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CAPITAL NATURAL/ECOLÓGICO

Morales, J. (Comp.). (2023)


Docente de la asignatura “Economía y medio ambiente”

1. El concepto de capital

Podría afirmarse que desde la perspectiva económica, el capital, es uno de los


elementos más importantes del proceso de crecimiento económico. Acumular y
acrecentar el capital es tan fundamental, que tanto las empresas como los países
se preocupan anualmente de no consumir todas sus ganancias e ingresos y
ahorrar una parte de ellos, mientras más grande mejor, de forma que se pueda
reponer el desgaste que el acervo de capital experimentó durante el ciclo de
producción, y de ser posible, aumentarlo (Isa, Ortúzar y Quiroga, 2005).

Una primera aproximación hacia el concepto de capital, puede realizarse a partir


de la diferencia entre éste y el consumo. Mediante el consumo se satisfacen
necesidades humanas al mismo tiempo que desaparece la fuente de esta
satisfacción; el capital, en tanto, permite producir riqueza desde ahora y por cierta
cantidad de años, pues por definición tiene la capacidad presente y futura de
generar ingresos y satisfacer necesidades humanas.

La visión de Hicks (1974), citado por Isa, Ortúzar y Quiroga (2005) sobre el capital
establece con simpleza que el capital de una economía es el acervo de bienes
que tienen la capacidad de producir más productos y satisfacción en el futuro.

De acuerdo a Enríquez (2008), capital es cualquier elemento o atributo durable


(tangible o intangible) capaz de generar -solo o en combinación con otras formas
de capital- un flujo de beneficios. En esta definición se distinguen algunos
elementos importantes. Primero, el capital tiene múltiples dimensiones o atributos,
algunos de los cuales son tangibles (cuantificables), mientras que otros son
intangibles (cualitativos). Segundo, son durables, es decir, pueden permanecer a
través del tiempo; su durabilidad, sin embargo, está limitada o sujeta a factores. Y
tercero, las dimensiones o atributos del capital tienen un potencial de generar año
con año, mientras perduren, uno o más bienes o servicios capaces de satisfacer
las necesidades o aspiraciones de los seres humanos.

Conceptualmente es posible cuantificar o cualificar, en un momento dado, las


dimensiones o atributos del capital, determinando con esto lo que se conoce como
stock de capital. El stock de capital de un país está conformado, entonces, por

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todas las existencias (o activos) de capital en un momento en particular.
Tradicionalmente se habían considerado sólo a los activos creados o
manufacturados por el ser humano, sin embargo, de manera reciente se han
incorporado a la contabilidad también los activos ambientales.

El stock de capital de un país está constituido, por citar algunos ejemplos, por las
dimensiones de su red de carreteras, la cantidad y calidad de hospitales y
escuelas, así como las extensiones de sus bosques, costas y demás ecosistemas.
Estos activos tienen el potencial de generar beneficios. En el caso de la red de
carreteras, parte de los beneficios estarían dados por el volumen de personas y
mercancías transportadas por año. En lo referente a los ecosistemas, digamos, los
bosques, generan un flujo de servicios ecológicos como el control de la erosión, la
regulación del clima, el almacenamiento y reciclado de nutrientes, entre otros.

El stock de capital puede crecer o disminuir con el tiempo a través de un proceso


conocido como inversión. La inversión se define como el cambio de capital en el
tiempo.

La inversión es un concepto de flujo y puede tener signo positivo o negativo.


Cuando la inversión es positiva el stock de capital aumenta en al menos alguna de
sus dimensiones o atributos.

La construcción de un puente o un edificio, o en el caso del stock pesquero,


cuando se permite que el stock se recupere después de un periodo de
sobrepesca, son ejemplos de inversión. La inversión con signo negativo
(desinversión) significa que el stock de capital se reduce; esto puede ocurrir
porque el capital se consume o se deprecia.

El ahorro es la parte de la producción de un país en un período determinado que


no es consumida. Desde el punto de vista de la formación y mantenimiento del
stock de capital, el ahorro es una variable de suma importancia, ya que los
recursos disponibles para invertir están dados en gran medida por los ahorros
disponibles -provengan de ahorradores nacionales o extranjeros-.

El concepto de capital se ha ampliado para reconocer que los recursos naturales


son un capital social que interviene de manera decisiva en el concepto de
desarrollo. Tal como se señala en Azqueta y Ferreiro (1994), cualquier recurso
natural (renovable o no renovable) es ante todo un activo para la sociedad y su
valor depende de la forma en que pueda ser utilizado para la producción de bienes
y servicios, y de la importancia que tengan esos bienes y servicios en la provisión
de bienestar. Por esto, frecuentemente se habla de los términos capital artificial
(hecho por el ser humano) y capital natural. Más aún, surge el concepto de
capital humano para expresar la riqueza de un país en función del conocimiento,
aspecto clave en la formulación de estrategias de desarrollo de largo plazo (Izko y
Burneo, 2003).

