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Instituto Tecnológico Superior Zacatecas Sur.

Desarrollo Humano.
Reporte de Investigación
“RESILIENCIA”

Semestre I

Reto 2 Unidad 5

Contador Público.

Claudia Estefanía Vielmas Rivas.

M.A. Martha Azalea Ávila .

Tlaltenango de Sánchez Román, Zacatecas.

A 26 de noviembre de 2022

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ÍNDICE.

PORTADA____________________________________________ 1

ÍNDICE.______________________________________________ 2

I.INTRODUCCIÓN.______________________________________
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II.¿QUÉ ES LA RESILIENCIA?____________________________
4

III.HISTORIA.________________________________________ 4-6

IV. ¿CÓMO PODEMOS SER MÁS RESILIENTES?____________6

V. ¿QUÉ CARACTERIZA A UNA PERSONA RESILIENTE? ___ 6-8

VI. BENEFICIOS DE SER RESILIENTE.___________________8-9

VII.CONSEJOS PARA SER MÁS RESILIENTE.______________ 9

VIII.CONCLUSIÓN.__________________________________
10-11

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.______________________ 12

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I. INTRODUCCIÓN.

La mente humana y su desarrollo es todo un enigma indescifrable, tan inmenso


que cuesta mucho intentar entender su funcionamiento, aún cuando al día de hoy
existen infinidades de investigaciones de las que derivan grandes descubrimientos,
éstos nos dan pocos detalles para saciar la curiosidad; pero, sigue siendo
insuficiente en cuanto a tener certeza en la forma de comportarnos o asegurarlo
como un único patrón.
Como es bien dicho: “Cada mente es un mundo”, por lo tanto nadie manifiesta ni las
mismas emociones, acciones, ni mucho menos la forma de reaccionar respecto a
malas experiencias o situaciones que requieren de una fuerte resistencia personal,
ya que incluso, lo que para algunos puede representar un reto insuperable, para
otros se trata tan sólo de una prueba más en el camino.
Ésto se puede comprobar si observamos que, aunque dos personas pasaran por la
misma circunstancia difícil, teniendo el mismo rango de edad, estuvieran en
capacidades iguales, con un entorno exactamente, o contaran con experiencia y
trayectoria equivalente ; es decir, si fuera posible que la persona naciera doble vez
(como en el caso de los gemelos), sería imposible que su manera de enfrentarla sea
la misma.
Es por ello, que la psicología principalmente, se interesa tanto en encontrar la
variante clave de la que pudiera depender o hacer el papel fundamental en la
reacción del ser humano al pasar por esas adversidades, para posteriormente
clasificarlas en aquellas que son favorables, en sentido de las que permiten
continuar adelante o al menos tomarlo con una mejor actitud y por el contrario, las
que limitan, que no dejan superar.
Es aquí que aparece el concepto de RESILIENCIA y la importancia en su
desarrollo es vital, no se cierra únicamente en lograr superar sanamente; es
simplemente indispensable para vivir plenamente.
A continuación se presenta información necesaria en la comprensión de sus
implicaciones y así poder ser aplicada.

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II. ¿QUÉ ES LA RESILIENCIA?

Resiliencia viene del término latín resilio, «volver atrás, volver de un salto, resaltar,
rebotar».​ El término se adaptó al uso en psicología y otras ciencias sociales para
referirse a las personas que a pesar de sufrir situaciones estresantes no son
afectadas psicológicamente por ellas.

Es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a


ellas, pero en psicología añadimos algo más al concepto de resiliencia: no sólo gracias a
ella somos capaces de afrontar las crisis o situaciones potencialmente traumáticas , sino
que también podemos salir fortalecidos de ellas.

La resiliencia implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las


nuevas circunstancias y de nuestras necesidades. De esta manera, las personas
resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades que les ha tocado
vivir, sino que van un paso más allá y utilizan esas situaciones para crecer y desarrollar
al máximo su potencial.

Para las personas resilientes no existe una vida dura, sino momentos difíciles. Y no se
trata de una simple disquisición terminológica, sino de una manera diferente y más
optimista de ver el mundo, ya que son conscientes de que después de la tormenta llega
la calma. De hecho, estas personas a menudo sorprenden por su buen humor y nos
hacen preguntarnos cómo es posible que, después de todo lo que han pasado, puedan
afrontar la vida con una sonrisa en los labios.

