita como de "ambigüedad
estratégica", en busca de equilibrar el surgimiento de China como potencia
regional con la admiración a Taiwán por su éxito económico y democratización.

 Qué es la Ley de Viajes a Taiwán que aprobó Donald Trump y por qué
causa el enojo de China

El papel crucial de EE.UU. quedó claramente demostrado en 1996, cuando China


realizó unas pruebas de misiles para intentar influir en las primeras elecciones
presidenciales directas.
En respuesta, el entonces presidente Bill Clinton ordenó el mayor despliegue
militar de EE.UU. en Asia desde la guerra de Vietnam, enviando buques al
Estrecho de Taiwán y un claro mensaje a Pekín.
En 2018, contrario a los deseos de Pekín, el presidente Donald Trump firmó una
ley que permite a funcionarios estadounidenses viajar a Taiwán y reunirse con sus
pares para estrechar relaciones.
Luego, en agosto de 2020 y en el contexto de la pandemia de coronavirus, Trump
envió a un miembro de su gabinete, el secretario de Servicios de Salud y
Humanos, Alex Azar, a Taiwán. Fue el más alto funcionario del gobierno
estadounidense en visitar la isla en décadas.

KOSOVO, TIMOR ORIENTAL, LOS ESTADOS DE LA URSS…

Cómo se independizan los países: ejemplos recientes que comparar con Cataluña

Proclamar unilateralmente la independencia tras un referéndum irregular no es ni mucho menos


una práctica excepcional. Pero las circunstancias geográficas e históricas varían en cada caso

Albaneses de Kosovo celebran la independencia del país, en febrero de 2008. (Reuters)

Por 

Daniel Iriarte

07/10/2017 - 05:00 Actualizado: 10/10/2017 - 12:05


La proclamación unilateral de independencia de Cataluña tras un referéndum irregular no es ni
mucho menos un acontecimiento excepcional. Más bien al contrario: un gran porcentaje de los
nuevos estados creados desde 1990 han celebrado consultas populares para tratar de legitimar la
separación, incluso en los casos en que dichos referéndums no contaban con la aprobación del
Gobierno central ni con el reconocimiento internacional. Sin embargo, las circunstancias
geográficas e históricas, diferentes en cada caso, han producido resultados de todo tipo –desde
transiciones suaves a auténticas guerras civiles o matanzas étnicas–, por lo que no existen
paralelismos claros que aplicar al caso catalán. En todo caso, merece la pena hacer la
comparación.

[Pinche aquí para ver el gráfico ampliado]

1. Namibia – 1990

La antigua colonia de África Sudoccidental Alemana pasó a ser administrada por Sudáfrica tras la


Primera Guerra Mundial a raíz de un mandato de la Liga de Naciones. En 1966, la Asamblea
General de la ONU falló a favor de rescindir ese mandato, a pesar de lo cual el Gobierno de
Pretoria se negó a abandonar el territorio. Ese mismo año, el brazo armado de la Organización del
Pueblo de África Sudoccidental (SWAPO) inició acciones guerrilleras contra las fuerzas
sudafricanas desde bases en Zambia y, posteriormente, la Angola independiente. La subsiguiente
guerra de independencia de Namibia dejó unos 14.000 muertos. La SWAPO recibió ayuda tanto de
las fuerzas revolucionarias angoleñas como de Cuba, que proporcionó entrenamiento a la
guerrilla.

Namibia se declara independiente en 1990.

Esto vinculó la resolución del conflicto namibio a la de la sangrienta guerra civil angoleña, y se
benefició de las conversaciones de paz sobre el país vecino. En 1989, Sudáfrica inició la retirada de
sus tropas de Namibia, que proclamó su plena independencia el 9 de febrero del año siguiente.

