Está en la página 1de 8

LA

DEFINICIÓN
La palabra eutanasia proviene de las voces griegas eu = bueno y thanatos = muerte, "Buena
muerte". Este término a evolucionado y actualmente hace referencia al acto de acabar con la
vida de otra persona a petición suya, con el fin de minimizar el sufrimiento.

PAÍSES QUE HAN LEGALIZADO LA EUTANASIA

#Colombia es el único país de América Latina en el que es


legal la eutanasia:
Colombia tiene la oportunidad de ser el país líder en regulaciones sobre derechos en el final de
la vida, pues a nivel regional no se ha avanzado lo suficiente con respecto a la muerte digna.

El enfoque de muerte digna en países como Argentina, Uruguay y Brasil tiene que ver con el
rechazo, desistimiento o modificación de tratamientos en casos de enfermedades graves (la
dimensión que en Colombia llamamos Adecuación del Esfuerzo Terapéutico).

En México, el Código Penal establece específicamente la práctica de la eutanasia y el suicidio


asistido como un delito. Así mismo, el Código Penal de Perú sanciona el homicidio piadoso.

Al ser una decisión que involucra libertades individuales y temas de moralidad pública, ha sido
complejo promover legislaciones que protejan los derechos de las personas enfermas en
América Latina. Por ejemplo, en Colombia los avances han sido jurisprudenciales y
administrativos. Todavía no existe una ley de eutanasia expedida por el Congreso de la
República, pues es evidente que no hay un interés político mayoritario por regular el tema.

#La eutanasia en niños, niñas y adolescentes es legal en


Colombia y Bélgica:
Bélgica legalizó la práctica de la eutanasia en menores de edad en el 2014. Desde 2017 los
niños, niñas y adolescentes (NNA) pueden solicitar la eutanasia en Colombia con la Sentencia
T-544 de 2017 y con la Resolución 825 de 2018 del Ministerio de salud y Protección Social.
Hasta el momento no se tiene registro de ningún proceso eutanásico en NNA en Colombia, no
obstante, la opción sigue siendo legal para los menores y sus padres.
#El primer país en regular la eutanasia fue Países Bajos
(Holanda):
En 2002, Los Países Bajos reglamentó el procedimiento de la eutanasia siendo el primer país
en expedir una ley para que un profesional de la medicina ayudara a morir un paciente enfermo
terminal. Se entiende este el primer país en legalizarla de manera activa, sin embargo, la
despenalización de la eutanasia en Colombia en 1997 fue una decisión de la Corte
Constitucional. Desde aproximadamente 2015 más países han logrado legalizar y reglamentar
diferentes derechos en el final de la vida. En los casos de suicidio asistido, en Suiza fue
permitido desde la década de 1940 con su despenalización y en el estado de Oregon (EE. UU)
fue reglamentado en 1997.

HISTORIA
La eutanasia se practicó en las antiguas Grecia y Roma. Por ejemplo, la cicuta se empleó en la
isla de Ceos como un medio para acelerar la muerte; técnica que también se empleaba
en Marsella. La eutanasia, en el sentido de la deliberada aceleración de la muerte de una
persona, fue apoyada por Sócrates, Platón y Séneca el Viejo en el mundo antiguo, aunque
parece que Hipócrates había hablado en contra de la práctica, cuando escribió: «no prescribiré
una droga mortal para complacer a alguien, ni dar consejos que puedan causar su muerte», lo
que indica que pudo haber un cierto debate en la literatura sobre si se pretendía o no incluir la
eutanasia.

El término eutanasia en el sentido anterior de apoyar a alguien mientras moría, fue utilizado por
primera vez por el inglés Francis Bacon (1561-1626). En su trabajo Eutanasia médica eligió
esta antigua palabra griega y, al hacer esto, distinguió entre eutanasia interior o la preparación
del alma para la muerte, y eutanasia exterior que pretendía hacer el fin de la vida más llevadero
e indoloro, y en excepcionales circunstancias acortando la vida. Su cambio de significado a una
muerte fácil pasó a primer plano en el periodo moderno temprano como puede ser visto en la
definición que recoge el Grosses vollständiges Universal-Lexicon aller Wissenschafften und
Künste (en alemán Gran léxico universal completo de todas las ciencias y artes) del
siglo XVIII d. C.