III. HISTORIA.

El primer autor que empleó este término fue John Bowlby, el creador de la teoría del
apego, pero fue Boris Cyrulnik, psiquiatra, neurólogo, psicoanalista y etólogo, el que dio a

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conocer el concepto de resiliencia en el campo de la psicología en su bestseller “Los
patitos feos”.

Emily Hunter (1999), conceptualiza la resiliencia como un continuo entre dos polos:
resiliencia menos que óptima y óptima. En el caso de adolescentes sometidos a riesgo
psicosocial que responden en forma menos que óptima, este tipo de respuesta incluye
«tácticas violentas de supervivencia, comportamientos de alto riesgo y abandono social
y emocional», y que el pronóstico más probable es que sean adultos mal adaptados.

Michael Rutter, entre 1999 y 2000, define resiliencia como la resistencia relativa al riesgo
psicosocial, sin necesariamente esperar un resultado positivo, sino más bien enfocado
en la forma o proceso en que la persona enfrenta el riesgo. Rutter desarrolló sus
estudios a partir de tres áreas de investigación: el estudio de poblaciones de alto riesgo
como la de los hijos de padres con enfermedades mentales; los estudios sobre
temperamento realizados en la década de los 60 y el estudio de las diferencias a nivel
individual para enfrentar las distintas situaciones de vida.

Suniya Luthar, entre el 2000 y el 2006, define resiliencia como una adaptación positiva
pese a la adversidad, enfatizando los dos elementos que la constituyen: la adversidad
significativa y la adaptación positiva, lo cual lleva a la conclusión de que la resiliencia
sólo se mide indirectamente a través de estos elementos. Esta idea es compartida por
varios investigadores.

El psiquiatra y psicoanalista Boris Cyrulnik divulgó este concepto que extrajo de los
escritos de John Bowlby. Es un término que se toma de la resistencia de los materiales
que se doblan sin romperse para recuperar la situación o forma original. Cuando un
sujeto o grupo es capaz de hacerlo, se dice que tiene una resiliencia adecuada y puede
sobreponerse a contratiempos o incluso resultar fortalecido por estos. Actualmente, la
resiliencia se aborda desde la psicología positiva, la cual se centra en las capacidades,
valores y atributos positivos de los seres humanos, y no en sus debilidades y patologías,
como lo hace la psicología tradicional.

La resiliencia es la capacidad de afrontar la adversidad. Desde la Neurociencia se


considera que las personas más resilientes tienen mayor equilibrio emocional frente a

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las situaciones de estrés, soportando mejor la presión. Esto les permite una sensación
de control frente a los acontecimientos y mayor capacidad para afrontar retos.

Esa capacidad de resistencia se prueba en situaciones de estrés, como por ejemplo el


debido a la pérdida inesperada de un ser querido, al maltrato o abuso psíquico o físico, a
prolongadas enfermedades temporales, al abandono afectivo, al fracaso, a las
catástrofes naturales y a las pobrezas extremas.

IV. ¿CÓMO PODEMOS SER MÁS RESILIENTES?

La resiliencia no es una cualidad innata, no está impresa en nuestros genes, aunque sí


puede haber una tendencia genética que puede predisponer a tener un “buen carácter”.
La resiliencia es algo que todos podemos desarrollar a lo largo de la vida.

Hay personas que son resilientes porque han tenido en sus padres o en alguien cercano
un modelo de resiliencia a seguir, mientras que otras han encontrado el camino por sí
solas. Esto nos indica que todos podemos ser resilientes, siempre y cuando cambiemos
algunos de nuestros hábitos y creencias.

De hecho, las personas resilientes no nacen, se hacen, lo cual significa que han tenido
que luchar contra situaciones adversas o que han probado varias veces el sabor del
fracaso y no se han dado por vencidas. Al encontrarse al borde del abismo, han dado lo
mejor de sí y han desarrollado las habilidades necesarias para enfrentarse a los
diferentes retos de la vida.

