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GECCOCCOCCOEOCCCOCOOCOCOGOGOEECOCE OTE E © COE Netkisis pstigtsas’ 7 Lateorfa de las neurosis como sistema aunque no debe, se obstina contra algo moviéndose; en efecto, su tic representa —en el sentido de la «representacién simbé- lica» (E. Straus)— un gesto de obstinacién. gContra qué se rebela? Un narcoanilisis al efecto no da resultado, pero al dia siguiente, en la consulta, la paciente se acuerda ~sin narco- anulisis— de que el tic apareci6 por primera vez cuando al posar Se hallaba presente un colege con el que Ja noche anterior habia Sido infiel a su marido. Mejor dicho, recuerda que la primera vez que eltc aparecié fue, en realidad, cuando al forografiarl, jo madre se hallaba frente a ellay he aqui el resultado de una gnamnesis més detallada: «El padre decfa: “Maria, ven aqui y signtate ef mis rodilla.? Y la madre: “Quédate sentada donde estis.” El-padre decia: “jLevantate y dame un beso!” Y la ma- dre: “No, se queda donde esté.” Quédate donde estis y ven aqui, por ambas partes... asi ha sido toda mi vida. Ya desde nifia Jo hacia yo ast, en el colegio y en casa, o daba patadas en el suelo.» E§ de suponer que si la paciente hubiera sido modelo en vez de actriz y hubiera tenido que exhibir medias de nylon, su tic hubiera consistido en dar patadas. He aqui el resultado sin- tético del andlisis: el forégrafo, a cuyo lado se habja puesto la madre, representa a la madre en el sentido de la imago materna, mientras que el actor de cine, que en tanto que ella posaba estaba junto a la paciente, en esta oposici6n a la madre 0 imago materna, reemplaza al padre, siendo él por lo tanto una ima- go paterna. En efecto, Ia paciente afirma esponténeamente que el colega fe recordaba a su padre. El-hecho de que el fordgrafo represente a la madre o por lo menos a aquella autoridad que _prohibe ponerse sobre las rodillas del padre-o de quien va a hacer de imago paterna, explica también que, cuando el for6- igrafo se pone a actuar, ella reaccione con el tic, como sucedi6 por primera vez en el momento exactamente en que el actor (imago paterna) estaba junto a ella, constelindose asi el campo de fuerzas-entre los dos polos de la imago materna y la imago paterna, Esta constélacién es patogena porque la materia actual de conflicto coincide con un tema infantil de conflicto. Pregun- tada sobre el marido, declara que la tiraniza terriblemente. El yugo que el tic parece sacudir es, por tanto, el matrimonio. 180 Pero, aun en este caso, influye en ello la angustia de expectativa, yaaque la paciente confiesa no s6lo haber esperado, sino incluso Jemido cada vez més la repeticién del tic desde que apareci6. La terapéutica procuraba sustituir la descarga del rencor, del re- sentimiento, etc., en forma del tic, mediante una relajaci6n, por tuna combinaci6n terapéutica parecida a la del pensar cinemato- grificamente y Ia logoterapia, propuesta por Betz, que la de- hominé «logoterapia en simbolos. En este sentido indicamos a Ia paciente, dentro de un margen de ejercicios de relajacién, que sustituyera su protesta inconsciente por una determinacién consciente, que habria de ser tomada apoyndose en su respon lad sobre el hijo y ante el hijo, que le «importaba mas que todo» y que a partir de este momento deberia estar desde luego por encima de todo. Es natural que nos sirviéramos en estos fercicios de relajacién también de las normas que se sefialaron para el tratamiento de los tics en la Psychotherapie in der Pra- xi, Nos servimos también de la interpretacién clisica de los suefios basindonos en el método de las libres asociaciones que Freud introdujo en la ciencia; pero nosotros lo aplicamos para elevar a la conciencia y a la responsabilidad no solamente la instinividad inconsciénte, sino también la espiritualidad in- consciente. En los suefios, producciones auténticas del incons- ciente, entran no solo elementos del inconsciente instintivo, sino también elementos del inconsciente espiritual. Y si nos- otros para comprenderlos nos servimos del mismo mérodo con el. que Freud indagé tan sdlo el inconsciente instintivo, los que buscamos por el mismo camino otro fin distinto —o sea, la revelacién del inconsciente espiritual— podemos decir frente al psicoanilisis: marchamos juntos, pero luchamos por.separado. ‘También por lo que