El concepto de eutanasia en el sentido de aliviar el proceso de la muerte se remonta al


historiador médico, Karl Friedrich Heinrich Marx (1796-1877) quien se basó en las ideas
filosóficas de Bacon. Según Marx, un médico tenía el deber moral de aliviar el sufrimiento de la
muerte mediante el aliento, el apoyo y la mitigación mediante el uso de medicamentos. Tal
«alivio de la muerte» reflejó el espíritu de la época de la cual fue contemporáneo, pero Marx lo
colocó en el canon de la responsabilidad médica por primera vez. También hizo hincapié en la
distinción entre el cuidado teológico del alma de los enfermos desde el cuidado físico y el
tratamiento médico por parte de los galenos.

La eutanasia, en su sentido moderno, ha sido fuertemente opuesta a la


tradición judeocristiana. Tomás de Aquino (1225-1274) se opuso, y argumentó que la práctica
de la eutanasia contradecía nuestros instintos humanos naturales de supervivencia, así como
también lo hicieron François Ranchin (1565-1641), médico francés y profesor de medicina y
Michael Boudewijns (1601-1681), médico y profesor. Otras voces abogaron por la eutanasia,
como el poeta inglés John Donne (1572-1631) en 1624, y la eutanasia continuó en práctica. En
1678, la publicación del libro De pulvinari morientibus non subtrahendo (del latín La almohada
de los moribundos no debe ser sustraída) de Caspar Questel, debate sobre el tema. Questel
describió varias costumbres que eran usadas en ese momento para traer la muerte a los
moribundos, incluida el retiro de la almohada que, se creía, aceleraba la muerte; argumentó en
contra de tal práctica, pues hacerlo está «contra las leyes de Dios y de natura». Este punto de
vista fue compartido por otros que les siguieron, incluidos Philipp Jakob Spener, Veit Riedlin
y Johann Georg Krünitz. A pesar de la oposición, la práctica de la eutanasia continuó,
involucrando técnicas como la sangría, la asfixia y sacar a las personas de sus camas para
colocarlas en el suelo frío.

Durante la Ilustración, el suicidio y la eutanasia comenzaron a ser más aceptados.

Aunque para Stolberg no queda claro si Moro tenía la intención de respaldar la práctica. Otras
culturas han adoptado diferentes enfoques: por ejemplo, en Japón el harakiri, o suicidio ritual,
no ha sido considerado tradicionalmente como pecado, ya que se usa en casos de honor y, en
consecuencia, las percepciones de la eutanasia son diferentes a de las de otras partes del
mundo.

DEBATE
A mediados del siglo XIX d. C., surgió el uso de la morfina para tratar «los dolores de la
muerte». En 1848 el cirujano estadounidense John Collins Warren (1778-1856) recomendó su
empleo. En 1866, el médico británico Joseph Bullar (1815-¿?) reveló una utilización similar para
el cloroformo. Sin embargo, ninguno de los dos recomendaba que la ocupación de este
fármaco debería ser para acelerar la muerte. En 1870, el inglés y maestro de escuela Samuel
Williams, inició el debate sobre la eutanasia contemporánea a través de un discurso en
el Birmingham Speculative Club, una sociedad cuyos miembros eran filósofos aficionados que
recopilaba sus trabajos.43 La propuesta de Williams fue usar cloroformo para acelerar
deliberadamente la muerte de pacientes con enfermedades terminales:

Que en todos los casos de enfermedad desesperada y dolorosa, debe ser el deber
reconocido del asistente médico, siempre que así lo desee el paciente, administrar
cloroformo, o cualquier otro anestésico que pueda reemplazar a este, de forma gradual
para destruir la conciencia al primer intento, y disponga al paciente a una muerte rápida e
indolora. Se deben tomar todas las precauciones necesarias para prevenir cualquier posible
abuso de tal deber; lo que implica que debe ser establecido, más allá de la posibilidad de
duda o cuestionamiento, que el remedio fue aplicado por el deseo expreso del paciente.