V. ¿QUÉ CARACTERIZA A UNA PERSONA RESILIENTE?

Las personas resilientes practican estos 12 hábitos:

1. Son conscientes de sus potencialidades y limitaciones. El autoconocimiento es


un arma muy poderosa para enfrentar las adversidades y los retos. Estas
personas saben cuáles son sus principales fortalezas y habilidades. De esta
manera pueden trazarse metas más objetivas que no solo tienen en cuenta sus

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necesidades y sueños, sino también los recursos de los que disponen para
conseguirlas.
2. Son creativas. No se limita a intentar pegar el jarrón roto, es consciente de que ya
nunca volverá a ser el mismo. El resiliente hará un mosaico con los trozos rotos, y
transformará su experiencia dolorosa en algo bello o útil. De lo vil, saca lo
precioso.
3. Confían en sus capacidades. Si algo les caracteriza es que no pierden de vista
sus objetivos y se sienten seguras de lo que pueden lograr. No obstante, también
reconocen la importancia del trabajo en equipo y no se encierran en sí mismas,
sino que saben cuándo es necesario pedir ayuda.
4. Asumen las dificultades como una oportunidad para aprender. Son capaces de
ver más allá de esos momentos y no desfallecen. Asumen las crisis como una
oportunidad para generar un cambio, para aprender y crecer. Saben que esos
momentos no serán eternos y que su futuro dependerá de la manera en que
reaccionen.
5. Practican mindfulness o conciencia plena. Aún sin ser conscientes de esta
práctica milenaria, las personas resilientes tienen el hábito de estar plenamente
presentes, de vivir en el aquí y ahora y de tener una gran capacidad de aceptación.
Para estas personas el pasado forma parte del ayer y no es una fuente de
culpabilidad y zozobra mientras que el futuro no les aturde con su cuota de
incertidumbre y preocupaciones. Son capaces de aceptar las experiencias tal y
como se presentan e intentan sacarles el mayor provecho. Disfrutan de los
pequeños detalles y no han perdido su capacidad para asombrarse ante la vida.
6. Ven la vida con objetividad, pero siempre a través de un prisma optimista. Son
conscientes de que nada es completamente positivo ni negativo, se esfuerzan por
centrarse en los aspectos positivos y disfrutan de los retos. Estas personas
desarrollan un optimismo realista, también llamado optimalismo, y están
convencidas de que por muy oscura que se presente su jornada, el día siguiente
puede ser mejor.
7. Se rodean de personas que tienen una actitud positiva. Saben cultivar sus
amistades, por lo que generalmente se rodean de personas que mantienen una
actitud positiva ante la vida y evitan a aquellos que se comportan como vampiros

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emocionales. De esta forma, logran crear una sólida red de apoyo que les puede
sostener en los momentos más difíciles.
8. No intentan controlar las situaciones, sino sus emociones. Una de las principales
fuentes de tensiones y estrés es el deseo de querer controlar todos los aspectos
de nuestra vida. Por eso, cuando algo se nos escapa de las manos, nos sentimos
culpables e inseguros. Sin embargo, las personas con capacidad de resiliencia
saben que es imposible controlar todas las situaciones, han aprendido a lidiar con
la incertidumbre y se sienten cómodos aunque no tengan el control. Se centran en
cambiar sus emociones, cuando no pueden cambiar la realidad.
9. Son flexibles ante los cambios. A pesar de que tienen una autoimagen muy clara
y saben perfectamente qué quieren lograr, también tienen la suficiente flexibilidad
como para adaptar sus planes y cambiar sus metas cuando es necesario. No se
cierran al cambio y siempre están dispuestas a valorar diferentes alternativas, sin
aferrarse obsesivamente a sus planes iniciales o a una única solución.
10. Son tenaces en sus propósitos. El hecho de que sean flexibles no implica que
renuncien a sus metas, al contrario, si algo las distingue es su perseverancia y su
capacidad de lucha. La diferencia estriba en que no luchan contra molinos de
viento, sino que aprovechan el sentido de la corriente y fluyen con ella.
11. Afrontan la adversidad con humor. Una de las características esenciales es su
sentido del humor, son capaces de reírse de la adversidad y sacar una broma de
sus desdichas. La risa es su mejor aliada porque les ayuda a mantenerse
optimistas y, sobre todo, les permite enfocarse en los aspectos positivos de las
situaciones.
12. Buscan la ayuda de los demás y el apoyo social. Cuando pasan por un suceso
potencialmente traumático su primer objetivo es superarlo, para ello, son
conscientes de la importancia del apoyo social y no dudan en buscar la ayuda de
un buen psicólogo.