respecta a los hechos empfricos del incons- ciente espiritual nos dejamos guiar, ahora como antes, por la gran virtud del psicoanilisis: la objetividad; pero exigimos tl objetividad no sdlo por parte del analizando, sino también por 3. Viena 11947, p. 144 (crac sabre el exquema corpo pricica méiz, Besos Ai ead cast La pcterepia em ls 181 La teoria de las neurosis como sistema arte del analista, es decir, exigimos una sinceridad absoluta no Solo del objeto a investigar (por ejemplo, en cuanto s Ine nae rrencias producidas), sino que también del sujero investigador solicitamos aquella imparcialidad absoluta que no le.haga cerrar los of6s al hecho de la espiritualidad inconsciente, El psicoanilisis vio correctamente que hay contflictos entre hombre. Hasta qué punto se diversos impulsos que hay en el manifiestan conflictos de impulsos dentro de lo que Freud de- nomina «la psicopatologia de la vida coridiames doctrina de la interpretabilidad de los actos fali que fue inaugurada por el psicoandlisis, lo muestra la idos, doctrina Casuistica: 1..Un cole is Un colega que habla de manicomios, de los que en cierta ocasién se hablaba mal en relacién con la cuts. » Gise: «Alli se mata (werden umgebracht), digo se aloja (werden untergebracht), a los pacientes de una forms mis Ke mana que en el sanatorio...» 2. Un colega aboga por la anticoncepeidn (Empfingnisver- biitung, aprevencién de la concepciéns), y se le weber ke lengua repetidas veces diciendo Verbangnisverbiitung («prevencion de la fatalidad>), 3. Un colega aboga por la celebracién de una consulta na- clonal contra la interrupcién del embarazo en la forma en que lo permite la actual legislacign, y se le traba la lengua diciend *Si ni siquiera esto moviese a los diputados del Parlamento « cambiar de actitud, nosotros mismos nos pondremos al frente de un “parto nacional” (en aleman, “parto nacional” —-Volke, gebaren— y “consulta nacional” —Volksbegehren— estén fo. néticamente muy préximos)» (comunicacién personal del doce tor Konrad Schima, catedrético de criminologia). EI caso de Maria se interpreté psicoanaliticamente, por Guanto se enjuicié causalmente; en la interpretacién de los casos siguientes, puede procederse dando una-interpretacion combi, nada que sea causal y final, es decir, puede enjuiciarse también desde el punto de vista de la psicologia individual, Leo Hi. (Policlinica neurol6gica, amb.) sostiene que ¢s ho- mosexual, pero en verdad es sélo bisexual. Causalidad: a la 182 Neurosis psicégenas edad de siete afios un criado le sedujo abusando de él homose- xualmentes legado a los diecisiete se enamora de una muchacha que le excita sexualmente, 0 sea, que se comporta, sexualmente, con normalidad, aunque tiene eizculatio praecox. Mis tarde tiene una reacci6n y suefia en voz. alta homosexualmente, por sjemplo, en suefios de polucién. Finalidad: cuando le pregun- tamos a bocajarro si tiene miedo al matrimonio o si se le obliga allo, contesta: «Si, quieren que me case con una que conviene ami madre y sirve para la finca, en cambio yo no puedo casar- me con la que me conviene a mi.» Rosa S. (Policlinica neurolégica, amb: 619/1951): Hace tres afios sufrié un colapso la paciente (actualmente su tensién ar- terial es de 110) y tuvo palpitaciones; se queja de dolores de cabeza, parestesias y una sensacidn como si el corazén se le fuera a paralizar; hasta aqui el cuadro es cardiovascular y angio- neurético o vasovegetativo, asociéndose al componente vegeta- tivo un componente endocring; lleva dos afios con el elimste- tio; los dos componentes constituyen la vertiente funcional de Ja neurosis de angustia que sufre la paciente, y cuya vertiente reactiva radica en su angustia de expectativa (por Ia que teme «volverse a desplomars), es decir, en una colapsofobia por la que reacciona ante la angustia primaria, la cual se condensa alrededor del colapso, como «nticleo de condensacidn», en una angustia secundaria que, en realidad ya no es angustia, sino mis. bien temor; en vista de la fobia, su marido, con el que hasta entonces habia tenido conflictos, cambié su modo de vivic y «se volvié el hombre mas bueno del mundo»; en esto radica la tercera vertiente del caso, la psicégena, en el sentido de un «mo- tivo secundario de enfermedad» (Freud), que es secundario en cuanto que no hace otra cosa que fijar unos