El ensayo fue revisado favorablemente en el diario The Saturday Review de Londres; pero


apareció una editorial contra el ensayo en la revista semanal británica The Spectator.44 A partir
de ese momento, resultó ser influyente, y otros escritores se manifestaron a favor de tales
puntos de vista: Lionel Tollemache, octavo conde de Dysart (1794-1878) escribió a favor de la
eutanasia, al igual que la británica Annie Besant (1847-1933), la ensayista y reformadora que
más tarde se involucró con la National Secular Society (Sociedad Nacional Laica),
considerando que era un deber con la sociedad que uno debe «morir voluntariamente y sin
dolor» cuando uno llega al punto de convertirse en una «carga». 4445 La revista Popular
Science analizó el tema en mayo de 1873, evaluando ambos lados del argumento. 46 Kemp
señala que, en ese momento, los médicos no participaron en la discusión; era «esencialmente
una empresa filosófica [...] vinculada inextricablemente a una serie de objeciones a la doctrina
cristiana de la santidad de la vida humana».44
Bajo el pontificado del papa Francisco se publicó la Carta "Samaritanus Bonus", en la que se
dan elementos para aclarar el posible equívoco acerca del concepto de "muerte digna".

CLASIFICACIONES DE LA EUTANASIA
Según el accionar médico:
# Activa o positiva: se le considera activa o positiva (acción) cuando existe un despliegue
médico para producir la muerte de una persona como suministrar directamente algún tipo de
fármaco o realizando intervenciones cuyo objetivo es causar la muerte.

# Pasiva o negativa: es pasiva o negativa (omisión) cuando la muerte es producida por la


omisión de tratamientos, medicamentos, terapias o alimentos. En este tipo de eutanasia la
actuación del médico es negativa pues su conducta es de «no hacer». En otras palabras, se
abandona todo tipo de actividad terapéutica para prolongar la vida de una persona que se
encuentre en fase terminal, pues se ha concluido que el tratamiento es inútil para el
mejoramiento del paciente. Suele identificarse con los conceptos de dejar morir y ortotanasia,
así como con el derecho a rechazar un tratamiento médico o retirarse del soporte vital.

# Eutanasia indirecta: es la que se verifica cuando se origina sin la intención de causar la


muerte del paciente. Según la definición de eutanasia la indirecta no lo sería pues uno de los
elementos de esta práctica es la provocación intencional de la muerte. En todo caso, la
indirecta se da como resultado de efectuar procedimientos médicos intensos, con intención
terapéutica, que pueden producir la muerte.

Según la voluntad del paciente:


# Voluntaria: es aquella en la cual es el paciente quien toma la decisión o por terceras
personas obedeciendo los deseos que el paciente ha expresado con anterioridad.

# Involuntaria: sucede cuando un tercero toma la decisión sin obtener el consentimiento del
paciente (pudiendo obtenerse) o de un pariente de este.

# No voluntaria: ocurre cuando un tercero toma la decisión sin el consentimiento del paciente
debido a la imposibilidad de expresarlo.

