Está en la página 1de 6

INTERPONE RECURSO DE REPOSICIÓN Y APELACIÓN EN SUBSIDIO

Sr. Juez,
Julio Alberto Díaz, en el carácter que tengo acordado en estos autos
caratulados: “ILLANES, Rosario del Carmen - PAEZ PAZOS, Malvina del
Carmen – DECLARATORIA DE HEREDEROS” (Expte. Nº 3802083) ante V.S.,
respetuosamente comparezco y digo:
Que vengo a interponer formal recurso de Reposición y Apelación en
subsidio en contra del decreto de fecha 15/12/2022 que ordena la publicación de
edictos en el Boletín Oficial y en diario de circulación en la Provincia de La Rioja
(art. 152 del C.P.C. modif. Ley 9.135, art. 2340) convocando a herederos del Sr.
Lidoro Dionisio Páez Pazos y de la Sra. Sonia del Rosario Páez Pazos amén de
Informe del Registro de Juicios Universales de la misma Provincia.

Que fundamentan la procedencia del presente Recurso las siguientes


consideraciones:

Que los fallecimientos de Sonia del Rosario (12/10/1995) y Lídoro Dionisio


15/04/2001) se produjeron hace más de 20 años, es decir, mucho antes del inicio
de la Declaratoria de la Sra. Illanes (23/05/2003).

Que ello no fue obstáculo para que, por intermedio del Auto Interlocutorio
N° 933 de fecha 29/12/2003, se declarara herederos a todos sus hijo/as (sin
distinción de vivos o muertos, sic)

Que si, para ese mismo tribunal (aun cuando se tratase de un magistrado
diferente) no hubo exigencia de prueba de los referidos fallecimientos, no se
comprende por qué razón, veinte años después, cuando los referidos muertos,
seguramente, debían encontrarse más muertos aún, se hubiese demandado de
mi representada la exhibición de prueba fehaciente de la ocurrencia de los
referidos fallecimientos (sin mencionar norma que así lo exija, sino apenas la
necesidad de “ordenar el proceso”, Decreto 31/08/2022). Que probados los
referidos fallecimientos (que, en todo caso, debían haber sido exigidos por ese
tribunal veinte años atrás), se demanda ahora publicación de edictos en La Rioja
(cuando el último domicilio de la Sra. Sonia Páez Pazos es en CABA, según
consta en el informe de la Justicia Electoral), a lo que se adiciona publicación en
diario local, cuando el art. 152, citado en el propio decreto, claramente determina
que ello sólo podrá hacerse “a pedido de parte interesada”. Que a ello debe
adicionarse que, el pedido de informes en el Registro de Juicios Universales en
CABA exige token, certificado digital, etc. y el de La Rioja sólo puede ser
realizado en forma presencial, con lo que se demanda de mi representada que
contrate un abogado con matrícula en cada una de las mencionadas
jurisdicciones lo que representaría el dispendio de cuantiosas sumas de dinero
que no se encuentra en condiciones de solventar y la disponibilidad de un tiempo
de vida suficientemente extenso que tampoco cree disponer. En otras palabras,
para mi representada, sería Dante escribiendo en los pórticos del Infierno:
“Abandonad toda esperanza!”

Que tengo la más absoluta convicción de que V.S. es, esencialmente un


hombre justo. En tal sentido y, apenas a los efectos de contextualizar las
consecuencias de vuestras inagotables exigencias, creo necesario mencionar
las siguientes circunstancias:

Que mi representada tiene 78 años. Que es una anciana que vive en


situación de indigencia en una zona rural del interior de Bolivia. Que ocupa un
derruido galpón que le sirve de vivienda de casera de un inmueble que tiene a
su cuidado cuando los patrones se ausentan.

Que a cada nueva exigencia de V.S. que le hago conocer, esta pobre
mujer no puede contener el llanto porque no cree que le alcance la poca vida
que le resta para atender a la larga lista de demandas que, intuye, V.S. aún tenga
en perspectiva exigir.

Que en cuanto mi representada, anciana indigente, padece las exigencias


del tribunal mientras implora a Dios un tiempo más de vida para poderlas
cumplimentar, el beneficiario del testamento: Daniel Augusto Deymonnaz,
afortunado treintañero, continúa disfrutando de su acomodada vida en Marbella,
donde reside dando clases de tenis y aguardando tranquilamente que el simple
transcurso del tiempo o los maltratos a que la Justicia la someten acaben con la
existencia de quien aparece, de momento, como el único obstáculo al disfrute
integral de la propiedad en cuestión. Todo esto en el silencio malicioso y
cómplice de su representante legal en estos autos que, naturalmente, podría dar
a conocer toda la información que ese tribunal requiriese (ya que Deymonnaz es
hijo de Sonia Gladys Apud y único nieto de Sonia Páez Pazos) o darse por
notificado y exentar, de ese modo, los padecimientos procesales de mi
representada.