Soldados croatas despliegan una bandera tras capturar la localidad de Slunj en 1995. (Reuters)

2. Eslovenia y Croacia – 1991

A diferencia de la URSS, el desmembramiento de Yugoslavia ocurrió por fases, y en muchos de los


casos en medio de la violencia. Los dos primeros países en separarse fueron Eslovenia y Croacia,
cuyos parlamentos estaban dominados por partidos nacionalistas. En diciembre de 1990, Eslovenia
celebró un referéndum de independencia considerado ilegal por el Gobierno central de Belgrado,
en el que el 94,8% de los participantes se decantó por la separación de Yugoslavia. Croacia hizo lo
mismo en mayo del año siguiente, con resultados similares (93,24%).

Ambos países proclamaron unilateralmente su independencia el 26 de junio de 1991. Al día


siguiente, el Ejército yugoslavo –dominado por altos oficiales serbios– se movilizó en Eslovenia
para tratar de prevenir la separación. No obstante, las fuerzas de seguridad eslovenas, que venían
preparándose desde hace algún tiempo para la confrontación, hicieron frente de manera exitosa a
las fuerzas armadas yugoslavas. Tras una breve y poco cruenta guerra de apenas diez días que dejó
62 muertos –la gran mayoría soldados yugoslavos–, un Gobierno yugoslavo con pocos motivos
para sostener una guerra impopular ordenó la retirada de las tropas.

El caso de Croacia fue muy diferente: allí existía una importante minoría serbia, que a su vez
proclamó su propia República Serbia de la Krajina, que contaba con pleno respaldo de Belgrado. El
Ejército Nacional Yugoslavo se desplegó por territorio croata en medio de combates cada vez más
encarnizados con las fuerzas del nuevo país. Los enfrentamientos dejarían más de 20.000 muertos
y 37.000 heridos en los cuatro años siguientes.

Partidarios de la independencia de Montenegro durante un mitin en Podgorica en 2006. (Reuters)

3. Macedonia, Bosnia, Montenegro y Serbia – 1991-1992 y 2006

La independencia de Eslovenia y Croacia obligó a posicionarse a las demás repúblicas: el 8 de


septiembre de ese mismo año, Macedonia celebró su propia consulta de independencia, apoyada
por un 95,25% de los participantes, y el país llevó a cabo una secesión sin sobresaltos. El resultado
fue bien distinto en Bosnia, donde la composición étnica era mucho más compleja, y en cuyo
referéndum solo votaron poco más de la mitad de sus habitantes, en su mayoría musulmanes y
croatas bosnios, que se pronunciaron abrumadoramente a favor de la separación. Los
serbobosnios, sin embargo, la boicotearon. Bosnia se vio arrastrada así a una terrible guerra a tres
bandas que duraría hasta 1995, en la que serbios y croatas trataron de hacerse con una porción
del territorio para sus propios Estados.

La sociedad de Montenegro celebra su independencia en 2006.

En 2006, tras llevar a cabo su propio referéndum, Montenegro se independizó de forma pacífica,


poniendo fin de forma efectiva a una Federación Yugoslava ya reducida exclusivamente a Serbia.

Un hombre pinta un rótulo con el acrónimo de la URSS en Volgogrado. (Reuters)

4. Disolución de la URSS – 1990-1991

El final de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas fue una especie de voladura controlada


desde Moscú, que trataba de evitar el potencial derramamiento de sangre si no se canalizaban las
pasiones de las diferentes naciones dentro de la URSS: en lugares como Armenia y Azerbaiyán ya
se habían producido matanzas étnicas, y en países como los Bálticos, Ucrania o Georgia, los
movimientos nacionalistas eran incontrolables desde Rusia. En las primeras elecciones
multipartidistas en 1990 decretadas por Mijaíl Gorbachov, el Partido Comunista perdió el gobierno
local en seis repúblicas (las tres del Báltico, Armenia, Georgia y Moldavia), y poco después se
produjeron disturbios antigubernamentales en la capital de Tayikistán y sangrientos
enfrentamientos étnicos en Kirguistán.

