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JUANA DE ASBAJE: YO, LA PEOR DE TODAS

Candela Schroth Ruesga


Historia de América Latina
Grado en RRII
2022

Figura 1: Retrato de Sor Juana Inés de Asbaje


Fuente: Wikipedia

Escribir el tránsito de la vida de Sor Juana Inés de la Cruz de manera fiel y escrupulosa no es
tarea fácil, de su vida circulan datos falsos, clichés, carencias y lagunas que han conducido al
misterio y a la fantasía. Aún gozando de renombre durante su vida, a partir de mediados del
siglo XVIII y hasta finales del siglo XIX su nombre y obras se perdieron en el olvido, como
aconteció a otros poetas y artístas del barroco. Su última reedición de los tres tomos de su
obra fue publicada en 1725 y no fue hasta 1940 que se publicó la primera edición moderna de
su obra. Muchas de sus trabajos, testimonios, correspondencia, los rastros que fue dejando a
lo largo y ancho de su vida se vieron afectados por las leyes de Juaréz1, la descomposición del
tiempo y la indiferencia hacia los documentos que recogían información sobre ella
(Perez-Martínez 2008).

A comienzos del siglo XX su resurgir fue notorió gracias a estudiosos que rescataron su obra
y vida. Dorothy Schons, alrededor de 1921 publicó una biografía, mientras que en España fue
Clara Campoamor quien el mismo año publicó la biografía de Sor Juana Inés de la Cruz.
Algunos de los trabajos que tratan de reconstruir su vida se ven marcados por las lacras de la
hagiografía y la excesiva mitifaciòn y uso de la fantasía para rellenar los vacíos y silencios de
su vida. Existen incluso estudios que han alejado a la escritora de su condición de mujer,
masculinizando su persona debido a la negación de que tal carácter intelectual y personal no
podía corresponder al de una mujer (Pérez-Martínez 2008).

El nacimiento de Sor Juana Inés de la Cruz ha sido asunto de discusión entre sus estudiosos,
aunque se estima que nació entre los años 1648 o 1951, en San Miguel de Nepantla, Nueva
España en el Imperio Español. Este enclave, próximo al volcán Popocatépetl, cobra mucha
simbología en el trabajo de Sor Juana y llega a convertirse en un tropo recurrente (Nervo
1910). Juana de Asbaje dedicó su vida principalmente al estudio, a la investigación y sobre
todo a la escritura desde la celda del convento de la orden de San Jerónimo en Ciudad de
México. La escritora, perteneciente al movimiento barroco en su étapa tardía, fue la primera
en escribir tanto en español como náhuatl2 y fue exponente del siglo de oro de la literatura en
lengua española. La producción de Sor Juana abarca desde la lírica, la prosa, el ensayo,
abarcando la lírica mayor volumen de producción, influenciada por las corrientes de
Góngora, Quevedo y Calderón (Nervo 1910).

1
Ley de Exclaustración de Monjas y Frailes (11 agosto de 1859). Se prohibió la existencia de
claustros o conventos, implicando su clausura.
2
El náhuatl clásico es la lengua hablada por los mexicas o los nahuas en el Valle de México,
surge como idioma vehicular y se habló durante el periodo virreinal español y además sirvió
como lengua instrumental para la evangelización de la población indígena.
La historia de México se puede dividir en tres étapas
principales: la etapa azteca, la etapa en que pierde su
independencia y se instaura la ocupación española
bajo el nombre de Nueva España, y una siguiente
etapa correspondiente a la independencia en 1921.
La vida de Juana de Asbaje se enmarca en la
contexto de la Nueva España, mantenida durante tres
siglos y catalogada por historiadores como una
realidad histórica desarrollada en contra de la
corriente general de occidente, es decir, en oposición
a la modernidad naciente que se expandia las
regiones europeas. En cuanto a la vieja España,
durante la vida de Sor
Figura 2: Mapa de Nueva España siglo XVII
Fuente: Paz, Octavio. Las Trampas de la fé (1982)

Juana reinaron Felipe IV ‘’el grande’’ y su sucesor Carlos II ‘’el Hechizado’’. El reinado de
Carlos II estuvo marcado por la opinión general de que nada llegaba a ejecutarse, ‘’todo
parecía sumergido en un letargo que añadia nuevos males a los que sufria el reino’’ como el
inicio del camino del imperio español hacia su ocaso (Paz 1982).