ARGUMENTOS A FAVOR Y EN CONTRA


Históricamente, el debate sobre la eutanasia ha tendido a centrarse en una serie de
preocupaciones clave. Según el estadounidense oncólogo y bioético Ezekiel Emanuel (1957),
opositor a la eutanasia, los partidarios de esta han presentado cuatro argumentos principales:
# que las personas tienen derecho a la autodeterminación y, por lo tanto, de permitírseles elegir
su destino;
# ayudar a un sujeto a morir podría ser una mejor opción que requerir que continúen sufriendo;
# la distinción entre la eutanasia pasiva, que a menudo está permitida, y la eutanasia activa,
que no es sustantiva, o en la cual el principio subyacente —la doctrina del doble efecto—, es
irrazonable o poco sólida; y
# permitir la eutanasia no conducirá, necesariamente, a consecuencias inaceptables.
Los activistas a favor de la eutanasia suelen indicar que en países como Bélgica, Países Bajos,
y que en estados de Estados Unidos como el de Oregón, donde esta ha sido legalizada no ha
sido problemático. Usan como base los Cuidados Paliativos que generaron controversia sin que
se produjera ningún problema de los planteados por los opositores.
De manera similar, Emanuel argumenta que hay cuatro argumentos principales presentados
por los oponentes de la eutanasia:
# no todas las muertes son dolorosas;
# están disponibles alternativas como la interrupción del tratamiento activo combinadas con el
uso del alivio efectivo del dolor;
# la distinción entre eutanasia activa y pasiva es moralmente significativa; y
# la legalización de la eutanasia colocará a la sociedad en la falacia del efecto dominó, lo que
conducirá a consecuencias inaceptables.
De hecho, en el 2013 en Oregón, el dolor no era una de las cinco razones principales por las
cuales las personas buscaban la eutanasia. Los principales motivos fueron la pérdida de la
dignidad y el temor a ser una carga para los demás.
Varias veces las personas que toman la decisión de que se le practique la eutanasia, debe ser
respetada porque la persona o el que adolece algún mal que no tiene cura ni explicación, sufre.
Es el preciso momento en que uno se da cuenta de que día a día la persona padece más y
tiene que aguantarlo y tratar de convivir con ello porque hay estados que no permiten que se
practique la eutanasia, la han prohibido.
LA VISIÓN DE LA DIGNIDA HUMANA
Un punto que, muy comúnmente, marca la línea divisoria entre los partidarios y los opositores
de la eutanasia es la visión de la dignidad humana, ya que es un argumento invocado tanto
para justificar el mantenimiento de la prohibición de la eutanasia como para despenalizarla. Por
lo tanto, una recomendación de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, adoptada el
21 de mayo de 1999, establece que la dignidad es una noción absoluta:
La dignidad es inherente a la existencia de cada ser humano. Si su posesión se debiera a
peculiaridades, habilidades o cualquier condición, la dignidad no sería ni igual ni
universalmente peculiar para todos los seres humanos. Por lo tanto, el ser humano está
investido de dignidad a lo largo de su vida. El dolor, el sufrimiento o la debilidad no pueden
privarlo de ella.
La recomendación, por lo tanto, exige «consagrar y proteger el derecho de las personas
terminalmente enfermas y moribundas a una gama completa de cuidados paliativos» y
«mantener [la] prohibición absoluta intencional de la vida de los pacientes incurables y
moribundos».
Por el contrario, el filósofo británico Simon Blackburn (1944) considera que es imposible
«fundamentar la prohibición [a la eutanasia] en el respeto a la vida, y aún menos en el respeto
a la dignidad; ya que lo que [la prohibición] en realidad no quiere respeto por la vida sino por el
acto de morir, es decir, tratar como sacrosanto el procedimiento a menudo intolerable, cruel, sin
dignidad alguna y doloroso de nuestra disolución natural».
El impacto de la eutanasia en el tema de la dignidad humana va más allá de la cuestión de una
situación individual al final de la vida. Por lo tanto, el Informe Sicard critica a la eutanasia
porque «internaliza las representaciones sociales negativas de un cierto número de situaciones
de vejez, enfermedad y discapacidad», lo que corre el riesgo de distanciar a la medicina del
«deber universal de la humanidad de la atención y acompañamiento».
Para la Corte Constitucional de Colombia en la Constitución se establece «que el Estado
colombiano está fundado en el respeto a la dignidad de la persona humana; esto significa que,
como valor supremo, la dignidad irradia el conjunto de derechos fundamentales reconocidos,
los cuales encuentran en el libre desarrollo de la personalidad su máxima expresión. El
principio de la dignidad humana atiende necesariamente a la superación de la persona,
respetando en todo momento su autonomía e identidad». Señaló también que tal principio de
dignidad «no sería comprensible si el necesario proceso de socialización del individuo se
entendiera como una forma de masificación y homogenización integral de su conducta,
reductora de toda traza de originalidad y peculiaridad. Si la persona es en sí misma un fin, la
búsqueda y el logro incesantes de su destino conforman su razón de ser y a ellas por fuerza
acompaña, en cada instante, una inextirpable singularidad de la que se nutre el yo social, la
cual expresa un interés y una necesidad radicales del sujeto que no pueden quedar
desprotegidas por el derecho a riesgo de convertirlo en cosa». Con esto es claro para la Corte
que la vida no puede ser vista simplemente como algo sagrado, hasta el punto de desconocer
la situación en la que se encuentra el paciente terminal y su posición personal frente al valor de
la vida. Resume la Corte así: «el derecho a la vida no puede reducirse a la mera subsistencia,
sino que implica el vivir adecuadamente en condiciones de dignidad».