En enero de 1991, soldados soviéticos y miembros de las fuerzas especiales asaltaron la torre de la


televisión de Lituania para acabar con las emisiones nacionalistas, matando a 14 civiles
desarmados, a lo que siguió un ataque contra un puesto fronterizo lituano pocos meses después.
En Letonia y Estonia también se produjeron choques y momentos de gran tensión. A eso le siguió,
poco después, el intento de golpe de estado involucionista en Moscú. Todo ello contribuyó a
hundir la imagen y el respaldo del liderazgo soviético.

El 13 de Enero las tropas soviéticas irrumpen en la torre de televisión lituana Vilnius.

En agosto, el Soviet Supremo suspendió las actividades del PCUS en la URSS, acabando con la única
fuerza unificadora en todo el territorio. En diciembre, Ucrania celebró un referéndum que logró
una aplastante victoria de los partidarios de la independencia, a lo que siguió una cadena de
escisiones de todas las regiones con estatuto de república. Las que no entraban en esta definición
legal permanecieron dentro de Rusia (como Chechenia, por ejemplo, a pesar de dos brutales
guerras).

En muchos casos, además, la independencia no trajo la tranquilidad: en varios de estos


países estallaron conflictos armados en nuevas regiones separatistas
como Transnistria (Moldavia), Nagorno-Karabaj (Azerbaiyán), Abjasia y Osetia del Sur (Georgia),
que siguen congelados hoy día. En Tayikistán tuvo lugar una guerra civil de 5 años entre las
autoridades y una coalición de opositores islamistas que en muchos casos acabaron pasándose al
yihadismo.

Soldados eritreos celebran la independencia. (Reuters)

5. Eritrea y Palaos – 1993 y 1994

La ONU estableció Eritrea como región autónoma dentro de Etiopía en 1952. Sin embargo, el


emperador Haile Selassie la anexionó una década después, dando lugar a una guerra civil que duró
tres décadas. En 1991, el Frente de Liberación Popular de Eritrea expulsó a las tropas etíopes,
dando inicio a un periodo de autogobierno que culminó en un referéndum en abril de 1993, e
inmediatamente a la independencia. 

Por su parte, el archipiélago de Palaos permaneció bajo mandato del Imperio Japonés entre la


Primera y la Segunda Guerra Mundial, hasta que en 1944 tropas estadounidenses lo invadieron. En
1947, estas islas pasaron a la tutela de la ONU, que confió su administración a EEUU como parte
de un acuerdo mayor sobre las Islas del Pacífico. Cuando Micronesia se convirtió en un Estado
independiente en 1986, Palaos decidió no unirse a dicha federación, iniciando un proceso de
negociación internacional con EEUU –consultado a la población no en uno, sino nada menos que
en 6 referéndums– que culminó en la independencia pactada y plena en 1994.

Ciudadanos de Timor Oriental agitan banderas por la independencia. (Reuters)

6. Timor Oriental – 2002

En 1749, los poderes coloniales de Holanda y Portugal se repartieron la isla de Timor. La parte
oriental fue a parar a manos portuguesas, que la mantuvieron –salvo un breve periodo de
ocupación japonesa– hasta la caída de la dictadura de Salazar en 1975. Pero el deseo de
independencia de los timoreses se vio truncado por una invasión del ejército de Indonesia, lanzada
por deseo de un Henry Kissinger que temía el ascenso de los izquierdistas del Fretilin (Frente
Revolucionario Timorés de Liberación Nacional). La ocupación indonesia fue salvaje y dejó cientos
de miles de muertos durante el siguiente cuarto de siglo.
Tras el derrocamiento del dictador Suharto en 1998, el nuevo Gobierno democrático de
Indonesia accedió a negociar el estatus de Timor Oriental y permitió que la ONU organizase un
referéndum. Sin embargo, las milicias proindonesias rechazaron la victoria del movimiento pro-
independencia, desatando un sangriento conflicto civil que dejó un millar de muertos hasta que
fuerzas de pacificación internacional lideradas por Australia fueron desplegados en la isla. El
Parlamento indonesio acabó reconociendo los resultados de la consulta, dando inicio al proceso
de independencia, que culminó con una proclamación formal el 20 de mayo de 2002.