sucesos morbosos primarios, mientras que un arrangement (Adler) seria patSgeno en sentido primario’, ; : Si se imagina la zona de Ia fenomenologia de las neurosis ac i a i eo pl rr dere 7 4 22,10 «Dice cl pesconin fast hay wn ke qa enema iimmiee ' sees i Een natn pene peso pes ‘Sten portopacn cenpo, difunoy dtl, soo var oe, ripe 7b 183 c CQ GiGk GAGE OCC Ont= Gx CE En Gr UNG Lateoria de las neurosis como sistema psicégenas circunscrita en forma eliptica, Ia angustia y Ia ob= seui0n Tepresentan, Como quien sel Seige foeer de elise. ee Son, por as decirlo, como dos fendmenos clinicos primarios. Y festo no por casualidad, puesto que a la angustia y a la obsesin corresponden las dos posibilidades fundamentales del existir hrumano, que son la «angustiae'y la eculpar (saberos que el sentimiento de culpabilidad representa un papel muy impor- tante en la psicologia de la neurosis obsesiva). Pero las condi- Sones ontolégicas para estas dos posibilidades —o sea, los Slementos de los que surgen Ia angustia y la culpa— son la ipertad y 1a responsabilidad del hombre: s6lo un ser que es ire puede cenerangusia (Kierkegaard: La angustiaes el wéf= tigo de la libertads) y solo un ser que es responsable puede llegar a ser culpable. De aqui se desprende que un ser que ha roubido la gracia de ser libre y responsable ests condenado a llegar a sentir angustia y hacerse culpable”. ‘Huelga decir que la angustia y Ia culpa también tienen im- ‘en kas psicosis. Ahora bien, si hoy dia predominan por ejemplo, en los casos de depres endégena.— sent nbntos de angustia en contraposicién a los sentimientos de Culpabilidad de antafo (véase.p. 84), podemos decir: uns ge- SereeiSn que no hizo lo que debia haber hecho, tenia culpa. ‘Tina genesacién que no sabe lo que debe hacer, tiene angustis- 7, ber vepsablee ex ln vec de enters ura pypbebeepi der Grandleing ener Exientanayt, Sh Misr nme ncn see gue sine y serie er ers dacologi indo saber ta responsi Tigucscontondir me ee re dl pace sara con region su sits (ne S008 se fey 2 La spond cel hombre come al es ec el een Y ere pai pec ei Choe ge inn ss ao ne ded dl hombre olermo, pron simp renee on P60 2) ae a etme chs i rain, om espe aed ae 8 ele neds. (VE, Frankl, Pbibephie wad Tred. Wace 6 (199) 07 184 Capitulo 8 NEUROSIS NOOGENAS Hlemos hablado repexidas veces de una terapéutics simul: tinea somatopsiquica que podria llamarse, ‘si se quiere, te- rapéutica bidimensional en Firtud de una etiologia somatopsi- ‘quica, o sea, bidimensional. Por dltimo quisigramos sefialar la sevesidad que hay de seguir al existir humano > por Jo tanto, {de seguir también al hombre enfermo ‘adentrindose —més allé oe eee dimensiones de lo somatico y de lo psiquico— en wi tcrcera dimension, la de lo espirtuals pues apart 10 somético ¥ Terpsiquico, [0 espiritual es una dimensién propia; pero no,s6lo eee clase la genuina dimensién del existir humano Co<% gue el psicologismo no quiere reconoger (mientras ave. elespi-, gue ieee en cl error de rornar Ia dimensiGn expiricul como la unica de la existencia humana). También en esta di- semnsién pueden arraigar las neurosis —nos referimos en Ce riers mn earosis nodgenas (surgidas de lo espiritual)—s pues eee im hombre que esté bajo la tensién de un comics? anal de conciencia o bajo la presién de un problema espiritual, meejecir, también el que se encuentra en una criss existencial, puede enfermar de una neurosis. SEuisten ersisexistenciales de maduracién, que tanscorre baja el eoadro cinico de una neurosis, pero sin sr una Pet ae ee catieto de la palabra, esto es, en el sentido de 2 on cmedad psicdgena,jNo es diffeil comprender que wt indivi- sma espiritual o en la soe sgn de un conflicto moral presente una clara sintomatologia dug que esté bajo la presin de un proble 185 SS La teorfa de las neurosis como sistema vegetativa igual que-cualquier.neurdtico en el sentido trivial de {a palabra. Es importante llamar la atencidn acerca de todo eera ¥ Sobre el peligro de una falsa interpretaciGn, tanto mis cusnts que vivimos en un tiempo en que acuden al psiquiatra cada ver més pacientes que vienen no con sintomas psiquicos, sino mds bien con problemas humanos, Mientras que, en contra de una opinién muy extendida, el niimero de las enfermedades neurdticas no ha aumentado. al menos en los iltimos decenios (Johannes