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Conecta con el refugio que has creado para sostener la vida y respira en esa sensación de apertura,
de entrega. En cada respiración puedes observar las sensaciones más sutiles, como un aleteo de
mariposa en tu vientre. Observa tu cuerpo. Los cambios que han ido apareciendo durante todo el
embarazo. Como si estuvieras viéndote desde fuera. O bsérvate aquí sentada llena de vida, creando
un nuevo espacio para acoger a ese ser que te ha elegido como puerta al
mundo. Observa cómo tu naturaleza creativa, tu fuerza divina, hacen posible que dentro de ti crezca
la vida. Reconoce esa poderosa fuerza interior. Siéntela en cada célula de tu cuerpo y repite
mentalmente estas afirmaciones. Mi cuerpo es sabio. En mi naturaleza todo está bien. Mi cuerpo es
sabio. Se transforma cada día para acoger la vida. Todo está bien en mi mundo. Permito que el
milagro de la vida ocurra en mí. Me convierto en un cántaro sagrado que acoge a un nuevo ser. Cada
pequeña célula de mi cuerpo trabaja para crear la vida y sostenerla. Todo está bien en mi mundo. Mi
naturaleza es sabia. Conecto con la Madre Tierra que me sostiene. Y así como ella sostiene la vida,
sostengo yo a mi bebé. Así como la Madre Tierra me nutre, puedo nutrir a este ser que me ha elegido
como puerta a la vida. Mi cuerpo es sabio. Confío en su naturaleza. Cada célula de mi cuerpo está
preparada para anidar la vida y dar a luz, para criar, para sostener y acunar, para proteger a este ser
que me ha elegido como puerta a la vida. Conecto con mi fuerza interior. Conecto con mi naturaleza
animal, con mi instinto protector.