Miembros de las Fuerzas de Seguridad de Kosovo marchan durante el 4º aniversario de su


independencia. (Reuters)

7. Kosovo - 2008

Tal vez el caso más traumático de la historia reciente: la eliminación de la autonomía kosovar
dentro de la Federación Yugoslava en 1989 agitó un conflicto latente entre la mayoría albanesa y
la minoría serbia. La represión de las autoridades serbias condujo a la creación del Ejército de
Liberación de Kosovo (UÇK), que lanzó una campaña armada contra las Fuerzas de Seguridad y
algunos civiles serbios. El UÇK es probablemente la insurgencia más exitosa de la era
contemporánea: en apenas cuatro años pasó de ser considerado un grupo terrorista internacional
a lograr sus fines con apoyo militar de la OTAN, después de que las represalias del Gobierno de
Slobodan Milosevic contra la población albanokosovar llevasen a Bill Clinton a decidirse a apoyar a
los rebeldes.

En marzo de 1999, las fuerzas de la Alianza Atlántica iniciaron una campaña de bombardeos


aéreos contra Serbia que, en poco más de tres meses, logró la capitulación de Belgrado. La OTAN
envió fuerzas de pacificación a Kosovo (la KFOR) y la región se convirtió en un protectorado de
facto de la ONU. 

En 2006 se iniciaron negociaciones internacionales para determinar el estatus final del territorio,
pero el fracaso del llamado Plan Ahtisaari (diseñado por el diplomático finlandés del mismo
nombre) llevó al Parlamento kosovar a declarar unilateralmente la independencia. El nuevo país
fue reconocido casi inmediatamente por medio centenar de países, y en la actualidad lo hacen un
total de 115 estados o entidades soberanas. Sin embargo, estados poderosos como Rusia,
Sudáfrica, Israel, Marruecos o la propia España han rechazado hacerlo, en muchos casos por temor
a alentar el separatismo dentro de sus propias fronteras.

Kosovo no ha solicitado su ingreso en Naciones Unidas para evitar la reacción visceral de rechazo


por parte de muchos de sus miembros, que no está preparado para afrontar. Mientras tanto, el
país es un auténtico agujero económico, foco de emigración y paraíso del crimen organizado.

Un soldado del Ejército de Liberación de Sudán del Sur en el primer aniversario de independencia.
(Reuters)

8. Sudán del Sur - 2011


Sudán, el país más grande de África hasta 2011, era un ejemplo claro de fronteras coloniales
irracionales: el sur, de mayoría cristiana animista y población negra subsahariana, estaba
gobernado más o menos a la fuerza desde el norte árabe y musulmán. El resultado fueron dos
brutales guerras civiles (de 1955 a 1972 y de 1983 a 2005) que dejaron alrededor de dos millones
de muertos. El segundo conflicto se cerró con un acuerdo de paz en el que se pactó un periodo de
autonomía de seis años para el sur, al que seguiría un referéndum en febrero de 2011.

Tal y como se esperaba, la consulta arrojó un resultado favorable a la separación en un 98,83%. La


independencia se fijó para seis meses después.

Sudán del sur celebra su independencia en 2011.

Sudán del Sur ha sido ya reconocido por casi toda la comunidad internacional, pero el nuevo
estatus no ha traído la paz: a falta de un enemigo común, la diversidad étnica del país se ha
traducido en una nueva guerra civil interna, a la que no son ajenos los recursos petrolíferos del
estado más joven del mundo, y que amenaza con convertirse en una de las grandes tragedias
humanitarias de nuestra época.

Por qué la visita de Pelosi a Taiwán es completamente imprudente

El momento no podría ser peor. La guerra de Ucrania no ha terminado.