Que, ante tales circunstancias, por alguna extraña razón tres obras
literarias rondan mi pensamiento: la primera, es esa crítica feroz a la burocracia
y el sistema jurídico y la falta de humanidad que los procesos judiciales
representan que Franz Kafka legara para la eternidad en inicios del siglo XX. La
segunda, esa majestuosa narración de García Márquez en El coronel no tiene
quien le escriba en donde se describe, de manera insuperable el padecimiento y
las decepciones del anciano veterano de guerra esperando su pensión que
nunca llega. Y la tercera es Antígona de Sófocles en donde la protagonista
reprocha al rey Creonte el desconocimiento de la ley de derecho natural de poder
sepultar a su hermano muerto.

Que cuando V.S. refiere su intención de “ordenar el proceso” en decreto


del 31/08/2022 pensamos que era apenas un eufemismo, una deferencia
lingüística empleada para disfrazar la ciénaga procesal gestada por vuestra
predecesora a la que apuntaba corregir, pero jamás imaginamos que ello no
habría de significar otra cosa que atormentar a mi representada con una
inagotable serie de innecesarias exigencias y, al mismo tiempo, silenciando del
modo más absoluto en relación a los errores procesales y sustanciales de
vuestra antecesora y sin señal alguna de intencionalidad de enmienda para con
los mismos.

No hay crueldad mayor que pueda imaginarse de un tribunal de la


República que tomar de la mano y hacer subir a una anciana de 78 años a una
gigantesca rueda procesal giratoria, como si de un hámster se tratase, y en
donde tres años después, tras arduas batallas, detenerla un instante para poder
simplemente constatar que se encuentra exactamente en el mismo lugar que
tres años atrás.

Que la única manera de salir del fangoso atascadero procesal al que


vuestra antecesora lo ha conducido (un expediente en el que se tolera que un
testador pueda libremente testar sobre bienes propios y ajenos sin cualquier
impedimento; que nada tiene para observar acerca del mismo testamento que
designa como usufructuaria a Stella Damira Páez Pazos, la misma a quien pocas
fojas atrás había reconocido como muerta (sic); donde se dicta auto declarando
herederos a vivos y muertos sin la menor distinción… y mejor me detengo por
aquí para no hacer sonrojar a V.S quien debe estar sintiendo vergüenza ajena
en este momento) es honrando cabalmente su palabra empeñada de “ordenar”
el proceso, para lo cual se deberá realizar lo siguiente:

1°) Reconocer el hecho de que, conforme el informe del Registro de la


Propiedad obrante en autos, que ese propio tribunal había solicitado, la
propiedad objeto del testamento de la Sra. Malvina Páez Pazos, sólo le
pertenecía en un 50%. Ese es el primer paso, no apenas porque obedece a una
evidencia fáctica obrante en autos imposible de soslayar (si se pretende
auténticamente ordenar el proceso) sino, fundamentalmente, porque si la
testadora ya dispuso integralmente del referido inmueble, ya no queda
absolutamente nada en el acervo hereditario de la Sra. Illanes (madre de
Malvina) y carece completamente de sentido determinar si fulano o mengano es
heredero o no, si está muerto o vivo, lugar de fallecimiento, necesidad de
convocar más herederos, la provincia y los medios por los cuales se debe
hacerlo, etc. etc.

2°) Desconstituir la unificación de procesos indebidamente practicada,


que sólo tiene sentido por cuanto se aceptó la inexistencia de cualquier otro bien
perteneciente a la Sra. Illanes más allá de aquél del cual ya dispuso
integralmente Malvina. ¿Qué sustentación jurídica, o de simple lógica racional
puede hacer que el fallecimiento de dos sujetos, con patrimonios diferentes y
herederos diferentes encuentre respaldo para la unificación procedimental de
ambas declaratorias?

3°) Habiendo procedido de esa manera y una vez determinado que


todavía existe un 50% perteneciente a la Sra. Illanes, el señalamiento de quienes
son sus herederos y el acabado cumplimiento de las exigencias procesales para
ello queda absolutamente liberado de toda opacidad.