TOMANDO EN CUENTA EL SUFRIMIENTO


De acuerdo con los opositores a la eutanasia, actualmente los dolores son bien tenidos en
cuenta y a menudo son calmados de manera efectiva, especialmente en los servicios de
cuidados paliativos. Lo cual indica un sufrimiento significativo que no es el dolor, por ejemplo:
# la pérdida progresiva de control sobre el propio cuerpo, como en el caso de las enfermedades
neurodegenerativas;

# la sensación de sofocación;

# la deformación del cuerpo y, especialmente, del rostro; y


#la pérdida permanente de la autonomía.
La disminución de casos de eutanasia en los Países Bajos entre 2001 y 2005 parece ser
atribuible, según los autores de un informe basado en estadísticas sobre la eutanasia; a la
mejora de los cuidados paliativos.
Algunos médicos y comentaristas objetan la necesidad de introducir la eutanasia en la ley,
debido al progreso, presente y futuro, de la medicina paliativa en la lucha contra el sufrimiento
en su totalidad. Por lo tanto, el genetista Axel Kahn dice: «solucionaría una ley de eutanasia si
esa fuera la única forma de calmar el sufrimiento». En realidad, actualmente los cuidados
paliativos y las técnicas de sedación alivian el sufrimiento del paciente, sin necesidad de buscar
deliberadamente la muerte.

OPINIÓN MÉDICA
La Asociación Médica Mundial, que aglutina a los colegios médicos de 115 países, reiteró en
una declaración adoptada por su Asamblea General en 2019: La AMM reitera su fuerte
compromiso con los principios de la ética médica y con que se debe mantener el máximo
respeto por la vida humana. Por lo tanto, la AMM se opone firmemente a la eutanasia y al
suicidio con ayuda médica.
Las opiniones de los médicos sobre la legalización de la eutanasia están divididas. Así lo
muestra una encuesta realizada por el Institut national de la santé et de la recherche
médicale INSERM (Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica); efectuada en el 2003
que muestra que 45 % de los médicos de familia franceses, están a favor de una
despenalización de la eutanasia equiparable al porcentaje obtenido en los Países Bajos. Los
autores del estudio informan que «los médicos más involucrados y cómodos con los cuidados
paliativos y con el seguimiento al final de la vida son, a menudo, más hostiles a la legalización
de la eutanasia», en comparación con «aquellos que se sienten incómodos con los pacientes al
final de su vida». El mismo estudio apunta a una tendencia, particularmente entre los médicos
que no han recibido capacitación específica, en técnicas como la reanimación o la sedación,
equiparándolas con la eutanasia. Finalmente, indica una correlación estadística entre la
tendencia a hacer esta asimilación y el hecho de declararse a favor de la eutanasia.
En todos los casos, independientemente de si la eutanasia está despenalizada o no, lo que
está en juego para los médicos y los equipos de atención sigue siendo lo ético: la ley no
prevalece sobre la reflexión ética y personal en la elección de los actos al final de la vida,
inyecciones letales, decisión de detener el tratamiento o sedación terminal. En el caso de
la eutanasia en particular, la cuestión de su legitimidad ética no se confunde con la
cuestión de su legalización o despenalización. En este sentido, la filósofa francesa Marta
Spranzi señala que «permitir explícitamente a que los miembros de la profesión médica
den muerte, aunque solo sea con el laudable propósito de aliviar los sufrimientos de los
pacientes, incluso por parte de los propios médicos, como más problemáticos que la
realidad del gesto en sí, deber cumplido en el silencio de la relación médica» a causa de
posibles consecuencias.
En el Reino Unido, el grupo en pro del suicidio asistido Dignity in Dying cita investigaciones
contradictorias sobre las actitudes de los médicos hacia la muerte asistida; en la encuesta
publicada en el 2009 sobre medicina paliativa la cual arroja que el 64 % de los
encuestados apoya la muerte asistida en los casos en los cuales el paciente tiene una
enfermedad incurable y dolorosa, mientras que el 36 % se opone. En un estudio revelado
en BMC Medical Ethics el 49 % de los médicos encuestados se opone a cambiar la ley
para permitir la muerte asistida y el 39 % está a favor de tal cambio legal.
Una encuesta de 2010 realizada en los Estados Unidos de América entre más de 10
000 médicos, encontró que el 16.3 % de los médicos consideraría suspender la terapia
para mantener la vida si la familia lo exige, incluso en la creencia de ser prematuro.
Aproximadamente 54.5 % no lo haría, y el 29.2 % restante respondió «depende». El
estudio también encontró que el 45.8 % de los médicos estuvieron de acuerdo en que el
suicidio asistido por un médico debería ser permitido en algunos casos, mientras que el
40.7 % no lo estuvo; y el 13.5 % restante sintió que dependía.
Cabe destacar que un prestigioso autor en Deontología médica como Leon Kass ha puesto
de relieve que la posibilidad de que un médico llegara a cometer actos eutanásicos podría
transformar totalmente la relación médico- paciente.

