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El material impreso en la educación a distancia debe diseñarse para que sea capaz
de sostener un aprendizaje en solitario. Eso implica que debe ser interpelante y tener
un planteamiento dialógico. Eso supone que el estudiante debe sentirse continuamente
aludido, invitado a ir desbrozando los aspectos que se le van presentando para aprender.
En el fondo de este planteamiento subyace una mayor preocupación por el sujeto que
aprende que por el contenido que se presenta.
Coincidirá conmigo, lector, en que el lenguaje que debe utilizarse debe ser claro,
preciso y riguroso. Pero el rigor y la precisión no deberían suponer el olvido de la
persona que va a enfrentarse con ese discurso escrito. Dicho de otro modo,
la estructuración lógica del contenido no debe impedir una cierta estructuración
psicológica, en la que traten de prevenirse ciertas reacciones negativas ante las
cuestiones que se plantean (inseguridades, bloqueos...) y de fomentarse respuestas
positivas (curiosidades, conductas proactivas...). Para ello es preciso que el discurso
adopte un tono coloquial, que no esté reñido con la claridad y el rigor. También es
importante que cada participante sienta que el autor se dirige personalmente a él, como
yo intento hacer con usted, a lo largo de este curso.
(Salgado, M. U. C.) Señala que para comprender los requisitos de un buen material
impreso para educación a distancia es necesario partir del análisis es preciso partir del
análisis del proceso de enseñanza aprendizaje tal y como ocurre en la enseñanza
presencial (La interfaz de usuario es la forma en que los usuarios pueden comunicarse
con un ordenador, y comprende todos los puntos de contacto entre el usuario y el equipo).
Dicho proceso contiene la sensibilización de los alumnos sobre lo que va a ser
enseñado/aprendido, la presentación y organización lógica del contenido, la percepción
inmediata del profesor de cualquier problema que surja y su compensación, la rápida
corrección de los errores, la información al alumno de sus logros y dificultades, y la
propuesta de actividades complementarias o de refuerzo.
Además de que el contenido del material sea adecuado y atrayente en cuanto al fondo y
a la forma, es preciso que tenga un formato atractivo. Esto implica cuidar especialmente
el diseño y la diagramación, la tipografía, las ilustraciones, los gráficos, el uso del color,
los elementos icónicos de enlace, el tipo de papel, la encuadernación, etc. Se trata en
suma de lograr un producto atractivo por dentro y por fuera, que incite a sumergirse en
sus páginas.