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Por la capacidad que tienen las funciones ecológicas de los ecosistemas para
generar flujos de beneficios económicos, muchos economistas los consideran
como una forma de capital. Sin embargo, el capital ecológico/natural se distingue
de las formas de capital creadas por el ser humano (edificios, maquinaria,
carreteras, habilidades humanas) por el tipo de mecanismo de acumulación. En el
caso del capital natural el proceso de acumulación está determinado por
proceso naturales, por ejemplo, la tasa de crecimiento de un stock de peces. Por
definición, la acumulación de capital natural está fuera del control directo por parte
de los seres humanos. Como toda forma de capital, la correcta utilización del
capital ecológico requiere de un adecuado balance entre el consumo actual y su
conservación (ahorro) para su uso en el futuro.

Tanto el capital físico como el capital natural y el humano son absolutamente


necesarios para generar la producción de bienes y servicios que
incrementen el bienestar humano. Pero a diferencia del concepto de capital
físico y humano que han sido objeto de debate y controversia teórica a lo largo de
la historia de la ciencia, la discusión sobre la relevancia del capital natural es más
bien reciente y circunscrita fundamentalmente a círculos académicos (Isa, Ortúzar
y Quiroga, 2005).

Los ecosistemas de la Tierra son activos importantes debido a los servicios


ecosistémicos que proveen y a la biodiversidad que albergan (Daily et al., 2000;
citado en Hajek y Martínez de Anguita, 2012). Pero la función del ecosistema
depende de la conservación de sus componentes críticos. Por lo tanto, los
humanos debemos usar y conservar el capital natural con el objetivo de mantener
el flujo de estos servicios.

2. Tipos de capital

Hoy en el mundo se conocen cuatro tipos de capital, el capital natural, el capital


de origen humano, capital humano y capital social (Flores, 2017).

La literatura reciente sobre temas de desarrollo identifica seis categorías


principales de capital: el capital ecológico o capital natural (X N, procesos
ecológicos y de paisaje); el capital humano (X h); el capital institucional (Xi, que
incluye el capital político, social y cultural); el capital científico y tecnológico (X t,
conocimiento); el capital físico (Xk, maquinaria e infraestructura); y el capital
financiero (Xf). Es costumbre agrupar en una sola categoría todas las formas de
capital creadas por el ser humano (manufacturadas), de la siguiente manera:

XM = Xh + Xi + Xt + Xk + Xf

En su conjunto, todas las formas de capital pueden representarse como:

XT = XN + XM

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El capital total (XT) a disposición de una sociedad es determinante de su
capacidad para generar los bienes y servicios necesarios para garantizar un
desarrollo adecuado y, por ende, la calidad de vida de sus integrantes.

Una nación integra su patrimonio con varios tipos


de capital. El más conocido es el capital
económico (lo que normalmente entendemos
como “riqueza”), del cual forma parte la
infraestructura del país (financiera, industrial,
agrícola, de comunicaciones, de generación y
distribución de energía, etc.); existen también el
capital humano en términos de su número,
estado de salud, nivel de educación y
capacitación profesional e integración social; el
capital cognoscitivo representado por las instituciones educativas, y la
capacidad de generar nueva información, de sintetizarla y almacenarla. En las
últimas décadas y como resultado de la influencia tanto de ecólogos como de
economistas de vanguardia como Partha Dasgupta (2009) y varios otros (Jansson
et al., 1994, Daily 1997, Prugh et al., 1999), se ha incorporado el concepto de
capital natural.
2. Capital natural/ecológico

2.1. Generalidades

Es fácil olvidarlo, pero nuestra propia existencia depende de la naturaleza. Ella


crea los fundamentos de nuestra sociedad, los suelos sanos que nos procuran
alimentos, las materias primas que necesitamos para nuestros edificios y vestidos,
el agua que bebemos y el aire que respiramos. Todo eso es lo que entendemos
por capital natural (http://ec.europa.eu/environment/basics/natural-capital/index_es.htm).

Disponemos gratuitamente de una serie de servicios ambientales tales como


la regulación del clima, el procesado de contaminantes, la depuración de las
aguas, la actuación de los bosques como sumideros de carbono, la prevención
contra la erosión y las inundaciones, etc. Sin pasar por ningún tipo de mercado, lo
cual repercute en el bienestar humano, tanto si se mantienen intactos
(conservados), como si son objeto de explotación. A esto se le denomina capital
natural (https://www.concienciaeco.com/2014/11/26/que-es-el-capital-natural/ ).

El capital natural incluye los bienes naturales de la Tierra (suelo, aire, agua, flora y
fauna) y los servicios de los ecosistemas derivados, que hacen posible la vida
humana. Incluye todos los ecosistemas perdurables, así como, los paisajes
culturales de los cuales obtenemos servicios y productos (bienes) que permiten
nuestro sustento y bienestar sin costos directos de producción. Es importante
precisar que la totalidad de las reservas de capital natural cultivado y capital de
manufactura humana se derivan de las otras formas de capital (natural renovable,
no renovable y recuperable).

