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El Collasuyo

A mediados del siglo xv, el reino colla conservaba un extenso territorio con su
capital, Hatun-Colla. El inca Viracocha incursionó en la región, pero quien la
conquistó fue su hijo Pachacútec, noveno inca. Al norte se encontraban los collas y
lupacas; al sur estaba la Confederación Charca takusis, que tenía dos grupos: los
carangas y quillacas en torno al lago Poopó, y los charcas, que ocupaban el norte
de Potosí y parte de Cochabamba. Tanto charcas como collas eran de habla aimara.

La cultura material de los carangas presenta extensas necrópolis o chullpares,


algunas de las cuales conservan todavía restos de pintura en sus muros exteriores.
Una vez que los carangas fueron conquistados por los incas, Huayna Cápac los llevó
a trabajar al valle de Cochabamba como mitimaes. El señorío denominado Charca, al
que estaban adscritos cara-caras, fue conquistado por los incas en tiempo de Túpac
Inca Yupanqui y llevados a la conquista de Quito. Por su parte, el pueblo de los
cara-cara era tan belicoso como el charca y aún más. En su territorio tienen lugar
aun hoy en día luchas denominadas T'inkus.

El inca Lloque Yupanqui inició la conquista del territorio aimara a finales del
siglo xiii, la que fue continuada por sus sucesores hasta que a mediados del siglo
xv fue completada por Pachacútec al derrotar a Chuchi Kápak. De todas formas, se
cree que los incas tuvieron una gran influencia de los aimaras durante algún
tiempo, ya que su arquitectura, por la cual son muy conocidos los incas, fue
claramente modificada sobre el estilo tiahuanacota, y finalmente los aimaras
conservaron un grado de autonomía bajo el imperio Inca.[cita requerida]
Posteriormente, los aimaras del sur del Titicaca se rebelaron y, tras rechazar el
primer ataque de Túpac Yupanqui, este volvió con más tropas y los sometió.21

Su población se estima en 1 a 2 millones de personas durante el Imperio inca, eran


el principal pueblo del Collasuyo, ocupando todo el occidente de Bolivia, norte de
Chile, sur de Perú y el noroeste de Argentina. Tras la conquista española en menos
de un siglo se redujeron a cerca de 200 000 sobrevivientes, o menos. Tras la
independencia su población empezó a recuperarse.22

En la actualidad, la mayor parte de los aimaras viven ahora en la región del lago
Titicaca y están concentrados en el sur del lago. El centro urbano de la región
aimara es El Alto, ciudad de 750 000 habitantes, y también en la La Paz, sede de
gobierno de Bolivia. Además, muchos aimaras viven y trabajan como campesinos en los
alrededores del Altiplano. Se estima en 1 600 000 a los bolivianos aimara-
parlantes. Entre 300 000 y 500 000 peruanos utilizan la lengua en los departamentos
de Puno, Tacna, Moquegua y Arequipa, y en Chile hay 156 000 aimaras
mayoritariamente en las áreas de Arica, Iquique, Antofagasta y Santiago.

Un grupo menor se halla en las provincias argentinas de Salta y Jujuy.23

El aimara utilizó un tipo de proto-khipus, sistema nemotécnico de contabilidad


básica común a varios pueblos precolombinos, como los de Caral-Supe y wari
(anteriores a los aimara), y los incas. No existen evidencias de que hayan tenido
un lenguaje escrito, a pesar de que algunos, como William Burns Glyn, sostienen que
los khipus incaicos pudieron ser una forma de ello.

Demografía

Distribución de aimaras por provincia en Bolivia de acuerdo con el censo de 2001.

Distribución de aimaras por distrito en los departamentos de Puno, Moquegua y Tacna


(Perú) de acuerdo al Censo 2007.

Pueblos indígenas de Chile.


País Población aimara Año del censo Referencia
Bolivia 1 191 352 2012 24
Perú 548 292 2017 25
Chile 156 754 2017 26
Argentina 20 822 2010 27
Aimaras en Argentina
La Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI) 2004-2005, complementaria
del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001 de Argentina, dio como
resultado que se reconocieron y/o descienden en primera generación del pueblo
aimara 4104 personas en Argentina.28

El Censo Nacional de Población de 2010 en Argentina reveló la existencia de 20 822


personas que se autorreconocieron como aimaras en todo el país, 9606 de los cuales
en la ciudad de Buenos Aires, 6152 en la provincia de Buenos Aires, 773 en la de
Jujuy, 358 en la de Neuquén y 326 en la de Tucumán.2930

Existe una única comunidad con personería jurídica reconocida por el Estado
nacional, la Comunidad Aborigen Rodeo San Marcos Luján La Huerta, que es conjunta
entre los pueblos aimara, kolla y omaguaca, y se encuentra en la localidad de Santa
Victoria Oeste en la provincia de Salta.31

Aimaras en Bolivia
La población que se autorreconoció como aimara en el censo boliviano de 2001 fue de
1 277 881 personas. Este número bajó a 1 191 352 en el censo de 2012.32

Aimaras en Perú
El Censo Nacional 2017 reveló que el 2,4 % de la población de 12 y más años de edad
(548 292) se autoidentificó como de origen aimara.25

A los aimaras generalmente se les agrupa en un solo grupo etnolingüístico, pero se


pueden reconocer varios grupos, entre los que destacan los lupacas, urus y pacajes.

Dentro de las etnias aimaras en el Perú, también se incluyen a dos etnias aisladas
geográficamente de las demás etnias aimaras que por tradición habitan los
alrededores de la meseta del Collao. Estas etnias son los jacarus33 y los cauquis,
que habitan las sierras del distrito de Tupe, Provincia de Yauyos, en la región
Lima. Las lenguas de estas etnias fueron estudiadas por primera vez en 1959 por
Martha Hardmann, catalogándolas en la familia aru o aimara.34

Costumbres
Wiphala
Artículo principal: Wiphala

Aimaras enarbolando la wiphala durante una ceremonia cultural.


Su idioma es la lengua aimara, aunque muchos de ellos hablan castellano como
consecuencia de la colonización o conquista española.

Más allá del debate histórico, actualmente las organizaciones aimaras y demás
movimientos sociales suelen usar la wiphala en manifestaciones y reivindicaciones
políticas y en ceremonias religiosas y culturales.

El debate sobre si el uso actual del wiphala se corresponde con la historia o no


sigue abierto.

Uso de la hoja de coca


Algunas personas practican el acullico, práctica consistente en el consumo de la
hoja sagrada de coca (Erythroxylum coca). Por su condición de hoja sagrada durante
la época del imperio incaico, su uso estaba restringido al inca, nobleza y
sacerdotes bajo pena de muerte. Además del uso en masticación, utilizan las hojas
de coca en remedios al igual que en rituales.

Durante este último siglo, estas plantaciones les han traído conflictos con las
autoridades, por prevenir la creación de la droga cocaína. Sin embargo, la coca
tiene gran participación en la religión de los aimaras, al igual que antes con los
incas y últimamente se ha convertido en un símbolo cultural de su identidad. Los
cultos de Amaru, Mallku y Pachamama son las formas más antiguas de celebración que
los aimaras aún realizan.

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