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Meditación para la fuerza

Rebekah Borucki

Preparación/acerca de esta meditación

¿Por qué cuando sobrevivimos a un trauma decimos que hemos quedado


«dañados»? Estamos vivos y sobrevivimos día tras día, aunque algunas
veces nos cueste un poco, pero aun así conseguimos superar toda la
jornada, del amanecer al anochecer. Y , sin embargo, nos decimos, tanto a
nosotros mismos como a los demás, que no somos lo bastante buenos. Si
te identificas con lo que digo, para. Ponle freno ahora mismo y prepárate
para escuchar unas cuantas verdades. Lo que ha sucedido no te ha
«dañado», sino que te ha «fortalecido». En cada momento, con cada
respiración, el Universo te ha fortalecido para que puedas proseguir tu
camino. Estás preparado para lo que venga, porque ya has superado
batallas. Eres un guerrero. Al igual que tú, he tenido que superar cosas. Y
aunque mis asuntos no son igual que los tuyos, todos entendemos lo que
significa tener que superarlos. Sin embargo, no tienen por qué ser un
lastre. Pueden ser una armadura brillante que nos protege el corazón y
brilla para que todos la vean. Tu armadura le dice al mundo: «¡Miradme!
Soy un poderoso guerrero del amor y puedo enseñarte a serlo a ti
también. No estoy dañado. Soy una creación divina, digna de todo lo
bueno que el Universo tiene que ofrecer». Al igual que el amor no existe
únicamente en la ausencia total de miedo, la fuerza no existe únicamente
en la ausencia total de debilidad, inseguridad o duda. Podemos estar
cansados o asustados y, además, ser fuertes. Ha habido días de
sufrimiento en los que salir de la cama y cepillarme los dientes me han
parecido tareas monumentales, pero en esos momentos he sabido que se
me ha concedido la fuerza necesaria para llevarlas a cabo. En días como
esos me digo: «Eres lo bastante fuerte para dar un paso más. Y ahora otro.
Y otro. Te han concedido este momento por un motivo. Da el paso.
Avanza. A lo hecho, pecho. Es tu momento para elegir estar viva».
¿Cuándo? A mí me encanta practicar esta meditación por la mañana
porque me prepara para el día y me inspira a afrontar todas las batallas,
grandes o pequeñas, con la actitud de una guerrera pacífica.

¿Dónde? Practícala en tu espacio de meditación preferido, en el autobús


o en el tren de camino al trabajo, en el coche antes de aparcar o en
cualquier sitio que te resulte cómodo. Ahora ya eres todo un experto en
meditación. ¡Puedes meditar en todas partes!

¿Postura? Siéntate bien erguido en la postura fácil, y siéntete y aparenta


ser fuerte en esa postura. Al inhalar, eleva los hombros como si quisieras
tocar las orejas con ellos y rota los omoplatos hacia atrás, bajándolos por
la columna, un par de veces para asegurarte de que el pecho queda bien
abierto. Apoya las manos en los muslos o las rodillas con las palmas hacia
arriba o adoptando el Kubera Mudra. Cierra los ojos durante la
visualización y el recitado de los mantras, o mantenlos abiertos con la
mirada fija en un objeto.

Tienes 4 minutos para hacerte cargo de tu dolor

Querido guerrero, estás preparado. Todo lo que has hecho, todo lo que
has visto y todo por lo que has pasado te ha preparado para este
momento. Has sobrevivido porque eres fuerte. Estás a punto de activar tu
cuerpo con energía pura, canalizada desde el Universo. Eres una fuerza de
la naturaleza.

1. Empieza la meditación con cinco respiraciones profundas y


purificadoras. Cada una de ellas despertará tus sentidos, te llenará de
energía y liberará toda la tensión de tu cuerpo. Inhala profundamente y
siente cómo todo el cuerpo se llena de aire. Suéltalo todo con la
exhalación. Con cada respiración aumenta tu energía y el cuerpo libera
tensión. Inhala y siente cómo se expande el cuerpo. Exhala y suelta.
2. Ahora centra la atención en las nalgas. Siente cómo el cuerpo se
conecta con la superficie que tienes debajo. Cierra los ojos durante unas
cuantas respiraciones mientras observas la conexión con la superficie
física y luego con la vibración energética de la Tierra. Imagínate que tienes
una conexión energética que atraviesa el suelo y las distintas capas de
tierra bajo el mismo. Visualiza una columna de energía que atraviesa la
coronilla, avanza por el cuerpo y llega hasta el núcleo terrestre. Desde el
coxis hasta la coronilla, los chakras aparecen representados por los colores
del arcoíris: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta. Vas a
activar los chakras, creando un canal despejado para que fluya la energía.
La columna de energía que he mencionado fluirá libremente por tu cuerpo
y te conectará tanto con la luz del Universo como con la ardiente fuerza
del centro de la Tierra. Este flujo de energía te llenará de una fuerza
increíble, tanto física como espiritual. Antes de cerrar los ojos, lee las
siguientes descripciones de los siete chakras que hay en el cuerpo. Luego,
con los ojos cerrados, sigue el camino de los chakras desde el coxis hasta
la coronilla. Te centrarás en cada chakra durante tres ciclos de respiración
completos. Cuando termines con cada chakra, abre los ojos para leer el
siguiente paso.

3. Empezando por el chakra raíz (en el perineo o el suelo pélvico), imagina


una luz roja y brillante que se expande y se contrae con cada inhalación y
exhalación. Respira tres veces y pasa al chakra del sacro (zona inferior del
abdomen), de un brillante color naranja. Pasa al chakra del plexo solar (en
el abdomen), que es de un amarillo reluciente como el sol. El siguiente es
el chakra del corazón, que resplandece con un brillante verde esmeralda.
El chakra de la garganta, de un azul celeste, palpita con la vida y permite
que se libere tu verdadera voz. Después llegas al chakra del tercer ojo, de
azul índigo, y sientes cómo te inunda su sabiduría y amor. Terminas en el
chakra corona, que flota sobre la coronilla con un brillante resplandor
violeta y que te conecta con un potente canal de conocimiento espiritual,
intuición y amor que te une a todo el Universo.
Purificado, renovado, poderoso...

4. Lee dos veces el siguiente mensaje en voz alta:


«No importa dónde haya estado, quién haya sido o qué haya hecho. Este
es mi momento para hacer que todo vuelva a ser nuevo. El pasado no
me define. Me han creado completo, y soy una persona completa a
pesar de todo. Colaboro con lo Divino para recuperar la gracia».

5. Cierra los ojos y sigue respirando profundamente. Quizá te des cuenta


de que las respiraciones son más largas, profundas y nítidas. ¡Te sientes
lleno de energía y de vida! Observa las inhalaciones y exhalaciones, y
atestigua cómo te sientes cada vez más fuerte con cada ciclo de
respiración. Cuando estés listo, abre los ojos y lánzate a conquistar el día.

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