Nació en el seno de una familia importante de la Nueva España, desde muy pequeña
mostraba interés hacia las letras y los libros aprendiendo a escribir a los tres años. Algunas
anécdotas interesantes de su niñez que muestran su interés por estudiar y formarse es cuando
le pidió a su madre, Isabel Ramiréz, que le permitiera vestirse de hombre para poder asistir a
la universidad. Además desarrolló una especie de juego-compromiso mediante el cual se
cortaba el pelo de cinco a seis dedos y si cuando le volvía a crecer no se había aprendido la
lección, se volvía cortar el pelo. En su temprana vida familiar, vivía con su abuelo en una
hacienda donde gozaba de libertad para leer y estudiar los libros de la biblioteca particular.
Al comienzo de la pubertad abandonó a su familia y la vida en la hacienda para adentrarse en
Ciudad de México, donde acabó por ingresar en la corte del Virrey Antonio Sebastián de
Toledo, Marqués de Mancera, bajo el título de muy querida de la señora virreyna. Se dice que
el Marqués de Mancera, fue un hombre ‘’superior’’, opositor del ilimitado aumento de la trata
de esclavos negros y a favor del prístino vigor de las disposiciones relativas a la completa
libertad de los indígenas. Allí conoció a la Virreyna Leonor de Carreto, quien pasó a ser una
importante amistad y mecenas, siendo la primera protectora de la poetisa. En este espacio
propicio, Sor Juana pudo desarrollar su intelecto y sus capacidades literarias. Pronto, la
sabiduría y brillantez de la joven se difundieron en la corte, desarrollando una admiración
general hacia ella, tanto en Nueva España como en la Península, que continuó a lo largo de su
breve vida. Algunos consideraban su intelecto como una anomalía, no podían creer que una
mujer adolescente fuera capaz de semejante inteligencia (Paz 1982).
A pesar de la autonomía que había gozado hasta ese momento para aprender, escribir y vivir,
Sor Juana alcanzaba un momento vital en el que el matrimonio se presentaba como único
horizonte. Sin embargo, este no era su deseo, y fue el padre Antonio Núñez quien le animó a
tomar la decisión de ingresar en un claustro de monjas (Paz 1982).

Uno de los misterios que conforman la vida de la poetisa es la razón que le empujó a tomar
esta decisión. Algunos biográfos hipotizan sobre un presunto desamor que le alejó del deseo
del matrimonio. Aunque existe la posibilidad de la veracidad de la hipótesis también es cierto
que el amor no tuvo porque ser una condición de esta decisión. Tampoco fue el deseo de estar
cerca de Dios lo que la llevó a profesar, parece que Sor Juana prefirió el convento al
matrimonio para seguir desarrollando sus aficiones intelectuales según confiesa en la
respuesta a Sor Filotea de la Cruz, de la cual se hablará más adelante: ‘’entréme religiosa
porque aunque conocía que tenía el estado cosas, muchas repugnantes a mi genio, con todo,
para la total negación que tenía al matrimonio, era lo menos desproporcionado y lo más
decente que podría elergir en materia de seguridad, que deseaba, de mi salvación, a cuyo
primer respeto cedieron y sujetaron la cerviz todas las impertinencias de mi genia, que eran
de querer vivir sola, de no querer tener ocupación obligatoria que embarazar la libertad de mi
estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros’’. En este
fragmento proyecta sus deseos para su propia vida, vivir ajena al matrimonio y dedicarse a las
letras en un espacio tranquilo. Teniendo en cuenta la escasa oportunidad de decisión que se
otorgaba a las mujeres, Sor Juana pudo decidir su ocupación y su rechazo rotundo al
matrimonio, aún limitada por la vida en el convento como única opción para ella.
En 1667, ingresó en el convento de San José de las carmelitas descalzas con el fin de
continuar con el estudio. Sin embargo la austera vida del convento de las carmelitas afectó a
su salud, abandonando tres meses más tarde a su ingreso al convento. 15 meses después de
abandonar el convento de Santa Teresa la Antigua, ingresó como monja para profesar en el
Convento de San Jerónimo. Este convento se fundó en 1585 siendo el primer convento
mexicano de monjas jerónimas. Como otros conventos de aquel tiempo, el ingreso y
mantenimiento de las monjas en el mismo significaba el pago de altas cuotas; por esta razón,
las únicas familias que se podían permitir el ingreso eran las de origen español y las criollas,
debido a su posición social privilegiada (Nervo 1910).

La vida en el convento de San Jerónimo fue en una primera instancia un lugar favorable para
Sor Juana. Mantenía buenas relaciones con el mundo exterior, a través de contactos y amigos.
Cuatro años despues de su ingreso el marqués de Mancera abandonó el cargo de virrey,
siendo ocupado por el arzobispo virrey Payo Enríquez de Rivera, quien durante su regencia
impulsó y protegió la carrera literaria de la monja escritora. Gracias al virrey, entró en
contacto con los posteriores Virreyes, los marqueses de la Laguna de Camero Viejo,
conocidos como Tomás de la Cerda y su esposa María Luisa Manrique de Lara y Gonzaga,
marquesa de Paredes. Con esta última mantuvo la poetisa una estecha relación y recibía
numerosas visitas cuando se organizaban locutorios en el convento. En aquel período tanto
los conventos como los monasterios suponian un lugar de reunión y de intercambio de
saberes para las clases más altas e ilustradas que añoraban un espacio de cultura al estilo de
los que se podían encontrar en la vieja Europa. Durante el gobierno virreinal del marqués de
Laguna (1680-1686) coincide con la época más fructifera y singular de su carrera artística.
Escribió versos sacros y profanos, villancicos para festividades religiosas, autos
sacramentales y dos comedios. A su vez, en el convento, colaboraba en las actividades
comunes y en las labores y fue administradora del convento (Nervo 1910).
Según la poetisa, el primer trabajo que escribió por gusto propio fue el Primero Sueño, así
como uno de sus poemas más importantes según la academia. Su trabajo ha sido calificado
por nocturno, onírico, aborando diferentes formas de expresión (Nervo 1910).
Figura 1. Evolución de
las firmas de Juan de
Asbaje
Figura 2. Evolución de
las firmas de Juan de
Asbaje
Fuente: Paz, Octavio.
Las trampas de la fé
(1982).