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El capital natural es parte de los "bienes comunes globales" y se trata en gran
parte como un “bien gratuito”. Es algo finito, sobre todo teniendo en cuenta el
número de habitantes que hay en la Tierra. Irá mermando de manera acelerada en
los próximos años, y ya lo está haciendo en la actualidad. Su consumo masivo
debido a la superpoblación, es su más grave problema, además de la falta de
conservación y la degradación correspondiente. La Ecología y la Economía
tienen su nexo de unión en el capital natural. Se pueden distinguir cuatro tipos
de capital natural: a) renovable (especies vivas, ecosistemas); b) no renovable
(petróleo, carbón, diamantes); c) recuperable (atmósfera, agua potable, suelos
fértiles); y d) cultivado (áreas y sistemas de producción agropecuaria y
silvoculturales) (https://www.concienciaeco.com/2014/11/26/que-es-el-capital-natural/ ).

Los bienes y servicios provenientes del capital natural tienen un valor de miles de
millones de dólares americanos cada año y proporcionan alimentos, fibras, agua,
salud, energía, seguridad climática y otros servicios esenciales para todos.
Ninguno de estos servicios, ni el stock de capital natural que los produce, son
adecuadamente valuados en comparación con el capital social y financiero.
Aunque sean fundamentales para nuestro bienestar, su uso diario pasa casi
inadvertido en nuestro sistema económico. Utilizar el capital natural de esta
manera no es sustentable. El sector privado, gobiernos, y todos nosotros,
debemos día con día comprender y darnos cuenta del uso del capital natural,
reconociendo el verdadero costo del crecimiento económico y del bienestar
humano de hoy y mañana.

El capital natural lo componen todos los activos naturales originados por la


naturaleza misma, y que son patrimonio de la sociedad como un todo. Por lo
general son difíciles de valorar en términos económicos, pero su uso adecuado
tiene la capacidad de potenciar el crecimiento económico del país. Entre ellos
destacan el suelo, el subsuelo, el agua, el bosque, el aire, la biodiversidad, los
recursos pesqueros y el paisaje. Hasta hace poco tiempo, el manejo de la mayoría
de estos recursos no implicaba un intercambio monetario y se consideraban
bienes libres. Este concepto ha venido evolucionando hacia el reconocimiento de
su valor económico, principalmente por medio de la creación de mercados de
servicios ambientales.

Todos los sectores económicos se encuentran de una manera u otra vinculados al


capital natural. Hay sectores que tienen una mayor dependencia, como los
sectores agroalimentario o textil. Otros presentan mayores impactos, como la
construcción (http://www.ecoacsa.com/capital-natural.html).

El capital natural, como los recursos madereros, los humedales o la


biodiversidad y su contribución en la producción de materias primas, de
mitigación del cambio climático, o en el mantenimiento de las condiciones de vida
de todos los seres vivos del planeta, se ignora por completo.

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Al no tener en cuenta el ambiente en la economía, se contribuye a su destrucción.
Un país que logra muchos ingresos, a costa de dañar su ambiente o el de otros
países, puede lograr un PIB muy alto, pero pone en riesgo su futuro económico y
el bienestar de sus ciudadanos/as. Cuando un país sobreexplota sus minerales,
sus recursos pesqueros o hídricos, en realidad agota su riqueza
(http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/naturaleza/2014/03/27/219617.php ).

Los países ricos en capital natural suelen estar en vías de desarrollo y no


contemplan sistemas sostenibles de gestión de sus recursos naturales. El cuidado
de la biodiversidad u otros servicios ambientales no solo favorecerá a dichos
países, sino a todos los demás, y no solo en el presente, sino también en su
devenir futuro.

Tradicionalmente el producto interno bruto (PIB) se calcula sobre la base de los


flujos económicos de un país, y solo refleja un punto fijo de una tendencia de largo
plazo; es por lo tanto incapaz de describir el futuro del bienestar de un país. De
esta manera el PIB no toma en cuenta el enorme valor que representa la
naturaleza, un valor del que depende nuestra vida. Quienes viven y dependen más
cercanamente de estos bienes son quienes primero resienten los efectos de esas
pérdidas, las cuales acaban por afectar a todos los miembros de una nación e
incluso del planeta Tierra.

En el contexto de considerar los ecosistemas como parte del capital natural,


estudios hechos por varios economistas, con una visión que incluye el valor del
capital natural, demuestran que la mayoría de los países presentan un crecimiento
económico negativo cuando se incluye la pérdida del capital natural como costo de
la actividad económica nacional. Sin duda este costo tiene un efecto inmediato o
de corto plazo sobre los sectores menos privilegiados de la sociedad y, finalmente,
en el largo plazo, para el país mismo.

La naturaleza proporciona las condiciones para una existencia saludable, segura y


plena. Entre los muchos beneficios que las personas reciben de la naturaleza se
incluyen el agua, los alimentos, la protección contra inundaciones y la conexión
espiritual. Es difícil pensar en una decisión sobre desarrollo o inversiones que de
alguna manera no dependa y afecte la naturaleza.