Protesta contra la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos,


Nancy Pelosi, en Taipei, Taiwán, el 2 de agosto de 2022. REUTERS/Ann

Thomas L. Friedman

02/08/2022 8:44

Actualizado al 02/08/2022 17:23

Tengo mucho respeto por la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

Pero si sigue adelante con una visita a Taiwán esta semana, en contra de los deseos del
presidente Joe Biden, estará haciendo algo completamente imprudente, peligroso e irresponsable.

Nada bueno saldrá de ello.

La presidenta de la Cámara de Representantes de EE. UU., Nancy Pelosi (D-CA). REUTERS/Jonathan


Ernst/Foto de archivo
Taiwán no será más seguro ni más próspero como resultado de esta visita puramente simbólica, y
pueden pasar muchas cosas malas.

Estos incluyen una respuesta militar china que podría resultar en que EE. UU. se sumerja
en conflictos indirectos con una Rusia con armas nucleares y una China con armas nucleares al
mismo tiempo.

Y si cree que nuestros aliados europeos, que enfrentan una guerra existencial con Rusia por
Ucrania, se unirán a nosotros si hay un conflicto entre Estados Unidos y China por Taiwán,
provocado por esta visita innecesaria, está malinterpretando el mundo.

Comencemos con el conflicto indirecto con Rusia, y cómo la visita de Pelosi a Taiwán ahora se
cierne sobre él.

Hay momentos en las relaciones internacionales en los que es necesario mantener la vista en el


premio.

Hoy ese premio es muy claro:

debemos asegurarnos de que Ucrania sea capaz, como mínimo, de mitigar —y, como máximo,
revertir— la invasión no provocada de Vladimir Putin, que, si tiene éxito, representará
una amenaza directa para la estabilidad de toda la Unión Europea. 

Para ayudar a crear la mayor posibilidad de que Ucrania revierta la invasión de Putin, Biden y su
asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, sostuvieron una serie de reuniones muy duras con los
líderes de China, implorando a Beijing que no ingrese al conflicto de Ucrania brindando asistencia
militar a Rusia, y particularmente ahora, cuando el arsenal de Putin se ha visto disminuido por
cinco meses de guerra agotadora.

Biden, según un alto funcionario estadounidense, le dijo personalmente al presidente Xi


Jinping que si China entraba en la guerra en Ucrania del lado de Rusia, Beijing estaría arriesgando
el acceso a sus dos mercados de exportación más importantes: Estados Unidos y la Unión Europea.

China es uno de los mejores países del mundo en la fabricación de drones, que son precisamente
lo que más necesitan las tropas de Putin en este momento.

Según todos los indicios, me dicen funcionarios estadounidenses, China ha respondido no


brindando ayuda militar a Putin, en un momento en que Estados Unidos y la OTAN han estado
brindando apoyo de inteligencia a Ucrania y una cantidad significativa de armas avanzadas que
han causado graves daños a las fuerzas armadas de Ucrania. Rusia, un aliado ostensible de China.

Dado todo eso, ¿por qué la presidente de la Cámara elegiría visitar Taiwán y provocar
deliberadamente a China ahora, convirtiéndose en el funcionario estadounidense de mayor rango
en visitar Taiwán desde Newt Gingrich en 1997, cuando China era mucho más débil económica y
militarmente?

El momento no podía ser peor.

Estimado lector: La guerra de Ucrania no ha terminado.


Y en privado, los funcionarios estadounidenses están mucho más preocupados por el liderazgo de
Ucrania de lo que aparentan.

Existe una profunda desconfianza entre la Casa Blanca y el presidente de Ucrania, Volodymyr


Zelensky, mucho más de lo que se ha informado.

Y hay negocios divertidos en Kiev.

El 17 de julio, Zelensky despidió al fiscal general de su país y al líder de su agencia de inteligencia


nacional, la reorganización más significativa en su gobierno desde la invasión rusa en febrero.

Sería el equivalente a que Biden despidiera a Merrick Garland y Bill Burns el mismo día.

Pero todavía no he visto ningún informe que explique de manera convincente de qué se trataba


todo eso.

