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Se analizó en detalle la manera de tratar las inversiones del proyecto, tanto aquellas
que se realizan con anticipación a la puesta en marcha como las que lo hacen
durante la operación. Las que se realizan antes de la puesta en marcha se
agruparon en activos fijos, activos intangibles y capital de trabajo inicial. La
importancia de la inversión en capital de trabajo inicial se manifiesta en que, sin ser
activo tangible ni nominal, es la que garantiza el financiamiento de los recursos
durante un ciclo productivo.
Los métodos para calcular esta inversión normalmente difieren en sus resultados.
Uno de ellos, el contable, considera la inversión como el equivalente para financiar
los niveles óptimos de las inversiones particulares en efectivo, cuentas por cobrar e
inventarios, menos el financiamiento de terceros a través de créditos de
proveedores y préstamos de corto plazo. El método del periodo de desfase, por su
parte, define la cantidad de recursos necesarios para financiar la totalidad de los
costos de operación durante el lapso comprendido desde que se inician los
desembolsos hasta que se recuperan los fondos a través de la cobranza de los
ingresos generados por la venta. El método del déficit acumulado máximo intenta
ser menos conservador que el anterior e incorpora el efecto de los ingresos y
egresos conjuntamente para determinar la cuantía del déficit que necesitará
financiar el capital de trabajo.
Los beneficios de un proyecto son más que el simple ingreso por venta del producto
o servicio que elaboraría la empresa que se crearía con su aprobación. Un análisis
completo debe incluir los ingresos por venta de activos y por venta de desechos, los
ahorros de costos y los efectos tributarios. Si bien no constituyen ingresos, existen
dos beneficios que es necesario incluir por constituir parte del patrimonio que tendría
el inversionista si se hace la inversión: el valor de desecho del proyecto y la
recuperación del capital de trabajo. El valor de desecho puede estimarse mediante
tres métodos: el de valor contable o libro, el de valor comercial y el de valor
económico.
No existe un criterio único para abordar la rentabilidad del inversionista ; una forma de
hacerlo es a través de la construcción del flujo de caja financiado en el que se incorpora,
de forma simultánea, tanto el flujo operacional como el flujo de la deuda; sin embargo, una
forma alternativa de analizar este tema es a través del VAN ajustado , es decir, estimando
el VAN del proyecto y el VAN de la deuda de manera independiente, y luego sumando; por
ello su nombre, pues el VAN del proyecto se ajusta con el valor presente del efecto que
origina la estrategia de financiamiento; no obstante, la independencia de ambos flujos se
logra en la medida en la que la deuda sea libre de riesgo, es decir, si la capacidad de
generación operacional es lo suficientemente robusta como para hacer frente a los
compromisos financieros, incluso frente a escenarios adversos. Cuando la probabilidad de
quiebra y los costos de quiebra aparecen, entonces necesariamente el flujo de los activos
se verá adversamente afectado; por ello la deuda agrega valor, pero hasta cierto límite. Es
importante tener claridad acerca de los criterios de evaluación y de los indicadores
financieros que se van obteniendo en la evaluación. En este sentido, es importante recordar
las diferencias entre EBITDA, utilidad contable y flujo neto o última línea. El EBITDA permite
medir el rendimiento operacional puro de un negocio, eliminando los efectos económicos
derivados de intereses de la deuda, impuestos, depreciaciones y amortizaciones;
generalmente, es utilizado como métrica base para la valoración de las compañías, cuyo
valor es multiplicado por un determinado múltiplo, que generalmente se determina
HELENA CASTILLO VILLELA 201645996 RESUMEN CAPÍTULO 14
dividiendo el valor actual de los flujos de la empresa por el EBITDA actual. La utilidad antes
de impuesto o base imponible no refleja la utilidad del proyecto
o empresa, sino que es una métrica contable que determina la base sobre la cual se
calculará los impuestos corporativos correspondientes. El flujo neto o última línea es un flujo
económico que cuantifica los potenciales dividendos por repartir entre los accionistas o
dueños del negocio o del proyecto. La confiabilidad que otorguen las cifras contenidas en
este flujo será determinante para la validez de los resultados, ya que todos los criterios de
evaluación se aplican en función de él. La información que se incorpora en el flujo es
suministrada por cada uno de los estudios particulares del proyecto. Sin embargo, el estudio
financiero deberá proporcionar antecedentes sobre el monto del impuesto a las utilidades,
la carga financiera de los préstamos
Entre los costos que más comúnmente se tienen en cuenta en una decisión, a pesar de ser
irrelevantes, se encuentran los llamados costos sepultados, los cuales se denominan así si
corresponden a una obligación de pago que se haya contraído en el pasado, aunque parte
de ella esté pendiente de pago a futuro. Si bien constituyen un pago futuro, tienen un
carácter inevitable que los hace irrelevantes. Las partes de la deuda contraída y no pagada
son un compromiso por el cual debe responder la empresa, independientemente de las
alternativas que enfrente en un momento dado.
HELENA CASTILLO VILLELA 201645996 RESUMEN CAPÍTULO 15
CRITERIOS DE EVALUACIÓN DE PROYECTOS