La creciente demanda de servicios ecosistémicos, unida a la decreciente oferta,


llevará a una mayor vulnerabilidad y conflictividad en torno a quién se queda con
los beneficios y quién paga los costos de la perturbación de los ecosistemas en un
mundo que ya es altamente desigual. Ochenta por ciento del PIB del mundo
pertenece a mil millones de personas que viven en el mundo desarrollado; cinco
mil millones de personas en los países en desarrollo comparten el 20 por ciento
restante (ONU, 2005).

El ser humano ya sea de un modo consciente o inconsistente ha tenido una


relación simbiótica y de dependencia con el ambiente, ya que la vida no existe sin
los recursos naturales que han sido necesarios para su subsistencia; haciendo
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que con el tiempo este haya alterado su hábitat, provocando un impacto en el
ambiente. Las acciones humanas por la consecución de diversos fines son las que
han provocado efectos colaterales en el ambiente, pueden ser; positivos o
negativos, temporales o permanentes, reversibles o irreversibles, directos o
indirectos, continuos o periódicos, desafortunadamente la mayoría de nuestras
acciones han provocado un impacto; negativo, directo, permanente, irreversible y
continuo en el capital natural (Villavicencio, 2011).

No debemos olvidar que el capital natural es el primer capital, y que el capital


económico depende completamente de este
(http://www.elmostrador.cl/mercados/2016/07/29/el-capital-natural-fundamental-para-la-economia-
esencial-para-la-vida/).

2.2. Antecedentes

El economista egipcio Salah El Serafy (1970) inició un importante trabajo para


poner en evidencia la pérdida de capital natural no renovable (petróleo), abriendo
un espacio de reflexión donde varios economistas posteriormente adelantarían
metodologías y procedimientos para calcular un producto sectorial (forestal,
minero, pesquero, etc) o nacional ajustado de acuerdo a la pérdida (o incremento)
del capital natural. Así, descontando del PIB alguna forma de medida de la
descapitalización ambiental (en unidades monetarias) se podría obtener una
primera aproximación al “PIB Verde”. Este es precisamente el origen conceptual
del actual sistema de contabilidad ambiental y económica integrada (SCAEI) y
del enfoque de las cuentas satélites del ambiente (Isa, Ortúzar y Quiroga, 2005).

Otra de las alertas sobre los problemas que presenta el capital natural y su
importancia en la economía fue entregada por Schumacher, que en su libro señala
que la economía y por tanto la satisfacción de las necesidades humanas,
dependen del ambiente.

"Los combustibles fósiles son una parte del capital natural, aunque nosotros
insistamos en tratarlos como si fueran de consumo corrientes, como si fueran una
renta y nunca como si fueran la parte más importante de ese capital natural. [...] si
despilfarramos el capital representado por la vida natural que nos rodea,
amenazamos la vida misma" (Schumacher, 1973).

Aunque la preocupación en los años previos a los choques petroleros se enfocaba


en la parte del capital natural compuesta por los recursos naturales no renovables,
como el petróleo, la idea temprana de Schumacher nos alerta con respecto al
mismo peligro de destruir el capital natural de manera similar a lo que sucede con
el capital artificial.

Más allá del acuerdo sobre el papel fundamental que juega el capital natural, la
discusión se ha centrado en las relaciones que se generan entre los distintos tipos
de capital. Por eso, más que centrarse en el análisis de los problemas de
sobreexplotación de recursos naturales o de contaminación como subproductos de
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la ecuación productiva, se discute sobre la necesidad de analizar de manera
sistémica las relaciones entre los sistemas ecológicos y los subsistemas
económicos.

El capital natural comprende los servicios ambientales, que por lo general se


asumen como garantizados. Estos servicios o funciones son constantemente
producidos por los ecosistemas e incluyen a los importantes ciclos bióticos y de
materiales, las funciones de absorción y dilución de contaminantes, así como un
flujo constante de energía que recibe nuestro planeta.

2.3. Formas en que el capital natural afecta la riqueza de un país

Chávez (1999), manifiesta que el capital natural (petróleo, carbón, gas natural,
madera, recursos hídricos y otros) que utiliza el sistema económico para la
producción de bienes y servicios afectan la riqueza de una nación de dos
formas:

 Utilizando un recurso natural en forma permanente o temporal, se reduce su


cantidad, esta reducción en los activos naturales se conoce como agotamiento.

 Cuando la utilización de un recurso natural reduce su calidad, la reducción


cualitativa en el activo natural se denomina degradación.

2.4. Conceptualización

El término capital natural comenzó a difundirse desde la economía ambiental con


la publicación del texto de Pearce y Turner (1990).

El concepto de capital natural tiene un antecedente claro en el factor de


producción
“tierra” considerado por la economía clásica. Asimismo, podemos encontrar
alusiones metafóricas al concepto de capital natural desde hace más de un siglo.
Walras habló ya en el siglo XIX de las tierras como “capitales naturales y no
artificiales o producidos” (Walras, 1874). La moderna noción de capital natural se
intuye también en la obra de Vogt (1948), quien señaló que al consumir nuestro
verdadero capital, el de los recursos naturales, reducimos la posibilidad de que
algún día consigamos pagar la deuda que hemos contraído con la naturaleza. La
mención explícita aparece 25 años después en la obra de Schumacher (1973),
que utilizó dicho concepto en referencia a los combustibles fósiles. Sin embargo, la
noción de capital natural no quedaría formalizada hasta principios de los años 90,
gracias a trabajos desarrollados en los campos de la economía ambiental y la
economía ecológica (Pearce y Turner, 1990; Costanza y Daly, 1992).

