Está en la página 1de 3

Una vez más, las altas tensiones entre China y Taiwán vuelven a ocupar la atención del mundo,

aún mientras continúa la guerra en Ucrania y los fuertes combates en Bakhmut: en esta
ocasión son protagonizadas por la presidenta de la isla, Tsai Ing-wen, que acaba de iniciar una
gira por Centroamérica y Estados Unidos que ha sido condenada por Beijing.

“La presión externa no detendrá nuestra determinación de avanzar hacia la sociedad


internacional. Estamos tranquilos, confiados, intransigentes y no provocativos”, dijo Tsai antes
de embarcarse en su gira, que se da en el contexto del reciente quiebre de relaciones de
Honduras, que estableció formalmente lazos diplomáticos con China (Beijing no admite que un
país tenga relaciones además con Taipei).

En agosto de 2022 Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados


Unidos, generó tensiones similares durante su visita a la isla que se ha convertido en los
últimos años en un símbolo recurrente de la rivalidad entre Estados Unidos y China, las dos
principales potencias económicas del mundo.

Pelosi aterrizó en Taiwán como parte de su gira por Asia, y en medio de las reiteradas
amenazas de China por el viaje, que dijo que algunos políticos de Esados Unidos "jugaban con
fuego". Fue la primera vez en 25 años que un presidente de la Cámara de Representantes
visita la isla.

Cada gesto de Washington hacia Taipei recibe regularmente una reacción de Beijing, y en 2022
hubo muchos: el último ocurrió la semana pasada, cuando se conocieron las intenciones de
Pelosi de viajar a Taiwán.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de China prometió entonces tomar "medidas decididas y


contundentes" si seguían adelante con el viaje.

Y, mientras tanto, Taiwán ha iniciado sus ejercicios militares anuales Han Kuang, que tienen
una semana de duración y simulan una invasión enemiga.

En mayo se había dado otra situación de tensión, cuando el presidente de Estados Unidos, Joe
Biden, dijo que su país respondería militarmente si China intervenía en Taiwán, en el contexto
de que la invasión de Rusia a Ucrania ha generado preocupación en Taipei por una posible
acción similar de Beijing.

"Estamos de acuerdo con la política de Una Sola China. La firmamos y todos los acuerdos
correspondientes se hicieron a partir de ahí, pero la idea de que se puede tomar por la fuerza,
simplemente tomar por la fuerza, es (simplemente no) apropiada", dijo Biden.

Mientras que en junio de 2021 un grupo de senadores estadounidenses volaron a Taiwán en


un avión militar para anunciar una importante donación de vacunas contra el covid-19, y el
viaje fue visto por Beijing como la última de una serie de provocaciones.

Y en octubre de ese mismo año, en tanto, unos 150 aviones de guerra de China volaron cerca
del espacio aéreo de Taiwán en la mayor incursión hasta la fecha, según el Ministerio de
Defensa Nacional de Taiwán.

Taiwán y China

Las tensiones son simplemente un recordatorio de las largas décadas de hostilidad entre los
gobiernos en Beijing y Taipei, con ambos bandos reclamando históricamente ser los
gobernantes legítimos de todos los territorios de China, incluida Taiwán.
El nombre oficial de Taiwán, República de China, se remonta a su fundación en 1911 tras el
colapso de la última dinastía imperial de China.

Bajo el gobierno del Partido Nacionalista, o Kuomintang (KMT), liderado por Chiang Kai-shek, la
República de China debió enfrentarse a comienzos de la década de 1930 y luego durante la
Segunda Guerra Mundial a los avances del Imperio del Japón, así como también al creciente
poder de los comunistas chinos liderados por Mao Zedong.

En 1945, tras la derrota japonesa, la República de China recuperó la isla de Taiwán, que China
había perdido en una guerra anterior con los japoneses. Pero cuatro años más tarde, en 1949,
el Kuomintang fue derrotado en una cruenta guerra civil en el continente por el ejército del
Partido Comunista.