Es como si no quisiéramos mirar demasiado de cerca debajo del capó en Kiev por temor a la


corrupción o las payasadas que podamos ver, cuando hemos invertido tanto allí.

Más sobre los peligros de eso otro día.

Mientras tanto, altos funcionarios estadounidenses todavía creen que Putin está bastante
preparado para considerar el uso de un arma nuclear pequeña contra Ucrania si ve que su ejército
se enfrenta a una derrota segura.

En resumen, esta guerra de Ucrania está TAN inconclusa, TAN inestable, TAN llena de sorpresas
peligrosas que pueden surgir.

Sin embargo, en medio de todo esto, ¿vamos a arriesgarnos a un conflicto con China por Taiwán,
provocado por una visita arbitraria y frívola del presidente de la Cámara?

Es Geopolítica 101 que no cortejas una guerra de dos frentes con las otras dos superpotencias al
mismo tiempo.

Ahora, pasemos a la posibilidad de un conflicto indirecto con China y cómo la visita de Pelosi
podría desencadenarlo.

Según informes de noticias chinos, Xi le dijo a Biden en su llamada telefónica la semana pasada,
aludiendo a la participación de Estados Unidos en los asuntos de Taiwán, como una posible visita
de Pelosi, “quien juegue con fuego se quemará”.

El equipo de seguridad nacional de Biden le dejó claro a Pelosi, una defensora de los derechos
humanos en China desde hace mucho tiempo, por qué no debería ir a Taiwán ahora.

Pero el presidente no la llamó directamente para pedirle que no fuera, aparentemente


preocupado de que pudiera parecer blando con China, dejando una oportunidad para que los
republicanos lo ataquen antes de las elecciones intermedias.

Es una medida de nuestra disfunción política que un presidente demócrata pueda no disuadir a un


presidente demócrata de la Cámara de participar en una maniobra diplomática que todo su
equipo de seguridad nacional, desde el director de la CIA hasta el presidente del Estado Mayor
Conjunto, consideró imprudente.
Sin duda, hay un argumento de que Biden debería simplemente llamar la atención sobre el bluff
de Xi, respaldar a Pelosi hasta el fondo y decirle a Xi que si amenaza a Taiwán de alguna manera,
es China la que “se quemará”.

Aquello podría funcionar. Incluso podría sentirse bien por un día.

También podría comenzar la Tercera Guerra Mundial.

En mi opinión, Taiwán debería haberle pedido a Pelosi que no viniera en este momento.

Admiro tanto a Taiwán y la economía y la democracia que ha construido desde el final de la


Segunda Guerra Mundial.

He visitado Taiwán en numerosas ocasiones durante los últimos 30 años y he sido testigo
personalmente de cuánto ha cambiado en Taiwán en ese tiempo.

Pero hay una cosa que no ha cambiado para Taiwán: ¡Su geografía!

Taiwán sigue siendo una pequeña nación insular, ahora con 23 millones de personas,
aproximadamente a 160 kilómetros de la costa de una China continental gigante, con 1.400
millones de personas, que reclaman a Taiwán como parte de la patria china.

Los países que olvidan su geografía se meten en problemas.

No confundas esto con pacifismo de mi parte.

Creo que es un interés nacional vital de los EE.UU. defender la democracia de Taiwán, en caso de
una invasión china no provocada.

Pero si vamos a entrar en conflicto con Beijing, al menos que sea por nuestro tiempo y nuestros
problemas.

Nuestros problemas son el comportamiento cada vez más agresivo de China en una amplia gama
de frentes, desde intrusiones cibernéticas hasta robo de propiedad intelectual y maniobras
militares en el Mar de China Meridional.

Dicho esto, este no es el momento de hurgar en China, especialmente considerando el momento


delicado que es en la política china.

Xi está a punto de asegurar una extensión indefinida de su papel como líder de China en el 20º


Congreso del Partido Comunista, que se espera sea este otoño.