PUNTOS DE VISTA RELIGIOSOS


Los puntos de vista religiosos sobre la eutanasia son variados. Si bien el punto de vista
sobre el tema no necesariamente se entrelaza directamente con la religión, a menudo
afecta la opinión de una persona. Si bien la influencia de la religión en los puntos de vista
de alguien hacia los cuidados paliativos hace una diferencia, a menudo desempeñan una
función más pequeña de lo que podría esperarse. Se realizó un análisis de la conexión
entre la religión de los adultos estadounidenses y su punto de vista sobre la eutanasia para
ver cómo se combinan. Los hallazgos concluyeron que la afiliación religiosa con la que
cada persona se asocia no necesariamente se relaciona con su postura al respecto de la
eutanasia. Las investigaciones muestran que, si bien muchos pertenecen a una religión
específica, es posible que no siempre vean todos los aspectos de la eutanasia como
relevantes para ellos.
Algunos análisis de metadatos han apoyado la hipótesis de que las actitudes de las
enfermeras hacia la eutanasia y el suicidio asistido por médicos están influenciadas por su
religión y su cosmovisión. Atribuir más importancia a la religión también parece hacer que
sea menos probable un acuerdo con la eutanasia y el suicidio asistido por un médico. Un
estudio de opinión pública realizado en 1995 encontró que la tendencia a ver una distinción
entre la eutanasia activa y el suicidio se ve claramente afectada por la afiliación religiosa y
el nivel de educación. En Australia, más médicos sin afiliación religiosa formal simpatizaron
con la eutanasia voluntaria activa, y reconocieron que la habían practicado a diferencia de
los médicos que dijeron tener alguna filiación religiosa. De aquellos que se identifican con
una religión e informan de una afiliación protestante fueron intermedios en sus actitudes y
prácticas entre los grupos agnóstico, ateo y católico. Los católicos registraron actitudes
más opuestas, pero aun así el 18 % de los médicos católicos encuestados registraron que
habían tomado medidas activas para provocar la muerte de aquellos pacientes que lo
solicitaron.
En 2019, representantes del cristianismo, el islam y el judaísmo firmaron una declaración
conjunta en la que rechazaban la eutanasia y el suicidio asistido, recomendando en
cambio unos cuidados paliativos de calidad y accesibles a todos.

También podría gustarte