Como establecen Wackernagel y Rees (1997), el capital natural se refiere a un


acervo de activos naturales que son capaces de producir un flujo
sustentable. Por ejemplo, un bosque o una pesquería son capaces de producir

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una cosecha perpetua, año a año. El bosque y la biomasa pesquera son capital
natural; la cosecha sustentable es el ingreso natural. Esos autores sostienen que
más allá de constituir un inventario de recursos, el capital natural incluye todos los
otros componentes de la ecósfera, y las relaciones estructurales que se verifican
entre éstos, pues su integridad organizacional es esencial para la autoproducción
del propio sistema. De hecho, es esta altamente evolucionada integración
estructural y funcional, lo que hace de la ecósfera el ambiente vivible para los
organismos (Rees, 1992, citado por Wackernagel y Rees, 1997). Los ciclos
geoclimáticos, hidrológicos y ecológicos no solamente transportan y distribuyen
nutrientes y energía, sino que también son parte de los mecanismos de
autorregulación homeostática que estabilizan las condiciones en la Tierra para
todas las formas de vida contemporáneas, incluida la humana.

Pese a que existen aproximaciones diferentes al concepto de capital natural, se


puede afirmar que el capital natural comprende los recursos naturales renovables
o no renovables y los servicios ecosistémicos que incluyen todas las dinámicas y
equilibrios naturales que permiten la renovación de los ecosistemas. Constanza y
Daly (1992), define capital natural como todos los stocks de la naturaleza que
producen un flujo sostenible de valiosos bienes y servicios útiles o renta natural a
lo largo del tiempo (http://webcache.googleusercontent.com/search?
q=cache:ikUGi1kyVl4J:transparencia.bcn.cl/obtienearchivo%3Fid%3Drepositorio/
10221/14436/1/94951_No41-12-Capital-Natural.doc+&cd=24&hl=es&ct=clnk&client=firefox-b ).
Esta definición se queda un poco corta, porque no incluye todos los procesos e
interacciones propios de los ecosistemas (https://www.concienciaeco.com/2014/11/26/que-
es-el-capital-natural/).

La definición de capital natural de Costanza y Daly (1992) ha persistido hasta la


actualidad en la literatura con pequeñas variaciones o matices. No obstante,
desde una perspectiva ecológica, el capital natural no puede ser concebido
como un simple stock o agregación de elementos, que componen la estructura de
los ecosistemas, sino también desde el entendimiento de los procesos e
interacciones entre los mismos (funcionamiento del ecosistema), que determinan
su integridad y resiliencia ecológica. Al igual que los ecosistemas pueden ser
analizados desde una perspectiva económico ecológica como capital natural, los
productos de su estructura y funcionamiento con incidencia potencial o real en el
bienestar humano pueden ser conceptualizados respectivamente como funciones
y servicios de los ecosistemas (Gómez y Baggethun y de Groot, 2007).

El concepto de capital natural no puede ser solamente visto desde el punto de


vista de la ecología y la economía, sino que también debe ser comprendido en
términos sociales y culturales (TEEB-The Economy of Ecosystem and Biodiversity-
La Economía de los Ecosistemas y la Diversidad Biológica, 2007).

A continuación se destacan definiciones del término “capital natural”:

 Está constituido por todos los bienes naturales (suelo, ríos, bosques, fauna,
glaciares, etc) y los flujos de materia y energía que ocurren entre estos bienes.

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Podríamos decir que la capacidad productiva del capital natural se refleja en los
beneficios que este entrega, tales como alimento, medicina, fibra, madera,
combustibles, pureza del agua, fertilidad del suelo, polinización, etc. Cuando el
capital natural disminuye, todos estos beneficios, llamados también servicios
ecosistémicos se degradan y se afecta fuertemente nuestro entorno y economía
(http://www.elmostrador.cl/mercados/2016/07/29/el-capital-natural-fundamental-para-la-
economia-esencial-para-la-vida/).

 Componentes del ecosistema (estructura del ecosistema) y los procesos e


interacciones entre los mismos (funcionamiento de los ecosistemas) que
determina su integridad y resiliencia ecológica, generando un flujo constante en
el tiempo de bienes y servicios útiles para la humanidad, que pueden ser
valorados en términos económicos, sociales y ambientales, buscando la
sustentabilidad de los recursos naturales
(https://sites.google.com/site/capitalnaturalcolombia/-que-es-capital-natural).

 Extensión de la noción económica de capital (medios de producción


manufacturados) a bienes y servicios ambientales. Hace referencia a una
reserva (por ejemplo, un bosque) que produce un flujo de bienes (por ejemplo,
nuevos árboles) y de servicios (por ejemplo, captura de carbono, control de la
erosión, hábitat) (http://www.greenfacts.org/es/glosario/abc/capital-natural.htm ).