4°) Reconocer con todas las letras que declarar herederos a dos muertos,
como lo hace el Auto Interlocutorio N° 933 del 29/12/2003 dictado por la jueza
Benítez de Baigorri repugna al principio más básico del consenso universal de
ordenamientos jurídicos del planeta. El civilista más ilustre que ha dado al mundo
nuestra docta Provincia no tendría paz en su descanso eterno si tomase
conocimiento de semejante desatino. En efecto, así señala el referido autor, del
modo más transparente, la significación de la necesidad de existencia de un
sujeto (naturalmente VIVO!) para poder predicar la atribución de cualquier
derecho: “…la personalidad es la condición previa o el presupuesto necesario de
toda adquisición de derechos y deberes.” ORGAZ, Arturo. Personas Individuales,
Editorial Assandri, 1961, p. 10). No otra cosa es lo que señalaba el antiguo art.
30 del CC (aplicable al caso) “Son personas todos los entes susceptibles de
adquirir derechos o contraer obligaciones.” No puedo evitar el sentimiento de una
profunda incomodidad al verme obligado a señalar a ese Tribunal algo tan básico
e intuitivo como es que la personalidad cesa con la muerte (art. 103 del mismo
CC). De los referidos conceptos se deriva, que si al momento de la publicación
del auto no existía sujeto a quien atribuir derechos (condición previa o
presupuesto necesario en palabras del maestro Orgaz) ¡no era posible
declararlos herederos!, simplemente ¡porque estaban muertos!

Si bien, es verdad que desde el momento de la muerte de la Sra. Illanes


los llamados a recibir la herencia revestían la calidad de herederos, al morir éstos
se produce el derecho de transmisión, mediante el cual, los derechos que Sonia
y Lidoro poseían fueron transmitidos a sus herederos (si es que los hubiere).
Como esta circunstancia ya era conocida por el Tribunal al momento de la
publicación del Auto es incorrecto declararlos herederos ya que, esa condición
ya la habían transmitido, habiendo dejado de tener esa calidad, que a partir de
los respectivos fallecimientos ya residía (eventualmente) en sucesores de
aquellos, o caso contrario, habían sido perdidos para siempre (en el caso que
esos herederos no existiesen). Sea como fuere, la convocatoria realizada en la
Declaratoria de la Sra. Illanes estaba dirigida a quienes ya se les había deferido
la herencia (eventuales herederos de Sonia y Lidoro) por el fallecimiento de sus
antecesores por lo que es improcedente una nueva idéntica convocatoria.

Dicho de otro modo, habiéndose publicado edictos convocando a


herederos de la Sra. Illanes (fs. 26/27 y 31) y no habiéndose presentado ningún
descendiente de Sonia o Lidoro esas ramas deben ser excluidas y no, como
hace el tribunal, considerarlos herederos, como si vivos hubiesen estado, para
después… mucho después…¡veinte años después!, comenzar a escarbar la
existencia de posibles herederos de los mismos, imponiéndole las
incomodísimas consecuencias de ese incomprensible desacierto jurídico del
Tribunal a mi representada. En otras palabras, la convocatoria a herederos de la
Sra. Illanes fue hecha, Sonia y Lidoro no se presentaron, naturalmente porque
estaban muertos, pero precisamente la convocatoria incluía a todos los
descendientes con derecho a la sucesión (en cualquier grado) y no hubo
descendientes de Sonia o Lidoro que se presentaran. Fin de la cuestión!.
Quienes estaban vivos eran: Malvina (quien solicitaba la declaratoria), Damira
Stella y Maria Lelia (madre de Fanny mi representada), los descendientes de
Sonia y Lídoro, si los hubiere, conforme a las normas hereditarias vigentes en
nuestro sistema, podían comparecer a aquella convocatoria y no lo hicieron, de
todo lo cual se deduce que la única exigencia cabible en este momento es la
convocatoria a herederos de Damira Stella (muerta más recientemente),
conforme lo establece el decreto de fecha 03/11/2022.

Los días del año, V.S., o las horas del día, no poseen una dimensión
unívoca para todo el mundo. Ellos varían de acuerdo a la etapa de la vida por la
cual se transita y se van empequeñeciendo al igual que las horas de luz de los
días de verano en su tránsito hacia el solsticio invernal. El beneficiario
testamentario tiene toda una vida por delante para aguardar pacientemente, (en
Marbella), todas las marchas y contramarchas que la Justicia resuelva
emprender. Por el contrario, V.S., mi representada, que se encuentra ya en su
camino al solsticio de invierno (en su derruido galpón de una zona rural de
Bolivia), ya carece del tiempo necesario para continuar con su tormento de Sísifo
que ese Tribunal decidió injustamente imponerle.

Que, finalmente, cabe recordar que, en la tragedia de Sófocles, Creonte,


tardíamente, pues Antígona ya está muerta, reconoce haber sido injusto, pero
Creonte era un tirano y V.S., he dicho, sé que es un hombre justo y sabrá
reconocer aún a tiempo el derecho de mi representada.

SERÁ JUSTICIA.

También podría gustarte