Hirschmann), se're- gistra en cambio un aumento en la «necesidad deun eagacie, to de fatima comprensidn y compenetracién psicoldgicass (WG. Eliasberg). Mas no creemos equivocarnos si suposemes gue tras esta anecesidad psicoterapéutican, como vamos a Ile marla, esta Ia necesidad metafisica, es decir, la necesidad del hombre de pedirse a si mismo cuentas sobre el sentido de su gxistencia. En efecto, Charlotte Baler confirma que, dentro del margen de la psicoterapia, «el problema del valor y sentido de la vida puede ser muy importantes, ‘i Antes, estos hombre iban a ver al sacerdote. Vivimos en un siglo secularizado. Pero ya en el siglo pasado Kierkegaard se atrevié a afirmar: «Los sacerdotes han dejado de ser pastores de almas; en cambio los médicos han llegado a setlo:» No es que compartamos la opinién de Sigmund Freud, que dice: «el alejamiento de la religion se esta realizando con Ia inflexibilidad fatal de un proceso de crecimiento», pero lo que V.E. Gebsattel lama «emigracién de la humanidad occidental del sacerdote al psiquiatra» es un hecho que el pastor de almas no debe desconocer y es una exigencia a la que el psiquiatra no se debe negar, puesto que la situacién le fuerza a realizar una cura médica de almas. De esta exigencia el médico religioso puede eximirse menos que ningiin otro. Precisamente él se abstendra de una fatisaica alegria maliciosa si el paciente no encuentra apoyo en el sacer- lote. ¥ farisaico seria si, ante el sufrimiento de un incrédulo, se \legrase maliciosamente diciéndose: si fuera creyente encontra. fa refugio en ‘un sacerdote, Si alguien no sabe nadar y se estd ahogando, tampoco decimos que debiera haber aprendido a 186 ui, (VEC OCOCGCEaCOCHOOAOE6 Ce See Neurosis noégenas radar, sino que acudimos en su auxilio aunque no seamos pro- fesores de natacién. ELmédico que realiza cura médica de almas Se_encucntra en_una sicuacién violenta, En efecto, «lo quiera 0 no én tna necesidad dé lz Vidal marge de la enfermedad, hoy dia le esta impuesto al médico muchas veces dar consejos en lugar del sacerdote» y «no podemos hacer cambiar elhecho de que los hombres, en caso de una necesidad vita, ergsu mayor parte no busquen hoy dia al sacerdote, sino al consejero cou experiencia de vida en la persona del médico» (HJ. W. brecht). «Son los pacientes quienes nos ponen en el compro miso de hacernos cargo de las tareas de la-. Pues bien, com.esa clase de psicoverapia se entien- dea-simisma Ia logoterapia. 189 Vue Capitulo 9 NEUROSIS COLECTIVAS En una carta dirigida a H. Bliher en el afio 1923, Sigmund Freud habla de «estos tiempos salidos de quicion. Pero también hoy se sigue hablando mucho de una enfermedad de la épace de una enfermedad del «espiritu de la poca», de una paicloge del wespisitu dela época>. Tal enfermedad de los tiempos, csert lo mismo que toda psicoterapia se empeiia en curar? ¢Serd lo mismo que la neurosis? Neurosis colectivas vacio. Ahora bien, ese sentimiento de vacio existe también en sentido figurado. Me refiero al sentimiento de vacio existencial, al sentimiento de que la propia existencia carece de meta y de contenido. El hombre actual experimenta muchas veces lo que -pudiera expresarse variando unas cuantas palabras del Egmont ‘de Goethe: «Apenas sabe el hombre de dénde vino, y mucho menos atin sabe a dénde va», que nosotros variarfamos as , que se lanzan a una actividad laboral en Ia que {a voluntad de poder —por no hablar de su més primitiva 7 trivial expresién, Ja «voluntad de, hacer. dinero»— reprime desplaza a Ja voluntad de sentido, : 7 1, Refltooe sbre obsewsién formalde por unset St sep deg 30% don eer newness ae sa anbeg ‘bin inelido em ee nme lon sans del depen, ae oo) RV RTEPNS ES ETRE Neurosis colectivas La frustracién existencial en general, y particularmente la Hamada neurosis del'démingo, puede terminar en suicidio, co-” mo fue capaz de demostrar H. Pliigge, quien basandose en 56 intentos de suicidio pudo hacernos ver que tales intentos no se explicaban .ltimamente ni, por enfermedad ni por. apuros econémicos ni por conflictos profesionales ni por conflictos de otra indole, sino —jasombrosamente!— por una sola cosas.