Entre 1690 y 1691 le afectó un conflicto ideológico por un ensayo privado que redactó a raíz
de un sermón del renombrado jesuita Antonio Vieira, publicado bejo el desconocimiento de
Sor Juana, por el obispo de Puebla Manuel Fernández de Santa Cruz bajo el título de Carta
atenagórica. El obispo redactó un prólogo bajo el seudónimo de Sor Filotea, incitando a Sor
Juana a alejarse de las ‘’humanas letras’’, para dedicarse a las divinas, a través de las cuales,
según el obispo, extraería un provecho mayor. La poetisa redactó una respuesta-defensa bajo
el nombre de Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, documento bajo el cual excusa su labor
intelectual y reclama su derecho a la educación (Glatz 2006).

Tras este incidente, entre 1692 y 1693 comienza el último período de la vida de la monja
escritora. Sus protectores el conde de Paredes y su esposa han fallecido, así como diez
monjas del Convento; en la Nueva España comienza una etapa de agitación en la que se
producen rebeliones en el norte del virreinato, el pueblo entra en el Palacio Real y las
epidemias se infiltran en la población novohispana. Pronto llegó uno de los incidentes que
comportan otro de los grandes misterios de su vida. Alguna razón desconocida llevó a Sor
Juana a abandonar su gran pasión, deshacerse de su biblioteca y dedicarse escrupulosamente
a la vida religiosa en el convento. Algunos estudiosos declaran que su proceder se debió al
gran revuelo que generó la publicación de la Carta Atenagórica. Su sufrimiento y expiación
en las palabras que dejó marcadas en el libro del convento: ‘’yo, la peor de todas’’. En este
contexto de silencio una epidemia azotó el convento, contagiándose sor Juana y muriendo en
1695 en el Convento de San Jerónimo. Lo que quedó de su existencia, 180 volúmenes de
obras selectas, muebles, una imagen de la Santísima Trinidad y un Niño Jesús, fue entregado
a su familia. Sus obras siguieron transitando, lo que mantuvo viva la memoria de la poetisa
hasta caer en un olvido que se prolongó hasta tres siglos (Glazt 2006).

Tras este breve repaso de la vida y obra de Sor Juana Inés de la Cruz cabe preguntarse si su
obra tiene una intenciòn feminista. En el caso de de la acádemica Dorothy Schons, acádemica
que estudió a la poetisa a principios del siglo XX, consideraba a sor Juana como ‘’la primera
feminista en el Nuevo Mundo’’. Entre los documentos que reflejan cierta intención feminista
encontramos dos: la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, donde se defiende del derecho a la
educación y al conocimiento y la redondilla Hombres necios, donde expone la hipocresía
masculina. Por otro lado, Stephanie Marrim, niega el feminismo tal como lo conocemos en la
actualidad, ya que se trata de una defensa personal y aunque reivindica su derecho a la
educación, no se trata de la defensa de una lucha colectiva. Aún en el caso de que Sor Juana
no escribiera con la intención de liberar a todas las mujeres de los yugos impuestos, su
defensa personal al derecho a estudiar y escribir es un caso particular que sin intención de
ello, lucha por una causa colectiva. Por otro lado, una de sus principales aportaciones es la
extensa caracterización psicológica de los personajes femeninos en sus obras, al dar voz a sus
sentimientos y compartirlos, introduce a los lectores a su sensibilidad y a nuevas
percepciones (Glatz 2006). De la vida de Sor Juana de Asbaje es llamativo cómo una mujer
en aquella época y contexto tan especiales, pudo dedicarse a su gran pasión, la escritura y el
conocimiento. Encontró la vía para poder llevarlo a cabo y luchó mientras pudo por ello.
BIBLIOGRAFÍA

-Amado, Nervo. Juana de Asbaje. 1º ed. Madrid. 1910.

-De la Cruz, Sor Juana Inés. Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. Freeditorial.

-Glantz, Margo. Sor Juana Inés de la Cruz: ¿Hagiografía o autobiografía? 1º ed. Editorial
del cardo. 2006

-Pérez Martínez, Herón. ‘’La vigencia de Sor Juana Inés de La Cruz’’. Revista Espiga 16-17
(2008): 59-78. ISSN: 1409-4002.

-Paz, Octavio. Sor Juana Inés de la Cruz o Las trampas de la fe. 2º ed. Barcelona: Editorial
Seix Barral, S.A : 1982.

-Treviño García, Blanca Estela. ‘’Juana de Asbaje. Contribución al centenario de la


Independencia de México, de Amado Nervo. Taller Igitur (2022).

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