El Partido Comunista Chino siempre ha dejado en claro que la reunificación de Taiwán y China
continental es su “tarea histórica” y, desde que llegó al poder en 2012, Xi ha subrayado de manera
constante e imprudente su compromiso con esa tarea con agresivas maniobras militares en
Taiwán.

Al visitar, Pelosi en realidad le dará a Xi la oportunidad de desviar la atención de sus propios


fracasos:

una estrategia de golpe de topo para tratar de detener la propagación de COVID-19 mediante el


bloqueo de las principales ciudades de China, una enorme burbuja inmobiliaria que ahora se está
desinflando y amenazando con una crisis bancaria y una inmensa montaña de deuda pública como
resultado del apoyo desenfrenado de Xi a las industrias estatales.

Dudo seriamente que el liderazgo actual de Taiwán, en el fondo de su corazón, quiera esta visita
de Pelosi ahora.

Cualquiera que haya seguido el comportamiento cauteloso de la presidenta taiwanesa Tsai Ing-


wen del Partido Progresista Democrático de tendencia independentista, desde su elección en
2016, debe quedar impresionado por sus constantes esfuerzos para defender la independencia de
Taiwán sin darle a China una excusa fácil. para la acción militar contra Taiwán.

Por desgracia, me temo que el creciente consenso en la China de Xi es que la cuestión de Taiwán
solo puede resolverse militarmente, pero China quiere hacerlo a su propio ritmo.

Nuestro objetivo debería ser disuadir a China de tal esfuerzo militar en NUESTRO calendario, que
es para siempre.

Pero la mejor manera de hacerlo es armar a Taiwán en lo que los analistas militares llaman
un "puercoespín", un país erizado con tantos misiles que China nunca querría ponerle las manos
encima, mientras dice y hace lo menos posible para provocar a China. en pensar que DEBE ponerle
las manos encima ahora.

Perseguir cualquier otra cosa que no sea ese enfoque equilibrado sería un terrible error, con
consecuencias vastas e impredecibles.

c.2022 The New York Times Company

¿Por qué se enfrentan China y Taiwán? Claves de siete décadas de disputa

El gobierno de Beijing considera a la isla parte de su territorio. Un recorrido por la historia y el rol
de Estados Unidos.

Nancy Pelosi en Taiwán: una decisión peligrosa que agrava el tablero asiático

Una marcha de apoyo a la visita de Nancy Pelosi a Taipei, Taiwán. este martes. Foto: REUTERS

02/08/2022 14:56

Clarín.com

Mundo

Actualizado al 02/08/2022 19:09

Las relaciones entre China y Taiwán, difíciles desde su separación de facto en 1949, son fuente de
tensiones recurrentes entre Washington y Beijing, que se incrementaron con la visita de la
presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, a Taipei.

Minutos después de aterrizar en la isla, la alta funcionaria estadounidense, segunda en la línea de


sucesión a la Casa Blanca, señaló en Twitter que su visita "honra el compromiso inquebrantable de
Estados Unidos con el apoyo a la vibrante democracia taiwanesa" y "no contradice las políticas
mantenidas desde hace un largo tiempo" por su país.

Para Beijing, esta visita, sin embargo, supone el cruce de una "línea roja", y una profundización
de un conflicto que escala.

Aquí, un repaso por las principales etapas de las relaciones entre la isla autónoma y China.

El canciller de de Taiwán, Joseph Wu, recibe a Nancy Pelosi, este martes en Taipei. Foto: EFE

La fundación de la República Popular

El 1 de octubre de 1949, el líder comunista Mao Tse Tung proclamó en Beijing la fundación de la


República Popular de China, tras derrotar a los nacionalistas en la guerra civil de cuatro años que
estalló tras la Segunda Guerra Mundial.

Las tropas nacionalistas del Kuomintang, encabezadas par Chiang Kai-shek (1887-1975), se
repliegan a Taiwán y el 7 de diciembre forman un gobierno, que consideran como la continuación
de la República de China fundada tras la caída del Imperio en 1911.