VI. BENEFICIOS DE SER RESILIENTE.

★ Mayor autoestima y tendencia a criticarte menos.


★ Propensión a una mejor salud física y mental.
★ Tendencia a ser más exitoso dentro y fuera de su profesión.

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★ Menos probabilidades de sufrir depresión y más facilidades para salir de ella.
★ Relaciones más satisfactorias (pareja, amigos, compañeros de trabajo, etc).
★ Tienen una mejor percepción de su propia imagen.
★ Tienen mentes más optimistas.
★ Saben hacerle frente a los retos.

VII. CONSEJOS PARA SER MÁS RESILIENTE.


● Conéctate. Construir relaciones fuertes y positivas con los seres queridos
y amigos puede darte el apoyo, la orientación y la aceptación que
necesitas en momentos buenos y malos. Establece otras conexiones
importantes ofreciéndote como voluntario o participando en una
comunidad religiosa o espiritual.
● Haz que cada día tenga sentido. Haz algo que te dé una sensación de
logro y propósito todos los días. Establece metas claras y alcanzables que
te ayuden a mirar hacia el futuro con sentido.
● Aprende de la experiencia. Piensa en cómo has afrontado las
dificultades en el pasado. Recuerda las habilidades y estrategias que te
ayudaron en los momentos difíciles. Incluso podrías escribir sobre
experiencias pasadas en un diario para ayudarte a identificar patrones de
comportamiento positivos y negativos, y guiar tu comportamiento futuro.
● Mantén la esperanza. No puedes cambiar el pasado, pero siempre
puedes mirar hacia el futuro. Aceptar e incluso anticipar el cambio hace
más fácil adaptarse y ver los nuevos retos con menos ansiedad.
● Cuídate. Atiende a tus propias necesidades y sentimientos. Participa en
actividades y pasatiempos que disfrutes. Incorpora la actividad física a tu
rutina diaria. Duerme y crea rituales uniformes para ir a dormir. Lleva una
dieta saludable. Practica el manejo del estrés y técnicas de relajación,
como el yoga, la meditación, la visualización dirigida, la respiración
profunda o la oración.
● Sé proactivo. No ignores tus problemas. En cambio, averigua lo que hay
que hacer, haz un plan y toma medidas. Aunque puede llevar tiempo
recuperarse de un gran contratiempo, un evento traumático o una pérdida,
debes saber que tu situación puede mejorar si trabajas en ello.

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VIII. CONCLUSIÓN.

La vida siempre está llena de situaciones difíciles, de momentos malos que se


presentan en el día menos esperado, cuando ni siquiera éramos conscientes de lo
bien que nos iba hasta que el mundo se siente más pequeño, más personal y a la
vez todos los demás siguen como si nada pasara; para todos aún se mueve.
El proceso de enfrentar dichas circunstancias es complicado, la mayoría de las
veces nos supera, sentimos que estamos en un punto central donde no hay nada, ni
un camino o guía que seguir; un manual que indique cómo continuar, ni siquiera
creemos poder hacerlo.
Odiamos a cualquiera que consideremos responsable y decidimos que es imposible
que eso suceda, porque hay personas peores que nunca les pasan cosas malas; así
que la negación es más sencillo que aceptar lo que tenemos y a lo que, lamentable
ya no se puede dar vuelta atrás.
Al igual que, sentarse a esperar que las cosas mejoren o intentar huir de los
problemas; ignorarlos quizá sea aún peor, pero el miedo aparece para llenarnos de
dudas, fluye dentro del cuerpo con la desesperanza; el temor al resultado de
intentarlo es más grande, nuestra mente negativa no permite ver las cifras reales,
que hay un 50=50 y el no iniciar ya es un punto a favor del fracaso.
Dejar que todo se caiga a pedazos, perderlo todo, ya nada importa y el descenso
empieza; poco a poco te hundes más y más, sin ganas ni fuerzas, con el fantasma
de lo que nunca pasó.
El aferrarse al pasado es algo muy común en los seres humanos y sucede por
todas esa heridas que nunca fueron sanadas, esos sueños reprimidos y las puertas
que quedaron abiertas por si alguna vez era necesario volver; nos genera nostalgia
cortar lazos con eso que no pudo ser y decidimos cargar con ello.
Inconscientemente somos personas sin rumbo que vemos pasar un día tras otro, sin
nada nuevo o siquiera algo que dé ilusión, sin motivaciones, sin saber quién eres o
qué hacer, pues total que después se arruina lo que planeamos; cuando no se tiene
claro lo anterior es imposible ser fiel a algo y no tiene sentido volver a como en una
ocasión se fue.