Ese mismo año Mao fundó la República Popular China, con capital en Beijing.

Cerca de 1,2 millones de chinos, principalmente militares, acompañaron al gobierno de Chiang


Kai-Shek en su éxodo a Taiwán, de acuerdo con estimaciones realizadas por las autoridades de
Taiwán, y tras derrotar una breve incursión de las tropas comunistas en la isla lograron
establecerse allí.

Las fuerzas de Mao, en cambio, expandieron su control en el territorio continental de China, y


desde entonces consideran a Taiwán como una provincia renegada y una “parte inalienable”
que en algún momento retornará al control de Beijing.

Disputa regional, tensión global

Separados por un estrecho, posturas ideológicas contrarias y una conflicto histórico, las dos
Chinas -la República Popular China y la República de China- han coexistido desde entonces en
medio de tensiones, a pesar de compartir tradiciones, cultura y una lengua en común, el chino
mandarín.

Esta tensión entre Beijing y Taipei ha estado siempre ligada a la también difícil relación entre
Beijing y Washington.

El gobierno de los Estados Unidos, aliado del Kuomintang durante la Segunda Guerra Mundial,
no reconoció inicialmente la legitimidad del gobierno Comunista en la China continental. Por el
contrario, continuó dando su apoyo político a Taipei.

China Taiwán

Los países miembros de la ONU, sin embargo, reconocieron en 1971 la legitimidad de la


República Popular, incluyendo su asiento permanente en el Consejo de Seguridad, que hasta
entonces ocupaba Taipei.

Por otro lado, el acercamiento entre China y Estados Unidos iniciado a principios de la década
de 1970 y en medio de la Guerra Fría llevó al establecimiento de relaciones diplomáticas
formales entre Washington y Beijing en 1979, y al traslado de la embajada estadounidense
desde Taipei a Beijing.

Pero lejos de significar un quiebre en la relación con Taiwán, EE.UU. ha mantenido fuertes
lazos comerciales y militares con la isla, a la que considera un aliado clave en la región, en el
marco de una “ambigüedad estratégica”.
Esto incluye el compromiso de Washington de ayudar a Taiwán, una isla gobernada
democráticamente y con más de 23 millones de habitantes, a defenderse de una posible
invasión de los comunistas en China.

“Una China”

Desde hae décadas el Estrecho de Taiwán ha sido escenario de tensiones militares y


escaramuzas entre China y Taiwán, y Beijing llegó incluso a bombardear islas periféricas
controladas por Taipe en dos ocasiones.

Entre 1995 y 1996 se dio la última gran crisis tras la visita del entonces presidenta de Taiwán,
Lee Teng-hui, a Estados Unidos. China disparó misiles en aguas cercanas a Taiwán en respuesta
a la reunión, y Estados Unidos terminó enviando dos portaaviones a la zona.

Al mismo tiempo, representantes de la China continental y Taiwán habían iniciado un


acercamiento a comienzos de la década de 1990, coronado por la cumbre de 1992 en Hong
Kong, en ese entonces aún bajo el control del Reino Unido.

Beijing y los partidos pro-reunificación en Taiwán aseguran que durante ese encuentro hubo
acuerdo en lo referido al principio de “una China”, es decir que ambas partes reconocen la
existencia de un solo país que debe ser de reunificado.

Pero discreparon en cuanto a quién es la autoridad legítima para hacerlo e incluso en el


alcance de ese “consenso de 1992”, hoy incluso rechazado por la presidenta de Taiwán, Tsai
Ing-wen, cuyo partido tradicionalmente defiende la independencia formal de la isla.

“Hay una sola China y el gobierno de la República Popular es el único legítimo y Taiwán es
parte de China”, señala el Ministerio de Exteriores en Beijing.

En Taiwán la postura oficial es más ambigua con respecto a la reunificación, y los gobiernos de
la isla han buscado mantener el statu quo. Pero el Kuomintang y otras fuerzas por -
reunificación insisten también en que la República de China es el gobierno legítimo de todo el
territorio.

También podría gustarte