Los nacionalistas prohíben cualquier relación con china continental.

En diciembre se produce la primera de una serie de tentativas del Ejército Popular de Liberación
(EPL) de China de apoderarse de los islotes de Quemoy y Matsu.

La alianza con Washington

Taiwán se convierte en 1950 en aliado de Estados Unidos, entonces en guerra contra China en
Corea.

El 5 de octubre de 1971, China reemplaza a Taiwán en la ONU.

En 1979, Estados Unidos rompe sus relaciones diplomáticas con Taiwán y reconoce a Beijing, pero
el Congreso estadounidense mantiene el suministro de armas a Taiwán para su autodefensa.

Personal de seguridad de China, en guardia frente a la embajada de Estados Unidos en Beijing,


este martes. Foto: AP

"Una sola China"

Estados Unidos y casi toda la comunidad internacional adoptan la política de "una sola China",
que excluye las relaciones diplomáticas con la isla de gobierno nacionalista.

Washington sigue siendo sin embargo el principal aliado de Taiwán y su primer proveedor de
material militar.

En 1987, Taiwán autoriza viajes a China continental para reuniones familiares y se abre así la vía a
los intercambios comerciales.
En 1991, Taipei deroga las disposiciones que instauraban el estado de guerra con China.

Pero en 1995, China suspende las negociaciones de normalización para protestar contra un viaje
del presidente taiwanés Lee Teng-hui a Estados Unidos.

Misiles

En 1996, China lanza misiles cerca de las costas taiwanesas poco antes de la primera elección
presidencial por sufragio universal, el 23 de marzo en Taiwán.

El 14 de marzo de 2005, China adopta una ley antisecesión que prevé medios "no pacíficos" si
Taiwán declara la independencia.

En 2008, China y Taiwán reanudan el diálogo suspendido en 1995.

En 2010, firman un acuerdo marco de cooperación económica y cuatro años más tarde establecen
un diálogo intergubernamental.

El 7 de noviembre de 2015, los presidentes chino y taiwanés se entrevistan en Singapur, algo


inédito desde la separación de 1949.

En 2016, Tsai Ing-wen, surgida de un partido favorable a la independencia, se convierte en


presidenta de Taiwán.

En 2017, Donald Trump autoriza una importante venta de armas estadounidenses a Taiwán. El año


siguiente, Estados Unidos adopta una ley que refuerza sus relaciones con Taiwán.

Una videoconferencia entre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el de China, Xi Jinping,
en noviembre pasado. Foto: REUTERS

Las armas de EE.UU.

En 2019, el presidente de China, Xi Jinping, afirma que no renunciará a la fuerza para recuperar
Taiwán y advierte a Washington del riesgo de "jugar con fuego" tras una nueva venta de armas a la
isla.

En enero de 2020, Tsai Ing-wen, reelegida, afirma que Taiwán es "un país".

En octubre, Xi Jinping pide al ejército "prepararse para la guerra".

El 12 de abril de 2021, aviones militares chinos penetran a la zona de identificación de defensa


aérea (Adiz) de Taiwán. De enero a comienzos de octubre, más de 600 aviones chinos fueron
detectados en esa zona.

La postura de Joe Biden


El 22 de octubre, el presidente estadounidense Joe Biden afirma que su país está dispuesto a
defender militarmente a Taiwán en caso de ataque chino.

El 27, China rechaza una propuesta estadounidense de acordar a Taiwán una "participación
significativa" en la ONU.

La presidenta de Taiwán reconoce la presencia de tropas estadounidenses en territorio taiwanés.

El 28 de julio, Xi le dice a Biden por teléfono que no "juegue con fuego" y advierte de las
"consecuencias" que tendría una visita de Pelosi a la isla.

El 1 y 2 de agosto, las tensiones se disparan. China advierte que Estados Unidos "pagará el precio"
si la legisladora pone un pie en Taiwán. La Casa Blanca insiste en que "tiene derecho de visita".

El 2 de agosto, Pelosi llega a Taiwán.

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