¢h aburrimiento. : Podria tener razén’también Karl Bednatik, cuando. escribe en una ocasién: «Del problema de la miseria material. de las masas ha nacido el problema del bienestar, el problema del ocio.» Pero, en relacién especialmente con el problema de las neurosis, Paul Polak nos hizo ver ya, en el afio 1947, que uno no puede entregarse a la ilusién engafiosa de que, con-la so- lucién de los problemas sociales, iban a acabarse también es- ponténeamente las enfermedades neurdticas. Sucede precisa mente todo lo contrario: una vez que se han resuelto los pro- blemas sociales, hacen irrupcién en la conciencia con tanta tds fuerza los problemas existenciales y se hacen sentir alli por el hombre. «La solucién del problema social no hace mas que dejar el terreno libre para que surja la problemitica espiritual y la moviliza realmente; el hombre queda libre entonces para ocuparse plenamente de si mismo, y para conocer de veras lo problematico que hay en si mismo, la verdadera problemética de su propia existencia.» - Hemos definido la neurosis en sentido estricto como una enfermedad psicdgena. Pero, ademas de esta neurosis en senti- do estricto, conocemos también neurosis en sentido amplio, por ejemplo, las pseudo-neurosis somatégenas, nodgenas y.s0~ ciggenas, Se trata, en todos estos casos, de neurosis en sentido clinico, Ahora bien, hay neurosis en_sentido metaclinico y neurosis en sentido paraclinico. Entre-estas tiltimas se cuentan las neurosis colectivas. Son cuasi neurosis, neurosis en sentido figurado. Vimos que 1 imos que no.se puede hablar de que hayan aumenta~ da, las_neurosis en sentido clinigs. ESO quiere decir: que las neu‘ésis clinicas no han aumentad@ hasta el punto de convertir- se ent neurosis colectivas. Pero en la medida en que estamos 195 RA esnsarasnmvuoewws ‘La teorfa de las neurosis como sistema justificados para hablar de neurosis colectivas en sentido pari- { clinico, la seurosis colectiva de Ja actualidad se caracteriza, se~ siin_nuestea experiencia, por cuatro sintoma J. Actitud provisional ante la existencia. El hombre de hoy. esti acostumbrado a vivir al diay para el dia, : ‘2. Postura fatalista ante la vida. El que adopta esa actitu provisional se dice a sf mismo que no es nec Soffiar el destina.en sus propias manos. Pero el q| postura faralista se dice a si mismo: eso no seria posible en absoluto. El hombre de hoy esti obsesionado por la creencia supersticiosa en los mas diversos poderes del destino. En todo caso, la encueita realizada por el Instituto Gallup dio por resul- tado que tinicamente el 45% de las mujeres austriacas «no ereen que el destino de su vida dependa de la posicién de las estrellas», : 3. Pensamiento colectivista. Si el hombie, en el sentido de esas dos actitudes existenciales —Ia actitud provisional y Ia ac- » titud fatalista—, deja de captar la situacién, veremos que en los dos otros sintomas de una patologia del espiritu de la época, el hombre apenas es ya capaz de captar la persona, es decir, de captarse a si mismo y a los demés en cuanto personas. El hom- bre de hoy querria desaparecer en medio de Ia masa; en reali- dad, él hombre desaparece en la masa, renuncia a si para entre~ garse a ella, renuncia a sf como, ser libre y responsable. “%, Fanasigma, El individuo que adopta una actitud colecs, tivista hace easo omiso de su propia personalidad. Pero el {g- nitico hace caso omiso de la personalidad del otro, de quien nico que le importa es su propia opinién. Preguntémonos ahora hasta qué punto se hallan difundidos €s0s,sintomas de neurosis colectiva. Con este motivo rogué a mis.colaboradorés que efectuasen un muestreo entre personas ‘no neuréticas en el sentido estrictamente.clinico de la palabra, formulindoles preguntas para una encuesta. La pregunta de la encuesta relativa al sintoma nq i)~es decir, a la actitud pro- sional ance Ia existencia— devia asi: «Opina usted que no hay nada que nos indique que hay que actuar y tomar en nues- 196 COCOCOOCOCCOOCOOCOCCOCCOODOCOOCOOOOC OOO E COOCOCO GES +. ct Neurosis colectivas tras manos nuestro propio destino, si finalmente va a estallar la Bomba stémica,y todo va¢ carecer de sentido?e-La pregunta de Inencuesta relativa al sintoma n(2)—es decir, relativa ala actitud fatalista ante la vida— decia asi: «gCree usted que, en tltimo término, el hombre no es més que un juguete de fuerzas y poderes externos e internos?» La pregunta de la encuesta relati- va al pensamiento colectivista decia Si)

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