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Alejar el sentir es un grave error porque nos vuelve herméticos, distantes e
insensibles hacia los demás. Aunque nadie será capaz de entender totalmente, el
contar con alguien que pueda ser tu apoyo moral, que escuche o simplemente el no
sentirse solo es de gran ayuda y lo es aún más cuando ese alguien tira de ti para
levantarte al fin; caminar en compañía parece más sencillo.
Luego de tanto tiempo anclado a un mismo lugar, es extraña la sensación de
movimiento, es como si hubieras olvidado que estabas vivo y todo se siente nuevo,
pero con el recuerdo de algo que ya existió.
Creo que para llegar al punto de superar es necesario sufrir una catarsis, ese
momento exacto de liberación interior a raíz de una situación de mucha profundidad,
dónde de repente reaccionas, te das cuenta que la vida que llevas es desastrosa y
deseas cambiarla.
A partir de aquí todo es decisivo, no quiere decir que ya no habrá malos ratos, pero
a diferencia de la ocasión anterior, cuentas con una experiencia que puedes aplicar;
sobre todo sabes lo que no quieres volver a pasar, eso que no ayuda y evitas repetir
patrones.
Por eso considero que la resiliencia es algo que se desarrolla más allá de nacer con
ello; ya que a partir de la primera vez que sufres, es que conoces realmente tus
límites como tus alcances personales.
La mente es un punto fundamental en todo éste proceso; si permites que te coman
los pensamientos negativos, será más complicado salir. Hay personas que se
cierran tanto que después les cuesta mucho volver a abrirse, hay quienes nunca
conocieron lo que era ser libres y eso está tan sólo en su mente.
Basada en mi experiencia, me cuesta muchas veces tomar las cosas con optimismo
y es en gran parte porque no confío en lo que puedo ser capaz de hacer, pero
igualmente comprendo que la poca o mucha experiencia que tengo me sirve
bastante. Tengo claro que es necesario vivir el proceso a la manera que cada quien
vea mejor; que en ocasiones es necesario detenerse un instante cuando las cosas
se nos vayan de las manos y se vuelvan insoportables, para recomponerse, para
sanar; al fin que nunca es demasiado tarde para retomar el camino y ninguna grieta
es tan grande como para no ser reparada.
En especial que las cosa jamás serán iguales, no puedes querer ser el mismo luego
de experimentar dificultades, debe de haber una lección, ya sea buena o mala; y
que el tiempo no cura nada, solamente te enseña. No existe una solución mágica, si

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quieres continuar debes hacerlo por ti mismo y a veces dejarte caer está bien,
perderte para poder encontrarte.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

Resiliencia: desarrolla habilidades para resistir frente a las dificultades. (n.d.). Mayo Clinic.
Retrieved November 26, 2022, from
https://www.mayoclinic.org/es-es/tests-procedures/resilience-training/in-depth/resilience/art-
20046311

Klinkert, M. (n.d.). Resiliencia (psicología). Wikipedia. Retrieved November 26, 2022, from
https://es.wikipedia.org/wiki/Resiliencia_(psicolog%C3%ADa)

Linares, R. (2021, February 23). Qué es la Resiliencia y Los 12 Hábitos de las Personas
Resilientes. El Prado Psicólogos. Retrieved November 26, 2022, from
https://www.elpradopsicologos.es/blog/resiliencia-resilientes/

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