 Activo natural que implica que es útil en la creación de riqueza, ya sea en


términos de bienestar o en términos monetarios
(http://www.greenfacts.org/es/glosario/abc/capital-natural.htm ).

 Stock de capital natural del ecosistema que produce un flujo de bienes y


servicios renovables
(http://www.naturalcapitaldeclaration.org/wp-content/uploads/2012/04/
natural_capital_declaration_es.pdf)).

 Stocks mundiales de activos que incluyen geología, suelos, aire, agua y todos
los seres vivos (http://www.thebiodiversityconsultancy.com/es/approaches/natural-capital/ ).

 Reservas de activos naturales renovables y no renovables originados por la


naturaleza que generan beneficios y servicios a la sociedad
(http://www.ecoacsa.com/capital-natural.html).

 Masa de recursos naturales -tierra, agua y minerales- utilizados en la


producción. Puede ser renovable o no renovable (Banco Mundial, s.f.).

 Todos los stocks de la naturaleza que producen un flujo sostenible de valiosos


bienes y servicios útiles o renta natural a lo largo del tiempo. Por ejemplo, una
reserva o población de árboles proveen un flujo o una producción anual de
nuevos árboles, junto con extraer el dióxido de carbono de la atmósfera y
producir oxígeno. La reserva que produce el flujo sostenible es el capital natural

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(Constanza y Daly. 1992; citado por Biblioteca del Congreso Nacional de Chile,
2012).

Dicha definición, ha persistido hasta la actualidad en la literatura con pequeñas


variaciones o matices. En esta definición se comprende el capital natural, más
bien, como el valor de los ecosistemas que permiten la generación de recursos
naturales renovables por una reserva natural, a diferencia de la definición del
Banco Mundial, que se enfoca más bien a los recursos naturales en general,
incluyendo recursos renovables (agua, pesca, bosques, etc.) y no renovables
(minerales, combustibles fósiles, etc). Estos servicios de los que hablan
Constanza y Daly, fueron definidos por Daily en 1997 como servicios
ecosistémicos, que son todas aquellas condiciones y procesos mediante los
cuales los ecosistemas naturales y las especies que los conforman, sostienen y
satisfacen las necesidades y el bienestar humano.

 Riqueza ecológica de un país (Fortson, 2003).

 Conjunto de dinámicas valiosas que la naturaleza provee a los seres humanos,


que incluye la formación y regeneración de los recursos naturales y de donde
fluye constantemente una serie de servicios ambientales (Isa, Ortúzar y
Quiroga, 2005).

 En términos económicos, el capital natural representa las reservas, ganancias


e intereses generados a partir de los bienes naturales, es decir los flujos de
bienes y servicios de los cuales dependen las sociedades y economías para su
supervivencia (Aronson, Renison, Rangel, Levy Tacher, Ovalle y Del Pozo,
2007).

 El capital natural incluye todos los ecosistemas perdurables, así como, los
paisajes culturales de los cuales obtenemos servicios y productos (bienes) que
permiten nuestro sustento y bienestar sin costos directos de producción. Es
importante precisar que la totalidad de las reservas de capital natural cultivado y
capital de manufactura humana se derivan de las otras formas de capital
(natural renovable, no renovable y recuperable) (Aronson, Renison, Rangel,
Levy Tacher, Ovalle y Del Pozo, 2007).

 Ecosistemas funcionales capaces de generar una renta en forma de servicios


(González, Montes, Santos y Monedero, 2008).

 Conjunto de ecosistemas, tanto los naturales como los manejados por la


humanidad, que generan bienes y servicios y son perpetuables ya sea por sí
mismos o por el manejo humano. Algunos autores incluyen en este último tipo
de capital otros bienes naturales como los hidrocarburos y los minerales
(Sarukhán, Koleff, Carabias, Soberón, Dirzo, Llorente Bousquets, et al., 2009).

 Capital no creado por el ser humano y formado por el conjunto de activos o


recursos comunes ambientales que proveen un flujo vital de bienes y servicios
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de los recursos naturales renovables y no renovables, comerciables y no
comerciables. Estos recursos comunes ambientales poseen un valor intrínseco
que deriva de su funcionalidad más que de su caracterización como bienes
transables. Sin embargo, en función de su creciente escasez tienden a
incorporarse o internalizarse en los circuitos económicos convencionales
(Sánchez y Gándara, 2011).

 Conjunto de ecosistemas que posee un país y los organismos que éstos


contienen (plantas, animales, hongos y microorganismos), que por medio de
sus procesos naturales en el ecosistema generan bienes y servicios
ambientales indispensables para la sobrevivencia y el bienestar social, así
como para el mantenimiento de la vida como la conocemos. Ese capital natural
es no solo comparable a los capitales “clásicos” (financiero, de infraestructura,
etc) de un país, sino que constituye el entramado necesario para mantener la
actividad productiva generada por los otros capitales (Sarukhán, Carabias,
Koleff y Urquiza Haas, 2012).

