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¿Será Wall-E el mejor albañil del mundo?

Cada año se realiza el concurso “Masonry Madness”, buscando al albañil más capo del planeta, en
el World of Concrete (la Expo Hormigón criolla, pero con el glamur de Las Vegas) y este año no fue
la excepción pese a la pandemia. Lo que si llamó la atención fue que se asomaba un albañil tipo
Wall-E a un costado de la competencia, tal como el robotito chatarrero, actuando por su cuenta,
sin pena ni gloria “aparente”, pero con una misión revolucionaria.

Esta vez quizás no buscando una plantita para devolver la sustentabilidad al planeta como el
pequeño droide, y digo aparente, porque eso también se consigue en consecuencia, sino que a la
búsqueda de la productividad.

Entonces, este brazo robótico mampostero, parecía reír al ver cuál de las cuadrillas iba a ser quien
consiguiera levantar un muro de ladrillos en menor tiempo y con mayor calidad, ejecutado por
albañiles que competían por grandes premios y toda la emoción gringa del show, sin embargo,
este desapercibido robot demostraba que la misma energía en músculo de los obreros, podría
haber sido dedicada a utilizar menos materias primas y evitar el tremendo desperdicio que se
podía apreciar a los pies de cada muro, donde el mortero sobraba en abundancia...

Y es que, la tecnología de la construcción 4.0 como la Robótica no solo apunta a una mayor
productividad con todas sus implicancias de ahorros en costos y tiempos, sino que, también
apunta a una mejor calidad en ejecución, con limpieza, sustentable y, por ende, durable ya que, al
dedicar más energía en ejecutar con eficiencia, se apunta a un resultado que perdure en el tiempo.

Afortunadamente estos Robots están irrumpiendo cada vez más en la construcción y, lejos de
verlos como el enemigo que nos desplazará, tal como las excavadoras lo hicieron con el pirquinero
en minería o el robot M-O que reemplazó labores de mantenimiento en la nave espacial Axiom
(que se enojaba regularmente con Wall-E al limpiar sus desperdicios), debemos prepararnos para
adaptar nuestra labor a los nuevos tiempos y no precisamente holgazaneando con la comodidad
que la tecnología trae (como las personas en la Axiom), sino que más bien en repensar nuestros
esfuerzos al servicio de la prosperidad humana en sintonía con el avance tecnológico y el cuidado
del ecosistema que construimos.

En este sentido, el verdadero campeón de poner ladrillos no será el que tenga más músculo como
Popelle, ni tampoco Wall-E por su propia cuenta, sino que el que sepa aprovechar mejor los
músculos y el cerebro para alcanzar esta necesaria sintonía, algo así como un Ironman, pero
adaptado a la construcción.

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