 Stock de ecosistemas que permiten la provisión de bienes y servicios


ecosistémicos. Esta definición de capital natural es una extensión de la noción
económica de capital -los medios de producción o patrimonio capaz de producir
una renta- y por lo tanto una perspectiva económica de la estructura y funciones
de los ecosistemas (Hajek y Martínez de Anguita, 2012).

 Comprende los recursos naturales, renovables o no renovables y los servicios


ecosistémicos que incluyen todas las dinámicas y equilibrios naturales que
permiten la renovación de los ecosistemas y la renovación de estos recursos
(Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, 2012).

 Se compone por todos los elementos como agua, aire, suelo, recursos
ambientales y biodiversidad (Sarmiento, 2003; citado en Flores, 2017).

2.5. Importancia

Entre los aspectos que destacan la importancia del capital natural, figuran los
siguientes:

 Las sociedades y economías dependen de él para su supervivencia.

 Es utilizado en la producción.

 Proporciona alimentos, medicinas, fibras, maderas, combustibles, pureza del


agua, fertilidad del suelo, polinización, salud, energía, seguridad climática y
otros servicios esenciales que permiten el sustento y bienestar humano sin
costos directos de producción.

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 Genera un flujo constante en el tiempo de bienes y servicios útiles para la
humanidad, que pueden ser valorados en términos económicos, sociales y
ambientales, buscando la sustentabilidad de los recursos naturales.

 Provee un flujo vital y sostenible de valiosos bienes y servicios útiles o renta


natural de los recursos naturales renovables y no renovable, comerciable y no
comerciable a lo largo del tiempo.

 Útil en la creación de riqueza, ya sea en términos de bienestar o en términos


monetarios.

 Constituye ecosistemas funcionales capaces de generar una renta en forma de


bienes y servicios.

 Genera bienes y servicios ambientales indispensables para la sobrevivencia y el


bienestar social.

 Constituye el entramado necesario para mantener la actividad productiva


generada por de los otros tipos de capital (financiero, humano, social,
manufacturado).

 Su valoración económica permite contribuir a la preservación de los recursos


naturales y de los servicios que proporciona para alcanzar un modelo de
precios reales y costos reales que identifiquen las externalidades ambientales.

 Provee las condiciones que hacen posible la vida, y es la base de la producción.

 Todos los sectores de la economía se encuentran de una manera u otra


vinculados al capital natural.

 Contribuye en la producción de materias primas, de mitigación del cambio


climático y en el mantenimiento de las condiciones de vida de todos los seres
vivos del planeta Tierra.

 Su incorporación en los análisis económicos puede ayudar a lograr un planeta


más justo.

 Tiene capacidad para generar bienes y servicios, lo cual constituye el puente


entre el sistema natural y el sistema socioeconómico.

 Su uso y aprovechamiento racional y sostenible permite a las sociedades


humanas vivir y disfrutar de las rentas generadas en forma de bienes y
servicios.

 Constituye la base del proceso de desarrollo y su preservación debe ser


considerada como condición fundamental para la sostenibilidad.

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 Adecuadamente gestionado genera una serie de bienes y servicios esenciales
para el bienestar y el desarrollo de las sociedades humanas.

 Está compuesto por todos los activos naturales originados por la naturaleza y
es patrimonio de la sociedad como un todo.

 Constituye una precondición o base del desarrollo económico.

 Es una medida del bienestar social y de la riqueza de las naciones que


comprende el “estado de salud” de los ecosistemas, y es el mejor indicador de
la riqueza nacional que el parámetro económico clásico del producto interno
bruto (PIB).

 Su valoración por parte de toda la sociedad es central para evitar la pérdida de


diversidad genética y de especies y poblaciones, la degradación de los
ecosistemas y el agotamiento de servicios ambientales.

 Es un patrimonio que se debe conocer cabalmente para valorarlo, utilizarlo y


conservarlo adecuadamente para beneficio de todos los habitantes del presente
y del futuro que habitamos y habitaran en el planeta Tierra.

 Su concepto está jugando un papel fundamental en la articulación de una nueva


forma de entender la economía.

 Es un concepto clave para poner de relieve el papel que juegan los ecosistemas
en el sustento de las economías, permitiendo su articulación en el lenguaje
económico.

 Las personas necesitan usarlo para su bienestar (MA, 2005; citado en Hajek y
Martínez de Anguita, 2012).

 Los ecosistemas necesitan del capital natural para permanecer saludables (MA,
2005; citado en Hajek y Martínez de Anguita, 2012).

 Es el factor de producción básico o primario (Cleveland, 1991), citado por


Enríquez, 2008).

 Proporciona un flujo de beneficios a la humanidad (Coalición Capital Natural).

 Provee las condiciones que hacen posible la vida, y es la base de la producción


(Sarukhán, Carabias, Koleff, y Urquiza-Haas, 2012).

 Los seres humanos obtienen de él un rango de servicios, llamados servicios


ecosistémicos, que hacen la vida humana posible
(http://www.thebiodiversityconsultancy.com/es/approaches/natural-capital/).

14
 Es una extensión de la noción económica de capital de bienes y servicios
provenientes del medio natural
(http://www.thebiodiversityconsultancy.com/es/approaches/natural-capital/).

 Es parte de los "bienes comunes globales" y se trata en gran parte como un


“bien gratuito” (http://www.elmostrador.cl/mercados/2016/07/29/el-capital-natural-
fundamental-para-la-economia-esencial-para-la-vida/).

 Todos los sectores económicos se encuentran de una manera u otra vinculados


a él (http://www.elmostrador.cl/mercados/2016/07/29/el-capital-natural-fundamental-para-la-
economia-esencial-para-la-vida/).

 Es el primer capital, y el capital económico depende completamente de él


(http://www.elmostrador.cl/mercados/2016/07/29/el-capital-natural-fundamental-para-la-
economia-esencial-para-la-vida/).

2.6. Tipos

Según Aronson, Renison, Rangel-Ch, Levy-Tacher, Ovalle y Del Pozo (2007), hay
cuatro tipos de capital natural:

 Renovable: especies vivas, ecosistemas.


 No renovable: petróleo, carbón, diamantes.
 Recuperable: atmósfera, agua potable, suelos fértiles.
 Cultivado: áreas y sistemas de producción agropecuaria y silvoculturales.

Sánchez y Gándara (2011), definen dos tipos de capital natural:

 Capital natural no renovable: Formado por los recursos energéticos que no se


reproducen ni se renuevan, por ejemplo, los minerales y el petróleo.

 Capital natural renovable: Recursos naturales que se renuevan en tiempo


económico con capacidad de reproducción. Por ejemplo, los recursos
forestales, pesqueros y algunas formas de energía.

2.7. Componentes

Generalmente se considera que el capital natural comprende tres categorías


principales: stock de recursos naturales, tierra y ecosistemas. Estos elementos
son considerados esenciales en el desarrollo sostenible de largo plazo, por su
entrega de funciones a la economía, así como también a la humanidad fuera
de la economía y a otros seres vivientes.

Según Berkes y Folke (2007); el capital natural consta de tres componentes


principales:

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 Recursos no renovables: tales como petróleo o minerales que son extraídos
de los ecosistemas.

 Recursos renovables: como peces, madera y agua para consumo humano


que son producidos y mantenidos por los procesos y funciones de los
ecosistemas.

 Servicios ambientales: tales como la conservación de la calidad de la


atmósfera, el clima, la operación del ciclo hidrológico, que incluye el control de
inundaciones y el suministro de agua potable, asimilación. de residuos,
reciclamiento de nutrientes, generación de suelos, polinización de siembras,
provisión de productos marinos y el mantenimiento de una vasta biblioteca
genética. Estos servicios cruciales son generados y sustentados por el trabajo
de los ecosistemas (Odum, 1975; Folke, 1991). Sólo a través del
mantenimiento de un ecosistema integrado y funcional puede asegurarse cada
bien y servicio: éstos no deben ser manejados uno por uno, como bienes
independientes.

2.8. Funciones que desempeña

Ekins et al., (2003), citado por la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile (2012);
establecen cuatro funciones principales que desempeña el capital natural:

 Provisión de recursos para la producción: las materias primas que se


convierten en alimentos, combustibles, metales, etc.

 Absorción de los residuos de la producción: procesos de la producción y


disposición de los bienes de consumo.

 Soporte de las funciones para la vida: regular y producir el clima, variabilidad


ecosistémica, protección contra rayos UV, etc.

 Servicios de esparcimiento: contribuir al bienestar humano (belleza escénica


de áreas naturales).

Isa, Ortúzar y Quiroga (2005), el capital natural desempeña las siguientes


funciones:

 Función de recursos

Cubren los recursos naturales llevados a la economía para convertirlos en bienes


y servicios para el beneficio de la humanidad. Ejemplos son los depósitos
minerales, bosques naturales y plantaciones y la pesca en mares profundos.

 Función de sumidero

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Absorben los productos no deseados por la producción y el consumo; agotamiento
de los gases provenientes de la combustión o procesos químicos, el agua utilizada
para limpiar productos o personas, los paquetes y productos desechados, etc.
Estos residuos son ventilados al aire, agua (incluida agua marina) o enterrados en
la tierra.

 Función de servicios

Proveen el hábitat de todos los seres vivientes de la tierra, incluidos los humanos.
Algunos aspectos del hábitat son esenciales, tales como el aire para respirar y el
agua para beber. Estas son conocidas como funciones de sobrevivencia. Si la
calidad o cantidad de estas funciones disminuye, la biodiversidad se encuentra
amenazada, incluso la especie humana. No todas las funciones de servicios son
esenciales en el mismo grado, pero mejoran la calidad de vida como por ejemplo,
proveer un paisaje agradable para el tiempo de ocio. Estas funciones se conocen
con el nombre de funciones de amenidad y conciernen exclusivamente a los
seres humanos o al menos, son sólo medibles en términos humanos.

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LISTA DE REFERENCIAS

Aronson, J., Renison, D., Rangel, J. O., Levy Tacher, S., Ovalle, C., y Del Pozo, A.
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